Veinticinco
Realmente todo aquello era difícil para ella, pues parecía que el universo confabulaba en su contra y, comenzaba a creer que aquello se trataba del karma sin lugar a dudas.
Todo por hacer algo sin el consentimiento de su amiga, por quizás tomarse demasiado a pecho algo que ni siquiera era real o posible.
Aun así, dentro de ella la curiosidad se removía. Nino tenía razón, sus acciones no habían sido las correctas en ningún sentido de la palabra, pues simplemente se habia tomado libertades que no le correspondían, además de terminar metiendo a su pequeño hijo dentro de todo aquello.
Sí, sus estudios no eran ninguna mentira, pero sabía que podía encontrar la manera de que Joey dejara que le pincharan el brazo para obtener la muestra de sangre, o quizás simplemente que pasara un mal rato seria su última opción. Pero lo habia tomado como un pequeño pretexto para cumplir algo que en su mente se maquinaba desde hacía varios días.
Días, en los cuales, había tenido la oportunidad de usar la computadora de su amiga de forma rápida para buscar los síntomas de una infección de oído que Nino parecía tener, donde las búsquedas recientes habían saltado dejándola atónita y, por si fuera poco, notando ciertos cambios en Marinette.
Desde el agotamiento que estaba pasando, sus ojeras, sus manos ligeramente más hinchadas y un leve cambio de humor. Lugar por el cual, ella ya habia pasado. Haciendo simplemente sonar una alarma en su cabeza.
Se dejó caer sobre el sofá, llevando sus manos hasta su rostro. Quizás Nino tenía razón, se repetía.
Pero la curiosidad en ella solamente se habia acrecentado cuando Marinette por la noche del día anterior simplemente le habia mandado un mensaje de que no podría pasar a entregarle los resultados por un asunto importante, que iría a su hogar por la tarde para ello.
No había ningún otro comentario acerca de la prueba que prácticamente ella le habia obligado a hacer, y, aunque intentó insistir para saber que habia ocurrido acerca de ello como si de una broma se tratara, no recibió respuesta de ella.
― Alya, deberías relajarte ― La voz de Nino logró que alzara su vista. Él se habia colocado a su lado, pasando un brazo por los hombros de ella, otorgándole confort ― Cuando Marinette llegue, podrás insistir todo lo que desees hasta que ella te recrimine por ser una persona que no entiende el concepto de vida privada ― Añadió con una sonrisa burlesca.
Alya solo pudo bufar ante el comentario de su marido, pero no pudo refutarlo, pues tenía razón.
― ¿Crees que se moleste si le digo mis razones? ― Preguntó, observando a Nino de reojo ― Quizás en mi mente fue lo correcto, pero tú mismo lo has dicho, quizás me pase de la raya un poco ― Un puchero se formó en sus labios, haciendo que él plantara un suave beso en la mejilla.
― Quizás si se moleste, pero sabrá que estabas preocupada por ella ― Intentó tranquilizarla, sonriéndole ― Además sé que tampoco le sorprenderá. Tienes antecedentes de querer saberlo todo, aunque no sepas de primera mano los hechos ― Soltó sin más, para después recibir un suave codazo por parte de Alya quien lo miraba con el entrecejo fruncido.
Aunque nuevamente, no podía refutar aquello.
Iba a preguntarle si su hijo se encontraba simplemente tomando una siesta o jugando con legos en su habitación, pero las preguntas se quedaron trabadas en su garganta en cuanto el sonido del timbre llegó a sus oídos logrando que su cuerpo de forma instantánea se levantara del sofá.
Nino rió ante lo bajo debido a la reacción de su esposa, pensando que quizás habia cambiado con el paso de los años, pero aquel afán de querer descubrir la verdad aunque esta ni siquiera existiera seguía ahí.
Observó su caminata hacia la puerta; Era rápida, pero sus extremidades lucían rígidas, estaba nerviosa.
Y en ese punto no podía saber si realmente se encontraba así por los posibles resultados de Marinette, o porque ella terminara furiosa con Alya debido a su elaborado plan.
Iba a reír nuevamente, pero se detuvo al observar el perfil de Alya, quien mostraba desconcierto.
― Hey, Marinette, te esperaba sola ― Soltó ella, observando de reojo a Adrien quien simplemente sonreía algo nervioso ― Hola, princesa ― Saludo con familiaridad, refiriéndose a su amigo.
Sinceramente no le molestaba la presencia de Adrien, pero esperaba poder hablar con Marinette a solas respecto a aquel tema. Tenía ya suficiente con Nino y su racionalidad haciéndole sentir culpable.
Alya se hizo a un lado, invitándolos a pasar a ambos con un ademan.
Observó cómo ambos se observaban de reojo, para después pasar el umbral de la puerta.
Nino se levantó de su asiento llegando hasta ambos para saludarlos, pensó que quizás su esposa se habia salvado de algo grande gracias a la presencia de Adrien ahí.
― Es raro verte fuera del trabajo entre semana, este sí que es un milagro ― Atino a decir palmeando el hombro de Adrien.
― Le pedí permiso a tu suegra por esta ocasión, por obviedad me toca trabajar varios turnos dobles la siguiente semana, pero vale la pena ― Explicó, rascando su mejilla.
Nino elevó una ceja ante este acto, pues era algo típico de Adrien cuando se encontraba nervioso.
Quiso preguntar que sería lo que podría valer la pena para aceptar aquel horario de trabajo tan agotador, pero pronto sintió como él le tendía un sobre.
Lo identifico de inmediato, pues en la parte frontal se encontraba el nombre de su hijo; Joseph Lahiffe.
No había nada fuera de lo normal en ese momento, pues lo que cruzo en su cabeza era que quizás habia acompañado a Marinette a algun lugar y que esta habia olvidado el sobre en el coche, y él simplemente lo habia tomado al percatarse de eso.
Pero en cuanto su vista se alejó del sobre y de su amigo, pudo observar a Marinette aferrada a Alya en un abrazo.
Ella hundía su rostro en el pecho de Alya, mientras que esta última la observaba perpleja, devolviendo el abrazo.
― ¿Marinette? ― Alcanzó a murmurar, desconcertada al igual que Nino por lo que pudo apreciar. En cambio, Adrien se encontraba ahí, sonriendo como si supiera algo realmente importante.
― Eres una mujer muy insistente ― Sentenció Marinette sin atreverse a levantar su rostro aun ― Gracias por serlo, Alya ― Finalizó con voz entrecortada.
Entonces, fue cuando Alya entendió la situación.
― Espera, Marinette ¿Qué quieres decir? ― Preguntó, sintiendo como su pulso se aceleraba a la vez que se separaba de su amiga para poder observarla.
Marinette se talló los ojos con la manga de su abrigo, eliminando unas pequeñas lagrimas traicioneras que habían logrado escapar de sus ojos debido al momento.
― Estoy embarazada, Alya ― Soltó, con la sonrisa más radiante que pudo aparecer en su rostro.
Ante la noticia, no pudo evitar sentir un poco de vértigo al ver que sus pensamientos en efecto estuvieron en lo correcto, abriendo así sus ojos de la impresión.
― ¡Oh dios mío! ― Alcanzó a exclamar antes de abrazarla nuevamente, levantándola un poco del suelo para girar con ella mientras daba pequeños brincos ― ¡Estaba en lo cierto! ¡Ese día sí estabas con un chico! ― Agregó con entusiasmo, antes de que unas manos la detuvieran, era Adrien.
No pudo preguntarle qué era lo que ocurría al ver seriedad en su rostro, pero supuso que él ya sabía aquello, y se preguntó por qué Marinette le terminaría contando primero a él que a ella. Pero no pudo seguir con aquel pensamiento, pues cayó en cuenta que ella misma se habia puesto la soga al cuello.
― Espera ¿Qué? ― Preguntó Marinette, separándose del abrazo nuevamente, observando a su amiga con sorpresa ― ¿De qué rayos hablas? ―.
― Vamos Marinette, haz algo de memoria ¿Aquel día que fui a buscarte a tu apartamento? ― Intentó explicarse, ahora nerviosa ― Escuche ciertas cosas y bueno, una cosa llevo a la otra gracias a mi curiosidad estamos aquí ahora ― Se excusó, intentando no entrar en demasiados detalles.
El rostro de Marinette se coloreó de un intenso carmín, al igual que el de Adrien.
― Lo que mi entrometida esposa quiere decir, es que escuchó cosas que no debió escuchar y añadiendo que se percató de ligeros cambios en ti, decidió que los exámenes de sangre de Joey serían buen pretexto para saciar sus dudas ― Se explicó Nino, señalando el sobre que ahora estaba en sus manos ― También supongo que quiere decir que lo siente, a pesar de que pareces muy feliz con el resultado, no era la forma ¿Verdad, cariño? ― Agregó, caminando hasta encontrarse a un costado de su esposa.
Alya suspiró, levantando sus hombros en señal de derrota.
― Sí, yo lo siento. No me arrepiento, pero sé que no estuvo bien ― Se apresuró a decir, tomando una de las manos de Marinette ― Sé que es tu vida, y que no debí actuar así aunque tuviese la razón. Pero, como te dije, no me arrepiento por que por alguna razón estas feliz con ese resultado, y eso es lo que me importa, tu felicidad ― Agregó, intentando que Marinette entendiera sus razones.
Y al ver su sonrisa, pudo entender que así era.
― No lo sientas, porque aunque fuese por accidente o planeado, te estoy agradecido ― La voz gruesa de Adrien pronunciando aquellas palabras logró que el matrimonio los observara a ambos con detenimiento, intentando entender por qué se encontraba agradecido.
No necesitaron preguntar la razón, pues pronto esta apareció frente a sus ojos.
Adrien se habia colocado a espaldas de Marinette, llevando sus manos hasta su vientre, atrayéndola hacia él.
La imagen para ambos era algo irreal en un principio, pero mientras los segundos pasaban pronto comprendieron la situación.
Marinette estaba embarazada, y el padre era Adrien.
En sus rostros la estupefacción estaba plasmada, pues intentaban terminar de atar los cabos de aquella extraña revelación.
― Bueno, por lo menos nos ahorramos la pregunta de "¿Quién es el padre?" ― Le susurró Adrien a Marinette, logrando que esta rodeara los ojos, divertida.
Pero, por los rostros de sus amigos, sabía que tenían muchas preguntas por responder.
Y ellos estaban preparados, pues la noche anterior y luego de hablar sobre sus planes a futuro, llegaron a la conclusión de que Alya debía ser la primera en saberlo (Y por ende, Nino) debido a que gracias a ella, ambos sabían que lo habían logrado.
Aunque en un principio lo habían tomado por casualidad, ella se habia encargado de tirar aquello por caño.
― Estuvieron saliendo en secreto entonces ― Recapitulo Nino, intentando ver si habia entendido la larga explicación que sus amigos les habían dado en cuanto ambos salieron de su estupefacción inicial, ahora se encontraban los cuatro sentados en la sala de estar del apartamento ― Marinette fue la que hizo que dejaras las paginas porno ― Agregó pensativo.
Adrien ante este comentario solo pudo cubrir su rostro, escuchando a su lado como Marinette intentaba contener la risa, pues de cierto modo aquello era verdad.
― Sexo, Nino. No porque tu sepas cada tanto Adrien tenía la necesidad de usar el internet para satisfacerse quiere decir que yo también ― Se apresuró a decir Alya, sobando su sien, procesando las cosas.
― En mi defensa tenia mis motivos ― Argumento Adrien, buscando que su respuesta no lo dejara peor en aquella situación, pero al escuchar una carcajada de Nino supo que realmente no habia funcionado para nada.
Pronto, el lugar quedo en silencio nuevamente. Dejando a cada quien con sus propios pensamientos.
Hasta que Alya tuvo el valor de romperlo, pues habia una espina en su pecho que no le dejaba estar en paz.
― Entonces ¿Están juntos? ― Cuestionó con seriedad. Marinette pudo reconocer que, en el semblante de Alya se encontraba la preocupación.
Y no podía culparla.
Después de todo, aunque no les hubiesen contado una mentira, no era toda la verdad del asunto, simplemente sabían la punta del iceberg que tanto ella como Adrien habían decidido contar, a sabiendas de que la completa verdad de los hechos simplemente podría traer aún más preguntas, e incluso inseguridades de las personas a su alrededor, preocupados por su situación y sobre si realmente habían elegido la opción correcta.
― Yo estaré junto a Marinette todo lo que ella me lo permite Alya ― Contestó Adrien, buscando con su mano la de Marinette para tomarla entre sus dedos ― Tomaremos esto con calma y al final, ella y yo haremos nuestra elección ― Agregó, sonriendo al sentir como Marinette correspondía su agarre.
Aunque, a lo que el respectaba, la idea era maravillosa.
Podía imaginarlo incluso, haciendo que su corazón se acelerara de manera frenética.
Sabía que terminar enamorado de Marinette era algo que eventualmente sucedería, pues no tenía en mente nada más que ella cuando intentaba darle un concepto a aquella palabra que tanto miedo le daba meses atrás. La quería más de lo que estaba dispuesto a admitir, incluso, podía asegurar que su elección referente a ese tema ya estaba hecha. Pero debía ser paciente, debía comprender las inseguridades de ella que, a decir verdad, también él tenía.
Pero su prioridad era la felicidad de Marinette, y la de su bebé.
Tomase la decisión que tomase.
Y ella, al escuchar aquellas dulces palabras de él, no pudo más que sentir un gran calor en su pecho, sin poder evitar que una sonrisa boba se colara en sus labios.
Pensando que, realmente quería más a Adrien de lo que su corazón estaba dispuesto a admitir por miedo, al menos por ahora.
― Sí, están juntos ― Intervino Nino, observando con una sonrisa a ambos ― Lo único que me molesta es que tardaron un divorcio de Adrien y una pareja gay de Marinette para que esto terminara así ― Admitió con sinceridad, levantando sus hombros en señal despreocupada.
― Nino, por favor ― Pidió Adrien en un suspiró, negando con su cabeza.
― Vamos, yo realmente pensé que ustedes dos terminarían envueltos en un romance ― Confesó el moreno, para después suspirar ― Siempre pensé que tenían madera para estar juntos, pero ambos eran ciegos como dos topos ― Agregó, cruzándose de brazos antes de recibir una reprimenda por parte de Alya.
Que, aunque estaba de acuerdo con las palabras de Nino, no era algo tan agradable de escuchar.
Más cuando se tenían en cuenta los errores que ambos llevaban como relaciones en su pasado.
Pasando por alto, que todo aquello se encontraba completamente superado. Y que de una forma un tanto extraña, se encontraban agradecidos por esos errores, puesto que sin ellos, no estarían en aquella posición.
No estarían sosteniendo sus manos mientras contaban una parte de los hechos a sus amigos del como ahora esperaban un bebé.
No estarían observándose de reojo, de forma cómplice, cuando Alya la interrogó sobre el por qué ella no habia ido el dia anterior a contarle la noticia, recordando lo que habían pasado juntos.
No estarían a un paso de caer en una palabra de la cual no tenían salida, a diferencia de la cual habían destrozado con anterioridad.
Aunque en su pasado existiese el dolor, no lo cambiarían por nada, pues ahora tenían algo más grande por lo cual luchar, y no solamente se trataba de su bebé, de su deseo.
Quizás Nino tenía razón. Quizás ambos si habían sido unos ciegos al no ver que algo maravilloso se encontraba a un costado de ellos durante todos esos años, quizás algo los habia terminado deslumbrando como si fuese oro pero habia terminado siendo un reflejo en el agua y los habia terminado por distraer.
Pero ¿Qué más daba eso cuando existía una posibilidad aun mayor?
Una de no solo saber el verdadero significado del amor, sino que también comprender el amar a un nuevo ser.
Quizás en el pasado no había sido su tiempo.
Quizás su tiempo era el presente, y simplemente debían luchar por un futuro.
[...]
En cuanto cruzaron el umbral de la puerta, Marinette no pudo evitar sentirse abrumada ante la inmensidad del lugar. Sin duda, el antiguo hogar de Adrien era uno imponente, pero a la vez daba el sentimiento de que ante aquella inmensidad, la soledad seguramente incrementaba.
Y, en varias ocasiones en el pasado Adrien le habia dado la razón.
Después de la charla que habían tenido con Alya y Nino, donde ellos habían intentado explicar la situación de la mejor forma posible, habían marchado hacia el antiguo hogar de Adrien, en búsqueda de Gabriel Agreste.
Marinette realmente estaba agradecida de que sus amigos no recordaran nada de la secuencia de planes que Adrien había expuesto la noche de su fiesta de divorcio, después de todo Nino estaba algo pasado de copas y Alya no había mostrado demasiado interés en la plática, así que era un punto menos el cual explicar.
Para ellos habia quedado que aquello habia sido un desliz, que entre ellos habían encontrado algo que no sabían que estaban buscando y que simplemente sucedió, palabras que no tenían ni una pizca de mentira, pero tampoco abarcaban toda la verdad.
La pareja rápidamente los entendió, pues de cierto modo se sentían identificados, aunque ellos al concebir a Joseph se encontraban bajo los efectos del alcohol, podían entender a la perfección en el punto en el cual se encontraban, o el que ellos creían.
Un asunto muy diferente era Gabriel Agreste; Hombre al cual, se le debía decir la verdad.
Marinette habia palidecido de inmediato en cuanto Adrien le habia dicho aquello, pues era tener que responder a las mil y un cuestiones que el hombre al que tanto admiraba les fuese a soltar en el momento, pero tenía un punto; Gabriel Agreste sabía que, en algun punto, Adrien habia comenzado a buscar la forma de rentar un vientre, pues él habia pedido su opinión al respecto.
El hecho de que, meses después, apareciera con una mujer embarazada de su lado, no sería algo que le hiciera mucha gracia sin saber las verdaderas razones y simplemente podría terminar con un mal sabor de boca para él.
Y, Marinette no quería que pensara que Adrien habia sido de alguna forma abusivo ¡Al contrario! Ella había sido la que terminó proponiendo aquel extraño plan.
― ¿Estas bien? ― La voz de Adrien la hizo respingar, encontrándose de vuelta a la realidad y dejando sus divagaciones atrás para poder asentir con su cabeza ― Perdona que tenga que ser de este modo cuando acordamos que sería distinto, más cuando tus padres no sabrán toda la verdad ― Él tragó saliva, buscando la mirada de ella mientras la tomaba por los hombros.
― Hey, tranquilo. Sé lo difícil que puede llegar a ser tu padre, y sé que solo quiere lo mejor para ti, en una extraña forma de representarlo ― Puntualizó, sonriéndole ― Si he decidido no decirle a mis padres sobre mi problema, ha sido para no preocuparlos y que no piensen que nos hemos apresurado, con tu padre es una cuestión diferente ―.
Adrien se limitó a sonreír agradecido, Marinette entendía perfectamente la situación en la que se encontraba.
Tuvo que controlar sus impulsos, pues en ese momento deseó tomar su rostro entre sus manos y besarla; Pero, no era el lugar apropiado, al menos no por el momento.
― Siento que si sigo agradeciéndote, en algun momento esas palabras van a perder el significado ― Atinó a decir, haciendo referencia a que realmente le agradecía demasiado; Pero era algo inevitable.
― Puedes buscar otras formas de hacérmelo saber ― Contestó, sonriendo con un poco de coquetería.
Aquel gesto solo logró que el color carmín abordara las mejillas de Adrien, haciéndolo tragar saliva.
Marinette hacia las cosas difíciles, era lo único que podía pensar.
― Adrien, ya te puede recibir tu padre, la enfermera recién ha terminado con la diálisis ― La voz de Nathalie llegó hasta donde se encontraban, logrando que los cuerpos de ambos se tensaron. La mujer llevaba su vista fija en una Tablet que cargaba entre sus brazos mientras era seguida por una mujer un poco mayor que ella, para después alzar la mirada, quedando sorprendida ― Oh, no sabía que venias acompañado de la señorita Dupain-Cheng ― Agregó, haciéndole una seña a la mujer para que avanzara sin su compañía, a lo que rápidamente asintió, saliendo por la puerta principal.
― Eh, sí. Ambos hemos venido a ver a mi padre ― Respondió, intentando evadir los ojos acusadores de la que alguna vez fue su tutora.
― De acuerdo, iré a avisarle que están aquí, mientras ambos pueden esperar en su oficina ― Atinó a decir la mujer, un poco desorientada por la actitud de Adrien.
― No te preocupes, subiremos nosotros a avisar nuestra llegada. Me gustaría que nos esperaras en la oficina, pues, es algo que también quisiera que escucharas ― Comentó, comenzando a caminar en dirección a las escaleras, tirando de la mano de Marinette quien simplemente se habia atrevido a decir un suave hola, seguido de una risa nerviosa.
Nathalie los observó con ojo crítico, para después suspirar, sabiendo que habia algo ahí que, de una u otra forma, terminaría por descolocar a todo mundo.
Una corazonada, un presentimiento o el simple hecho de que conocía a Adrien como la palma de su mano al pasar tantos años vigilándolo.
― Simplemente no hagan que le dé un paro cardiaco ― Atinó a decir ella, comenzando a caminar hacia la dirección que daba a la oficina de su jefe.
Marinette pensó que, Nathalie era muy buena para leer a las personas como suponía. Pues, sí, esperaba que la noticia no le diera una sorpresa demasiado grande al diseñador de modas ya retirado.
Aunque eso tenía bastante sentido, teniendo en cuenta el trabajo que llevaba desempeñando desde incluso antes de que ella conociera a Adrien, sin duda los años de experiencia le habían dado sabiduría, aunque también venia de la mano con un sentido de discreción.
Uno que esperaba que Chloé desarrollara con el paso del tiempo.
Adrien no reparó en tocar la puerta de la que suponía ser la habitación de Gabriel Agreste, simplemente la abrió lo suficiente para poder observar el interior para después tirar de ella para que entrara.
Gabriel se encontraba frente a un espejo de cuerpo completo, observándolos gracias al reflejo que este le permitía mientras terminaba de acomodar el nudo de su corbata.
Marinette no pudo evitar sentir un escalofrió recorrer todo su cuerpo, pues aunque sabía bien que no era el mismo hombre frio y distante que solía ser en el pasado, el semblante de seriedad rara vez abandonaba su rostro.
Un rastro de su personalidad quizás, pero no dejaba de ser algo inquietante.
― Lamento haber tardado y no llegar a la hora que le avise a Nathalie, unos amigos nos retuvieron un buen rato ― Se excusó, sin atreverse a avanzar por la habitación.
El mayor de los presentes soltó un suspiro, para después girarse, comenzando a caminar hasta donde ambos adultos se encontraban.
― Unos minutos más no son de gran importancia, además, creo que fue lo mejor. La enfermera tardo más de lo usual, y no me hubiera gustado tener esperando a la señorita Dupain-Cheng ― Adrien sonrió ante el comentario de su padre, agradeciendo al cielo que la edad lo habia convertido en un hombre más flexible ― Aunque, realmente no esperaba su presencia ― Llevó su mano hasta su barbilla, pensativo.
Ambos sabían que aquel comentario, por más duro que podía llegar a sonar, no era mal intencionado. Simplemente aquel hombre era demasiado sincero, y era difícil poder callar sus pensamientos sobre cualquier situación.
― La verdad es que yo tampoco ― Atinó a decir ella, sonriendo de medio lado. Si bien, habia aceptado la idea de apoyar a Adrien frente a su padre para que él no se hiciera alguna idea errónea, no entendía muy bien del todo que hacia ella ahí, pues al principio pensó que él sería quien le explicaría la situación, y posteriormente ella corroboraría la versión ― ¿Pensé que sería una buena idea visitar a mi antiguo jefe? ― Musitó, levantando sus hombros esperando que su voz sonara de forma natural.
Pero por la mirada que Adrien le dirigió, completamente derrotado, le dio a entender otra cosa.
― Usted no es muy buena para mentir, eso ya lo sé de antemano ― Confesó a la vez que llevaba su mano hasta sus labios, cubriéndolos para disimular una pequeña risa al recordar los primeros días de aquella mujer en su firma de moda, donde más de la mitad de los trabajadores entendieron aquello; Marinette Dupain-Cheng no era buena para mentir ― ¿Recuerda acaso lo que me prometió? ― Cuestionó, alzando una ceja.
Por un descuido había arruinado una prenda confeccionada por uno de sus mejores modistas para el cual ella habia comenzado a trabajar como apoyo, y en una medida desesperada, terminó haciendo cambios de último minuto intentando salvar el trabajo realizado.
Cuando la presentación de atuendos sucedió, para su fortuna los cambios habían sido para bien, sin embargo, el modista en cuestión no estaba muy feliz por aquello, y cuando intentaron buscar una explicación, ella intentó excusarse con una mentira inocente de que pensó que sería una buena sorpresa o su carta de despido, y que valía la pena arriesgarse.
Obviamente, una mentira que nadie creyó y al final termino por contar la hilarante verdad, simplemente habia usado una plancha de calor directo en lugar de una de vapor.
Mentiría si negara que en aquel momento estuvo tentado en despedirla, después de todo un error como aquel pudo haber costado mucho trabajo invertido, pero al ver su potencial decidió que simplemente lo dejaría con una advertencia; Que fuese sincera.
Tal como lo era en cada aspecto de su vida.
Marinette soltó un suspiro, sintiendo como las miradas de ambos hombres se dirigían hacia ella.
― No mentir frente a usted, porque es una pérdida de tiempo ― Recitó ella como si de un castigo escolar se tratara, logrando que Gabriel sonriera.
― Yo agregaría que no deberías hacerlo frente a nadie, eres muy mala en ello ― Se atrevió a agregar Adrien, intentando no reír. Pues, vaya que recordaba aquel incidente. Él mismo habia modelado aquella desastrosa pero magnifica prenda.
― No ayudas, Adrien ― Refutó Marinette, esperando que olvidara el tema de una vez por todas.
Gabriel observó la interacción de ambos, pues había algo que no cuadraba.
Se trataban como solían hacerlo durante todos aquellos años de amistad, pero percibía algo diferente entre ambos adultos. Miradas furtivas, compartiendo quizás más de un secreto que no tenía nada que ver precisamente con amistad.
Una especie de tensión que no era precisamente mala, si se lo preguntaban.
Carraspeó, llamando la atención de ambos, quienes se habían enfrascado en una sutil discusión olvidándose por completo de él o siquiera donde se encontraban.
― Aclarado ya el asunto, creo yo que de lo que Adrien quería decirme frente a frente la involucra a usted, y sinceramente es una de las pocas veces en la vida en la que puedo admitir que tengo una sincera curiosidad ― Soltó el hombre de repente, logrando que tanto como Adrien y Marinette se crisparan.
Vaya tacto, pensaron ambos.
― Como en muchas cosas, tienes razón ― Adrien tragó saliva. Aquello en su mente habia salido mucho más fácil ― Pero, antes que nada, Nathalie nos espera en tu oficina ¿Te molestaría que lo discutamos ahí? ― Preguntó, intentando que su voz no temblara.
Gabriel simplemente asintió con la cabeza, imaginando mil y un probabilidades por las cuales ambos se encontraban ahí.
Pensó que, al querer discutir aquel tema en su oficina se trataba de un asunto delicado e incluso uno de carácter legal.
Incluso el que le fuese a anunciar que volvería al mundo de la moda de la mano de la firma de moda de Marinette.
Mientras caminaban a la salida del cuarto, pensó incluso en la posibilidad de que su hijo finalmente se habia fijado en aquella mujer de otra manera y que planeaban decirle algo al respecto.
No tenía idea de que con ese último pensamiento no estaba del todo equivocado.
Después de todo, Gabriel Agreste rara vez llegaba a equivocarse, o eso creía.
Pues, hasta donde él sabía, su hijo habia desistido a un plan importante gracias a sus palabras, y aunque aún sentía algo de remordimiento por aquello, sinceramente pensaba que era lo mejor.
No tenía idea de que Adrien, lejos de desistir, habia creado otro plan con aquella mujer que en el pasado era su amiga; así como no tenía idea de que esa palabra ya no tenía cabida entre ellos dos.
[...]
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SORPRESA SORPRESA EN DOMINGO.
Bien, he comenzado a considerar que ahora publicaré en domingo cuando tenga la oportunidad, así no los agarro a medio lunes con responsabilidades jajaja. Además de que, este lunes estaré ocupada. Espero que este cambio sorpresa (Por ahora momentaneo) sea de su agrado.
Y, madre mía me sorprende la cantidad que apoya el que Adrien refleje su Narufan interior en su bebé Jajajaja. Los amo!
Adrien y Marinette después de una intensa noche (7w7) de charla, decidieron que la primera persona en enterarse de aquello "a medias" sería Alya, pues gracias a ella ambos habían podido confirmar que en efecto, Marinette estaba embarazada, aunque la muestra casera de embarazo dijera lo contrario.
Claro, descubriendo a su vez que ella realmente habia armado todo aquello debido a sospechas, algo que no les sorprendió pues conocen muy bien a su amiga, y a pesar de todo, fue lo que los llevó a tener la mejor noticia de sus vidas.
Tanto Alya como Nino estaban sorprendidos, pero no era como si pudiesen hacer mucho, las cosas ya estaban hechas y la "pequeña explicación" de salir en secreto tuvo sentido para ellos, más para Nino, ya ven, ciegos como topos jajaja. Manon no es la única persona que los shipeaba.
¿Recuerdan las palabras de Nino sobre "bajar las expectativas" y refiriéndose a Marinette? ¡Bueno, es por ese comentario que hizo en este capítulo! No estaba despreciando a su amiga, simplemente sabía que Adrien habia ido como mosca a un candil que lo ilumino. Marinette, ergo, bajar la expectativa, era un paso a algo real; Algo que Adrien está experimentando a través de ella, y viceversa. Nino ebrio es más filosófico de lo que aparenta.
Alya, por su parte hace la pregunta crucial "¿Están juntos?" pues quiere entenderlos, pues no habían dado ningún tipo de señal. Adrien contesta algo que, es una verdad a medias, cosa que Nino termina por componer, y tanto Adrien como Marinette no lo niegan, porque lo están.
Sí, Adrien y Marinette están juntos de una forma extraña, y como en el capítulo anterior se menciona, será así hasta que su bebé este con ellos, ahí es donde ellos deberán elegir; ¿Seguir así, o no?
Pero sí, están juntos. No es un simulacro, no es falsa alarma. Estan JUNTOS para ver que onda con su plan, y pues ;) que más les puedo decir. El embarazo no es fácil en especial para las mujeres, así que Adrien tesoro, si antes te exprimian como limón, ahora como naranja probablemente (?)
Aunque, Mami Alya, has estado algo callada al final, eh... Yo ya no digo más.
Ahora, con Gabriel. Al principio yo tenía la idea de que Adrien y Marinette contaran esto a él, junto a Tom y a Sabine. Pero después caí en cuenta de la reacción de Gabriel, simplemente sería diferente a la de los padres de Marinette, pues él SÍ sabe lo que Adrien planeaba, razón por la cual termine por dividir este asunto.
Y no, no es que Marinette no confié en sus padres, pero aquel asunto de la Endometriosis terminaría por preocuparlos y quizás, así como Adrien con Gabriel, intentarían convencerla de desistir de sus planes por que pudiesen lucir apresurados. A diferencia de que, Adrien no tenía ningún impedimento como enfermedad.
Además, Nathalie bebé merece saberlo también. Ella intentó apoyar a Adrien.
Y bien ¿Qué más puedo decir? Estoy realmente entusiasmada por las cosas que van a pasar. Sé que el capítulo es calmado, pero hey, luego de algo bastante movido y sentimental, ocupamos algo más tranquilo:'D
¡Espero que haya sido de su agrado! Realmente me siento muy ilusionada, pues, poco a poco nos estamos acercando al final de esta historia.
Spoiler alert: Los amo mucho. Gracias por todo el amor que me dan.
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