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Tres

Oprimió la tecla enter antes de suspirar aliviada ante lo que veía en el monitor de su laptop, las cosas habían salido bastante bien a pesar de creer no tener el tiempo suficiente para enviar la información necesaria.

Debía confirmar su asistencia a la Fashion Week de Berlín, al igual que el itinerario y ciertos aspectos sobre las prendas que serían exhibidas sobre la pasarela de su firma.

Se sentía emocionada a pesar de que se le considerara la pasarela de novatos, el simple hecho de haber sido recomendada era algo que le hacía bolar la mente, y si bien no era el primer desfile donde sus prendas se lucirían, este era un paso bastante importante.

Aunque estuvo a punto de perder aquella oportunidad por varios factores.

Desde dormir hasta tarde por no haber dormido correctamente durante la noche, agregando aquel dolor infernal que latía en su vientre bajo con insistencia, habían sido los componentes para que llegara un poco retrasada a la cita que Rose le habia programado para poder hacerle el chequeo que tanto insistía.

Estaba agradecida con su amiga, pero ella consideraba que quizás una prescripción médica de un analgésico un poco más fuerte solucionaría el problema.

Aun así, sabía que no debía faltar por dos cosas; No deseaba preocuparla más y, sobretodo, sabía que Adrien tarde o temprano preguntaría por aquello, además que sus palabras estaban llenas de razón.

Y así, llegando tarde a la consulta programada, esta se retrasó un poco más de lo esperado, pues Rose para asegurarse de que todo estuviese bien le pidió el permiso para hacerle una Biopsia, según ella, nada de qué preocuparse pues sería un proceso rápido y realmente solo era casi de rutina, pues debía asegurarse que todo estuviese en perfecto estado ya que a simple vista no habia detectado nada anormal.

Hace falta destacar que para Marinette aquello fue lo más embarazoso de su vida, pues tener el rostro de tu amiga en esa zona no era realmente algo que se hubiese imaginado.

Has tenido otras cabezas aquí haciendo más cosas ¿Y te sientes avergonzada conmigo? ― Recordó la pequeña broma de Rose mientras la examinaba, mientras que el rostro de ella se tornaba completamente rojo de la vergüenza ante aquel comentario.

En ocasiones no se acostumbraba a que la tierna y dulce Rose soltará comentarios de ese tipo, aunque era algo natural con la confianza que existía entre ambas.

Los factores no habían jugado a su favor si se ponía a pensar en la situación, pero se encontraba completamente aliviada que a final de cuentas, habia podido enviar su confirmación dentro del periodo de tiempo establecido. De ahora en adelante se encontraría completamente ajetreada durante esa semana entera para afinar los detalles de su participación ¿Quién sabe? Quizás haría que su nombre sobresaliera.

― ¿Señorita Dupain? ― La voz de uno de sus empleados se escuchó al otro lado de la puerta en un tono de voz suave, pidiendo permiso para ingresar al estudio.

― Adelante, Théo ― Respondió, estirándose sobre su silla reclinable para poder sentir un poco de libertad sobre su espalda, pues debido al estrés se habia estado encorvando levemente sobre el computador ― ¿Qué pasa? ―.

― Simplemente para confirmar la lista de atuendos y las tallas que deberemos enviar, así como los repuestos por ciertos imprevistos, ahora mismo vamos a comenzar con el empaquetamiento, pero es preciso que revise la lista ― Comentó, caminando hasta ella para dejarle una carpeta de color carmín sobre el escritorio.

Marinette asintió con la cabeza, abriéndole para poder ver el contenido y comenzó a darle una vista rápida a este, rodando los ojos con una sonrisa un poco frustrada.

― Me gustaría tener la dieta de las modelos para poder usar esa talla ¡Vaya que son delgadas! ― Confesó, dándole un pequeño golpe dramático a la carpeta en cuestión, haciendo reír a Théo por su comentario.

― No están mal, pero sinceramente prefiero algo con más... carne ― Atinó a decir, llevando su mano hasta su nuca en señal de nerviosismo.

― Oh ¿Cómo Mireille querrás decir? ― Comentó con burla, observando como el rostro de Théo adquiría unos tonos rojizos poco usuales en él. No era un secreto que desde que ella habia comenzado a trabajar con ellos como patronista, Théo no le habia quitado el ojo de encima ― Ya, dejo el tema. Cuando termine llevaré la lista de vuelta al taller ―.

El rostro de Théo se relajó ante lo último, sonriendo de lado al ver como todos en el lugar parecían tener una especie de complot para recordarle aquello cada vez que podían.

Aunque también el siempre terminaba dando la pauta para que estos comentarios comenzaran, pero sabía que realmente no lo hacían de mala fe, y tampoco le molestaba ser uno de los chistes locales de su área del trabajo, siempre y cuando no llegaran a oídos de Mireille.

Se retiró haciendo un ademan de manos en señal de despedida, cerrando la puerta tras el para dejar nuevamente a una atareada Marinette, quien tomando una gran bocanada de aire para tomar fuerzas, continuo con sus pendientes.

Estaba emocionada, las cosas tenían que salir a la perfección.

[...]

― Te estuvo esperando durante la mañana, pero al ver que no llegabas insistí en iniciar con su tratamiento ― La voz firme de Nathalie resonaba en su cabeza mientras caminaban por el pasillo principal de lo que alguna vez fue su hogar. Cabe destacar que sentía que aquello era más un regaño que un comentario cualquiera.

Y estaba en todo su derecho, pues habia llegado varias horas tarde de lo que habia comunicado. Pero, la razón no era otra más que el trabajo, pues de un momento a otro el lugar parecía ser de los más populares de la zona, quedando increíblemente atareados durante todo el día.

Por lo menos habia sido capaz de tener una pequeña escapada gracias al Chef en turno, de lo contrario estaba seguro que no habría podido salir de ahí.

Después de todo debía ver el estado de salud de su padre, además de entablar una conversación que la última vez no habia terminado nada bien.

― ¿Crees que se ha quedado dormido? ― Preguntó, observando a Nathalie frente a él.

Ella negó con la cabeza, sonriendo de lado.

― Tú padre es testarudo, cualidad que heredaste de él ― Hizo una pausa, dirigiendo su mirada hacia Adrien ― Sigue esperándote. No pierdan los estribos otra vez ¿De acuerdo? ― Pidió con un tono afable, algo resignada a la actitud de ambos.

Pero era algo que no podía evitar, después de todo ambos eran padre e hijo, y podía ver muchas cualidades que ambos compartían, así como pequeños defectos.

― Lo intentaremos ― Atino a decir, recibiendo una mirada de pocos amigos por parte de la mujer, quien después de suspirar pesadamente, comenzó a alejarse del lugar.

Adrien observó durante unos instantes la perilla de la puerta, dándose el valor necesario para enfrentar lo que habia detrás de esta.

Tomo una gran bocanada de aire para poder sentirse fuerte, y dejando de lado cualquier pensamiento, giro la perilla para poder abrir la puerta.

En cuanto cruzo el umbral de esta, pudo distinguir a su padre sentado en un mullido sofá a un costado de su cama, conectado a una máquina que si bien muchas veces maldecía, muchas otras terminaba agradeciendo su existencia, pues era lo que mantenía a su padre aún con vida.

Camino a pasos lentos hacia él, sentándose en el borde de la cama mientras era inspeccionado por el ojo crítico de su padre.

― Hueles a tocino ― Soltó de la nada, recargándose contra el respaldo del sofá ― Hace mucho que no como tocino ― Agregó. Adrien pudo percibir un tono irritado en su tono de voz.

― La nutrióloga no te lo permite por ahora, quizás dentro de poco te deje comer un poco ― Respondió con calma, colocando su mano sobre la de su padre ― No hubieses esperado tanto para comenzar la hemodiálisis, recuerda que tienes que dormir temprano y a tus horas, Padre ― Era curioso como cambiaban las cosas con el paso del tiempo, realmente nunca se habia imaginado estar en aquella situación.

Él regañando a su Gabriel Agreste por no ser racional.

― No me gusta que me veas así. Además, no pensé que te demorarías tanto a decir verdad ― Hizo una pausa, suspirando ― Finalmente Nathalie insistió, pues la enfermera debía ir a casa pero no podía irse sin ayudarme a iniciar el tratamiento ―.

Adrien no pudo evitar sonreír, imaginando en su cabeza la reprimenda que su padre pudo haber pasado a manos de Nathalie, quien a pesar de todas las cosas que habían azotado la familia, ella seguía con ellos de manera incondicional, parte de la pequeña familia rota de la cual formaban parte.

Habia estado con ellos cuando a su madre falleció, también cuando a su padre le diagnosticaron insuficiencia renal y posteriormente cuando habia abandonado la firma de moda que con tanto esmero pudo crear, siempre se encargaba de seguir a lado de ambos.

Ella habia tenido la oportunidad de seguir trabajando en Gabriel's, pero alegaba que no sería lo mismo y que no tendría sentido si Adrien tampoco formaba parte de aquello más que siendo un accionista más, quedándose firmemente a su lado.

― Creo que ninguno de los dos podemos decirle que no a Nathalie ¿Verdad? ― Aquel comentario hizo sonreír a Gabriel.

― No, no podemos ― Pareció meditar un poco sus palabras mientras se aclaraba su garganta, buscando un tema de conversación solido con su hijo ― Y bien ¿Qué tal todo en tú vida? Supe que una de tus amigas, eh, la señora Dupain si mal no recuerdo, se encuentra participando en la Fashion Week de Berlín ―.

Adrien se sintió sorprendido de que decidiera entablar una conversación con un tema referente a la moda, y no enfocarse sobre lo que realmente quería hablar; Su plan c.

Y es que Gabriel Agreste ya habia expresado su descontento con aquel plan, y habían terminado en una acalorada discusión que no resulto nada bien. Pero, Adrien pensaba que quizás todo aquello habia sido causado por el estrés que recaía sobre los hombros de su padre al enterarse de las peticiones algo fuera de lugar por parte de su ex esposa en el proceso de divorcio.

― Sí, me ha dicho que vuelve en dos semanas, está muy emocionada a decir verdad ― Tragó saliva, levemente nervioso. Pero no debía dejar de pasar esa conversación tan importante para él, así que debía armarse de valor ― Padre, ¿Podemos hablar de lo que tenemos pendiente? Por favor ― Suplicó con voz suave, intentando no observar las pequeñas mangueras conectadas al cuerpo del hombre mayor.

No era un momento incomodo, mucho menos el ambiente se podía sentir así entre ellos, pues al pasar de los años ambos habían remendado un vínculo que habían roto al distanciarse entre ellos.

A pesar de eso, el silencio reinaba en el lugar.

Gabriel deseaba ver a su hijo formar una familia. Tener una pareja que le apoyara y viceversa, que nunca estuviese solo y que tuviese hijos a los cuales le entregara todo el amor que albergaba alguien como él.

Desafortunadamente, habia elegido una mujer que no era para él, aplastando las esperanzas que Adrien tenía sobre el amor y esa pequeña meta que tenía.

A él le quedaba poco tiempo en ese mundo, lo sabía bien. Por esa razón, sentía un gran vacío en su pecho al pensar que su hijo se quedaría solo. Bueno, relativamente hablando, pues tenía amigos que lo amaban y apreciaban tal como era, de manera incondicional, pero para alguien como él, no podía ser suficiente.

Por eso cuando le presentó aquella serie de ideas, o más bien, sus planes alternos, no pudo evitar exaltarse, temiendo por todos los aspectos negativos.

Desde lo legal, lo moral y lo difícil que pudiese ser para él, hasta lo solitario que se pudiese sentir.

Aun así, comprendió que era lo que deseaba hacer con su vida, y que él no tenía derecho a interferir en sus decisiones. Y que de cierta manera agradecía, pues si su hijo se iba por el método convencional quizás pasarían años para que pudiese tener su descendencia, por lo tanto estaba seguro que nunca conocería a sus nietos.

Y, en parte, era un motivo por el cual Adrien quería saltar directamente al plan c, aun sintiendo un poco de miedo ante la expectativa de todo aquello.

Pero eso no quitaba el hecho de que las cosas podrían salir mal, y que no quería su hijo cargara con más problemas de los que ya habia vivido.

― Solo quiero saber una cosa, Adrien ― La seriedad en su voz era casi palpable. Detalle que lo hizo temblar por unos instantes, recordando tajantes momentos del pasado ― ¿Estás seguro de tu plan? ¿En verdad eso quieres? ―.

― No estoy seguro, a decir verdad, pero sabes que esto es lo que quiero ― Declaró, titubeando levemente al principio para después recomponer sus propias palabras.

Gabriel no quería decir cosas que hicieran desistir a su hijo, pero simplemente no se podía quedar con los brazos cruzados. Ya no era un niño, pero él seguía velando por él, pues en poco tiempo ya no sería capaz de hacerlo.

Y sí, no podía decidir por él, pero esperaba que por lo menos escuchara razones y fuese más paciente en ese aspecto.

― ¿Has pensado que si la mujer que elijas para rentar su vientre al final cambia de parecer? ― Preguntó, desviando la mirada hacia el frente para no poder la mueca de desaprobación que seguramente se instalaría en Adrien ― Una mujer se puede encariñar con la vida que carga dentro, y si decide quedárselo tú tendrás las de perder siempre. Quizás decida que no quiere que veas a la criatura ―.

― Yo... Bueno, sí, pero ― Guardó silencio durante unos instantes, meditando las palabras de su padre.

Sí, habia pensado en esa posibilidad más de lo que le gustaba admitir. Y no importaba que mujer dispuesta a rentar su vientre eligiera, no sabía cómo terminaría evolucionando el cariño maternal por el hijo que cargaba en su interior.

Si las cosas saldrían mal, quizás solo vería a su posible hijo un día de la semana, se perdería cosas importantes como su primera palabra o su primer día de escuela.

Y si las cosas salían terriblemente mal, incluso no podría ver a su hijo.

Pensarlo él era una cosa, pero que saliera de las palabras de su padre era algo muy diferente. Pues seguramente él también no podía sacar ese pensamiento de su cabeza.

Y, estaba seguro que su padre no deseaba verlo pasar por un proceso legal así de doloroso.

Solo pudo pensar en una cosa en ese momento, su plan D; Desistir.

Y ese simple pensamiento le produjo un sentimiento de vacío en su pecho, un malestar que difícilmente se podría arrancar.

[...]

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Iba a subir este capitulo ayer, a decir verdad, y todo esto por la gran recepcion ¡No puedo creer que son 60 votos solo en el capitulo dos y 63 en el uno! Realmente me han alegrado el día, y por ello, se los agradezco con una actualizacion temprana. No sé cuando vuelva a actualizar, quizás hasta que termine el 6 y 7 (Quizás tarde, tengo que terminar el sig de Dreamers y Green Eyes!) Gracias al cielo ya cada vez tengo menos tarea, y por ahora las 80 graficas que me restan por pasar a la pc las haré durante mi fin de semana...

Sin lugar a dudas, este capitulo me ha gustado bastante. Marinette poco a poco se abre paso en el mundo de la moda, y como va haciendo las cosas, va bastante bien. Las boutiques son tiendas de ropa exclusiva, de diseñador por así decirlo. El desfile en Berlín es un evento que no es necesario mostrar, pues se extendria bastante para llegar hasta donde quiero llegar pronto ¡Ustedes saben de lo que hablo, cochinotes! Afortunadamente para llegar al capitulo con el que inicia el prologo, solo restan dos más ;) JUJU y esos ya los tengo escritos...

Una cosa más, la conversacion que mantiene Adrien con Gabriel sucede unas semanas despues de que Marinette se encuentra ya en Berlín, y Gabs como buen ex diseñador de modas se sigue enterando de la situacion...

Y sí, Gabs tiene problemas de salud. Y por favor, no lo odien, el simplemente quiere que su hijo tome las desiciones correctas, no lo quiere ver sufrir más de lo que ya a pasado pues practicamente ya tiene su vida construida de nuevo. Tambien lamenta no poder tocino, pero Adrien se las ingenia para ocasionalmente prepararle algo que le sepa delicioso, las ventajas de ser Chef :')

La escena donde Adrien huele a tocino, bueno, es parte de una experiencia personal. Mi novio llegó del restaurant donde estaba haciendo practicas y olia a tocino, yo no habia comido y mis tripas comenzaron a rugir. Lo peor es que ese día salimos a comer y tardaron doooos horas en atendernos, mi humor ya no era para nada agradable.

Y sin más que comentar, solo me gustaria agradecerles por el apoyo que me han brindado acá, así como tambien comentarme cosas super lindas sobre la confesion de mi deseo personal y a su vez que tambien lo han hecho, cuando es algo personal y lo han compartido acá conmigo. No sé, ese detalle me ha hecho increiblemente feliz.

Los amo ¡Tengan una bonita semana!

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