Los escucho hablar mientras me agarro del alféizar de la ventana demasiado alta para mi por lo que me mantengo de puntillas asomándome lo más que puedo, el niño le reprocha al lobo haber dejado su refugio mientras el lobo agacha las orejas, parece sentirse arrepentido de lo que ha hecho y yo sigo sin entender porque un lobo le hace caso a un niño hasta que el chiquillo menciona algo que me hiela la sangre.
-Quieres ser diferente a nuestro padre y estabas a punto de ir al pueblo, tienes que controlarte antes de que lastimes a alguien como lo hizo él.
El lobo se agazapa en una esquina al escuchar eso y comienza a sollozar, parece inconsolable y un sentimiento extraño surge en mi pecho, quisiera ir y abrazarlo, decirle que todo está bien aunque no se porque se ha puesto de esa forma, siempre he visto a los lobos con desprecio incluso si no lastiman humanos, pero con este tengo una sensación diferente, hago a un lado el sentimiento e intento concentrarme de nuevo en la conversación cuando mi pie resbala y caigo haciendo crujir todas las ramitas y hojas secas del suelo.
Casi al instante sale el niño y tras él se asoma la cabeza colosal del lobo mostrando los dientes como protegiéndolo de lo qué hay fuera, me quedo inmóvil cuando mis ojos se cruzan con los del lobo y el dolor de la caída se hace presente.