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único.

La idea de este Ship surgió entre broma y broma con varias amigas. Touma mostró cierto interés en Hyoga, y a una amiga que juega Awekening Touma le es muy servicial cuando se trata de un Hyoga.

Solo aviso, nada de lo escrito aquí no es ni "lindo" ni "romántico" porque pensándolo de todos los ships de Hyoga, Touma es el tóxico.
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El sonar de las campanas hermanas daba un sentimiento de paz en el ambiente, movidas por el viento que se colaba en la habitación logrando hacer el suficiente sonido para despertar al pelirrojo. Pasando uno de sus brazos con pereza por su cara. Antes que el estruendoso sonido de la puerta terminara de sacarlo de la cama.

- Despierta dormilón, hay cosas que hacer. - Tomándolo de un extremo de su pierna, Marin lo terminó jalando hasta dejar medio cuerpo fuera de su cama, momento donde Touma no pudo hacer que reir con suavidad, abriendo los ojos para pronunciar un “Voy” parando a cambiarse de ropa. 

Los recuerdos de su tiempo con Artemisa ya estaban prácticamente muy difusos, aunque podía agradecerle a Artemisa por no dejarlo solo cuando por puro accidente se encontró con ella, entendiendo sus sentimientos por su hermana, los años del encierro estaban grabados como grandes cicatrices que no estaban solo en su piel. Con lo único que lo mantenía cuerdo era la imagen de un futuro donde se encuentre con su hermana. Mil escenarios diferentes había creado solo para ver ese sueño hecho realidad.  Actualmente mantiene ese mismo escenario, pero con el encuentro protagonizado por otra persona.

El sonido de las campanillas era lo que los haría reconocerse. Cuando así pasó, de rodillas Touma abrazó a su hermana, y de rodillas le suplicó al templo de la luna poder volver a la tierra con ella. Aunque Calisto primero reaccionó indignada clavando su báculo en su cuello para tenerlo contra el piso, tras un rato de silencio Artemisa se lo permitió. 

En uno de los coliseos del Santuario, Touma se ponía en guardia.  Su hermana ya lista para recibirlo, extendiendo su puño la Silver Saint atacó en un parpadeo, un despliegue de golpes brillaban como luces del espacio, Touma salto para esquivarlo. Concentrando energía en su puño. Cuando volvió a tocar el piso se movió por todo el campo, bloqueando golpes que iban directo hacia él. Cuando se dio cuenta Marin salto pasando a un combate de frente. El contrario sonrió con eso, alzando su puño.

- Ryusai Ken. - Susurro, ejecutando la técnica que Marin le enseñó tanto a Pegaso como Equuleus.

- Nada mal, pero te falta mucha práctica aun. - Sus manos se movieron rápidamente, bloqueando cada golpe sin residir algún rasguño.  Golpeando levemente la frente de su hermano con los dedos para darse ganadora. Aunque sonriendo bajo la máscara, orgullosa de como iba creciendo en el ambiente del Santuario.

Así pasaban sus días juntos, aunque Touma no tuviera interés en una armadura de Athena por estar con su hermana estaba dispuesto a ayudar en lo que se le ocurriera.  Así pasaban el pasado del tiempo ambos hermanos, las cicatrices del pelirrojo iban cerrando mientras esperaba la presencia de cierto guerrero que anhelaba ver otra vez.

Con el pasar de los meses ese sueño se cumplió. La noticia de que los llamados guerreros de la esperanza iban a volver al Santuario se esparció muy rápido. Touma se mantenía serio por fuera pero ansioso por ver al guerrero de Cisne, le debía una revancha y hacerse responsable de unas cosas. Solo teniendo que esperar unos días que en conjunto no duraban una semana.

- Te esperaba. - La voz de Touma sacó a Hyoga de su ensoñación, volteando levemente hacia él, aunque por un segundo no logró reconocerlo.  Touma estuvo esperando el minuto para acercarse a los 5 santos ex de bronce en silencio, dejandoles reunirse con sus viejos conocidos. Ser proclamados nuevos santos de oro, para acercarse a ellos llamando la atención de Hyoga, él único que le interesada de todos ellos.

- Yo por mi parte no te esperaba por aca. ¿Ya renunciaste a Artemisa?

- De cierta forma, estoy aquí por mi hermana.

- ¿Hermana? - Fue la respuesta de varios, Touma señaló a Marin como su hermana procediendo ella a dar las explicaciones correspondientes al grupo de jóvenes.

- Vaya. El mundo es pequeño a veces. - Ikki tomó la palabra, medianamente consciente estaba del chico aunque si mal no recordaba seguramente Shiryu podría saber mucho más, volteando levemente a él esperando a que este emitiera palabra más se quedó en silencio. 

- Si no te molesta, quisiera esa revancha que me prometiste hace unos años. - Sonriendo de medio lado le reto, Hyoga no tardó en responder.

— Por mi no hay problema. Los veo en un rato. — Se volteo a sus compañeros despidiéndose, Touma lo llevó consigo a dónde dispondrán su enfrentamiento.

>> ¿Acá? ¿Seguro?

— Nadie nos molestará, es silencioso. Un rato a solas ya que no deseo que nuevamente esté combate sea interrumpido. — Estirando sus brazos se puso en posición. Hyoga hizo lo mismo, dejando su armadura a un lado para tener cierta igualdad de condiciones.

— Me parece bien entonces, espero que durante este tiempo hayas mejorado.

— Eso último lo debería decir yo. Porque no planeo contenerme.

— ¿Eres de pelear con honor no? — Apretando los puños hizo la última pregunta, Touma asintió ligeramente. Igual que las alas de un cisne Hyoga agito los brazos ejerciendo un tornado congelante, mejor conocida como Khalodngy Smerch.

Touma retrocedió en pocos segundos. Notando como su ropa se llenó de escarcha, aunque no le prestó mucha importancia por no verlo grave. Hyoga esquivo sus golpes cuando busco el contacto físico.

— Quieto. — Dijo en su lengua materna, extendiendo su dedo inmovilizando a Touma con sus anillos de hielo. Empujando su cuerpo de un golpe.

Touma se liberó de los anillos tras un cierto forcejeo, viendo la sonrisa orgullosa del ruso. 

Touma mantuvo la seguridad, moviendo sus brazos en un patrón que a Hyoga le recordó al patrón de manos qué solía hacer Seiya, pero este era muy diferente además de más corto.

Los meteoros del pelirrojo fueron rápidos alcanzando a Hyoga. Haciéndolo retroceder al tomarlo por sorpresa. Tras el pasar de los minutos ambos guerreros se encontraban en una batalla cuerpo a cuerpo, a corta distancia ejecutaron sus ataques separándose en el proceso.

— Siempre me has llamado la atención. No le encuentro explicación más eres un guerrero extraordinario. — Hyoga arqueo las cejas, su contrincante se acercaba a él, bando por terminado su breve enfrentamiento. A Pesar de eso, quedó satisfecho.

— Supongo que gracias. Hubiera sido interesante combatir juntos alguna vez, se ve que disfrutas un combate.

— No en realidad. — Hyoga se levantó, cuando estaba por voltearse para volver con los demás, pasó algo que no esperaba. Touma lo lanzó contra la pared, apoyando sus manos en ella. Mirándolo a los ojos un segundo.

Cuando se dió cuenta, Touma estaba de rodillas, abrazando su cintura con bastante fuerza, pegando su rostro a su vientre. Sintiendo un escalofrío cuando Touma pasó lentamente sus labios.

— ¿Que…?

— Me encanta más un buen hombre. A tí, en este momento te deseo con todo mi ser.

— Yo, ah…  — Se quedó mudo. Touma beso su estómago con lentitud, moviendo en el proceso la tela de su camisa. — Oye, no hagas eso. Mira me halagas pero creo que hay maneras mejores de cortejar. — Colocó sus manos en sus hombros, aplicando un poco de frío con tal de que lo soltará pero estaba aferrado.

Touma todo uno de los glúteos de Hyoga, subiendo su otra mano por su espalda. Nuevamente, haciendo sobresaltar a Hyoga. No satisfecho, Touma se levantó, tomando el rostro contrario para besarlo.

Se escuchaban sus respiraciones cuando se separaban, volviéndose a unir al poco rato.

— Tus labios son fríos… Nunca ví algo así. — Susurro contra sus labios, por un largo rato Touma se quedó quieto, dejando su rostro cerca del de Hyoga. — ¿Eres virgen? — El rubio tragó grueso, la respuesta era que no. No era virgen. Tuvo una relación (por no decir directamente sexo) con 2 de sus compañeros, y el tiempo que estuvo solo en Rusia también con otro hombre solitario.

— ¿Tu?

— La verdad si.

— Vaya… — Hyoga suspira grueso. Touma quiso volver a besarlo pero está vez logró impedirlo. — Es de mala educación hacer estás cosas sin permiso.

— También es de mala educación no responder. Yo te dije que te deseo, te quiero mío, y no dijiste nada.

— Tampoco me viste la oportunidad. Allí fallaste tu. — Dicho esto consiguió que Touma tome un paso hacia atrás. Hyoga tuvo que pensarlo rápidamente, pasando sus dedos por los labios durante unos segundos.

— ¿Y bien?

— Dame 2 días juntos, y después de eso te digo si puedes hacerme tuyo. ¿Trato?

— Trato.

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Yo dije que Touma era él tóxico.

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