Veinticuatro
Atención. Este capitulo tiene contenido maduro.
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Un suspiró salió de su boca de forma involuntaria a la par que tanteaba el cuerpo desnudo sobre ella, buscando intensificar el contacto de los labios de Adrien sobre su piel, dejando un rastro de ardientes besos que habían iniciado desde la curvatura de su cuello hasta por debajo de sus pechos, donde él se había detenido.
Él se encontró admirando durante unos segundos a la mujer que tenía bajo su cuerpo, preguntándose qué clase de obra buena había hecho en su vida pasada para poder tener el placer de ser quien provocara aquellos sensuales suspiros en ella.
Rosó con su yema el vientre de ella, sintiendo una felicidad abrazadora al saber que pronto esa parte de ella cambiaría, y lejos de calmar su excitación del momento, simplemente logró que esta se disparara al cielo.
― Adrien ― Murmuró Marinette, en un tono de súplica con un poco de molestia en su voz.
Él se limitó a sonreír, pues sabía precisamente lo que ella quería decir. A Marinette no le gustaba que la viera tan fijamente en aquel tipo de situaciones, pero le era imposible.
― Lo siento, pero no puedo contenerme ― Soltó con un poco de cinismo, observando como ella hacia un pequeño puchero con su boca.
Este desapareció de inmediato en cuanto sus labios tocaron la piel desnuda de ella, quien se limitó a cerrar sus ojos ante el contacto a la par que acariciaba el cabello de él, invitándolo a continuar.
Se encontraban en su habitación, sobre su cama completamente desnudos y presos de sus sentimientos recién confesados frente a una ola de felicidad y esperanza; Sus prendas se encontraban regadas por el piso, mientras ellos buscaban entregarse sin alguna razón de por medio.
Porque ya no existía ninguna razón para que aquello ocurriera, pero aun así lo deseaban.
Sabiendo que aquello iba mucho más allá de un deseo carnal que necesitaba ser saciado, eso habia quedado claro momentos atrás cuando Marinette habia decidido ignorar a Alya por el momento.
Marinette sintió como el calor en su intimidad aumentaba a medida que Adrien se aventuraba a bajar por el vientre dejando aquel camino de besos que comenzaban a marcar su piel con el calor que él emanaba, disfrutando de las suaves caricias que él le brindaba a sus caderas, aferrándose a ella.
Adrien había aprendido durante el tiempo que habían pasado juntos con aquellos intentos las cosas que a Marinette le provocaban placer, aunque estas fueses mínimas, se había aprendido de memoria que lugares tocar para hacerla suspirar aunque fuesen caricias mínimas, y no pudo evitar sonreír complacido al escucharla suspirar de nueva cuenta al pasar sus manos hasta su cintura, bajando de nueva cuenta con delicadeza hasta sus caderas.
Pronto supo que había llegado al límite de ella, encontrándose de frente con la intimidad de Marinette.
Estaba húmeda y no necesitaba bajar un poco más para comprobarlo, pues el peculiar olor que ella desprendía en aquellas situaciones llegó a sus fosas nasales, logrando en el que sus ansias de hundirse en ella aumentaran. Ese olor lo había grabado bien en su memoria, uno que simplemente lograba hacer que la sangre comenzara a bombear hasta su propia intimidad.
En las ocasiones en las que pasaban las noches juntos sin que existiera un intento de por medio llegaba ese olor particular a él, haciéndole perder la cabeza para después excusarse e ir al baño para alejar la idea de su mente, pues aunque el cuerpo de ella reaccionara así quizás por su cercanía, nada le decía que deseaba aquello fuera del esquema que habían planeado.
Pero en esta ocasión, ambos sabían lo que el otro deseaba.
Dirigió su mirada hacia ella, encontrándose con sus preciosos ojos azules observándolo. Adrien, a ojos de Marinette, parecía un niño pequeño pidiendo permiso de forma silenciosa para probar el postre antes del plato fuerte.
Ella aguantó la respiración durante unos instantes, pues era algo que entre ellos nunca habia ocurrido. Se limitaban a lo que debía ser su plan, claro, disfrutando de por medio. Pero nunca habían ido más allá.
Y el solo pensamiento de lo que él podría llegar a desatar en ella hizo que mordiera su labio inferior, ansiosa.
Adrien tomó aquel gesto como un sí por parte de ella, y tomándose su tiempo para apreciar lo que tenía frente a sus ojos, hundió su rostro entre las piernas de Marinette, quien al sentir su aliento chocar con su intimidad solo pudo abrirlas un poco más, dándole espacio.
Cuando sintió los labios de él apoderarse de su zona intima, no pudo evitar soltar un jadeo ante la sorpresa. Los labios de él se sentían cálidos, tanto así que estaba segura que podrían competir con la calidez que su propio centro emanaba.
Él se concentró en tomar entre sus labios con suavidad el pequeño montículo rosado que sobresalía, ayudándose con sus manos para abrir los pliegues de aquel paraíso que apenas comenzaba a explorar con avidez.
― Adrien ― Gimoteó ella, intentando ahogar el placer que sentía en su garganta, pero le era difícil. Era la primera vez que él degustaba esa parte de ella, y aunque sus caricias a su centro fuesen delicadas, simplemente lograban dar en puntos que solo hacían que su cuerpo ansiara más de ello.
Él sonrió con sorna sin despegar sus labios de aquella zona tan sensible de Marinette, sintiendo como su propia virilidad palpitaba al escucharla decir su nombre, y de pronto se sintió el hombre más posesivo del planeta, pues no deseaba que ella dijera el nombre de nadie más de esa forma, solo deseaba escuchar el suyo.
Se atrevió a pasar su lengua sobre aquel suave botón que lograba encender miles de sensaciones en Marinette, recibiendo como respuesta las manos de ella sobre su cabeza haciendo un poco de presión, ordenándole que continuara.
Aquello simplemente surgió efecto, atreviéndose a inspeccionar la zona con sus labios, saboreando la humedad de ella, grabándose en su mente aquel peculiar sabor.
No era un sabor completamente dulce, pues se percató de un sutil sabor salado en sus papilas, y pensó que aquello era justo como ella. Marinette era una persona dulce por excelencia, pero tenía aquel lado salado que muy pocas personas conocían, y él claro que lo hacía.
Tanteando con su boca llegó hasta la entrada de ella, permitiendo que su boca explorara aquel lugar con libertad a la vez que llevaba su mano derecha más cerca de aquel botón que tanto le gustaba presionar, pues podía sentir como los músculos de ella se tensaban ante el tacto.
Con dos de sus dedos comenzó a masajearlo sin dejar de lado el trabajo que realizaba su boca un poco más abajo, pronto pudo escuchar la respiración de ella comenzar a agitarse ante el frenesí de sensaciones que comenzaba a provocarle de forma simultánea.
Se atrevió a presionar un poco más fuerte con ambos dedos aquel pequeño monte, y cuando recibió una respuesta positiva gracias a un suspiró soltado de los labios de ella, decidió seguir con ese ritmo.
De forma espontánea sintió como las piernas de ella se cerraban alrededor de su cabeza, a su vez que hundía sus dedos entre su cabello, animándolo a que no se detuviera, cosa que no haría por nada del mundo.
De un momento a otro pudo sentir como los músculos tensos de las piernas de ella se relajaron de forma espontánea, escuchando la respiración agitada de ella de fondo.
Al separar sus labios y levantar la vista, la pudo observar completamente agitada, su rostro cubierto de un sonrojo que denotaban lo apenada que quizás se sentía. Concluyó que, tampoco deseaba que nadie más observara a Marinette como lo hacía ahora. No tenía idea de que, a su vez, Marinette deseaba que Adrien no observará a nadie más como lo hacía en ese instante con ella.
Era egoísta, pero ambos habían elegido serlo.
Y con ese pensamiento en mente, comenzó a subir por el cuerpo de ella hasta llegar a estar frente a frente, escuchando su respiración agitada en búsqueda de normalizarse.
― ¿Te molestaría que te besara en este instante? ― Se atrevió a preguntar sin despegar su mirada de ella.
Marinette intentó no reír ante la pregunta, pues sabía bien la preocupación de Adrien; estaba al tanto de que no a todas las mujeres les encantaba la idea de un beso después de un acto como aquel, y lo mismo iba para muchos hombres.
Y sinceramente, ella era una de esas mujeres. Recordaba que, durante las charlas grupales que habían tenido en los tiempos de la universidad, ella lo había comentado cuando el tema habia salido a colación.
Su corazón se aceleró al saber que el recordaba eso.
Entonces, poco le importó.
― Me molestaría que no lo hicieras ― Confesó, llevando su mano hasta la nuca de él para atraerlo hasta sus labios.
Ambos se aferraron el uno al otro mientras el beso continuaba entre ellos, separándose durante algunos segundos para recuperar el aliento para después volver a unir sus labios, desesperados por demostrar todo lo que en sus mentes aun no podían comprender por completo, esperando que, los sentimientos fuesen tangibles ante aquellos besos hambrientos.
Marinette respingó un poco cuando sintió de forma breve la lengua de él, siendo intrusa en aquellos besos que compartían, sorprendiéndose que ahora Adrien tomará aquella iniciativa. Pronto, ella le siguió, sintiendo la aterciopelada lengua de él contra la suya antes de separarse, pues el comenzaba a moverse buscando acomodarse entre sus piernas.
Sintió la virilidad de él rosar con su intimidad, y solo pudo observarlo confundida.
― Déjame hacerlo por ti ― Susurró como petición. Adrien tuvo que tragar saliva al escucharla decir aquello, sabiendo perfectamente lo que quería decir.
Pero por más que la idea sonaba completamente tentadora en su cabeza, el sentir la calidez de su intimidad rodando parte de su ser parecía que invitaba a ser succionado.
Se removió, hundiendo su cabeza en el cuello de ella, dejando salir un suspiro.
― Es bastante tentadora la propuesta, pero creeme que no puedo detenerme ahora ― Murmuró en un susurró, moviendo un poco su cadera hacia adelante, abriéndose paso ante ella ― ¿Podría tomarte la palabra después? ― Alcanzó a pronunciar, tragando grueso y que aquella invitación no fuese tan descarada.
Marinette lo abrazó descansando sus manos sobre su espalda sintiendo como su piel ardía con aquel simple contacto. Sonrió, cerrando sus ojos, sintiendo como poco a poco se introducía dentro de ella.
Pues, sus palabras lo decían; Existiría un después.
― Puedes ― Alcanzó a murmurar en un jadeo, completamente ansiosa por todo lo que él provocaba en ella.
De un momento a otro pudo sentir como físicamente se sentía completa, pues una parte ajena habia encajado a la perfección en su propio rompecabezas. Adrien dejó escapar un suave gruñido, rosando con sus labios la oreja de ella, provocando que una descarga eléctrica recorriera su cuerpo con intensidad.
Permanecieron unos segundos sin moverse, simplemente disfrutando de aquella agradable sensación de la cual se embriagaban cada que sucedía, porque a pesar de ser un par de adultos experimentados, estaban seguros que lo que ocurría entre ambos era completamente diferente a lo que habían acordado dejar en el pasado.
No era perfecto, no era algo intrépido o atrevido.
Eran ellos mismos, complementándose.
Las caderas de Adrien no tardaron mucho en comenzar un suave vaivén entre ambos, buscando que el rose de sus cuerpos no se perdiera, pues de alguna manera sentía la necesidad de fundirse en ella.
Sabiendo bien que aquello no solo aplicaba para la actividad recreativa que llevaban a cabo sobre su propia cama.
― No sabes cómo me haces sentir, Marinette ― Buscó el rostro de ella, observando como poco a poco se dejaba llevar por aquellas sensaciones tan embriagantes que se formaban entre ellos.
Ella como una sutil respuesta llevó una de sus manos hasta la nuca de él, acariciando esta zona, a la vez que sus piernas se elevaban un poco logrando anclarse a la cadera de Adrien, obligándolo a ir más allá.
― Lo sé ― Soltó ella, abriendo sus ojos para poder obsérvalo, pues era un rostro que no cualquiera podía ver en aquellas circunstancias, y como le encantaba la forma en la que trataba de ahogar suaves gemidos en su garganta presa del placer ― Porque me haces sentir de la misma manera ― Agregó, tirando de la nuca de Adrien para estar a la altura y tomar sus labios entre los suyos.
La habitación pronto se llenó de jadeos de ambos en cuanto el beso terminó entre ellos, permitiéndose liberar todas las sensaciones que atravesaban por ese momento.
Los movimientos de la cadera de Adrien pronto comenzaron a ser más salvajes, cosa que Marinette agradeció en secreto, mordiendo su labio inferior con fuerza en cuando sintió como las manos de varón se colocaban sobre su trasero, logrando alzar un poco más su cadera.
Por respuesta un gemido agudo salió de sus labios, pues el pequeño roce entre sus cuerpos provocaba que su clítoris recibiera un poco de atención sin ser el centro de todo aquello, y justo con aquel movimiento, vaya que podía sentir aún más.
Se maldijo internamente, pues aparentemente Adrien habia logrado comprender como funcionaba su cuerpo logrando ponerla al borde del cielo.
Aferrándose a él se dejó caer por aquel barranco, sintiendo como de nueva cuenta todo su interior se tensaba de repente para después alcanzar una gloriosa liberación; La segunda de ella esa noche.
Él por su parte, pudo sentir como el interior de ella succionaba todo de él con aquellas preciosas contracciones que Marinette le brindaba, y sin pensarlo dos veces se dejó ir junto con ella gracias a aquel masaje que el interior de ella le regalaba, y aunque no fuese necesario, dejo ir todo su ser en su interior.
Marinette sintió de forma inmediata un calor abrazador en su interior y como el cuerpo de Adrien dejaba caer un poco más su peso sobre ella, escuchando su respiración agitada.
La cual iba al compás de la de ella.
Podía sentir como todo su cuerpo comenzaba a relajarse debido a la cúspide que habia alcanzado, sintiéndose exhausta.
La cabeza de Adrien había quedado a la perfección debajo de su barbilla, acoplándose para poder descansar, sin saber que aquella posición era una que a él le encantaba, pues aunque no estuviera precisamente donde su corazón se encontraba, aun así podía escuchar levemente los latidos de su corazón.
Ella se atrevió a acariciar el cabello de Adrien con soltura, hundiendo sus dedos para sentir la suavidad del cabello de él. Le hizo gracia que, en muchas ocasiones habia sentido envidia del cabello de él, pues siempre entre sus dedos desde su adolescencia se sentía sedoso.
Pensó entonces que, quizás que su bebé fuese rubio no era algo tan malo como habia supuesto en un principio.
No pudo evitar sonreír ante ese pensamiento, pues aquello ya no solo era un deseo o una suposición; Era una realidad a la que se enfrentaban juntos.
Su extraño plan habia tomado forma, pero muy en el fondo, pudo sentir una espina clavarse en su pensar. Habían iniciado aquello como dos amigos con un deseo en común, pero ella claramente no podía concebir a Adrien como un amigo más, ya no.
Sabía lo maravilloso que podía ser, así como un desastre andante. Aun así, a pesar de que ella tenía la idea de que lo conocía como la palma de su mano, estaba equivocada, y aquella situación le habia quitado aquel pensamiento.
Mientras más lo conocía, más se aseguraba de que para ella Adrien Agreste ya no podía ser etiquetado como un amigo en su corazón. Y las palabras que él le habia dedicado antes de aquel suceso, simplemente le confirmaban que él pensaba lo mismo.
Lo cual, era un gran problema. De alguna forma habían logrado arruinar su perfecto y extraño plan e.
Ellos debían ser dos amigos apoyándose, con un hijo en común al cual amar, educar y mimar.
Pero su amistad se había puesto al fuego, y esta se habia comenzado a evaporar, dejando en su lugar sentimientos solidos que se encontraban un poco a la deriva.
― Estas muy callada ― Le dijo él, sin inmutarse para cambiar de posición, acariciando con las yemas de sus dedos la cintura de Marinette ― Rara vez lo estas, y eso me perturba un poco ― Confesó. Marinette sintió un leve titubeo en su tono de voz, y pronto entendió que se encontraba preocupado.
Tanto como ella lo estaba.
― Me has dicho que me quieres ― Se intentó expresar, sin detener el movimiento de sus dedos sobre el cabello de él ― Y, por si no quedo del todo claro, yo también te quiero ― Confesó, tragando saliva al sentirse abrumada por esas palabras, pues estaba más que implícito que no era un querer cualquiera ― Pensaba que, aunque llegamos a nuestro objetivo, arruinamos el plan, porque Adrien, yo ya no te puedo ver como un simple amigo ― Se explicó, levantándose levemente para plantarle un suave beso en la coronilla de la cabeza de él.
Adrien guardo silencio, grabando aquellas palabras en su mente al igual que el ritmo acelerado del corazón de Marinette.
― Tampoco yo puedo ― Aceptó, moviéndose un poco de su lugar para quedar a un costado de ella para poder observarla, pasando uno de sus brazos por debajo de la cintura de Marinette, acercándola a él ― No solo por esto, ni por los intentos, yo ― Se maldijo internamente, golpeando con su mano libre su mejilla, intentando encontrar algo coherente dentro de su cabeza ― Siempre causas estragos en mi vida, desde que te conozco la pones de cabeza, infundiéndome de valor para hacer cosas que nunca me hubiese atrevido a hacer. Y esto entre nosotros, este pequeño plan secreto simplemente me hace pensar que todo, incluidos mis errores han valido la pena para ver incluso más allá de una palabra ― Confesó, intentando no tartamudear al momento, completamente apenado.
No entendía a la perfección sus sentimientos, y eso le hacía sentir que quizás nunca habia comprendido bien aquel tipo de querer.
Soltó una ligera risa, recordando las palabras de Kagami nuevamente, pues quizás tenía razón. Estaba aprendiendo mucho de esa palabra que pensaba dominar hasta que su matrimonio habia llegado a su fin, y todo era completamente diferente a lo que habia pensado antes.
Marinette sonrió enternecida, colocando una de sus manos sobre la mejilla de él, dándole la razón de manera silenciosa.
― Arruinamos un plan perfecto ― Se atrevió a comentar, haciéndolo sonreír ampliamente ― Se suponía que seriamos un par de amigos teniendo un bebé, Adrien, por más extraño que fuese ― La preocupación se coló en su tono de voz, al igual que en sus ojos ― Querernos no es suficiente para algo más, porque ya no somos solo nosotros ― Atinó a decir, acariciando con su mano libre su vientre aun plano.
Adrien dirigió su vista hacia el vientre de ella, y sonrió un poco, pues Marinette tenía razón.
Así como Chloé la tenía, incluso sin saber el porqué de todo. Aunque, esto último no planeaba admitirlo frente a la rubia, ya tenía el ego bastante grande y estaba seguro que si este se pudiera pesar, sería mucho más pesado que su amiga.
Él y Marinette no eran personas para algo fugaz, y esa noche con la mejor noticia de sus vidas entre sus manos lo habían comprobado.
Se habían encargado de mandar al infierno aquella dichosa amistad, pero estaban en un limbo.
Pues ambos pensaban que para una pareja fuese feliz de forma plena, el amor era necesario.
Ambos se querían, pero no era amor.
Y aunque eso estaba bien grabado en sus mentes, realmente a esa altura de sus vidas no tenían idea de cómo era aquel sentimiento al cien por ciento de la palabra, porque cuando creían que habían encontrado el significado, esto simplemente habia sido un espejismo.
Se observaron durante un momento prolongado, entendiendo a la perfección lo que sus mentes pensaban, y pronto, una suave risa salió de los labios de ambos.
Felicidad, resignación, esperanza y confusión era todo lo que se encontraba en aquella risa que poco a poco fue tomando fuerza.
Cuando callaron, Adrien besó la frente de Marinette con ternura, intentándole dar a entender que todo estaría bien.
Y sí, quizás su plan e había fallado en cierta forma, quizás ambos a pesar de su edad eran novatos en aquello del amor, pues estaban seguros que aquello que experimentaban juntos nunca se habia alojado en sus corazones anteriormente.
Fue entonces que, como si un rayo de esperanza se tratara, Adrien llegó a una resolución.
― Quizás si lo arruinamos, pero ― Hizo una pausa, colocando su mano libre sobre la cintura de ella, buscando estar unido de alguna forma a Marinette ― ¿Y sí lo modificamos? ―.
Marinette lo observó curiosa, con un poco de preocupación en sus ojos.
― No logro entenderte, no podemos modificarlo porque no podemos dar marcha atrás al tiempo ―.
Él negó con la cabeza, sonriendo.
― Nuestro plan e, era por que buscábamos tener un bebé, como amigos por más extraño que esto fuera ― Explicó a la vez que Marinette asentía, intentando seguir el hilo de sus palabras ― Tu y yo en definitivamente ya no somos simplemente amigos, pero estamos esperando un bebé juntos ― Titubeo un poco, removiéndose hasta quedar a la altura de ella, juntando su frente con la de ella, un gesto que ambos habían encontrado reconfortante cuando se trataba de ellos ― ¿Tan malo sería si buscáramos enamorarnos? ― Preguntó, buscando una respuesta en sus ojos antes de que ella pudiese decir alguna palabra.
Marinette lo observó, buscando algun ápice de broma en su rostro, pero no encontró nada.
Adrien estaba realmente hablando enserio.
Y por más irreal que fuese, ella pensó que no era tan mala idea. Una idea extraña.
Ya no eran dos amigos en búsqueda de tener un bebé en camino, pues esa palabra se quedaba diminuta a un costado de lo que se consideraban, algo que aún no tenía nombre.
Eran dos personas que compartían sentimientos complicados que esperaban un bebé.
¿Qué tenía de malo elegir de quien enamorarse a esas alturas de su vida?
Supo al ver los ojos de Adrien que aquello no debía ser una obligación, era una elección que estaba dejando en manos de ella.
― ¿Y si no funciona? Tenemos ahora a alguien más que contemplar, no solo nosotros ― Preguntó ella en un hilo de voz.
Adrien guardo silencio unos instantes, sonriendo a medias.
― Si no funciona antes de que nuestro bebé nazca, seremos dos personas que se quieren y que amaran a su bebé con todo su corazón ― Hizo una pausa, pensativo, para después depositar un suave beso sobre la nariz de ella ― Un plan f, fingiremos que somos amigos ― Ambos guardaron silencio, pues dentro de sus corazones, esa idea les dejaba vacío el pecho ― Pero si funciona nuestro nuevo plan e, usaremos un nuevo plan f ― Añadió, intentando sonar confiado.
― ¿Cuál sería ese? ― Cuestionó, delineando el contorno de la barbilla de él con sus dedos. Un poco de barba habia comenzado a salir y raspaba un poco, pero no le importaba en lo más mínimo.
― Felicidad, Nette. Habríamos elegido ser felices ―.
Ambos sonrieron ante esa posibilidad, pues con aquellas palabras, aquel agujero en su pecho se había llenado de un cálido quizás.
No porque le tuviesen miedo a la soledad, no por que necesitaran de una pareja de ser felices.
Si no más bien por el hecho de que no deseaban que ese querer que orbitaba entre ellos desapareciera como agua evaporándose, tal como la etiqueta de amigos que los unía en el pasado.
Su plan e seguía en pie solo que había cambiado; seguía siendo extraño, pero ahora tenía dos palabras más atado a él aparte de su deseo principal.
Elegir, enamorarse.
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Leí varios comentarios que se lamentaban el no ver lo que había sucedido con Adrien y Marinette después de que tiraron por el traste todo al estar felices por la noticia de que serían padres, pero pues no les iba a dar un spoiler de que esa noche no había acabado aun.
Tenían cosas que hacer, y cosas que platicar.
Tanto Adrien como Marinette tenían conceptos extraños de amor.
Adrien, por su parte (detallado por Kagami) había sido deslumbrado por Aurore, que simplemente era una pequeña fachada, como suele ocurrir con el primer gran amor; Se piensa que todo es perfecto, que todo es color de rosa, pero no es así. Existen defectos, y estos deben ser vistos y apreciados, quizás no alabados, pero sí que se tienen que conocer, cosa que, Adrien no vio, tragándose durante mucho tiempo la excusa del yoga y el dolor de cabeza, si recuerdan bien el capítulo uno.
Marinette veía el amor como algo incondicional que se daba a cambio de eso mismo, ser incondicional, un pañuelo de lágrimas y un soporte para alguien ¿Pero es amor cuando solo uno soporta al otro? No, no lo es. Pero ella no lo veía de esa forma con Luka, hasta que él le rompió el corazón. Pero ¿Es realmente justo una relación simplemente por el apoyo emocional que una persona le brinda a otra? No, esto debe ser mutuo.
Por eso, a pesar de su edad, no comprenden por completo el concepto, y ahora que viene un bebé en camino, tienen miedo por lo que sienten, porque ya no son solo ellos. Se quieren, pero desean llevar las cosas con calma, eligiendo.
Yo sé que dirán que entre ellos ya existe amor, y sí, un amor enorme existe. Pero no del tipo romántico, este apenas se comienza a manifestar en forma de querer, pues les hace falta por entenderlo por completo, pero van por buen camino; Ambos se entienden, se apoyan mutuamente, no existen mentiras y pueden ver y apreciar los defectos del otro. Por eso pienso que el amor es complicado, pero a pesar de todo esto, se puede elegir.
Ellos están decidiendo elegir hasta donde ese querer puede llegar antes de siquiera afectar a lo que ya aman sin conocer, su bebé.
Uno siempre puede elegir. Y este es su caso.
Adrien es el maestro de los planes, desde el inicio quedo marcado esto siendo alguien ágil para decidir que sería su plan a, b, c y etc... así que no es raro que quiera meter modificaciones e incluso un paso siguiente.
Y ahora, espero que el titulo tenga más sentido, Plan E; Extraño, Elección, Enamorar, Embarazo... y así. Tantas cosas que puede englobar un plan que ambos elaboraron una noche cuando no veían la luz del túnel, jajaja. Otra elección vital para ellos, eh.
Sin duda, espero que el desenlace de este capítulo haya sido de su agrado. Me dio bastantes vueltas en la cabeza, pues a pesar de tener la idea clara era difícil plasmarla con sus propias inseguridades; Que ser adulto no te quita los miedos.
En fin, de aquí en adelante las cosas serán más movidas, pues aún tienen muchas cosas que hacer este par, y ver a cuantos leones se va a enfrentar, y que tal les ira con su plan reformado ahora que tienen algo en camino.
Ahora sí ¡Me despido de ustedes esperando que este capítulo haya sido algo erótico y a su vez empalagoso por este par! Y, claramente, esperando que haya sido de su agrado como las cosas están tornando entre ellos.
Por último, quiero aclarar algo; Quizás piensen que, puede ser irreal o apresurado la decisión de su cambio en el plan, pues ahora buscan enamorarse. Pero les digo, ambos saben que se quieren y de ahí la línea es muy corta. Son adultos, sus vidas están en rumbo, se tienen cariño y confianza, las cosas claras SIEMPRE van a ser mejores que estar en negación constante de los sentimientos, y aunque son medio bobos, a la edad que manejan en este fanfic es natural que lo entiendan. Los problemas siempre son mejor hablados que ignorados, lo mismo que con los sentimientos. Intento que todo esto sea natural, porque así es como las relaciones adultas llegan a funcionar (En su mayoría, y de las que me he rodeado jajaja)
Ahora sí. Les deseo una hermosa semana ¡Y disculpen si he subido el fanfic demasiado "temprano"!, pero moría por hacerlo.
¡Un besote! Y mil gracias por todo su apoyo, sus comentarios, todo me da mucha energía cada semana que subo una actualización. Adoro como muchas cosas les dan risa, ternura, (cringe) e incluso como se identifican con ciertos aspectos. No sé, son lo mejor que me ha pasado jajaja, ¡y eso no se lo digo a cualquiera! (EN NETA)
PD: ¿Un bebé rubio para que Adrien le quiera hacer un cosplay de Naruto/Naruko como el friki interno que es?
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