Veintinueve
Atención. Este capitulo contenido maduro.
[...]
Cuando todo el alboroto dentro del consultorio de Rose terminó por fin, Chloé simplemente se dirigió a quienes ella llamaba ahora como su pareja de tontos favorita, para tirar de sus orejas al mismo tiempo sin importarle que Marinette aún se encontraba en la camilla en una posición no muy cómoda.
Pero a palabras de la rubia, era lo que se merecían por precipitarse demasiado, pero que a palabras de la rubia era un resultado que, como siempre, había previsto.
Claro, omitiendo el hecho de solo esperaba que unos sentimientos más allá de la amistad que llevaban se desarrollaran; lo del bebé era algo que a pesar de digerirlo fácilmente, aún seguía siendo una sorpresa.
Tanto Adrien como Marinette intentaron explicarse ante su amiga, e incluso Rose se unió a ellos en aquello, pero la situación se habia vuelto completamente imposible.
Chloé ya había tenido la razón en dos instancias, no tenía necesidad de saber cómo habían ocurrido los hechos. Era poco importante, a palabras de ella.
― Lo importante es que las cosas están bien ¿No? No se han roto el corazón mutuamente, así como tampoco batean para el otro lado ― Se atrevió a comentar con tono burlón al momento que Marinette salía del baño, ahora con sus prendas bien acomodadas. Rose negó con la cabeza, divertida ― Nada personal, y lo sabes ¿Verdad cariño? ― agregó, a lo que Rose simplemente asintió.
Las palabras de Chloé eran directas, pero a diferencia del pasado, estas no buscaban hacer daño.
Y de cierta forma, Chloé tenía razón; como siempre. Pero esta vez no era algo negativo, y lo supieron al momento en el que ella hizo una mueca de fastidio al verlos entrelazar sus manos, argumentando que eran igual de cursis y que se preguntaba cómo no había visto aquello como una posibilidad años atrás, según ella, se hubieran ahorrado muchos errores.
En cuestión de segundos les ordenó que salieran del consultorio y la esperaran fuera, pues aunque no lo pareciera, ella se encontraba ahí para un chequeo de rutina. Si bien había sido más que nada una excusa, la verdad era que debía hacerlo pues tal como Rose había dicho, era algo importante.
Pero, quizás si existía un error en toda la lógica que Chloé les mostraba a través de sus palabras directas, y esa era que a pesar de todo, ellos no estaban arrepentidos de las situaciones que habían vivido solo para llegar a ese sólo momento donde se encontraban tomados de las manos, donde Marinette sostenia una pequeña fotografía de su bebé gracias a la ecografía.
Estando lado a lado lo entendieron, más no dijeron nada.
Estaban agradecidos con los errores que llevaban en su pasado, así como en su mente, a pesar de todas las emociones se arremolinaban de forma intensa, sabían que ese querer que habían desarrollado no era tan simple como querían verlo.
No había aparecido de forma espontánea de la noche a la mañana, habían pasado años el uno al lado del otro, siempre ahí a pesar de sus defectos o virtudes.
Se conocían, confiaban ciegamente en la persona que sostenia sus manos, y todo eso habia resultado de un sinfín de recuerdos juntos.
Muy en el fondo estaban conscientes de que conocían la respuesta a la elección que tendrían que hacer tarde o temprano.
No sólo por aquel pequeño ser que crecía en el interior de Marinette, sino porque todo lo que sentían juntos era algo completamente nuevo a la vez que realmente conocido.
Adrien se dejó caer en el suelo del apartamento, comenzando a sacar de una caja de cartón unos cuantos libros que se podían resumir en extensos recetarios que llevaba ocupando desde que había terminado con los estudios de gastronomía hasta un gran número de tomos de manga que había acumulado a lo largo de los años.
Comenzó a acomodarlos en la parte del estante de la sala de estar que le habia pedido ocupar a Marinette, luego de reacomodar unos cuantos libros que tenía en la parte más alta para el ocupar la última repisa del estante, así ella no tendría que agacharse a tomar alguno de sus libros si así lo precisaba.
Ambos después de la primera consulta médica con Rose y después de una extensa charla con Chloé después de esperarla, habían comenzado a discutir su situación sobre compartir apartamento.
Citando las palabras de Gabriel Agreste; Marinette no deseaba que Adrien se perdiera de algun momento importante, además de que estaba de acuerdo en que aquello les haría repasar con mayor tranquilidad sus sentimientos.
Adrien de forma inmediata le sugirió que él se mudara con ella, pues no quería que tuviese que hacer cambios demasiado excesivos en su rutina diaria además de que su Boutique se encontraba más cerca, y él se negaba a que Marinette aumentara el recorrido hacia su trabajo.
Además de que él fácilmente podía dejar su apartamento debido a que él era el dueño de este, pues después del inicio de los tramites de su divorcio se vio en la necesidad de buscar un lugar donde vivir de ahí en adelante, y gracias a su padre que había servido como un presta nombre, pudo adquirirlo con parte de sus ahorros de la juventud.
― Podremos dividirnos los gastos por la mitad, y así será más fácil para ambos comenzar a ahorrar para cuando la hora del nacimiento se acerque, o para que no terminemos llorando con los precios de la universidad ― se había explicado esa vez, haciendo reír a Marinette.
Marinette se aseguró de que estuviese seguro, pues ella de alguna forma tampoco deseaba que tuviese problemas para trasladarse a su trabajo o que aquello le hiciera llegar tarde de forma constante, a lo que Adrien respondió que no existiría problema alguno.
Fue entonces que habia quedado acordado que él se mudaría de forma parcial con ella. Y así, el lunes siguiente con ayuda de Alya, Nino y Chloé (quien, más que ayudar, estaba jugando con Joey) comenzaron a empacar un poco de las cosas del apartamento de Adrien.
Libros, ropa, ciertas decoraciones e instrumentos de cocina que rara vez ocupaba.
Además de asegurarse de cubrir los muebles del lugar con telas plásticas, para así evitar que estos se deterioraran.
Y aunque ese día habían terminado de llevar todo lo elegido hasta el departamento de Marinette, la cuestión de tener tiempo para acomodar todo era algo totalmente diferente.
Ambos habían comenzado a trabajar horas extras. Adrien debido a que lo habia prometido a la Chef Césaire, y Marinette quien deseaba tener una línea completa antes de que estuviese con menos disponibilidad debido a su embarazo.
Por lo tanto, cuando ambos llegaban al apartamento lo último que deseaban era terminar de desempacar las cajas que se habían amontonado en la sala de estar.
Simplemente querían tomar una buena ducha; en la mayoría de los casos, juntos, cabe destacar.
Agradeciendo así la idea e insistencia de Gabriel Agreste.
Adrien pudo escuchar la puerta de la habitación abrirse, y se dedicó a observar de reojo a una somnolienta Marinette quien se tallaba sus ojos, aun con su cabello enmarañado.
No pudo evitar sonreír al darse cuenta que aquel pequeño y ajustado short, al igual que la camisa de spider-man que le pertenecía a ella, le quedaban un poco más ceñidos en la región abdominal, mostrando como se comenzaba a formar un pequeño bulto ahí.
Según las cuentas de Marinette, esta se encontraba ahora en su novena semana de embarazo.
― Pensé que hoy dormirías hasta tarde al ser tú día libre ― murmuró Marinette, acercándose hasta él para sentarse sobre el sofá, pudiendo observar su espalda a la perfección durante unos instantes antes él se girara a verla.
Marinette mordió su labio de forma inconsciente mientras fingía estar distraída por algo más importante al otro lado de la habitación, intentando no obviar que a pesar de todo, el ver el torso desnudo de Adrien pasearse por su apartamento era algo a lo cual apenas comenzaba a acostumbrarse.
― La verdad es que has dejado caer tu brazo de forma poco grácil sobre mi rostro y me he despertado ― confesó con cierta malicia, observando como un puchero se formaba en los labios de Marinette ― No pude volver a dormir, así que decidí arreglar un poco lo que he estado retrasando ¿Y tú? Apenas son las seis de la mañana ― agregó, girándose nuevamente hacia donde se encontraba la caja con un par de tomos de manga restantes, ocultando así su potente sonrojó al recordar el por qué no pudo volver a dormir.
El ver a Marinette a su lado al despertar se habia convertido en uno de sus breves pasatiempos matutinos. Pero, a pesar de que la actividad que antes hacían para poder llegar a su meta ahora era algo recreativo entre ellos, la visión de ella cada mañana simplemente lograba despertar en él más de una fantasía.
Lo que terminaba por poner las cosas muy difíciles debajo de su pantalón.
Y que eso ocurriera cada mañana realmente le hacían sentirse como si fuese un adolescente nuevamente, cosa que lograba ponerlo de nervios.
Llevándolo a estar despierto desde temprano buscando que aquello bajara de manera natural, pero, tampoco su presencia repentina es que ayudara mucho.
― Bien, la verdad solo tuve un deseo por levantarme temprano ― intentó mentir, pero al escuchar la escueta risa de Adrien frente a ella mientras sus hombros desnudos se movían al ritmo de esta la hicieron resoplar ― ¡Hey, no veo lo gracioso a querer ser productiva! ― protestó, tomando uno de los cojines del sofá lanzándolo justo en la cabeza de Adrien.
Quien, al recibir el impacto se inclinó hacia adelante, terminando por golpear su frente contra el librero.
― ¿Auch? ― alcanzó a murmurar, girándose hacia ella de nueva cuenta, cruzando sus brazos ― Ya hemos hablado sobre el lastimar al padre de tu bebé, Nette ― soltó de forma burlesca, notando como el rostro de ella se ofuscaba ante aquellas palabras, cosa que lo hizo sonreír ― Además, es bastante gracioso, no te gusta levantarte temprano y solo me hizo pensar si era el día opuesto ― refutó con sorna, recibiendo de nueva cuenta otro cojín, esta vez en su rostro.
Estaba dispuesto a agregar algo, cuando un sonido bastante peculiar llegó a sus oídos; El estómago de Marinette había rugido.
Y ella ante esto, no pudo hacer más que enterrar su rostro en el último cojín del sofá al escuchar la estruendosa risa de Adrien, que a pesar de todo, sabía que no se burlaba precisamente de ella.
― Me ha dado hambre ¿Feliz? ― murmuró con dificultad pues su rostro aún se encontraba contra el cojín.
― Esto es nuevo, sé bien que si pudieras dormirías gran parte del día sin despertarte a pesar de tener hambre ― canturreó divertido, levantándose de su lugar para quedar sentado ahora frente a ella en la mesita de centro, tomando con sus manos el rostro de Marinette para que esta lo levantara y pudiese observarla ― Estoy feliz de haber presenciado esto en primera fila ― añadió con una sonrisa, logrando que Marinette perdiera el aliento durante unos segundos.
― Es cosa del embarazo ¿Sabes? ― se defendió, sintiendo como las manos de Adrien apretaban un poco sus mejillas, para después plantarle un fugaz beso en los labios.
― Lo sé, es más difícil despertarte que mover un oso ― Marinette rodó los ojos ante aquel comentario, pero admitiendo mentalmente que tenía un punto ― ¿Algo en especial que se te apetezca para desayunar? ¿Algun antojo? ― preguntó curioso, sin despegar su mirada de ella.
Marinette arrugó su nariz, pensativa.
Pues hasta la fecha no habia tenido aquellos malestares mañaneros lejos de las agruras que sentía en la boca del estómago cada tanto, y agradecía que las náuseas no formaran parte de los síntomas que usualmente presentan las embarazadas.
Así como tampoco antojos específicos, o algo que fuese fuera de sus gustos habituales.
― A decir verdad no, así que dejaré que el Chef me sorprenda con algo además de cereal ― atinó a decir, encogiéndose de hombros.
Adrien frunció su ceño, fingiendo encontrarse ofendido por aquel comentario.
― Solo fue una vez y fue una broma ― se defendió, soltando el rostro de ella por fin.
Marinette no pudo evitar soltar una suave risa ante su actitud.
― Adrien, te juro que lo peor que puedes hacer cuando alguien sabe que estudias gastronomía y te pide que le prepares algo, lo primero que se te venga a la mente sea servirle cereal en un tazón, más cuando esa persona está pagando tus estudios y es tu padre ― y ante aquel comentario, él se levantó mientras llevaba sus manos hasta sus labios, guardando una carcajada en su boca al recordar aquel momento.
Justo en ese momento fue cuando Marinette se percató de algo que los holgados pantalones de Adrien habían estado ocultando mientras se encontraba sentado y levemente encorvado; pues, sin duda alguna algo parecía querer liberarse de las prendas.
Marinette no pudo evitar sonrojarse, pues prácticamente estaba siendo apuntada directamente a la cara.
Y si se lo preguntaban, vaya que el chef la habia sorprendido.
En cuanto él se percató de que su virilidad estaba más que erguida prácticamente frente al rostro de Marinette, llevó sus manos hasta aquella zona cubriéndola por completo, dando un par de pasos hacia atrás, donde para su mala suerte terminó por chocar contra la mesita de centro sin tener algún tipo de escapatoria rápida.
― Eh, será mejor que vaya a sorprenderte pero de otra manera ― se excusó, intentando sonar lo más calmado posible ante aquella situación.
Pero ¿Realmente podía encontrarse calmado? Si bien, entre ellos la vergüenza había quedado muchos años atrás si se atrevía a comentarlo en el amplio contexto de la palabra, por que conocían situaciones bastante incomodas del otro, además de que de cierta forma ya conocían casi cada rincón de sus cuerpos.
Aun así, no dejaba de pensar en un acto completamente inapropiado que no había pasado entre ellos y que solo una vez estuvo a punto de ocurrir, momento en el que se negó al encontrarse con otro tipo de deseos.
Tragó fuerte al sentir la pequeña mano de Marinette aferrarse a su muñeca logrando que se detuviera en seco, haciéndolo respingar y con los nervios a flor de piel no tuvo más que virar su vista hacia ella.
No supo adivinar lo que las expresiones de Marinette le mostraban en ese momento, pues podía notar un poco de burla en aquella sonrisa nerviosa, así como una faceta algo inocente que era característico de ella al sentirse avergonzada.
― ¿Mi golpe fue lo único que evito que volvieras a dormir? ― se atrevió a preguntar, desviando su mirada.
Adrien imitó aquel gesto, sintiendo un gran nudo en su garganta al verse en aquella situación. ¿Cómo era que aquella pregunta volviese más difícil la situación?, fue lo único que pudo pensar.
― Lo del golpe fue verdad ― carraspeó de forma involuntaria, para después dejar escapar un fuerte suspiro ― Pero, bueno, ese problema que viste ha sido la razón por la que no pude volver a dormir ― confesó con sinceridad, sonriendo de medio lado.
Aquello no era un comentario descarado por que hablaba con la sinceridad con la que siempre se habia dirigido a ella, y eso era lo magnifico de lo que habían llegado a construir. Esa sinceridad que, con otras personas, lejos de ser un comentario que dispersara las dudas, simplemente lograría meterlo en problemas.
Y al ver como el sonrojo en las mejillas de Marinette se intensificaba, cayó en cuenta de que quizás ella misma compartía su pensar.
― ¿Incluso dormida soy irresistible? ― cuestionó en tono de broma, buscarlo hacer reír y que el tenso ambiente (pero de alguna forma, no incomodo) se dispersara.
Pero lo único que recibió en ese momento fue un gesto serio colándose por las facciones de Adrien a la par que un pequeño asentimiento con su cabeza.
Ante aquella confesión silenciosa, no pudo evitar sentir como su corazón comenzaba a latir de forma acelerada, logrando que una sonrisa sincera apareciera en sus labios.
Pues, tenía dos cosas en mente.
La primera era que de alguna forma se sentía ciertamente poderosa al provocar aquello en él sin siquiera buscarlo, incluso estando en una situación poco favorable y con un golpe en el rostro de por medio.
Y, lo segundo fue algo que logro que se desarmara por completo; Adrien estaba pasando por una notoria excitación al igual que un deseo hacia ella, pero no por eso él la había despertado para calmar su libido, por el contrario había decidido ocupar su mente en algo más.
Cosa que, sabia de primera de primera mano por experiencias propias y de sus amigas que aquello era increíblemente difícil.
No había podido elegir mejor padre para su hijo, así como tampoco había podido elegir a nadie mejor que él para profesarle aquellos sentimientos y desear estar a su lado.
― Siéntate, por favor ― pidió ella con un hilo de voz, haciendo que el parpadeara, sorprendido al ver como Marinette palmeaba el lugar libre a su lado.
Él lo hizo, justo como ella se lo había ordenado.
Marinette no pudo evitar recordar la noche que ambos se enteraron que serían padres, así como los sucesos de esta después de tirar los resultados en la sala y caminar de forma torpe hasta la habitación de él, donde se entregaron por primera vez porque así lo elegían y no por su extraño plan.
Adrien habia logrado que llegará a la gloria con algo que nunca habían experimentado juntos, frenándola en el momento que ella deseaba lograr lo mismo con él.
De ahí en más, la oportunidad de complacerlo se habia presentado en más de una ocasión al pasar el tiempo, pero Adrien no hacía mención de eso.
Pensó en la razón de ello, y antes de que el pudiese decir algo, se colocó en el suelo entre las piernas de él, con la confianza de tomar el inicio de los holgados pantalones que llevaba, esperando que él dijera algo.
― ¡Hey! Marinette, espera ― se apresuró a decir, nervioso, buscando las manos de ella para que no tirara de su prenda ― Esto no es necesario ¿Sabes? No tienes por qué hacerlo si no quieres, además solo es de esperar un poco más para que baje o después de desayunar podríamos regresar a la cama un momento ― sus palabras salían de forma rápida, y por un momento pensó que con ahora seguramente Marinette reiría de él por encontrarse haciendo lo que tanto le llegaba a recriminar; balbucear.
Si no quieres, aquella pequeña frase que confirmo lo que en esos instantes su mente comenzó a pensar.
Y, siendo sincera; en realidad aquella acción era algo que no le agradaba mucho, Adrien lo sabía y parecía recordar bien.
Su amistad y confianza habían logrado que ella desahogara su desagrado ante aquella acción después de que prácticamente era lo que a su prometido parecía satisfacer, sin tener en cuenta sus deseos. Al final, entendió que ese gusto adquirido por él era debido a que al cerrar los ojos podía imaginar cualquier cosa, menos a ella.
Ante la respuesta de Adrien, sintió como su libido aumento, y no era uno donde buscara terminar satisfecha; simplemente quería que él disfrutara.
Además la idea de hacer eso, lejos de parecerle algo que realmente no disfrutaría, resultaba todo lo contrario.
Todo porque se trataba de él.
Llevó una de sus manos hasta los labios de él, haciéndolo callar con su dedo índice pues seguía buscando algo para convencerla de que aquello no era necesario.
Porque en ese momento para ella se habia convertido en una necesidad.
― El asunto es que sí quiero ― respondió casi en un murmullo, sin despegar su mirada de la de él, logrando que Adrien tomara una bocanada de aire debido a la impresión.
Pues, así como Adrien recordaba cuales eran sus incomodidades respecto a las relaciones íntimas gracias a charlas en el pasado, ella también lo hacía.
En más de una vez había soltado que aquello era una clase de fantasía, dado que su ahora ex esposa siempre se había negado a ello y con una pareja anterior a esta las cosas habían resultado de forma terrible hasta terminar en el hospital completamente avergonzado.
― Pero ― intentó refutar, a lo que ella procedió a generar un poco más de presión sobre los labios de él con su dedo, para después comenzar a deslizarlo desde su mentón hasta su abdomen de forma casi tortuosa.
― Prometiste que podría en otra ocasión ¿Recuerdas? ― alzó una ceja de forma divertida al ver su expresión ― Aun así, tú tienes la última palabra ― por que por más que ella supiera que quizás era algo que en realidad deseaba, no haría algo que él no quisiera.
Justo como él la trataba al juntar sus cuerpos mientras sus respiraciones eran arrítmicas, sintiendo la calidez del otro mientras descubrían si el quererse de la forma en la que lo hacían era lo suficientemente fuerte, negándose a abandonar aquello que de alguna forma habían encontrado sin buscar.
― Pones la situación más dura de lo que debería ser, Nette ― soltó con un suave titubeo en su voz, pero sin negarse.
― Creo que no solamente hablamos de la situación ― y con un suave movimiento, descendió la mano que se encontraba aun sobre el abdomen de él llegando hasta la protuberancia que podía ser distinguida aún mejor en aquella posición para ella.
Logrando que un suspiro de satisfacción saliera de la garganta de Adrien, quien para sorpresa de Marinette, en ningún momento se atrevió a cerrar sus ojos.
Pues quería observarla y grabar en su memoria aquel evento con en el cual no esperaba verse envuelto.
Suaves caricias sobre sus prendas se convirtieron en un ligero agarre por parte de ella a su virilidad, sintiéndose completamente ansiosa y de forma inesperada, disfrutando aquello que en el pasado realmente no quería realizar.
Pero al igual que la música en los conciertos; No al disfrutar aquello quiere decir que se trata de la música o incluso de las bandas y géneros musicales, sino más bien con quien compartes la experiencia.
No atesoraba en su mente los conciertos de Jagged Stone solo porque fuese su cantante favorito, si no por qué la compañía que habia tenido había sido excepcional.
Alya, Nino, Juleka, Rose y Adrien. Recordando que, con ese último había vivido una de las mejores experiencias de uno de los conciertos del cantante, pues al ver que no alcanzaba a ver por la multitud, él se habia inclinado para que se subiera a sus hombros.
Pronto se dio cuenta que ella misma sentía su zona intima comenzaba a sentirse levemente humedecida, cosa que la hizo sonrojarse aún más al verse excitada con sus propias acciones.
Sintió las piernas de Adrien temblar en cuanto sus pequeñas manos se anclaron al inicio de su holgado pantalón e incluso a su ropa interior, logrando que soltará de nueva cuenta un suspiro cuando Marinette tiró de ellos con delicadeza, teniendo por fin aquello liberado frente a ella.
Él tragó saliva al observarla algo nervioso mientras envolvía su miembro con una de sus manos, mordiéndose los labios con fuerza al sentir como un escalofrió recorría su espalda de forma instantánea.
Marinette poco a poco comenzó a acercarse a la erguida virilidad frente a ella, dejando que su aliento chocase con esta mientras sonreía al sentir nuevamente a Adrien temblar ligeramente, provocando que sus propias piernas temblaran.
Presionó sus labios con suavidad por el costado del miembro, escuchando como un gutural gemido salía de los labios de él, haciéndola sonreír de satisfacción al ver que seguía sin cerrar los ojos, su mirada no se despegaba de ella.
Adrien quería grabar aquello en su memoria, no quería aquel recuerdo con nadie más. Pensó, relamiéndose los labios sin despegarse de él.
Y con aquel pensamiento en mente, abrió su boca lo suficiente para que el inicio de la virilidad de él entrara, acariciando dicha parte con sus labios y con la calidez de su interior.
― Demonios, Marinette ― gruño por lo bajo al percibir aquella cálida sensación mientras su respiración comenzaba a mostrarse agitada, aferrándose de lo poco que podía del sofá para no perder la cordura.
Sentir la suavidad de los labios de ella que ya bien conocía posarse sobre su miembro realmente era una experiencia incomparable, una que realmente estaba disfrutando.
Lejos de que esta fuese simplemente algo llevado por el libido o el deseo que compartían mutuamente, era una conexión que compartían gracias a él como se conocían.
Sentimientos y sensaciones que iban anclados en ambos lados y que, fácilmente los hacían caer de forma inmediata después de haber cruzado la línea.
Una suave succión lo hizo respingar mientras sus piernas se tensaban, sintiendo casi de inmediato como esta se repetía de forma consecutiva.
El lascivo sonido de la saliva de ella empapando aquella parte de él lo hizo jadear aún más, comenzando a murmurar el nombre de Marinette por lo bajo.
Los ojos de ella mostraban satisfacción al verlo levemente sometido de aquella manera, y entendió por un suave movimiento de caderas que ella realizaba que quizás lo estaba disfrutando tanto como él.
Su pecho se inflo con un poco de orgullo ante ello, haciéndolo sonreír de forma descarada.
Sonrisa que se borró de su rostro al percibir una sensación aterciopelada acariciar su virilidad al mismo tiempo que Marinette lograba hundirse más.
― Nette, si sigues así vas a tener un desastre aquí ― alcanzó a murmurar entre jadeos, llevando una de sus manos hasta el rostro de ella para acariciarlo.
Verla ahí en aquella posición sería algo que nunca sacaría de su cabeza.
Así como su sonrisa o la calidez que le compartía al estar en la misma cama.
Como respuesta silenciosa a su acertado comentario, ella continuo con sus acciones con más intensidad, succionando con delicadeza mientras que una de sus manos se ocupaba de acariciar la base del miembro.
Diciéndole prácticamente que perdiera el autocontrol y tocara el cielo.
Y cuando se dio cuenta de sus acciones, pudo percatarse de aquel suave y casi imperceptible aroma que ella desprendía cuando se encontraba excitada.
Fue entonces que perdió todo control de sí mismo, dejándose caer por fin en la ola de sensaciones en las que Marinette buscaba hundirlo en aquel instante, liberándose por completo.
Ella no había retirado el miembro de su boca, por lo cual la vio hacer arcadas al pasar por su garganta todo lo que había salido de él en cuanto llegó su liberación. Aquel gesto logró que su respiración se acelerara aún más en cuanto dejó de sentir sus suaves labios alrededor de él.
Se inclinó hacia ella, notando que habia unas lágrimas acumuladas en sus ojos gracias al esfuerzo de pasar todo aquello por su garganta.
Adrien no lo pensó, y con delicadeza besó por debajo de sus ojos buscando un alivio para ella, quien lucía tan agitada como él.
Para después buscar sus labios y besarla sin miramientos, importándole poco si existía algun resto de su propio ser en ellos. Él deseaba poseer sus labios, besarlos y sentir aquella suavidad que le hacía perder la locura.
Cuando Marinette envolvió su cuello con sus brazos, levantándose lentamente para poder quedar sobre él ahora, Adrien pensó que la idea del desayuno tendría que esperar un poco más.
Fue entonces cuando ella se alejó de forma inesperada, levantándose de sus piernas mientras que con pasos torpes comenzaba a caminar con prisa hacia el baño mientras su garganta parecía hacer arcadas de nueva cuenta.
Se levantó de inmediato para poder seguirla, acomodándose en el camino sus prendas, estaba claramente preocupado.
― Marinette, hey ― le habló con delicadeza en cuanto abrió la puerta del baño, encontrándose con ella encuclillada sobre el suelo con el inodoro frente a ella mientras vomitaba.
Se acomodó junto a ella en suelo, acariciando su espalda con delicadeza buscando darle un poco de confort, haciéndole saber que él se encontraba ahí.
Pasó uno de sus cortos mechones de cabello por detrás de su oreja en cuanto Marinette dejó de vomitar, para después por inercia cortar un poco de papel de baño y entregárselo.
Marinette lo aceptó, con un semblante derrotado mientras limpiaba sus labios. Observó como Adrien bajaba la tapa del inodoro y jalaba la palanca para que el contenido se fuese por las cañerías.
― Lo siento ― alcanzó a murmurar, haciendo una mueca de disgusto.
Él alzó una ceja ante su disculpa, negando con la cabeza.
― No hay razón alguna para que te disculpes ― atinó a decir, acariciando con suavidad el rostro de ella ― No hace falta decir que eso fue increíble ― confesó con timidez mordiendo sus labios.
― Aun así, arruine un buen momento, casi vomito sobre ti ― refutó con pesar, inclinándose hacia él.
― No sería la primera vez ― bromeó, sintiendo como los hombros de ella se movían, quizás ahogando una fuerte carcajada ― Además, esta vez es más normal, estas embarazada Marinette ― puntualizó mientras comenzaba a acariciar su espalda de nuevo, escuchándola suspirar.
― El vómito y nauseas no habían aparecido hasta ahora, tampoco la repulsión a ciertos alimentos y tiene que pasar justamente así ― se quejó de mala gana. Y aunque Adrien no podía ver su rostro, estaba seguro de que en su rostro tenía un pequeño puchero.
― La verdad fuiste algo desconsiderada con él bebé, yo tampoco estaría feliz con un alimento así ― añadió con una sonrisa entre dientes.
De forma inmediata sintió como las manos de Marinette lo empujaban hacia atrás, haciendo de callera de espaldas. Adrien no se quejó, pues lo tenía bien merecido por aquel comentario.
Entonces, después de mirarse unos segundos, ambos comenzaron a reír ante la situación.
Sin dejar de reír ella le extendió una mano para ayudarlo a recomponerse, tirando de él y, de alguna forma él quedó incluso más cerca de lo que estaba antes, y pronto ambos guardaron silencio.
― Eso fue, bueno, increíble ― repitió, rascándose su mejilla de forma nerviosa ― Lo disfrute mucho, si es que te lo preguntas. Y, con esto, lo hace perfectamente imperfecto porque estoy aquí a tu lado en una de tus primeras nauseas ― atinó a decir con suavidad, haciendo que ella volviese a sonreír.
Antes de que Marinette pudiese agregar algo, su estómago comenzó a rugir, logrando que su rostro se volviese a teñir de carmín.
― Creo que realmente me debo poner a hacer el desayuno ― comentó, levantándose del suelo a la par que estiraba una mano para ayudar a Marinette a que lo imitara ― Ehm, te parece que después de desayunar, estemos un momento en la habitación y ehm ― ella no pudo evitar soltar una suave risa por lo bajo, haciéndolo sonrojar ahora a él.
Marinette asintió, adivinando que quería continuar lo que habían dejado en el sofá a medias.
― Me lavaré los dientes y después iré a ayudarte ¿De acuerdo? La sensación en mi boca no es agradable ― repuso en voz baja mientras cubría su boca, pues ahora se encontraba demasiado cerca.
― Iré a ello entonces ― y antes de salir del baño, le plantó un suave beso en la frente, para después retirar la mano que mantenía sobre sus labios y dejar otro beso ahí, sonriéndole.
Se quedó un momento estática cuando la puerta del baño se cerró, definitivamente Adrien tenía razón.
Aquello era perfectamente imperfecto, y eso estaba bien.
[...]
Después de su ajetreada mañana en su apartamento le fue inevitable no llegar algo tarde a la boutique y que parte de sus planes se fueran prácticamente por la borda, pero realmente nadie podía borrar la sonrisa que tenía en su rostro desde que había llegado.
Debido a eso, a llegar ya había un gran tumulto de gente buscando prendas que comprar de la diseñadora que había trabajado en diseños exclusivos para Louis Vuitton y, como era de esperarse, las chicas que se encontraban atendiendo necesitaron un poco de ayuda extra.
Por lo tanto Mireille tuvo que salir a ayudar, dejando el taller donde se encontraba trazando unos patrones que Marinette habia dejado sin terminar la noche anterior, donde ella se había ofrecido a ayudarle en ello aparte de sus deberes de pasar aquellos patrones a la tela, siendo sumamente considerada con ella.
Después de todo, todos sus empleados ya sabían que se encontraba embarazada.
Cosa que hizo gritar a más de una de las chicas que trabajaban como dependientes de la tienda, e incluso a Théo, quien a pesar de querer mantenerse en una pieza ante la noticia no pudo evitar sacar su lado sensible como multi-artista que era.
― Si has podido pasar la página, creo que es hora que yo empiece a buscar escribir un nuevo capítulo ¿No crees? ― Habían sido las palabras de Théo, después de que las chicas comenzaran a hablar sobre la fiesta que tenían que organizar. Marinette entendió perfectamente que se refería a Mireille, y por dentro no pudo evitar sentirse feliz de ser una especie de ejemplo.
Pero, el simple hecho de encontrarse en cinta no era una excusa para poner de su parte ante tal caos, dejando a cargo al varón que, en primera instancia iba a acompañarla por algunos rollos de telas que terminarían usando durante el resto de la semana.
Él la observó no muy convencido, pero al ver que no solamente comenzaban a entrar mujeres a la tienda, analizo la situación y pensó que quizás estar ahí él las cosas sería más calmadas y podría cuidar a sus compañeras; aunque era bien sabido que cuando se encontraban molestas podían ser sumamente peligrosas.
Y ahora, saliendo de la tienda de telas que era su predilecta, Tissus Reine, estaba segura de que Adrien pegaría el grito al cielo al ver que debía llevar un par de rollos de encaje blanco y otro par de tela de brocado en color beige.
Era bastante lo que debía cargar, y para su fortuna habia podido encontrar un lugar libre donde estacionar su camioneta, así que llevar cada rollo de forma independiente no sería una tarea difícil, pues ni loca intentaría hacerlo con más peso, no deseaba ponerse en una situación irremediable.
Al principio pensó el hecho de llevar cada rollo, pensando lo más lógico; cargar peso extra no era saludable, menos en su estado.
Pero cada uno por separado era ligero, y un pensamiento llegó a su mente mientras se encontraba pagando la mercancía, logrando que su rostro se colorara y que la cajera le preguntara si se encontraba bien.
Había recordado un suceso de esa mañana, en específico; a Adrien sobre ella.
Y estaba segura que si podía con el peso que sentía cuando él se dejaba caer sobre de ella cuando ambos habían alcanzado la liberación, cargar cada rollo de tela por separado no sería nada malo.
Solo que no había reparado en un pequeño detalle, pues teniendo aquel rollo de tela de encaje blanco en sus manos y observando la cajuela se dio cuenta que no existía alguna forma humana posible de sacar las llaves de su abrigo y abrir la camioneta sin dejar caer el rollo en el sucio pavimento.
Suspiró resignada, debía volver a la tienda a dejar el rollo y después volver a abrir la cajuela, con el peligro de que alguien sacara algun objeto de su camioneta o incluso peor.
Pero antes de que pudiese refunfuñar para sí misma, pudo sentir como una mano se adentraba a su chaqueta y el sonido de que la alarma habia sido desactivada llegó a sus oídos.
Cuando se dio cuenta, vislumbro a esa persona que hacia no mucho tiempo lograba que aún se derrumbara ante todo lo ocurrido, pero a diferencia de la última vez que lo había visto y termino por encararlo; en esta ocasión no se sentía molesta, así como tampoco deseaba tirarse a llorar.
Luka no le dijo nada y se dispuso a abrir la cajuela, tomando con delicadeza el rollo de tela que llevaba Marinette en manos y acomodándolo en su lugar.
Cuando él la miró, Marinette supo por su expresión que tenía miedo de que le gritara e incluso de lastimarla con su sola presencia. Pero nada de eso sucedió.
Recordó las palabras de Théo, ella ya habia pasado la página, y no por el simple hecho de estar con alguien, sino porque uno de sus sueños estaba creciendo dentro de ella y, porque habia sanado gracias a un cariño sincero que no pedía nada a cambio.
― ¿Necesitas ayuda? ― se atrevió a preguntar con un titubeo en su voz.
Pensó en Adrien de inmediato y en la breve conversación que habia tenido con Kagami, y como a pesar de que de cierta forma en el pasado se sentía resentido con ella había podido dejar las cosas en claro con quien pensaba que habia arruinado parte de su vida.
Quizás no habia perdonado por completo, pero había seguido adelante.
Ya no tenía necesidad alguna de huir del pasado ahora que estaba segura de su presente.
― Te lo agradecería ― contestó de forma amable, observando como la expresión de él se relajaba.
Y antes de que se diera cuenta, la mercancía que habia comprado se encontraba ya en la cajuela de su camioneta mientras Luka la cerraba. Aquello había sido más fácil con su ayuda, admitió.
― Y, bien ¿Qué haces por aquí? No eres alguien que venga por estos rumbos ― preguntó Marinette, intentando aliviar el entorno de tensión en el cual se encontraban.
― Bueno, solo acompañe a Marc a comprar a Les Coupons cruzando la calle y ― hizo una expresión de fastidio, para después cubrir su rostro ― Lo siento por mencionarlo, yo ― se detuvo en cuanto vio a Marinette negar con su cabeza, con una expresión tranquila.
― Esta bien, no hay problema ― por primera vez se sintió segura de aquellas palabras que eran dirigidas a Luka, quien relajo su expresión.
Pero aún seguía visiblemente nervioso.
― Marc te vio con dificultades, y la verdad me ha mandado de forma obligatoria a ayudarte aunque fuese recibido con golpes ― confesó en un murmullo, llevando su mirada hacia el local que se encontraba cruzando la calle ― Mencionó que si no terminaba con una paliza, entonces, quizás sería buen momento para disculparme, esta vez de forma sincera y sin mentiras ― hizo una pausa, apenado de la situación, sin tener idea si aquello provocaría furia en Marinette ― ¿Crees que podríamos charlar? Entenderé si repites que no quieres verme, pero, pensé en lo último que me dijiste, y tienes razón, siempre la has tenido ― finalizó mientras desviaba su mirada.
Marinette ya no era la misma mujer que era meses atrás, lo supo en ese momento.
Porque por más que hubiese sufrido gracias a las mentiras de Luka, ahora estaba segura de que no lamentaba nada.
Los golpes duros al corazón que logran que uno se derribe, son una prueba más para poder levantarse de una forma más fuerte y espectacular que antes. Y, no siempre se tiene que hacer de forma solitaria, eso ahora lo comprendía.
― Creo que podemos charlar en lo que Marc compra en Les Coupons, presiento que sigue sin ser de tu agrado estar mucho tiempo en un solo lugar con alguien que busca material ― se atrevió a comentar en tonó de broma, sonriéndole por primera vez en mucho tiempo a Luka ― Solo sé sincero ― añadió, presionando uno de los botones para encender la alarma de su camioneta.
No podía olvidar el daño que le habia hecho, eso nunca ocurriría.
― Lo seré.
Pero podía perdonar y por fin cerrar esa parte de su vida, para continuar con su futuro.
[...]
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Hay un poco de capitulo en tus 6600 palabras. (Perdón que cada vez parezcan más largos)
Por fin las cosas comienzan a caer por su propio peso, y no me refiero a la interesante relación que llevan hasta ahora Adrien y Marinette, quienes a pesar que dejaron la etiqueta de amigos, actúan como ellos mismos a pesar de todo, y creo que es lo bello de una relación donde se conocen así de bien y las cosas por si solas son una experiencia nueva.
También, era momento de esa charla con Luka. Marinette ya no es la misma mujer lastimada, y aunque precisamente su cambio no se debe a Adrien, este fue de gran ayuda para poder cambiar la página de su vida de una vez por todas, tomando el ejemplo de él con Kagami.
Perdonar, pero no olvidar. Aunque este último todavía no perdona por completo, eso es para otra ocasión.
Lo que hizo Luka está mal, es algo que no respaldo, pero por favor quiero que lean el próximo capítulo para que vean todo su contexto; que sí, sigue estando terriblemente mal, pero es algo que sucede mucho, y que es lamentable, y todo esto por los prejuicios.
Pero para Marinette esta charla es necesaria, pues necesita cerrar ese capítulo de su vida por completo, aunque no tenga remordimientos, ya es una persona adulta y con esto lo demuestra.
No tengo mucho más que añadir del capítulo, pues ha sido algo bastante largo y con muchas emociones.
¡Espero que estén tan ansiosos como yo sobre la charla!
En este punto Marinette tiene sus nueve semanitas de embarazo, que son aproximadamente dos meses :')
Y ¿Verdad que Marc es un amor obligando a Luka a ir? ¡Sabe que la paliza la tiene bien merecida!
En fin ¡Muchas gracias por su apoyo a esta emotiva historia, que espero que a pesar de todo, les este dejando un bonito mensaje sobre el amor y el seguir adelante, además del perdón (¡Pero nunca olviden!)
Un besaso y nos vemos la próxima semana.
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