T H I R T Y
AKAHKSLHLSK SÍ LO ESCRIBÍ SHEQUETETAS
--...¿Estás celoso?—le pregunté mientras comenzaba a caminar, dejándome atrás pues yo no avancé. Él volteó a mirarme como si hubiera rezado el padre nuestro satánico.
--Tengo hambre—respondió rechinando los dientes, luce demasiado neurótico y yo no me quiero arriesgar a terminar como Frogy.
--Te invito a comer hamburguesas ¿te parece?—le propuse con esa amabilidad innata que nadie puede rechazar, ni siquiera Arthur.
Volvió a ver el camino justo en el momento que vi su cara enrojecer, no respondió a mi pregunta pero yo asumí que aceptó cuando comenzó a caminar hacia la salida del hospital. A lo lejos vi a Ivan entrando a una patrulla, con una mirada que en mi vida quiero volver a ver a menos que sea Halloween.
...no, la verdad nunca más quiero.
La patrulla en la que se subió comenzó a andar con las sirenas y las luces funcionando, como si trajeran a un criminal internacional o a alguien de mucho peligro, me preocupa mucho Ivan, espero que nada cambie después de todo lo que ha pasado. ¿Lo seguirán aceptando en la universidad? ¿Y si ya no lo vuelvo a ver? Dijo que su hermana pagaría la fianza pero sólo eso, todo el tiempo evadió mis preguntas... ¡Ah! Demasiadas ideas, demasiados sentimientos, demasiadas personas, demasiadas cejas, demasiada sensualidad...¿qué?
¡Cierto, se supone que voy a salir con Arthur!
Regresé a la realidad en la que se supone que iríamos a comer hamburguesas pero al darme cuenta de que mis desvaríos están a punto de arruinarme la vida, ya no había nadie junto a mí, sólo gente pasando, autos avanzando, las luces callejeras encendiéndose y el sol, desapareciendo tras un rascacielos.
Mierda. Mierda. Mierda. Mierda.
--¿Arthur?—pregunté esperando que me respondiera aunque sabía que no sería así. Me resigné y me puse el casco, los audífonos y comenzó a sonar la música de una manera malditamente irónica; Hello darkness my old friend sonaba mientras arranqué la motocicleta en dirección al nido de mi amor: la casa de Arthur.
.
.
.
Y aquí estoy, tocando el timbre como un desquiciado luego de media hora, parado junto a la puerta y muriendo de frío porque la lluvia comenzó a caer en el peor momento. Por lo menos me protejo bajo las cornisas.
Persistí un rato más pero desistí el camino de las personas normales y caminé para atravesar el patio trasero, me asomé por las ventanas pero todas estaban tapadas por las cortinas sin embargo, por una pequeña rendija podía ver la sombra de alguien caminando, luego la luz se encendió y reconocí que esa parte de la casa era la sala en la que Arthur y yo vimos la jodida película de terror.
Grité su nombre, pero seguía sin obtener respuesta y ese momento, una segunda sombra apareció, más pequeña y más problemática porque descubrió mi posición y movió las cortinas, dejando al descubierto mi identidad y la suya. Era el niño al que Iván sedó y junto, el pelirrojo al que casi noquea para que no despertara antes.
El niño levantó la ventana y con una sonrisa peligrosa me preguntó.
--¿Tú eres la novia de Arthin?
--¿Arthin?—pregunté confundido.
--¿Novia?—preguntó Arthur, que apareció de la nada.
--Mascota—habló el pelirrojo que me está comenzando a irritar con su mirada.
(...)
Luego de la pregunta incómoda, mágicamente Arthur llegó y me salvó, o eso me gusta pensar. Me explicó las cosas; sus hermanos estaban de regreso, el pelirrojo se llama Scott y su versión miniatura se llama Peter, ambos son un dolor en el culo y le mandaron un mensaje pidiendo desesperadamente por comida, he ahí la razón de que se fuera y me dejara solito.
Entró a su casa, les dejó la comida y salió rápido.
--Vámonos ahora o será demasiado tarde—me dijo con expresión preocupada, se subió a la motocicleta y la encendió. No sé en qué momento me quitó las llaves pero tenía intenciones de irse pronto incluso si sin mí.
--¡No te vayas, quiero enseñarte mis juguetes!—escuché la voz del hermano menor, llevaba un control remoto en la mano y me tenté a hacerle caso pero la imagen del pelirrojo detrás de él hizo que dudara de la seguridad. Arthur me arrojó una piedrecilla en la cabeza y entendí que debía irme ya.
Arthur me dio el casco y arrancó casi haciendo que me cayera. La lluvia nos estaba mojando pero parece no tener importancia.
--¿Qué acaba de pasar allá?—pregunté más preocupado que curioso.
--Los engendros que conociste allá te comerán vivo si te descuidas un poco—contestó sin rodeos, no puedo ver su cara pero juro que está sonriendo.
Por mi lado, esa respuesta no afecta demasiado y tal vez se debe, a que estoy abrazado de él como si fuera el peluche más tierno del mundo. Mi cabeza se recarga en su hombro y estaba muy concentrado viendo su cuello y su oreja como si fueran las cosas más interesantes que hubiese visto, llegó un punto en el que la lluvia no me molestaba y mis anteojos estaban opacados por las gotas de agua...fue entonces que acerqué mi boca lentamente hasta rozar el lóbulo de su oreja con mi nariz y luego su cuello con mi boca.
--¡Llegamos!—gritó de repente, sacándome de ese ensueño tan hermoso y tranquilizante. Se bajó sin esperar que yo lo hiciera primero y caí al suelo, detuve el impacto con mis manos pero sí me dolió.
--Hey, no es necesario que seas tan brusco, me lastimas—hice puchero y a él se le vinieron los colores al rostro.
--¿C-como sea, vamos a entrar o no?
Y no me percaté del lugar hasta ese momento, como ya estaba el cielo oscuro las luces del lugar alumbraban como si dieran un concierto angelical. Un gran estrella girando la divinidad envolviendo mi alma.
--No hables más Arthur, entremos ahora—le tomé de la mano y los hice seguir mis pasos hasta entrar en el establecimiento sagrado.
Ordené incluso antes de acercarme a la caja registradora.
--Quiero dos paquetes especiales, dos órdenes de Nuggets y un postre especial—volteé a ver a Arthur al notar que no pedía su orden--¿no vas a pedir nada?
--Debes estar bromeando—me miró incrédulo y sonreí divertido.
--No Arthur, esa es la dosis normal para un atleta como yo—respondí bastante seguro.
Pero entonces él comenzó a dar un sermón y la clase de nutriología exprés así que tuve que dejar las cosas así para que se callara y nos sentamos en la primera mesa libre que vi.
--No puedo creer que tú solo comas todo eso, es insano Alfred—un cosquilleo me recorrió, escuchar que por fin dicen mi nombre como se debe luego de mucho tiempo es genial, y aún más si quien lo dice es él.
--Son proteínas y carbohidratos que los ganadores consumen—seguí bromeando, me gusta hacerlo reñir y sacar su lado materno. Perfecto para criar a nuestros hijos.
--Si eso es tan cierto como dices, tendré que refutar tus ideas a mi estilo —habló con voz retadora, más seria y ardiente de lo normal.
Yo me emocioné demasiado pero cuando iba a contestarle, las órdenes estaban listas y me levanté para ir por ellas.
Volví y al sentarme noté que texteaba su celular con un gesto molesto. No le presté mucha atención y me senté, rapartí y comenzamos a comer.
(...)
Como lo supuse, Arthur no se acabó la orden y yo lo hice por él. Me miró con desaprobación pero no importó mucho, disfruté de cada bocado tanto como ese momento en la motocicleta.
--Supongo que también irás a comerte esa especial atrocidad de helado—aseguró casi con miedo al ver el gigantesco tazón de helado.
--No Arthur, se llama postre especial porque lo compartes con alguien especial—le contradije mientras sonreía y le miraba directo a los ojos, por primera vez él corresponde mi mirada sin huir, sin desviarla o resistirse y en ese momento, olvidé que estábamos en el jodido Carl's Jr. Sólo quería besarlo, mostrarle de esa manera todo lo que estaba sintiendo en ese momento, olvidé incluso que el helado se estaba derritiendo y que me lo dieron de vainilla cuando yo lo pedí de chocolate.
--Dejó de llover—y el momento se fue al caño en ese momento en que Arthur se puso de pie y se llevó el helado para salir del lugar.
Reaccioné dejando caer con frustración mi cabeza sobre la mesa. No me quedaba de otra y me levanté para seguirlo. Salí y el ya estaba esperando junto a la moto.
--Es tu turno—me lanzó la llaves y me dio el casco—tengo que regresar con mis hermanos, lo siento—se disculpó aun cuando no era necesario que lo hiciera.
--Claro, yo te llevo sin problema—me ofrecí, suspiré y me subí. Esperé a que él lo hiciera también. Comencé a avanzar y el caminó comenzó.
Sin embargo, cuando yo creí que todo chance de afecto había acabado en ese lugar, no me esperé nunca lo que pasó mientras yo manejaba y Arthur se abrazaba de mi cintura, acercando su cuerpo a mi espalda y ocultando su cara en mi cuello.
Creo que fue la primera vez que me excité en plena vía pública.
Por fin llegó la verdadera parte que se centra sólo a ellos~ El siguiente capítulo viene un poco caliente pero no es tanto, ni se emocionen!Controlen esos ovarios xD
Espero que les haya gustado, nos leemos en la próxima.
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