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Veintisiete

La observaba curioso mientras ella se encontraba en el borde de su cama, moviendo sus piernas de forma nerviosa a la vez que seguía con aquella llamada telefónica que por más que podía parecer sencilla, a Marinette se le dificultaba el no titubear y que las cosas salieran de su boca de forma natural.

Por su parte, él se encontraba recostado cubierto con una ligera sabana de un blanco impecable, su pecho se encontraba completamente descubierto, llevando simplemente unos pantalones de pijama que Marinette se había llevado en una ocasión a su hogar después de pasar una noche juntos donde simplemente se habían dedicado a disfrutar de la compañía del otro.

Sonrió, pues esa noche había sido la primera vez que algo así habia ocurrido entre ellos desde que su plan se habia formulado.

Recorrió con su vista la espalda de Marinette, pensando que aquella playera se le veía demasiado bien a pesar de que esta era muchísimo más grande que la talla promedio de ella, después de todo era también de él, una de sus favoritas incluso; De Black Panther.

Realmente le gustaba verla con sus prendas.

Le gustaba saber que de cierta manera ella estaba llenando un espacio que el usualmente lo hacía y que, su aroma quedaría impregnado justo como en las sabanas de la cama donde ahora se encontraba tumbado, escuchándola mientras mantenía aquella conversación.

― No, no, Rose, me he sentido bien, no es por algo negativo o algo así que te mande el mensaje para tener una cita en tu consultorio ― escuchó la voz apresurada de Marinette ― No, Rose, no es tu culpa y no ha sucedido nada malo. Simplemente quiero realizarme un chequeo y ― Adrien enarcó una ceja, adivinando que Marinette había sido interrumpida en seco por su amiga ― Con respecto a eso, pues realmente si tiene algo que ver con las opciones, pero por favor no te apresures, sigues en el extranjero con Alí y realmente solo llamaba para que cuando regresaras pudiera acudir contigo en cuanto fuese posible ― se aclaró, con un leve titubeo.

Adrien no pudo evitar hacer una mueca en sus labios en cuanto escuchó la palabra opciones, pues sabía muy bien a lo que se refería.

Y siendo sincero consigo mismo, la idea de que él no hubiese llegado en ese momento le aterraba.

Pues aquel momento tan importante para Marinette ahí su apartamento después de que ella no podía ser localizada por ningún medio, y comprender que el nerviosismo de Rose en aquella noche tenía que ver con ella, había sido el detonante para encontrarse en aquella situación.

El simple pensar de no haber aparecido frente a la puerta de Marinette, le generaba en un gran vacío.

Pero agradecía que aunque las cosas hubiesen comenzado de una forma extraña, todo aquello los llevara hasta ese punto.

Que seguía teniendo la palabra extraño por todos lados, pero ¿Qué tenía eso de malo?

Su amistad se habia caracterizado por eso, por que usualmente las cosas nunca salían como lo planeaban.

Como en el pasado cuando ambos tuvieron que huir de su guardaespaldas para escabullirse en el cine. Ella se había metido en problemas por acompañarlo, corriendo por toda la ciudad mientras un pequeño sequito de fans los perseguía, a tal grado que tuvieron que usar los disfraces más tontos que podía recordar; Un casco de motocicleta y una toalla de baño.

Silenció su propia risa al recordar aquello, acercándose al cuerpo de ella con sutileza y presionando sus labios en la espalda baja de Marinette, haciéndola respingar e intentando no soltar un pequeño chillido por la sorpresa.

Ella lo observó de reojo con una mirada levemente molesta, Adrien solo pudo sonreír. Quizás en su vida había hecho elecciones de las cuales más de una podía calificar como un error, pero estaba seguro que el haber ido en búsqueda de Marinette esa noche era una de las mejores elecciones que habia tomado en toda su vida.

― ¿Estas segura de que sea el siguiente domingo? Recién llegas en dos semanas en sábado y además ese día, bueno pensé que desearías pasarlo en casa o con la señora Anarka ― debatió ella, para después suspirar derrotada, negando con la cabeza ― Esta bien, tú mandas, que lo que menos quiero es tenerte enojada entre mis piernas ― bromeó con libertad, sacando su lengua en señal de burla a Adrien.

Pues este ante aquella broma habia puesto una cara de pocos amigos, y realmente no era para menos.

― Bien, te veré ahí y nuevamente muchas gracias por todo. Saluda a Alí de mi parte por favor, y espero que todo salga bien en esos últimos días ―.

Marinette señaló el icono en la pantalla de su teléfono para finalizar la llamada, fue entonces cuando se permitió suspirar de alivio.

― ¿Todo bien? ― se atrevió a preguntar, alejándose un poco para darle espacio, haciéndole una seña para que volviese a la cama con él.

Marinette dejó su teléfono sobre la mesita de noche, apagando la luz de la pequeña lámpara que tenía justamente ahí para dejarse caer nuevamente a la cama, siendo envuelta por las sabanas casi de inmediato por Adrien, quien a su vez se acomodó a su lado, observándola expectante.

Pues, sabía que aquello era realmente importante.

Marinette antes de disponerse a dormir habia decidido enviarle un mensaje de texto a Rose, preguntándole cuando podría tener una cita en su consultorio, pues deseaban ver el avance del embarazo y que ella fuese quien llevase el control de este, ya que de una forma u otra ella se habia envuelto en todo aquello desde un inicio.

Además de la confianza que le tenían debido a los años de amistad que habían compartido.

― Sí, me ha dicho que sin peros de mi parte el domingo dentro de dos semanas me puede ver, bueno, nos va a ver ― aclaró, aunque eso ultimo no se lo habia comentado a la rubia, prefería que una imagen valiera más de mil palabras a ojos de ella ― De forma irónica mencionó que si me negaba tendría que usar el código Agreste para que me llevaras de forma obligatoria, pensó que quizás estaba pasando por dolores insoportables o sangrados y por eso se alarmo ― Adrien no pudo evitar soltar una pequeña carcajada ante las palabras de Marinette.

Pues, aunque no de forma literal, aquello había sido la razón por la que Marinette meses atrás había acordado hacerse aquel chequeo con Rose, gracias a su intervención.

― Bueno, ahora una pregunta ¿Por qué te ha llamado precisamente a las tres de la mañana? ― cuestionó a la vez que soltaba un gran bostezo que pronto fue imitado por ella como si de un arco reflejo se tratara.

― Esta en Achu con Alí, ayudándole con unas conferencias de educación sexual de varias que organizo él de forma gratuita en varias comunidades rurales, creo que es algo increíble. Rose es alguien altruista, no se negó cuando él le pidió su ayuda ― explicó con calma, restregando una de sus manos contra su ojo, sintiendo la pesadez del sueño volviendo a ella ― Olvidó que hay unas cuatro horas de diferencia. Perdón si te desperté, intenté no hablar demasiado alto ― se disculpó, a lo que por respuesta recibió un casto beso en su frente.

Adrien se acomodó, bajando un poco su cuerpo para acunarse en el pecho de ella mientras la abrazaba por la cintura, encontrando aquella posición realmente confortable y aprovechando el tiempo que podría encontrarse así, pues sabía bien que no duraría para siempre con la tendencia de Marinette de moverse demasiado al dormir.

― No importa, además sé que es difícil para ti mantener tu tono de voz bajo, en esta y otras circunstancias, de ser así Alya no te habría escuchado ― murmuró en son de broma, levemente adormilado al sentir la respiración de Marinette como un suave arrullo ― Además, ahora sé qué día conoceremos a nuestro bebé ― agregó. Marinette notó como sus palabras sonaban cada vez más arrastradas, y supo entonces que el Morfeo comenzaba a ganar la batalla contra él.

Al no escucharlo mencionar nada más, observó lo que la poca luz de la ventana le dejaba apreciar de él mientras acariciaba con una mano el cabello de él.

Había sido un día bastante ajetreado para ambos. Un día con muchas preguntas por responder, afortunadamente habían manejado la situación de forma ideal para que estas no fuesen una forma de reprocharles por una decisión apresurada.

Aparentemente, tanto como sus padres, el padre de Adrien junto con Nathalie además de Alya y Nino estaban entusiasmados por aquello de alguna forma, apoyándolos con su decisión de ver si las cosas funcionaban entre ellos como una pareja, o lo más parecido a una.

De hecho, las palabras de Nino aun hacían mella en ella; "Siempre pensé que tenían madera para estar juntos, pero ambos eran ciegos como dos topos". Una simple frase que, ahora parecía taladrar en su cerebro cada que tenía la oportunidad de aparecer.

A pesar de que fuesen las tres de la madrugada, tener a Adrien acunado entre sus brazos descansando sobre su pecho sintiendo su respiración sobre ella simplemente habia logrado que, de nueva cuenta, esa frase se colara en su cabeza.

Nino no había insistido más en el tema, pero estaba claro que algo quería decir con aquello.

Y, por el actuar de sus propios padres e incluso quizás la actitud realmente comprensiva y preocupada mostrada por Gabriel Agreste así como la mirada de satisfacción que reflejaban los ojos de Nathalie, comenzó a pensar que quizás Nino no era el único que podía tener aquel pensamiento en mente.

― ¿Ciegos como dos topos? ― se cuestionó en voz baja, buscándole un sentido no tan literal a aquella frase.

Observó a Adrien dormir plácidamente entre sus brazos, y pensó que era la primera vez que ella era la última en caer ante los brazos de Morfeo. Aun así, recordaba que ya en varias ocasiones fuera de ahora la extraña relación que llevaban, habia logrado verlo dormir.

Entonces, cayó en cuenta de una realización.

Adrien siempre había estado ahí para ella, y viceversa. Se podría decir que se conocían bastante bien, y que sabían más que ningún otro sus miedos además de sus anhelos.

Siempre había estado a su lado. Nunca frente a ella, o a su espalda. Él habia permanecido a su lado a lo largo de todos aquellos años desde que habían arreglado sus diferencias aquella tarde al salir del instituto con la lluvia de testigo, antes de que el paraguas se cerrara sobre la cabeza de él y el sol saliera.

No pudo evitar sentir su corazón agitarse al recordar como prácticamente más de la mitad de su vida se resumía a una infinidad de recuerdos con él.

Desde aquella vez en el torneo de videojuegos en la cual ella se había ofrecido a ayudarle a practicar para poder entrar al equipo junto con Max, donde al final del día él habia cedido su puesto para que ella participara.

O cuando habían terminado bailando en una fiesta organizada por Chloé para demostrarle a Adrien que podía ser alguien buena si se lo proponía, donde si bien recordaba, la relación con ella comenzó a mejorar hasta convertirse en una genuina amistad.

E incluso aquella vez que se habia ofrecido a ayudarle a cuidar de Manon, donde ambos habían terminado buscándola durante un par de horas.

Y pronto en su mente llego el recuerdo de cuando le ayudó a convencer al fotógrafo de repetir la foto de su grupo debido a que Juleka no había logrado aparecer, logrando también conseguir muchas fotos donde todos salían divirtiéndose genuinamente en aquella época.

Sí; Tenia amigos. Pero ninguno había estado de esa forma como Adrien.

― Estuviste a mi lado tantos años, y aun así ― se dijo a si misma mientras besaba la cabeza de él, para después suspirar ― Creo que Nino tiene razón, al menos de mi parte, sí que fui un topo ― susurró, para después cerrar sus ojos ― Pero el hecho de que estés aquí ahora hace que no me arrepienta, y sé que esto puede ser efímero, no me arrepiento. Aunque, desearía que no lo fuera ― aseguró con su voz cada vez más apagada, cayendo por fin rendida ante el cansancio.

Su respiración comenzó a ser relajada, ahí Adrien entendió que, Marinette habia quedado profundamente dormida.

No pudo evitar sonreír de medio lado, pues para él, esas palabras también se habían clavado en su cabeza. Y daba gracias que Marinette tuviese esa manía de hablar sola.

Técnicamente no era espiar, se dijo a sí mismo.

Pues él mismo al sentir el calor de ella, mientras las palabras de su amigo recitadas por ella taladraban su cabeza, llevó a su mente todas las veces en las que Marinette se encontró a su lado.

Ayudándolo para escapar y salir con sus amigos.

Buscando una excusa perfecta para que su ajustado itinerario fuese liberado un poco.

Integrándolo a algo que para él en el pasado era desconocido para él.

― También fui un topo, Marinette ― susurró él, sin atreverse a abrir sus ojos, pues no era necesario ― Y yo tampoco quiero que esto sea efímero ― aseguró en un suave murmuro.

Sí. Quizás Nino tenía razón. Ambos habían sido un par de topos, pues tenían a alguien a su medida justo a un costado de ellos.

Incluso Chloé, quien de una u otra forma les habia advertido que se encontraban jugando con fuego, ahora quizás entendía que no eran simples suposiciones de su amiga por su forma de ser; quizás, ella al ver las cosas de forma clara, habia logrado ver algo que ellos ignoraban.

Pero nada de eso importaba ahora.

Pues tenían un futuro juntos, uno el cual podían elegir si así lo querían.

Y estaba más que claro que ninguno de los dos deseaba que aquello no fuese efímero.

[...]

― Marinette, por favor en dos semanas estaré en París, el sábado estaré siendo más exacta y el día siguiente podré verte. Sí es algo acerca de tus opciones es urgente para ti y por ende para mí lo es ― refutó impaciente, negando con la cabeza ante las palabras que escuchaba de su amiga a través del teléfono, para después bufar ― No me hagas usar el cogido Agreste para hacerte ir a mi consultorio, porque la última vez parece que solo gracias a la insistencia de Adrien te decidiste a ir ― se atrevió a bromear, intentando sonar algo molesta, para después reír por la contestación de Marinette ― Te prometo que no pondré mi cara enojada entre tus piernas, haré una gran sonrisa ¿De acuerdo? Solo no te niegues a ir, por mi está bien ― aseguró con una sonrisa de medio lado, observando la entrada del pequeño restaurant al cual se dirigía antes de hacer la llamada.

Eran pasadas las siete de la mañana, y a pesar de ser bastante temprano, podía ver como ya habia mucho movimiento en el hotel. Eso, de una forma, le hizo tranquilizarse.

Pues cuando despertó apenas unos minutos atrás, estaba más que preocupada por el mensaje de Marinette.

Quien le preguntaba si podía verla en su consultorio, obviamente, la preocupación saltó a su mente de forma espontánea.

Tenía miedo de que sus dolores se intensificaran hasta el punto de ser insoportables, o que algun tipo de sangrado irregular comenzara a suscitar en ella de forma repentina y que esto solamente hubiese logrando que a su amiga le ocasionara un gran susto.

A decir verdad, no habia hablado con Marinette respecto al tema y ella no era capaz de sacarlo a relucir en sus breves conversaciones por mensaje de texto, pues si ella aun no decidía algo sobre sus planes, ella no haría algo para presionarla.

Aun así, tenía miedo que de una forma u otra desistiera y dejara el tema por la paz, resignándose por completo. Aquello quizás, gracias al corazón roto que ella llevaba cargando desde hacía un buen tiempo. O, eso era lo que Rose pensaba.

Después de todo había sido testigo en primera fila como había sido traicionada por Luka, quien, simplemente se había excusado con el temor a la soledad al perder a su hermana y que los brazos de Marinette habían sido su cálido refugio.

Rose sentía un gran malestar al recordar las palabras del mayor de los Couffaine, pues de una u otra forma estaba manchando el nombre de Juleka en algo que ella no habia tenido nada que ver.

Después de todo, Rose también habia perdido a Juleka y en su mente nunca habia pasado el hacer algo como aquello por miedo a la soledad o el rechazo.

― Le daré tus saludos a Alí, y creeme yo también lo espero. Estaremos en contacto de igual forma ― Alcanzó a murmurar en un pequeño hilo de voz, sintiéndose completamente impaciente.

Preguntándose que habia decidido Marinette, pues esta le habia dejado más que claro que aquello tenía que ver con su elección.

Se sentía estresada por el posible cambio de vida que tendría que afrontar Marinette sola, porque ella no podía ni quería intervenir en la decisión que Marinette tomará, pero la preocupación no podía irse de su ahora angustiado corazón.

Marinette se lo habia dejado en claro en cuanto ella procedió a darle las opciones que tenía a su alcance; No lo intentaría mucho, pues todos esos procedimientos médicos eran costosos y ella no podía arriesgar mucho capital debido a su Boutique, y que si no llegaban a dar resultado, a la larga se terminaría resignando.

Se permitió suspirar para poder alejar aquellos pensamientos de su mente, intentando aclararse a la vez que guardaba su móvil en el bolsillo trasero de su pantalón.

No debía pensar cosas negativas, se dijo a sí misma. Debía pensar lo más positivo que pudiese para atraer solo cosas buenas. Además, la voz de Marinette, aunque sonaba adormecida, estaba segura de que se encontraba hecha un manojo de nervios, pero no habia dudas de que su humor era bueno. Eso, era un punto que realmente era bueno.

― ¿Qué ocurre con Marinette para que te encuentres tan alterada, Rose? ― una voz altiva que conocía muy bien sonó a sus espaldas, y un escalofrió recorrió todo su cuerpo.

Maldijo por debajo.

El mundo realmente es pequeño, pensó girándose sobre sus talones para encontrarse a quien a pesar de no ser parte de la realeza, era tratada como si lo fuese.

― Yo no estoy alterada ― mintió, a pesar de que sabía que aquello no funcionaría con ella ― Y, bueno, Marinette simplemente me preguntaba cuando podía ir al consultorio, ya sabes ehm ― titubeó levemente, para después levantar su dedo en señal de confianza ― Marinette quiere hacerse el papanicolaou anual, ¿Tú ya te lo hiciste Chloé? Es algo muy importante, las mujeres debemos estar en constante chequeo ― aseguró, desviando su mirada de la de ella.

Chloé, quien simplemente se habia dedicado a mirarla, suspiro.

― Para empezar, si estas alterada y eso sí que tiene que ver con Marinette, de lo contrario lo primero que me hubieras dicho sería "¡Oh, querida Chloé! Que sorpresa encontrarte aquí, el mundo es tan pequeño" ― aseguró, fingiendo un tono de voz más agudo intentando imitar a Rose de forma sarcástica ― O en todo caso preguntarme que hago aquí. Pero aquí estamos, tu preguntándome sobre si ya me hice el papanicolaou y yo fingiendo creerte ― ante aquellas palabras, Rose no pudo evitar morder su labio inferior, en señal de nerviosismo ― Además ¿Marinette te llamó a las tres de la mañana? Porque, creo que esa es la hora en París ahora mismo ― Finalizó, cruzando sus brazos al terminar con todo lo que tenía que decir.

Rose hizo una mueca de sorpresa ante sus últimas palabras mientras maldecía por debajo.

Aparentemente, se habia olvidado de la ligera diferencia entre las zonas horarias.

― ¿No puedes dejar de tener la razón por una sola vez en tu vida? ― se quejó Rose, con un visible puchero en sus labios.

Realmente Chloé debía autoimponerse un alto y saber cuándo era prudente el desacreditar las palabras de los demás, pero de cierta forma la comprendió. Después de todo, Marinette también era su amiga.

Y Chloé, a pesar de lo déspota e incluso invasiva que podía llegar a ser, siempre se alarmaba cuando algo le ocurría a las personas que le importaban.

Chloé quizás no tenía garras, pero vaya que tenía un aguijón que sabía cómo utilizar. Y, este era mucho más efectivo que nada.

― Mira, esto más allá de ser algo que lleve amistad, es una relación de médico y paciente, por eso mismo no puedo decirte nada, lo siento ― la voz de Rose sonaba firme. Para Chloé, aquello no era una sorpresa, pues Rose ya no era la misma niña asustadiza con la que compartió toda su estadía en el instituto ― Lo entiendes ¿Verdad? ― preguntó, esperando un poco de resistencia las palabras de ella.

Se sorprendió cuando la vio suspirar, levantando sus hombros en señal despreocupada.

― Sí, lo entiendo. Así como también me voy dando una idea de lo que ha pasado ― confesó, llevándose una de sus manos hasta su cabeza, negando con esta mientras una sonrisa aparecía en su rostro, dejándola confundida ― Estoy segura que además de salir quemados de esa situación, terminaron con un premio entre manos ― soltó de la nada, logrando que Rose arqueara una ceja, aún más confundida ante sus palabras ― No me hagas caso, supongo que cuando regresemos a París tendremos respuestas ― añadió, buscando en su bolso su teléfono móvil ― Y, respondiendo a tu pregunta, no, no me he hecho el papanicolaou este año ¿Harías un espacio para mi después de Marinette ese domingo? ― preguntó, levantando su mirada hacia la rubia, quien se limitó a asentir.

Rose observó a Chloé sonreír de forma extraña, mientras se preguntaba a qué se refería exactamente con aquellas palabras.

Suspiró, derrotada, al verla concentrada en el móvil escribiendo lo que parecía ser un mensaje de texto.

A pesar de llevar tanto tiempo conociendo a Chloé Bourgeois, estaba segura que nunca la habia terminado de conocer. Tenía tantas facetas que era difícil enlistarlas, así como era alguien que cambiaba radicalmente de humor con un par de palabras, y no sabía si simplemente reconsideraba su actitud o era algo tan espontaneo como era la mayor parte del tiempo.

― Entonces ¿No es muy tarde para exclamar sorpresa por verte aquí? ― se atrevió a preguntar, llamando de inmediato la atención de la rubia.

― Acabo de terminar con un asunto en Suiza que salió de improviso, yo iba a venir en representación de mi padre a varios de los eventos designados, pues él está ayudando a financiar parte de lo que están haciendo aquí ― explicó con tranquilidad, acomodándose el mechón de cabello que caía sobre su frente ― Tengo pocos minutos que llegue del aeropuerto, a decir verdad ― Rose pudo confirmar eso con el simple hecho de ver la piel de Chloé sin algun tipo de maquillaje, con un leve rastro de ojeras.

― Eso si lo sabía, Alí lo mencionó en una ocasión. Simplemente me sorprendió que lograras llegar para las últimas semanas ― además de que, le sorprendía de sobremanera el hecho de que hubiese escuchado gran parte de su conversación sin que ella se diese cuenta, o simplemente se encontraba demasiado inmersa en sus pensamientos ― Ehm, de hecho me dirigía a desayunar con él, está esperando en el restaurant ahora mismo. Deberías acompañarnos ― ofreció de manera amable, buscando una forma de aligerar el ambiente que de pronto se habia vuelto algo tenso.

Pues, Rose sabía algo que no debía contar, así como Chloé también.

― Paso, pero gracias. Quisiera descansar un poco antes que el Príncipe este lleno de energía y quiera empezar con el recorrido del día de hoy ― suspiró, tomando el mango de su maleta dorada para comenzar a andar con ella, dirigiéndose donde se encontraba la recepcionista.

Rose dejó escapar una suave risa ante la casi queja de Chloé, para después suspirar al verla irse sin indagar más en aquel asunto que no le correspondía, algo que, era más que bien sabido que ella hacía.

Malas costumbres que aprendió de Alya, o que Alya le aprendió a ella, se dijo a sí misma, aun confundida por la extraña actitud de Chloé. Pues, estaba segura que algo se traía entre manos, pues ella no desistía así de la nada cuando buscaba una verdad, eso lo tenía más que claro, pues los mejores ejemplos para ello eran las ex parejas de Adrien y Marinette.

Solo desistía cuando estaba segura de tener la verdad de algo, pero era imposible que lo supiera, a menos de que Marinette le hubiese contado. Pero desechó rápidamente esa idea, pues realmente parecía no tener idea, o al menos no parecían estar en la misma sintonía.

Por su parte, Chloé no sabía cómo sentirse al respecto. ¿Debería estar más preocupada ante la situación de sus amigos si sus pensamientos lograban ser verdaderos?

Por qué, para ella, y lo que sabía hasta ahora, todo la conversación de Rose con Marinette apuntaba a una palabra; Embarazo.

Ella no sabía lo que Rose sí. Y aun así, no estaba tan alejada de la realidad.

Cuando llegó a su habitación, se tiró en la cama, intentando sentirse reconfortada luego de seis horas de aquel largo vuelo.

Observó la pantalla de su móvil, Marinette aún no habia respondido su mensaje, seguramente se habia quedado dormida en cuanto Rose habia terminado la llamada.

"¿Cuándo estarás de vuelta en París? Quisiera decirte algo en persona." Era el mensaje que Marinette le había enviado varias horas atrás, ella no lo habia leído pues habia optado por apagar su teléfono en el transcurso del vuelo.

Su primera impresión al leer ese mensaje, habia sido claramente pensar que finalmente uno de los dos había terminado completamente consumido por las llamas de aquel juego que llevaban.

Incluso, se atrevió a pensar que Adrien había metido la pata nuevamente.

"¿Ocupara alguien una castración química?" Había sido su respuesta, llena de un oscuro sarcasmo y humor negro. Uno del cual estaba segura que Marinette terminaría reprochando.

Pero, como si fuese un golpe de suerte, había logrado escuchar la conversación de Rose con Marinette.

Entonces se replanteó las posibilidades de esa frase de Marinette en aquel mensaje, añadiendo el gran nerviosismo y preocupación de Rose al hablar con ella.

― Son tan despistados y tontos que quizás sí este embarazada ― Murmuró en voz alta, sonriendo de medio lado.

Marinette desde la adolescencia habia mostrado interés por ser madre, incluso recordaba como en la época en la que no se llevaban para nada bien ella se había mofado de que para esa época ella ya tuviese nombres para sus futuros hijos.

¿Cómo puedes estar tan segura que serás madre, panadera? Es ridículo que te hagas ilusiones de algo que no sabes si tendrás ¡Además serias una pésima madre! ― Recordó su insufrible voz durante su adolescencia con aquella frase tan arisca. Era, sin duda, un momento que no olvidaría.

Ella había sido una adolescente muy cruel, y en ocasiones podía llegar a serlo, pero nada podría superar aquella frase salida de sus labios.

Lo había dicho en desesperación en una ocasión cuando la señorita Bustier les preguntó si deseaban formar una familia. La mayoría de sus compañeras, de forma ilusionada habían respondido que sí.

Pero en ese momento, Marinette habia sido la gota que derramó el vaso con aquello.

Marinette quería hijos, Chloé no.

Y la maldita presión social en ese momento logró que aquel comentario despectivo saliera de sus labios como si de veneno se tratara.

― Si es así, estoy segura de que serás una excelente madre, Marinette ― Murmuró al aire, llevando su mano libre hasta la parte baja de su vientre, donde no había nada.

"Quizás la castración química debió ser antes. ¿O me estoy equivocando?" Había sido el último mensaje que habia enviado. Quizás no estaba cien por ciento segura, pero usualmente su sexto sentido no le fallaba.

Marinette sería una excelente madre, al contrario de ella, quien se habia negado a serlo.

Y, estaba segura que no importara lo que pasara, Adrien estaría con ella.

Sin duda, si sus sospechas eran correctas, ambos realmente se habían quemado más de lo que habia previsto.

Y que de una u otra forma, aunque hubiese malinterpretado las cosas y no supiese el verdadero contexto de la preocupación de Rose, ella habia acertado.

[...]

― Fue bastante interesante conocer un país nuevo, más bajo esas circunstancias. Realmente, creo que el ayudar a las personas fue lo que me motivo a estudiar medicina y después elegir una especialidad, aunque nunca me habia planteado hacer lo que hice durante toda la semanas pasadas, menos en un país extranjero. Achu es increible ― contó con alegría, llevando su dedo índice hasta sus labios, buscando como expresarse mejor ― Realmente estoy agradecida de que Alí me diese esa oportunidad, aunque él insiste que es él quien debe agradecerme ― agregó, soltando una suave sonrisa.

Pues, en todo caso estaba en lo correcto. Ella había ayudado a Alí en aquello sin pedir algun tipo de cobro, pero él le habia otorgado la oportunidad. Además, ver a un viejo amigo siempre era algo que le traía buen humor.

― Sigue siendo alguien encantador a decir verdad. También, aunque no hablaron mucho en el pasado, te recuerda bastante bien ― confesó con voz titubeante, haciendo una pequeña mueca ― Se aseguró de que, a pesar de que el plan inicial era que los eventos concluyeran la próxima semana, se recorriera todo para que yo estuviese aquí para hoy, y fue algo a lo que no me pude negar ― una pequeña sonrisa se mostró en su rostro ― Y bien, de ultimo momento Chloé apareció y robó el espectáculo ¿Qué te puedo decir? Sigue siendo una mala compañera de viaje ― soltó en son de broma, para después suspirar.

Pudo observar su propio aliento salir como si de vapor se tratase, el clima esa mañana había amanecido algo helado, además de que estar a unas cuantas cuadras del rio cena no ayudaba, y a pesar de que sus extremidades maldecían aquello, en su corazón pudo sentir un poco de calidez.

― Sé que hoy es un día especial para las dos, pero no podré volver más tarde. Marinette necesita mi ayuda ¿Recuerdas que te conté de su problema? Bueno, creo que ya tomó su decisión ― soltó, estrechándose a sí misma para infundirse un poco de calor en sus brazos ― Estoy preocupada, estoy segura que tú también lo estarías ― y, estaba en lo correcto.

Juleka seguramente estaría preocupada por Marinette al igual que ella.

Se permitió observar en silencio la pequeña lapida frente a ella, con aquel nombre que siempre seguía en sus pensamientos; Juleka Couffaine.

Cualquiera que pasara a su lado quizás pensaría que ella estaba loca por hablarle a alguien que no se encontraba ahí, y que lo único que perduraba era una pequeña placa de cemento con un conmemorativo grabado en su honor. Quizás, si alguna de sus pacientes la observaban, podría perder completamente su credibilidad, pero poco le importaba.

Por qué aunque para muchos no fuese más que una lápida que al paso de los años quedaría vacía, ahí estaba la persona que más amaba.

Y para ella, era una especie de ritual ir ahí cada tanto y contarle las cosas que sucedían en su vida.

Ese día en especial, pues era una fecha importante.

Lo que habría sido un aniversario más para ellas.

Si sacaba cuentas, sería su doceavo aniversario. Aunque, en realidad solo habían logrado estar juntas seis años de todo ese largo tiempo, haciéndole pensar que quizás habían perdido mucho tiempo al no atreverse a dar un paso más allá por los prejuicios que pensaban que podrían existir.

Cuando en realidad, estos no existieron con las personas que amaban. Y, ahora estaba segura de que si hubiesen existido, poco hubiera importado.

Tragó saliva con pesadez, pues al callar sus propias palabras, miles de pensamientos habían arribado a su mente, así como recuerdos que querían salir de sus ojos en forma de lágrimas. Pero ella le habia prometido a Juleka no llorar por su perdida, y así lo habia cumplido sin falta.

Golpeó sus mejillas de forma energética, esperando que el dolor lograra ahuyentar las pequeñas lágrimas en sus ojos, para después sonreír nuevamente.

Fue entonces que sintió un escalofrió recorrer su espalda, como si alguien tuviese clavada su mirada en su nuca.

Cuando giró su rostro, pudo comprobar que era así. Borrando su sonrisa por completo, para suspirar con pesadez.

Luka se encontraba ahí, con un gran abrigo para protegerse de la helada temperatura de la ciudad, y con su guitarra acústica en mano.

― No quería importunar, Rose ― la voz gruesa de él llegó a sus oídos, y ella misma se dijo que hacía mucho que no lo escuchaba.

― No, no importa Luka, está bien ― contestó con voz amable, intentando mostrar una sonrisa en su rostro.

Pero, a esas alturas le era prácticamente imposible.

Pues tenía bastantes sentimientos encontrados con aquel hombre que, después de su respuesta, se habia atrevido a caminar hasta encontrarse a su lado, fijando su mirada en la lápida de su hermana.

Era alguien a quien sin duda quería mucho, pues era el hermano de la mujer que, a pesar de los años, seguía amando. Y con tantos años de convivencia, era difícil no verlo como si fuese de su propia familia, incluso cuando Juleka ya no se encontraba con ellos.

Pero el saber que habia dañado a Marinette, alguien a quien le tenía incluso el mismo aprecio, había sido clave para su alejamiento de él. Después de todo, de una forma u otra le habia utilizado durante muchos años, todo por miedo a la soledad.

Y era extraño para ella, pues entendía también sus miedos acerca de su verdadero ser, así como en su tiempo ella también habia pasado por aquello. Pero aun así, aquello no era algo que su mente dejaba pasar, por lo cual, estar en su presencia ya no era lo que en el pasado.

― A decir verdad, pensé que te encontraría aquí. Aunque me sorprende que sea tan temprano ― la voz de él sonaba tensa, y ella lo podía entender. Existía una extraña incomodidad entre ellos después de los sucesos ocurridos.

Pues ella no se habia podido callar en cuanto la bomba estallo.

Después de todo, ya no era la pequeña niña de instituto que podía quedarse callada cuando alguien la pisoteaba a ella o a sus amigos.

― Tengo trabajo más tarde, y sé que será difícil que vuelva, esa es la razón ― acotó con simpleza, intentando restarle importancia ― Además, tengo con un poco de jet lag ― se atrevió a observarlo de reojo y supo por cómo se mordía de forma ansiosa su labio que estaba deseoso de preguntar algo.

Supuso que, quizás habia escuchado sus palabras sobre Marinette, y que su preocupación se debía a ello.

― Si llegaste a escuchar algo, que realmente creo que así fue, solo te puedo decir que todo está bien y que no tienes que preocuparte, yo cuido de ella ― soltó, a sabiendas que en cualquier momento Luka preguntaría.

Y, realmente no quería que él mencionara el nombre de Marinette. No tenía derecho, así como tampoco tenía derecho a saber por lo que se encontraba pasando.

Estaba segura después de su conversación en Achu con Chloé aquella mañana que ni siquiera ella sabía, Luka era el menos indicado para saber algo tan personal de Marinette.

― Gracias ― atinó a decir, no muy convencido de ello ― Y, si vine aquí pensando en que te encontraría es porque mi madre ha estado preocupada por ti, ha llamado a tu consultorio durante toda la semana y no ha tenido respuesta, perdió su teléfono móvil y con ello tu contacto ― explicó, aclarándose la garganta ― Yo no tengo tu nuevo teléfono, así que poco podía hacer. Ella quería saber si irías a cenar a cubierta con ella como todos los años ― agregó, observándola de reojo.

Rose dejó escapar una pequeña risa sincera. La primera que escuchaba Luka provenir de ella en mucho tiempo.

― No me sorprende que Anarka haya perdido el teléfono, y si te soy sincera, pienso que quizás esta en el fondo del Sena ― se sinceró, tomándose aquello con humor ― Iré, también yo busque ponerme en contacto con ella pero ahora veo por qué su teléfono sonaba como fuera de servicio. Ya le explicaré la situación a ella por la noche, gracias por tomarte la molestia ― agradeció con sinceridad, comenzando a caminar hacia la salida del cementerio Auteuil.

Luka observó a Rose marchar por uno de los tantos pasillos hacia la salida, para después dirigir su vista hacia la lápida donde el nombre de su hermana resaltaba.

― No solo vine por eso, a decir verdad ― soltó al aire, a sabiendas de que Rose no sería capaz de escucharlo.

Se sentó en el suelo sin ningún miramiento, colocando la guitarra entre sus piernas para poder acomodarse y comenzar a tocar una melodía amena.

Pues, cada día que el clima de París se encontraba así, él buscaba hacerse un espacio para visitar donde descansaba Juleka. Pues los días helados eran los días favoritos de ella.

Pronto sus notas de distorsionaron a una melodía algo melancólica, y se maldijo por ello.

Pues sabía que eso se debía a las palabras que habia escuchado decirle Rose a la lápida de su hermana acerca de Marinette.

Y, él estaba preocupado. Estaba seguro de que Juleka también lo estaría, pero ella confiaría en las palabras de Rose.

Así que intentó sacar aquel pensamiento de su cabeza y hacer aquello mismo que su hermana hubiese hecho, confiar en lo que Rose le había podido decir.

Dejando salir de su guitarra una melodía con tonos agridulces.

[...]

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¡CACAPITULO NUEVOOOO Y ANTES DE LO ESPERADO! Y LA VERDAD ME QUEDÓ MÁS LARGO DE LO QUE TENIA PLANEADO.

DECIDÍ PUBLICARLO HOY POR QUE, aunque no esté tan marcado, se muestran diferentes facetas de una mujer en este capítulo; Desde la ensoñación a ser madre, alguien devota a su trabajo y a ayudar a los demás, una amiga preocupada que se hace sus propias ideas al igual que alguien que a pesar de que no desea ser madre, está segura de que su amiga lo hará. Se me ha hecho el momento adecuado, porque a pesar de que cada una tenga cosas que cargar en su espalda, siguen adelante como todas unas guerreras.

Nuestros chicos están agotados por todo el ajetreo de un día y de que, tuvieron que dar la noticia tres veces. Y ¡Lo que les falta! Pues tía Loé todavía no sabe (Bueno, sí sabe pero no está confirmado. Che bruja).

Además, ¿Notaron cómo se dividieron la pijama que Marinette se habia llevado a su apartamento? Adrien con la parte de abajo y Marinette con la playera de Black Panther (Miaw) y que, realmente están intentando su pequeño plan mientras meditan las palabras dichas por Nino.

Porque ellos siempre estuvieron el uno para el otro en cualquier situación. Marinette ayudando a Adrien en sus travesuras de adolescentes en búsqueda de libertad, y Adrien apoyando a Marinette en cualquier ocasión. Lo que cuenta no es que estén frente a ellos, si no a su lado. Cosa que, con sus pasados eso no ocurría, pues ambos ponían de frente a sus parejas y ellos quedaban así ¡Y así no es! Tiene que estar lado a lado.

Y sí, Adrien. Que teatrero eres. ¡Eso sí que es espiar!

Entonces ¿Qué pequeño es el mundo, verdad Rose? Y, por si no lo recuerdan, Achu es el País de donde Ali es príncipe jajaja. Sinceramente, Chloé a pesar de que malinterpretó toda la situación (Esta mujer tiene las mismas manías de Alya de escuchar lo ajeno!), terminó por dar en el clavo con su racionamiento. Quizás, después de todo, Chloé si es una bruja.

Sí. Chloé, al igual que en la serie, al principio era una persona déspota con Marinette, ahora que son amigas, ambas entienden que el deseo de la otra no puede ser menospreciado por el de uno mismo, pero eso es porque son adultas y, en el pasado, eran apenas unas adolescentes sin un buen criterio. Esas palabras crueles que le dijo en el pasado son algo que tiene muy presentes, además de que gracias a ellas lastimo a su ahora amiga, por algo que la marco. ¿Tienen alguna idea de que es?

Y, sí. Yo sé que muchos esperan la primera cita con el ginecólogo y todo ¡Pero tranquilos! Eso ya viene. Precisamente esta es la razón por la que el capítulo quedará tan malditamente largo, pues la última parte tenía pensado que fuese parte del siguiente capítulo PERO no quería mezclar algo un poco triste como lo es la perdida de Juleka y la preocupación de Luka con algo tan bonito, simplemente se me hacía injusto, así que debido a eso, termine por dejar esta última parte aquí en lugar del próximo capítulo, espero que entiendan mi loca cabeza.

Y bien. Algo más de Rose para variar y un poco más de contexto con todo lo que pinta ella. Que si bien al principio fue un personaje recurrente, al pasar el tiempo se desapareció un poquillo, pero pues con razones. Tiene su vida, así como cosas que cargar en su corazón.

Ese día sería su doceavo aniversario, los chicos de su generación tienen actualmente 31 años, su relación comenzó a los 19 años, y terminó cuando ella falleció a los 25. Ese domingo, su aniversario, es el día que decide atender a Marinette a pesar de todo (¿Chloé y su papanicolaou? Jajá) por que esta genuinamente preocupada, y quiere hacer todo lo antes posible para ayudarla, razón por la cual ni un día de llegar a París y ya va a ver qué onda con su amigui.

En fin, espero que con esta nueva información se vayan dando una pequeña idea de en qué momento Marinette y Luka iniciaron lo suyo, ya que esto se terminó alrededor de los 30 años de ella, un año atrás de la línea que se maneja acá.

Además, de un poco más de Rose, un personaje que es importante y que poco había puesto de forma concreta para llegar específicamente a esta parte, así como su conflicto interno con Luka, pues es el hermano de la persona que amo, pero sigue siendo alguien que daño a alguien importante para ella, cosa bastante difícil de digerir.

Ahora sí. Realmente espero que esta parte la hayan disfrutado tanto como las demás. Es más tranquila y menos movida que el resto, pero en la primera parte del capítulo intento plasmar como ambos están más que dispuestos a averiguar a donde más puede llevarlos sus sentimientos entre ellos, así como aceptar que siempre se tuvieron ahí todo el tiempo. Pero a pesar de todo, no se arrepienten porque se encuentran ahí, quizás de la forma correcta.

¡Muchas gracias por todo su apoyo! Realmente, me pone muy feliz ver que todos estén tan ansiosos como si fuesen ustedes dando la noticia. Y yo sé, que quizás estos dos dan la noticia muy de sopetón ¿Pero para que darle vueltas al asunto? Además, de una u otra forma eso los sorprende y con eso estoy feliz :)

Un gran beso para todos. Se merecen todo mi amoooooooor.

(Y, creo que tambien mis notas de autor se vuelven más largas, lo siento)

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