"En sus caras veo el temor, ya no hay fábulas en la ciudad de la furia".

Se decía aquel hombre misterioso que observaba a sus prospectos de víctimas en las sombras.

Todas bajitas, todas cabellos castaños, todas ojos miel.

¿Qué haría con ellas?

Enamorarlas, hacerles creer que él era lo mejor que por su vida había pasado para luego engañarlas, forzarlas a cumplir con sus más violentos y bajos instintos, y, finalmente, acabar con sus vidas de la manera más sádica y cruel.

Solo tenía un problema.

La joven que inició su obsesión lo había dejado marcado, no podía funcionar en la cama con otra mujer pues siempre la imagen de esa chica lo atormentaba.

—Me la pagarás, maldita bastarda —rumió él desgraciado cuando su más reciente víctima lo había abandonado a causa de su impotencia—. No podrás huir para siempre, y cuando te encuentre, me la pagarás.

Obra inscrita para participar en el Taller Literario "En sus caras veo el temor" del Perfil Oficial MisterioES