[SWEET WORDS]
Sweet words: Palabras dulces.
Una de las cosas que Bad descubrió cuando dejó temporalmente a Spreen, fue que era bueno cuidando niños.
No era sorpresa saber que ser padre era un trabajo demandante. Por lo que, casi todo el mundo terminaba acudiendo al demonio para que hiciera de niñera.
Y Bad, como el débil que era cuando se trataba del bienestar de los niños, siempre accedía.
Por fortuna, terminó siendo una de sus actividades favoritas tener bajo a su cuidado a los revoltosos niños que corrían alrededor de la isla haciendo travesuras.
Es más, la mayoría del tiempo, terminaba con el corazón derretido cuando los niños recogían regalos y flores para él.
Al principio, creyó que no podía con tanta responsabilidad. Pero ahora se hallaba velando por el cuidado de todos los niños como si fuesen suyos.
Volviendo con los niños, nuevamente era uno de esos días donde todos los padres parecían ponerse de acuerdo para dejar a los infantes bajo su cuidado.
Por lo que, para asegurarse de no perder un niño, Bad decidió llevar a los pequeños al parque que construyó cerca de la escuela.
Aún si ya había pasado tiempo desde que se graduaron, la escuelita seguía siendo un lugar recreativo abierto para los niños.
Así que ahora Bad se encontraba recostado en una de las bancas, viendo cómo los niños correteaban peleando, jugando, o simplemente se quedaban hablando.
Ciertamente, no era lo mismo sin Bobby, pero le era suficiente ver que los demás niños se la estaban pasando bien.
Por eso se puso alerta cuando vió una sombra pasar adentro de las instalaciones de la escuelita.
"Is an Intruder? Cucurucho, maybe? Wait a minute, what If he's a...?"
(¿Es un intruso? ¿Tal vez, Cucurucho? Espera un minuto, ¿Que tal si es un...?)
Bad dejó la agradable sombra bajo la banca y se apresuró a entrar al edificio sin llamar la atención de los niños.
Bajo su guardia, no se iba a arriesgar a tener un posible ataque terrorista.
Sacando una de sus espadas, Bad se acercó a la puerta y la abrió de golpe solo para descubrir a Spreen esperándolo encima de un escritorio.
— Gosh darn It, It was you! What are you doing here!? (¡Caramba, eras tú! ¿¡Que haces aquí!?) – Bad guardó su espada molesto.
— Te estaba esperando, boludo.
— What do you mean? You didn't tell me something about meeting with me here! (¿Qué quieres decir? ¡Ni siquiera me dijiste algo sobre sobre verme aquí!)
— Pero estás aquí, ¿No?
— Well, yes. For a second, I thought you were a terrorist! (Pues, sí. ¡Por un segundo, pensé que eras un terrorista!)
Spreen no pudo evitar reír ante las palabras del demonio.
— Posta, te oyes decepcionado. – Spreen hizo un ademán a Bad para que se acercara al escritorio. — Te juro que no tengo intenciones de matar a nadie, al menos no por hoy.
— So... What do you want? (Entonces... ¿Qué es lo que quieres?) – Bad puso las palmas en el escritorio donde se hallaba Spreen. Estaban muy cerca.
El argentino no contestó y jaló a Bad del cuello para darle un beso. A diferencia de otras veces, aquel beso era extrañamente tenue. Cómo si Spreen se estuviera tomando finalmente un tiempo para saborear los labios del demonio.
Era algo nuevo que Bad no reconocía. Se sentía cómo si fuese su primer beso verdadero con el argentino. Algo caliente y pasional, pero que al mismo tiempo era lo suficientemente suave como para hacer temblar sus piernas.
Al separarse, Bad tuvo que apartar la mirada y cubrirse la boca con su antebrazo.
— ¿Esperabas un beso más intenso?
Bad no dijo nada, pero dejó que Spreen lo pusiera encima de sus piernas para poder repetir el beso.
Uno tras otro, los besos eran largos y lentos, pero dejaban una sensación eléctrica y algo adormilada en la lengua y cabeza de Bad.
Cómo una telaraña, estaba dejándose enrollar entre los hilos de Spreen que lo hacían olvidarse de su mundo alrededor.
Por desgracia, tuvo que despabilar al sentir la mano de Spreen con intenciones de recorrer la piel bajo su suéter.
— Hey. Don't even think about It. (Hey. Ni siquiera lo pienses)
— ¿Ahora que hice? – Spreen fingió inocencia al sentir la mano de Bad sujetando su muñeca.
— I'm not gonna do that when the kids are outside. (No voy a hacer eso cuando los niños están afuera)
La mirada de Bad se intensificó al igual que la fuerza en su agarre en la muñeca de Spreen.
Spreen sonrió para ocultar el dolor.
— Va, va. Ya capté el mensaje. – Spreen volvió a acercarse al demonio con intensiones de besarlo nuevamente. — No te preocupes. Respeto tu decisión.
— Mmm... – Bad dió un gruñido sin creer en todo en las palabras ajenas.
— Está bien si no me crees. Pero en serio quería disfrutarlo. Tenés una cara bonita cuando te beso. – Spreen tomó del mentón al demonio antes de depositarle un nuevo beso en los labios.
Algo corto para ver la cara furiosamente roja del demonio.
Aquello había sido un golpe nuevo para las emociones de Bad.
De alguna forma, se sentía decepcionado de que Spreen había cumplido su palabra.
Era algo difícil de recordar para Bad, quien había sido el primero en haberle dicho que era "bonito".
Sabía que la palabra en español no era una grosería, es más, era un halago. Pero seguía siendo algo que no le gustaba escuchar. Más allá de sentir que no lo merecía.
Pero cuando Spreen lo dijo, se sintió diferente de las otras veces. Cómo si lo dijera genuinamente y con intenciones de hacerlo sentir bien.
No era normal. Se sentía muy fuera de personaje por parte del argentino escucha esas palabras. Pero no lo odiaba.
Es más, en el camino a casa, cuando se topó con Spreen nuevamente, esperó pacientemente si volvía a escuchar otro complemento.
Pero, como era de esperarse, no ocurrió.
¿Acaso había tenido algo en la escuela que ya no tenía ahora?
¿Estaba pidiendo demasiado?
¿Se estaba ahogando en un vaso de agua por nada?
¿Spreen estaba jugando con él?
— Bad, ¿Vas a entrar a mi casa o tenes cosas que hacer?
La voz de Spreen le hizo recordar que seguía a lado suyo.
— Depends. What would you do If I come inside to your house? (Depende. ¿Qué harías si me metiera en tu casa?)
— No mucho. Haríamos algo que quisieras. – Spreen se acercó al sensible oído de Bad para murmurarle. — Cómo terminar nuestro asunto pendiente de la escuela.
— ... Did we get homework?
(... ¿Tuvimos tarea?)
Spreen suspiró tratando de no reírse por aquel chiste tan malo. Al menos esperaba que fuera un chiste viniendo de Bad.
— ¿Vienes o no?
— I mean, If you insist. (Digo, si insistes)
Bad dejó que Spreen le abriera la puerta para dirigirse en automático al dormitorio.
— So. You do whatever I want. (Entonces. Harás lo que sea que quiera)
— Sí.
— Alright. Alright... (Bien. Bien...)
El camino a la habitación fue tortuosamente rápido para Bad.
Spreen fue el primero en entrar al cuarto, y aprovechó para tomar de la mano al demonio.
Al llegar a la cama, el argentino hizo que Bad se sentara en sus piernas, haciendo que sus pechos se juntaran, como si fuese lo más natural en el mundo para ellos.
— Te recuerdo que esta vez no hay niños que te salven. Así que es tu última oportunidad para retroceder.
— It's not that I don't want it... (No es como que no lo quiera...) – Bad pensó en voz baja. — But, for this time, could you be gentle? Or more like... How the fudge did I say It? (Pero, por está vez, ¿Podrías ser gentil? O más cómo... ¿Cómo panecillos lo digo?)
— Creo que ya sé a dónde nos estás llevando. – Spreen comenzó a quitar las ropas de Bad mientras sus manos acariciaban suavemente la piel oscura. — No queres sexo suave, pero si palabras suaves.
— Ye-Yeah... (S-Sí...) – Bad comenzó a sentir su cuerpo caliente por los contantes toques de Spreen alrededor de su pecho.
— ¿Es porque dije que tenés una cara bonita? – Spreen comenzó a lamer la piel al descubierto, jugando con los pechos de Bad y mordisqueando los pezones con suavidad.
— Yes...
Bad suspiró. Definitivamente era diferente a las otras veces.
Conforme más ropa se quitaban, más eran las palabras y besos que inundaban el cuerpo del demonio.
— Eres precioso.
Spreen no paraba de repetir cómo mantra cuando los dos se hallaron finalmente sin ropa y frotándose entre sí sus crecientes erecciones.
Bad se hallaba ansioso como un cachorro esperando su premio. Moviendo la cola ante cualquier complemento que dijera Spreen hacia su persona.
— Spreen... You love me? (Spreen... ¿Me amas?)
— Amarte es poco, Bad. – El argentino giró al demonio para que estuviera acostado en la cama. — Sos muy lindo como para dejarte con otro boludo.
Antes de que Bad pudiera replicar con un "lenguaje", fue irrumpido por un beso salvaje del argentino, quien comenzó a frotar su miembro despierto en su lubricada cavidad.
— Please say It more... (Por favor dilo más...) – Bad jadeó al sentir el familiar gran tamaño de Spreen adentrarse en sus paredes internas. — Gosh! (¡Cielos!)
— Eres perfecto, Bad. – El tryhard se empujó hasta la base de su polla, quedándose quieto unos segundos para secar las lágrimas del demonio. — ¿Qué? ¿Ya no lo aguantas?
— I'm so happy right now. (Estoy muy feliz ahora) – Bad llevó sus brazos alrededor del cuello de Spreen para abrazarse a él.
Spreen sonrió en silencio mientras empezaba a dar embistes suaves y lentos. No era algo de su estilo, pero mientras Bad lo siguiese abrazando de aquella manera, lo seguiría haciendo hasta que Bad rogara por más fuerza.
Al final, no estaba tan mal tomar las cosas de manera lenta.
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