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[THIGHS]

Thighs: Muslos.

Spreen ha estado viviendo en la isla de Bad durante un tiempo. Los únicos que saben de su paradero son él y Dapper.

La única razón del porqué Bad no le ha dicho a nadie esta vital información es por un acuerdo que hicieron entre los dos.

A cambio de guardar silencio, Spreen debía entrenarlo para pelear con el monstruo binario.

Obviamente, había días en donde Bad trataba de hacer entrar en razón al argentino para que volviera a su casa y cuidara a su hijo Ramón. Pero siempre que traía el tema a la mesa, Spreen cambiaba el asunto y lo volvía otra tortuosa hora de PvP intenso.

— La vida me hizo un luchador Bad, y no puedo hacer eso sí tengo un chavón pegado a lado mío.

De escucharlo tantas veces, esa respuesta ya estaba grabada en el cerebro del demonio.

Bad solo dejó de intentar forzarlo a dejar su isla porque con el tiempo comenzó a llevarse bien con Dapper.

Lo gracioso era cuando lo atrapaba a él y a su hijo hablando animadamente y el oso se defendía diciendo que, a diferencia de otros niños en la isla, Dapper no era un pobre y lo mostraba con su intelecto y madurez.

Poco sabía Spreen que Dapper seguía siendo un niño quisquilloso y mimado cuando se trataba de conseguir mascotas para su colección, pero Bad prefería que se quedara con esa imagen de su niño.

Con un nuevo día terminado, Bad trataba de recuperar el aliento entre jadeos agitados. Su cuerpo se mantenía en pie gracias a una espada magullada que sostenía fuertemente entre sus manos.

— Bien hecho Bad, esta vez duraste más tiempo. – Spreen felicitó limpiando el sudor y sangre que caía en su cara con los restos de su camisa rota. — Pero te sigo aconsejando que guardes algo de stamina al principio de la pelea, porque con tu estilo de lucha, si vos te avientas con todo al principio, te vas a terminar cansando y acabarás hecho pija como ahora.

Languaje. (Lenguaje).

— Si tenés tiempo para quejarte, anda y ve a curarte. – El argentino pasó a lado de Bad para darle unas palmadas en la espalda.

En esos cortos segundos, Bad pudo ver con mejor detalle los músculos de Spreen flexionarse de una manera suave y voluminosa.

Nuevamente los pensamientos impuros inundaban la cabeza de Bad.

El demonio guardaba un secreto que solo Skeppy y otros amigos de confianza sabían. Tenía una debilidad por los hombres musculosos.

Y Spreen cabía muy bien en esa categoría. El problema no mejoró cuando el argentino decidió mudarse a su isla de manera indefinida.

En los días donde Spreen decidía tomarse un baño al aire libre en la isla, Bad tomaba la excusa de colgar ropa cerca solo para espiar al argentino y su cuerpo magnífico. Y, cómo era de esperarse de su propio código extraño de pudor, jamás bajaba la mirada después del abdomen bajo. Le bastaba con ver sus fuertes brazos, pectorales y abdominales entrenados, con unas cuantas cicatrices que en este punto ya se sabía de memoria donde estaban.

También estaban las ocasiones donde entrenaban. A Bad se le hacía cada día más difícil concentrarse en el PvP cuando Spreen se acercaba de más para bloquear un ataque de cuerpo a cuerpo y sus músculos resplandecían por la tensión y las gotas de sudor.

Simplemente era inevitable que su vista no recayera en esos perfectos músculos y no en la espada que lo estaba atacando.

— Bad, wacho, ¿Me oyes? – Spreen chasqueó sus dedos en frente del demonio.

O-Oh, yeah. Tell me. (O-Oh, sí. Dime)  – Bad sacudió su cabeza.

— Te decía que estaré en mi casa para curarme, ¿Querés venir? O estarás con Dapper.

It's fine. I go with you, Dapper is sleeping right now. (Esta bien. Iré contigo, Dapper está durmiendo ahora) – Con dificultad, el demonio se puso de pie y enfundo su espada.

— Okey, vamos pa. – Spreen empezó a caminar sin esperar a Bad.

Wait for me! (¡Espérame!)

Bad apresuró su paso para alcanzarlo. Seguía sin entender cómo Spreen seguía conservando energía luego de dos horas intensivas de PvP.

Por fortuna, la casa de Spreen estaba construida a unos metros de distancia del ring improvisado.

Cómo Bad casi nunca entraba a casa del argentino, a excepción de una vez para robarle una silla, se sorprendió al ver que el híbrido de Oso se quitaba la camisa y la botaba a una esquina con ropa sucia.

Oh fudge. (Oh panecillos) – Bad tragó en seco.

— ¿Dijiste algo? – Spreen habló sin voltearse, caminando a un cuarto.

Nothing. (Nada) – Bad se apresuró a hablar mientras recuperaba el paso a la habitación de Spreen.

De inmediato, Bad se sorprendió al ver lo bien decorado que estaba el lugar. Una cama matrimonial, un ventanal que daba al patio, un clóset, muebles con libros e ítems organizados pulcramente, mesitas de noche y un escritorio de madera que combinaba con la estética de colores blanco, negro y gris de la alcoba.

Considerando la actitud anarquica de Spreen, esperaba algo más caótico. Pero hasta él admitía que le gustaría dormir en un cuarto tan elegante cómo el del argentino.

— ¿Vas a entrar o te quedarás viendo? – Spreen siseo entre palabras mientras se echaba agua oxigenada, de manera descuidada, en el brazo.

What are you doing!? (¿¡Que estás haciendo!?) – Bad se alarmó y entró al cuarto para acercarse a la cama con Spreen.

— Así me curo siempre, no te preocupes Bad. – Spreen hablaba mientras pasaba sin cuidado un paño húmedo para quitarse el exceso de agua oxigenada. — La concha de mi madre...

You gotta be more careful! (¡Debes tener más cuidado!) – Bad regañó mientras le quitaba el paño a Spreen.

— ¡Pero si lo hago con cuidado, va a doler más!, ¡Trae paca! – Spreen trató de recuperar el paño húmedo, pero el demonio se lo impidió tocando una de sus heridas abiertas en el abdomen.— ¡Hijo de puta, eso es muy sucio!

Just stop moving!, And languaje! (¡Solo deja de moverte!, ¡Y lenguaje!)

Con Spreen aturdido por el dolor, Bad aprovechó para tumbarlo en la cama y sentarse en su regazo para así jalar el brazo malherido y terminar de curarlo.

There. It was really too hard? (Ahi está, ¿Era de verdad tan difícil?) – Bad se burló mientras pasaba con calma el paño húmedo y quitaba los restos de agua oxigenada y la sangre.

En el fondo, sabía que su drama innecesario era una excusa para tocar finalmente los músculos de Spreen. Aunque, para ser justos, también se preocupaba por él.

En cambio, Spreen parecía aguantar sus jadeos de dolor por la lentitud con la cual Bad lo estaba atendiendo. Y no solo eso. La forma en que Bad se retorcía para acomodarse en su regazo comenzaba a incomodarle en la entrepierna. Bajando la mirada, Spreen decidió mover su atención en los muslos de Bad. Parecía algo estúpido, pero era mejor que ver su pobre brazo.

Con más atención, Spreen notó que los muslos de Bad eran gruesos. No sabía si era por aquellos pantalones que los hacía ver de esa forma.

En el fondo, apostaba que detrás de la ropa, los muslos de Bad se veían firmes y carnosos. Incluso apretables.

Give me your other arm. (Dame tu otro brazo) – Bad llamó la atención de Spreen.

El argentino no rechistó y extendió su otro brazo, mientras veía su brazo ya atendido con un vendaje.

¿En qué momento se lo había vendado?

Otra mirada rápida pasó al botiquín que estaba esparcido en la cama. Las vendas, alcohol, agua oxigenada y otras cosas de primeros auxilios se hallaban al alcance de Bad.

Look, Spreen. (Mira, Spreen) – Bad habló en una voz suave. — This is how you do it. (Así es como lo haces)

Mojando un nuevo paño con algo de agua oxigenada, Bad comenzó a tantear la herida sin tocarla profundamente. Aquella sensación hizo que Spreen se mordiera el labio por el dolor, pero admitía que era menos horrible que su método.

Al haber una capa de sangre en el paño, Bad dobló la tela para seguir su trabajo en silencio, concentrado en no pegarlo de lleno en la herida abierta.

Holly muffins... (Santos panecillos) — Bad suspiró. — Now i feel bad for being too harsh back then (Ahora me siento mal por haber sido tan duro hace rato)

— No me sientas lástima Bad, ese no es el chiste del entrenamiento.

I know, i know. But you have to remember that humans are kinda fragile Spreen. And you're not the exception. (Lo sé, lo sé. Pero debes recordar que los humanos son algo frágiles Spreen. Y tú no eres la excepción)

— Me lo dices como si tú fueses inmortal.

I'm not. But at least i can borrow more fisical pain than a human (No lo soy. Pero al menos puedo soportar más dolor físico que un humano)

— Che, entonces, ¿Porque vos no parabas de lloriquear cuando te hacía una llave en la pelea? – Spreen se burló.

Okey, the fact that i can regenerate my fisical wounds and other things, doesn't mean that i'm inmune to the general pain (Okey, el hecho de que pueda regenerar mis heridas físicas y otras cosas, no significa que sea inmune al dolor en general)

— Y ahora te retractas... – Spreen sintió un ardor en el brazo cuando Bad comenzó a apretar unas vendas a su brazo. — ¡Ah, hijo de puta!

Ups, honest mistake. (Ups, error honesto) – Bad sonrió mientras seguía vendando.

Cómo venganza, Spreen apretó con su mano libre uno de los muslos de Bad cuando sintió otro apretón en su brazo.

Bad ahogó un gemido con una de sus manos.

S-Spreen!

— ¿Qué? No me digas que te dolió. – El argentino regresó una sonrisa burlesca.

I-It's not like that! Just surprise me... (¡N-No es eso! Solo me sorprendió...)

— Como digas, Badboy. – Spreen rodó los ojos sin quitar la mano del muslo de Bad. Su mano se sentía cómoda ahí.

Aún si fueron un par de minutos, fue tortuoso para ambos chicos.

Si Spreen no molestaba a Bad apretando y amasando uno de sus sensibles muslos, Spreen era castigado indirectamente con los brincos ansiosos de Bad en su entrepierna y el ardor en su brazo atendido.

The-There you go... (A-Ahí está...) – Bad exhaló dejando libre el brazo de Spreen.

La cara del demonio estaba roja, pero trataba de ocultarlo bajando más la capucha de su suéter.

Mientras tanto, Spreen también comenzó a ponerse rojo debido a lo largo de la situación, pero era mejor simulando.

So... That only left your abdominals, but i think you can handle it from here. (Entonces... Eso solo deja tus abdominales, pero creo que puedes manejarlo desde aquí) – Bad río nerviosamente mientras juntaba sus manos y las frotaba ansiosamente.

— Para eso necesito que te quites primero. – Spreen pasó su mano más arriba en el muslo de Bad.

Right, right... In a moment. (Cierto, cierto... En un momento)

— Cuando quieras.

Bad quedó en silencio y sin moverse. La mirada intensa que Spreen le daba lo dejaba congelado en su lugar.

Okey but... Before i go, Can i ask for a favor? (Okey, pero... Antes de que me vaya, ¿Podría pedir un favor?)

— Ajá...

Bad se tomó unos segundos para formular la pregunta en su cerebro.

Would you let me touch your muscles? (¿Me dejarías tocar tus músculos?)

— ... ¿Qué?

Okey, forget it! See you later! (Okey, ¡Olvídalo!, ¡Nos vemos luego!) – Bad cerró los ojos por la vergüenza antes de querer bajarse del regazo de Spreen.

Pero el argentino fue más veloz y se sentó en la cama, aún con Bad encima suyo, para sujetarlo de sus muslos con ambas manos.

— Para, ni siquiera me dejaste decir algo. – Spreen se quejó. — Te dejaré hacerlo si me dejas tocar más tus muslos.

Why...? (¿Porqué...?) – Bad preguntó confundido. — First of all, you already are touching my thighs! (Para empezar, ¡Ya estás tocando mis muslos!)

— Pero sin el pantalón, boludo. No creas que no me di cuenta que andas manoseando mis brazos desde hace rato.

What!? I would never! (¿¡Qué!? ¡Nunca me atrevería!) – Bad se escandalizó mientras sudaba frío.

— Entonces no hay trato.

Wait! (¡Espera!) – Bad apresuró a decir. — Just... Just promise you're not gonna do me weird stuff. (Sólo... Sólo promete que no vas a hacerme cosas raras)

— Tu solo di que pare y lo haré. – Spreen prometió mientras sus manos iban a la bragueta en los pantalones de Bad.

O-Okey... – Bad se apoyó en los hombros de Spreen para alzarse y dejarlo descender sus pantalones.

Cuando los pantalones oscuros bajaron hasta sus rodillas, Bad volvió a sentarse en el regazo de Spreen con las mejillas rojas.

Para distraerse, el demonio comenzó a descender sus manos en los músculos marcados en los brazos del argentino. Como esperaba, eran macizos y fuertes. Los nervios iniciales comenzaron a bajar y se dejó llevar por la textura de la piel, suspirando de manera inconsciente con cada toque.

Por otro lado, Spreen estaba maravillado por lo liso, suave y, a la vez, fuerte que eran las piernas de Bad. Era un deleite extraño que solo lo excitaba más al ver también los boxers rojos ajustados del demonio. Solo hacía que la carne de sus muslos resaltaran más en una manera apetitosa.

— ¿Estás feliz? – Spreen comentó en un murmuro.

Yes. (Sí) – Bad contestó sin pudor alguno mientras estaba distraído en su fantasía cumplida. — You can touch more if you want. (Puedes tocar más si quieres)

— Tu también, sin miedo... – Spreen dijo, sin saber que a Bad le hacía ilusión la idea de poder llegar más lejos.

Bad decidió dejar los músculos de los brazos de Spreen para pasar a los pectorales. Se tomó su tiempo para que la suave fricción que hacía al tocar la piel se volviera electrizante. Sus dedos se sentían entumecidos, en un buen sentido.

Spreen también decidió jugarse su propio atrevimiento y jaló a Bad más cerca de su entrepierna tomándolo por los glúteos.

Cómo respuesta esperada, los labios de Bad emitieron un sonido ansioso y, a la vez, extasiado.

No obstante, aquella movida le costó a Spreen un quejido de dolor. Todavía la herida en su abdomen seguía abierta.

Oh, fudge! (Oh, ¡Panecillos!) – Bad dejó su trance y alejó sus manos con rapidez de Spreen. — Sorry, i get carried away (Perdón, me dejé llevar)

Antes de que Spreen pudiera decir algo, Bad se le adelantó y decidió levantarse y acomodarse los pantalones torpemente.

El híbrido de Oso se sintió molesto por aquella actitud, pero dejó que Bad se fuera para no empeorar las cosas.

Por ahora, necesitaba hacer una poción de regeneración para no morir desangrado y no depender de la cicatrización biológica.


Spreen se sentía molesto cuando las cosas no salían a su manera.

Luego de atender todas sus heridas, se quedó aislado en su habitación, reflexionando y maldiciendo al mismo tiempo a Bad por sus confusas acciones.

En serio quería llegar más lejos con él.

Aunque no sabía si atribuir ese sentimiento a algo romántico o solo minimizarlo con que quería sexo.

No importaba. Al final, Bad siempre regresaba a su cabeza. Y a sus apretados pantalones.

— Mierda.

Spreen se cubrió la cara con ambas manos, acostándose en el proceso en su cama recién acomodada.

Se encargaría de hacer pagar a Bad por dejarlo hecho un desastre de emociones hormonales.

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