~Capítulo 3~
- Mira el lado bueno, ya no tenemos que escuchar al Sr.Weeckened durante los siguientes... - Andrew mira el reloj invisible que debería descansar en su muñeca izquierda. Luego, como movido por un resorte, hace un gesto exagerado con sus largos brazos y los eleva por encima de nuestras cabezas.- ¡Dos días!
Sonrío falsamente e imito su gesto.
- ¡Y yo no veré mi móvil durante los próximos... Seis días!
Su sonrisa decae hasta formar un puchero demasiado adorable en sus labios carnosos y se recuesta simulando estar triste en los escalones en los que estamos sentados.
El pasillo donde se encuentra el aula de Anatomía está vacío a excepción de nosotros dos, y como no teníamos nada mejor que hacer decidimos tomar asiento en las amplias escaleras que suben hasta el cuarto y último piso del edificio, donde se sitúan las aulas de Música y Dibujo Técnico, el auditorio y el Aula Magna*.
Al menos estamos solos hasta que, justo cuando mi nuevo casi amigo está a punto de disculparse (o eso creo), una cabellera rubia sale a toda velocidad por la puerta del aula de Tecnología y se choca con la pared blanca que está en frente, provocando un gran estruendo. Preocupados, el pelinegro y yo nos miramos a los ojos un instante y después corremos a ayudar al desconocido. O mejor dicho: yo corro; porque cuando el rubio levanta la cabeza y se le ve la cara roja por el impacto, Andrew se para en seco antes de empezar a reírse con fuerza mientras se agarra el estómago como si se le fueran a caer las tripas de tantas carcajadas. Confusa y dividida entre socorrer al rubio o al pelinegro, me quedo entre ambos aguardando a que alguien me explique lo que sucede.
- Fedra... No... Te molestes... En ayudarle... Él es... Así... De nacimiento.- sus palabras entrecortadas entre carcajada y carcajada me llevan a deducir que ambos se conocen de antes, y cuando miro de nuevo la cara del rubio, comprendo que es otro de los que acompañaban a Gael cuando los vi entrar a primera hora. Me paso ambas manos por la cara cuando comienza a dolerme la cabeza y con un suspiro de resignación le tiendo una mano, que el ojiverde toma con gusto. El problema es que él, obviamente más pesado que yo, tira con más fuerza de mí hacia abajo de la que yo ejerzo hacia arriba y termino acostada sobre su cuerpo, con la cabeza cerca de la pared y mi estómago plano encima de su dura espalda. Andrew, al ver esto, aumenta el sonido de sus carcajadas, alertando a los profesores de las aulas cercanas. Con rapidez y tratando de no matarme, me pongo en pie y les grito que corran mientras yo hago lo propio y siento al Sr. Weeckened diciendo algo incomprensible a mis espaldas. Como si hubiera un tigre al otro lado del pasillo, veo por encima de mi hombro derecho cómo ambos chicos se levantan entre tropiezos y corren detrás de mí sin poder reprimir las risas. Sonrío levemente y doblo una última esquina antes de hacer lo que tantas veces me ha salvado de un pasillo lleno de gente que me gritaba pullas a todas horas: saltar. No me quedo a ver si los dos chicos me siguen, si saltan detrás o si simplemente se me quedan mirando como si estuviera peor que una regadera* , si no que me limito a tomar impulso en el marco de la ventana y sentir el aire a mi alrededor durante mi caída. Tres pisos y un poco más abajo, el agua sustituye al aire y aguanto la respiración disfrutando del doloroso impacto contra la superficie helada. Me impulso con los brazos hacia la luz que llega del exterior de la piscina y tomo una bocanada de aire que mis pulmones agradecen fervientemente. Al mirar a mi alrededor, descubro dos cuerpos grandes luchando por subir los tres metros de agua de profundidad que los separa de la superficie con desesperación. Sintiéndome algo culpable por haberlos guiado hasta mi vía de escape del mundo sin avisar antes, me sumerjo hasta donde se encuentran y tiro de un brazo de cada uno de ellos hasta que los tres respiramos de nuevo con algo de esfuerzo.
- ¡¿Tú estás... Jodidamente... Loca?!- pregunta el rubio mientras escupe agua y se frota los ojos entre escalofríos. Con una pequeña sonrisa de disculpa me encojo de hombros mientras yo también comienzo a tiritar.
- Técnicamente yo no os obligué a saltar, así que sí, pero vosotros más por seguirme.
Su cara de incredulidad me provoca una sonrisa, y mientras nosotros discutíamos, Andrew ya había salido de la piscina y me mira con los ojos brillosos y temblando de la emoción.
- ¡Ha sido acojonante! ¿Cuándo lo repetimos?
Me río con diversión y comienzo a nadar hacia el borde de la piscina, pero algo- aunque mejor dicho alguien- me agarra del tobillo por encima de mi calcetín y me hunde hacia abajo, haciéndome una ahogadilla en la que me trago media piscina. Cuando consigo escupirla toda y me doy la vuelta, dispuesta a devolverle la jugada al dichoso rubio (cuyo nombre aún desconozco), me encuentro con que ambos chicos han desaparecido de los alrededores y me encuentro sola, como siempre, en la piscina. Agito la cabeza mientras me niego a entristecerme.
"Sí, han saltado contigo, ¿y qué? ¿Qué esperabas? ¿Una larga amistad? Sólo te siguieron porque querían librarse de un castigo, y lo sabes"
"Cállate, me basto y me sobro yo solita para chutarme dosis de realidad, gracias"
"¿En serio?"
"Cállate".
Contengo un suspiro de tristeza y nado hasta salir de la piscina. Me escurro la ropa lo mejor que puedo y me quito tanto mis Vans mojadas como mis calcetines de Yoda y llevo ambos pares en las manos, caminando así completamente descalza por el empedrado que rodea la alberca. Cuando giro una de las esquinas del enorme edificio que es el instituto, me encuentro con que tanto Andrew como el ojiverde están sentados contra la pared, sin camiseta y hablando de algo que parece serio.
Freda 1- Conciencia 0
Cuando este último me ve llegar, ambos esbozan sonrisitas burlonas.
- ¡Te has tomado tu tiempo, eh pequeña padawan* !- exclama alegremente el pelinegro antes de levantarse y correr a abrazarme. Sorprendida, lo aparto lentamente de mi.
- Te vas a mojar, idiota.
- Oye, aún encima que me levanto para abrazarte...- se queja, separándose del todo y esbozando otro puchero. Poniendo los ojos en blanco, me quito la camiseta y lo abrazo, sintiendo el calor que su cuerpo intensamente entrenado me proporciona.
- Vaya, y yo que pensaba irme a un club de striptease esta noche...
Ante el comentario del endemoniado rubio me encojo de hombros y, sin separarme de mi declarado nuevo y primer mejor amigo, le lanzo una de mis Vans, la cual le da en la cabeza haciéndole soltar un gritito nada apropiado para un chico de casi 18 años. Porque tienen casi 18, ¿no? Esta duda se queda anclada en mi mente, haciendo susurrar a mi malvada y estúpida conciencia que estoy llamando nuevo mejor amigo a alguien que en realidad no conozco. Finalmente y tras reírnos un rato del aún desconocido rubio, Andrew y yo separamos nuestro abrazo y yo agito mi camiseta en un patético intento por hacer que se seque. Insisto, patético e infructuoso intento.
- Por cierto, el rubio patoso es Ethan.
- Ethan Walker.
- Pues eso. Ella es Freda Hamilton.
- Me la pido.
- ¿Cómo que te la pides?
- Comiendo.
- ¿Quién estaba abrazándola sin camiseta hasta hace unos segundos?
- ¿Quién ha dicho que se la pide en voz alta antes?
Boquiabierta, escucho su estúpida discusión acerca de quién me ha pedido de una manera o de otra antes.
- ¿Has visto su sujetador de Batman? Definitivamente es de las mías y, por lo tanto, me la pido para mí.- el comentario de Andrew es el colmo, así que me pongo mi camiseta aún mojada y me cruzo de brazos contra la pared, ya que Ethan se levantó hará unos dos argumentos estúpidos para tratar de intimidar a su amigo.
- Pero la frase de su camiseta da a entender que no le da miedo decir lo que piensa tal y como lo piensa, así que queda adjudicada.
- Pues suerte con eso de pedírosla, porque esa chica por la que peleais es lesbiana.
Se quedan mudos por completo en medio de una frase cada uno, así que les dedico una última sonrisa y un encogimiento de hombros antes de caminar tranquilamente en dirección a las puertas dobles de entrada. No escucho pasos a mi espalda, aunque estoy demasiado enfadada con ellos por discutir a ver a quién le pertenecía como para preocuparme de que tal vez ellos son homófobos y no quieren volver a hablarme nunca más, como el resto del mundo. Atravieso las puertas por segunda vez en la mañana dejando un reguero de agua a mi paso y haciendo chirriar mis zapatos contra el suelo de baldosas blancas, y a la par que yo paso delante de las Barbies n°1 y n°2 dejándolas estupefactas, el timbre que anuncia que la primera hora de la mañana ha terminado suena, sobresaltándome ligeramente. Me dirijo a mi taquilla para coger ropa de repuesto cuando recuerdo que esta mañana no pude abrirla y que mi mochila se quedó en el aula de Anatomía, con el Sr.Weeckened como perro rabioso guardián. Bufo para mí misma y corro hacia dicha aula tratando de llegar antes de que comience la siguiente clase y de, a la vez, secar algo mis pantalones cortos. Cuando llego, todos los alumnos que tienen clase en esa aula ya están sentados, los pasillos completamente vacíos de nuevo y el profesor alias Perro Rabioso más rabioso conmigo que nunca cuando ve que me atrevo a llamar a su puerta tras montar semejante espectáculo en el pasillo. Inevitablemente al pensar en su estado y en su apodo, la canción de Shakira 'Rabiosa' acude a mi mente y me pongo a tararearla más alta de lo que debería mientras el profesor me cuenta un sermón acerca de la educación y la falta de respeto de los jóvenes descarrilados de hoy en día. Su mirada fulminante y las risas de los que, ahora me doy cuenta, son mis compañeros de curso de la otra clase de ciencias puras, me bastan para sacarme de mi trance momentáneo.
- Está bien, profe, ¿puedo coger ya mi mochila e irme a mi siguiente clase? No quiero hacer enfadar a la Sra. Hoffmawer.
La sola mención de mi profesora de Física (mi favorita del Mundo Mundial) y mi interés en no hacerla enfadar bastan para hacer que la vena del Sr. Weeckened se hinche hasta límites insospechados y rompa el lápiz que él tenía entre sus manos. Como si realmente fuera un perro rabioso a punto de atacar, me acerco lentamente a donde está mi mochila, al fondo de la clase donde me senté la hora anterior, y en cuanto la tengo entre mis dedos salgo corriendo fuera de la clase con los gritos del profesor persiguiéndome. Sin poder evitarlo, río escandalosamente en mi camino a toda velocidad hacia el aula de Física en el mismo piso y llego al aula casi sin aliento, donde la profesora me recibe con una sonrisa de "ya me lo esperaba de ti" y yo se la respondo con restos de risa y tomo asiento junto a Andrew tras un gesto suyo indicando que me acerque. Mientras [milagrosamente] tomo apuntes, un papelito me llega desde la mesa de al lado y aterriza sobre mi archivador. Me fijo en que el pelinegro tiene puesta ropa limpia (incluída una camiseta blanca ajustada, idéntica a la anterior), y leo su letra infantil aún con el ceño fruncido por la confusión.
"Pequeña padawan, Ethan y yo sentimos haber reaccionado así ante la noticia que nos diste. También sentimos haber discutido acerca de a quién perteneces. Por cierto, gané yo. ;3"
Me tapó la boca para ocultar una sonrisa y arranco la esquina de la hoja que estaba escribiendo para responderle con mi horrenda letra apresurada.
"Donut worry :) Por cierto, me debéis un Donut cada uno y una explicación a por qué estás seco."
Se la envío y él también sonríe al leerla. Su contestación no se demora ni tres minutos.
"Trato hecho. Te tenemos que dar tantas explicaciones, pequeña padawan... "
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* Aula Magna: Se le llama así al aula más grande de toda la institución, donde se dan avisos, discursos y se realizan las actividades pertinentes.
* Peor que una regadera: variación de la expresión 'Estás como una regadera', española, que hace referencia a alguien que está loco.
* Padawan: nombre que se le da a los aprendices de jedi en Star Wars.
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