H A L L O W E E N 😈 S P E C I A L
¿Apoco ya va a ser navidad? :v
¿Me extrañaron? Yo a ustedes sí uwu
Bueno, pues una disculpa pero mi cerebro anda bien chamuscado ¡sin embargo! se hizo lo que se pudo y pues aquí está la acualización.
Estaba planeando ya no continuar este especial pero meh, al final sí lo hice ajaj.
Recuerden que este es un especial y lo que esté escrito aquí no es necesariamente apegado a la trama/cronología de la historia original.
Espero que les guste, o algo así :'D
*INSERTE INTRODUCCIÓN DECENTE*
Alfred odia los días fríos, especialmente si son lluviosos e impiden el libre desarrollo de sus cualidades hiperactivas.
Octubre sólo era bueno por una razón.
Aunque mientras tanto, no había opción, pues con su nuevo amigo asiático en casa sólo había una cosa para hacer.
-Arufuredo-san...-le llama usando su propia pronunciación, desde la cocina, mientras intenta mantener la calma ante lo que tiene enfrente-. ¿Seguro que esa receta era para hacer una lámpara de lava?
-Por supuesto que estoy seguro, mira el video tú mismo, dude!-contesta seguro de sí, dando como garantía su teléfono celular con aquel vídeo listo para reproducir.
"Debería confiar en él, es un cualidad esencial de la amistad humana"
Piensa el joven japonés, dejando a una lado su premonición de sangre, muerte y destrucción.
Bueno, sólo de destrucción... tal vez algo de sangre.
-Entonces, ¿de color rojo?-pregunta al mismo tiempo que sonríe crédulo de las palabras del americano.
-Rojo, ¡tan rojo como las llamas de la juventud ardiendo en nuestros corazones!-exclama, citando frases que ahora escuchaba con frecuencia gracias a Kiku Honda.
-Pero sería naranja entonces...
-Esta bien, pero naranja muy brillante
-¿Cómo el señor Turomp?*
-No, más bien como el obo.
-¿Qué es obo?
-Mis bolas-Y si las risas pudiesen destruir, el planeta ya sería polvo de estrellas gracias a Alfred.
Si no era que Arthur lo destruía a él primero.
∆∆∆
Los días fueron pasando, octubre estaba apunto de terminar y Alfred estaba entrando en crisis.
No, no era por la universidad, ni por su deuda con los gemelos italianos (aunque debería estar preocupado si se lo preguntan a alguien).
Lo que hacía que la frágil mente del americano diera y diera vueltas sin descanso no era nada más que la incógnita sobre el disfraz que usaría este año y del que no tenía idea de lo que sería.
Pero ese no era el verdadero problema, lo complicado aquí era su plan para convencer a Arthur de que hiciera el conjunto con él.
-Yo puedo convencerlo si quieres, da-y tan distraído se encontraba que casi olvida que Ivan estaba con él, acompañándolo a comprar cosas del supermercado-. Ya sabes que tengo métodos infalibles que...
-Sólo quiero que se disfrace conmigo, no que me ayude a extorcionar al presidente, Ivan-contesta el rubio, sonando más severo de lo que esperaba. De inmediato arregló eso-aunque aprecio profundamente tu intención.
-Así lo hacemos en la madre Rusia, da-Ivan responde mirándole con simpleza y Alfred juraría haber escuchado uno de esos himnos soviéticos ambientando a su amigo.
-Coloso-dicta Alfred con convicción, mirando a su amigo que al parecer había entendido su referencia.
-Ni en tus más capitalizados sueños, Alfrred-el ruso apenas habló, comprendió que nada haría que Alfred cambiara de opinión y, él disfrutaba de verlo así de decidido.
Con esos ojos de perro rabioso que le provocaban una sensación de desafío.
Seguramente el americano se saldría con la suya pero le haría quedar en deuda con él.
-¿Por qué llevas tantos dulces? Por cierto. Si te quieres morir puedes pedirme que yo te ayude a acabar con tu miseria, eso hacen los amigos, da.
Alfred dejó la bolsa de caramelos en el carro del super y se cruzó de brazos para comenzar a explicar, preguntándose internamente si Ivan en su vida pasada había sido uno de esos guerreros de civilizaciones genocidas.
-Arthur me los ha encargado, supongo que los repartirá mañana a los niños-explica suspirando, mirando al vacío con nostalgia.
-Amerricanos-se queja Ivan casi en tono de lamento al darse cuenta del sentimentalismo de su amigo.
-Rusos-responde Alfred, imitándolo mientras le observaba dirigirse al área de herramientas.
El rubio sólo pidió en silencio que Ivan no cometiera algún delito.
∆∆∆
De camino a casa, Alfred le indicó a Iván un lugar especial al que quería ir. El ruso se negó al principio pero luego concluyó que acompañar a Alfred a sitios aburridos era mejor que quedarse en casa creándose cuantas falsas de Facebook.
Sólo diosito sabría para qué.
-Hey dude, nunca te lo había preguntado pero ahora es el momento-Alfred habla, ya cuando el auto se detiene y aprovechando el perfil bajo del ruso-. ¿Cuánto mides y por qué no me habías contado de tus hermanas?
-Un beso por cada respuesta, da~
-Eres terrible, ¿lo sabes?-el rubio menea la cabeza en desaprobación y sale del auto. Sabe que Ivan ya lo superó pero a veces bromeaba tanto sobre esas cosas que comenzaba a dudarlo y eso lo asustaba.
Bueno, mientras en su mente sonara el hashtag no homo, todo estaba bien.
-¿Una tienda de disfraces?-Ivan le alcanza y se para a un lado de él, frente a la entrada del lugar-. Cuando dijiste "un lugar especial" yo imaginé un bar temático cuando menos.
-No te quejes Ivan, aquí hacen los mejores disfraces especiales para gente como nosotros.
-¿Un ruso taxidermista y un americano promedio?
-Iba a decir apuestos y musculosos pero está bien, tú sabes cómo quitarle lo especial a las cosas-entra al establecimiento ya sin molestarse en decir algo más. Ivan le sigue detrás luego de alzar los hombros en confusión.
El día siguiente era 31 de octubre, no era de sorprenderse ver la tienda casi vacía de disfraces. Lo primero que vieron fue a una señorita castaña con traje de pirata que se acercó a ellos con los ojos muy brillantes, casi embelesados ante aquellos dos que miraban poco convencidos los únicos disfraces que sobraban.
-¿Buscaban algo en especial?-ella les pregunta cordialmente, sintiéndose diminuta al lado de aquellos dos.
-Quiero un difraz en conjunto, algo muy radical, ya sabes-Alfred se entusiasma y comienza a hacer poses extrañas bajo la mirada seria de su amigo.
-¿Es para ustedes dos? Creo que puedo buscar en el almacén al que les quede...-lo último lo dice casi en susurro, pero cierto americano logró escucharla y no dudó en corregirla
-Son músculos, y no, él grandulón de allá no necesita disfraz para Halloween-señala a Iván, que ya se había alejado y estaba muy entretenido observando las armas falsas-, es para mi y otro chico.
-Ya veo, no hay problema. Vuelvo en un momento- la chica habla rápido, realmente apurada en buscar esos disfraces. Esas armas podrán ser de juguete pero no quitaba el hecho de que se sentía amenaza de diferentes maneras.
Esos clientes eran proporcionalmente extraños a su guapura.
Unos minutos después, la chica volvió con un par de disfraces entre los brazos. Sin embargo, en vez de encontrarse a rubio esperándola, lo que había en su lugar era un tipo con la cabeza de caballo puesta luchando contra otro con la botarga de T-rex, usando espadas de luz.
Con música de Linkin Park de fondo.
∆∆∆
-¡Por fin en casa! Mañana será un gran día amigo mío, ¡Nahahahahahah!- el rubio se baja del auto del ruso, con una sonrisa muy ancha iluminando su cara de satisfacción personal.
-Lo que digas, capitán Amerroca.
- Es América, dude.
- Es lo mismo para mi, da-sonrió con burla y arrancó su auto, haciendo que Alfred casi cayera gracias que estaba recargado en este.
Había sido un día muy entretenido, aunque en su mente siempre estuvo la inquietud por tener al señor "estoy ocupado, no molestes" cerca.
Pero mañana no se libraría de él, apostaba sus yaitsa en eso.
Bueno, suponiedo que el sabe lo que eso significa.
∆∆∆
Por otro lado, Arthur Kirkland estaba como loco tratando de arreglar el dobladillo del conjunto que estaba a punto de terminar.
Todo por hacer que Peter lo dejara vivir en paz el día siguiente.
-¡Arthur!- un grito lo desestbilizó por sorpresa, tanto que casi cose su dedo al la tela del pantalón-. Te pareces a la abuela~
-Escucha, pequeño hijo de Belcebú-Arthur suspira, cerrando sus ojos y dejando el traje a un lado-¡Vete a dormir ahora o te pondrás el disfraz de flor!
-¡Bruja!- repondió el joven Peter, corriendo y esquivando una bola de estambre y se fue directo a su habitación con una sonrisa traviesa en los labios. Mañana iba a esforzarse mucho para conseguir el mejor botín de golosinas.
Pero para eso tenía que lograr que Arthur lo acompañara.
∆∆∆
Al día siguiente alguien se despertó temprano por primera vez.
Bueno, después de desactivar diesciséis alarmas.
Alfred se levantó sintiendo su corazón muy acelerado, emocionado saltó de la cama y se trató de meterse al baño. Diogo trató por que en el proceso se cayó gracias al mareo por haberse levantado tan abruptamente. Aunque eso no lo detuvo y comenzó a reír, tomó su celular y marcó al número de Arthur.
No le contestaron y marcó cinco veces más.
"¡¿Se puede saber qué necesitas tan urgentemente?!" ese definitivamente era Arthur.
-Sólo quería decirte buenos días, ¡eres muy malo!-Pone el altavoz y se levanta del suelo, mientras camina se huele las axhilas y hace una mueca con los labios. Al parecer sí debería bañarse.
"Bueno, sí era eso pudiste haberlo dicho antes, tonto..." el inglés al otro lado del teléfono rasca apenado su nuca, haciendo un puchero como los que pone cada vez que Alfred le decía algo así.
-Whatever, ¿a qué hora paso a tu casa?-cambia el tema y comienza desvestirse mientras deja el teléfono sobre el mueble del baño.
"¿Disculpa? Nunca acordamos nada, además tengo algunas cosas qué hacer y de hecho yo..."
...
-¿Arthur, sigues ahí?- Alfred en boxer se detiene cuando estaba a punto de quitárselos. De repente todo era muy silencioso.
"Continúa" se escucha la voz del inglés, algo gangosa y titubeante.
-¿Uh? Pero si eras tú el que estaba hablando...
"¡Idiota!" fue lo último que se escuchó antes de que Alfred se acercara a tomar su celular y leyera con rubor en las mejillas.
Videollamada finalizada.
∆∆∆
Eran casi las siete de la noche y él estaba en su casa en pleno día de Halloween. Sólo, jugando videojuegos con su amigo japonés. Se suponía ayudaría a Ivan a maquillarlo como Coloso, que saldría con Arthur que repartirían dulces juntos usando esos disfraces que compró.
No estaba nada feliz, y su amigo se dio cuenta.
-Alfred-san, ¿quiere ir a una fiesta de disfraces?
-¿Qué?
- Que si quiere ir a una fiesta de...
- ¡No puedo creer que tú sepas de una fiesta y yo no!-dejó el mando a un lado y se puso de pie.
- ¿Eso es malo? Feliciano-kun dijo que mandó las invitaciones por correo pero creo que tú nunca lo revisas y por eso se me ocurrió mencionarlo ya que no te ves muy a gusto hoy, desune.
-Eres un gran amigo, perdóname por tan poco-toma a Kiku de los hombros y lo abraza como si aquello fuese su salvación.
Sin embargo, ¿qué era una fiesta si no iba Arthur con él?
Estaba decidido.
- ¡A LA CASA DEL HECHICERO!
∆∆∆
Alfred estaba frente a la puerta de la casa de Arthur, disfrazado obviamente. Tocó el timbre un par de veces y esperó.
Le abrieron la puerta y frente a él estaba su enemigo mortal.
- ¿No crees que estás muy grande para estas cosas?
- ¿No tienes una peluca que regresarle a tu abuelita?
-Por favor no empiecen, par de idiotas- Arthur aparece y mira a ambos con molestia- . Allistor, acompaña a Peter por favor.
- Olvídalo, ese mocoso es insoportable. Además tengo medios de pruducción qué tomar, protestas pasivo-agresivas qué organizar... en fin. Adiós bruja- y con eso, el chico pelirrojo salió del hogar, no sin antes empujar al americano con el hombro.
-Me lleva la...
- ¡Arthur! DIjiste que las malas palabras hacían llorar a dios- y quien ahora estaba presente, era el pequeño hermano menor de los Kirkland.
Alfred alzó una ceja, ecéptico ante lo que el niño había dicho.
- Vamos adentro, por favor...- el inglés pidió, ruborizado por lo que Peter acababa de revelar. Alfred siguió a ambos ingleses hasta la sala y una vez ahí, se sentó cómodamente en el sillón.
-¿Alfred?- lo llama Arthur-. ¿De qué se supone que estás disfrazado?- pregunta mientras le recorre con la mira, sinceramente consternado.
- ¡Es un soldado zombie!- gritó Peter emocionado, acercándose a Alfred para admirar el mosquete que colgaba de su hombro.
-Ya veo...- Arthur se sienta al lado de Alfred, le mira por un momento y luego suspira cansado antes de pedir con mucha pena en la voz- . Alfred, por favor acompaña a Peter a pedir dulces. Tengo un trabajo que terminar y en serio estoy desesperado, help me.
A la mierda la fiesta y su noche con Arthur.
∆∆∆
- De acuerdo Peter, recorreremos sólo las calles cercanas ¿ok?-Alfred estaba afuera, de la casa Kirkland, de brazos cruzados y tratando de lucir maduro.
-Toda la colonia y a cambio te daré tres dulces que tú quieras.
- Que sean cinco dulces.
- Cuatro.
- Tres y es mi última oferta. Tómalo o déjalo.
-¡...nunca entenderé cómo funcionan las altas finanzas!- Peter lo mira confundido un momento y luego comienza a caminar. ¿De grande también terminaría como Alfred si seguía jugando videojuegos? Eso le había dicho Allistor una vez.
No importaba. Para él, Alfred era muy divertido y fuerte, aunque a veces dijera cosas sin sentido y gritara mucho.
- Alfred...- le llama desde en frente, se detiene y voltea a ver al rubio que llevaba condigo una sonrisa de algo triste- ¿Por qué te gusta tanto Arthur? Ustedes son muy diferentes, él por ejemplo es inteligente y tú... bueno, tú eres carismático.
-Uh, bueno. La verdad es que ni yo lo entiendo muy bien... ¡NAHAHAHAHA!-comienza a reírse nervioso, pero Peter es bastante astuto y no le sigue el juego-. Supongo que sólo pasa y ya, ¡no lo sé! No se supone que los niños pregunten esas cosas, ¿No prefieres que te diga cómo desbloquear un personaje?
- No, yo ya sé hacer eso ¿En qué año crees que estamos?- el pequeño sorió burlón y comienzó a correr, iniciando el juego de las atrapadas sin siquiera una oposición por parte de Alfred.
Tal vez el día no era tan malo después de todo.
∆∆∆
"Cheri chat~ ¿no vendrás a la fiesta? ¡Puedes traer a tu fiel corsel!"
-No rana, tengo otros planes para esta noche.
"¿Planes sexuales~?"
- Tal vez. Voy a colgar, estoy ocupado- y dicho y hecho.
Tenía poco tiempo antes de que Alfred y Peter llegaran. El plan era dejar al menor con una niñera y escubillirse a esa aburrida fiesta para estar de regreso antes que sus hermanos y pues, tener la casa a solas.
Tomar algo de cerveza.
Comer golosinas.
Ver series en Netflix
Sí....
-¡Estamos de regreso!- se escuchó el grito de Peter y se sobresaltó. Podría jurar que se estaba volviendo un idiota gracias a las malas influencias de Francis.
-Tch, no pude ponerle la cola bien...- se queja y arruga la nariz. Mira un momento el conjunto de ropa que había confeccionado y al final se convence de que Alfred sabrá comprender la situación.
Baja y ve a ambos rubios discutiendo por algo, seguramente infantil. Ellos se dan cuenta de su presencia y se tranquilizan, ambos le miran con una sonrisa, sospechosa para Arthur.
- ¿Qué están tramando?- y como siempre, el sagaz Arthur los descucbrió y los dos rubios se quejaron.
-El que dice que no es bruja...- murmura Peter, recibiendo una mirada por parte de su hermano menor que lo hizo esconderse detrás de Alfred.
- Lo que sucede es que Peter quiere ir a una pijamada y quería pedirte que...
- Sí, que se vaya.
- ¿Hablas en serio?
- Sí, ya estás en la edad de cuidarte sólo por una noche. Sólo dame la dirección y un teléfono, mocoso- Arthur extendió su mano esperando aquello que pidió. Peter estaba muy sorprendido pero aprovechó el momento e hizo todo. Rápido subió a su habitación para preparar sus cosas.
-Wow, nunca creímos que fueras a aceptar tan fácilemente...¿te encuentras bien, Arthie?-Alfred se pone de pie y se acerca a su novio, tomándolo de la cintura y mirándolo con una sonrisa traviesa-. Ten, éste lo compré para ti-le da una bolsa negra a Arthur, éste la toma y saca el disfraz que estaba dentro.
- ¿En serio?- pregunta incrédulo, suspirando y dejando salir un bufido de conformidad- Está bien, entonces ya debes saber lo de la fiesta en casa de Beilschmit.
Alfred asiente y le da un beso en los labios, soltándolo para que pudiera ir a vestirse. Arthur hace una mueca como si no disfrutara del momento y se fue hacia el baño, con las orejas calientes y tal vez algo más. El americano volvió a sentarse y esperó a que ambos Kirkland estuviesen listos.
∆∆∆
Una vez en la fiesta, Arthur y Alfred buscaron a su usual grupo de amigos y los encontraron sentados platicando animadamente. Arthur fue el único en acercarse pues Alfred fue a buscar bebidas.
-¡Arthur! Sabía que vendrías, tú nunca rechazas una oferta con alcohol gratis de por medio~
-Cierra la boca, sólo estaremos un rato...-le responde al de barba quitándole su bebida en el proceso.Se dedicó a mirar a los presentes y notó que todos llevaban disfraces decentes.
Todos menos un par.
-¡Gracias por venir, ve!-Feliciano se estaba sentado en el regazo de su esposo, ambos vistiendo de cuero.
Ambos con trajes sacados de un porno BDSM.
-Jesus Christ...-se bebió todo el contenido del vaso, y se decepcionó al notar que era sólo soda.
Por otro lado, las decoraciones eran extremadamnete realistas. Todo era temática de campo de batalla en la Segunda Guerra Mundial y aquellos recién casados besándose sobre la caja que decía "Provisiones Inglesas" no era correcto de ninguna manera.
Sin duda una fiesta sacada de un sueño psicodélico.
∆∆∆
Estuvieron un par de horas ahí, bebiendo y bailando de rato en rato. Hasta que Arthur se desquició y quiso meter la cabeza del profesor de francés en el recipiente del ponche.
Era hora de regresar y Alfred lo tomó consigo y volvieron pronto a la casa del inglés.
Una vez ahí, entraron y apenas cerrando la puerta, Arthur actuó cual bestia calenturienta bajo el influjo de la intensidad de mil soles de verano.
- ¡Arthur, tus hermanos van a....!
- No están en casa, me encargué de que no molestaran-habló con tono seductor y le dio una lamida al los labios del americano-. No sabes cómo me pone verte de uniforme, tarado ¡Hazte responsable!
-Pero, ¿qué hice ahora? ¡Arthur no le hagas esto a mi cerebro!- El susodicho subió las escaleras esperando a que él lo siguiera. Y lo hizo, más no si un colpaso cerebral pues se dio cuenta de que toda su preocupación había sido absurda. Para empezar, Arthur había aceptado disfrazarse con él, también quiso ir a la fiesta y al final sí pasarían la noche juntos.
-En serio, ¿Por qué soldados de la guerra de independencia?- preguntó Arthur una vez que ambos estaban en la habitación, se acercó y lo tomó de la solapa de la casaca azul que portaba.
-¿No crees que quedan perfectos? ¡Literalmente me invadiste, Arthur! Mi mente, mi corazón, mi vida, todo te pertenece ahora.
-Entonces quieres que te lo regrese en una batalla. ¿Ya ves cómo sí eres un idiota?-contradijo, sin embargo el rubor en su cara delataba lo mucho que esas palabras significaban para él.
- No es eso Arthur, pero lucharé contra ti por otra razón ¡NAHAHAHHA!- Alfred ahora arrincona a Arthur, delineando su uniforme para luego tomarlo posesivamente del trasero.
El inglés respingó ante el acto pero no bajó la guardia y le sostuvo la mirada fieramente.
- ¿Y se puede saber qué es?- Arthur vuelve a tomarlo de la solapa, pero ahora jalándolo hacia él, lo suficientemente cerca de su cara como para poner en contacto sus narices.
Alfred sonrió con travesura, lascivia. Se acercó a la oreja de Arthur y susurró algo con lo que el inglés seguramente no dejaría de pensar mientras lo hacían.
Empujó al americano y se dio la vuelta para tomar unas cosas de su mesa de noche. Un suspiro salió de su boca y Alfred juraría haber escuchado un jeadeo agudo también.
-Hice éstos para ti, ahora póntelos y date prisa- ¿era su imaginación o Arthur estaba siendo demasiado mandón ?
Daba igual, su cerebro no estaba disponible como para ponerse a pensar en eso. Tomó entre sus manos una diadema con cuernos y una cola de diablo.
-¿Cómo se supone que me ponga la cola...?
-Es sin ropa, Alfred- señala Arthur, que ya estaba comenzando a quitarse el disfraz-.
- ¿Estás pensando en lo que creo que están pensando?-Alfred al fin carbura correctamente la insinuaciones y sus ojos se iluminaron al descubrirlo.
- Correcto-Arthur por su parte, en todo el día no había podido sacar de su mente la videollamada que tuvieron en la mañana y no se quedó de brazos cruzados.
Tendría su noche de Halloween a su estilo.
- Oh my god, oH MY GOD.
Alfred se prendió en menos de un segundo y ya estaba completamete desnudo cuando Arthur quiso hacer algo para tranquilizarlo.
-Voy a invadirte completo, baby.
AY, ESO ÚLTIMO ME QUEDÓ BIEN MAMALÓN.
OLVIDEN QUE EXISTE.
Bueno, gracias por leer, votar, comentar y alegrar mi día.
Nos leemos próximamente <'3
PD: Disculpen las faltas de ortografía y/o cualquier otro error presente, últimamente olvido cómo escribir, jojo.
PD2: ¿saben qué 🐟 con wattpad? Todos los guiones de diálogo me los cambió a guiones normales y se ve bien kk ):
Adieu~
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