Capítulo 9.- Please, get away from me.
- Tienes que ir a clase, ya has perdido muchos días Angie.
- No me obligues, por favor... - rogué a mí tía. Mis manos estaban juntas, como si estuviera rezando, y la miraba apenada - Yo... no me siento demasiado bien...
- Angie... no hagas que me enfade, ¡Vístete y ve al instituto!
- ¡No quiero!
Mi tía alzó la mano y me pegó una bofetada, sentía el ardor de mi mejilla y como se iba calentando mi rostro.
- ¡Que vayas al puto instituto de una puta vez! - se levantó y se dirigió hacia la puerta. - ¡Quiero verte en el salón en cinco minutos! - y cerró dando un portazo.
Ya han pasado dos meses desde la muerte de mi padre. Dos meses desde que James se fue de mi casa de manera fría y distante. Dos meses en los que si había tenido breves encuentros con él, eran momentáneos y Hetfield siempre encontraba la forma de desentenderse e irse a la mínima oportunidad.
Todavía podía recordar aquella noche en que todo lo que ambos habíamos creado con brevedad se desmoronó. Dónde me confesó sus verdaderas intenciones inundándome en un mar de lágrimas mientras él hablaba.
- Porqué te quiero Angie, te quiero y no quiero quererte. - susurró mirándome a los ojos.
- No te entiendo James...
Él me cogió de las manos y me besó en ellas, el resentimiento dominaba sus ojos celestes los cuales me miraban fijamente, apenados.
- Cuando todo esto empezó... -comenzó a decir. - Yo no sentía nada por ti Angie.
Mi expresión cambio totalmente, podía sentir como mis ojos, ahora abiertos en su magnitud, se inundaban de lágrimas. La tristeza me desgarraba por dentro, invadiéndome.
- Angie no me mires así por favor... - puso una de sus manos en mi mejilla. - El tiempo pasó... y he descubierto lo que siento por ti en realidad.
- ¿Por qué estabas conmigo sino me querías...? - mi voz sonaba entrecortada y mi respiración estaba agitada.
Cabe decir que ambos seguíamos desnudos.
- No tengo excusa para eso... y puedes enfadarte si quieres, ódiame. No merezco tus dulces palabras ni tus gestos amables. He jugado con fuego y, definitivamente, me he quemado.
Cerré mis ojos, esperando que todo aquello fuera un sueño de nuevo, podía notar como algunas lágrimas se liberaban de la prisión que les suponía mis ojos y resbalaban por mis mejillas.
James secó mis lágrimas con sus pulgares y me acercó hacia él, abrazándome mientras con una de sus manos acariciaba mi pelo.
En realidad no sabia muy bien que sentir; por un lado había jugado conmigo hasta ahora, sin embargo. Me lo había confesado antes de llegar a otro nivel dónde los daños ya serían irreparables.
Creo que todos sabemos a que me refiero.
- Te quiero. - susurré agarrada a su pecho desnudo.
- Lo sé... - contestó.
El tiempo pasaba mientras nosotros permanecimos en esa posición hasta que me quedé dormida entre sus brazos. Y allí desperté, sola, en mi cama, en mi casa. Sola de nuevo con la diferencia de que esta vez nadie vendría para estar conmigo.
Meneé la cabeza para que esos dolorosos recuerdos abandonaran mi cabeza y me dispuse a ir al instituto.
Porqué no hay nada más emocionante de encontrarte con la hija del hombre al que amas.
- Hacia demasiado que no te veía. - Era Cali, sonriente, agarrándome del brazo por la espalda.
- Hey... - contesté yo.
- Sé que es duro pero tienes que seguir con tu vida Angie... - su tono de voz cambió a uno más calmado y serio cuando se dio cuenta de mi verdadero estado de ánimo.
Si supiera la razón por la que estoy así realmente...
- Estoy bien. - mentí, fingiendo una sonrisa.
Cali se quedó mirándome unos segundos hasta que finalmente susurró:
- Si te pasa algo, por pequeño que sea, estaré aquí.
La abracé como contestación, era la primera vez que lo hacía y, en ella pude notar por un momento el masculino perfume de James que me embriagó y me hechizó momentáneamente, dándome a pensar que era a él a quién abrazaba y no a su hija.
- ¿Qué te parece si pasamos la tarde en mi casa? - dijo nada más separarnos de aquél abrazo.
- Yo... No tengo muchas ganas de eso...
De hecho era último que quería, ir a su casa y encontrármelo; simplemente no estaba preparada; ni siquiera podía pensar en él sin que mi corazón se partiera cada vez más.
- Estaremos solas... - volvió a decir, como si me leyera el pensamiento.
- ¿Seguro?
- Seguro. - sonrió.
Ese día salimos una hora antes debido a que el profesor que nos tocaba a última hora no estaba, Cali y yo aprovechamos para ir a pie hacia su casa, no estaba muy lejos pero sí que era más cómodo ir en coche.
- A ti te pasa algo. - me afirmó mientras íbamos de camino.
- Ya sabes lo que me pasa, Cali.
- No, te pasa algo y no es eso.
- ¿Qué pruebas tienes de ello?
- No tengo pruebas pero lo sé, y puedes confiar en mí y decírmelo.
- Cali...
- Angie, te conozco desde hace poco pero puedes confiar en mí. Pero está bien, sino me lo quieres decir no pasa nada.
No sabía qué hacer, una parte de mí exclamaba '' ¡Díselo! '' Sin embargo otra chillaba '' ¡Cállate! ''
Así que hice lo que me pareció justo para Cali.
- Hay un chico...- empecé a decir-
- ¿Mi padre?
Mi corazón iba a cien y abrí los ojos inconscientemente.
- ¿Qué?
- Me acuerdo de lo que pasó el día que bebimos, y sé que le quieres dar duro contra el muro. - río.
Yo suspiré aliviada.
- No, no es tu padre. - una sonrisa fingida decoraba mis labios.
- ¿Entonceeees...?
- Un chico de Europa. - mentí. - El caso es que cuando estuve ahí, estuve con él y me confesó que cuando empezó conmigo no me quería pero que ahora se había dado cuenta de que sí... - logré terminar con gran esfuerzo, parte de mi tristeza acumulada se liberó junto esas palabras. Me sentía más aliviada por haberlo dicho en voz alta y contarlo a alguien de confianza.
- ¿Y luego que pasó?
- Yo me quedé dormida y cuando me desperté él se había ido.
Cali hizo una mueca de sorpresa.
- Angie... tu... ¿Conservas tu telilla?
Yo levanté mi brazo y puse los dedos pulgar e índice de manera paralela, de forma que casi se tocaban.
- Por esto. - confirmé.
- Entonces... ibais a follar pero antes de eso él te confesó todo eso, ¿Cierto?
Yo asentí.
- Pues eso no se hace todos los días. - puso una mano en mi hombro. - Yo iría a verle y me lo tiraría nada más abriera la puerta. - río de nuevo.
- Hay otro problema... - susurré
Cali me miró como símbolo de que continuara.
- Está casado.
- ¿¡Qué!? Pero... pero... ¿Cuántos años tiene?
- Unos cuantos...
- ¿Pero tú le quieres?
Esa pregunta removió mis tripas, ¿Realmente quería yo a James? Era algo que nunca me había preguntado con seriedad.
Una lágrima se escapó de mi ojo derecho mientras un monosílabo salía de mi boca, creo que nunca había dicho algo de forma tan convencida:
- Sí. - y me sequé la lágrima.
- Y él te quiere a ti, eso tenlo por seguro; si solo quisiera sexo lo hubiera hecho y no te hubiera dicho todo eso. - paró en frente de la puerta de su casa. - De todas formas... creo que lo mejor será que lo hables con él con seriedad.
- Gracias Cali...
- Para esto están las amigas. - sonrió.
- Cali...
- Tranquila, no se lo diré a nadie.
- Gracias... - volvía decir.
Abrió la puerta de su casa y Disco nos vino a recibir alegremente moviendo su cola.
- Vaya. - susurró Cali al llegar al salón. - Pensaba que estarían mis padres pero supongo que se fueron antes.
Un fuerte gemido inundó la sala, jadeos y de más ruidos que provenían del piso de arriba.
- Vale, creo que si están. - dijo riéndose.
Un nudo se posó en mi garganta, me ardían los ojos y por un momento pensé que iba a vomitar. ¿Estaban haciendo lo que creo?
Cali fue hacia la escalera.
- ¡Mamá, Papá, hemos salido antes de clase! - chilló divertida por la situación.
De repente todos esos sonidos desaparecieron y se sustituyeron por pasos, y el ruido de la ropa al ser sacudida y en unos minutos apareció Francesca, totalmente despeinada.
- Podrías habernos avisado con un mensaje, querida. - respondió nerviosa.
- Teníamos ganas de andar.
Francesca me vio y se sonrojó; sabía que yo también había sido testigo de lo ocurrido hace unos momentos.
- Bueno... voy a hacer la comida... - dijo de camino hacía la cocina.
Mis puños estaban cerrados con fuerza, notaba las uñas clavarse en las palmas de mis manos y mis nudillos estaban blancos por la fuerza, pero no era suficiente.
Me mordí el interior de la boca para causarme dolor, pero no era suficiente.
Iba a llorar ahí en medio y no lo podía evitar.
Vi a James sin camiseta bajar las escaleras, él se fijó en mí y se quedó mirándome con desconcierto.
- Angie. - susurró mirándome.
Mi mirada brillaba debido a las lágrimas que contenía, lo miré y él entendió todo lo que pasaba solo con verme.
- Cali, yo me voy. - cogí la mochila. - Nos vemos el lunes.
- Espera. - me agarró de la mano. - Quédate, porfa...
- No puedo... - susurré. - No puedo...
- Cali me soltó cuando vio el dolor que desprendía mi mirada.
Fui hasta la puerta principal, hasta que me topé con James, el cual me bloqueaba la salida.
- Angie espera... - me dijo.
Me lo quedé mirando fijamente, toda la tristeza que sentía se había transformado en furia y odio.
- Vete a la mierda. - dije antes de apartarle de un empujón, las lágrimas empezaban a salir de mis ojos.
Salí de esa casa dando un portazo.
Fui a mi casa a paso acelerado mientras las lágrimas no dejaban de caer y el volumen de la música de mis auriculares me parecía poco.
Llegué a mi casa y me encerré en mi habitación, me lancé en la cama mientras abrazaba a uno de mis cojines y seguía llorando.
En ese entonces empezó a sonar ''Nothing else Matters'' y furiosa apagué la música y lancé el teléfono lo más fuerte que pude, chocando contra una de las paredes y cayendo sobre mi escritorio.
Un ruido me aviso de que me acababa de llegar un mensaje, y yo lo ignoré mientras seguía tumbada en la cama, aunque no había escuchado la canción la letra de ''Nothing else Matters'' inundaba mi cabeza, y solo me hacía llorar más.
El ruido se repitió; había recibido un nuevo mensaje que también ignoré.
El ruido se repetía una y otra vez hasta que enfada cogí el teléfono para contestar esos malditos mensajes.
Abrí los ojos mientras las lágrimas seguían cayendo.
Era James.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro