Maldigo a todos y cada uno de estos malditos chimpancés chupa almas.

Como ya no puedo darme el lujo de tragar en la calle o comprar en la universidad, tengo que prepararme mi propia comida (sándwiches, burritos y juguito) y aún así no me lleno y estos retrasados se pasean frente a mis narices con sus charolas de comida, sus bolsas de frituras, su envases de helado...muéranse.

Ya he hecho algunas pruebas deportivas.
En basketball me vetaron. Durante el entrenamiento comencé a sudar y mis lentes se resbalaban así que tuve que quitármelos... Ya había olvidado la vista de topo anciano que me cargo. Traté de resolverlo, pero al parecer con disculpas no puedes arreglar la duela de un gimanasio. Ya qué, ni me gusta tanto ese deporte, ellos se lo pierden, sonsos.

Luego, volleyball. Para esto llevé mis gogles especiales, no me gustan se ven horrendos y opacan mi belleza inmaculada. Todo iba iba de maravilla, hasta que en un remate casi le rompí la nariz a un chico que se atravesó entre la pelota y mi mano.

No es mi culpa ser tan poderoso y que no se aguanten la fuerza de un papasote como yo. Pobres mortales debiluchos...

El caso es que tampoco podré estar allí. Necesito algo en donde no pueda dañar a alguien con mi brusca bestialidad innata. ¿Dios, porque me pusiste en este planeta?

Hoy voy a probar con karate y atletismo. Se me acaban las opciones maldita sea. Y en lugar de estar haciendo mi ensayo para la clase de Arthur, uso mi tiempo libre en pensar en él, en la comida que ya no he podido probar y...de nuevo en el, ah, y también en mi pobre motocicleta.

En estos días noté un cambio en mi. Como hice las pruebas físicas nos pesan desnudos, al aire libre tal y como Dios hamburguesa nos trajo al mundo. En eso, vi que el crecimiento antinatural de mis bubis se detuvo. Mi ombligo ya no se esconde entre mis llantitas y ya no me tiembla la carne cuando la zarandeo. Antes se movía como gelatina.

Creo que extrañaré jugar con mi grasa.

Es sorprendente como en tan sólo un par de días bajé de peso. Ahora sólo me cargo 70 kg. Jaja. Luego estaré más bueno que Brad Pitt, o como Megan Fox...espera, esa es una mujer carajo.

Y hablando de mujeres sexis, justo frente a mi acaba de pasar una tipaza con un trasero de muerte. Lleva unos jeans ajustados que hacen que se le definan más y al caminar puedo ver como si dos melones platicaran entre ellos...un momento, esos no son zapatos de mujer...MÁTENME.

Es-un-jodido-hombre.

¡Juro que yo no soy un gay pervertido! Yo sólo quiero a Arthur.

¿Como iba a imaginarme a un macho con el culo de Scarlett Johanson? Eso no es natural, ni siquiera creo que sean reales, digo, ¿Porqué dios le daría ese sagrado trasero a un hombre? Seguro son siliconas. Ya no hay honestidad en este mundo. Ahora con más razón pienso que esta escuela es un zoológico. Estoy viendo un mandril con el culo subdesarrollado.

Ya se fue, puedo pensar en paz por unos minutos. En este momento debería estar en la clase de Arthur pero...¡Tengo una idea! Ñejejeje soy brillante.

Arthur seguramente no me recuerde, son muchos alumnos los que tiene y dudo que se haya grabado mi cara. Eso duele pero puede ser mi salvación. Allá voy, baby!

+++

Muy bien, ya estoy en el salón, sentado hasta atrás para evitar sospechas sospechosas. No veo a Feliciano, no sabía que ahora se saltaba las horas, debe ser porque no puede venir a esta clase sin mi cool presencia.

Oh, Arthur ya entró. Saludó cortésmente como siempre pero esta vez no lleva consigo su maletín.

–Tengo un anuncio para ustedes

Por favor, que confiese su amor por mi. Ay, no seas estúpido Alfred, concéntrate idiota.

Rayos, no, ¡rayos! Que me parta un rayo. Dirigió su mirada hacía a mi.

–Jones...¿ya entregaste el ensayo?

Ahora sí, dios, por favor manda un terremoto grado veinte y que se parta la tierra para que me trague.

No se si sentirme feliz por que sabe quién soy y me recuerda o sentirme un idiota por atraer toda la atención hacia mi por culpa de ese jodido ensayo de Shiposkore.

Mi silencio responde su pregunta. No me dice nada más y sigue con lo que estaba diciendo.

–La próxima clase asistiremos a un campamento en Idaho.

El grupo inmediatamente comenzó a murmurar emocionado. Incluso yo me siento feliz de escuchar eso. Una salida lejos de esta jungla estará de maravilla.

–Pero...

Y todo se hizo mierda. ¿Porque sádicamente tuvo que arruinar mis ilusiones? Se qué va a decir algo feo, feo para mi en especial.

–Sólo podrán ir quienes tengan mínimo el noventa por ciento de asistencia–Dijo en un tonito altivo y burlón.

Lo sabia. Me esta viendo directamente y sé que mi desgracia le hace sentir bien. ¡Juro que vi una sonrisa de satisfacción cuando vio que mi cara se deformó por esa noticia!

Ese sexi demonio me está retando, quiere mi alma servida con ensalada pero ¡no se la voy a dar!

Obviamente no tengo ese porcentaje de asistencia gracias a que me corrió de su bendita clase de ancianos. ¡Si, es una clase de ancianos!

Le sostengo la mirada, nadie lo nota pues siguen cuchicheando entre ellos. Esos ojitos brillantes intentan persuadirme...¡pero en este momento no me dejaré seducir por ese pastelito de vainilla!

Siento que lo ha hecho personal, estoy seguro de eso. Pero ya verá. Alfred Jones nunca se rinde, y obvio, yo no pierdo y siempre obtengo lo que quiero.

...

-va a esconderse como cucaracha-

06/02/17    18:14 hrs