Segunda carta
***
Ante la falta de Chat Noir, comencé a dudar sobre muchas cosas. El mismísimo héroe de París estaba ausentándose, al mismo tiempo que lo hacía el popular chico de la preparatoria, Adrien Agreste. Si la ausencia de mis dos compañeros tenía relación con ello, la razón debía estar escrita en alguno de esos papeles.
Abril 20
El gran campeonato de esgrima.
Durante la presentación de las porristas me pidieron ser la principal.
Realmente me arrepiento de haber dicho que no, desearía que esta vez no te niegues y aceptes el pedido de todas.
Ese día me enamoré de Adrien.
La carta no explicaba su ausencia. Creo que ese día debí evitar a toda costa que Chat Noir se quedara conmigo ahora no tenía rastro de él, ¿todo se había acabado así de simple y yo tuve el poder de evitarlo y no lo hice?
—Marinette, ¿dónde estabas?— me preguntó Alya viéndome llegar hasta ella —Ya está por iniciar todo.
—Lo siento, la señorita Bustier me pidió un favor— respondí con la respiración agitada.
Salimos del salón de clases para bajar las escaleras y llegar al centro de la preparatoria, momento exacto en el que logré ver a Adrien desde lejos. Antes de acercarnos a él, Alya y yo exclamamos su nombre y le saludamos, a lo cual él respondió con una amplia sonrisa. Parecía ser el mismo de siempre, era estupendo.
—Adrien, ¿qué sucedió?— le preguntó mi amiga —Estuviste ausente dos semanas.
—Estaba cansado— respondió él inmediatamente, encogiéndose de hombros.
¿Cansancio? ¿Eso era todo?
Alya comenzó a empujarnos a todos y pronto apareció Chloé tras de nosotros para hacer lo mismo. Ambas estaban dándose ánimo entre ellas mismas para hacer una buena presentación, pero me aparté de ellas cuando vi a Adrien solo observando como todos los competidores de esgrima se preparaban para el campeonato.
—¿Estarás participando?— le pregunté acercándome a él.
—No, estoy a cargo de los primeros auxilios— respondió señalándome un pequeño botiquín que tenía al lado —No estuve presente estas dos semanas así que no pude practicar.
Casi anticipándose a mi reproche en el que le diría que él era el mejor esgrimista de la preparatoria, cambió el rumbo de la conversación señalando uno de pies y me vi obligada a decirle que dolía un poco debido a que los zapatos eran algo pequeños.
—Me equivoqué en la medida cuando los compré... Luego perdí la oportunidad de devolverlos— le conté ligeramente avergonzada.
Pero a pesar de que había decidido contarle, él estaba seriamente mirando a los competidores prepararse. Por un momento, ambos fijamos nuestras miradas en nuestro amiga Luka, quien parecía llamar la atención del resto de los participantes. El silencio en el lugar duró hasta que Sabrina y Rose, dos compañeras, se abalanzaron contra mí gritando "Marinette, ¡te necesitamos!".
—Lila se lastimó, no podrá ser la principal— habló Sabrina pasándose un pañuelo por el rostro sin que le saliese ninguna lástima —Todo lo que tienes que hacer es estar sobre todas en el gran final, ¡así nuestra presentación será perfecta!
Realmente sucedió lo que decía la carta, ¿pero cómo podría hacer eso? Recuerdo haberme creído porrista cuando pequeña pero nunca fue algo que hiciera fuera de mi cuarto, y a pesar de las muchas esperanzas que veía en los ojos de mis compañeras, no tenía la confianza suficiente como para no fingir ser torpe durante más de un minuto.
—Lo lamento... No puedo— respondí, cabizbaja.
—No la presionen— se oyó la voz de Adrien acercándose a todas nosotras —Tiene el pie herido.
Cada una de las presentes me preguntó cómo estaba y cómo había pasado, pero me limité a decirles que no era algo tan grave como una herida y que de serlo, sólo era mi culpa. Sin embargo, ninguna de ellas guardó silencio hasta que Chloé alzó la voz.
—Bien, yo lo haré— dijo decidida —No hay forma de que salga mal conmigo tomando el protagonismo.
La carta decía que después de que Chloé decidió ocupar el lugar que me estaban ofreciendo la presentación fue peor de lo que cualquiera pudo imaginarse. Negarme... ¿Es una buena idea? Mi yo del futuro decía que se arrepentía de haber dicho que no y que yo debía aceptarlo, así que definitivamente me arrepentiré si no lo hago. Sólo estoy huyendo y eso es terrible.
—¡Yo lo haré!— grité antes de que la rubia se marchara.
—Pero tu pie...— susurró Adrien a mis espaldas.
Mi pie no era un verdadero problema, después de un rato el dolor pasaría, pero un corazón arrepentido no cambiaría en al menos diez años y mi "yo" del presente no quiere vivir con eso. La carta decía claramente que debía hacer para tener cuidado de no caerme, cada movimiento era importante. Casi sin darme cuenta, sólo teniendo en cuenta lo que había leído, había formado junto a la chicas y la presentación de porristas había terminado. La gente se acercó hacia a mí con alegría. Era increíble, incluso con mi timidez y torpeza logré hacerlo, tuve éxito.
—Marinette, volvamos a clases— dijo Alya mientras se tomaba su bolso y se alejaba.
—¡Sí, ve! Estaré allí en un momento— le respondí.
Sin embargo, dije aquello mientras me daba cuenta de que ya casi no podía avanzar. Mi pie había llegado a su límite, así que comencé a avanzar hacia la enfermería de a pequeños saltos.
—Alto, la ambulancia ya ha llegado— escuché decir a mis espaldas, viendo a Adrien sujetando su botiquín —Siéntate y quédate quieta.
Con mucho cuidado comenzó a revisar mi pie mientras me repetía que no podía usar zapatos de la medida incorrecta, a lo que simplemente dije que me aguanté porque ya había pasado el tiempo de cambiarlos y las clases no eran tan exigentes como para hacerme daño.
—Si siempre te reprimes a ti misma, la única que perderás serás tú— declaró severamente.
—Si eso le causara problemas a alguien, entonces prefiero dejarlo para mí misma— respondí sin antes pensarlo —Nadie nunca se dio cuenta, si lo soporto todo estará bien. No es gran cosa.
—Yo lo vi... Y lo noté— dijo, terminando de colocar la venda.
Lo notó. Mis mejillas se sintieron calientes y él comenzó a alejarse mientras me decía que tuviera cuidado. Vi su espalda alejarse, estuve a punto de verlo irse pero cobré fuerzas.
—¡Si deseas participar en esgrima sólo debes decirlo!— exclamé lo suficiente como para que me oyera —Porque yo también... ¡También me fijo en ti, Adrien!
Su reacción fue otra amplia sonrisa y prometió que la próxima vez participaría y sería mejor que cualquiera, incluso derrotaría a Luka. Todas las cosas que estaban escritas en la carta... Se volvieron realidad.
Ese día me enamoré de Adrien.
Me hizo muy feliz escucharlo decir "yo lo noté". ¿Habré borrado algún arrepentimiento para mi yo dentro de diez años?
***
—¡Marinette! Miras estas flores, ¿son bonitas verdad?— dijo Luka acercándose a la azabache con un ramo de flores en una mano y un bebé en su otro brazo —Son para Adrien.
—No creo que a él le hubiesen gustado esa clase de cosas...— respondió la azabache, con una pequeña sonrisa —Menos viniendo de ti.
Ambos, ya adultos, comenzaron a caminar por una colina mientras que las hojas de los árboles hacían una fiesta alrededor de ellos, guiadas por el viento.
A mi "yo" de diez años en el pasado.
Hay mucha dicha y felicidad esperando por ti. Espero puedas apreciar esta felicidad y no dejes que muera.
Finalmente quiero decirte la razón más importante por la cuál decidí escribir esta carta. Mi "yo" de 24 años tiene muchos, muchos arrepentimientos. Estoy escribiéndote porque no quiero que mi "yo" de 14 años viva llena de lo mismo.
Hay una verdad que debes saber, para impedir que lo peor suceda. El chico de máscara y traje negro que es un héroe junto a ti, es Adrien.
Diez años después, Chat Noir ya no está con nosotros.
Por favor, no dejes que las cosas importantes se vayan tan fácilmente. Por favor, cuida a Adrien de cerca.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro