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Capítulo 14.- ¿Es amor o una distracción? Parte 1

Nota nazi de la autora: Normalmente los capítulos que subo son de 2000 palabras más o menos, sin embargo este capítulo entero eran más de 5000 por lo que decidí partirlo en dos capítulos, espero que no me odieis (?
Y ahora les dejo leer UwUr

Al entrar en mi casa no tardó en sonar mi móvil debido a los mensajes que estaban llegando de parte de Kirk y.. James.

"¿Por qué te has ido de esa manera? Quería llevarte yo a casa..."

Un dolor punzante atravesó mi pecho al leer ese mensaje y tecleé su número para llamarle; necesitaba hablar con él y escuchar su voz.

- ¿Si? - contestó una voz grave al otro lado de la línea.

- Hola...

James empezó a preocuparse al escuchar mi tono de voz.

- ¿Ha pasado algo?

- Te hecho de menos... No quería irme pero me daba miedo que llegaran y que yo no estuviera y que...

- ¿Hay alguien ahora? - me interrumpió.

- No.

- ¿Quieres que vaya? - su voz se volvió más profunda.

No pude evitar que una sonrisa saliera de mi.

- Me encantaría. - dije mordiéndome el labio inferior.

- No hagas eso...

- ¿Hacer el qué? - reí.

- No te muerdas el maldito labio o te lo morderé yo.

- ¡¿Cómo sabes que estoy haciendo eso?! - reí y a la vez fingí estar enfadada.

- Secretos de estrella del rock. - río él.

- ¿Y... que labios me vas a morder? - volví a reír.

-No me tiente señorita Angie...

- James... - susurré.

- ¿Si?

- Te quiero.

- Sabes que yo a ti también, demasiado.

Una sonrisa boba volvió a dominar mi cara.

- Ven...

- Tranquila. - río. - Ya estoy subiendo al coche.

- Entonces... ¿Me vas a colgar?

- Lo siento mucho cariño, llegaré lo antes posible.

- Dilo otra vez.

- ¿Que llegaré lo antes que pueda?

- Nu, un poco antes de eso.

Entonces pude notar como James sonreía.

- Cariño.

- Ven rápido.

- Lo haré, te quiero.

- Yo más. - susurré.

James cortó la llamada y entonces me puse a checar el mensaje que me envió Kirk:

"Estoy impaciente por verte mañana, hace mucho que no tengo una compañera para mirar películas de terror."

Una parte de mi exclamaba que le dijera que no podía ir sin embargo otra me pedía que fuera.

Total, solo íbamos a ver una película, a comer algo y a tocar un poco la guitarra ¿No?

Quizá si lo repetía muchas veces me lo acababa creyendo.

Al final respondí el mensaje como creí que debía hacerlo:

"Yo también tengo muchas ganas de pasar la tarde con usted. "

Vibró prácticamente al momento:

"Llámame Kirk ¿Esta bien?"

"Esta bien... Kirk. Si mañana por la noche no puedo dormir te voy a pegar."

"Jajaja, si no puedes dejo que duermas conmigo. "

"Di no a la pedofilia."

"Di no a la gerontofilia. "

"¡Oye! Ni que fueras tan viejo."

" Y tu tampoco eres tan joven."

"Si lo soy..."

" Yo no te veo como una niña, te veo como la mujer que eres."

"¡Pero si me has conocido hoy!"

"No jodas el discurso, tan bonito que me había quedado..."

Yo reí.

En ese mismo instante llamaron al timbre y mi corazón se aceleró al escucharlo. Envié un mensaje a Kirk para avisarle de que iba a desaparecer unas horas.

Solo iba a montarme salvajemente a uno de sus mejores amigos, nada importante.

Fui a abrir la puerta para encontrarme a James de pie detrás de ella, nos quedamos mirándonos uno en frente del otro.

James me sonrió y yo me mordí el labio inferior.

Me abalancé encima de él, James me rodeó con sus brazos manteniendo mi cuerpo contra el suyo, mis piernas se enredaron en las suyas y nos dimos un largo abrazo en que, aleatoriamente, James besaba mi cuello, mi rostro y el inicio de mi pecho.

- He echado demasiado de menos tenerte tan cerca de mí. - su rostro estaba en mi cuello, aspirando todo el aroma que desprendía.

Separé mi cara de su cuerpo para poder vernos cara a cara y poder mirarnos a los ojos justo antes de hundirnos en un beso que me provocó cosquillas en el estómago.

Una vez James me dejo en el suelo le tomé de la mano y entrelazando nuestros dedos y entramos en casa, él cerró la puerta con el pie y tiró de mi para volver a estar aprisionada contra su cuerpo.

- Te quiero. - susurré antes de besarle de nuevo.

- Y yo Angie.

Yo solo sonreí mientras me abrazaba de nuevo a James. Subimos a mi habitación cogidos de la mano, la cama seguía deshecha debido a nuestras acciones de la noche anterior, James solo se sentó en la cama mirando como me movía de un lado a otro por mi habitación.

- ¿Te quedarás a dormir? - pregunté sentándome a su lado, envolviendo mis brazos en su cuello y besando y mordiendo a éste.

- Hmm... - gruñó. - No sabes como me gustaría poder...

- ¿Francesca se enfadó?

- Esta convencida de que tengo una aventura. - suspiró, cómo si estuviera convencido de que aquello que creía su mujer era falso.

- ¿Y a caso no es verdad? - Paré un instante de marcar su cuello pero no tardé mucho en volver a ello.

James hizo que parara lo que estaba haciendo y me alejara de él, me miró directamente a los ojos con cierto dolor en ellos y... ¿Temor quizá?

- ¿Crees eso? - preguntó dudoso.

- Bueno... técnicamente eso es lo que soy...

James me cogió de las manos y se las llevó a su boca donde beso cada uno de mis nudillos.

- Eres mucho más que eso, al menos para mí. - hizo una pausa dónde me volvió a mirar a los ojos. - No quiero que pienses que solo eres una aventura para mi ¿Entendido?

Su mirada penetrante me erizaba la piel, el temor y la preocupación que demostraba con su voz y con las palabras que acababa de decir no hacían más que confirmarme lo que sentía por ese hombre.

Me acerqué a él, nuestros labios se rozaban mientras nuestros ojos no perdían el contacto en ningún momento.

- Mi ángel... Te quiero tanto... - susurró antes de perder el contacto visual para profundizar en un apasionado beso, nuestras lenguas bailaban a un ritmo lento y se coordinaban para llegar a la sinfonía perfecta.

- Si yo soy tu ángel... ¿Tu que eres para mí?

James se puso pensativo, acariciando su perilla con los dedos pulgar e índice, yo solo me reí.

- ¿Qué? - preguntó al notar mi risa.

- Te ves demasiado sexy haciendo eso.

Él volvió a acariciar su perilla.

- ¿Esto?

Yo asentí.

James me miró de forma pícara.

- Hmm... Creo que estaré así todo el día entonces.

- Demonio.

- ¿Eh?

- Si yo soy tu ángel tu eres mi demonio.

James sonrío y me acarició el rostro.

- Me lo pasaré bien entonces corrompiendo a éste ángel.

- No soy ningún ángel...

- Claro que lo eres, ¿Por qué dices que no?

- No hago cosas de ángeles. -reí.

- Bueno, esas cosas están sobrevaloradas. - río. - Verás, un ángel no se tiene que comportar cómo tal, simplemente busca el bienestar de sus seres queridos a la vez que el suyo propio, hacerles sentir bien consigos mismos y los de su alrededor, hacerles mejores personas. Y tú haces todo eso, al menos cuando estas conmigo.

- ¿Te hago mejor persona?

- Cada segundo que paso contigo es una parte de mi que logra escapar del infierno para ganarse un sitio en el cielo.

Yo solo me sonrojé y sonreí como una boba.

- Idiota... - le empujé por el hombro mientras ambos empezamos a reír.

James se tumbó en la cama y me tomó del brazo para que me tumbara con él, apoyé mi cabeza en su pecho a la vez que uno de mis brazos. Él acarició mi pelo y repartía besos por mi cabeza.

- Debiste haber nacido antes. - dijo finalmente.

Yo subí mi mirada para poder ver su rostro el cual me estaba mirando con serenidad.

- ¿Por qué dices eso?

- Lo más probable sería que ahora estuviera casado contigo si hubiera sido así.

Yo solo suspiré con resignación.

- Tendrías hijos conmigo.

- Exacto.- sonrió a la vez que yo al imaginarnos esa situación.

- Aunque no sería divertido porque entonces no seria la familia perfecta según Hitler.

James río, de hecho creo que tuvo un ataque de risa.

- Seguiría siendo perfecta porque tú estarías en ella.

- Seguimos pudiendo tener hijos, probablemente serán propensos a los resfriados ya las gripes debido a que el irresponsable de su padre los esta manteniendo congelados pero estarán bien. - reí.

- No jodas. - James volvió a reír. - Siempre tenemos a la cigüeña.

- ¿Para que nos vengan con gripe aviar? Que padre tan sidoso estas hecho.

- ¡Oye! Que te jodan.

- Jódeme tu. - le miré mordiéndome el labio.

- Joder. - gruñó. -incluso hablando de fetos consigues ponerme perro.

Volví a reir mientras James iba besando mi cuello.

- ¿Conoces cómo se originó la leyenda de la cigüeña? - susurró mientras seguía besando mi cuello.

Yo negué con la cabeza.

- ¿Quieres saberlo?

- Si hay zoofilia no plox.

- Tonta. -río James y luego tosió para aclarar su voz. - La leyenda explica que Jesús antes de ser crucificado se acostó con una mujer romana que estaba casada y él la dejó en cinta. Después de aquello la mujer recapacitó y se enfadó con Jesús alegando que ahora debía darle a su marido un hijo que no era suyo y que se arrepentía de lo que había hecho, entonces Jesús en un acto divino le quito el niño de su vientre. Los días pasaron y unos campesinos encontraron el feto en lo alto de un árbol, en un nido de cigüeñas.

- ¿Pero que mierda con Jesús? - pregunté aguantándome la risa.

- Que te voy a contar, parece ser que eso de ser el hijo de Dios abre muchas puertas.

- O piernas.

- Exacto. - dijo riendo.

Entonces me levanté y me senté encima del regazo James, mirándole mientras él seguía tumbado y empecé a jugar con su cabello.

- Te voy a ofrecer un trato. - susurré.

- ¿Hm?

- Jesús se acuesta con putas adulteras romanas y... tu te acuestas conmigo.

James sonrió maliciosamente.

- ¿Ahora?

Bajé una de mis manos hasta llegar a la entrepierna de James.

Él suspiro entrecerrando los ojos y después de abrirlos me miró con ferocidad.

Se sentó teniéndome en su regazo y me envolvió con sus brazos para tumbarme en la cama e incorporarse él encima de mí.

James empezó a besar mi cuello y bajó hasta llegar a mi pecho donde absorbió la piel y me marcó con una pequeña marca rojiza.

- Ya te dije en su momento que iba a disfrutar mucho quitándote toda esta ropa. - gruñó con excitación mientras me despojaba de camiseta y se deleitaba con mis pechos.

Solté un gritito junto a un salto cuando noté que mordía mi pezón y él sonrió con satisfacción al ver mi reacción.

Bajé mis manos hasta llegar al final de su camiseta y tiré de ella para quitársela y poder contemplar de nuevo todos los tatuajes que decoraban sus brazos y parte de su pecho.

Con gran avidez James me quitó los zapatos y con una mano me deshizo el botón de los pantalones y me los quitó de un tirón dejándome únicamente vestida con la parte inferior de mi ropa interior.

Volvió a colocarse encima de mí para besarme de nuevo, mi mano se coló en sus pantalones y empecé a estimular su parte más íntima.

Mientras él iba prestando atención a mis pechos una de sus manos libres desabrochó el botón de sus tejanos y los deslizó hacia abajo, yo le ayudé quitándole los boxers.

- Hazlo ya joder... - jadeé.

James no tardó en cumplir mi petición llenando mi interior, sus embestidas eran salvajes desde el primer momento y aumentaban de velocidad e intensidad por momentos.

- Hacia demasiado tiempo de la última vez joder.- gruñó mientras iba subiendo la intensidad de sus movimientos.

- La última vez fue esta mañana. - susurré abrazada a él riendo divertida.

- Demasiado. - volvió a repetir, remarcándolo.

Al decir eso dio una fuerte embestida que provocó que la cama se moviera y que yo soltara un gemido.

- Ah.. Eres un.. ninfomano... - logré decir con esfuerzo.

- Eres tu la que me vuelve adicto a tus gemidos y muestras explicitas de placer.

Yo sonreí y le besé de nuevo, él mantenía el ritmo hasta que sin previo aviso salió de mi interior provocando que me quejara.

James solo me miró divertido y volvió a embestirme, sin embargo falló y no entró sino que su miembro se deslizó por toda mi intimidad haciendo que soltara un gran gemido.

- ¡Joder no hagas eso! - jadeé.

- Lo siento, fue sin querer. - dijo fingiendo inocencia, se notaba desde lejos que lo hizo a propósito.

James volvió a entrar en mí esta vez manteniendo el ritmo lento, yo cada vez me retorcía más debajo de él como señal de que aumentara la velocidad sin embargo el seguía a su ritmo mirando con diversión los efectos de la tortura que me estaba ejerciendo.
En ese momento empezó a sonar el móvil de James el cual estaba en la mesita de noche que tenia a escasos metros de donde estaba mi cabeza, James lo cogió con una mano sin detener nuestra unión para ver de quien se trataba.
- No... no lo cojas... - dije entre pequeños gemidos.
- Debo hacerlo.
- No... no... - susurré, mis caderas empezaron a moverse a lw vez que las suyas provocando que el placer para ambos fuera mayor y mis gemidos fueran más fuertes.
- Lo siento.
James psro de moverse mientras descolgaba la llamada.
- ¿Si? - se notaba su nerviosismo. - Ahora vuelvo cielo no te preocupes solo he ido a dar una vuelta.
No me gustaba lo que significaba lo que estaba diciendo.
Entrelacé mis piernas detrás de su espalda e hice fuerza para que se acercara más a mí, él me dejó conducirle y provoqué que entrara en mí más de lo que ya lo había hecho y solté un pequeño gemido al saciar una pequeña parte del placer que llevaba tanto tiempo anhelando.
James no decia ni hacía nada solo hablaba por teléfono.
Después de colgar me miró con sus ojos celestes, su mirada de pasión de hacía unos minutos desapareció y ahora sus ojos desprendian preocupación.
- Tengo que irme. - dijo finalmente saliendo de mi interior.
- ¿Qué?
- Lo siento no puedo hacer nad...
- No te vas a ir dejándome a medias. - le interrumpí.
- Francesca quiere que vuelva ya Angie, lo siento.
-James... - susurré, puse mirada de cachorrito y me mordí el labio inferior. - Por favor déjame llegar...
La cara de James cambió totalmente, alzó una de sus cejas mientras seguía con sus ojos clavados en mí examinando mi cuerpo de arriba a abajo y finalmente soltó un gruñido de excitación.
- Dilo otra vez. - susurró con voz profunda y colocó su viridad en la entrada de mi sexo.
- Déjame llegar... - susurré con un leve sonrojo.
- Otra vez. - exigió.
- Déjame llegar James, ¡Deja que me corra joder!
Una vez terminé la frase James ya estaba dentro de mi de nuevo con embestidas rápidas, continúas y mucho más profundas de cómo alguna vez las había hecho.
Ambos no tardamos en llegar al orgasmo que deseábamos y que por un breve momento había peligrado.
James se desplomó encima de mi, ambos con las respiraciones agitadas e irregulares y nuestros cuerpos sudados. James recorrió mi cuerpo desnudo con suaves besos, mordió el lóbulo de mi oreja y susurró:
- Espero que hayas llegado.
Yo sonreí y asentí y él me correspondió con el mismo gesto.
Se separó de mí y se levantó en busca de su ropa, yo solo observaba como se vestía y solté una queja cuando se puso la ropa interior.
Una vez estuvo vestido me tapó con la sábana y me dió un dulce beso en la frente abtes de desaparecer de la habitación.
Antes de caer rendida ante morfeo comprendí que no quería separarme de ese hombre jamás, que vivía por él y moriría por él, que yo era su ángel y el era mi demonio, el amor de mi vida y mi eterna condena.

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