Treintaiséis
El tiempo comenzó a pasar en aquella pequeña habitación en el hospital Saint Louis, donde tanto como Adrien y Marinette comenzaron a percibir todo de una manera realmente particular.
Rose no tardó mucho para explicar la situación y como la pequeña bebé aun debía mantenerse en observación para estar seguros de que todo estuviera en orden, pues si bien a pesar de su nacimiento prematuro todo parecía estar bien, no estaba de más asegurarse debido a lo espontaneo de su nacimiento. Ambos estuvieron de acuerdo ante sus palabras, dispuestos a pasar el tiempo necesario en el lugar.
Pues por primera vez no sentían que el tiempo comenzaba a pisarles los talones, no debían apresurar el paso ante nada pues todo estaba en orden.
― No puedo creer que esta cosita tan chiquita causara tantos estragos ― la voz de Alya sonaba realmente divertida, pero su tono de voz era bajo para no despertar a la pequeña bebé que llevaba entre brazos.
Marinette intentó no reír ante su comentario, pues a cada contracción de su estómago simplemente le hacía sentir un dolor que deseaba evitar a toda costa y deseando que le colocaran un poco más de anestesia para poder respirar sin sentir que la herida se podría abrir en cualquier instante, aunque sabía que eso era una gran exageración que solo estaba en su cabeza.
Cuando Rose les comentó que podrían atender visitas en la habitación, no pensó que los primeros en entrar serian Chloé, Nino, Alya y el pequeño Joseph. En su cabeza podía ver a Gabriel Agreste junto con su padre caminando lo más rápido que sus piernas les pudieran permitir para entrar y conocer a su nieta, seguidos por su madre y Nathalie, probablemente pensando que aquellos dos a pesar de lo diferentes que podían parecer, ahora tenían una gran cosa en común que quizás podría hacerlos actuar de forma similar en ciertas ocasiones.
Pronto entendió que la razón de que esto no fuese así se debía a que Gabriel habia ingresado a que le realizaran la diálisis directamente en el hospital para no moverse del lugar, acompañado por su Padre, mientras Nathalie llevaba a su madre hasta su apartamento para traerle un par de cambios de ropa así como cosas esenciales que habían olvidado debido a lo rápido que habían dejado su hogar para llegar al hospital.
Alya se encontraba sentada en un pequeño sofá individual, cargando a su pequeña bebé con una maestría que claramente deseaba aprender pronto.
― Es hija de este par, así que no me sorprende mucho ― comentó en un susurro Nino, acariciando con suavidad la pequeña cabeza que dejaba entrever una poca cantidad de cabello rubio ― Me hubiera sorprendido que no lo hubiera hecho, siéndote sincero ― y ante aquel comentario, Nino pudo sentir un pequeño golpe en su brazo, siendo este provocado por Adrien quien lo veía de forma desaprobatoria, pero sus labios mostraban una sonrisa divertida.
― Este par está aquí ― refunfuño Marinette por lo bajo, apoyando la acción de Adrien mientras Nino se dedicaba a rodar los ojos.
No entendía por que el golpe lo habia recibido él, si solamente habia reafirmado lo dicho por su esposa, pero lo dejo pasar aunque no sin antes fingir una mueca de dolor realmente exagerada, logrando hacer reír a su hijo.
Cosa que no supo cómo interpretar ¿Era bueno que su hijo riera ante su posible sufrimiento? Pero antes de que pudiera decir algo al respecto, la voz de Chloé se escuchó en toda la habitación a pesar de que su tono de voz habia sido realmente bajo, a comparación de cualquier otro día o momento donde muchas veces se podía confundir con un chillido.
― Eso no quiere decir que no sea verdad ― los adultos presentes abrieron sus ojos, levemente sorprendidos por el comentario de Chloé quien estaba inclinada a un lado de él pequeño Joseph, observando con atención la nueva vida que llevaba Alya entre sus brazos ― Juntos causan estragos por donde pasan y generan situaciones por demás extrañas ― argumentó, llevando su vista hasta donde se encontraba su amigo, sonriendo de forma burlesca ― Aunque tampoco es que sea algo malo ― finalizó a la vez que levantaba sus hombros, restándole importancia a su comentario.
Cosa que a decir verdad era imposible, pues sus palabras estaban cargadas de razón.
El conocer a ambos de forma individual realmente habia sido algo que los habia marcado a cada uno de ellos de una forma distinta, así como la amistad formada lo habia logrado con ellos.
Alya encontró en Marinette una amiga en la cual podía confiar desde el primer día, mientras Marinette pudo encontrar en Alya el valor que tenía escondido dentro de sí misma.
Chloé en Adrien tenía lo que muchas veces le habia hecho falta en su infancia, un cariño incondicional que se sentía tan cálido como si fuese de un hermano pues a pesar de su actitud él estaba ahí, mientras que Adrien tenía claro con ella que la primera impresión no era lo más importante, encontrando la paciencia en aquella amistad.
Nino había sido el único con una interacción compartida con ambos al principio, observando el cambio de Marinette y pudiendo ser partícipe de que Adrien no se cerrara ante la búsqueda de más amigos aparte de Chloé, siendo quien logró infundirle confianza a este último para que se disculpara con Marinette después del incidente de la goma de mascar, logrando que ese par se uniera en una amistad y, como habia comentado Chloé; causando estragos alrededor de todos.
Una amistad que comenzó de una forma extraña, pero que los arrastro a todos ellos hasta algo que no pensaban posible; el mayor ejemplo ahí era Chloé, quien a pesar de que Adrien siempre buscaba que mejorara como persona, el encontrarse con ser capaz de llevar una relación pacifica con Marinette logró un cambio en ella tan sutil, que cuando todo mundo cayó en cuenta, Chloé ya no era alguien con una sola amistad o alguien que llegaba a ser cruel. Claro, seguía teniendo un carácter realmente propio de ella, pero eso era algo imposible de cambiar.
Mientras que con Alya y Nino aquella amistad habia significado el conocerse, observarse de reojo ante las salidas que organizaban para pasar el rato, dando pie a lo que ahora tenían.
Y entre ellos claramente había grandes muestras de los estragos que podían causar juntos; logrando infundir de valor al otro, ayudándose a salir adelante así como la gran complicidad que existía en sus acciones, algo que tanto Chloé como Nino, quienes más los conocían debido al tiempo pasado con ellos, estaban seguros de no haber visto con anterioridad.
El silencio que se habia formado ante las palabras de Chloé se vio interrumpido de pronto ante la exclamación de asombro por parte de Joseph, quien se encontraba realmente fascinado por lo que habia acontecido.
― ¡Me ha tomado del dedo! ― exclamó con emoción el pequeño, señalando con su mano libre el como la bebé lo habia tomado con toda la fuerza que tenía en su manita, mientras lo más parecido a una mueca de incomodidad aparecía en su rostro cuando el habia elevado la voz ― Creo que está molesta por que tengo más fuerza que ella ― añadió con burla, observando a su madre quien se limitó a sonreírle.
― Si yo fuera tú, Joey, no la subestimaría, quizás tenga la fuerza de tu tía Marinette ― se animó a decir Adrien, caminando hasta la camilla donde se encontraba ella, quien se limitó a rodar sus ojos divertida, pues si se encontrara con la fuerza suficiente, en el momento que se habia sentado a su lado lo hubiese empujado.
Claro, para ayudarle a probar su punto.
Los adultos soltaron una suave risa (a excepción de Marinette, quien suspiro derrotada) al ver como el semblante del pequeño cambiaba a uno serio, pareciendo estar levemente aterrado ante esas aquellas palabras de su tío, librándose con suavidad del pequeño agarre de la bebé, quien al momento comenzó a llorar con todo lo que sus pulmones le permitían, perturbada por el repentino ruido extraño que probablemente le habia asustado.
Marinette levantó medio cuerpo de inmediato al escucharla, levemente alterada pues aún no se acostumbraba a aquel llanto que lograba remover su interior, pues seguía sin saber cómo actuar ante ello la mayor parte del tiempo.
Adrien le hizo una seña de que se relajara, así como se levantó de donde se encontraba, dispuesto a caminar hacia donde se encontraban sus amigos para tomar a su hija en brazos y llevarla con Marinette.
Pero sus pies no avanzaron al ver el ademan de Chloé, prácticamente ordenándole que se quedara donde se encontraba, para posteriormente colocar sus brazos frente a Alya para que esta le entregara a la bebé, quien seguía emitiendo aquel llanto desesperado.
Cuando la tuvo en brazos, Chloé sonrió de medio lado, observando como las mejillas de la criatura estaban levemente hinchadas y algo enrojecidas, emprendiendo su camino hasta pasar de largo a Adrien, quien simplemente se quedó anclado en su lugar.
― Si ha de heredar algo de la actitud de Marinette, entonces creo que Emma no está del todo perdida teniéndote como padre a ti, Adrien ― añadió como una pequeña burla hacia su amigo de la infancia, mientras con cuidado le tendía a la pequeña Emma a una sorprendida Marinette, quien observaba a Chloé levemente perpleja.
Todos sabían que Marinette desde hace mucho tiempo atrás tenía en mente tres nombres para los hijos que quería tener en el futuro, nombres que incluso su mejor amiga y su propia madre olvidaban o terminaban confundiendo en ocasiones.
Nombres de los cuales en una ocasión Chloé habia mostrado su desagrado, un recuerdo realmente lejano.
Pero el hecho de que recordara ese nombre y que diera por hecho de que así se llamaría logró hacerla sonreír, ignorando la pequeña riña que se habia formado en voz baja entre Adrien y Chloé, comenzando a mecer entre sus brazos a Emma para calmar su llanto, el cual comenzó a menguar poco a poco al encontrarse en brazos de su madre y tranquilizándose al escuchar un sonido que conocía muy bien, el palpitar de su corazón.
― Creo que Emma es afortunada de tener a Adrien como su padre, así como yo lo soy de tenerlo a mi lado ― explicó con voz calmada, logrando que el intercambio verbal entre ambos amigos terminara.
Chloé se limitó a rodar los ojos a la par que cruzaba sus brazos, sonriendo levemente complacida.
― Ustedes dos terminaron más que rostizados, y realmente no me sorprende ― atinó a decir evocando las palabras que les habia dicho meses atrás y que en cada ocasión les recordaba.
Aunque realmente estaba perdiendo lo divertido de aquello, pues ya no se mostraban avergonzados ante esas palabras, así como tampoco se empeñaban a cambiar de tema; ahora simplemente sus miradas se buscaban, con una sonrisa entre labios.
― Creo yo que quedamos en el punto perfecto de cocción ― bromeó Adrien con libertad, logrando simplemente que sus amigos suspiraran ante el mal juego de palabras de ambos.
Joseph se sentó en el regazo de su madre, tirando de la camiseta de su padre para que este se acercara lo suficiente para hacerles una pregunta a ambos en un susurro, realmente confundido por las palabras de sus tíos.
― ¿Por qué hablan de comida como si ellos lo fueran? ― pregunto de forma inocente, cosa que logró que tanto Nino como Alya compartieran miradas nerviosas.
― ¡Es que ya sabes que tu tío es Chef, así como tu abuela Marlena! ― respondió Nino, levemente nervioso ante la pregunta de su hijo.
Alya carraspeo al ver que la mueca de confusión no desaparecía del rostro de su hijo, sintiéndose nerviosa y maldiciendo por lo nada sutiles que eran sus amigos.
― Pero la tía Chloé no, es más, parece que no trabaja ― se atrevió a comentar, bajando aún más el volumen de su voz temiendo que la mencionada lo escuchara.
― Es que tu tío Adrien es algo tonto cuando esta con tu tía Marinette, entonces ambos queriendo cocinar algo de pollo terminaron por quemarlo y ya sabes que tu tía Chloé nunca olvida ― intento explicarse, recibiendo una mirada confusa de parte de Joey ― Y pues al final la última vez que cocinaron salió bien, sí, a eso se refieren.
Nino intentó no golpear su rostro, pero en cuanto observo a su hijo asentir, se sintió más aliviado.
― Ya veo, entonces ― hizo una pausa llevando su mano hasta su mentón, pensativo ― ¿Emma es lo que salió bien cocinado? ― pregunto curioso con la ingenuidad brillando en sus ojos.
Aquel comentario lo habia dicho en voz alta, llegando hasta los oídos de todos los que se encontraban en la habitación.
Los rostros de Adrien y Marinette adquirieron un tono rojizo al momento debido a las casi correctas deducciones del pequeño, mientras que Alya y Nino balbuceaban cosas que realmente solo confundían al menor.
Chloé simplemente rio por lo bajo realmente divertida ¡Como le encantaba lo astuto que podía ser ese niño y la habilidad que tenía para poner a sus padres en problemas!
Esperaba que Emma tuviese ese toque, o ya se las arreglaría para que así fuese.
[...]
Desde el momento en el que aparecieron por la puerta de la habitación, Adrien no pudo evitar sentirse realmente feliz de ver la alegría plasmada en el rostro de su padre aunque luciera increíblemente cansado.
Aunque claro, se reservaba más la forma de expresar sus emociones a diferencia de los padres de Marinette, quien al ver a Marinette amamantando a Emma tuvieron que cubrir sus bocas presos de la emoción para evitar soltar un chillido debido a esta.
El silencio ahora parecía ser algo que sería bastante lejano para ambos de ahora en adelante, y realmente no era algo por lo que se molestaran. Quizás no estaban acostumbrados, pero era algo que valía la pena compartir con todos aquellos que los querían.
De los presentes, la primera que tomó el turno para cargar a su nieta cuando esta terminó de alimentarse fue Sabine, quien no pudo evitar derramar un par de lágrimas al recordar el momento en el que Marinette habia nacido y que ahora tenía una parte de su hija en sus brazos.
Tom se veía realmente emocionado a ojos de Adrien, e intentó no reír ante como con sus pies comenzaba a demostrar la ansiedad que sentía por tener en sus brazos a su nieta, rogándole a Sabine por lo bajo que era su turno.
― Creo que las abuelas tenemos el derecho de hacerlo antes ¿No es así? ― preguntó Sabine, dirigiendo su mirada hacia Nathalie que hasta el momento se habia mantenido en silencio a un costado de su padre, observando la escena.
― ¿Disculpa? ― Adrien sonrió levemente ante el rostro realmente confundido de Nathalie contrarrestando por completo al de su padre, quien asintió ante el comentario de Sabine demostrando que se encontraba de acuerdo con sus palabras.
Sintió la mano de Marinette sobre su palma, llamando su atención para voltear a verla. Se podía notar que su semblante desde que habia despertado sin duda mostraba mejoría, pero aun así se notaba realmente agotada y adolorida.
Ella le hizo un gesto con su cabeza para que se dirigiera a la mujer que estuvo para él desde pequeño, y él entendió pronto a lo que se refería.
― Se refiere a que como su abuela, eres la siguiente que debería carga a Emma ― aclaro con suavidad, para después dirigir su mirada hacia Tom ― Sin ofender, pero realmente concuerdo en lo que la señora Sabine ha dicho ― se disculpó con cautela, recibiendo un suspiro por parte de Tom, resignado, pues sabía bien que su esposa tenía razón.
― Adrien, de verdad esto es algo que no es necesario, esa niña ya tiene dos abuelas aunque una no se encuentre con nosotros y yo ― sus palabras fueron interrumpidas por un fuerte carraspeo por parte de Gabriel.
Sabine sintió en su espalda la mano de Adrien quien la comenzó a guiar hacia Nathalie sin despegar la vista de su hija.
― Nadie aquí quiere reemplazar el lugar de Emilie, si es lo que quieres decir ― comentó el Agreste mayor observando a la mujer de reojo, quien por instinto se sintió cohibida al ver como habia adivinado su pensamiento ― Escucha lo que Adrien te tiene que decir ― añadió, suavizando las facciones de su rostro.
Sabine negó con su cabeza ante lo directo que podía llegar a ser Gabriel en ocasiones, pero era algo realmente propio de él y a esa altura de la vida ya no le sorprendía.
Cuando se encontró frente a Nathalie, extendió sus brazos donde cargaba a la pequeña Emma para que esta la recibiera, pero podía ver la duda en sus ojos. Ante su nula acción, Adrien le sonrió a Sabine como una disculpa muda ante lo complicados que podrían ser las personas que quería, cosa que la mujer entendió de inmediato, entregándole a Emma a él para después alejarse hasta donde se encontraba su esposo quien estaba acariciando de forma paternal el cabello de Marinette.
― Yo sé lo importante que era mi madre para ti, me lo demostraste en cada ocasión cuando ella nos dejó y estuviste para mí ― musitó en voz baja, sintiendo como la pequeña Emma se removía levemente entre sus brazos al escuchar su voz ― Desde que tengo memoria has sido parte de mi vida, y poco más de la mitad de esta me has cuidado como si fuese tú hijo ¿No crees que de cierta forma te considero como una madre para mí? ― cuestionó, dirigiendo su mirada hacia ella, observando como su temple poco a poco comenzaba a caer ― Nadie reemplazara a mi madre, pero eso no quiere decir que no te considere como una. Nathalie, gracias a ti muchas cosas de mi vida cambiaron, entre ellas el conocer a mis amigos, el conocer a Marinette y ser el hombre que hoy soy, ¿No puede tener mi hija tres abuelas? ― cuestionó, extendiendo ahora sus brazos hacia ella.
Nathalie llevó su mano hasta su boca, intentando mantener la compostura después de suspirar fuertemente al sentir como aquellas palabras azotaban su pecho.
Porque sabía que todo lo que Adrien decía, era verdad. Así como en su corazón ella lo consideraba como un hijo al que debía cuidar para que no cometiera tonterías; aunque si era sincera, siempre habia fallado en eso último.
Titubeando un poco, comenzó a extender sus manos para poder cargar en brazos a la bebé, sintiendo de pronto el peso de una vida en sus brazos.
Al ver lo pequeña que era, así como el cabello rubio que se distinguía en su cabeza, no pudo evitar pensar en Adrien cuando nació, así como en lo feliz que Emilie se veía al igual que Gabriel en esa época.
― Es más pequeña que tú cuando naciste ― se atrevió a comentar, sintiendo un pequeño nudo en la garganta al observarla bostezar mientras sus manitas se colocaban en su pecho, adquiriendo una posición fetal.
― Es una bonita manera de decir que estaba con algo de sobrepeso ― admitió con algo de pena, rascando su mejilla, emocionado al ver que Nathalie habia aceptado sus palabras al no refutarlas.
― ¿Estabas? ― inquirió con un toque de burla, permitiéndose sonreír ante la mueca que Adrien habia puesto en su rostro por su osado comentario, pero sintiendo que realmente las cosas estaban en su lugar.
A lo lejos pudo escuchar como la suave risa de Marinette se convertía en quejidos.
― No es justo no poder reírme ― se quejó, cubriendo su rostro con sus manos al sentirse frustrada ante la situación.
― Te prometo que el próximo lo tendré yo ― se limitó a decir el rubio, alejándose con una sonrisa de Nathalie para llegar al costado de Marinette, quien se limitó a fulminarlo con la mirada ante ese mal chiste.
― Tienes suerte de que no tenga fuerza para nada ― atinó a decir, sintiendo como él besaba su mejilla de forma espontánea para hacerla sonreír.
De repente, los mayores de la habitación sintieron que esos dos realmente no habían cambiado su trato del todo. Seguían siendo ellos, y era algo que de cierta manera tranquilizo las dudas que pudiesen tener ante sus decisiones, en las cuales ellos no podían interferir.
Quizás, como habían pensado, era cuestión de tiempo para que pasara y llegaran a ese punto. Después de todo, cada quien puede encontrar ese tipo de sentimientos en la situación menos esperada.
No era nada que estuviese relacionado a lo místico como el destino, así como tampoco tenía que ver con algo que estuviese escrito acerca del futuro. Simplemente ambos habían construido algo tan grande todos esos años que no podían ser capaz de ver hacia donde apuntaba. Pero realmente poco importaba lo que habían tardado, pues ahora lo habían alcanzado.
De una extraña forma, pero estaban ahí.
Y eso realmente relajo a Nathalie, dirigiendo su mirada hacia Emma, pues ella habia sido la primera en hablar sobre las dudas que tenía al respecto de estar juntos debido a un hijo, pero poco a poco comenzó a entender que esa no era la razón, era algo que eligieron, confirmándolo en aquel instante.
― Emilie acertó esta vez ― susurró Nathalie, colocándose frente a Gabriel para que pudiese ver a su nieta.
Este sonrió al ver al bebé de cerca, asintiendo silenciosamente mientras tomaba al bebé entre sus brazos, observando con cuidado los rasgos de ella.
― Cuando me reúna con ella, estoy seguro de que no dejara de alardear ― atinó a decir con un hilo de voz, permitiéndose acariciar con sus pulgares las mejillas de su nieta.
Quien ante ese suave acto, comenzó a abrir lentamente sus parpados dejando ver un poco de sus ojos, así como el color de estos; un azul tan claro como el que podía encontrar en los días despejados desde su ventana.
Una sonrisa con melancolía se formó en su rostro, pues dentro de él por algun motivo deseaba ver unos ojos de un verde brillante en su nieta, pero después negó con la cabeza al pensar que el color azul en sus ojos realmente era perfecto para ella pues era un rasgo significativo de Marinette, algo que seguramente pondría realmente eufórico a Adrien al notarlo, pues al ver los ojos de su hija siempre podría ver los de Marinette, tal como él se sentía al ver a su hijo.
Antes de darse cuenta, pudo notar que el gran cuerpo de Tom estaba a su lado cubriéndolo levemente de la luz de la habitación, mirándolo ansioso para poder cargar a su nieta, como si fuese un niño pequeño esperando por un regalo ansiado en la víspera de navidad.
Gabriel se limitó a suspirar, entregando con delicadeza a su nieta para que Tom la pudiera tener entre sus grandes brazos, no sin antes darle una mirada de advertencia de que fuese cuidadoso pues conocía que en ocasiones la torpeza se apoderaba de él.
― Te dije, Gabriel, que esta pequeña sería una preciosura ― musitó el gran hombre, haciendo suspirar al Agreste mayor, dándole la razón con un gesto de aceptación con su cabeza.
Marinette miraba desde la camilla la escena realmente maravillada. Desde el principio sabía que su bebé seria amado por muchas personas, pero la realidad usualmente solía sobrepasar cualquiera de sus pensamientos.
No pudo evitar recordar como en el pasado esos dos hombres reñían en cada ocasión que tenían debido a las acciones impertinentes que cometía ella junto con Adrien, levantando la cólera del padre de este como para enfrentar al suyo, y ahora simplemente lucían encantados observando a la nieta que compartían.
Las manecillas del reloj poco a poco comenzaron a avanzar mientras ambos se miraban de costado, mientras las cosas comenzaban a fluir en la pequeña habitación.
Durante esa tarde, justo antes de que los rayos del sol se ocultaran, Nathalie junto con Gabriel dejaron la habitación unas horas, debido a que era necesario que este recibiera la última diálisis del día. Sabine se encargó posteriormente de ayudarla a ponerse de pie con apoyo de un par de enfermeras, pues a pesar del dolor que estaba pasando debía ser capaz de hacerlo.
A Adrien esa idea no le gustaba mucho, pero al ver que Rose lo miraba de forma desafiante para que se mantuviera al margen en esa ocasión, guardo silencio mientras observaba como Marinette se movía don dificultad hacia el baño donde le ayudarían a tomar una ducha para que pudiese descansar tranquila.
Durante ese tiempo, un hombre de la tercera edad apareció en la habitación para observar el estado de Emma, quien al percatarse que la bebé necesitaba de un cambio de pañal de manera urgente no dudo en apoyar Adrien en aquella tarea que ante sus ojos lucia increíblemente complicada.
― Ya te acostumbraras, la practica hace al maestro ― le dijo en un tonó amable a Adrien, para después retirarse mientras hacia un par de apuntes en su libreta, no sin antes darle a entender que todo estaba en orden con la pequeña y que estaba realmente feliz de que su sistema digestivo estuviese funcionando con normalidad.
Cuando Marinette volvió, Adrien no dudo en entregarle a Emma a Tom para ayudarle a recostarla, este prácticamente dejo de lado todo la ropa que llevaba cargando para poder disfrutar de tener en brazos nuevamente a su nieta, sintiéndose realmente feliz al ver la devoción que Adrien mostraba por Marinette y Emma.
― ¿No pueden ponerme algo de anestesia para cuando necesiten que me levante? ― preguntó Marinette con el ceño fruncido, a lo que su madre negó.
― Tienes que ser fuerte, y no es posible porque tienes que darle pecho a tu hija ― argumentó, tomando su bolso, observando de reojo como su esposo se despedía de su nieta que ahora se encontraba descansando en un pequeño cunero en un sueño profundo ― Y, antes de irme, hay algo que quisiera entregarte. Lo encontré en tu buzón hoy cuando fui con Nathalie por las cosas que olvidaron.
Y después de decir aquello, de su bolso sacó una pequeña caja de color azul que llevaba una etiqueta, doblada justamente a la mitad donde se podía distinguir una clara nota de sol.
Adrien observó lo que la madre de Marinette le tendía, así como la duda de ella en si tomarlo o no.
Después de meditarlo un poco y sonreír resignada, tomó la caja entre sus manos. Sabine no pudo evitar sonreír ante la acción de su hija, pues para ella era realmente obvio quien habia dejado la caja ahí para ella, y dentro de su corazón a pesar de que habia sufrido el dolor de su hija como propio, estaba feliz de que ella dejara ir el pasado de esa forma; sin rencor.
Marinette pronto se aventuró a romper la envoltura de la caja, para después abrir con cuidado la tapa de esta, encontrándose por fin con el contenido; un par de guantes para bebé de algodón, estos de un verde realmente suave. Debajo de ellos, pudo encontrar una pequeña nota con dos iniciales con una caligrafía excelente; "LC&MA".
Luka Couffaine y Marc Anciel.
No pudo evitar sonreír ante la idea de que Luka no habia escrito eso, pues algo que tenían en común ambos era su pésima caligrafía, donde ninguno de los dos podía entender nada de lo que otro escribía.
Era un detalle inesperado, pero que de cierta forma logró apreciar. Ya después sabría si habia sido una coincidencia, o quien habia tenido que ver con aquello habia sido Rose o la señora Anarka, pero realmente no importaba.
Tomó la nota entre sus manos, mostrándosela a Adrien.
― Es un lindo detalle por parte de ambos, aunque estoy seguro de que Luka no escribió la nota ― aquello último lo dijo como un susurro en su oído, recibiendo un asentimiento como contestación.
― Pienso lo mismo ¿Crees que podrías colocarle los guantes a Emma? ― preguntó, entregándole el envoltorio junto con el par de guantes, a lo que él sonrió encantado ante la petición.
Para él era realmente importante que se encontrara tranquila ante aquello, pues solo reafirmaba aún más el hecho de que ambos habían logrado avanzar y dejar atrás todo lo malo que los atormentó.
― ¿Seguro que podrás solo esta noche, Adrien? ― preguntó Sabine en modo maternal, observando como Adrien era especialmente cuidadoso al colocarle los guantes a Emma, quien parecía no inmutarse ante lo que su padre intentaba hacer.
― No se preocupe, todo estará bien. Me encargaré de despertar a Marinette cuando sea hora de alimentar a Emma y no dudare de acudir a la primera persona que encuentre si entro en pánico ― respondió animado, y en cuanto terminó su tarea levanto su pulgar en señal de que todo estaría bien.
Sabine suspiró, confiaba en él, de eso no habia duda, pero seguían siendo padres primerizos y la duda no estaba de más, ella habia pasado por esa situación. Y sin más que decir, deposito un beso en su hija para después darle un fuerte abrazo a Adrien, quien durante unos segundos se mostró sorprendido pero al instante lo correspondió.
Se despidieron de Gabriel, quien hacía poco habia llegado a la habitación y que esperaba que Nathalie volviera para retirarse del lugar por ese día, pues la mujer necesitaba terminar con el pago de los honorarios por el tratamiento que habia recibido en el hospital.
Cuando en la habitación se quedaron solo los tres, tomó su bastón y se levantó del sofá individual, logrando que Adrien se acercara a él casi de inmediato, cosa que el mayor agradeció profundamente con una mirada hacia su hijo, indicándole que quería acercarse hasta donde se encontraba Marinette.
Sintió la mirada de ambos adultos sobre él, esperando cualquier cosa que tuviese que decir, incluso pudo ver la preocupación por él en sus ojos.
― Sinceramente es difícil el querer expresarme en palabras ante todo lo que pasa por mi mente, ambos saben que no soy tan bueno con ellas ― admitió en una mueca en su rostro, buscando la pequeña cajita de terciopelo que llevaba en el bolsillo de su pantalón sacándola de este, tomando con su mano libre la de su hijo para dejar la cajita sobre esta ― Esto es el comienzo para ambos, y realmente yo no sé cuánto de lo que han comenzado pueda ver, por lo tanto quiero que mi nieta tenga eso y sé que está en buenas manos con ustedes.
Tanto Marinette como Adrien guardaron silencio ante las palabras de Gabriel, pues estas estaban cargadas de muchos sentimientos que de cierta forma los dejaron pasmados.
Adrien antes de comentar algo, abrió la pequeña cajita de terciopelo observando su contenido, algo que no había visto en muchos años.
Un hermoso dije platinado con unas bellas incrustaciones, uno que recordaba haber visto usar a su madre diariamente y que rara vez se quitaba, un regalo que su padre le habia hecho en su primer aniversario de bodas. Un dije con la inicial de su nombre.
Sintió un nudo en la garganta, así como pudo vislumbrar el ambiente levemente borroso debido a las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos.
― No lo estará ― las palabras de Marinette lograron que elevara la mirada, encontrándose con los ojos de ella humedecidos, pero aun así parecía firme ante sus palabras.
Pudo observar como el entrecejo de su padre se fruncía, levemente molesto por las palabras de ella.
― ¿Qué es lo que quieres decir? ― cuestionó molesto, Adrien realmente no entendía las palabras de Marinette, y podía entender un poco la molestia de su padre ante la abrupta contestación de ella.
― Justo lo que dije, no estará en buenas manos con nosotros ― con dificultad, Marinette se sentó sobre la camilla. Adrien tardó un poco en reaccionar, colocándose a su costado para poder apoyarla a tener una mejor postura al ver como una mueca de dolor aparecía en su rostro, dejando la cajita de terciopelo abierta sobre las manos de ella, quien sonrió con dulzura al ver el contenido, pues al ver la reacción de Adrien no habia duda que aquello era importante para él, y al ver de lo que se trataba, entendió a la perfección que aquel dije le habia pertenecido a la mujer más importante para Gabriel y la madre de Adrien, Emilie ― Esto está mejor con usted, cuando considere apropiado entregárselo a su nieta, no nosotros.
Gabriel suspiró, levemente frustrado, pero entendiendo las palabras de Marinette.
― No sé si yo siga aquí para ese momento, es por eso que hago esto. Marinette ¿No crees que me encantaría ser yo quien le entregue esto a mi nieta?
― Entonces hágalo, como le digo, cuando lo considere apropiado ― Gabriel estuvo a punto de refutar ante lo insensata que ella podía ser la mayor parte del tiempo, pero ella le extendió la cajita después de cerrarla ― Haciendo esto es como si buscara rendirse, no lo haga y manténgase fuerte para ese día, que yo sé que tiene muchas cosas por hacer ― añadió, observando de reojo a Adrien quien se habia mantenido al margen de la conversación.
Pero ante esas palabras, no pudo estar más que de acuerdo, tomando entre sus manos la cajita que llevaba Marinette para acercarla aún más a su padre, quien la tomó realmente extrañado.
Sin saber que decir ante esas palabras.
Pero al observar la determinación de ambos, supo que lo que decía Marinette tenía mucha verdad. Sí, aun le quedaban muchas cosas por hacer.
Si bien ahora estaba seguro de que su hijo habia encontrado la felicidad y que este estaría rodeado de una familia que lo amaría sin reparos, aun no deseaba separarse de su lado, más porque a pesar de que desde hacía mucho tiempo comenzó a enmendar sus errores del pasado, sentía que eso no era suficiente.
Aún tenía mucho por hacer, aún tenía mucho por lo cual luchar por más cansado que se encontrara.
Pensó de repente que Marinette era alguien que realmente no se parecía a Emilie, era prácticamente polos opuestos, y de cierto modo se vio reflejado en ella cuando era joven; no tenía miedo de decir sus pensamientos, así como obstinada que podía llegar a ser era otro rasgo que compartían.
Pero sin duda tenían el mismo brillo en la mirada cuando decidían algo.
Sonrió, sintiéndose realmente tonto al caer en cuenta que no era la primera vez que ella lo sermoneaba de esa forma, claro, que con un contexto muy diferente cuando ella era una adolescente buscando que su hijo tuviese más libertad.
― Me pregunto si algun día podre contra ustedes dos ― murmuró por lo bajo, guardando la cajita en el bolsillo de su pantalón nuevamente.
Aquello no habia sido una pregunta, porque tenía clara la respuesta; porque no, no podría mientras estuviesen juntos.
[...]
Tres días enteros habían pasado en el hospital desde el nacimiento de Emma, donde tanto Rose como el pediatra que habia estado al momento de su nacimiento habían estado al pendiente de ella así como de Marinette, quien poco a poco comenzaba a recuperar la movilidad a pesar de que la herida en su vientre seguía generándole dolor, cada día parecía estar menos consiente de esto enfocando su atención en los momentos que podía tener a su bebé entre brazos antes de que se la llevaran por momentos para chequeos de rutina.
Adrien caminaba lentamente por el pasillo siguiendo el paso de Marinette, quien intentaba moverse con naturalidad aunque no le era del todo posible. En su espalda él llevaba la pequeña maleta donde llevaban de regreso las cosas que habían ocupado en el hospital, mientras que en sus brazos cargaba a Emma, completamente inmutada ante lo que pasaba a su alrededor.
Una sonrisa se formó en su rostro al pensar que quizás ella heredaría el sueño pesado de Marinette, y de forma automática se imaginó en unos años en el futuro levemente desesperado al tratar de despertar a cualquiera de las dos en caso de alguna emergencia.
Para ambos el pasar esos tres días completos en el hospital habia sido una situación con dos caras de la moneda; pues por un lado estaban seguros de que al estar ahí cualquier situación que se presentara que fuese una emergencia podían contar con atención inmediata para su hija, pero por el otro la sola idea de que aquello pudiese ocurrir de un momento a otro era algo que en ocasiones llegaba a quitarles el sueño por las noches, dedicándose a charlar entre ellos en la penumbra a voz baja, distrayendo sus mentes de pensamientos que simplemente no deseaban tener.
Para cuando el día llego no pudieron sentirse más que aliviados por saber que todo estaba bien y que se encontrarían en su apartamento por primera vez con aquel ser tan pequeñito, que podrían volver a dormir en la cama que habían aprendido a compartir durante todo ese tiempo.
Pero que las cosas realmente serian diferentes, algo que de cierta manera les aterraba un poco; pero como Sabine les habia dicho, era algo natural y que a la larga ese temor se iría desvaneciendo.
Se detuvieron frente a la puerta del apartamento, observándose de reojo antes de suspirar levemente derrotados al escuchar murmullos al interior de este e incluso música, que para pensar de Adrien estaba un poco alta para su gusto.
Ambos suspiraron mientras Marinette buscaba las llaves del apartamento en uno de los cierres de la mochila que llevaba Adrien a su espalda.
― Supongo que las enfermeras tenían razón, tener un bebé implica no tener descanso y no precisamente porque necesite atención ― admitió ella, tomando las llaves a la par que cerraba el cierre de la mochila.
Él sonrió de lado, acercándose para depositar un beso en la frente de ella.
― Mientras Nino baje el volumen de la música y Emma no despierte ante lo ruidosos que pueden ser todos, supongo que está bien ― Marinette se limitó a rodar los ojos divertida ante lo protector que resultaba ser Adrien.
Sí, ella conocía a la perfección esa faceta de él. Pero el hecho de presenciarla ante una vida que estaba unida a ambos era realmente magnifico así como algo abrumador, pues recordaba bien como se comportaba con los pretendientes que habia tenido durante su adolescencia, y realmente pensaba que para cuando aquel tiempo llegara para Emma ella debía hacer algo al respecto para que no se sobresaltara.
Marinette se dispuso a abrir la puerta, pero esta se abrió de pronto frente a ambos y para ellos no fue sorpresa alguna ver a su amigo recibiéndolos en su propio apartamento con una gran sonrisa en su rostro.
― ¡Pensamos que se habían perdido en el camino! ― soltó con emoción, dejándoles el paso abierto a ambos para que ingresaran a su hogar.
Tanto como Adrien y Marinette contuvieron la respiración al ver el lugar repleto de sus amigos y familia, quienes se mostraban realmente emocionados por su llegada logrando incluso que la música fuese apagada por completo.
Marinette llevó su mano hasta su vientre, cubriendo su herida al soltar una pequeña carcajada que al final detono algo de dolor, pero habia sido imposible para ella no reír ante lo que veía al fondo colocado sobre una de las paredes, haciendo que a pesar del dolor, su risa valiera la pena.
Un gran letrero que originalmente decía "Es un niño" pero que tenía grandes correcciones, con la palabra niño tachada por completo, teniendo encima de esta palabra una más que se podía distinguir como divorcio, pero que de igual manera habia sido tachada con un marcador rojo y a su costado estaba escrito el nombre de su bebé, además de una a agregada, leyéndose como "Es una Emma".
Sus amigos habían reciclado el letrero que habían preparado para celebrar el divorcio de Adrien para esa ocasión, y encontró aquel gesto realmente divertido así como encantador.
― ¿Sorpresa? ― la voz divertida de Alya apareció a su lado, Marinette al momento reaccionó abrazándola con cuidado de no lastimarse a sí misma ― Bien, esto me da a entender que el asunto del cartel te ha gustado ― atinó a decir, correspondiendo el abrazo de su amiga.
― Son unos idiotas ― soltó en un hilo de voz, sintiendo como las palabras en su garganta se atoraban.
Quizás no todos sabían lo que esa noche había significado para ellos, pero sin duda a pesar de lo amarga que pudo tornarse al final de esta, era claro que habia sido el detonante para que todo se dirigiera hacia esa dirección.
Pronto los presentes comenzaron a acercarse ante ellos; todos los que no habían tenido la oportunidad de felicitarlos por el nacimiento de Emma, así como los que no la habían conocido durante sus días en el hospital.
Todo mundo parecía estar encantado con Emma, comentando que de saber que tendrían una bebé tan linda los hubieran presionado para que algo sucediera entre ellos en cuanto estuvieron solteros en el pasado.
También pudieron observar como en el fondo Max le entregaba un par de euros a Kim, quienes luego se explicaron ante todos; ambos habían apostado, Max por su parte habia dicho que Adrien difícilmente encontraría pareja estable en al menos dos años, mientras Kim habia ido por todo lo contrario.
En cuanto Adrien le entregó a su bebé a Mireille quien junto con Théo observaban a la pequeña con un rastro de ilusión en sus ojos, un repentino dolor llegó a su estómago logrando que se quedará sin aire, así como un par de exclamaciones se hicieron escuchar en el lugar.
― ¡Nora! ― se quejó Marinette en voz alta, intentando ayudar a Adrien a recomponerse ante el inesperado golpe directamente a su estómago.
― Lo siento, Marinette, pero tiene que sentir algo de empatía en tu estado actual y no solo me refiero a la emocional ― se excusó la hermana mayor de Alya, quien después tomo a Adrien entre sus brazos, revolviendo su cabello ― Sabes que no es nada personal ¿Verdad, chefsito? ― comentó con algo de inocencia, recibiendo una mirada desaprobatoria por parte de Marinette en compañía de Alya e incluso de Marlena Césaire, quien sobaba el puente de su nariz ante la abrupta actitud de su hija.
― Lo sé, pero avisar no está de más ― respondió en un hilo de voz mientras intentaba recomponerse del golpe, intentando ignorar a Nino quien simplemente se burlaba a la distancia feliz de no ser el único de pasar por esa peculiar situación con la mayor de las hermanas de su esposa.
Marlena simplemente atino a suspirar, encontrándose algo irritada por lo impulsiva de su hija, pero a la vez divertida de la situación, pues en efecto como murmuraba Nino, él ya no sería el único en recibir un golpe de tal calibre por parte de su hija, después de todo, Nora consideraba a Marinette como una hermana más.
― Si me disculpa decirlo, creo que ya sé quién puede dar más miedo que usted, Chef Césaire ― comentó Wayhem a un lado de ella, temblando levemente al ver como apenas Adrien comenzaba a recuperar el aliento.
― Cada una de mis hijas a su manera puede dar miedo ― atinó a decir, encogiéndose de hombros mientras observaba la escena con una sonrisa divertida.
Los murmullos que resonaban preocupados cesaron finalmente, siendo sustituidos por una contagiosa risa en cuando Adrien fue capaz de levantar su mano en señal de que se encontraba bien.
Cuando el alboroto cesó y por fin Marinette pudo tomar asiento, sin despegar su vista de Emma quien pasaba de brazo en brazo de vez en cuanto, sus nervios se encontraban realmente alterados ante la posibilidad de que su bebé comenzara a llorar de la nada, algo que habia aprendido que le podía romper el corazón de una forma brutal, más que cualquier desliz amoroso de su pasado.
No fue consiente cuando Chloé dejo su lado buscando la forma de que Emma volviera a los brazos de su madre, murmurando cosas de que estaba realmente harta de tener que lidiar con la actitud nerviosa de Marinette y la poca atención que le estaba prestando, así como no fue consiente cuando alguien más tomó su lugar.
― ¿Siempre es así cuando se reúnen? ― una voz pausada llamó su atención a la realidad, girándose para encontrarse con el rostro de Kagami, quien parecía realmente cohibida ante tanto alboroto.
Marinette sonrió, observando como detrás de ella llegaba Rose, recargándose sobre el sofá con confianza.
― La verdad es que cuando hay alcohol de por medio las cosas se ponen peor ― admitió ella, recordando cómo sus amigos podían llegar a ser algo boca suelta cuando se pasaban de copas, en especial Nino.
― Pensé que preguntarías sobre el llamativo letrero que Alya coloco en cuanto llegó ― comentó Rose, dirigiendo su vista hacia el curioso letrero.
Kagami negó con su cabeza, una mueca realmente parecida a una sonrisa se asomó por sus labios.
― Sinceramente me doy una idea, lo más seguro es que sea algo más para fastidiar a Adrien ¿Cómo es que le dicen? ― preguntó curiosa.
― Chiste local, Kagami, y supongo que es por eso. Pero sinceramente para mi significa mucho más ― se atrevió a comentar Marinette, observándola de reojo.
Kagami no preguntó nada más, pero por la sonrisa que Rose le dedico a Marinette, supuso que ella sabía a lo que se refería y que seguramente aquello le traía buenos recuerdos a ella, al menos ahora lo hacía.
― ¡Mira lo hermosa que es, Kagami! ― la voz de Ondine se hizo presente, para recibir una seña por parte de su amiga para que bajara la voz al ver que cargaba a la pequeña ― Lo siento ― musitó, inclinándose un poco para que pudiese ver mejor a la bebé que sostenia entre brazos, ignorando a su espalda los reclamos de una furiosa Chloé, pues habia pasado sobre ella para llevar a Emma hasta Marinette.
― Lo es ― respondió ella, observando de reojo a Adrien quien se acercaba hasta donde se encontraban sentadas ― Creo que será igual de hermosa que Marinette cuando crezca ― añadió con confianza, guiñándole un ojo a Marinette para que comprendiera que aquello se trataba de una pequeña broma, y esta rápido capto el mensaje.
Más cuando pudo sentir los brazos de Adrien rodear su cuello, observando de manera desafiante a su ex rival.
Acción que rápidamente logró que las mujeres en esa conversación soltaran una risa discreta, a excepción de Marinette quien le planto un suave beso sobre los labios para posteriormente juntar sus frentes, logrando que los músculos de Adrien se destensaran y comprendiera que era una broma por parte de Kagami.
― No es gracioso ― se limitó a contestar, para después sentir dos manos palmeando su espalda en señal de apoyo.
Contrario a todo lo que expresaban sus rostros con una mueca burlesca.
― Claro que lo es ― soltaron al unísono Nino y Chloé, mientras que el primero se encontraba grabando la escena con su teléfono móvil.
[...]
Para fortuna de ambos, aquella pequeña reunión no duró mucho tiempo, parecía que todos los presentes entendían el agotamiento de los nuevos padres y que realmente por más que intentaran descansar el recuperar las energías por completo sería realmente difícil en al menos un año entero, como habia comentado Alya realmente segura de sus palabras pues su experiencia hablaba por ella.
Marinette se encontraba finalmente recostada sobre su cama, pudiendo disfrutar de la comodidad de esta después de tres días de encontrarse en una dura camilla de hospital, mientras que a su lado se encontraba Emma realmente tranquila después de ser alimentada.
Sabía que aquello era particular de los bebés, pero no por ello no pudo relacionar esa acción con Adrien quien después de comer se mostraba igual de tranquilo.
Acarició con las yemas de sus dedos las mejillas levemente hinchadas de su hija, aun algo incrédula de tenerla finalmente a su lado y de que las cosas no hubiesen resultado como habían planeado en un principio.
Algo que en su momento realmente logró aterrarla al darse cuenta de que sus sentimientos hacia Adrien iban más allá de la amistad y que él compartía su sentir, pensando en que quizás habían arruinado las cosas, temiendo que fuese algo que no duraría entre ellos y terminando como ambos no deseaban para variar.
Pero aparentemente Adrien podía tener más trucos de bajo de la manga, o en ese caso, planes.
No podían ver el futuro para ver el resultado de las cosas, así como tampoco creían en que existía un destino tallado en piedra; todo se resumía a las elecciones que habían tomado a lo largo de la vida, y eso era algo que comenzaron a confirmar al aceptar los sentimientos que se formaron entre ellos.
Sentimientos que quizás simplemente estaban esperando por nacer.
Pero ya no podía importar mucho todas esas dudas que llegaron a tener en cuanto fueron capaces de pronunciar sus sentimientos en voz alta el día que sabían que Emma estaría en camino con ellos, porque el cambio de plan de Adrien habia funcionado.
La puerta del baño se abrió, haciendo que Marinette dirigiera su vista hasta esta, observando como Adrien se secaba el cabello con la toalla que pronto dejó sobre una silla donde habían dejado gran parte de las cosas que habían ocupado en el hospital.
― Adrien, sabes que la toalla húmeda no puede ir ahí ― regaño en un susurró, recibiendo una sonrisa burlona por parte de él mientras se acostaba con delicadeza detrás de ella, sin importarle que sus pies quedaran colgados fuera de la cama.
― Lo arreglare más tarde ― se excusó, estirando su mano para apagar la luz de la pequeña lámpara a su costado, dejando que la habitación fuese solo iluminada por la luz de la luna que entraba por la ventana.
Adrien no pudo evitar reír al oírla refunfuñar por lo bajo ante su contestación, comparando aquello con el asunto de la tapadera del baño de la cual tanto Wayhem le hacía burla.
Él busco una de las manos de ella para entrelazarla con la suya, acomodándose en una posición donde sus cuerpos se encontraban realmente cerca y el pudiese apreciar a su hija que dormía plácidamente en su cama.
― Vamos a tener que pensar en lo que haremos, Emma necesitará su propia habitación algun día ― comentó él con suavidad.
― Ya pensaremos en algo, algun plan podremos elaborar ― atinó a decir ella con una sonrisa, sintiendo un escalofrió en cuanto sintió unos cuantos besos ser repartidos por su cuello de forma inocente ― En cuanto a eso, creo que eres bueno para idear planes ― admitió, sintiendo sus mejillas enrojecer.
― Yo podría decir lo mismo de ti, después de todo, técnicamente fue tu idea ― soltó divertido, recordando con exactitud sus palabras.
"Pensemos en un plan e ¿Sería tan extraño que tú y yo, bueno, intentáramos tener un hijo?"
Una oración que hasta la fecha seguía haciendo mella en él, haciéndolo sonreír cada vez que la recordaba al mirarla estar concentrada en cualquier cosa que se encontrara haciendo.
― Te recuerdo que lo arruinamos ― hizo una pausa al sentir nuevamente un beso por parte de Adrien, solo que ahora en su mejilla ― Tú fuiste quien ideo un nuevo plan, cosa que funcionó por más extraño que pueda sonar ante los demás, pero para mí no lo es.
"Nuestro plan e, era por que buscábamos tener un bebé, como amigos por más extraño que esto fuera. Tú y yo en definitivamente ya no somos simplemente amigos, pero estamos esperando un bebé juntos ¿Tan malo sería si buscáramos enamorarnos?"
Un plan que para ojos de ella no sonaba descabellado, y que si era sincera consigo misma, ni siquiera habia intentado que pasara, no lo habia buscado, pero habia sucedido.
Algo que Adrien desde el principio considero, pues en definitiva sus sentimientos por Marinette habían surgido de una forma tan espontanea e intensa que no habia necesidad de buscar algo más.
― Aunque la palabra se quede corta ante mis sentimientos, tú nuevo plan funcionó, y termine enamorada de ti sin siquiera buscar que eso sucediera, como sé que ocurrió contigo― añadió con un pequeño titubeo, sintiendo como el cuerpo detrás de ella se pegaba más al suyo después de haber dicho esas palabras, como si buscara no soltarla nunca.
Era la primera vez que mencionaban esa palabra en voz alta desde que sabían que Emma estaba en camino, pero aun así Marinette no dudaba de los sentimientos que Adrien expresaba hacia ella con sus acciones y miradas, sabiendo que entre ellos realmente podían sobrar las palabras.
― Debes de admitir que fue un plan excelente ― aquel último juego de palabras los hizo sonreír a ambos. Adrien no podía dejar de ver a las dos mujeres de su vida desde donde se encontraba ― Pero, como siempre estas en lo correcto, porque en efecto estoy enamorado de ti, incluso sé que es más que eso, la palabra se queda corta ante todo esto que somos ― agregó, observando sus manos entrelazadas.
No había necesidad siquiera de mencionar aquel plan que tenían para la siguiente etapa de su vida porque de hecho ya lo habían iniciado desde hacía mucho tiempo atrás sin darse cuenta, pues el sentimiento de felicidad era algo que descansaba sobre sus corazones al estar el uno al lado del otro, algo que no era nuevo para ellos.
Solo que ahora compartían aquello con la persona más importante para sus vidas, quien en algún momento pensaron que simplemente sería una simple fantasía o un sueño muy difícil de alcanzar.
Quizás les faltaba muchas otras metas que alcanzar, así como muchas cosas que vivir en compañía del otro, y no sabían que podía deparar el futuro para ellos.
Pero ya sería algo que descubrirían a base de sus elecciones, tal como lo habían hecho con sus sentimientos; tal como lo habían hecho al elegir tener una familia.
[...]
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Capitulo final
Palabras: 8872
Esto planeaba subirlo hasta el domingo/lunes, pero al tenerlo listo no me pude resistir, además de que la emoción de que se estrena un nuevo capitulo y dije "Pueh daleh".
Es realmente impactante para mí, que luego de un año con dos meses y 10 días (aproximadamente) este publicando el capítulo final de este fanfic que comenzó como una propuesta suave donde puse muchas experiencias personales, así como sentimientos y sucesos que han ocurrido a lo largo de mi vida.
Prácticamente este fanfic para mi es una carta abierta a todos sobre mis deseos profundos de ser madre, así como mi punto de vista de lo que puede ser el amor entre dos personas que siempre han estado a un lado del otro. Donde aquí dejo mucho de mí, donde prácticamente pueden saber lo que siento a través de cada capítulo.
Sé que esta propuesta no fue innovadora y que puede estar exenta del drama o giros dramáticos, porque así es como la pensé; quería escribir algo tranquilo, donde pudiese sacar a flote todo lo cursi que puedo ser.
Amistad, confianza, amor propio, metas y valor; para mí es esto lo que puede significar amor, e incluso más, algo que siempre intente poner en Adrien y Marinette, que a pesar de todos sus conflictos, lograron salir adelante.
Quiero poner también el significado de enamorarse/enamoramiento, para que vean que en efecto estos niños lo sentían pero no estaban seguros, donde eventualmente esto fue más allá que una simple palabra o el deseo de formar una familia: "El enamoramiento es un estado emocional producto de la alegría, en el cual una persona se siente poderosamente atraída por otra, que le da la satisfacción de alguien quien pueda comprender y compartir tantas cosas como trae consigo la vida."
Nuevamente, quiero agradecer a todos y cada uno de los que se han tomado el tiempo de leer la historia y que la han disfrutado, sea que voten o no, el ver que alguien lee algo que escribí con mucho sentimiento realmente pone una sonrisa en mi cara.
Pero, sobre todo quiero agradecer a todos los que me acompañaron capitulo a capitulo con sus extraordinarios comentarios, logrando que más de una vez terminara riéndome y sintiendo felicidad al ver que habia alcanzado sus corazones, leyendo sus anécdotas como madres o que incluso comparten el mismo sentimiento que yo con respecto a querer serlo. Reitero, toda mujer tiene derecho a la elección, y este fanfic se trata sobre esto.
De elecciones y errores.
Ahora solo resta el pequeño epilogo, que estará disponible en un par de días.
Espero que disfrutaran la resolución de esta historia, así como yo disfrute escribiéndola.
Es algo difícil despedirme acá, pues me siento con sentimientos encontrados, así que mejor corto mi parloteo y dejamos las despedidas para el epilogo, que soy terrible para decir adiós jajaja.
Un besote; los amo, aunque muchas veces no confiaran en mi jajaja.
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