02
MEIZUO OBSERVABA CON ATENCIÓN A LA DE MECHÓN AZUL QUIÉN LO MIRABA DE LA MISMA MANERA, parpadeando lentamente e incluso, moviendo sus labios para hablar y al mismo tiempo no soltar nada.
—¿Estás bien?—alzó una ceja.
—Y-yo... ¿eres real?—preguntó.
Feng soltó una risita, realmente le parecía adorable que aquella chica vestida nada acorde con el lugar le hablara de esa forma— Bastante real, ¿o necesitas averiguarlo?
—Creo que si sigo de esta manera, la sangre va a centarse en mi cerebro y voy a seguir diciendo tonterías, además de que mi espalda está doliéndome y...
Y volvieron a estar rectos por un movimiento casi de película, donde Meizuo aferro su brazo libre a las caderas de la fémina sin dejar la mano de su espalda donde estaba.
—Lo siento—se rió— ¿puedo saber quién eres?
—Invítame a un trago y te lo digo—le sonrió ladina— y quizás, te diga mi nombre.
—Hecho.
LA MÚSICA ALTA NO IMPEDÍA QUE MEIZUO AFINARA SU OÍDO PARA ESCUCHAR LO QUE LA fémina quería decir, y es que, al verla pedir una coca-cherry con harto hielo la marcaba una diferencia notoria frente a las demás que solían irse por los tragos dulces.
—¿Y bien?—le miró curioso— ¿vas a decirme o prefieres el anonimato?
—Mmmm... bueno, muy anónima no puedo ser si ya me has visto—admitió— soy Xiaoxing
Al oírla, se sintió algo extraño, como si hubiera oído eso en otro lado pero no recordaba qué.
—Soy Meizuo
—Lo se, vamos en la misma universidad—le sonrió— ¿qué tal las finanzas?
Soltó una risita, mientras jugaba con el líquido de su vaso de vidrio, viendo como el whiskey de canela con el jugo de naranja cubría por escasos micro-segundos los hielos.
—¿Por qué no hablamos de ti?, digo, ya me conoces a mí pero, yo no a ti—le miró con una sonrisa ladina junto a sus ojos curiosos.
—Soy un libro abierto, solo dispara—le sonrió acomodándose en el taburete para mirarlo, cruzando sus piernas.
—¿Qué estudias, Xiao?—preguntó.
Soltó una risita nasal apenas su nombre acortado salió de los labios ajenos, sabiendo precisamente el efecto que producía en las chicas. El cerebro lo percibía como una zona segura y de confort, más allá de la dulzura que salían con sus palabras o que respetará su espacio, sabía muy bien de psicología para que las cayeran redondido ante él.
—Mmmm... estudio para ser maestra de párvulo—respondió bebiendo de su vaso— por alguna razón que desconozco, terminé ahí
—¿Y te gusta?, ¿quisiste estudiar otra cosa?
—Cuando era niña soñaba con ser astronauta —se encogió de hombros— quería ser el primer ser humano en jugar al fútbol con los asteroides
Feng no evitó reírse, es más, le sorprendía sorprendentemente como una persona demasiado común en un lugar donde el código de vestimenta era un poco más "nocturno" le habían llamado la atención, y que al conocerla, ésta fuera demasiado extraordinaria.
—¿Y eso por qué?
—Porque no podía ser una tortuga ninja—se justificó, riéndose también.
Meizuo nunca espero tampoco escuchar una risa tan linda y melodiosa como esa, pareciera sacada de una preciosa sirena que atraía a pobres marineros como él para lanzarse al mar de sus brazos y no querer irse nunca.
—¿Nunca lo intentaste?, creo que hubiera sido genial una chica entre esos cuatro—bromeó juguetón.
—Bueno, técnicamente un brazo roto fue lo que me detuvo en mi camino de ser una buena ninja
—¿Puedo saber el porqué?
—Me lancé del segundo piso de mi casa a un árbol que había fuera de mi ventana, caí mal y mi madre me quitó cualquier programa de televisión que involucrara superhéroes y esas cosas por un año—habló nostálgica, casi como si hablara de sus años dorados— era comprensible, dejar a una niña de seis años sin supervisión deja secuelas... ya sabes, los niños con niñeras son diferentes a los "no le abras la puerta a nadie"
—No puedo estar más de acuerdo con eso—el bartender se metió a la conversación, simplemente dejando un trago de tonalidad rosa frente a ella— alguien te manda esto
—Puedes dárselo a alguien más, no bebo fuera de casa—admitió ella.
—Yo lo beberé por ti si quieres
—Lo siento, pero me pidieron que solo lo bebas tú—se encogió de hombros para seguir atendiendo.
—No lo bebas si no quieres, no estas obligada—aquella palabras la hicieron suspirar.
—De hecho, creo que es hora de irme a casa...
—¿Quieres que te acompañé?, esta oscuro y puede ser peligroso para ir por ahí sola—comentó, preocupado.
Y vaciló unos segundos, levantándose y tomando su mano para jalarla suavemente— andando
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