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Veinte

Atención. Este capitulo tiene contenido maduro. 

[...]

Él se encontraba estático en su lugar, como si esperara alguna invitación para entrar.

Marinette lo examinó con la mirada, y pudo notar rápidamente como su rostro lucia afligido.

Llevó sus manos hasta su rostro, cubriéndolo mientras maldecía el haber elegido precisamente a Chloé como alguien que le daría algo para dejar de pensar en ese asunto; Estaba más que claro que ella tenía que ver algo ahí, claramente no era capaz de guardar silencio en cuanto sabía algo, aunque fuese a medias.

Pero esa era una de las cualidades que de cierta manera le habia ayudado para poder abrir sus ojos.

— Pasa — Le invitó por fin, soltando un fuerte suspiró mientras intentaba relajar sus músculos.

Claro que, eso no funcionó en cuanto el se introdujo a la habitación, cerrando con seguro la puerta tras de él.

— ¿Qué hice mal? ¿Te lastime de una manera? — Quizás era muy abrupto, pero necesitaba saber respuestas. Su voz sonaba ahogada en su garganta, por lo cual se la tuvo que aclarar un poco a medida de daba pequeños pasos hacia ella.

— ¿Qué? ¿A qué te refieres? — Preguntó ella, llevando sus manos hasta la mesa, soltando un gran suspiro — No ha ocurrido nada, Adrien ¿Por qué dices eso? — Mintió, claro que habia ocurrido algo, pero era un asunto que solamente podía llevar en su cabeza.

También mentía, pues sabía a la perfección porque lo decía.

— Chloé no puede quedarse callada cuando presiente que alguien ha lastimado a quienes ella quiere, creo que eso lo sabes de sobra al igual que yo — Replicó, deteniéndose de repente — Y no, no me sorprende que ella sepa que pasa algo entre, bueno, nosotros — Agregó con un suave titubeo, dirigiendo su mirada hacia el techo, intentando relajar su respiración.

Pudo escucharla maldecir por lo bajo, y él no supo si sentirse aliviado o más tenso que nunca.

¿Le diría que él habia metido la pata?

O ¿Realmente sus miedos realmente tomaban forma y ella comenzaba a arrepentirse?

— Lo que sea que Chloé te haya dicho, o gritado, no tiene sustento — Aclaró rápidamente, sintiendo como su pecho era oprimido por sus propias palabras, por sus propios miedos — Malinterpreto el que este hecha un lio, eso es todo — Finalizó, recargándose en su mesa de trabajo, observando por el rabillo del ojo a Adrien.

— Y eso tiene relación conmigo, pues de no ser así, nuestra querida amiga no hubiese querido colgarme de mis genitales — Se atrevió a comentar con algo de gracia, colocándose a un lado de ella e imitando su posición.

Los brazos de ambos se rozaron de forma inesperada, pero ninguno de los dos se movió ante aquello; La cercanía les resultaba reconfortante, además de que, era algo a lo que ya se encontraban acostumbrados.

Y silenciosamente agradecieron que el otro no rehuyera ante aquel simple contacto.

— ¿Enserio te dijo eso? No sé porque no me sorprende — Se mofó, soltando una tenue risa.

Y con ello, el ambiente entre ellos parecía haber mejorado.

Ambos tenían sus miedos acerca de la situación, pero el poder hablar de esa manera era una buena señal.

Adrien no pudo evitar sonreír, buscando de forma silenciosa la mano de ella con la suya, que cuando se encontraron, no pudo evitar acogerla sobre la suya.

Sintiéndose con una tranquilidad al ver que ella permitía aquel contacto, a pesar de lo que hubiese pasado.

— No lo hizo, pero estoy seguro que lo pensó — Confesó, intentando no reír al imaginarse tal situación, pues, aunque Chloé pudiese ser más pequeña que él, tenia los medios para lograr aquel castigo — Y, tú no has negado que en efecto, lo que sucede tiene que ver conmigo — La expresión relajada de Marinette se borró de repente, y Adrien no pudo evitar maldecirse a sí mismo.

Se levantó del lugar logrando que el contacto entre ambos se perdiera, y de cierta manera, sintieron como si en el lugar descendiera la temperatura por el simple hecho de no tenerse así de cerca.

Marinette se colocó frente a Adrien, y él no supo identificar la mirada que ella le otorgaba en esos instantes.

— En eso estas en lo cierto — Admitió, observándolo con detenimiento — Mira, Adrien, sé que esto es algo que hablamos ya, que quizás nuestras oportunidades de que esto lo lográramos de la forma habitual simplemente son nulas, pero — Adrien palideció mientras las palabras de ella comenzaban a salir de sus labios, quería interrumpirla, pero incluso parecía que su cerebro mismo se había desconectado de sus cuerdas vocales — De los dos, el que puede seguir de forma diferente, encontrar a alguien en unos años y hacer su vida eres tú. Y lo he pensado, pero creo que no lo suficiente y he llegado a ser egoísta, hasta hoy que me llegue a replantear esa idea, y realmente no quiero que — Pero no pudo continuar.

Adrien se levantó de forma abrupta de su lugar, sintiendo como su cuerpo temblaba.

—Marinette ¿Por qué de pronto balbuceas como si te encontraras en el instituto? — Intentó bromear, sonriendo como podía. Su corazón latía con una fuerza extrema, y aunque por un lado las palabras de ella habían sido diferentes a lo que en un principio temía oír, no sabía cómo sentirse con franqueza — No debes dudar de lo que yo he decidido, o de lo que yo quiero cuando las cosas habían quedado claras. Yo no quiero perder una vida buscando algo que ya encontré — Soltó sin más, sintiéndose completamente indefenso a la vez que confundido por sus propias palabras.

Marinette parpadeó de forma desmesurada, observándolo incrédula.

— Haré mi vida a tu lado, cuidando y amando una pequeña parte de ambos ¿Por qué no puedes pensar que es lo que realmente quiero? ¿No puedes ver que hasta que nuestro plan surgió, yo habia desistido? Marinette, nuestro plan es extraño, quizás egoísta, pero créeme que sin esto, yo hubiese desistido — Y vaya que tenía razón.

Era egoísta de su parte el encontrarse feliz porque ambos eran su única opción en esos momentos, porque eso quería decir que Marinette no tenía otra salida, más que él.

— ¿Por qué tienes que ser así? — Soltó de repente ella, formando sus manos en puños mientras intentaba contener un grito en su garganta — ¿Por qué siempre tienes que tener una respuesta para todo? ¿Por qué siempre tienes que hacerme sentir que la razón la tienes tú? — Cuestionó, soltando un suspiro.

Lucia levemente enfadada.

Y Adrien no pudo evitar sentirse levemente feliz ante ello, pues eso le daba la razón a él.

— Porque sabes que he dicho la verdad — Atinó a decir, levantando con gentileza el rostro de ella desde su barbilla — Y por que también tengo ese miedo, Nette —.

Marinette lo miró confusa, buscando en sus ojos algún tipo de indicio para saber a lo que se refería, por más obvio que fuese.

— ¿Qué? —.

— Tengo ese mismo miedo, y llegue aquí pensando en eso solamente — Confesó, girando su vista hacia la puerta mientras en sus mejillas aparecía un leve sonrojo — Miedo a que por algún motivo, o por alguna tontería mía decidieras dar marcha atrás a esto, a ser tan egoísta como lo estoy siendo al sentirme privilegiado por ser yo con quien compartes esto — Una media sonrisa apareció en su rostro.

Marinette no supo en qué momento comenzó a reír sin control, casi como si él hubiese contado uno de sus tantos malos chistes o sus juegos de palabras que, simplemente causaban esa reacción en ella por lo malos que podían llegar a ser.

Pero es que en verdad, se sentía tal como Adrien la habia descrito; Como una adolescente que aun cursaba en el instituto.

— ¿Puedo confesarte algo? — Se animó a decir mientras colocaba sus manos en su vientre, intentando aminorar la carcajada que aun se encontraba en su garganta. Vio a Adrien asentir, levemente confundido — Sentí celos, o algo parecido — Agregó al mismo tiempo que recobraba la compostura.

Adrien sabía bien que aquella palabra era peligrosa; La posesividad que podía demandar realmente no era algo que le llamara la atención, además, siempre considero que si esa palabra existía entre una relación, la confianza daba mucho que desear.

Pero, esa extraña confesión por parte de ella simplemente le hizo sentir extrañamente bien.

— No lo malentiendas, por favor — Pidió, llevando ambas manos al frente en señal de plegaria — Hoy fui a tu trabajo, pensé que podría ayudarte para ir por la nueva batería de tu auto y de ahí, bueno —.

— Intentarlo — Adrien le alentó, intentando no reír ante la situación, pues, comenzaba a hacerse una idea — Me viste hablando con una chica, y sentiste celos — Repuso él, intentando no sonreír.

— Deja me explico, y deja de observarme como un bicho raro — Acotó, señalándolo acusadoramente con su dedo índice — No fueron celos como tal, simplemente comencé a pensar en todo lo que te he dicho, entonces me sentí mal conmigo misma, pensando que posiblemente, debido a esto entre nosotros ¡Ya sabes a lo que me refiero! — Expresó, frustrada.

— Lo sé, Nette — No pudo evitar sentir su corazón se agitaba aún más al ver el rostro de ella tornarse de un color carmín, y entonces dio unos pasos hacia ella — Y créeme, no puedo evitar sentirme un poco mejor al ver que no soy el único que tenia esta clase de miedo, que tenemos algo más en común que añadir entre nosotros —.

Nosotros, una palabra que realmente apenas podía digerir ella al ser pronunciada por Adrien.

Para ella, a pesar de todo lo que habia acontecido en su cabeza, hablar sobre todo aquello había resultado increíblemente fácil, y sabia que todo eso tenía que ver con él, porque con Adrien las cosas siempre eran así; Fáciles.

Nunca se complicaban la existencia, nunca existían peros que pudieran arruinar la situación, siempre podían escucharse.

¿Eso significaba que todo aquel miedo en realidad era la inseguridad que aun tenía en su cabeza debido a cosas que realmente no podía controlar en el pasado?

Ya no era una niña, ni una adolescente; Pero eso no quería decir que los miedos tan complicados o absurdos de tales épocas no le pudiesen abrumar.

Sonrió ampliamente cuando escuchó a Adrien reír; Si alguien podía entender sus miedos, era él.

Y como siempre, después de tropezar con su propia cabeza, ahí se encontraba él para levantarla antes de que él terminara por tropezar.

— Cuando tengas miedos, no me evites; No te encierres en el trabajo, porque sabes que no es una buena idea — Atinó a decir él, señalando con su mirada los grandes pliegues de hojas sobre el suelo.

Ambos se observaron en silencio durante unos segundos, preguntándose que seguía después de que ambos hubiesen sido más o menos sinceros respecto a lo que ocurría en su cabeza, por que, de una u otra forma pudieron adivinar que quizás existía mucho más detrás de esas miradas.

Algo que deseaban hablar, quizás aclarar. Pero ¿Cómo se podía hacer eso con algo de lo que ni ellos podían comprender por completo?

Aun existía un miedo oculto detrás de los ojos de ambos, uno que ni ellos mismos podían nombrar.

Pero, ¿Realmente importaba darle un nombre a algo que solo perturbaba sus mentes? ¿No podía simplemente vivir lo que habían elegido y esperar a que esa bomba explotara cuando fuese el momento?

Adrien llevó su mano derecha hasta la mejilla de ella, acariciándola con suavidad mientras daba un paso más hacia ella.

Marinette se permitió cerrar los ojos para disfrutar la suave caricia en su rostro.

Ella pensó en las palabras de Chloé acerca de jugar con fuego, y estaba completamente segura que para aquel punto ella se habia hecho escuchar con su mismo consejo a los oídos de Adrien.

Pero parecía que al igual que ella, Adrien no tenía miedo a quemarse.

Lo podía ver en la sonrisa que él le otorgaba, haciéndola sentir como todos sus miedos desaparecían de la nada.

Su plan era extraño, siempre era lo que ambos repetían. Quizás, también era egoísta, fue lo que pensó durante toda la tarde ahí encerrada.

Pero ¿Cómo podía serlo si él tenía los mismos miedos?

Pudo sentir el aliento de Adrien sobre su rostro, él se había acercado peligrosamente a ella sin cerrar sus ojos, pero no avanzaba más; Esperaba una respuesta de ella, que ella lo permitiera.

O eso era lo que pensaba hasta que pudo sentir la suavidad de los labios de él sobre los suyos, buscando que estos se abrieran para poder poseerlos de manera apropiada, buscando el calor que el roce de ambos le producía en su interior.

Se sorprendió durante unos instantes, pero al cabo de un pestañeo se encontró a si misma respondiendo aquel beso que, aunque los movimientos de ambos fuesen pausados, le resultaba como si él demandara más de ella.

Y entonces, pudo sentir una brisa fría sobre sus labios, antes de que un beso rápido se instalara sobre estos.

La frente de Adrien tocaba la suya mientras sus narices se rozaban. Él sonreía, como si se encontrara completo por primera vez en todo el día.

— ¿Te has dado cuenta que, cuando algo nos llega a afligir, compartir un beso nos hace sonreír? — Se atrevió a sonreír, recordando como ella se había atrevido a besarlo con la noche como su único testigo, a pesar de que eso no formase parte de su plan.

O cuando ella habia llorado antes de su encuentro, y a pesar de que el intento ya hubiese ocurrido, él se tomó la libertad de besarla con dulzura para reconfortarla.

Una nueva medicina que solo ellos conocían, y que solo ellos eran capaces de experimentar.

Marinette iba a agregar algo, pero el repentino sonido de la puerta del taller la hizo respingar en su lugar, separándose unos centímetros de Adrien.

Para su fortuna, él habia sido lo suficientemente precavido para ponerle seguro al llegar.

— ¿Qué ocurre? — Preguntó, intentando que su voz no temblara en su propia garganta.

Adrien se cruzó de brazos, suspirando resignado.

Solo pasaba a avisarte que ya nos retiramos, hice el corte de caja y cerré el escaparate — La voz de Manon sonó divertida al otro lado de la puerta — Théo me hará el favor de llevarme a casa como de costumbre. Intenta no trabajar hasta tarde ¿De acuerdo? Claro, si estar encerrada con un ex modelo es trabajar — Agregó en tono burlesco, haciendo sonrojar a la mujer en niveles que hasta la fecha desconocía. ¿Desde cuándo Manon se atrevía a hacer comentarios así de inapropiados?

Adrien levantó los hombros, haciéndose entender que él no tenía nada que ver con aquello.

Marinette iba a replicar algo, pero no pudo hacerlo debido a que pronto escuchó los pasos de ella alejarse, bajando con prisa las escaleras. Negó con la cabeza, llevando una mano hasta su rostro, apenada.

— Los niños siempre dicen la verdad — Atinó a decir él, divertido por la expresión en el rostro de ella.

— Manon ya no es una niña, no sé cuando ha crecido tanto, o como es que tiene esa clase de ideas — Se cruzó de brazos ladeando su cadera, frustrada.

— Entonces supongamos que es alguien inteligente — Susurró, tomando la mano de ella para poder tirar de su cuerpo con delicadeza.

Marinette no pudo evitar tragar saliva al chocar con el pecho de él, y entonces cayó en cuenta de la situación de ambos.

De una u otra manera, ahora que el pequeño mal entendido creado por sus miedos se habia resuelto, sabía lo que podía ocurrir con ellos.

Pero a diferencia del beso que habían compartido con anterioridad, en esta ocasión podía verlo gracias a las expresiones de él; Adrien esperaba que ella le diera una señal.

Lo habia dejado claro desde un principio, ella seria la que decidiría.

Siempre habia sido así.

Y lo sabía, pues el simplemente se encargaba de observarla, esperando una respuesta quizás silenciosa.

— Yo llevé el trabajo a tu trabajo, entonces, puedes decidir si hacer lo mismo — Atinó a decir, buscando alguna clase de respuesta en sus facciones.

Él no esperaba esa respuesta, por lo tanto no supo cómo reaccionar durante unos segundos, quedándose fijo al suelo como si sus pies se encontraran clavados a este.

Y entonces, evocó en su memoria el estar dentro de la camioneta de ella mientras la escuchaba suspirar sobre su oído, de forma clandestina en el estacionamiento del restaurant.

Se curvó un poco, reclinando su frente sobre la de ella de nueva cuenta.

Lo que hacían tenía un motivo, desde el principio había sido así.

Pero eso no justificaba la gran urgencia que comenzaba a crecer en él ante las palabras de ella, quien le daba la elección.

Y sin pensarlo mucho, la tomó de las caderas con firmeza mientras la levantaban unos centímetros del suelo, girando sobre sus talones para quedar frente la mesa de trabajo de ella, colocándola sobre esta.

Marinette pudo contemplar como la miraba, y rápidamente pudo encontrar como en los ojos de él el deseo no podía ser ocultado, así como ella tampoco trataba de esconder aquello.

Sintió como sus piernas eran separadas por la rodilla de él, sintiendo como él empujaba su pequeño cuerpo hacia atrás para que lo recostara por completo sobre la mesa.

No pudo evitar sonrojarse al darse cuenta de que se encontraba sobre la tela que planeaba usar para el atuendo de su amiga, y aun así no sintió remordimiento alguno.

Lo observó con cuidado, completamente absorta en los movimientos que él realizaba para quitarse aquella estorbosa camiseta de un impecable blanco, hasta mostrar su piel bronceada por la cual en muchas ocasiones habia anclado sus manos buscando el calor que emanaba.

Sintió como sus piernas eran abiertas con delicadeza de nueva cuenta, ahora no solo la rodilla de él se abría paso ante su cuerpo, sino más bien toda su cadera, logrando que cerrara los ojos soltando un suave suspiro.

— ¿Qué tan mal quedaré ante ti si te digo que, en cuanto pude leer tu mensaje, no pude pensar en nada más que llegar hasta tu departamento? — Cuestionó él de la nada, dejando caer un poco su cuerpo sobre el de ella que se encontraba tendido en aquella mesa de trabajo.

— Como alguien que se toma muy enserio las cosas — Alcanzó a decir antes de sentir la suavidad de los labios de Adrien apoderarse de su cuello, desatando sensaciones que había estado esperando.

Se sentía apenada al admitirlo, pero no podía ocultarlo mucho.

Pudo sentirlo sonreír contra su piel mientras sus manos vagaban curiosas por su cintura, sacando con desesperación la blusa que llevaba arreglada debajo de su pantalón, logrando así poder entrar en contacto con la piel de su abdomen.

Marinette se arqueó levemente al sentir las manos frías de él tanteando sobre su piel, como si fuese la primera vez que se encontraran en aquella situación, o como si de algún modo tuviese miedo de que aquello no fuese una realidad.

Y no estaba tan equivocada, pues a pesar de todo, de que las cosas habían quedado claras entre ambos, Adrien aun tenía miedo de perder lo que habían llegado a construir a base de un plan bastante apresurado, y ella también lo sentía.

Una pregunta se encontraba en el aire aun, una que no tenía palabras para darse a entender, así como tampoco una respuesta.

Sin pensarlo mucho, con sus manos busco el rostro de él hundido aun en su cuello y lo guió hasta el suyo propio, besándolo por cuenta propia.

Enredó sus manos sobre el cuello de él, sin intención alguna de soltarlo, no importase la situación.

Un beso, quizás era la respuesta correcta para ellos entre tanto terminaban de descubrir lo que no entendían de su cercanía y de cómo las cosas parecían ser más simples estando juntos.

Adrien no pudo evitar buscar el calor del cuerpo de ella con el suyo, acercando su cadera con el inicio del cuerpo de Marinette, logrando que con el contacto ambos soltaran un sonoro suspiro al sentir sus intimidades estar tan cerca y a la vez tan lejos.

— ¿Estas cómoda aquí? — Preguntó, tragando saliva al sentir como las piernas se enredaban sobre su propio cuerpo, logrando que aquel roce se volviera mucho más intenso — Dime que pare ahora y me contengo hasta estar en un lugar donde tu espalda no esté sobre un pedazo de madera, más tarde no seré consciente de esto, Nette — Agregó sonriendo ante la respiración agitada de ella chocando contra cuello, sintiéndose extasiado de no ser el único que apenas y podía respirar de forma correcta.

— Yo no quiero parar, Adrien — Musitó con suavidad, depositando un pequeño beso sobre la curvatura de su cuello, logrando que un escalofrió recorriera por el cuerpo de él.

Palabras simples, pero que combinadas con su nombre, podía sentir que incluso la expectativa del momento crecía, al igual que cierta parte de su cuerpo.

Se separó del cuerpo de ella, levantando con delicadeza el inicio de la blusa para comenzar a deslizarlo hasta su cabeza y poder liberarla de la prenda, ansioso.

La observó por el rabillo del ojo mientras buscaba el botón del pantalón negro que ella llevaba. Hubiese deseado que ese día optara por aquella ceñida falda que nunca más volvería a ver de la misma manera, pero, aunque ella la hubiese llevado puesta, el mismo estaba seguro que terminaría tirada en algún lugar del taller de Marinette, justo como ahora lo hacían los pequeños zapatos de tacón que ella llevaba y el pantalón tan inoportuno.

Sabía desde su primer encuentro que para ella le era algo incomodo el que la viese de manera tan fija, tal como lo hacía en ese instante, pero en ese momento le fue imposible quitar la mirada de ella.

Su corto cabello lucia desordenado sobre aquella tela de amarillo intenso, logrando que este resaltara como si se tratara del color de la misma noche, mientras sus ojos reflejaban el cielo cuando el sol se encontraba en su punto más alto.

Comparó los pechos de ella con dos perfectas montañas, que con aquel sostén de encaje blanco podían dar la ilusión de ser montes nevados a pesar de poder ver los botones rosas de ella resaltar sobre la prenda.

Recorrió con sus manos la cintura de ella, dejándose guiar como si de la corriente de un rio se tratara.

¿Podía permitirse perder la locura un instante y gozar de ella como si fuese el mayor regalo que la naturaleza le habia concedido? La respuesta llegó a sus oídos cuando él, de manera casi intuitiva, había llevado sus labios hasta uno de los botones que resguardaba aquella tela de encaje blanquecina.

Marinette había ahogado un gemido en cuanto los labios de él habían acaparado aquella zona, ella no lo habia apartado.

Entonces, se sintió libre de explorarla, quizás como nunca lo habia hecho.

Una de sus manos llegó hasta la espalda de ella en búsqueda de tener aun más cercanía, pues sentía que si se alejaba un poco, no podría ser capaz de aceptar no tener el cálido cuerpo de ella debajo del suyo.

La espalda de ella se arqueo una vez más al sentir como la mano libre de él ahora se ocupaba en el inicio de su trasero, logrando que la cadera de ella se levantará más de lo que aquella posición le permitía.

— Adrien — Lo llamó, hundiendo sus propios dedos en el cabello de él.

No era una actividad recreativa, pero incluso él mismo habia afirmado que debía ser una.

Y, realmente no le molestaba la idea.

— Marinette — Bramó, apretando con suavidad el pequeño pezón entre sus dientes a la vez que movía su cadera hacia el frente, buscando con ansiedad la cercanía de ella.

Para ella, sentir la dureza de él restregarse de esa manera sobre su centro comenzaba a parecerle una tortura que el parecía disfrutar, y ella tampoco se quedaba atrás.

La sensación de los labios de él sobre su seno era algo que difícilmente podría describir, pero era claro que el calor de la saliva empapando su sostén mientras él se encargaba de dar pequeñas succiones era algo que comenzaba a encantarle, y que esperaba que repitiera.

Estuvo a punto de decirle que terminara con esa tortura, pues su interior se removía ansioso; Podía sentir como sus propias caderas comenzaban a moverse al ritmo de él, incluso como dentro de ella el calor comenzaba a expandirse y todo comenzaba a tensarse.

Pero antes de que pudiese decir algo, pudo sentir los labios de él sobre los suyos mientras que las manos de él se movían de forma astuta debajo de su espalda, buscando el pequeño broche del sujetador.

Marinette sonrió por lo bajo al ver que demoraba en poder abrirlo, por lo cual llevó sus manos hasta las de él para ayudarle en la difícil tarea.

Se observaron durante unos segundos para después reír plácidamente. Nada de eso era necesario, pero aún así ambos habían iniciado de aquella forma.

No eran necesarios los besos, así como tampoco las pausadas caricias. No eran necesarios los intensos roces, así como tampoco aquellas miradas furtivas.

Nunca lo habían sido, las cosas pudieron ser más simples, solo sexo, sin tantos momentos placenteros.

Pero a pesar de que entre ellos las cosas siempre parecían ser fáciles, se negaban a dejar escapar esos momentos sin demostrarse ese cariño que sentían mutuamente.

Un cariño que era muy diferente al que sentían por sus amistades, pero que aun no sabían cómo describir, o siquiera mencionarlo.

— Levanta tus caderas — Aquella orden la tomó desapercibida, pero acató como pudo, sosteniéndose de los hombros de él.

Adrien aprovechó para tomar la última prenda que restaba en ella, deslizándola con lentitud por las piernas de ella, dejándola caer en el suelo sin preocuparse.

Marinette se sentía desnuda, a merced de él, pero nunca la inseguridad se apoderó de ella.

Y, antes de que el pudiese hacer algo más, llevó sus manos hasta donde sus cuerpos chocaban.

Las piernas de ella colgaban al costado de las de él sobre la mesa, logrando tener acceso por completo al inicio del pantalón de vestir de él que usaba para la cocina, parte de su uniforme de trabajo.

Se deshizo del cinturón que llevaba, tirándolo a alguna parte del taller, mientras sus ojos estaban posados sobre el rostro de él, quien la veía impaciente.

Pronto sus pantalones cayeron al suelo, y con ayuda de él, pudo lograr que su ropa interior también fuese despojada de él.

— Usualmente estas en uniforme cuando hacemos esto — Se atrevió a comentar, cerrando sus ojos al sentir como él comenzaba a repartir pequeños besos sobre su hombro, abrazándola para poder sentir su cuerpo con el suyo.

Adrien se atrevió a sonreír mientras que con una mano comenzaba a guiar su miembro a través de las piernas de ella, chocando con su entrada, haciéndolo suspirar.

— Soy responsable, seré un buen padre ¿No crees? — Se atrevió a comentar en tono juguetón, inclinándose sobre ella para que volviese a quedar recostada sobre la mesa de trabajo.

— Lo serás — Respondió, acto seguido el calor de un intruso en su interior se hizo presente, logrando que un sonoro gemido saliera de su garganta.

Pudo sentir como el pesó de él se hacía presente sobre ella a la par que empujaba su virilidad en su interior, buscando que el contacto entre sus intimidades fuese aun más.

Adrien se movía con un frenesí que no había experimentado antes, buscando hundirse hasta lo más profundo de ella, buscando cualquier tipo de contacto entre sus cuerpos desnudos.

Ella lo podía sentir alcanzar un punto que lograba poner sus ojos en blanco, y por primera vez en su vida agradecía estar hasta esa hora en su lugar de trabajo.

El silencio se fundió por completo con los lascivos sonidos que el choque de ambos cuerpos creaban mientras él se introducía en ella de forma intensa, sus cuerpos chocando provocaban un sonido tan erótico que comenzaron a disfrutar el encontrarse en un lugar tan alejado de todo sonido exterior.

Escuchar la humedad de Marinette chocar contra su cuerpo comenzó a hacerlo jadear a la par de ella, levantando con cuidado las piernas de ella, dejándolas descansar sobre sus hombros.

Estaba tomándose demasiadas libertades con aquella posición, pero a Marinette parecía no importarle cuando la tomó de las caderas y terminó hundiéndose en ella aún más.

— Lindos aretes — Bromeó ella al ver sus pies compartiendo parte del espacio con las orejas de Adrien, a la vez que soltaba un gemido.

Él sonrió de lado, sintiéndose completamente extasiado gracias a la calidez del interior de ella, sintiendo como todo comenzaba a contraerse con un par de espasmos.

Marinette no podía entender muy bien del todo qué clase de movimientos él ejecutaba para poder terminar rosar su clítoris con su propia piel a la par que entraba en ella, logrando que todas sus terminaciones nerviosas temblaran a la vez, logrando que llegase al tan codiciado orgasmo.

Quizás también tenía que ver con la forma con la que el acariciaba su trasero y jugaba con él durante instantes. Quizás tenía que ver con la expectativa que ambos vivían, junto con la ansiedad del momento.

Pero, en cada ocasión su mente quedaba en blanco durante unos segundos mientras sentía como él continuaba con las intensas embestidas, antes de terminar derramando todo lo que tenia dentro de ella.

Sintiendo como él calor de él se esparcía por todo el interior de su intimidad.

Adrien dejó caer las piernas de ella al costado de sus caderas, reclinándose hacia ella para besar su frente con delicadeza.

Sus respiraciones estaban entrecortadas, arrítmicas.

Y aun así, ambos admitían que era la mejor forma de respirar, la mejor forma de sentir como el oxigeno llegaba a sus pulmones.

— Nunca dudes que quiero esto, Marinette — Soltó, tragando saliva — Sabes que no es solo sexo, para mi es mucho más, y sé que para ti también — Marinette se atrevió a sonreír, acariciando el rostro de Adrien con ambas manos — Seamos egoístas por primera vez en nuestra vida ¿Te parece? — Agregó, buscando una respuesta afirmativa en sus ojos.

Porque ambos lo eran de cierta manera, a pesar de ser la única forma viable a su predicamento, tenían en mente que quizás estaban privando al otro de algo mejor.

— Seamos egoístas — Afirmó ella, sintiéndose completa.

Se maldijo a sí misma, después de todo, Chloé raramente se llegaba a equivocar; Estaba jugando con fuego, y estaba terminando quemada, lo sabia al sentirse completamente indefensa ante los ojos de Adrien.

Pero, también sabía que no era la única que presentaba quemaduras.

— Y, Marinette, una cosa antes de seguir— Llamó su atención, haciéndola parpadear confundida — Con quien me viste hablando, era Kagami — Ella abrió sus ojos, sorprendida por el nombre de la susodicha, conectando los puntos de forma inmediata — ¿Hace falta agregar que es lesbiana? — Comentó con un tono de burla al ver el rostro enrojecido de ella.

Pues, estaba apenada; Se había sentido de esa forma por verlo hablar con una mujer que, ahora resultaba que era la mujer por la cual su ex esposa lo habia dejado.

Una mujer con otro tipo intereses.

Y no pudo evitar sentirse descolocada, y completamente tonta.

— Te contaré todo cuando terminemos aquí, solo quería ver tu rostro — Agregó sin poder evitar sonreír socarronamente — Ella manda saludos, piensa que tu eres la razón por la que no me veo como un desastre a pesar de todo, y realmente no puedo negarlo —.

Marinette alzó una ceja, para después sonreír de forma maliciosa.

— ¿No crees que es peligroso darle los saludos de una mujer que fue la amante de tu ex, con quien intentas tener un bebé? Quién sabe, tal vez intente conquistarme para hacer tu vida miserable — Atinó a decir, dejándole un suave beso en la nariz de él.

Las palabras de ella lo dejaron helado durante unos segundos, mientras ella comenzaba a reír desmesuradamente.

— Nette, es una broma ¿Verdad? —.

Adrien gustaba jugar con fuego, pero ella tampoco era ajena a aquel juego.

Y antes de que pudiese decir algo más, llevó sus labios hacia los de él. Después él le contaría lo sucedido, ella ya tendría tiempo para sentirse tonta y jugar un poco más con él sobre el tema, pero por ahora, tenía algo más importante entre manos.

O, lo que en realidad era; Entre piernas.

[...]

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Ok, oficialmente este es el capítulo más largo que he escrito, contando alrededor de más de 5k de palabras, espero que realmente haya merecido la espera de publicarlo hasta el día de hoy.

El lunes estuve de viaje, entonces llegue el martes por la mañana pero ¡Para mi mala suerte! Llegué con una fatiga horrible de la cual apenas hoy comienzo a "curarme", si es que a eso tiene cura. Les juró que dormí como tronco, por lo cual no pude tomar la PC y editar todo lo que llevaba.

¿Qué les puedo decir? Fue un capitulo algo difícil, al menos para mí, pues quería expresar de forma correcta el sentir de ambos y sus miedos, a la par de que ambos comprendieran que no se sentían solos con sus inseguridades, y que no estaban dispuestos a dejar ir lo que construían.

A ojos de cada uno, seguir con el plan es algo egoísta. Marinette por su parte, llegó a pensar que Adrien podía conseguir el amor y obtener la familia que desea, mientras Adrien piensa que eso aun le puede ocurrir a ella, aunque el tiempo en Marinette comienza a correr de forma desmedida para ello. Plan E, de extraño, de egoísta. Pero ¿Saben qué? Está bien en ocasiones serlo; mas cuando ambos están de acuerdo (como este caso ¡YaY!)

Es pronto para el amor, o al menos para que ambos lo admitan o sientan en su totalidad, y espero realmente que los sentimientos de ellos los haya expresado de forma correcta ¡Por que solo dios sabe cuántas veces reescribí ciertas partes!

Y, hablando de la porquería; Adrien comienza a soltar sus manos y sus labios. Poco a poco van experimentando nuevas sensaciones entre ellos, y así las cosas irán subiendo de nivel. Recordemos que, a pesar de ser carnal, de que son adultos con suficiente experiencia, las cosas no son tan simples pues los límites nunca han sido dibujados de forma clara.

Los celos son malos, niños, compréndanlo como Adrien y Nette lo comprenden; Todo en exceso es malo, para variar.

Y ¡Realmente no tenía pensado esa conversación final! Todo surgió de un comentario que sugirió que Adrien le diera el saludo a Marinette de parte de Kagami, al final decidí añadirlo porque #Hombres, siento que es algo que un hombre podría llegar a decir, lo bueno es que Marinette es astuta, dándole un poco de su propia medicina.

Ahora sí, sin más demora, debo avisarles que lo más seguro es que las actualizaciones se vuelvan habituales los Lunes (como antes) ya que vuelvo a mi departamento, ósea, de vuelta a la uní y a la soledad (Al fin!) pero con un terrible horario.

Recen para que pueda cambiarlo y no entrar a las 8 am, plx.

¡Un beso y mil gracias por todo su apoyo! Realmente, me siento muy feliz que como avanza esta historia de amor sea de su agrado. Es algo muy persona, y algo que atesoro mucho.

¡Espero no decepcionarlos con la P O R Q U E R I A, es re difícil escribir con tanta familia cerca, send jelp!

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