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Capítulo IX: El paso del tiempo

- ¿Mamá? -Chaeyoung alzó la vista ante el llamado. Beom-gyu estaba en la puerta de su cuarto, había golpeado levemente dos veces y estaba mirándola con algo de timidez. Ella cerró el álbum de fotos que observaba sobre la cama y lo dejó a un lado.

- Pasa -Se arrastró hasta el respaldar de la cama y allí lo esperó. Beom-gyu ocupó una de las puntas y, luego de que lo incentivara con una mirada, se acercó un poco más. Tímido, apenas sonrojado y aclarándose la garganta- ¿te pasa algo?

- ¿Ahora?

- Sí, o en general ¿estás bien?

- Estoy muy bien, mamá. Gracias por preguntar pero en realidad...

- Tú venías a preguntarme a mí -Beom-gyu asintió, con una sonrisa por la facilidad con que su madre conocía sus gestos- Te escucho.

- Sé que para ti y para mamá, sobre todo para ti, es un tanto difícil vernos crecer a mí y a Olivia. Y lo hemos hablado ¿si? con mi hermana lo hablamos y llegamos a la conclusión de que ciertos pasos que demos, lo consultaremos con ustedes antes. A ella se le es más fácil hablar con mamá, pero yo necesito hablar de esto contigo -Chaeyoung gesticuló con desánimo, aquí iba a preguntar sobre "la charla", de la que cualquier hijo huiría pero la que quería taparse los oídos ahora, era ella. Se rascó nerviosa, bajo su nariz y asintió, esperando porque continuara- necesito, y me gustaría, algunos consejos de tu parte.

- ¿De qué exactamente? -él ladeó la cabeza, exigiéndole que no fuera tan obvia a su negación- está bien ¿hablaremos de sexo? -Beom-gyu asintió- supongo que aún no has dado ese paso con Hanna ¿o me equivoco?

- No, no lo hemos dado. Es mujer y ya sabes que algunas tienen esa tontería del momento perfecto, el chico ideal, los pétalos y esas cursilerías.

- ¿Ella te lo ha dicho? -Beom-gyu la miró confundido. Ahora que lo pensaba no, y su novia no parecía de esas chicas exageradamente femeninas y que todo lo veían color de rosa. Era sencilla, espontánea e independiente. Por eso estaba enamorado de ella. Chaeyoung lo vió agachar su cabeza, sacudiéndola para esconder una risa- bueno, el primer paso ya lo tienes dado. A ella no le importará esas cosas.

- ¿Y si sí lo hace?

- Si lo hiciera, créeme que ya lo sabrías. No hay nada más insoportable que una mujer así. Bien, y esto de avanzar en su relación ¿lo han hablado?

- Bastante. Cuando voy a su casa y vemos una película, ya sabes, cuando termina vienen los besos en el sillón y ella se acuesta sobre mí y no puedo...

- Sí, si entiendo. Bien, lo primero que debes saber, es que no importa cuánto quieras disfrutar tú, Beom-gyu, tienes que hacerla sentir bien a ella. Es jovencita, lo son ambos y la falta de experiencia no tiene que entorpecerte. Porque tú eres... tú no has tenido relaciones antes ¿verdad? -Beom-gyu negó al instante.

- No, mamá, claro que no. Sabes que Hanna me gusta desde pequeño y lo estamos esperando juntos.

- Bien -suspiró ella con tranquilidad- bueno ¿qué estaba diciendo?

- Lo de la experiencia y...

- Oh, si, sí. Entonces ¿van a preparar un lugar o qué?

- Bueno, tenía pensado que fuese aquí porque en su...

- No, no, no ¡por dios, Beom-gyu! Tienes dos hermanas y tus madres te oirían ¿cómo demonios llegaste a esa idea?

- Si me dejara terminar de hablar se ahorraría gritos, señora Son. Decía que tenía pensado, pero Hanna me dijo exactamente lo que acabas de decirme, entonces no, aquí no. Puedes respirar aliviada...hablé con el abuelo.

- Ay, no ¿ahora él es tu mejor amigo y esas cosas?

- Solo estás celosa, mantén tu boca cerrada un segundo. Hable con Jungkook y me dijo que me prestaría su cabaña de verano pero -alzó la voz él cuando Tzuyu abrió la boca para reclamar- que primero lo hablara y consultara contigo ¿contenta?

- Ajá, algo. Una vez me llevó ahí.

- ¿Con una muchacha también?

- No seas idiota, claro que no. Había terminado el colegio con buen promedio y en regalo me llevó por primera vez, con Kyla y alguna de sus amigas. Hay un lago a unos metros y todo lo que lo rodea son montañas. Un lugar muy tranquilo y seguro. Papá tuvo problemas económicos una vez y le habían propuesto vender la cabaña para solucionarlo. No lo hizo y trabajó gratis para un tipo por más de dos años.

- ¿Era tanto el dinero?

- Apuestas, su debilidad. En fin ¿y cuándo querrías ir allí?

- No lo sé, cuando vuelva de vacaciones ¿tú que dices? -Chaeyoung lo observó un momento, estudiándolo y recordando la primera vez que lo vió. En aquellos años era solo Beom-gyu, no su hijo. Con su mediana estatura y su cabello rubio, como Mina, y sus ojos tan lindos como los de su esposa también. Y su carácter, eran tan similares que nacieron bajo un lazo invisible y nunca iba a terminar de agradecer haberlo juntado. No ella, el destino o lo que sea que se encargaba de eso.

Él tenía apenas 10, recién cumplidos y ahora 16. Seis años pasan rápido, como una vuelta de página pero en sus hijos no. Lo vió crecer, ver su transformación de niño a adolescente y no podía estar más orgullosa de él. De sus logros, de su desarrollo y de todo lo que tenía planeado a futuro.

Era el hombre de la casa y ambos lo sabían. Más que solo el único masculino de la familia, era el hombre de la casa. El que cuidaba de ellas incluso sin necesidad.

Era el joven que siempre vestía camisas o remeras ajustadas, mostrando con soberbia la hora diaria de gimnasio. Era el muchacho que pasaba la mano por su cabello y lo arreglaba a un lado, cual modelo de publicidad y sin importar las burlas mentales de ellas.

Beom-gyu era el joven que en otros 6 años, sería un adulto completamente y quizá, todas esas cosas cambiarían. Quizá ya no la necesitaría en los consejos y no dormiría a unos metros de ella, en esa cama que nunca cambió desde que ella eligió su cuarto. Los días pasarían y, tal vez, el paso de Beom-gyu por allí también.

Evitando sobrepasar los límites de su imaginación, le sonrió con dulzura y regresó su mente a la idea por la que él había llamado a su puerta.

- Digo que tiene que pasar cuando tú y Hanna lo deseen. Antes de sus vacaciones o después, pero ambos tienen que quererlo. No fuerces el momento ni te sobre exijas a ti mismo y mucho menos a ella. Que sea natural y mantente pendiente de ella. Descifra sus gestos y nota que esté disfrutando, ya sea la relación sexual o el momento a solas que tengan. Y cuídate, por favor. Los dos deben hacerlo.

- Si, hablando de eso...me da algo de vergüenza ir a comprar condones ¿me darías algunos?

- Oh, lo siento hijo. Estaría encantada pero debes comprar un tamaño más pequeño, pocos se adaptan a mí ―rieron, como dos amigos con una cerveza en medio y olvidando la seriedad un momento.

Sin embargo, Chaeyoung se puso de pie y buscó entre el cajón de su mesa de luz algunos. Beom-gyu alzó las cejas, notando como la tira estaba completa.

- Los compré hace un tiempo pero tu madre toma pastillas ¿los quieres?

- A todos -ella rodó los ojos, arrojándoselos y finalmente él se puso de pie- gracias, mamá. Sé que hice la mejor elección con ustedes como madres. Te quiero mucho.

Lo abrazó, estrechándolo contra su pecho para ocultar su emoción, también y recibiendo un beso en su mejilla.

- También te quiero, hijo.

- Bueno, voy a preparar la mochila -le dijo él, alejándose camino a la puerta- El abuelo pasará por mi mañana bien temprano y volveré el martes.

- ¿Te regresará él o quieres que vaya a buscarte?

- No te preocupes, él me alcanzará. Bien y voy a guardarlos para la otra semana -bromeó alzando la tira de condones― cuando Hanna regrese de sus vacaciones.

- Recuerda todo lo que te dije. No te avergüences de ti mismo luego.

- Oye, que poca fé. Ya verás que llevo algo de Son en mis genes -continuó alzando sus cejas sugestivamente. Chaeyoung se mordió el labio, divertida por sus tonterías- Por cierto...cuando tengas un tiempo libre, cómprame más ¿puede ser? -tomó su almohada y se la arrojó, oyendo sus risas mientras se alejaba.

- Genes Son -Se burló en un susurro para si misma― imposible, nadie podría superarme. Pero bien, Chaeyoung ¿eh? Bien, bien. Eres toda un 10 en hijos adolescentes -se felicitó al regresar de un rebote a la cama y continuar mirando el álbum de fotos. El crecimiento de sus tres hijos en papel.

- Recuerda, el lunes a la tarde estaré aquí ¿De acuerdo? No me salgas con que el automóvil se descompuso o la carretera se llenó.

- Sí, mamá. Ya me lo has dicho 20 veces en un minuto -se quejó Olivia entre dientes. Chaeyoung había estacionado el coche frente a la casa de Giselle, donde sus amigas la esperaban para comenzar el viaje rumbo a sus vacaciones y debía estar aguantando su discurso de nunca acabar.

- Bien ¿tienes todo? Es una semana fuera de casa y no quiero que olvides nada.

- Tengo todo en mi bolso. La comida y esas cosas la llevará Rose -le aclaró, refiriéndose a la madre que las llevaría y sería una de las que se quedaría con ellas- planeamos esto por más de un mes, mamá. Tú estabas en esa cena.

- Sí, si, lo recuerdo pero de igual manera puedo preocuparme ¿no crees? -Olivia volteó a verla, desde el asiento de acompañante la miró con sorna y ella se quitó el cinturón de seguridad bajaré tu bolso.

- Genial. Adiós, Heejin -se despidió, colando medio cuerpo hacia atrás y abrazando a su pequeña hermana- volveré la semana que viene ¿si? asique pórtate bien y...Heejin estoy hablándote -sin embargo, la sonrisa y los ojos de la niña se desviaban metros más atrás de ella. Donde Giselle movía su mano saludándola y Heejin le respondía ligeramente. Olivia le dejó un último beso en la mejilla y abandonó el coche, rodeándolo hasta llegar al portaequipajes- bueno, gracias, mamá. Nos vemos luego.

- Ey -la detuvo Chaeyoung al ver lo que dejaba a un lado, sobre las butacas traseras- ¿piensas dejar tu celular? -Olivia alzó los hombros.

- Pues sí, ninguna lo llevará.

-No, tú sí. Cárgalo.

- Pero, mamá...

- Por favor, Olivia. No pienso dejarte ir una semana a kilómetros de casa y permanecer incomunicadas, imaginándome que pueda pasarte cualquier cosa.

- Nada va a pasarme -Chaeyoung se pasó una mano por la frente, no debería sorprenderse. Su hija era igual de orgullosa que ella y hacerle cambiar de opinión quizá podía costarle. Tomó el móvil con rapidez y se acercó a ella, sacudiéndolo en su dirección.

- Mira, llévalo, por favor ¿si? Y no lo uses ni me envíes mensajes a menos que sea necesario ¿de acuerdo? Si algo llegara a estar raro o necesitaran alguna cosa, me lo haces saber. Por favor, hija, no estoy pidiéndote algo descabellado -Olivia la vió, oyendo a lo lejos el llamado de sus amigas y luego al celular. Nunca se despegaba de el y, ahora, iba ser la primera vez y le había costado coincidir con la idea de las demás. Así que tenerlo frente a ella, era como esa tentación a desafiarse de no usarlo.

Lo agarró y lo guardó dentro de la mochila, escuchando el suspiro de alivio de su madre.

- Bueno ¿ahora si puedo irme?

- Claro que si, te lo mereces. Cuídate y pásala bien. Te quiero -sin importarle la resistencia y sus quejas, Chaeyoung la abrazó. Y le dejó un beso en su cabeza cuando Olivia se relajó, correspondiéndole la muestra de cariño- Hasta el lunes.

- Hasta el lunes, mamá.

La vió sacudir su mano, con una sonrisa mientras se alejaba y algo dentro de su pecho la golpeó: definitivamente, lo más preciado que tenía en esa vida, era su familia.

Ahora que sus hijos estarían unos días fuera de casa, no podía negar que una parte de ella sentía la libertad que con ellos no podía usar.

Ni cuando vivía sola, en su departamento, la utilizaba. Pero ahora estaba sola con Mina, porque Heejin dormía hasta casi el mediodía y eso era bastante aprovechable. Así que ver las reacciones de su esposa, cuando se paseaba luego de la cena, solo en ropa interior por toda la casa, eran digna de pintar.

Porque siempre debía esperarla en ese estado dentro de su cuarto. Ahora no iba a desperdiciar la situación hasta el último minuto en que sus hijos volvieran.

Chaeyoung se puso la bata, eran pasadas las tres de la tarde y Heejin andaría dando vueltas, jugando o pintando en la mesa ratona. Sin embargo, tras bajar las escaleras y no verla allí. se sorprendió y la llamó.

Chaeyoung se puso la bata, eran pasadas las tres de la tarde y Heejin andaría dando vueltas, jugando o pintando en la mesa ratona. Sin embargo, tras bajar las escaleras y no verla allí, se sorprendió y la llamó.

- ¿Heejin?... ¡Heejin!

- Shhh -oyó a lo lejos mientras caminaba hacia el jardín. Dentro de la piscina, Mina la silenciaba y le señalaba a un lado, a su hija durmiendo una siesta en el sillón bajo la sombra. Gesticuló avergonzada y caminó directo a su esposa― ¿qué no tienes modales o por qué andas a los gritos?

- No sabía que estaba durmiendo, lo siento -Mina la miró en otro reclamo y luego la vió hundirse bajo el agua, nadando cual sirena con su traje de baño negro. Su favorito.

Chaeyoung deslizó la bata y la dejó a un lado. Bajó las escaleras con total lentitud y se quedó de pie, obstruyéndole el paso con el agua llegándole al cuello y con los ojos sobre la rubia, esperando a que saliera y la viera.

Cando Mina golpeó su rodillas, emergió con rapidez y sorprendida se quitó el agua de su rostro.

- ¿Qué haces desnuda? -Le preguntó por lo bajo y ella desvió la vista a su hija. Estaba tan lejos, a unos metros y de espalda a ellas, durmiendo con total tranquilidad como le gustaba.

- Sabes lo mucho que detesto usar ropa.

- No es cierto.

- No, pero querías escuchar una excusa y te la di ¿nadamos?

Sin esperar respuesta, estiró sus brazos hacia adelante y unió sus manos, alejándose de ella con ayuda de sus pies y salpicándole agua con intenciones. Cuando llegó a la otra punta, la mano de Mina intentó atrapar su pie pero se soltó, regresando con velocidad en un juego casi infantil.

La oyó quejarse al emerger y sonrió sin voltear a verla. Mina fastidiada, enojada y molesta, era su favorita. Luego de la ruda y obediente Mina bajo ella, en la cama.

- Que lenta eres, Myoui -se burló mirándola de reojo y viéndola acercarse- creo que podría tomar sol toda la tarde y ni así me atraparías.

- Eres una tramposa, te soltaste.

- ¿Acaso esa era la regla? ¿no podía hacerlo? -y volvió a alejarse, cuando Mina saltó para atraparla y un rebote doloroso golpeó su estómago.

- ¡Chaeyoung!

- Shhh, nuestra hija está durmiendo ¿o qué no estás viendo bien?

- Cállate. Sí la estoy viendo. No soy idiota.

- Pues no pareciera -aseguró fingiendo seriedad y sin moverse, permitiéndole que terminara de juntarse a ella.

- ¿Estás diciéndome idiota? -echó un resoplido divertido y movió su cabeza a un costado, mirando una vez más a Heejin.

- Tú lo estás diciendo.

- Ten cuidado con lo que dices, Son Chaeyoung. El que seas la mujer más hermosa no te da el derecho a tratarme mal -alzó una ceja, con mando y Mina se cruzó de brazos tímidamente- bueno, excepto en la cama. Cuando me jalas del cabello y me ordenas lo que tengo que hacer. Pero ahora no te pases de lista.

Estiró su brazo, en un contundente movimiento y enredó su mano en la coleta de su cabello, soltándolo y arrojando la pequeña goma a un lado. La tiró hacia ella, Mina golpeó contra su pecho con algo de violencia y acercó sus bocas, jugando con la suya de arriba abajo y alejándola cuando quería besarla.

La oyó quejarse con frustración y asomó su lengua, moviéndola sobre su labio inferior antes de morderla.

- ¿Cuando te jalo el cabello así? -le preguntó contra sus labios, tirando suavemente hacia abajo sus mechones y ladeando su cabeza. Mina asintió- ¿y cuando te ordeno así? -Agregó, tomando una de sus manos y guiándola a su miembro. Sacudió la muñeca y Mina entendió que debía moverla, masajear el pene hasta endurecerlo- lo haces jodidamente perfecto -jadeó y comenzó a caminar, obligando a la rubia a retroceder unos pasos.

Cuando la espalda de Mina golpeó el borde, tomó su cintura y la giró. Arrastró su mano por el largo de su columna y la obligó a arquearse apenas, apoyando los codos contra la piscina.

Debía mirar a su costado derecho, para controlar el despertar de su hija y en ese momento, cuando lo hizo, aún la vió durmiendo. En la misma y exacta posición que la primera vez.

Regresó a su esposa y se estiró hasta su cuello, mordiéndolo y a sus hombros. Cada vez que su boca entraba en contacto con la piel de Mina, su cuerpo se descontrolaba y su miembro pedía a gritos por ella.

Como en ese momento.

Tomó el mentón de la rubia y con violencia lo movió, hasta estallar sus bocas en un beso voraz, ansioso y que hizo gemir a las dos. Coló su lengua y exploró hasta el mínimo rincón de sus mejillas. Le excitaba Mina la mayor parte del tiempo, pero la excitaba aún más oírla suspirar por ella.

Sin romper el beso, desató la parte superior de la bikini y atacó sus pechos sin cuidado. Los encerró en ambas manos, apretándolos y masajeándolos, imaginándose el color morado en ellos horas después, testigo sufridos de ese momento.

Uno de sus muslos se abrió paso entre las piernas de la rubia en una orden a que las separara y, con su rodilla, bajó sin esfuerzo la parte inferior, dejándola completamente desnuda para ella.

- Incluso con toda el agua, puedo oler lo preparada que estás para mí -Mina se golpeó hacia atrás y la penetración sorprendió a Chaeyoung. Alzó su cabeza y dió un grito, un gemido de placer por lo apretado que estaba allí dentro- Dios santo, Mina ¿estás bien?

La rubia movió su cabeza, apenas en una afirmación pero el temblor sacudía su espalda y empuñaba sus manos. Chaeyoung se quedó quieta un momento y, cuando Mina la miró por sobre su hombro, en un permiso de que ya estaba lista, sonrió con malicia y volvió a ordenarle:

- Muévete -Mina gruñó. Pero lo hizo. Se sentía en el cielo, sobre la mayor gloria, verla y sentirla moverse contra ella. La castaña miró de reojo a su hija, todavía durmiendo y sin intenciones de abrir los ojos más rápido.

Con la rubia gimiendo, sin importarle el tono y ella mordiendo su labio para no hacerlo, las embestidas aumentaron y bastaron unos segundos para verla caer contra el frío cemento celeste. Se había corrido en su interior pero no lo suficiente como sentía. Acomodó ambas manos en la cadera de su esposa y se salió sin cuidado. Y volvió a embestirla, hasta el fondo, donde sabía recuperaría las ganas de volver a moverse.

Una y otra vez se hundió en ella en golpes sorpresivos, secos y simultáneos hasta que el calor de Mina comenzó a arderle a su alrededor. Sabía que volvería a tener otro orgasmo, por lo que aceleró las penetraciones y finalmente se salió, cuando el dolor del éxtasis se juntó en la punta de su pene.

Lo tomó con una de sus manos y dirigió el chorro a la espalda de Mina, que gimió al sentir el líquido caliente sobre ella. La volteó y la besó, mientras continuaba masajeando su miembro hasta retirar la última gota.

- Es tuyo -le dijo metiendo dos dedos en su boca. Parecía ilógico pero tuvo que contener una nueva erección cuando la vió cerrar los ojos y gemir al verla saborearlos.

Tras terminar con un contundente sonido, Chaeyoung le rodeó la cintura y la abrazó. Más ilógico aún, era verse indefensa, cual cachorro cuando terminaban sus actos y la sujetaba con miedo. Con terror a que se le escapara y no la llevara con ella.

Con Mina acariciando bajo su espalda y los ojos en su hija, la castaña le besó el cabello y le recordó entre susurros cuánto la amaba. Y cuánto no dejaría nunca de hacerlo.

- ¿Chaeyoung?

- Dime -La rubia se alejó y sus miradas se cruzaron. Chaeyoung le acarició la mejilla, con tranquilidad porque sus ojos marrones denotaban preocupación& ¿qué pasa?

- No lo sé.

- ¿No lo sabes? -y su labio titubeó hasta que sollozó. Mina comenzó a ahogarse en un mar de llanto y a mover sus manos, mientras intentaba explicarle algo- Mina, mírame...Mina, mírame ¿me estas entendiendo? -Rodeó su rostro y la rubia juntó aire, inflando y desinflando su pecho con desconsuelo-¿por qué lloras? ¿Qué sucede?

- Es lo que no sé. Dejé de tomar las píldoras desde hace semanas y nada ¡no puedo quedar embarazada! Me compré decenas de test porque tenemos relaciones cada día ¡y nada Chaeyoung! ¡Todos dan negativo!

Le sonrió con el amor que solo le correspondía a Mina y la abrazó, regresándola contra ella y acariciando su espalda mientras continuaba llorando.

- ¿Quién es la tramposa ahora? -bromeó intentando calmarla- ¿De verdad has dejado las pastillas? -la rubia asintió sobre su pecho- bueno, no sé lo que suceda pero no debe ser nada malo, mi amor ¿si? iremos con el médico y él nos dirá.

- ¿Y si el problema está en mí? ¿Si nací solo para tener un embarazo? -ella rió, apretándola aún más y sintiendo el calor que ambos cuerpos transmitían.

- Nada de eso. No te desesperes, Mina. Es más, vamos, salgamos de aquí y vamos con el médico -la rubia se separó y la miró con confusión.

- ¿Ahora?

- Sí, ahora. Vamos.

No esperaba encontrarse con ese diagnóstico, y menos con Heejin sobre las piernas de Chaeyoung, oyéndolo todo. El médico las atendió casi una hora después y le hizo un rápido chequeo junto a dos exámenes. Él le aseguró que no estarían listos hasta unos días, pero con la radiografía podrían ir acercándose al problema.

Y no era un problema, en realidad. Y, como lo explicó el doctor, no sabían cómo podría haberse generado.

- La radiografía y la ecografía muestran lo mismo, Mina ¿Cuándo acabó tu último periodo?-entrecerró los ojos, no lo recordaba, pero más de un mes, quizá dos, seguro.

- Semanas.

- Bien ¿y cuándo dejaste de tomar los anticonceptivos?

- Cuatro semanas de eso estaba segura -Sonrió y el hombre le devolvió el gesto, en señal de felicidad para ambas.

- Bueno, seguramente hubo una alteración en tu sistema. Llevas mucho tiempo con las píldoras y quitarlas sin anticipación, así tan rápido, generó un cambio brusco. Sumado a cuestiones como el estrés o nerviosismo, retrasó un poco los resultados con los test. Pero no hay dudas y la ecografía lo demuestra. Estás embarazada.

No esperaba encontrarse con ese diagnóstico, y menos con Heejin sobre las piernas de Chaeyoung, oyéndolo todo. Porque, mientras su esposa soltaba lágrimas de emoción, su pequeña hija se cruzaba de brazos, en evidencia de divertidos celos.

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