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Treintaiuno

El tiempo comenzaba a pasar de forma grácil para los ojos de Adrien y Marinette, sintiendo así el comenzar de grandes cambios en su vida y todo lo que les rodeaba.

Las risas compartidas, los besos ansiosos y el sentirse realmente reconfortados después de una larga jornada de trabajo con un simple abrazo era algo a lo que comenzaban a acostumbrarse. Una rutina que ellos mismos habían formado y que a pesar lo de extraño de sus circunstancias aquello se sentía realmente correcto.

Por qué a pesar de que entre ellos hacía ya mucho la palabra que los definía como amigos había quedado pisoteada por los sentimientos que comenzaron a florecer ante la cercanía, las cosas entre ellos no eran diferentes.

Bueno; quizás sí, iniciando por las fervientes muestras de cariño.

Pero el comportamiento que siempre habían tenido el uno frente al otro lleno de confianza, lleno de bromas tontas que quizás solo ellos podían entender del todo, al igual que estar ahí en cuanto veían en sus expresiones que probablemente ese día no había sido el mejor otorgando un gran apoyo emocional. Todo eso seguía ahí de una forma excepcional.

Sus sentimientos simplemente habían comenzado a impregnar sus acciones, haciendo cada momento más especial. Haciéndoles sentir que realmente todo aquello siempre habia estado frente a sus narices.

Pues ahora que se encontraban en esa situación, mientras ambos discutían sobre el hecho de que Adrien insistía que debían ver algunos capítulos de Naruto de nueva cuenta para que el bebé escuchara y llevará su camino ninja junto con él, en sus mentes no existía otra posibilidad para aquel escenario.

Marinette realmente no imaginaba compartir aquel sentimiento de felicidad con otro que no fuese Adrien y realmente, se podía ver a ambos llevar aquellas pequeñas riñas en el futuro donde, seguramente su hijo o hija terminaría apoyando a su padre (una pequeña corazonada).

Por su parte Adrien pensaba lo mismo. Compartir todas esas experiencias lado a lado con ella era lo que quería para su futuro.

No necesitaban palabras, pues las acciones entre ambos decían mucho más que estas.

Desde los besos espontáneos llenos de ternura, hasta los que comenzaban a elevar la temperatura de sus cuerpos. El cómo buscaban de forma sutil mantener contacto con sus cuerpos mientras después de una larga jornada descansaban unos momentos en el sofá, charlando abiertamente de su trabajo.

Aquel sentimiento de plenitud y confort que demostraban en sus miradas era más que suficiente para que supiesen que ya habían elegido.

Para Adrien, de cierta forma aquellos cambios que estaba experimentando a su alrededor de forma repentina no habían sido tan abrumadores como Nino le habia comentado en un principio.

Le hacía realmente feliz el llegar a casa y esperar a que Marinette llegará de la boutique, recibiéndola con la cena preparada especialmente para que ella recibiera los suficientes nutrientes, agradeciendo que la Chef Césaire en lugar de despedirlo por atreverse a ponerle un dedo a Marinette, esta se mostrara realmente preocupada, obsequiándole un libro de recetas especiales para aquella etapa; argumentando que en realidad iba a ser para Alya y Nino cuando su hija esperaba a Joseph, pero que se había retractado de dárselos a la pareja al saber que ninguno de los tenían dotes culinarios o que probablemente no terminarían usando.

De cierta forma la soledad había sido su compañía durante bastantes momentos en su vida. Sí, tenía a su padre, a Nathalie y a excepcionales amigos que se encontraban a su lado. Pero eso no borraba el hecho de ser un romántico empedernido que, al deslumbrarse por alguien que realmente no conocía bien, terminó cayendo de forma abrupta en aquel agujero por su propia cuenta.

Pero ahora no era así y el hecho de sentir su corazón acelerarse de forma intensa en cuanto la imagen de Marinette aparecía en su mente, e incluso aquello sucedía con un simple reproche suyo por no bajar la tapa del baño.

― En definitiva debes estar algo loco si quieres que toda tu vida te estén reprochando eso ― Wayhem le comentó, encontrándose a su lado mientras colocaba una mano en su cadera mostrando una sonrisa ladina ― Pero como eres tú, estoy seguro que optaras por hacerlo a propósito para hacer enfadar a la bella dama que lograste enganchar ― afirmó, asintiendo con su cabeza para darse la razón a sí mismo, recibiendo un pequeño golpe en su hombro con la cuchara de madera que Adrien llevaba en mano ― ¡Auch!

― No decía literalmente eso, simplemente te dije que no me molestaría vivir con eso el resto de mi vida ― la voz de Adrien sonaba segura, sin quitar una boba sonrisa de su rostro.

Wayhem no pudo evitar reír, ignorando por completo el alboroto que los pingüinos comenzaban a hacer en la entrada de la cocina, buscando observar algo posiblemente interesante que ocurría dentro del restaurant; seguramente una chica rechazaba la propuesta de matrimonio de alguien, o simplemente una celebridad habia llegado.

― ¿Estoy comenzando a escuchar las campanadas de Notre Damme anunciando una boda? ― soltó el moreno en tono juguetón, logrando que Adrien se aclarara la garganta.

Seguro casi se traga su lengua, fue el primer pensamiento de Wayhem mientras evitaba soltar una carcajada.

Por favor no me digas que es apresurado. Tu ultimo matrimonio lo decidiste meses después de conocerla ― le recordó, logrando que su amigo soltara un suspiro frustrado ― A Marie Antoniette la conoces desde el instituto, fueron amigos y ahora esperan un hijo, si me dices que es apresurado estoy dispuesto a golpearte y decirle a la Chef Césaire para que lo haga también, pues parece que la quiere como una hija ― atinó a decir mientras levantaba sus hombros, observando a su amigo de reojo.

― Yo no usaría la palabra apresurado, Wayhem. Además; se llama Marinette, no Marie Antoniette ― respondió, volviendo su vista hasta la gran olla que tenía frente a él.

El moreno soltó un bufido, rodando los ojos.

― Le digo así porque sinceramente pienso que va a perder la cabeza a tu lado ― con aquello dicho cubrió sus labios para evitar que una risa saliera de estos ante su broma.

Mientras que, por otro lado, Adrien simplemente se sonrojó por aquel inocente comentario. Pues si bien, el contexto en el que Wayhem lo habia dicho distaba mucho de una broma con tintes sexuales, él solo pudo pensar que quizás quien perdería cierta cabeza sería él debido a la frecuente actividad recreativa que realizaban.

Nino le había hablado de eso un poco, y estaba claro que en gran parte se debía a las hormonas que se encontraban en una gran revolución dentro del cuerpo de Marinette.

Pero, tampoco es que se quejara de aquello a decir verdad.

― O quizás el que pierda una cabeza es otro ― soltó su amigo de repente, adivinando un poco los pensamientos de Adrien debido a la mueca apenada que se habia colocado en su rostro.

― ¡Wayhem! ― regaño entre dientes, sintiendo como el color de sus mejillas aumentaba.

Escucharon como un par de pingüinos osaron a chistarles para que guardaran silencio, a lo que ambos simplemente rodaron los ojos, concentrándose en sus tareas y en su interesante charla.

― ¿Entonces? ¿Desarrollaste un miedo al matrimonio? ― cuestionó el moreno, volviendo su mirada hacia la tabla de picar con algunos vegetales en ella, comenzando a picar cada uno de ellos con destreza.

― ¿Qué? ¡No! ― respondió de forma automática, llevando una de sus manos hasta el puente de su nariz ― Yo realmente no había pensado en ello, a decir verdad. Y creo que Nette tampoco ― soltó con libertad, sintiendo la mirada de su amigo sobre él.

― Ya veo, seguramente ella también le tiene miedo al matrimonio.

― Puede que sí pero ― se interrumpió a sí mismo, para después darse una palmada en la frente, logrando hacer reír a Wayhem.

Pues conocía bien a su amigo. No por el simple hecho de que en el pasado fuese una especie de acosador con él, sino por los momentos que habían compartido juntos en la cocina como compañeros, logrando formar una peculiar amistad.

Wayhem tenía mucho tiempo sin ver a Adrien desbordar felicidad hasta por los poros, para él su amigo se habia convertido en un panal andante debido a la miel que podía derrochar. Y realmente estaba feliz por él.

Sí, fue una sorpresa para todos los colegas de la cocina el saber que sería padre gracias a un pequeño llamado de atención de la Chef Césaire quien aparentemente se habia enterado gracias a su hija, quien Wayhem habia visto en un par de ocasiones y coincidía con Adrien de que era una mujer de temer al igual que su madre.

Pero estaba consiente que su dicha no radicaba en el hecho de ser padre. De aquello se habia dado cuenta de forma paulatina en su conducta durante el trabajo. Aquel Adrien decaído que se asomaba en ocasiones de la faceta alegre que se esforzaba por mantener había desaparecido, y todo habia iniciado gracias a Marinette, aquella mujer misteriosa de la cual ahora ya sabía el nombre y la historia que tenía con su amigo.

― Solo estaba bromeando, Adrien ― se apresuró a decir, haciendo un ademán para que lo olvidara ― Para pasar tu vida entera con alguien no necesitas de un papel que demuestre nada si existe amor entre ustedes ¿No? ― interrogó con sutileza, observando las expresiones de su amigo.

Los ojos de Adrien parecieron brillar durante un momento ante la mención de una peculiar palabra, para después asentir con su cabeza, dándole la razón a su amigo.

Al mismo tiempo que aceptaba cierta palabra que realmente era difícil de describir aunque estuviese frente a todos como si de la propia nariz de uno se tratara.

Por qué sí. Realmente Adrien no había pensado en el matrimonio por que ante lo que ahora tenía con Marinette, aquella palabra simplemente parecía algo insignificante a su lado. Y Wayhem tenía razón en sus palabras; pues no necesitaban de nada más para ser felices juntos.

Añadiendo que Marinette tampoco había tocado el tema, siendo algo que seguramente no le quitaba el sueño.

Aun así Adrien anotó aquella conversación de forma mental, pues si bien él estaba consiente que Marinette había elegido permanecer a su lado así como él lo había hecho, esperaba sacar aquel tema entre ellos si era necesario.

Después de todo, no le molestaría ser reprimido cada vez que no bajara la tapa del baño por el resto de su vida si era Marinette quien lo hacía.

― Te ha picado fuerte ese bicho ― se permitió bromear Wayhem, recibiendo una mirada de desconcierto por parte de Adrien.

― ¿Qué?

― Nada importante. Mejor dime ¿Cuándo sabrán el sexo del bebé? ― cuestionó un poco distraído.

Pues al fondo ambos pudieron observar cómo donde se encontraban los pingüinos estos eran apartados por la Chef Césaire, quien había salido furiosa de la cocina, logrando que ambos se miraran extrañados mientras los demás comenzaban a susurrar cosas a lo lejos.

― Este fin de semana fuimos al chequeo, pues supuestamente en la semana veinte del embarazo ya se puede identificar ― hizo una pausa, suspirando ― Pero no se dejó ver, parece que tendrá la testarudez de su madre ― añadió con una amplia sonrisa recordando aquel peculiar momento.

Pues en aquella ocasión no se habían limitado a ser solo ellos dos con los chequeos que Rose le realizaba periódicamente a Marinette para mantener en total control su embarazo y ante las posibles complicaciones que la endometriosis podría provocar aunque estas fuesen prácticamente nulas. Tanto su padre como Nathalie habían insistido en acompañarlos, al igual que Tom y Sabine, pues e encontraban tan emocionados como ellos por saber el sexo del bebé.

Y a pesar de que ni él o Marinette tuviesen idea, el ver a Chloé sentada en la sala de espera acompañada por Alya y Nino quien llevaba en brazos a un adormilado Joey no les fue algo inesperado.

Para desgracia de todos, él bebé había tomado una posición donde con sus pequeñas manitas recién formadas y sus piernas la zona de los genitales no era visible. Pero para Marinette aquello no pareció afectarle mucho, pues realmente lo que le interesaba era ver la salud del bebé, y en efecto, todo se encontraba en orden.

― Creo yo que te quieres referir a tu testarudez, pero entendí el punto ― refutó con una amplia sonrisa, logrando que Adrien rodara los ojos ― Me imaginó que Marinette comienza a parecer un globo.

Un golpe en su cabeza fue dado de repente, logrando que se sobresaltara para después entrecerrar los ojos entorno a su amigo.

― Un globo muy lindo, querrás decir ― le corrigió haciendo que Wayhem fingiera unas arcadas ante lo cursi que sonaba su amigo ― Tiene que reducir sus horas de trabajo y pasar menos tiempo sentada debido a eso, es algo que realmente le fastidia.

― Debería considerar ir a yoga, he oído que es muy bueno para las mujeres embarazadas ― su comentario realmente había sido de buena fe, pues más de una de sus amistades femeninas que tenían sus hijos habían llevado acabo aquel ejercicio.

Sin embargo al cabo de unos segundos y al ver como una mueca de disgusto se formaba en los labios de Adrien, supo que habia metido la pata.

Iba a excusarse rápidamente, pues en realidad aquel comentario no habia tenido la intensión de resaltar aquel punto del cual tenía que admitir que en más de una ocasión se habia burlado. Fue entonces que los murmullos de los meseros comenzaron a escucharse con más fuerza en la cocina.

Todo el mundo dentro del lugar había dejado sus labores, encaminándose de forma sigilosa hacia la puerta para poder observar un poco lo que sucedía afuera.

― Adrien ― la voz suave de una de sus compañeras de trabajo lo hizo girarse hacia ella, rompiendo el contacto visual con su amigo quien parecía haber sido interrumpido por aquella ola de murmullos ― Creo que es mejor que salgas si no quieres que la chef Césaire sea encarcelada por asesinato ― atinó a decir, señalando con su mano la puerta de salida que daba directo al restaurant.

Por inercia él elevó una ceja, genuinamente confundido por el comentario de su compañera, para después sentir un suave empujón por parte de Wayhem. Ambos comprendieron que por el tono de voz de la mujer a pesar de que en un principio podía sonar como una broma, la realidad era que esta sonaba lo bastante seria como para que la charla entre ambos cesara antes de que Adrien le arrojara un filete al rostro de su amigo.

Después de compartir la duda en sus miradas, ambos hombres comenzaron a tomar camino hacia donde la salida de la cocina se encontraba, justo a un costado donde los meseros que Wayhem persistía en llamar pingüinos se encontraban intentando encontrar el sentido a lo poco que podían observar a través de los pequeños cristales circulares de la puerta doble.

¿Crees que la Chef Césaire esté actuando así debido a quien es ella? ― preguntó uno de estos a modo de susurro a uno de sus compañeros.

Puede ser, pero ten en cuenta que también estaba comenzando un escándalo junto con su acompañante ― respondió otro sin despegar la vista del frente ― Aunque sí, todos sabemos que en efecto esto pueda ser debido a Adrien ― alcanzó a decir, siendo cortado de forma abrupta por el carraspeo que Wayhem soltó de forma brusca, logrando que los empleados se giraran a verlo.

El moreno mantenía sus brazos cruzados frente a su pecho teniendo el entrecejo fruncido, después de todo aquellos comentarios no habían sido lo suficientemente discretos, y tanto él como Adrien habían escuchado aquel fragmento de la charla.

― Creo que como siempre, pingüinos, meten sus grandes picos donde no les llaman ― soltó sin molestarse en ocultar su enojo debido a lo que aquellos hombres querían implicar con sus palabras ― Además, pienso que hablo por todos en la cocina que ustedes deberían estar fuera de esta esperando a que más mesas se llenen ¿O es que prefieren ayudar a lavar la vajilla? Además si tanto les interesa, estoy seguro que allá tendrán una mejor vista ― añadió con un toque de sarcasmo mientras sonreía de medio lado, escuchando a su espalda como varios de sus compañeros de cocina apoyaban sus palabras ― De no ser así, abran paso al Sous Chef para que evite una masacre ― con una mueca torcida en su rostro separó sus brazos para poder señalar a Adrien que se encontraba a su lado.

Manteniendo una expresión completamente neutra en su rostro, cosa que logro que los meseros respingaran.

Si bien aquel conflicto entre el personal de cocina y meseros no era algo específico de ese lugar, estos últimos no le tenían el debido respeto a Adrien a pesar de ser ahora el Sous Chef, todo debido a que tenían muy en claro que era una persona preciada para Marlena Césaire, aquello lo veían como un simple favoritismo, añadiendo que su apellido no ayudaba mucho para ello pues a simple vista para ellos era un hombre que siempre tenía todo lo que quería sin esfuerzo.

Incluso al iniciar a trabajar ahí sus compañeros dentro de la cocina pensaban exactamente lo mismo, pero poco a poco comenzó a demostrar que realmente se estaba esforzando por hacer las cosas bien, pues al principio era alguien aun algo torpe y que cometía muchos errores los cuales la Chef Césaire estaba dispuesta a corregir a base de gritos y reprimendas, haciéndoles ver que en efecto no existía ningún tipo de favoritismo y que había llegado hasta donde se encontraba por su propio mérito. Pero aquello era algo que los meseros no podían ver, pues la convivencia de ellos con los chefs era completamente diferente pues simplemente se basaba en entrar y salir con las comandas preparadas para después volver a dejar la vajilla en el área de lavado.

― Wayhem, te encargó que termines la sopa oille ― se limitó a decir mientras colocaba una mano en su hombro en una simple señal de agradecimiento que su amigo supo interpretar, respondiéndole con un simple asentimiento de cabeza.

[...]

― ¡¿Acaso usted no sabe quién soy?! ¡Usted no puede venir y pedirme que me marche! ― exclamó furiosa con las manos en puños colocadas al costado de sus caderas, observando con furia a quien se habia atrevido a ponerle un alto.

― Lo sé bastante bien, además de que no lo estoy pidiendo, señorita Beauréal ― un énfasis sarcástico sonó en sus últimas palabras para después sonreír de medio lado de forma burlo ― Aunque bueno, creo que el termino señorita no aplica muy bien para usted ― acotó, recibiendo por parte de la mujer un bufido en clara señal de molestia.

Marlena Césaire prácticamente aborrecía a las personas que usaban su estatus o posición para poder hacer todo lo que desearan sin tener la remota consideración por las personas a su alrededor, razón por la cual hacía ya muchos años había dejado de trabajar para el restaurant del Le Grand París y se propuso iniciar desde cero, cosa que no demoró mucho en lograr. Agradecía que la hija de André con el tiempo compusiera su camino a pesar de que aún era un poco difícil de tratar, pero aquello ya parecía ser parte de su ser.

Así que no era de extrañar que en cuanto escuchó como un gran escándalo se comenzaba a formar fuera de la cocina, no dudo en salir y detener aquello. Su restaurant poseía ya un gran renombre, así que no era difícil adivinar que quizás alguna persona mimada quería hacer las cosas a su manera.

Pero en cuanto observó de quien se trataba las cosas subieron de nivel.

Si bien ella la mayor parte del tiempo parecía ser una mujer especialmente dura y con un carácter terriblemente difícil aquello no era ningún impedimento para preocuparse por las personas que le eran importantes, en ese caso en particular refiriéndose a Adrien Agreste.

Un adolescente al que prácticamente vio convertirse en un hombre debido a la cercanía que compartía con Alya, Nino y Marinette.

Prácticamente era un miembro en su familia más a sus ojos. Así que era difícil olvidar los malos ratos que habia pasado gracias a la mujer que tenía frente a ella en esos instantes.

Si bien ella comprendía que el fallo en un matrimonio podía deberse a muchos factores, incluso que fuese por ambas partes, ella estaba al tanto de la situación.

― ¿Quién se cree que es usted? ― preguntó con arrogancia la rubia, tirando una de las elegantes sillas hacia un costado.

― Soy la dueña del lugar, no es algo que yo me crea, es una realidad ― contestó sintiendo como su calma comenzaba a flanquear.

Agradecía que fuese martes por la mañana y que en ese momento hubiese solamente un par de mesas más ocupadas al fondo, así como una reunión ejecutiva en un apartado especial. Odiaba que ese tipo de escenas se presentaran ante más comensales, pues en muchos casos arruinaban la experiencia de estos o su propio apetito.

― La pregunta aquí es quien te crees tú para llegar y derramar nuestras bebidas ― la voz suave de una de las mujeres que se habia mantenido al margen emergió en la discusión, señalando con su mano el desastre que ahora quedaba sobre la mesa ― Si tienes un problema deja de actuar como una salvaje, a pesar de que estoy dudando que sea actuación ― sentenció cruzándose de brazos de forma desafiante.

Marlena sonrió un poco más ante las palabras de la pelirroja que estaba hasta el otro extremo de la mesa, pues habían sido realmente ingeniosas. Quizás si se encontrara en otra situación habría soltado una fuerte carcajada.

Sintió su bolsillo vibrar, estaba recibiendo una llamada en un momento realmente inoportuno, logrando que se distrajera lo suficiente para no reaccionar a tiempo ante lo que la actriz planeaba hacer; Aurore hizo un ademán de tomarla alcanzarla para tomarla del brazo.

La actriz lució completamente sorprendida cuando un brazo ajeno detuvo el suyo en seco evitando así que lograra su cometido, llevando sus ojos hacia quien le habia detenido justo para después sentir que el aliento le faltaba al toparse con un sentimiento que nunca había visto reflejado en aquellos ojos.

Al menos no dirigidos hacia ella.

Furia, molestia, seguridad e incluso algo de desprecio.

― ¡Ya basta Aurore! ― exclamó con seguridad sosteniendo el agarre con fuerza ante la mirada atónita de quienes se veían inmiscuidos en aquella ruidosa discusión ― ¿Se puede saber que pasa por tu cabeza? ¡No tienes ningún derecho de llegar y exigir una explicación de nada! ― bramó con molestia sin importarle como los gestos en el rostro de la rubia comenzaban a cambiar, expresando genuinamente estupefacción.

― Kagami, yo ― hizo una pausa, para después fruncir el entrecejo y forcejear con ella para que soltase su agarre ― ¡Claro que lo tengo! No me quieras ver la cara de idiota ― reclamó, para de un movimiento soltarse finalmente para tomar una de las copas que se encontraban sobre la pequeña pero elegante mesa y dejarla caer, logrando que esta se quebrara de inmediato para observar desafiante a quien se habia presentado como Chef y dueña del lugar.

― ¿Y precisamente como te va a ver la cara de idiota, Aurore? ― y con aquellas simples palabras pronunciadas con una tranquilidad bastante inusual, el rostro de Aurore se desencajo por completo al ver quien se colocaba a un lado de la mujer que demandaba su salida.

Marlena lo observó de reojo, sintiéndose aliviada por dos circunstancias; que ya no tendría que soportar aquel berrinche completamente sola y que Adrien se mostraba completamente seguro de sí mismo, sin ningún rastro de aquel hombre completamente decaído cuando anuncio la noticia de su divorcio.

Nuevamente sintió su bolsillo vibrar, y haciendo una mueca se giró caminando unos pasos atrás para atender la insistente llamada que en cuanto tomó el móvil en sus manos dejó de vibrar. Así que al ver quien estaba intentando contactarse con ella marcó el número de vuelta, haciendo señas a algunos meseros para que se apresuraran con su trabajo con los pocos comensales que intentaban no prestar atención al conflicto.

― Esto no es asunto tuyo ― espetó completamente abrumada, dando un par de pasos hacia atrás, cayendo en cuenta de sus acciones.

― Yo creo que sí lo es ― incitó Kagami, observando de reojo a su antiguo rival y de cierta forma agradecida por aquellas breves pero justas palabras.

Aquello no era más que un arrebato de celos ocasionados en cuanto observó hacia donde se encontraba esperando el desayuno junto con Ondine, una buena amiga y con quien se encontraba en negociación para que fuese la instructora de natación en su gimnasio cuando la piscina estuviese terminada.

Aurore simplemente estaba sintiendo su orgullo aplastado al verla estar con alguien más y pensar que probablemente habia elegido a ese alguien sobre ella, aunque esto estuviese incorrecto en muchos sentidos pues su relación con Ondine era una amistad cordial.

Por otro lado, no sabía de donde había sacado el coraje para enfrentarla de esa manera. Si bien ella se consideraba a sí misma como una persona de carácter fuerte y alguien difícil de perturbar aquello nunca habia ocurrido con Aurore; simplemente estaba rendida a sus pies. Y no es que ya no tuviese sentimientos por ella.

Realmente deseaba arrancarse aquellos enfermizos sentimientos por la actriz como si de una costra en la piel se tratara. Pero era difícil, simplemente el tiempo se encargaría de aquello. Y con sus propias acciones en contra de la mujer por la cual habia dado todo dejaba entrever que poco a poco la cicatriz que sus sentimientos hacia ella le habían dejado comenzaba a sanar.

― Kagami ― su tonó de voz se tornó suave, rogándole de forma implícita que le respaldara como en muchas ocasiones ― Necesitamos hablar solo tú y yo ― el tono de súplica apareció, como si realmente estuviese arrepentida de su comportamiento.

Como si deseara escapar de la mirada de las personas por primera vez en su vida.

Dentro de ella sintió una especie de remordimiento, al igual que la duda se instalaba en su pecho.

Le estaba pidiendo prácticamente que aplastara su orgullo una vez más por ella. Fue entonces cuando sintió su cuerpo temblar y se maldijo a si misma mientras rechinaba sus dientes.

Adrien por el contrario parecía no inmutarse ante aquel tono de voz de Aurore, y muy dentro de ella algo le decía que no simplemente lo habia usado con ella sino que también con él. Pero ahora Adrien tenía un concepto muy distinto del amor, evocando su última charla.

El amor no puede ser algo que aplaste nuestro orgullo.

― No, Aurore, creo que ya hemos dejado en claro que no tenemos los mismos deseos ― habló por fin, levantando su mirada ― Sí quieres seguir engañándote a ti misma, adelante, pero yo no lo haré y eso ya te lo había dicho.

Una sonrisa con algo parecido al orgullo apareció en los labios de Adrien ante las palabras de su antigua rival.

El rostro de su ex esposa ahora reflejaba a alguien completamente quebrada por dentro gracias a las palabras de Kagami. Y por primera vez desde que había descubierto a la verdadera Aurore no supo decir si aquello se trataba de una actuación o genuinamente se sentía tal como su rostro reflejaba.

― Retírate por favor o me temó que tendré que llamar a la policía y levantar un acta por daños a la propiedad además de agresión ― observó de reojo a la Chef Césaire, quien se encontraba absorta en la llamada telefónica. Llevó una de sus manos hasta el bolsillo de la filipina para aparentar tomar su móvil, sorprendiéndose al notar que no se encontraba ahí para después restarle importancia ― Y creeme que esto no es personal ― se limitó a agregar con simpleza.

Aurore le dedicó una suave mirada a Kagami, buscando algo en ella que añoraba; amor incondicional en sus ojos. Pero no lo encontró.

Se sintió una tonta al encontrarse con todos esos ojos sobre ella esperando que se marchara.

De Adrien no le sorprendía aquel trato tan formal y distante, ella lo había llevado hasta aquella situación durante todo el trámite del divorcio, aunque aun así pudo encontrar algo en el diferente que de cierta manera le intimidaba.

Pero Kagami era un asunto diferente. Ella había demostrado que la amaba de una forma que nunca nadie lo había hecho, haciendo todo para hacerla feliz.

Había intentado recuperarla en más de una ocasión, sin desistir de su compromiso. Sólo recibía evasivas de ella y pensaba que en algun momento cedería, volviendo a ser felices como lo eran antes, que ella realmente aceptaría aquello porque era parte de su sueño el llegar a la cima.

Entonces un golpe de realidad le azotó; eso ya no sucedería. Kagami tenía una mirada de determinación mientras había dicho esas palabras y la conocía tan bien que sabía que si aquello aparecía en sus ojos ya no existiría marcha atrás.

¿Así de vació y traicionado se habría sentido Adrien cuando su matrimonio habia acabado? Fue lo que se preguntó, comenzando a caminar con pasos titubeantes hacia la salida. Después de todo, había entrado simplemente porque la casualidad jugo con ella cuando la observó entrar sola al restaurant, para después encontrarse con una escena que encendió los celos como si se tratara de un material altamente inflamable.

Cuando estuvo a punto de cruzar el umbral de la enorme y elegante puerta no pudo observar hacia atrás. Se dedicó a mirar su sortija de compromiso durante unos segundos, recordándose que pronto su boda se llevaría a cabo, y con aquel pensamiento recompuso su rostro mostrándose radiante al salir del lugar.

― Realmente estoy orgullosa de ti, Kagami. Siempre has sido alguien imponente ante las personas, pero con ella siempre has sido vulnerable ― Ondine colocó una mano sobre el hombro de su amiga, sonriendo.

― El tiempo ayuda, así como los consejos ― contestó para después suspirar, observando de reojo a Adrien ― Gracias por eso, no cualquiera actúa así por alguien que le ha hecho daño ― en cuanto finalizó sus palabras, realizó una pequeña reverencia hacia él.

― Es parte de mi trabajo, no podía permitir que ella sacara de las casillas a la Chef Césaire, una demanda no sería nada bueno ― se limitó a contestar en cuanto ella se erguía, rodando los ojos ― Además, era lo justo. Lo que paso, no debe interferir con ello.

― Por mi parte, estoy feliz de que intervinieras. Por un momento pensé que iba a crear una gran tormenta dentro de este pequeño vaso de agua ― la voz de la pelirroja logró que ambos asintieran, la conocían y sabían que era una gran posibilidad.

― Fue la chica del clima durante una temporada, así que no me sorprendería ― atinó a decir Adrien con son de burla.

A Ondine le pareció realmente curiosa la interacción de ambos. No era alguien despistada, de inmediato lo había reconocido; Adrien Agreste, quien antes habia sido modelo y además ex esposo de Aurore. Y el hecho de que se mostrara realmente relajado frente a la rubia era algo de admirar, más cuando de cierta forma no parecía irradiar un odio o desagrado contra su amiga.

Iba a comentar algo al respecto, pero de pronto la mujer morena e imponente que había salido de inmediato al escuchar semejante escándalo y que ahora sabía que era la dueña del lugar se había acercado hasta donde Adrien, tomándolo de los hombros.

Adrien proceso aquella acción durante unos instantes, observando la preocupación palpada en el rostro de Marlena.

― Ve de inmediato al hospital Saint Louis, Nino me ha llamado, llevaron ahí a Marinette ― en aquel momento él sintió como su cuerpo repentinamente pesaba más de lo que debería, sintiendo incluso que le faltaba el aire al respirar ― Adrien, mantén la calma, ella y él bebé estarán bien ― aseguró intentando confiar en sus propias palabras, pero aun así estas salieron con un leve temblor.

Él se quedó estático en su lugar, sintiendo como todo a su alrededor comenzaba a dar vueltas. Una sensación de nauseas llegó hasta él, haciéndolo tomar una gran bocanada de aire mientras se soltaba del agarre de Marlena con todo su cuerpo temblando de forma inconsciente.

Marinette era lo único que se repetía en su cabeza comenzando a ser nublada por el pánico.

― ¡Reacciona, Adrien! ― exclamó Marlena mientras chasqueaba los dedos frente a su rostro, atrayendo la atención de él ― Tienes con Marinette y tú bebé, no quedarte aquí parado ― musitó frustrada, pero aun así no podía culparlo.

Kagami y Ondine simplemente observaron la escena, sintiendo de alguna forma el terror que Adrien estaba padeciendo. De forma casi inmediata Kagami resolvió que a quien le pertenecía el nombre de Marinette era quien le habia comenzado a enseñar un nuevo significado del amor, sintiendo empatía al ver su rostro completamente aterrorizado.

― Voy por las llaves de mi auto ― tomando una bocanada de aire se dispuso a caminar hacia la cocina lo más rápido que sus piernas se lo permitían.

Pero fue detenido cuando alguien lo jaló con fuerza del cuello de su filipina.

― No puedes conducir así, apenas y puedes poner un pie frente al otro ― le hizo saber Kagami, sacando las llaves de su auto, mostrándoselas ― Te llevaré, no discutas ― ordenó, de forma seguida tomó su cartera para sacar algo de dinero y pagar la cuenta a pesar de que no habían logrado probar bocado alguno y las bebidas habían terminado sobre ambas.

Marlena negó con su cabeza, sin quitar la mueca de preocupación de su rostro.

― Olvida eso, prefiero que lo lleven de forma segura para que no tenga algun accidente, la suerte no suele jugarle a favor ― aclaró ella, haciendo un ademan para que se marcharan.

Ambas mujeres se observaron entre sí, para después asentir convencidas de que era lo correcto.

― Gracias, lamentamos lo sucedido ― respondió Ondine, dirigiendo su vista hacia su amiga quien se habia detenido para hacer una pequeña reverencia para después comenzar a caminar hacia la salida.

Kagami caminaba con rapidez, seguida al mismo paso por Adrien que parecía que caería en cualquier momento. Ella los siguió desde un par de metros atrás, pues se encontraba buscando el hospital mencionado en el GPS.

Cuando los tres se encontraron por fin sobre el automóvil mirage de Kagami y esta arrancó el motor, Adrien se permitió respirar al saber que se encontraba en camino de llegar con Marinette.

― Gracias ― se limitó a decir, logrando que la japonesa lo observara de reojo por el retrovisor.

― No es parte de mi trabajo, pero aun así no puedo permitirme el no ayudarte, un peso más en mi conciencia no sería nada bueno ― respondió, imitando parcialmente las palabras que el mismo le habia dicho momentos atrás, para después girar hacia la dirección que Ondine le indicaba.

No podía borrar el pasado, pero aquello era lo menos que podía hacer después de todo lo que ella habia ayudado a provocar.

[...]

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La razón del retraso de este capítulo se debe a muchos factores personales y también estudiantiles. Fue una semana algo difícil, pero aun así no pienso poner excusas. Lamento bastante no haber actualizado los días prometidos.

Además de todo, este capítulo ha sido algo difícil de escribir pues mezcla muchas cosas. Desde un pequeño time skipe donde la semana 20 del embarazo de Marinette llegó a su fin, estando ahora en su semana 21, que son aproximadamente 4 meses y medio de embarazo.

Adrien tiene que seguir su vida laboral, al igual que soportar (bien que el gusta) a su amigo y compañero de trabajo, añadiendo de que la parte emocionante para saber el sexo de su bebé no sucedió como esperaban (Habiendo tanta gente mirando, seguro le dio pena adfsd) pero él está bien con eso, solo con la idea de que este sano para él y para Marinette bastan.

Y sí, Wayhem discreto y todo sacó el tema del matrimonio. Palabra que ya hemos visto que realmente incomoda un poco a Marinette y que para Adrien de cierta manera no significa más de lo que tiene o puede tener con Marinette; en otras palabras, no necesitan de un papel para quererse así o más. Y pienso yo que luego de sus experiencias, lo último que querrían es precipitarse de esa forma. Sí, de una u otra forma tienen la elección hecha pero en este punto no es necesario. Pero sí, habrá una charla para ello. Yo solo les comento spoileralert: No es necesario.

Ahora bien, un capitulo donde vemos que a pesar de que Marlena es dura con Adrien en ocasiones, se preocupa y le tiene cariño pues lo ha visto crecer hasta convertirse en el hombre que es hoy. Así que, sí, es como una mamá leona, mientras Sabine es como una mamá oso (por lo adorable, y por ser esposa de Tom), y se pone los pantalones cuando alguien hace escándalo en su territorio, y más aún cuando ese alguien es Aurore.

Y no. Su actitud no solo es por "Tiene que haber un malo". Cuando nos presentaron a Aurore en la serie pudimos ver que es alguien que disfruta la atención de la cámara, así como si no tiene lo que quiere (como ganar, o estar en la cima) se muestra molesta, así que básicamente eso lo he usado para formar su carácter, pues al perder las personas pueden ser irracionales.

Eso le pasó acá con Kagami, pensó que la había perdido (Celos enfermos) cuando no era lo que pensó pues Ondine solo es amiga de Kagami, y por qué Kagami ya no está dispuesta a sacrificar su orgullo por Aurore, por más que aun tenga sentimientos por ella. Y ya, cuando las cosas se calman o se sienten amenazados, recapacitan y dicen "ALV que hice", tal como Aurore.

No creo ahondar más en ella, no es alguien como Luka que a pesar que hizo algo malo de cierta forma se arrepiente, porque no todas las personas son así. Aurore es alguien que busca alcanzar sus metas, y no le importa tanto a quien afecte en el camino, y así existen personas en el mundo, así que tengan cuidado, no todos tienen un lado completamente bueno. Pero tampoco es razón para odiar, pues gracias a ella de cierta forma, estamos donde estamos.

Sí, quizás la actitud de una "Kagami sumisa" es algo que pueden considerar OoC, y lo entiendo. Incluso cuando me plantee esta escena lo pensé mucho, pero cuando alguien está así de "clavado" con alguien más en un "amor insano" por más que esa persona sea fuerte, se quiebra con su "persona amada", además de que Animaestro me confirmo que Kagami cerca de quien le atrae no es una persona tan prepotente y su actitud es más tranquila (GRAX)

Quizás se sorprendan de por qué Ondine no está con Kim o algo parecido o por que la puse como amiga de Kagami, bueno, realmente siento que alguien tan alegre como Ondine haría un contraste perfecto con el carácter de Kagami. Además de que me recuerda como somos mi mejor amiga y yo (Yo súper happy y ella re centrada jaja) agregando de que ambas son atletas natas, teniendo algo en común. Y no, Ondine no es homosexual, es hetero. Pero tampoco es como que esto importe mucho.

Y bien, Adrien es alguien noble y justo que obviamente iba a ayudar a su jefa y apoyar a Kagami, prácticamente le dio una cachetada (golpe) de guante blanco pues sabía que ella no podía a responder a "¿Por qué te ve la cara de idiota?". Pequeña venganza sana después de todo el desmadre con los abogados.

Ahora ya, con la parte final, es algo complicado. Quizás quedaron confundidos, pero Adrien olvidó su teléfono en algun punto de la mañana en algun lugar de la cocina. Por eso cuando pretende que "hablara" a la policía, el teléfono no está en el bolsillo de su filipina donde siempre lo lleva. Prácticamente, esto es porque tiene la cabeza en las nubes.

Así que sí, le hablaron a él primero pero al no contestar Nino le llama a su suegra, y al final debido a que pierde la última llamada Marlena termina contactándose con él.

Todo está bien; queridos lectores. Esto no es para generar drama, sino más bien un poco de conciencia. El próximo capítulo entenderán el por qué Marinette terminó en el hospital Saint-Louis, pero sí, tiene que ver con la endometriosis.

Y, creo que es algo paralelo. Antes eran rivales, y a pesar de que Adrien no perdona a Kagami (O no lo ha dicho) ambos se apoyaron en sus circunstancias difíciles, demostrando que se tiene que dejar ir el pasado y mostrar empatía aunque antes no lo hubieran pensado; se llama madurar, y siento que es algo bonito. Y no, no hay nada romántico entre ellos; Kagami es 100% lencha amigos míos (Al menos, en este fanfic) y yo quería desarrollar una camarería al menos un poco con ellos.

Así que hasta aquí. Ahora solo les voy a decir que hoy cené un licuado con una mantecada. Esto lo pongo porque Alex-Sol dice que pongo hasta lo que cenó en las N/A y pues hora de cumplir. ¡Por cierto! Vayan a su perfil, ahí está subiendo "Utopía" un fanfic colaborativo conmigo con una historia bastante interesante y que pues la verdad me ha encantado lo que hemos escrito. Vayan y léanlo/comenten/voten, no se arrepentirán, el Lunes subirá el primer capítulo (Pues hay un preludio y un prólogo) Es Adrianette y Ladrien por ahora, en un AU, y para mí que no me gusta casi el Ladrien, pues es realmente raro decir que ESTE LADRIEN SI ME GUSTA AH.

Bueno ya. Ahora si me despido. Agradezco su paciencia y todo el apoyo que me han dado. Realmente leer sus comentarios siempre me hacen sonreír, y me hace feliz, más en la situación en la que me encontraba (o medio me encuentro) así que, mil gracias. Todo esto lo escribo por gusto, pero ustedes me dan ánimos de mejorar y hacer de esto algo que no solo yo disfrute.

Aprovecho a comentar que posiblemente no actualice hasta el sábado 20 o domingo 21, mañana salgo de viaje y regreso hasta el sábado para poder completar lo que tengo.

PS: El carro de Kagami es un Mirage, de la marca "Mitsubishi", perdon se me hizo algo gracioso. Tengo un humor raro.

¡Un beso y pasen una bonita semana santa/pascuas!

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