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27. Y el juicio comienza

Palacio de Justicia de Bostón en la Imagen.

¡Voten!

Faltan sólo 10 capítulos para el final








            En mi departamento más relajada, rememoro todo lo que paso anoche. Después de ducharme, use al menos un bote completo de maquillaje líquido para tratar de cubrir los mordiscos en mi cuello hechos por Dank y fracasando estrepitosamente.

                El color purpura en mi piel es súper notable, pareciese que en vez de ligeros chupetones y mordiscos, han tratado de arrancarme la piel. No sabía que tenía la piel sensible y es un poco embarazoso. No me moleste en ocultar los que están en mis pechos, y mucho menos en mis muslos. Es Boston y hace frio, por lo que mi pesada ropa de invierno es justificada. En este caso, son un pantalón de chándal gris y una sudadera dos tallas más grandes de la universidad.

                Totalmente hecha una vaga, o al menos lista para escuchar a mi amiga.

                Hago un poco de limpieza en mi apartamento, apenas he tenido tiempo desde el viaje con Dank, y sé que debería llamar a mi madre aunque no estoy segura de que drama me espera.

                He tenido hermosos momentos a lado de mi hombre maduro que no soy capaz de salir de la hermosa burbuja en la que me he metido en el último mes. Ha sido poco tiempo que he estado a lado del señor Thompson, pero también, ha sido un largo tiempo deseándolo.

                ¿Alguna vez me cansare de un hombre como él?

                Mi iPhone timbra y lo reviso, al perecer un nuevo mensaje de Cloe.

                Cloe: Llegare en una hora, mamá está histérica con papá. Acaba de llegar y al parecer tiene marcas de rasguños, ¿crees que diga la verdad mi madre? Te necesito en serio. Llevare helado y golosinas. Xoxo.

                Mi corazón se acelera a causa de sus labras. ¿Anoche marque a Dank? Me lleva un momento tratar de recordar en que momento lo rasguñe, y me vienen de golpe muchos recuerdos: Dank debajo de mí. Yo montándolo y recorriendo todo su torso con las uñas de mis manos. A mí, mordiéndolo fuertemente en el hombro. Mis mejillas se sienten calientes, anoche fue una locura y lo repetiría una y otra vez.

                Miro la pantalla de mi móvil y me planteo contestar el mensaje, pero hago otra cosa antes.

                La marcación se ve en la pantalla y tengo un momento duro en saber qué es lo que me espera. ¿Será que al final todo mi buen estado de ánimo y humor se esfume? Sólo rezo por que no haya tanto drama.

                -¿Hola? -una voz masculina se escucha al otro lado de la línea.

                Frunzo el ceño y compruebo de nuevo la pantalla, para verificar que este llamando a mi madre. Y lo estoy. ¿Qué demonios?

                -Mmm, ¿quién habla? -pregunto de manera cautelosa.

                Un carraspeo se escucha desde el otro lado, antes de que conteste-: Soy Joe, un compañero de trabajo de tu madre.

                Una bombilla se enciende en mi mente y recuerdo la vaga conversación en el Yate de Dank, mi madre emocionada por una cita, y esa cita era con... ¡Joe! Mierda, mamá esta con otro hombre.

                -Oh, sí. He escuchado de ti, gusto en... ¿escucharte? -le digo.

                Una risa ronca y varonil se escucha del otro lado de la línea, es refrescante y me gusta. Puede que ya me caiga bien este Joe.

                -Lo mismo digo, Jenny. Tu madre está hablando con tu padre en este momento, ¿quieres que le diga que llamas?

                El que mi padre este hablando con mi madre es mal augurio. -Por favor -le digo a Joe -, seria amable de tu parte que le dijeras que estoy llamando.

                -Bien, voy para allá. Espera un poco, Jenny. -Pide y hago caso.

                Escucho jaleo al otro lado de la línea, escucho las voces de mi padre y mi madre discutir. Siento algo extraño al escucharlo, como una especia de déjà vu; como si el tiempo regresara y de nuevo tuviera diez años. No se la razón por la que gritan, pero paran en seguida, es como si Joe los percatara de que los escucho. Unos segundos más y la voz de mi madre inunda la línea.

                -¿Jenny? -pregunta con voz cautelosa.

                -Mamá, soy yo. ¿Qué es todo eso? -pregunto, haciendo referencia a la discusión de fondo que escuche.

                -Jenny, tu padre está furioso, le llego una carta de orden para el juicio en donde te cambiaras el apellido -dice.

                ¿Una carta de la corte? Voy hasta mi correo; el cual no he revisado y en efectivo hay una carta de la corte judicial de Boston. Han aprobado mi replica para poder cambiarme el apellido.

                -¿Jenny? -la voz de mi madre llama.

                -Sí, sigo aquí. No pensé que lo aprobarían tan rápido -explico.

                -Jenny, te dije mil veces que no lo hicieras. Es tu padre, no puedes hacerle esto t-

                La corto. -Madre, se lo que hago. Si a él no le importó en dejarnos por otra mujer, que no le importe que no quiera ser su hija. Para mí solo es un donador de esperma. Por favor, no sigas con ese tema. He tomado mi decisión.

                Escucho la respiración de mi madre, la he dejado sin palabras ni replicas.

                Espero a que diga algo, pero nada sale de sus labios. Fue embustero de mi parte recordarle que mi padre nos abandonó por otra mujer, pero ahora mismo ella está avanzando. Ha tenido citas con Joe, y el hecho de que el este en casa me da un buen augurio. Solo espero que mi padre no lo arruine con uno de sus tantos casos en donde siempre va a los brazos de mi madre cuando tiene algún problema con su actual esposa y mi madre, mi ingenua y hermosa madre, siempre lo recibe.

                Estoy cansada de que la use.

                Se escuchan movimientos al otro lado, no sé qué pasa y el por qué mi madre de repente ya no me esta reclamando por lo mismo, hasta que él habla.

                -Jenny -su voz ronca saluda desde el otro lado -. Soy tu padre, ¿por qué lo haces? Te estas comportando como una niña estúpida.

                Mi sangre hierve. ¿Cómo se atreve a llamarme estúpida? ¿A mí? ¿Quién se cree que es?

                Escucho la exhalación de aire al otro lado de mi madre, y sé que a ella tampoco le gustó nada que me llamara estúpida. Si algo tiene mi madre, es esa vena instintiva de cuidar a sus hijos como nadie. Y sé que mi padre acaba de cruzar su línea, y es lo único que ella necesitaba para mandarlo a la mierda de una vez por todas.

                Y antes de que mi madre lo despache, lo hago yo.

                -Tú. No. Eres. Mi. Padre. -Hago énfasis en cada palabra, separándolas y diciéndolas con dureza -. Un padre no golpea a su hija, un padre no se gasta el dinero para la universidad en una fiesta. Un padre no abandona a su familia una vez que se dio cuenta de que había otra mujer -respiro antes de seguir-. No me comporto como una niña por el hecho de que si lo recuerdas, casi tengo diecinueve. Estoy en una de las mejores universidades de los estados unidos, si no es que hasta del mundo. No me vengas con mierda moral, tú ya no eres mi padre. Lo dejaste de ser una vez que decidiste dejarnos a un lado. Así que si en verdad dices serlo, firmaras los papeles y saldrás de mi maldita vida y la de mi madre. ¿Entendido?

                Todo está en silencio. Mi madre no dice nada, Joe a lo mejor se mantiene al margen de todo esto y mi padre, está excesivamente mudo. He ganado, y él lo sabe.

                -Lo siento, pequeña panda -dice, llamándome como lo hacía cuando tenía ocho.

                Mis ojos escuecen y las lágrimas quieren brotar, pero me niego a hacerlo; y el sigue hablando.

                -Te falle, y no sabes lo arrepentido que estoy. Siento mucho todo lo que hice pasar a tu madre y me arrepiento profundamente en no poder pagar tu universidad. Reconozco que la cague, pero por favor, no lo hagas Jenny.

                Tardo unos momentos y me concentro en su voz llena de ruego y arrepentimiento, pero no me dejare intimidar tan fácil. Conozco este viejo cuento, y no quiero ser como mi madre. Me niego a ser como ella y perdonarlo por sus cagadas una y otra vez.

                Aquí se termina.

                -Te veo el día del juicio -digo tajante y cuelgo.

                Me deshago y lloro, espero que el helado de mi amiga alivie un poco mi alma.

                (***)

                Cloe llego más de una hora después, y lo primero que hice, fue llorar en su hombro y contarle cada detalle de la llamada que he tenido. Mi amiga me comprende y me da consejos, diciéndome que fue lo mejor y que fui valiente al enfrentar a mi padre.

                Ella estará en el juicio dentro de dos días, apoyándome y eso me reconforta demasiado. Hablamos de chicos, y como pensé: cree que tengo un romance apasionado con mi buen amigo Noé. No la corrijo, que piense lo que quiera si es lo que me dará más tiempo a lado de Dank. De su padre.

                Me duele el alma cada vez que miro su rostro, y sé que estoy loca, pero entre más lo busco no logro ver nada del hombre que amo en ella. ¿Estaré buscando excusas? Una parte de mi dice que lo hago, tratando de ver que un poco más de culpa me llevara cuando vea la cara de él, pero miento.

                ¿Será que Cloe no sea hija de mi querido Señor Thompson?

                Con el momento de divorcio, y claro está el no tan bonito historial de la madre de Cloe, no me sorprendería que al final ella no fuera suya. Y ahora me doy cuenta que estoy siendo cruel.

                Soy una terrible amiga al desear que Cloe no fuera la hija de Dank, soy la peor amiga escondiéndole secretos a la que es como mi hermana; pero me gano el título de la más grande perra como mejor amiga, al tirarme a su padre, gozándolo y enamorándose poco a poco de él.

                ¿Qué pasara cuando todo acabe?

                He estado sintiendo cada parte de mi ser fusionándose con Dank, podría mentirme y decir que solo es un capricho, y estoy viviendo la máxima fantasía de una joven adolescente apenas entrando en la adultez, tomando el amor y la confianza de un hombre mayor. Pero sé que es mentira, porque, aunque no lo quiera reconocer; cada vez que me entrego a Dank Thompson, estoy también entregándole mi corazón en el proceso.

                Y sin duda, cuando llegue el punto final, me destruirá.

                Por la noche, Cloe está profundamente dormida en mi gran sofá en la sala de estar. La he tapado con una manta gruesa, y la dejo dormir mientras voy por mi laptop a mi habitación.

                Le escribo un e-mail a Dank, deseándole buenas noches. No responde, pero tampoco esperaba que lo hiciera. Mi cuerpo tiembla y revive una y otra vez la conversación con mi padre. Mi mente viaja y trata de buscar el verdadero sentido en las palabras de este. Me confunde su tono de voz suplicante, un tono de voz que me tragaría si estuviera desesperada por su atención; lo bueno de todo es que no lo estoy, y puedo darme cuenta perfectamente que solo fue una treta para su beneficio.

                ¿Por qué quiere que mantenga su apellido?

                Si el en verdad hubiera querido ser mi padre, no nos hubiera abandonado a mi madre y a mí. No hubiera gasta el fondo de la universidad para una fiesta, ni para sus autos de lujo. Todo hubiera sido diferente si él no hubiera salido de mi vida. ¿También el estar con Dank hubiera sido diferente?

                No puedo evitar los escalofríos en mi cuerpo ante la pregunta.

                No, él no. Si todo hubiera sido diferente, sé que estaría arrepentida de ello. No puedo perder a Dank, no quiero hacerlo. Y no me importa lo que tenga que hacer para estar  a su lado. Lo amo.

                Y como si fuera un balde de agua helada, las palabras se estrella contra mí como miles de ladrillos tratando de matarme. Lo amo. Sólo espero que no se vaya de mi lado en un futuro cercano.

                Y aun en shock ante la verdad de mis sentimientos, me voy a dormir, y rezo para que todo vaya de maravilla como lo es hoy.

                (***)

                Dos días después.

                Estoy armada con tres cosas: Mi mejor amiga, un vestido negro formal, y un testigo que resulta ser el padre de mi mejor amiga; el cual también es mi amante y el hombre que amo.

                Son las doce en punto y mi cuerpo no deja de temblar. Los nervios se hacen presentes y quiero tanto correr, y al mismo tiempo, no hacerlo. Mi amiga me toma de la mano fuertemente, mientras esperamos nuestro turno de entrar a la corte. Dank me mira de reojo, y cuando nadie se da cuenta, me toca disimuladamente la palma o el dorso de mi mano.

                Me siento segura y sobre todo, con un gran respaldo emocional.

                Estamos todos parados esperando al otro lado de la puerta que lleva a la sala de juicios, esperando ansiosamente mi turno.

                Mi madre llega unos minutos después, y mi padre, lo hace unos segundos después de ella. Mi mandíbula se aprieta por que viene con ella. Con la mujer por la que nos dejó.

                Mi cuerpo entra en tensión una vez que lo veo. Cloe va y saluda a mi madre, y yo solo me quedo en mi lugar, tratando de no gritar por lo injusto de la acción que ha hecho mi padre. ¿No es suficiente que nos haya dejado por ella, si no que también quiere restregarlo?

                El puñal que ha vivido en mi pecho, vuelve hacer de las suyas, y se clava un centímetro más adentro de lo que creí posible.

                Dank siente mi incomodidad y tratando de relajarme, rodea mis hombros con sus brazos. No le importa quién nos vea, y aunque lo hicieran, estoy seguro de que nadie sospecharía que follamos cuando estamos solos. Ante los ojos de los espectadores, solo es el padre de mi mejor miaga reconfortándome. Lo agradezco, y mucho. Y solo así, otro cacho de mi corazón se le entrega, de repente, estoy ansiosa por decirle que lo amo.

                Se lo merece.

                Las personas del juicio en turno empiezan a salir de sala, poco a poco. Mis manos sudan, pero sé que no cambiare de parecer. Mi madre me ve con desesperación, mi padre con pena y su perra me ve con furia.

                ¿Por qué me ve de esa manera, cuando por ella me abandono?

                No le tomo importancia a las miradas, solo siento el peso del brazo de Dank en mis hombros, y así como así, entramos.

                El juez nos llama. Entonces, el juicio comienza.

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Iba a actualizar más pero me toca fundir aluminio en mi taller. ¡Yuppi!
Si no regreso es por que me fundí en su corazón :v
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Editado y registrado: 15/11/17
Original: 06/17

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