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Mirror: Espejo.
Bad siempre pensó que si iba a tener pareja, harían cosas comunes y cursis. Tomarse las manos, darse besos inocentes, tener citas, contarse sus problemas para luego acurrucarse en un intento de consuelo mutuo.
Cosas que, en su perspectiva, se oían divertidas si significaban hacerlas con alguien que te quería de vuelta.
Pero luego llegó Spreen y mando al caño todas sus espectativas.
Para empezar, los besos solo podía pedirlos cuando tenían sexo.
Las citas eran más lugares donde ellos concordaban para tener sexo sin que nadie los molestara.
Los problemas que atormentaban su cabeza se desvanecían cuando Spreen comenzaba a decirle lo excelente que era mientras era follado hasta el cansancio.
Y como Bad era alguien débil a las palabras que raramente eran dulces, apagaba su cerebro y se dejaba llevar ante las instrucciones de Spreen.
Después de todo, era lo más cercano que tendría de Spreen como un acto de amor.
Aunque para ser justos, Bad apenas sabía cómo traducir algo como "amor", considerando que su única experiencia cercana fue Skeppy, y con él apenas llegó a la parte de los besos.
¿Estaba bien que con Spreen se hubiera saltado todos los pasos de una relación común?
¿Estaba bien sentirse así de completo solo cuando Spreen se acostaba con él?
¿Si hubiese conocido a Spreen fuera de la isla lo hubiera dejado hacer lo que quiera con el?
No. Si fuese así, tendría a Skeppy. Y Skeppy era irremplazable. Es más, si quisiese un reemplazo más leal, le hubiera dado una oportunidad a Roier. Pero sabía que eso era llegar lejos considerando las experiencias amorosas (desastrosas) que el mexicano ha contado.
La mayoría causadas, irónicamente, por el hombre con el que se estaba acostando.
Cada vez que Bad quería replantearse si continuar con Spreen era buena idea, su cabeza se dispersaba al igual que su alrededor por culpa del mismo oso.
Sabía que podía huir de aquella situación, sabía que podía darle un alto. Era lo suficientemente fuerte para detenerlo. Pero las sensaciones que le dejaba Spreen luego del sexo eran irremplazables.
Y Bad únicamente quería más de ese amor que sólo Spreen sabía darle.
Tanto que quizás, sólo quizás, se estaba volviendo un poco adicto a los tratos de Spreen.
Pero era algo que jamás estaría dispuesto a confesar.
Y mucho menos cuando Spreen parecía disfrutarlo también.
Otra noche llegó. Bad se hallaba caminando a la casa del argentino con intenciones de decirle que no podía dormir.
Aunque para ambos, era una obvia clave de Bad para rogar nuevamente por sexo.
Mientras el argentino dejaba entrar al demonio a su humilde hogar, su dormido cerebro no pudo evitar aprovechar la situación.
— Bad, es la cuarta vez en la semana que vienes, ¿No?
— Yeah... If you are really tired, I'm not gonna force you or anything. (Sí... Si estás muy cansado, no voy a forzarte o nada)
La forma en que Bad cruzó los brazos haciéndose el comprensivo, se le hizo hipócritamente lindo al argentino.
Porque sabía que Bad insistiría en hacerlo igualmente.
— Déjame aclarar algo pa. Esta vez quiero hacerlo como a mí me gusta.
Bad se detuvo en el marco de la puerta que daba al cuarto de Spreen.
Por desgracia sabía que significaban esas palabras.
Y no sabía si odiarlo o amarlo culposamente.
— ¿Vas a entrar o querés que te cargue como saco de papas? – Spreen regresó sus pasos solo para posar su mano en la suave mejilla de Bad.
Sabía que esa era la debilidad del demonio.
— I'm tired. Pick me up. (Estoy cansado. Cárgame)
— Si andas cansado, ¿Porqué viniste hasta acá?
— I don't know. If you are tired, why you open the door? (No lo sé. Si estás cansado, ¿Porqué abriste la puerta?)
— Jamás dije que estaba cansado.
— So, you wait for me? (Entonces, ¿Me esperaste?)
Sin dar respuesta, Spreen cargó a Bad sujetando sus glúteos para llevárselo a la cama.
— Se acabó el interrogatorio.
Los brazos de Bad se hallaban atados tras su espalda. Y sus ojos estaban cubiertos con una venda.
En otra ocasión, Bad hubiese sido atado de una manera más elaborada, pero Spreen no tuvo las ganas de hacer algo tan agotador, y mucho menos con sus ansias de solo comenzar el acto.
Los dos ya se hallaban respectivamente desnudos. Pero el demonio destacaba más por su piel cubierta en mordidas, chupetones y leves marcas de cuerdas (de anteriores sesiones de sexo).
Spreen se relamió los labios ante la imagen. Con lo mínimo de fuerza, hizo que Bad se acostara boca abajo, mostrando su entrada humedecida y su miembro erecto temblando por la excitación.
Queriendo tomarse su tiempo, el argentino uso dos dedos para acariciar la cavidad. La punta de los dígitos apenas presionaban el interior y se deslizaban a lo largo entre la raya de los glúteos.
Bad ocultó un gemido suave en el colchón mientras movía sus caderas con desesperación. El demonio no esperaba que Spreen jugara así con él.
— Please... (Por favor)
Spreen sonrió con sorna. Empeorando las tentaciones, decidió meter sus dedos del medio e índice hasta lo que sus nudillos alcanzaran dentro de las paredes carnosas.
Gemidos cortos y suaves salían de las crecientes transpiraciones de Bad. Los dedos jugaban moviéndose de arriba a abajo dentro suyo, haciendo que su miembro (de por sí erecto) sintiera cosquilleos por las estimulaciones a su débil próstata. El lubricante natural comenzaba a cubrir por completo los dedos de Spreen y parte de sus glúteos que se apretaban buscando empujarse a más tacto.
— ¿Listo para mí verga?
Bad asintió todavía con la cabeza hundida en el colchón, tratando de callar su parte racional que exigía regañar a Spreen por su mal vocabulario.
Dejando finalmente sus dedos fuera, el argentino alineó su polla en los glúteos de Bad, frotándose entre la cavidad dilatada para desesperar al demonio que gemía con insistencia.
— Spreen, just... (Spreen, sólo...) – Bad apretó sus labios antes de acabar la frase.
— No te eches para atrás, boludo. – Spreen se acercó al oído de Bad y le dió un jalón suave con sus dientes. — Dime que querés. Dilo con orgullo.
— Put It. Please... (Ponlo. Por favor...)
— Perdón, ando sordo, ¿Qué dijiste? – Spreen pasó su lengua al cuello del demonio para a hacerlo hablar.
Bad abrió la boca para sacar un pequeño jadeo por la sorpresa. Su cerebro se estaba derritiendo y Spreen era el culpable.
— Put It, please! (¡Ponlo, por favor!)
— Bien ahí, bitch. (perra)
— How did you call me...!? (¿¡Cómo me llamaste...!?)
El enojo de Bad fue espontáneo, ya que Spreen se introdujo de golpe con su miembro, dejándolo con sus quejas al aire.
Bad sintió como Spreen lo jalaba de los brazos atados y comenzaba a embestirlo como si lo estuviese montando.
Los golpes a sus entrañas eran salvajes y duros, justo como a Spreen le gustaba. Y su ceguera temporal solo hacía que sus demás sentidos fueran más sensibles.
Podía escuchar con mejor detalle como la cama rechinaba bajo suyo y los chapoteos rápidos y húmedos de su culo siendo embestido ferozmente por Spreen.
Podía oler como el cuarto se inundaba de sudor, sexo, y el aroma inconfundible de pasto mojado y frutos ácidos de Spreen.
Podía sentir cómo su cuerpo estaba en llamas. Su piel estaba ardiendo y sudando. Sus interiores estaban hechos un desastre. Su boca seca. Sus brazos estaban comenzando a entumecerse. Su miembro estaba rápidamente teniendo un orgasmo que comenzaba a humedecer las sábanas. Y podía jurar que el miembro palpitante de Spreen había alcanzado su pequeño vientre y lo estaba llenando rebosante hasta impregnarse por completo.
Bad lo único que podía pensar era que no necesitaba nada más en la vida. O en aquella isla.
Solo necesitaba a Spreen.
Pero algo sucedió que hizo su pobre estómago revolverse.
La venda en sus ojos comenzó a caerse y miró algo aterrador. Miró su propio reflejo.
No podía verse por completo, apenas uno de sus ojos estaba al descubierto. Pero era suficiente para darle un golpe de realidad.
"Why am I sweating?"
("¿Porqué estoy sudando?")
"Why am I smiling with my tongue out?"
("¿Porqué estoy sonriendo con la lengua fuera?")
"Why my Skin Is filled with marks and fluids"
("¿Porque mi piel está llena de marcas y fluidos?")
"Why am I enjoying this?"
("¿Porqué estoy disfrutando esto?")
Bad trató de apartar la mirada de aquel reflejo, pero Spreen notó su actitud asustada.
— ¿Viste el espejo que agregué al cuarto? Esta piola ¿No? – Spreen usó una de sus manos y jaló el cabello de Bad para que así tuviese la vista en frente. — Ahora puedes ver cómo te lleno el orto de semen.
— Stop...! (¡Detente...!) – Bad cerró los ojos por la vergüenza.
— No te hagas el boludo. Bien que te gusta hacer de puta. – Spreen empujó sus caderas al desbordado culo de Bad con intenciones de correrse una segunda vez.
Bad sintió como sus partes más sensibles eran tocadas nuevamente y lo sobre estimulaban, haciendo que abriera los ojos en un orgasmo nuevo. Apenas podía quejarse entre sus chillidos y llantos excitados mientras era forzado a verse a si mismo, con Spreen encima suyo follandolo, jugando con sus pezones erectos usando los dedos, mordiendo y marcando la parte trasera de su nuca.
La cabeza de Bad se sentía a punto de explotar mientras se dividía en oponer resistencia o dejarse llevar por lo caliente que era todo.
— No la pelees Bad, solo hago lo que te gusta. – La voz de Spreen hizo que el demonio volviera a cerrar los ojos por inercia.
Todavía estando adentro, el argentino volteó el cuerpo contrario para que quedaran cara a cara y le plantó un beso dominante y carnal.
Bad lo detestó porque no había nada de amor en él.
Pero se detestó más así mismo cuando la segunda corrida de Spreen lo llenó y lo hizo sentirse en el cielo.
La mañana había llegado y Spreen apenas se estaba despertando.
En la noche había tenido una buena sesión de sexo con el demonio y tan solo recordar la carita gustosa por su atención lo hizo ponerse de buenas de inmediato.
"Debería compensarle lo de anoche. Quizás me pasé un poco de hijo de puta con él."
— Oye Badboy, despierta. Te invito... – Al voltearse al otro lado de la cama, el argentino se quedó con las palabras en la boca.
Bad ya no estaba a lado suyo.
— Supongo que tenía cosas que hacer.– Spreen quiso convencerse.
Aún si su reloj biológico le decía que apenas eran las seis de la mañana.
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