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2 : Dignidad

No había pegado ojo en toda la noche, dando vueltas en mi cama de un lado para otro sin poder dormir.

¿El culpable de mi insomnio? Nada más ni nada menos que el estúpido de Jeon Jungkook.

No podía quitármelo de la cabeza, a él y a sus palabras que me dejaban más aturdida de lo que ya estaba.

~Flashback~

Que comienza el juego.

— ¿Qjuego?

Mmm impaciente, me gusta —se relamió los labios—. Mañana lo sabrás —se apartó de mi y abriendo la puerta de su habitación.

¿Te vas a quedar ahí viendo como me visto? preguntó divertido.

Eh...no yo ya me ibadije desapareciendo por el pasillo de la enorme casa de los Jeon.

~Fin del flashback~

¿Ha que se refería el inepto de Jeon Jungkook con "comienza el juego"?

No tenía ni la menor idea pero lo que si sabía es que no podía ser nada bueno viniendo de ese ser; con solo nombrar su nombre en el instituto ya te metías en problemas y yo tenía que trabajar en su casa y ser su criada...que Dios se apiade de mi.

Iba recitando el padre nuestro de camino a la casa de los Jeon rezando por clemencia, hasta que llegué.

A diferencia del día anterior nadie me esperaba en la puerta, estás solo se abrieron automáticamente ante mi presencia, cosa que me puso los pelos de punta.

Me adentré en la casa y fui al baño para cambiarme y ponerme mi uniforme, ya que estaba aproveché para limpiarlo.

Una vez terminado salí para dirigirme al siguiente baño cuando en el camino Iseul llamó mi atención.

— Kim, el señorito Jungkook ha pedido que le lleves leche con galletas a su habitación.

— ¿Yo? —pregunté rezando por que se hubiera equivocado.

— ¿A quién va a ser si no? Mueve tu trasero, al señorito Jeon no le gusta esperar.

— Enseguida se lo llevo —me encaminé hacia la cocina.

Preparé lo más rápido que pude las galletas con la leche, dejando una bonita presentación, para después encaminarme escaleras arriba hasta la habitación de Jungkook intentando no tropezarme por el camino.

Toqué a su puerta un par de veces con mis nudillos, obteniendo un "Pase" rudo como respuesta haciéndome dudar un poco, pero al final escogiendo la opción de entrar ya que era mi trabajo.

— Has tardado demasiado, odio esperar —me miró con seriedad.

— Lo siento —contesté agachando mi cabeza.

— Déjalo ahí —habló señalando su escritorio, refiriéndose a la bandeja de leche con galletas que llevaba en mis brazos.

— ¿Puedo marcharme ya? —pregunté en un hilo de voz casi inaudible.

— No —negó serio a la vez que cogía una galleta y se la llevaba a la boca.

He de admitir que era bastante atractivo, y uno de los pocos hombres en el mundo que no se veía como un cerdo comiendo.

Se percató de que lo estaba observando, haciendo que apartará mi mirada de él y volviera mi vista al suelo avergonzada.

El soltó una carcajada y comenzó a hablar.

— Kim, Kim, Kim ¿Qué voy a hacer contigo? —dijo suspirando y mirándome de arriba abajo, poniéndome más nerviosa de lo que ya estaba—. ¿No crees que hace mucho calor aquí? —se  abanicó con una de sus manos.

— No, yo estoy bien.

Dicho eso Jungkook se levantó de un salto y comenzó a andar hacia mi, dejándome paralizada y sin poder moverme. Con la sola presencia de este hombre ya me sentía intimidada.

Se posicionó delante mía llevando una de sus manos a mi cara, colocando un mechón de mi flequillo detrás de mi oreja.

— Si, si que te sientes acalorada —habló con su mirada clavada en mis ojos, haciéndome imposible mantener el contacto visual con él.

Se inclinó levemente sobre mi llevando su boca a mi oído, haciéndome tragar duro.

— ¿No crees que vas muy tapada para este calor? —hizo una leve pausa para después continuar—. Desabróchate los botones de la blusa.

¿Cómo? ¿Había oído bien?

— ¿Perdón? —pregunté incrédula.

— Perdonada, ahora desabróchatela —dijo sin titubeos.

— No —alcancé a decir con la voz más dura que pude.

— ¿Prefieres que te la arranque yo? —formuló alzando una ceja si apartar su penetrante mirada de mi.

No salía de mi asombro, mi instinto de supervivencia me gritaba que aceptara, ya que sería mucho peor que el lo hiciera, pero mi dignidad como mujer no me dejaba ceder tan fácilmente.

— He dicho que no —pronuncié ahora más segura que antes.

— Kim me parece que todavía no te has enterado de como va este juego —negó con la cabeza—. Si yo te digo que te desabroches la blusa lo haces, sino quieres que tus padres se enteren donde trabajas ¿Lo has entendido? —habló con seriedad.

Mi mundo se vino abajo y con el mi dignidad como mujer, tendría que ceder a todas las demandas de Jeon si no quería que mis padres se enteraran de mi trabajo y lo que eso conllevaba.

Suspiré temerosa pensando en lo que me esperaba ¿Qué tan lejos era capaz de llegar Jungkook con su estúpido juego? Con tan solo pensarlo ya tenía ganas de llorar.

— Y bien ¿a qué esperas? —dijo sonriendo divertido porque sabía que había ganado—. No tengo todo el día para ti preciosa —esto último lo dijo giñándome.

Lo miré con asco y odio y suspiré derrotada.

Llevé mis manos al cuello de mi blusa desabrochando un par de botones.

El me miró divertido y alzando sus cejas, haciendo un gesto con sus manos indicándome que siguiera.

Respiré hondo y desabroché otro botón más dejando a la vista mi escote. Agaché mi cabeza sin poder mirarlo, no había pasado tanta vergüenza y tanta humillación en mi vida.

Jungkook volvió a acercarse a mí para volver a susurrar.

— Otro —pidió separándose de mi para observarme con detenimiento.

Tenía el pecho totalmente descubierto a excepción del sujetador.

Notar su mirada, más oscura que antes, recorrerme me hacía estremecer, me hacía sentir diminuta en aquella gran habitación.

— Veamos que más escondes detrás de ese vestidito de criada —dijo con voz ronca.

Se acercó a mí nuevamente y llevo sus masculinas manos al siguiente botón desabrochándolo.

Yo seguí con mi mirada fija en el suelo y mis mejillas encendidas.

Terminó de desabrochar los botones dejando al descubierto todo mi estómago.

Con su dedo índice dibujo una línea desde mi mandíbula, pasando por mi pecho y estómago terminando en mi ombligo, arrebatándome el poco aliento que me quedaba.

Volvió a reír y se dio la vuelta, sentándose de nuevo en su silla y llevándose otra galleta a la boca.

— Ya puedes marcharte —dijo señalando la puerta.

Como si me hubieran tirado un balde de agua fría, salí de mi trance, abrochando rápidamente los botones de mi blusa y abandonando su habitación tan rápido como mis piernas me lo permitieron.

Terminé mi trabajo en la casa de los Jeon y salí, cumpliendo con el horario establecido.

Llegué a mi casa lo antes posible y me deje caer en mi cama.

Al fin hallé las respuestas que tanto rondaban por mi cabeza la noche anterior.

Jungkook quería jugar a un juego que yo nunca había probado, y del que estaba segura de que él era un experto.

Puede que está tarde haya perdido mi dignidad, pero aún me quedaba algo por salvar, y si Jungkook quería jugar jugaríamos.

El será el mejor en el ámbito sexual pero en lo que a la psico respecta yo era una experta, haré que me desee más que a ninguna, que enloquezca por mi, haré que pierda el control de si mismo hasta el límite de la obsesión hacia mi persona.

Tal y como él dijo una vez:

"Que comience el juego"

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Esta novela no promueve ningún tipo de abuso o violencia sexual.

Ambos personajes son mayores de edad.

Gracias por leer💜💜💜

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