Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo V: La pelea y el jarabe (Primera parte)

— Las personas sexualmente activas enferman mucho menos, ya que el sistema inmunológico se ve reforzado por esta placentera actividad generando más anticuerpos que alguien que no practica sexo.

— El sexo disminuye la presión arterial.

—Para las mujeres, las relaciones íntimas generan un aumento del flujo sanguíneo y una mejora de la elasticidad —Mina rodó los ojos: estaban burlándose en su cara— oh y puedo asegurar que eso es totalmente cierto.

— El sexo combate el estrés y es un muy buen amigo de los ejercicios. Yo lo reemplazo por las caminatas y la hora diaria en la cinta caminadora.

— Y lo mejor de todo...el sexo reduce el riesgo de un ataque cardíaco. Por eso es recomendable tenerlo dos o más veces a la semana. Hyojin suele ser tan pasional cuando llega de la oficina que estoy segura estamos en el mejor momento. Y puedo escucharte a ti y a Jimin cuando nuestra sesión acaba —Mina entrecerró los ojos en la complicidad de sus amigas. Naeun contaba sin reparos sus anécdotas con Hyojin, su marido desde apenas dos años pero de una larga relación juvenil. Ellos vivían dos casas al lado de la suya y Seolhyun en la siguiente.

En varias reuniones del vecindario forjaron una notable amistad que con el tiempo se reforzó y solían pasar una tarde juntas por semana. Esta vez ella propuso su casa, por la ausencia de sus hijos mayores y Naeun, como siempre, sin vergüenza ni reparos, coló el tema del sexo porque estaba en busca de su primer hijo.

Seolhyun era dos años menor a ellas pero llevaba desde los 25 casada con Jimin, un hombre cuatro años mayor pero que desprendía aires sexuales con solo una mirada y su porte al caminar. Tenían dos hijos y el menor de apenas un año, así que el sexo para ellos en este momento solo era parte de la satisfacción corporal.

Mina movió el vaso entre sus manos y se mordió la mejilla interna: ella llevaba cinco semanas sin intimar con Chaeyoung. Cinco semanas. 35 días, quizá 36 y horas, muchas horas en que su esposa no la abrazaba con intenciones sugestivas ni interrumpía su ducha para compartirlas.

Más de un mes sin sentir la locura furtiva que las caracterizaba y no solo ya era mucho tiempo pasado. Era mucho tiempo para el que estaba acostumbrada y que nunca vivieron. Su único record de días sin sexo había sido once días pero ella estaba a punto de dar a luz a Heejin y esa abstinencia había formado parte de un juego también.

Y no iba a decírselo a sus amigas. Todas eran jóvenes y mantenían la misma actividad con sus parejas como ella con Chaeyoung. Sobre todo Nayeon, quién había dado toda esa información al principio porque con Jeongyeon, su esposa por más de una década, no perdían el apetito sexual y solían intimar más de dos veces al día. Y ella podía corroborarlo. Porque eran sus vecinas de en frente y más de una vez oyó los gritos de placer o las vio accidentalmente por la gran ventana de su living.

Y ahora ella estaba excluida de aquello y no quería que lo notaran. Pero la culpa era de Chaeyoung, porque no hacía nada por cambiar la situación y no era como si ella lo fuese a hacer tampoco. Era su esposa quién debía buscar esos momentos, no ella.

— Yo creo que está pensando en lo que le hará a Chaeyoung cuando vuelva —parpadeó, incontable veces y la mano frente a su rostro se alejó― ¿estás pensando en eso? —le preguntó Nayeon con una sonrisa.

— Sí, si por supuesto.

— Chaeyoung debe ser bien ruda, su rostro y su voz lo demuestran —agregó la mujer. Era rubia, alta y a simple vista mostraba con su ropa la clase social a la que pertenecía. Nayeon no tenía límites al hablar y, por el contrario, su boca se descontrolaba si de sexo se trataba-me recuerda a Jeongyeon cuando trabajábamos en la misma oficina continuó. Y era la mayor de las cuatro, con casi 40 pero físicamente indemostrables.

— Lo bueno de estar con otra mujer, es que después de la rudeza viene la dulzura. A Jimin a veces se le olvida y simplemente voltea y duerme —Mina se sirvió un nuevo vaso de limonada y lo tomó de un solo trago. Ojalá eso fuese alguna botella de alcohol bien fuerte— pero tu esposa siempre demuestra lo mucho que te ama. Recuerdo la fiesta aniversario de la ciudad el año pasado, te tomaba de la mano como dos adolescentes.

Estaban en el living, las tres en el largo sillón y Naeun frente a ellas, con su típico vaso de whisky y dos cubos de hielo. Observó esa copa y se relamió los labios, deseando poder tomar un poco de ella.

— Sí, Chaeyoung...es mitad romántica, mitad salvaje. Es ideal en la cama —la risa de Nayeon y Seolhyun la mareó un momento. Sí, Chaeyoung era exactamente cómo la describió. Pero tiempo atrás.

— ¿Cuándo fue la última vez que lo hicieron? —le preguntó Naeun. Esa mujer era algo distinta a ellas: su mirada, su voz, sus pronunciados escotes y cortos vestidos lo demostraban. Quizá porque era la esposa del dueño del municipio de la ciudad. Y sus ojos solían ponerla nerviosa, como en ese momento.

— El sábado, antes de que se fuera —balbuceó antes de beber algo más y Naeun lanzó un resoplido irónico.

— Mientes —Le aseguró señalándola y todo se silenció. Incluso las mujeres a su lado gesticularon sorprendidas y la miraron, como en reproche— Llevas muchos días sin tener sexo con Chaeyoung —bien, la habían descubierto. Ellas, las diosas del sexo como solían llamarse, descubrieron su mentira y estaba pasando por el momento más vergonzoso de su vida.

— ¿Eso es cierto, Mina? —le preguntó Seolhyun preocupada— ¿llevas mucho tiempo sin sexo?

— Bueno, sí pero no es mucho tiempo.

— ¿Cuánto? —insistió Naeun. Ella suspiró, derrotada y se echó un cojín en la cara— ¿qué? No te oí, dilo más fuerte.

— Cinco semanas —murmuró y un sonido de sorpresa salió de la boca de sus amigas.

— Nadie que pase ese tiempo sin tener relaciones continua con vida —dijo Nayeon poniéndose de pie y buscando su cartera.

— No exageres —intentó defenderse, irguiéndose nuevamente es que han pasado algunas cosas. Los chequeos de Minju han aumentado y Chaeyoung está algo preocupada por Olivia, ya saben, ella y su novio que no le agrada. Sus mejores amigas están atravesando una pequeña crisis matrimonial y ella viajó por eso, para ayudarlas. Su preocupación también está allí.

— El que tenga otras preocupaciones, no significa que deba descuidarte a ti —aseguró Naeun— Hyojin sale de casa antes de las 7 cada día y no lo hace sin atenderme. Y regresa para cenar y allí una segunda vuelta. El sexo es tan importante como mantenerse enamorada de la persona con la que te casaste, Mina.

— Pero esto es...momentáneo, pasajero. A Chaeyoung le gusta mi cuerpo y a mi me gusta el de ella, nos acoplamos, nos deseamos y es algo que no se deja de querer fácilmente. Cuando regrese de viaje lo hablaremos.

— ¿Estás loca? —exclamó Nayeon— la falta de sexo no se habla. Se hace, se busca, se coquetea y se obtiene contra una pared, sobre la mesa o donde mejor te de la gana. Exceptuando la cama, claro.

— ¿Por qué no la cama? —Preguntó confusa. Era la primera vez que atravesaban esto con Chaeyoung y se sentía en terreno ajeno hablando de eso. Las otras tres rodaron los ojos.

— La cama es sinónimo de cotidianidad, es la costumbre de verse allí mucho tiempo. No, no, allí no Mina —le ordenó Seolhyun— busca un lugar, el más caliente de la casa o llévatela a otro lado.

— Tiene que ser en casa. A Chaeyoung no le gusta estar lejos de los niños solo por sexo.

— Entonces aquí, aquí está bien —la incentivo Nayeon, encontrando lo que tanto hurgaba en su cartera. Llegó frente a Mina y le tendió una pequeña botella de vidrio, similar a una de los jarabes para niños.

— ¿Qué es esto? —preguntó confusa, tomándola con nervios. Seolhyun y Naeun lanzaron una pequeña risa.

— Nunca pensé que nos iba a hacer falta a alguna de nosotras pero...es algo así como un estimulante —continuó Nayeon sentándose en la mesa ratona frente a ella— le das una cucharada a Chaeyoung y en menos de cinco minutos la tienes como siempre.

— ¿Es una droga?

— Claro que no. Es como un jarabe para la tos pero en este caso para el sexo. Funciona a la perfección y no deja secuelas.

— Oh pero debes hacer algo tú también —agregó Seolhyun. Ella movió apenas la cabeza, gesticulando confundida— tienes que hacer que te desee, buscarla y que ella reaccione. No solo que lo beba. Genera una situación, una discusión o pelea que altere su sistema y la única manera de resolverla sea con sexo duro ¿Entiendes?

— No puedo hacerlo. Los niños nos escucharían y nunca discutimos frente a ellos. Además ¿qué podría reclamarle? Chaeyoung es la esposa perfecta, no podría darle razones para discutir.

— A ver, Mina, reacciona por dios santo —le protestó Nayeon con un fuerte aplauso frente a sus ojos— Está comprobado que entre los 30 y 45 es la mejor edad para tener sexo. El cuerpo está adaptado, la mente está saludable y sobre todo la líbido anda por las nubes si de tu pareja se trata ¿O acaso vas a decirnos que estás bien sin tener intimidad con Chaeyoung? —tragó saliva. No, no lo estaba pero tampoco estaba peor. Pero tampoco estaba bien. Ni peor. Pero tampoco bien. Su cabeza estaba dándole vueltas y no sabía cómo reaccionar y la presión de sus amigas no ayudaba a aclararse.

— No.

— Primer paso, admitirlo. Vas bien. Ahora piensa ¿qué es lo que más saca de sus cabales a Chaeyoung? ¿Qué sueles decir que la altera y genera una distancia entre ustedes?

Mina juntó las cejas y su boca se entreabrió dubitativa, pensando y recordando la respuesta. A Chaeyoung solo la alteraba Yohan, el novio de Olivia y algo Hanna, la no novia de Beom-gyu pero algo más que su amiga. No le caía bien ninguno de los dos y por solo pensamientos personales de ella. Como el tema de la edad y que aún eran pequeños para ese tipo de cosas.

Pero esa no eran razones para reclamarle y de la nada tendrían sexo. Estaba segura que eso no funcionaba así.

— No lo sé —Balbuceó— a Chaeyoung nada la exaspera de mi.

— Oh por dios, estamos ante la pareja perfecta —ironizó Naeun. La mujer dejó su vaso a un lado y se detuvo tras ella, empuñando su mano frente a sus ojos—  ¿A Chaeyoung le molesta como te vistes? —negó con seguridad. Al contrario, le encantaba que llevara esos short y faldas cortas— ¿le molesta qué hables con alguien en especial? —pensó un segundo pero volvió a negar. Solía molestarse con Mark, uno de los tres jóvenes que vivían en la casa junto a la de ellas y siempre era servicial cuando la veía y la saludaba cada vez que la encontraba. Pero el chico tenía un poco más de 20 y a ella no le daba importancia. Sin embargo, a pesar de eso, Chaeyoung nunca se lo reclamó. Solo refunfuñaba para ella misma.

— No, con nadie.

— ¿Y hay alguien que le genere celos a Chaeyoung? —Quizá nuevamente Mark. Recordó una noche, en el brindis acostumbrado para año nuevo que hacían en su vereda, que una amiga de Olivia intentó coquetear con él pero no obtuvo resultados, porque el chico aseguró que no le gustaban las niñas de su edad ni menores. Y luego chocó su copa contra la de ella. Chaeyoung se pasó toda la noche abrazada a su cintura y vigilándolo, como si a Mina realmente le importara.

— ¿Mark?

— No es cierto ¿el vecinito de aquí al lado? Dios santo, pero si está buenísimo —exclamó Seolhyun emocionada y sus amigas asintieron, apoyando sus palabras— va al gimnasio, sale por las tardes a correr y terminará la universidad pronto. Sí, él es perfecto.

— No voy a darle celos a Chaeyoung con un niño.

— O le das celos, o ve marcando en el calendario otra semana sin sexo —murmuró Naeun caminando a su cartera y tomando su chaqueta— Tengo que irme y pasar por Chan al colegio. Nayeon, déjale de la botellita especial. Va a usarla aseguró abriendo la puerta y volteando solo para mover su mano— luego me cuentas.

Mina observó la botella y luego a sus dos amigas, que la miraban expectante. Lanzó un suspiro, resignada y volvió a echarse contra el sillón.

— ¿Entonces? —le preguntó Nayeon— ¿Te lo dejo y lo usarás? —asintió apenas. Que más daba, solo tenía que intentarlo.

— ¿Cuántas cucharadas debo darle?

— ¡Má! —Chaeyoung sostuvo a su hija que, tras abrir la puerta, se impactó contra su pierna abrazándola. La cargó, ignorando sus casi 5 años y la sostuvo entre sus brazos como cuando era bebé.

— Hola, cariño ¿me extrañaste?

— ¡Mucho! —la vió intentar decir algo más, acompañado de algunos movimientos de mano pero finalmente Heejin cerró su boca y se echó contra su cuello. Chaeyoung sonrió, algunas palabras aún se le dificultaban y no iba a presionarla a que hablara de más.

— ¿Y tus hermanos? —La niña señaló el sillón y la castaña caminó hasta el. Olivia estaba acostada, con los audífonos puestos y moviendo su pie rítmicamente contra la mesa ratona. Beom-gyu movía desesperadamente sus dedos en el control de la consola, sentado en el piso y observando el gran televisor frente a el.

— Hola, mamá —La saludó Beom-gyu sin quitar los ojos de la pantalla. Lo saludó de igual manera y le quitó los audífonos a su hija.

— ¿Qué mier...¡mamá! Hola.

— Buenas tardes. A ambos ¿los interrumpo?

— Para nada ―respondió la castaña alzándose a dejarle un beso en la mejilla— ¿cuándo llegaste?

— Hace un momento. Aún tengo el bolso en el auto de hecho ¿cómo ha estado todo por aquí?

— Más que bien. Anoche salimos a cenar y una niña que yo sé, comió demasiado helado y hoy amaneció con dolor de estómago.

— Sí ―agregó Heejin alejándose de su madre y estirando los brazos hacia su hermana. La abrazó con fuerzas y se resguardó bajo su mentón, avergonzada y en una petición de que no continuara delatándola.

Chaeyoung asintió y pasó tras ellas, caminando hacia las escaleras.

— ¿Su madre está en la habitación?

— No, está en lo de Mark —Chaeyoung se detuvo con brusquedad antes de tomar el barandal y volteó, llegando nuevamente a ellas.

— ¿Al lado?

— Ajá. El muy idiota cocinó y casi incendia la casa. Mamá fue a ayudarlo a limpiar y esas cosas.

Alzó una ceja y se cruzó de brazos, incrédula ante lo que acababa de oír. Movió la cabeza, asintiendo con sarcasmo y tratando de no imaginarse lo que estaba pasando allí dentro.

— ¿Y hace cuánto fue eso?

— No lo sé, dos horas.

— Tres —agregó Beom-gyu sin inmutarse y festejando, cuando un nuevo nivel se desbloqueó en su juego.

— ¿Llevan tres horas solos? —inquirió entre dientes.

— ¿Nosotros o ellos? —Se burló Olivia con una sonrisa. Chaeyoung la fulminó con la mirada y volvió a la puerta, abriéndola y abandonando la casa nuevamente.

Los adolescentes se miraron y Beom-gyu alzó ambas cejas. Olivia en cambio lanzó una pequeña risa.

— ¿Qué? —preguntó Heejin mirándolos.

— Nada— murmuró Beom-gyu— ¿quieres jugar conmigo? —La niña asintió y Olivia la bajó para que corriera a él— Un botón a la vez, Heejin —Le reclamó cuando oyó el padecimiento de los controles del juego a manos de su pequeña hermana.

— ¿La cuidas? —pidió Olivia— Voy a ducharme, Giselle legará en cualquier momento y tenemos tareas del Instituto por hacer.

— ¿Gigi? —Repitió Heejin con una sonrisa y alzándose a verla.

— Sí, Gigi. Dijo que vendría a visitarte, además un pequeño festejo de la niña y Olivia se perdió escaleras arriba.

— Un botón a la vez —repitió Beom-gyu entre dientes y Heejin rió, antes de echarse contra él y abandonar el juego completamente.

Mina arrojó la última barrida de cenizas a un bote de basura y dejó la escoba y la pequeña pala de plástico. Luego de ver tras la cortina minutos atrás, cuando el automóvil de Chaeyoung aparcó frente a su casa, algo dentro de ella rebotaba en una orden porque fuera a su encuentro.

La había extrañado durante el fin de semana y ese lunes, cuando despertó y debió hacer todas las actividades de madre sola, la extrañó aún más.

Aprovechando que Mark hablaba con otras vecinas en el patio, sobre cómo rearmar parte del accidente, sacudió sus manos y abandonó la casa. Bajó los cortos escalenos de entrada y allí, en el patio delantero, su esposa estaba de pie, con las manos en sus bolsillos y mirándola llegar.

Aceleró el trote y se colgó de su cuello ansiosa, abrazándola y dejándole un sonoro beso en la mejilla.

— Por fin regresaste. Te extrañé demasiado —rodeó su rostro y le dejó un beso en la boca. Un roce, un apretón que Chaeyoung no correspondió— ¿qué tal el viaje?

— Bien... ¿así que al inteligente de nuestro vecinito se le incendió la casa? —rió, apretando los labios y negando ligeramente.

— Solo la cocina y un poco. No sabe manejar sartenes al parecer.

— Ajá, si, tiene carita de no saber hacerlo. Creí haberte enviado un mensaje, de que llegaría a esta hora.

— Y lo recibi, si pero muchos vecinos vinieron a ayudar y no podía hacerme la desentendida ¿Puedes creer que intentó apagar el fuego con una botella y resultó que tenía alcohol?

— Si, si puedo creerlo. Viniendo de él, sí...como sea ¿ya terminaste? Quiero que hablemos un poco.

— Sí, ya terminé mi parte ¿qué tal lo de Tzuyu y Dahyun?

— Bueno, ellas...Dahyun quiere...

— ¡Mina!—Chaeyoung bufó molesta y dio un paso atrás. Aquel poco inteligente de su vecino corría hacia su esposa e ignorando su presencia la abrazó unos segundos— muchas gracias por tu ayuda. Es un placer contar con vecinas como tú...hola, Chaeyoung —ella solo le alzó las cejas y le sonrió con ironía— bueno, de verdad, muchas gracias. Hasta luego.

Lo vió regresar por sus pasos y, tras verlo desaparecer, tomó con fuerzas la mano de su esposa y la jaló camino a su casa. Abrió la puerta de entrada y continuó arrastrándola tras ella, pretendiendo llevarla escaleras arriba, a su habitación.

— Hola, Giselle —Saludó a la mejor amiga de su hija que estaba sentada en la cocina, con Heejin en sus piernas y frente a Olivia.

— Hola, señoras Son —Mina se plantó allí, en medio del living y forcejeó por separarse. Pero Chaeyoung entrelazó sus dedos y volvió a tirar del agarre.

— Necesito hablar con Giselle sobre algo ¿qué demonios te pasa?

— ¿A mí? No lo sé, quizá quiero unos minutos a solas con mi esposa. Tengo muchas cosas que contarte —Mina se mordió el labio, la culpa se apoderó completamente de ella y asintió. La voz de Chaeyoung sonaba preocupada, sollozante y entrecortada.

— Lo siento —se disculparon a la vez

― ¿por qué tienes que hablar con Giselle? ¿Está todo bien con Heejin? — Eunbi, la madre la chica, era la doctora encargada de los chequeos de su hija y cada vez que Mina tenía alguna duda, solía hablar con la amiga de Olivia para que se lo comunicara a su madre.

— Ayer cuando la ayudé a ir al baño, me preguntó algunas cosas. Y no sé cómo pero ya lo nota y quiero hablar con Eunbi para saber si debo hacerlo.

— Está bien, la llevaremos cuánto antes. Ve a hablar con ella, me daré una ducha. Estoy cansada —cuando Chaeyoung le rodeó la cintura y la besó con aquellas ganas que parecía había perdido, Mina se relajó en sus brazos y sonrió contra sus labios, recordando las palabras de sus amigas.

— Hablaré con Giselle y te llevaré unas vitaminas ¿de acuerdo? —Chaeyoung asintióh— ¿estás preocupada por Tzuyu y Dahyun?

— Dahyun ya tomó una decisión —suspiró la castaña con tristeza— Luego te hablaré de ellas —un rápido beso más y Mina la vió desaparecer escaleras arriba.

Era justo en ese momento que sintió nuevamente y en carga más pesada la culpa. Las mejores amigas de su esposa estaban en una crisis matrimonial y, quizá, al borde del divorcio; y ella había estado pensando en Chaeyoung y volver a tenerla desnuda y disfrutando sus encuentros sexuales.

Pero exactamente por eso. No queria vivir la situación de Tzuyu y Dahyun y perder a Chaeyoung. No solo por los hijos que tenían en común y la familia que habían formado, sino porque la amaba, estaba enamorada de ella como cuando se lo confesó y estar alejadas no entraba en sus planes.

Giró sobre sus talones y se adentró a la cocina, descubriendo a Minju jugando con el rostro de Giselle, solo para atención. llamar su

— ¿Qué hacen?

— Tareas, tenemos que entregar un informe mañana. Mamá ¿podrías llevarte a Heejin? Solo está molestando.

— ¡No! —gritó la niña y llegando de un salto al cuello de Giselle.

— Heejin, baja ya —insistió Mina intentando alejarla— por cierto, Giselle, tengo que hablar con tu madre ¿crees que podría llamarla hoy?

— Claro ¿está todo bien con esta lindura? —sacudió apenas el cabello castaño de la pequeña y la niña se alejó a mirarla, mostrando el sonrojo visible en su rostro.

— Sí, todo está bien. Solo es revisión. Hablaré con ella luego, entonces.

Mina se dirigió a la heladera y la abrió, tomando del final la pequeña botella que le habían entregado por la mañana.

— Mamá —le reclamó Olivia cuando pretendía irse, señalando con su bolígrafo a su pequeña hermana.

— Heejin, ven, vamos por una siesta —sin embargo la niña negó y regresó sobre los muslos de la Giselle. La chica era la capitana de las porristas y parecía no molestarle que su falda se desplanchara por la pequeña y, por el contrario, la sujetaba para que no fuera a caerse.

— Déjala, Mina. A mí no me molesta —esas palabras fueron suficientes para sonreírle a las tres y regresar por Chaeyoung.

Cuando abrió la puerta de su cuarto, la encontró tomando su bata y pasando frente a ella, directo al baño.

— Aquí te traje lo que te dije, amor.

— ¿Qué cosa? —preguntó la castaña mientras abría la ducha. Mina rodó los ojos, quizá sería un poco difícil hacérselo tomar pero lo haría.

— Vitaminas, Chaeyoung. Solo una cucharada y podrás dormir un rato luego.

— Está bien. Termino de ducharme y voy —Mina se mordió el labio y notó que había olvidado la cuchara.

Abandonó la habitación y sonrió: solo era cuestión de regresar para que Chaeyoung lo bebiera. Y todo volvería a la normalidad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro