—¿Y bien, qué sigue?

               Cloe y o salimos a un antro. Un amigo suyo nos consiguió identificaciones falsas. Estamos haciendo lo que Cloe llama: 'conseguir hombres buenos y maduros'. Y déjenme decirles, que lo que he visto hasta ahora no me convence.

               —Lo que sigue mi hermosa y amada, Jen. Es que te enseñare como usar tu cuerpo para atraer la mirada de un hombre.

               —No sé cómo hacer eso—le comento, en cierta forma estoy asustada.

               —Por eso dije que te enseñare.

               Cloe me lleva a la pista de baile. Sus caderas empiezan a mecerse de un lado a otro sensualmente. Miro a todos lados nerviosamente tratando de ver lo que sigue, cuando me doy cuenta de que muchos hombres no despegan la vista de ella.

               ¿Y quién no lo haría? Es bonita, rubia y tiene unos impresionantes ojos azules. Quien lo le dedicara una segunda mirada, seria especialmente ciego.

               —Vamos, Jen, debes hacer lo mismo que yo.

               La escucho entre todo el ruido del establecimiento. Observo detenidamente lo que hace ella, y muchas de las otras chicas en el mismo lugar. Muerdo mi labio nerviosamente y tomando un respiro intento lo mismo.

               Mis caderas obtienen un vaivén como el de Cloe. Mi cuerpo empieza a absorber los sonidos y el ambiente embriagador de aquel lugar.

               De pronto, solo soy yo. Me muevo, me contoneo... me pavoneo.

               Miles de ojos son posados en mí, un chico guapo me mira desde la barra y con una mirada sensual, le digo que venga; y lo hace.

               Ya no soy yo.

               Es el chico sexy de ojos verdes y yo.

               La música resuena, mi cuerpo entra en emoción y en calor. Todo es sensual y lleno de picardía. No hay alcohol en mi sistema, pero el último pensamiento que tengo antes de irme a casa es: Me siento viva...

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Publicado y registrado: 20/10/17

Publicado originalmente: 26/04/17