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Veintiséis

Por primera vez desde que habían entrado a la oficina, esta se encontraba en completamente silencio, pues ninguno de los presentes se animaba a decir algo al respecto.

Tanto él como Nathalie se encontraban en sus asientos, intentando procesar toda aquella larga explicación de quienes tenían frente a ellos.

No eran tontos, pues rápidamente habían llegado a la conclusión que ambos intentaban llegar entre tanta explicación.

Desde el problema de endometriosis de Marinette, quien prácticamente cada año que vivía, eran probabilidades menos para que pudiese quedar embarazada, sabiendo de ante mano que habia pasado un momento difícil con su ex pareja, entendía el motivo de ella para buscar una alternativa, cosa que le pareció bastante valiente, pues criar un hijo en la soledad no era algo fácil.

O al menos para él no lo habia sido.

Por algunos momentos se tuvo que morder la lengua para evitar reprender a su hijo, pues de una u otra forma el pensamiento de que se habia aprovechado de un momento difícil de la mujer que tenía a su lado era un comportamiento que no era aceptable, pero al momento se detenía, pues veía la seguridad en las palabras de Marinette.

Después de todo, ella no era buena mintiendo.

Además, Nathalie, quien se habia sentado a su lado, había depositado su mano sobre su hombro, intentando que guardara la calma para que pudiesen escuchar la explicación entera.

― Yo sé que piensas que me apresure, que yo a diferencia de Marinette tenía más tiempo u oportunidades ― Se expresó Adrien, asegurándose de sostener firmemente la mano de Marinette entre la suya ― Incluso ella lo pensó, pero esto fue mi elección, aunque suene algo caprichoso ― Añadió con seguridad sin despegar la mirada del rostro de su padre, quien hasta el momento no habia hecho comentario alguno.

― Fue nuestra elección, señor Agreste ― Marinette intervino, observando de reojo a Adrien.

Estaba nervioso por lo que su padre pudiese decir. Porque si bien aquel hombre habia cambiado de forma positiva a lo largo de los años, seguía siendo sumamente difícil de tratar.

― Sinceramente no sé qué decir ante esto ― Confesó, retirándose los anteojos para poder masajear el puente de su nariz, abrumado ― Y no sé si sentirme angustiado o de alguna otra forma. ¿Han pensado en todo lo que un hijo significa? ¿La forma de criarlo con padres separados? ― Cuestionó con un tono de voz afable, intentando no sonar como si de alguna forma estuviese recriminando algo.

Después de todo, ambos eran adultos y podían decidir sobre sus vidas.

― Lo hemos discutido ya, y para nosotros es como si fuera la única oportunidad ― Adrien tragó saliva, tomando un poco de valor ― Y, realmente hemos considerado esa última opción. Dependiendo de cómo resulten las cosas ― Admitió, intentando disimular el pequeño sonrojo que se colaba por sus mejillas.

Gabriel y Nathalie se observaron ante aquella actitud de Adrien, pues aquello simplemente daba a entender que más que hablarlo, algo habia ocurrido ahí.

― ¿Consideran estar juntos solo por un hijo? Disculpen mi intromisión, pero esa es la peor idea que he escuchado ― Esta vez fue el turno de Nathalie en hablar. Gabriel le agradeció con la mirada, porque prácticamente le habia robado las palabras de la boca ― Muchas parejas fallan por eso, y terminan lastimando a lo que más quieren ¿Cómo piensan que esa es una buena idea? ― Cuestionó, intentando que su voz no sonara alterada.

Aunque, así se encontraba.

Levemente alterada por que ambos hicieran las cosas de forma errónea y terminaran mal, incluso peor que con aquella mujer llamada Aurore. Aunque, estaba perfectamente segura de que comparar a Marinette con aquella mujer era prácticamente un insulto, los problemas podían terminar de ser igual de grandes.

Adrien estaba dispuesto a contestarle a Nathalie, pero no contó con que Marinette se apresurara, encarando a su ex tutora.

― Lo sabemos, y esa no es la intención ― Se apresuró a decir, para después sonreír levemente ― Adrien es alguien muy importante para mí, y sé que quiero a Adrien de una forma diferente ― Titubeo un poco al sentir la mirada del susodicho sobre ella, para después volver la mirada al frente ― Lo quiero de verdad, pero sabemos que eso no es suficiente, por eso mismo queremos ver si realmente puede existir algo más entre nosotros ―.

Si alguien le decía en el pasado que, en algun punto de su vida se encontraría frente a frente con Gabriel Agreste y Nathalie Sancoeur tratando de explicar sus sentimientos hacia Adrien, sinceramente lo tomaría a loco. Pues era algo simplemente increíble, pero que estaba sucediendo.

Gabriel los observó a ambos mientras el silencio se instalaba nuevamente en la sala, recordando nuevamente una cosa; Marinette Dupain-Cheng no sabía mentir.

Y la prueba estaba ahí, estaba siendo sincera con sus sentimientos respecto a su hijo. Y al ver la mirada que él le dedicaba mientras sus manos estaban unidas, supo que el sentimiento era mutuo.

Por qué era de la misma forma que el solía ver a Emily en el pasado.

Se sintió dichoso de que en efecto no estuviese del todo equivocado ante sus pensamientos, pues en el pasado realmente en más de una ocasión habia llegado a pensar que ambos terminarían en una relación.

Y, aunque no fuese exactamente lo que habia esperado, en algo habia acertado.

Pero había algo que aún no le quedaba del todo claro, pues la palabra que Marinette mencionaba; querer, sonaba algo fuera de lugar ante todo lo que veía ante sus ojos.

Quizás tenían miedo de una palabra más grande por lo que habían atravesado, o apenas comenzaban a entender de forma genuina el significado de lo que el amor podía significar. Porque, para sus ojos, aquello podía ser definido con esa palabra. Aunque, algo extraño si se lo preguntaban.

Como todo lo que terminaba ocurriendo alrededor de ambos en todo momento.

― Quiero pensar que ambos solo están aquí para informarme de su plan, no para pedir permiso por lo que veo ― Soltó el hombre mayor, sonriendo derrotado. Después de todo, las cosas siempre podían salir diferentes.

No todo mundo puede encontrar el amor de forma convencional, muchos tenían que pasar por situaciones extrañas, quizás era el caso de ambos.

Nathalie lo observó perpleja ante su respuesta, pues no pensó que tomara tan a la ligera aquello cuando habia mostrado su desagrado hacia la idea de Adrien sobre rentar un vientre. Aunque, la situación era bastante distinta.

Pensó que, aunque las cosas no marcharan del todo bien entre ambos, Marinette nunca se negaría a que Adrien estuviese con aquel hipotético hijo, así como nunca le negaría a Gabriel tener contacto, pues ella era una de las personas más amables que habia conocido. Algo torpe, pero eso no quitaba aquella cualidad que ella reconocía en la ex compañera del instituto de Adrien.

Después de todo, ella habia influido mucho en Adrien, así como él lo habia hecho en Marinette.

― Sobre eso, no nos dejaste terminar, Padre ― Adrien se removió en su asiento, incomodo ante el planteamiento que ahora su padre ponía sobre la mesa, pues pensaba que habia entendido a donde se dirigían ― Tienes razón en que no venimos a pedirte permiso, y que solo queríamos mantenerte al tanto ― Agregó, recibiendo una mirada de desconcierto por los dos mayores.

― No queríamos generar un mal entendido sobre la situación, así como no quería que pensara que Adrien fue el único responsable, cuando de hecho yo fui la que ideo el plan debido a mi condición, la cual hasta ahora solo saben ustedes y una vieja amiga ― Confesó levemente apenada, sin saber cómo habia sobrevivido toda aquella conversación.

― Al punto, por favor ― Pidió Gabriel a la par que su pierna se movía de forma frenética debajo del escritorio, ansioso.

Nathalie no pudo evitar abrir los ojos con sorpresa al ver como ambos se observaban como si estuvieran a punto de revelar un secreto de estado.

― Marinette está embarazada ― Soltó Adrien, observando como la sorpresa se apoderaba ahora del rostro de su padre, y lo que parecían ser lagrimas comenzaban a asomarse en los ojos de Nathalie, presa de la emoción ― Creo que no hace falta aclarar quién es el padre ¿Verdad? ― Intentó bromear soltando una pequeña risa, pero nadie más siguió con aquello.

Observó a su padre levantarse del asiento con algo de dificultad siendo asistido por Nathalie, ambos por inercia se levantaron de sus respectivos lugares al ver como el ex diseñador caminaba hacia ellos.

Cuando estuvieron frente a frente con el mayor no pudieron evitar contener el aliento, sin saber que podría ocurrir.

Quizás los regañaría como solía hacerlo cuando eran adolescentes y Marinette junto con sus demás compañeros se las ingeniaban para que Adrien escapara de su guardaespaldas, quizás simplemente se encontraría molesto.

Mil y un posibilidades se plantearon en la cabeza de ambos, pero no estaban preparados para la realidad.

Gabriel Agreste habia extendido sus brazos atrayéndolos a ambos en un abrazo donde él quedó entre ambos.

Los estaba abrazando, y cuando fueron capaces de procesar aquello, no pudieron evitar corresponder aquel gesto.

― Siempre han sido impacientes, y quizás rara vez piensan en las consecuencias ― Pronunció Gabriel con voz quebrada ― Y por más peros que existan en mi boca ante sus acciones, no puedo evitar sentirme feliz de que sean así ambos ― Ambos sintieron que aquello quizás habia sido el regaño más lindo que habían recibido alguna vez del ex diseñador, y sin poder evitarlo, sintieron la emoción en sus pechos ― Realmente deseo que tengan la razón en sus palabras, y confió en que así sea ― Agregó, separándose de ambos para observarlos.

Aquella noticia era algo que realmente no esperaba.

Y aunque ambos habían actuado de forma impulsiva, sus palabras eran sinceras. Confiaba en que pudieran darse cuenta que simplemente les hacía falta un leve empujón, al igual que perder el miedo.

No necesitaban nada más, ambos se conocían al pie de la letra; Defectos, errores, virtudes y aciertos.

― Yo también tengo confianza en eso ― Se atrevió a confesar Adrien, no sin antes observar de reojo a Marinette logrando cruzar sus miradas.

Dándole a entender que estaba dispuesto a ofrecerle todo lo que fuese necesario, logrando que su corazón diera un brinco al ser capaz de entenderlo a la perfección sin necesidad de palabras.

― Nathalie, por favor necesito que busques al mejor ginecólogo de la ciudad para programar una cita inmediata, así como chequeos de rutina por favor ― Pidió, girándose para poder observar a la mujer.

Quien, se encontraba luchando por no derramar aún más lágrimas.

― Claro, solo deme un segundo ― Alcanzó a decir mientras limpiaba su rostro con la manga de su saco, pues ¿Cómo no emocionarse ante esa noticia por más extraña que fuese? Ella había estado presente durante la mayor parte de vida de Adrien, y que este le diese la noticia de que sería padre era algo que realmente le llegaba emocionalmente.

¿Cómo habia pasado el tiempo tan rápido? ¿Cuándo Adrien había dejado de ser aquel joven que muchas veces lograba sacarle de quicio?

Agregando que, durante los últimos meses habia pensado que nunca podría escuchar esa noticia.

― No es necesario ― Marinette interrumpió a la mujer que comenzaba a buscar en su confiable Tablet ― Yo la verdad tengo una amiga que se podría decir que es con quien me he revisado las últimas ocasiones, y pienso que lo correcto es ir con ella, pues gracias a sus insistencias pude saber que era lo que ocurría conmigo ― Agregó, sintiendo como su estómago se revolvía.

Pues se preguntaba qué diría Rose ante esa nueva situación.

― ¿Amiga? ― Preguntó Gabriel, enarcando una ceja.

Adrien de inmediato entendió aquella pregunta, su padre habia asociado aquello de forma inmediata con su divorcio.

― Si, padre, es amiga mía también ― Aseguró, esperando que las dudas de su padre se disiparan.

Los músculos del rostro de su padre se relajaron, por lo cual pudo suspirar con tranquilidad.

― Aun así, hay muchas cosas que preparar ― Sentenció el hombre, caminando hasta quedar a un costado de Nathalie ― Desde la hospitalización para el parto, ropa, quizás una fiesta y decidir en donde vivirían hasta que decidan su situación, que supongo será cuando mi nieto o nieta nazca ― Mientras hablaba, Nathalie no perdía el tiempo apuntando las especificaciones que Gabriel iba nombrando, una a una.

Marinette y Adrien se observaron entre sí, abrumados.

Gabriel se había tomado la noticia demasiado bien, y ahora buscaba tomar un poco de control.

― Espere ¿Cómo que decidir en donde viviremos? Ya tenemos nuestros apartamentos ― Preguntó Marinette intrigada ante la situación.

― Me refería a juntos, ¿Qué no lo habían considerado? ― Cuestionó extrañado, observando como en los rostros de ambos se reflejaba un gran no por respuesta ― Marinette, un embarazo es difícil y siempre es bueno tener a alguien contigo por cualquier molestia, además de que estoy seguro de que Adrien no querrá perderse algunos momentos que el vivir separados eventualmente lograría ― Su voz seria habia vuelto, pero ahora sonaba un poco más suave ― Además, si tienen como plan ver hasta donde sus sentimientos pueden llegar, creo que convivir de esa forma seria de gran ayuda ― Alentó, para después proseguir detallando ciertas cosas que debían hacerse, como buscar una clase de yoga para embarazadas.

Ante aquella posibilidad Adrien se negó rotundamente, mientras Marinette pensaba con seriedad en las últimas palabras de Gabriel.

Pues, la idea de vivir en compañía de Adrien durante ese periodo no le desagradaba.

Y ante aquel pensamiento, no pudo evitar pensar que realmente estaba más rostizada que nada; Pero ahora no temía admitirlo.

Pero por otro lado, intentaba que la aceptación de la idea fuese simplemente por las palabras de Gabriel, pues quisiese o no, tenía la razón.

Por ahora, simplemente debía concentrarse en evitar que aquel hombre se encargara de pedir todo lo que necesitaban para criar a un bebé que apenas llevaba un mes aproximado dentro de ella. Pues, ella deseaba conseguir todo aquello en compañía de Adrien.

Y experimentar todas aquellas experiencias juntos.

[...]

El día para ambos aun no habia terminado, y lo supieron en cuanto se encontraron en la puerta de la casa de los padres de Marinette, unos pisos arriba de la panadería a la que Adrien le encantaba fugarse de vez en cuando para degustar ciertos postres.

Aunque, ahora que lo pensaba, habia terminado tomando el mejor de todos.

Después de su extensa charla con Gabriel y Nathalie, se sentían exhaustos a pesar de que las cosas habían salido mejor de lo que esperaban, a pesar de que un par de regaños habían sido soltados hacia ellos justo después de la explicación de su plan.

― ¿Estas lista? ― Se atrevió a preguntar Adrien, antes de tocar el timbre de la puerta.

― No ― Confesó ella, haciendo un mohín en su boca.

― Quien debería decir eso soy yo, estoy temiendo que tu padre pierda el cariño que me tiene y lo sustituya por odio ― Comentó con algo de gracia, pero aquello era un miedo que realmente tenia.

― Son mis padres, es difícil, sé que nos apoyaran pero aun así siento que podría romperles el corazón ― Adrien la observó de reojo, esperando una respuesta ― Sé que a ambos les hacía mucha ilusión que me casara, y no sé qué tan bien se tomen que literalmente me haya saltado ese paso ― Agregó, intentando sonar como una broma.

Adrien no pudo evitar hacer una mueca en su rostro, pues a pesar de todo lo egoísta que pudiese sonar, estaba feliz de que ella no se hubiese casado, pues de esa forma habían terminado en aquel extraño plan.

Se atrevió a besar su frente, para después pasar su brazo sobre sus hombros, ofreciéndole confort.

― Estoy seguro de que saldrá bien, tus padres te adoran, y no es por ser un presumido, pero también me adoran ― Agregó con una sonrisa ladina.

Marinette no pudo evitar reír ante el comentario, sin atreverse a negar aquello, pues era la verdad del asunto.

De pronto la puerta del apartamento se abrió, dejando ver a Sabine quien, al momento de observar quienes se encontraban en la puerta y como Adrien abrazaba a su hija de esa forma, no pudo evitar que un brillo especial se reflejara en sus ojos mientras sonreía ante esa imagen.

Pues, de un modo u otro, una risa sincera salía de los labios de Marinette.

― Hola mamá, espero no importunar a esta hora ― Se apresuró a saludar, aclarando su garganta a la vez que sentía como sus nervios iniciales la embriagaban al ver aquella sonrisa en el rostro de su madre ― ¿No tienen algo entre manos, verdad? ― Preguntó, observando a su madre negar con la cabeza, haciéndoles una seña para que pasaran.

― Tú padre y yo terminamos ya con lo pertinente de la panadería hace unas horas, estábamos por cenar y espero que ustedes no se nieguen a acompañarnos ― Puntualizo la mujer, para después señalar a Adrien con su dedo justamente en su abdomen.

Sabine se permitió suspirar al notar como ya no sentía de forma directa las costillas de Adrien, pues en su juventud recordaba bien la dieta que era obligado a llevar.

― Te estas alimentando bien, me alegro ― Agregó con una sonrisa. Adrien simplemente se sonrojó ante aquel contacto, entendiendo la indirecta.

Pues, realmente no es que se alimentara bien, simplemente quizás era demasiada comida china y no tener tiempo para preparar alimentos para él que fuesen realmente saludables.

― En realidad creo que es todo lo contrario ― Refutó él, apenado ― Pero nunca me negaría a comer algo preparado por usted y Tom, verdad ¿Nette? ― Una mirada furtiva fue dirigida a Marinette quien contenía las ganas de reír por el comentario de su madre, y ante aquella pregunta, se limitó a asentir mientras avanzaban por su viejo hogar.

Adrien tenía mucha razón en ambos puntos. Realmente aunque fuese algo ilógico, la alimentación que llevaba no era la más apta y hasta cierto modo ella le podía entender. Había trabajado tan duro para poder graduarse en el menor tiempo posible y demostrarle a las personas que realmente todo su esfuerzo había valido la pena, haciendo que, aunque fuese la profesión que el amara, fuese más complicada que en cualquier otro caso.

Debía esforzarse el doble para recuperar un poco el tiempo perdido, al igual que aunque ya se encontraba dentro del mundo laboral, nunca se dejaba de aprender algo nuevo.

Y, era algo que admiraba de él. Sí bien al principio había sido contratado gracias a que Marlena Césaire habia intercedido por él, Adrien pronto demostró su valía dentro de aquel lugar; Disponibilidad, esfuerzo y talento era lo que le caracterizaba, razón por la cual cuando el viejo Sous Chef había abandonado el restaurant, el más preparado para asumir aquel compromiso había sido Adrien.

Además, era cierto; Ninguno de los dos negarían algo cocinado por sus padres, simplemente sería un sacrilegio.

Cuando pudo darse cuenta, los cuatro se encontraban en la mesa mientras degustaban un delicioso quiche de espinacas y tocino, mientras conversaban de forma armoniosa.

Se mordió la mejilla por dentro, pues le estaban dando demasiadas vueltas al asunto. Quizás era ella, pues a pesar de saber que sus padres no reaccionarían de forma negativa y comprenderían que ya era una mujer, el miedo seguía ahí.

No quería lastimarlos, así como tampoco decepcionarlos. Pero era lo que ocurría, y tarde o temprano debería decirlo.

Se preguntó cómo demonios las cosas habían resultado incluso más fáciles con Gabriel y Nathalie.

― No puedo evitar recordar los primeros días en la universidad ― Adrien soltó de repente, llevando un bocado del platillo hasta su boca ― De no ser por tus padres, creo que hubiera terminado comiendo solo comida chatarra ― No pudo evitar hablar con la boca llena, cubriéndola con sus manos para no parecer alguien de pocos modales.

Marinette suspiró, Adrien en muchas ocasiones podía ser algo infantil frente a sus padres. Pero en aquel instante pensó que simplemente aquella conducta se habia incrementado gracias a que al igual que ella, se encontraba nervioso.

― Oh vamos, estabas aprendiendo como era la vida fuera de los muros de Gabriel, tampoco creo que un poco de comida chatarra hubiera venido mal ― Tom esta vez fue el que hablo, sonriendo ampliamente al recordar al padre de Adrien.

Pues, aunque en el pasado tendía a ser un hombre increíblemente difícil, las cosas habían cambiado. Se podría decir que eran buenos amigos incluso. Y, aunque no se vieran con frecuencia, Tom adoraba molestarlo con aquello a modo de broma.

― Yo apenas puedo creer que el tiempo se hubiese ido en un parpadeo ― Soltó Sabine, observando a ambos adultos frente a ella ― Siento como si hubiese sido ayer cuando se estaban graduando del instituto, y bueno, ahora de solo mirarlos me llega algo de nostalgia ― Tom asintió, palmeando la espalda de su esposa.

El tiempo era algo que no solía perdonar, y a medida que los años pasaban, este parecía ser más duro, como si transcurriera más rápido.

― No solo hemos cambiado físicamente, creo que aunque ha pasado bastante en todos estos años que nos ha hecho cambiar ― Adrien se atrevió a hablar con un tono de voz más serio, observando de reojo a Marinette, buscando su apoyo.

Ella por debajo de la mesa tomó la mano de él que descansaba sobre su regazo, infundiéndole confianza mientras que a su vez él se la transmitía a ella.

Entendiendo que, él quería darle un empujón.

Tom y Sabine parpadearon unos instantes al escuchar la voz seria de Adrien, pues la actitud de este habia cambiado de una forma bastante abrupta, logrando que se preguntaran por primera vez en la noche si aquello por lo cual habían ido a visitarlos de forma tan imprevista tenía algo más por detrás de una amena charla, o como Marinette había expresado por llamada durante esa mañana; Que ocupaban un respiro.

Por su parte, Sabine pensó que quizás habría algo que ambos quisieran decirles, pues a su ver habia algo diferente, lo había notado el día anterior cuando de casualidad pudo obsérvalos a través de la ventana.

Y con aquellas palabras soltadas por él, sobre el tiempo y el cambio, la leve sospecha que el día anterior se habia implantado en ella se acrecentó en su pecho.

― En eso estoy completamente de acuerdo contigo, Adrien. Ustedes dos han cambiado desde entonces, fijando sus objetivos y deseos, alcanzándolos a pesar de todo ― Tom se atrevió a agregar, sin percatarse de que había tocado un punto clave en las palabras de él.

― Papá, de hecho eso es algo de lo cual ambos queremos hablar con ustedes ― Marinette suspiró, intentando inundar sus pulmones con aire e intentar tranquilizar su corazón que comenzaba a desorbitarse debido a los nervios.

El fornido hombre enarcó una ceja, dejando la cuchara sobre el plato para poder observarlos y, después, dirigir una mirada a su esposa esperando que ella tuviese una respuesta a las dudas que comenzaban a inundar su mente.

Sabine tomó la mano de él, haciéndole entender que no tenía idea alguna (al menos, no al cien por ciento) y que lo mejor sería dejarlos hablar.

Pues, para ese punto de la velada, ambos se veían visiblemente nerviosos.

― No solo cambiamos físicamente, así como tampoco lo hacemos solamente a la hora de madurar. Existen otros cambios que no son perceptibles de forma tan fácil, incluso por lo abruptos que son, estos pueden generarnos dudas al principio ― Intentó explicarse, titubeando un poco mientras bajaba la mirada, recordando como su vida había cambiado en una porción mínima de tiempo ― Cambian los planes, así como pueden llegar a cambiar los sentimientos así como las etiquetas y ― No pudo terminar su oración, aquella frase habia quedado atorada en su garganta al escuchar el sonido de la silla deslizarse hacia atrás de forma repentina.

Su padre se habia puesto de pie, observándolos a ambos, incrédulo.

― Marinette, no necesitas decir más, ya lo entendí ― Hizo una señal con sus manos para que se detuviera. Ella por su parte se encontró confundida, al igual que Adrien quien se encontraba a su lado y parecía haber perdido algo de color en su rostro ― Adrien te ha pedido matrimonio y están aquí para anunciárnoslo ― Se apresuró a decir, sonriendo de oreja a oreja mientras daba la vuelta a la mesa para tomar al menor de los Agreste entre sus brazos, levantándolo de la silla de un tirón.

Adrien no pudo luchar ante esto, así como tampoco podía hablar debido a la impresión y a la increíble fuerza del padre de Marinette.

― ¿Qué? ¡No! Papá, baja a Adrien ― Demando ella levantándose de su asiento, tirando de la camisa de su padre pero este parecía no escucharle.

― Tom, por favor baja a Adrien y deja terminar a Marinette de hablar por amor a todo. Ella no ha mencionado nada sobre matrimonio ― Sentenció Sabine, intentando hacer entrar en razón a su esposo.

Este observó a ambas mujeres, confundido. De inmediato se dio cuenta que quizás había sido demasiado entusiasta, pues el abrazo con el que había levantado a Adrien simplemente le imposibilitaba hablar.

De forma rápida se apresuró a dejarlo sobre el suelo, donde por fin Adrien pudo respirar de forma adecuada, tomando una gran bocanada de aire.

― ¿No? Pero, con todo ese pequeño discurso sobre los cambios y los sentimientos ― Se excusó el mayor, alternando su mirada entre su hija y aquel que, en muchas ocasiones, habia buscado adoptar de forma esporádica.

― Pues es lo que he intentado decir pero no me dejaste terminar ― Exclamó, exasperada. Su padre podía llegar a ser en muchas ocasiones, alguien igual a ella. Entonces, era difícil de tratar por ende ― Sí hay un cambio, y si hay sentimientos involucrados ¡Pero no tiene nada que ver con el matrimonio! ―.

Y, a decir verdad, era algo que no deseaban tocar. Pues aquella palabra simplemente había sido un martirio para ambos durante bastante tiempo.

― Entonces, no te entiendo Marinette. ¿Acaso nos están tratando de decir que realmente ambos después de sus incidentes con sus parejas han descubierto su verdadera orientación sexual o algo por el estilo? ― Sabine se llevó su mano hasta su rostro, cubriéndolo con algo de vergüenza.

En ese momento, tanto Adrien como Marinette quedaron pálidos ante tal comentario.

― ¡No, no, no! ― Exclamó Adrien con un poco de pavor en sus palabras, pues imaginarse esa situación nuevamente y con Marinette en la ecuación simplemente sería algo que rompería su corazón ― Lo que Marinette intenta decir que algo ha cambiado entre nosotros, que ya no somos simples amigos ― Hizo una pausa, acercándose hasta Marinette para tomar su mano entre la suya, exhalando ― Y que vamos a tener un bebé juntos ― Finalizó, expectante ante la respuesta que obtendría aquella confesión tan repentina, más al sentir como el cuerpo de Marinette a su lado se tensaba al escuchar aquellas palabras.

Sus palabras resonaron como si la habitación tuviera una especie de eco, haciendo imposible que algo además de las respiraciones de los presentes fuesen lo único que se podía escuchar claramente.

Bien, lo habían logrado, en parte.

― ¿Marinette? ― La voz de Sabine tenia tintes de confusión en ella, pues buscaba una respuesta clara de su hija ― ¿Eso es cierto? ― Preguntó, caminando hacia ambos a paso lento.

Y, no es que no confiara en las palabras de Adrien, sino más bien que quería escucharlo de su hija.

Pues, aquella era una gran noticia. Una gran y realmente sorpresiva noticia, al punto de dejar a su marido sin habla, cosa realmente difícil.

― Sí, estoy embarazada ― Confirmó, casi como si de un susurro se tratara ― Pero, antes de que digan algo más, quiero que comprendan que ambos somos unos adultos que intentan actuar al nivel, intentando no apresurar las cosas a pesar de que, de hecho, ya lo hicimos. Adrien y yo necesitamos tiempo para asegurarnos de lo que sentimos, pues no solo somos nosotros ya ― Al levantar su mirada, se sintió más confiada, pues cada palabra que salía de su boca estaba grabada en la verdad.

Habían jugado con fuego, habían salido quemados (tal como Chloé lo había predicho) y, aunque sus decisiones pudiesen ser tomadas como algo realmente apresurado, debían ser cuidadosos con aquello que habia nacido entre ambos.

No solo para no lastimarse mutuamente, sino porque no debían actuar como si fuesen adolescentes. Eran un par de adultos, con alguien que dependería de ellos.

― Cariño, nosotros ni nadie más tiene derecho a intervenir en sus decisiones, sean las correctas o no ― Habló por fin Sabine, colocando su mano sobre el hombro de su hija en señal de apoyo ― Ya no son unos niños, y créanme que cualquiera que sea su decisión la respetaremos ― Agregó, entendiendo perfectamente a su hija.

Quizás tenía miedo de sus propios sentimientos hacia Adrien, así como él los tenía con sus sentimientos dirigidos a Marinette, pero el tener una nueva vida ahí no debería ser una razón para forzar una relación, y aunque habían sido pocas las palabras explicando la situación, habían sido más que suficientes para Sabine; Ellos querían descubrir aquello sin salir lastimados, quizás darse la oportunidad.

El tiempo y los sucesos alrededor de ambos habían cambiado su amistad en algo más.

Observó con detenimiento a su hija, notando de nueva cuenta aquellas ojeras que habían sido cubiertas con un poco de maquillaje, poco a poco un par de lágrimas descendieron por sus ojos, abrazándola.

Los cambios tan abruptos a lo largo de un corto periodo de tiempo siempre solían ser agotadores, y entendía por lo que ambos habían pasado de forma paralela, por eso el ver que sonreían ahí frente a ambos era algo que le hacía respirar tranquila.

Pronto estiró uno de sus brazos, atrayendo a Adrien junto con ellas abrazándolo con calidez. Ninguno de los dos lucia arrepentido, de hecho, a sus ojos aquello podía parecer como algo que habían esperado, pero si ellos no hablaban de aquello, ella no preguntaría.

Lo importante era que, por más extraño que fuese, había felicidad ahí.

― Entonces ¿Seré abuelo? ― La voz confundida de Tom logró que se rompiera aquel abrazo, quienes se giraron a observarlo. Al igual que Sabine, sus ojos comenzaban a derramar lágrimas ― ¡Voy a ser abuelo! ― Exclamó al por fin salir de la sorpresa inicial, elevando sus brazos en una pose realmente extraña.

Una que solo hacia cuando ganaba algo o quería demostrar que era el mejor.

Antes de tomarlos a los tres entre sus brazos, abrazándolos en esta ocasión con delicadeza.

― Ustedes dos no dejan de sorprenderme ― Acotó el mayor, con una gran sonrisa en su rostro.

Adrien y Marinette se observaron con una sonrisa, a diferencia de Alya y Nino ellos no habían cuestionado el como había ocurrido.

Tampoco habían preguntado tanto como Gabriel Agreste.

Y, estaba bien, pues era justo lo que necesitaban luego de un ajetreado día. Simple comprensión.

Las cosas habían cambiado demasiado en poco tiempo; Desde sus vidas, hasta sus sentimientos.

Las cosas no volverían a ser nunca igual, y ellos estaban dispuestos a dejar ir sus miedos y descubrir que era lo que existía ahora entre sus corazones, con esa pequeña esperanza creciendo dentro del vientre de Marinette.

Pero ¿Realmente ese cambio había sido tan esporádico, o simplemente se trataba de algo que de una u otra forma terminarían descubriendo?

Quizás solo necesitaban tiempo.

[...]

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Sí. Subí el capitulo antes. Todo esto debido a que la verdad no me podía aguantar las ganas y que además, quizás el domingo no hubiese podido hacerlo.

¡Bien, ya es oficial! Ambas familias saben que viene un bebé en camino, y por ambas partes hay reacciones similares al igual que bastante diferentes.

Aquí es como pueden ver la influencia que Tom ha tenido en Gabriel, siendo un hombre mucho más esporádico he incluso haciendo una sugerencia, que mientras unos podrían tomar como locos, ante tal situación es la más adecuada. Yep, Adrien no se va a perder ningún punto del embarazo de Marinette y, estarán juntos, intentando descubrir bien que puede pasar entre ellos ¡Bien abuelo gabs!

Por otro lado, a pesar de su cambio, Gabriel sigue siendo algo controlador, las manías son difíciles de quitar aunque tengas un buen amigo que te de la mano, y eso se nota desde el momento en el que ambos le contaron la situación. Obviamente, el saber que ya no habia marcha atrás, le ha conmovido. Cosa diferente a Tom y Sabine, que, a pesar de la vaga explicación que Adrien y Marinette les dieron, entienden muy bien que son sus decisiones y que ellos deben lidiar con ellas, ellos simplemente están ahí para apoyar. No estoy diciendo que Gabriel sea algo incorregible, pero sin duda parte de su personalidad seguía ahí.

Y bien, como paralelo, tanto Gabriel como Tom no se las pusieron fáciles, en especial mi bonachón panadero ¡Pensar en matrimonio de forma apresurada! Estoy segura que es de lo último que quieren saber estos dos en estos momentos gracias a sus antecedentes (Un divorcio y la ruptura de un compromiso logran que esa palabra sea más difícil de digerir que el propio amor jajaja).

CAMBIOS, CAMBIOS, es lo que hay.

Sinceramente, me encuentro feliz. Intenté retratar las personalidades de los personajes en esta situación hipotética, y realmente espero haberlo logrado bien.

Y, como extra; NATHALIE NO LLORES, AHHH. Siento que si yo estuviera en su lugar, haría lo mismo.

Bueno, ahora sí me despido por hoy. Esperando como cada semana que el capítulo haya sido de su agrado, pues he puesto mi corazón en esto. Ahora sí, el día de las noticias de estos dos ha terminado. Ahora viene todo lo que deberán de lidiar, juntos.

Claro, con ayuda de sus entrometidos amigos, como siempre Jajajaja.

¡Un beso! Muchas gracias por todo su apoyo, realmente es increíble la cantidad de personas que se pasa por acá en cada capítulo o deja un comentario o una estrellita. A cada uno de ustedes, les agradezco inmensamente todo su amor.

P.S: ¿POR QUE TANTO ODIO A MIS PUNTITOS? AHHHHHH.

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