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Primavera

II

Primavera

El tiempo pasó, y con él, también la estación. Los áureos rayos del Sol entibiaban la Tierra, y con ella, a cada una de las criaturas que ahí habitaban; y la tenue brisa de marzo acariciaba las ramas, hojas, flores y retoños de los árboles con las misma ternura con la que una madre acaricia el rostro de su bebé recién nacido. Era la existencia en su estado más puro, brillando con gloria y magnificencia. Las ardillas, ratoncitos, pajarillos y demás animales salían de sus escondites para renovar sus fuerzas con el resplandor de aquel astro inmortal que eternamente brindaba su cálido regalo al Mundo, sin quejarse y sin pedir nada a cambio. El albo manto de nieve se derritió, los témpanos de hielo, gota a gota, fueron absorbidos por la tierra, y el blanco panorama que se extendía, incluso más allá de las montañas, cambió a uno verde, vibrante, lleno de vida; y que además iba acompañado de pétalos con otras tonalidades que aportaban más color a ese espectáculo: amarillos, azules, lilas, naranjas, púrpuras, rojos, rosas y violetas.

Y una pareja en particular se encontraba relajándose al aire libre, deleitándose con el calor y con el espectáculo que se presentaba ante ellos. Días atrás habían reparado las tejas y tablas que no soportaron el azote del viento invernal; para su buena suerte, no habían sido muchas. Por ende, se les era permitido hacer lo que quisieran ese día. Aunque, no era como si alguien se los impidiera en primer lugar. Sólo era la rutina; aquel sentimiento que te instiga hasta que termines de hacer eso que «tienes que hacer». Pero ¿qué era eso exactamente? ... Trabajo, obligaciones, el deber. Y cuando se hacía eso, las horas pasaban lentamente. Y se llegaba a la conclusión de que el tiempo era cruel; no malicioso ni vengativo. Simplemente cruel. Porque, cuando disfrutaban de la compañía del otro, las horas se convertían en segundos; y una tarde de felicidad se iba en un suspiro; en un abrir y cerrar de ojos. Era como agua que se te escapaba entre los dedos.

Tenían tiempo. Todos tenían tiempo. Y, sin embargo, no lo tenían de su parte. Nadie lo tendría nunca.

Lincoln levantó la mirada y se dio cuenta de que Leni ya no se encontraba sentada junto a él, sino parada en medio del jardín, con los brazos extendidos, como si fuera un ave que está a punto de emprender el vuelo. Sonrió. La imagen de su esposa logró sacarlo de esa bruma mental que empezaba a afligirlo. «Sí. ¿Para qué pienso en esas cosas? —se dijo—. No pienses en el pasado ni en el futuro. Concéntrate en el presente, que es lo más importante que tienes. ¿Y cuál es tu presente? Ella

La siguió observando en silencio, y advirtió como varios animalitos empezaban a reunirse alrededor de la mujer; en especial las aves, que parecían atraídas a su melodiosa voz. Un pequeño ruiseñor se aventuró a saltar de una rama y voló hasta Leni, quien levantó una mano para que el pajarillo aterrizara en uno de sus finos dedos. Abrió la boca, y comenzó a cantar.


En las lluvias de primavera
todas las cosas
son más bellas.

La rama en flor del ciruelo
otorga perfume
al que la corta.

Del violeta de las nubes
al morado de los iris
se dirige mi pensamiento.


Inconscientemente, Lincoln también abrió la boca y dijo:

—Cuando te escucho cantar, el Mundo entero se vuelve un lugar hermoso.

Leni volteó en dirección de su marido y sintió sus mejillas arder. Sin embargo, al ver la cálida sonrisa que éste le dedicaba y procesar del todo lo que él le acababa de decir, le sonrió con toda la ternura que era capaz de mostrar. Porque, en ese momento, en ese lugar, no supo de qué otra forma podría expresar la felicidad que sus solas palabras trajeron a su corazón.

Minutos después, se encontró a sí misma sentada una vez más en la entrada de la pequeña cabaña, observando la naturaleza y acariciando la suave cabellera de Lincoln, quien se encontraba acostado sobre sus piernas. A ella le encantaba hacer eso; le traía paz y sosiego. Nadie dijo nada. Nadie hizo nada. Sólo pasaban el rato. Vivían el momento. Lincoln estuvo a punto de entrar al reino de los sueños, con el cálido aroma del pasto y de la tierra acariciando su nariz, y con los delicados dedos de Leni acariciando amorosamente su cabeza, hasta que ésta misma habló.

—¿Linky?

—Mmm.

—... ¿Es verdad lo que dijiste?

—¿Qué cosa?

—Lo de mi voz.

—Claro. Jamás mentiría sobre algo como eso. Y si tiene que ver contigo, créeme que siempre digo las cosas de corazón. ¿Por qué dudas de mí, Leni?

La mujer cerró los ojos.

—... No es que dude de ti...

—¿Entonces?

Ella no dijo nada, y mantuvo los parpados fuertemente apretados. Eso, hasta que sintió un gentil apretón en su muñeca. Suspiró y se atrevió a ver al hombre directamente a los ojos.

—Si llegara el día en que perdiera esta hermosa voz, incluso si ya no pudiera cantarte más, ¿seguirías a mi lado, amándome como hasta ahora?

En menos de un segundo, Lincoln llevó su mano al rostro de Leni, y con el pulgar limpió una solitaria lágrima que se resbalaba lentamente por su mejilla.

—Por supuesto que sí —dijo él con dulzura.

Otra lágrima salió, y esta vez cayó sobre el rostro de Lincoln; pero éste no advirtió la tibieza de esa gotita de agua y siguió acariciando el rostro de su esposa, quien ahora lloraba de alegría y mantenía una hermosa sonrisa.

«Es verdad —pensó ella—. Cada día sé que tomé la decisión correcta, pero ahora descubrí que no existe algo más que esto. Ésta es mi vida, mi tesoro, mi felicidad. E incluso si quisiera, no podría imaginar un escenario donde no estés tú conmigo. Te amo, Lincoln. ¡Te amo con todo mi ser! Mi pasado me trajo hasta ti. Y mi futuro te lo entrego por completo. Estemos juntos para la eternidad. Sólo eso te pido. Y mientras así sea, créeme que no desearé nada más.»


Bueno... Casi siete meses... Lamento no haber actualizado este pequeño proyecto; la atención que le di a historias más populares me impidió continuar con esta historia, además de que no encontraba la inspiración necesaria para sentarme a escribir un capítulo decente y que valiera la pena. Pero ya está aquí. Es más corto que el anterior, pero en general esta historia será muy corta. Le di muchas vueltas, y al final decidí que fuera así. Espero que les haya gustado.

Y bueno, eso sería todo. Por favor, sí encuentran errores de ortografía, díganme cuáles son; siempre busco mejorar.

Si gustan, también voten y dejen un comentario. Me encanta leer lo que pensaron del capítulo.

Sin nada más que decir, me despido.

Dark Dragon Of Creation

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