Hibari definitivamente era un increíble alpha, todo aquel cuarto para el cachorro era increíble y aunque el castaño quisiera decir que el trabajo fue de ambos, era mentira. El pelinegro hizo la mayoría y había quedado hermoso

Por otro lado... él había empezado su nido. Se había tardado en hacer uno porque nunca se sintió desprotegido, en sus ocho meses de gestación siempre ha estado Hibari al pendiente de él, los chicos de manera mas disimulada estaban al pendiente y se volvieron más unidos de nuevo y estuvo bien... más que bien.

Pero ahora lo necesitaba, su cachorro estaba cerca y necesitaba un lugar seguro para él y para el bebé. Se tomo su tiempo de acomodar todo, de usar prendas de ambos alphas y suyas para impregnar su lugar preciado, de escoger las mejores telas y almohadas para levantar su fuerte, además de escoger la habitación mas segura, que claramente era la de a lado de su bebé, apartada de todos los demás, menos de los cuartos de sus alphas...

Quería tener todo preparado y listo para cuando llegara el momento, pero no se sentía listo, se sentía deprimido y algo agobiado de que Mukuro no regresara, todas las noches iba a ver al alpha, pero este no daba indicios de nada...

Sus recuerdos empezaban a regresar, pero parecía ser que no todos los importantes, empezaba a ser estresante y horroroso el tener que lidiar con esas tres cosas.

Hoy sería su último día que podría ver a Mukuro, ya no se sentía con fuerza de moverse mucho de su nido y en unas semanas iría al hospital, así que por lo menos quería disfrutar hoy a su lado.

Ya iba feliz con unos pequeños chocolates para pasar el rato junto a Mukuro, pero antes de entrar escucho el golpe de cadenas al fondo, el aroma que alcanzo a olfatear le provocó escalofríos, por instinto debió alejarse, pero algo tiro de él para ver que sucedía.

Fue de manera silenciosa, tenía curiosidad, y cuando alcanzo a ver una cabellera blanca, su respiración se corto, pero cuando sus ojos cruzaron fue un caos. La mirada lila parecía enojado, su boca estaba sellada con un metal tipo bozal, pero un gruñido profundo resonó.

Tsuna empezó a hiperventilar, su cabeza dolía como el infierno y los recuerdos lo golpearon de golpe y grito con desesperación.

El grito fue tan desgarrador que altero a Hibari, este salio corriendo a buscar al castaño. Sus nervios estaban de punta, no podía contener sus instintos, sus colmillos sobresalían, al sentir al omega en peligro.

Llego al piso y corrió a donde estaba Mukuro, pero no lo encontro. Escucho voces al final del pasillo y no pudo evitar rugir en advertencia, sabia que estaba con ese alpha.

Corrió aun mas desesperado y alcanzo a escuchar algo que estaba seguro que no debía. Parte de la discusión eran reclamos de parte del omega, donde parecía dar indicios que sus recuerdos regresaron, pero después el reclamo del albino lo cegó de odió.

-Eres un maldito omega! Un maldito hoyo para joder, te lo dije la vez que te viole! No eres un líder, en el momento que salga de aquí tu eres el primero que...

Antes de siquiera poder terminar la frase, un golpe duro calló a Byakuran. Sangre salpicó el rostro del omega y de Hibari, donde Tsuna estaba en shock y temblaba desesperado.

Hibari estaba ardiendo en odio, tener al albino encadenado le solucionaba las cosas, ya no sabia si quiera si seguía vivo, quería destrozarlo no le interesaba matar, aunque fuera en contra de sus principios...

Ahora entendía porque el maldito Hechicero le tenia rencor, el porque rompio todo el plan para matarlo, el porque Tsuna estaba tan afectado y porque estaba desesperado por esa misión...

Todo a su espalda, mierda... no confiaba en él y le jodia, porque pudo hacer cualquier cosa por protegerlo, todo lo que había hecho era por cuidarlo y solo logro dejarlo solo y desprotegido... era su culpa...

-Hi... Hibari...- la voz del castaño lo saco del trance.

El omega estaba en el suelo sosteniendo su vientre y con su rostro en pánico. La respiración se le corto al alpha y corrió a su lado.

-Tsuna... que sucede?

Los dos se veían aterrados, estaban manchados de sangre y temblando, por diferentes razones, pero se les veía mal.

-El bebé... el bebé ya viene.

-Se rompió la fuente?

-Si... si!

Fue suficiente respuesta para tomarlo en brazos y salir de ahí. Hibari cambio su estado de animo para lograr pasar sus feromonas al omega y relajarlo.

Apenas y pasaron por la puerta donde estaba Mukuro, Tsunayoshi se puso inquieto y se removió para que lo bajara.

A mala gana lo bajo y le sirvió de apoyo para entrar al cuarto. Aunque nunca le quito la mirada de encima, hasta que escucho el cristal romperse...

Ambos estaban sorprendidos, al chico que tanto tiempo habían estado esperando que despertara, pero eligió el peor momento para hacerlo.

Varios chicos empezaron a llegar por la conmoción y el alpha tomo la oportunidad para moverse. Mukuro termino de romper el vidrio y Chrome fue la primera en ir a ayudarlo. Viendo que ya había ayuda, volvió a cargar a Tsuna y salio de ahí a buscar a Shamal.

-Mukuro despertó y no se si el hijo de puta del prisionero siga vivo- avisaba mientras se iba de ahi- Tsuna va a dar a luz, así que no se acerquen- termino de decir y amenazaba con su aroma.

No quería a nadie cerca, necesitaba proteger al omega.

-Me duele la cabeza...

-Tu estado de animo debió de afectar, trata de relajarte, lo primordial es que des a luz...

-Pero... tenemos que hablar vale.

-Por ahora no importa.

-Para mi es importante- se aferro a su ropa.

-Bien, hablemos después del parto, esta bien?

-Si... pero no me vas a dejar, verdad?

-Nunca...

-Bien, gracias... de verdad.

-No hay nada que agradecer, estoy aquí para ti...

Te amo...