Treintaidós
Estaba seguro de que si en aquel instante se hubiese encontrado solo quizás su entrada al hospital Saint Louis sería prohibida de por vida debido a que en el momento en el que el automóvil se detuvo simplemente pudo pensar en lo que debía hacer; correr.
Para su fortuna Kagami le había seguido dejándole a Ondine la indicación de que estacionara el automóvil y evitado así que aquello sucediera, tomando de la parte trasera de su filipina en cuanto estuvo a punto de pasar el control de seguridad donde él pensó en primera instancia que se encontraría Marinette.
Adrien maldecía el hecho de haber olvidado su teléfono móvil en alguna parte de la cocina, así como maldecía de igual forma el no saberse de memoria el número telefónico de Nino o incluso de Alya en aquel instante, recordando como en el pasado su propio padre le había reñido por aquella dependencia a la tecnología en su adolescencia, dándole la razón mentalmente mientras caminaba por los pasillos del hospital para dirigirse a la sección donde se encontraba la zona de especialidades.
Pues en su cabeza tenía lógica que, si Marinette no se encontraba en la sala de urgencias, seguramente estaría con Rose en su consultorio dentro del gran hospital.
Y en cuanto cruzó el umbral de la puerta del consultorio de su amiga pudiendo observar a Nino sentado en una de las sillas de espera, no supo si sentirse aliviado o aun mas perturbado al sentir su cuerpo temblar.
Las palabras no salían de su boca, estas parecían ser retenidas por el miedo en su garganta causándole una sensación de amargura y desasosiego, quería preguntar tantas cosas; ¿Cómo se encontraba Marinette? ¿Qué había ocurrido?
Pero al ver el rostro de su amigo completamente inundado por la seriedad supo que de cierta forma tenia más miedo del que deseaba admitir, pues sí que quería saber que ocurría y saber como estaba ella, pero en definitiva solo deseaba escuchar buenas noticias y estaba consciente de que quizás las respuestas de que deseaba oír podían no existir.
— Nino ¿Cierto? — la voz de Kagami a su costado lo hizo sobresaltarse de repente pues durante unos segundos se había olvidado donde se encontraba — ¿Cómo esta? — preguntó de forma directa ignorando por completo el rostro de sorpresa que el hombre tenia desde que dirigió su mirada hacia ellos.
Aunque de cierta forma ella no lo culpaba; lo había conocido de forma breve en una de las tantas reuniones con los abogados y el juez que llevaría acabo el divorcio entre Adrien y Aurore, la única ocasión en la que el Agreste había llevado un testigo sobre los asuntos.
Si bien ella lo había reconocido de inmediato como el mejor amigo del exmodelo y de forma inmediata el nombre que la jefa de Adrien había mencionado hizo una conexión con su presencia, no esperaba que le recordara. Aunque por la expresión de desconcierto y sorpresa que tenia en su rostro, supo que era justo lo contrario a lo que podría pensar.
— Voy a ignorar lo extraño que es esto — atinó a decir con voz tranquila, gesto que logró que logró tranquilizarla pues si las cosas estuviesen mal, estaba segura de que nadie podría decir algo de esa forma tan tranquila. Aunque al observar de reojo a Adrien comprendió que él realmente necesitaba una confirmación más explícita — Marlena me comentó que alguien no había dejado que Adrien condujera, así que te lo agradezco, estoy seguro de que este idiota pudo irse por el lado contrario debido a los nervios — comentó mientras se acercaba a ellos, colocando una mano sobre el hombro de su amigo.
Por su parte Adrien intentó controlar su respiración exaltada al escuchar la voz tranquila de Nino, a sabiendas de lo importante que era Marinette para todos y que él no era una persona precisamente tranquila cuando algún tipo de situación similar se presentaba cuando se referían a encontrarse dentro de un hospital.
Pero para él no era suficiente la voz tranquilizadora de su amigo, necesitaba verlo con sus propios ojos.
Y después de suspirar, intentando controlar el leve temblor que tenia en sus extremidades, tomó la mano de Nino con la suya, pidiendo de forma silenciosa que necesitaba verla.
Cosa que el susodicho comprendió de inmediato con una sola mirada y antes de agregar algo más, palmeo su hombro antes de separar el contacto que tenía con él.
Observó caminar a Adrien hacia la puerta del consultorio donde Rose se encontraba en compañía de Mireille Caquet quien se había encargado de trasladar a Marinette desde la boutique hasta donde ahora se encontraban.
Para él, Adrien era un hombre fuerte que podía enfrentar muchas adversidades y verse completamente inundado por cualquier cosa que le dificultara el camino no era algo que lograba derribarlo. Pero ese caso era especial, por que sabía que su amigo tenía miedo.
Después de todo para él las peores noticias de su vida provenían de un hospital; desde la muerte de su madre hasta el saber el deterioro que su padre llevaba en sus riñones. Encontrarse ahí de forma espontanea por Marinette no era algo fácil de procesar.
Por el simple hecho de que era ella y de que, justo ahora ambos comenzaban a formar algo que, si bien a ojos de muchos era extraño y espontaneo, para él tenía mucho sentido.
— ¿Ella estará bien? — la voz que reconoció como la de Kagami llegó hasta sus oídos, logrando que despegara sus ojos de la puerta por la que Adrien había entrado.
Aquello era bastante surreal, y si se lo preguntaban a Nino, en cualquier otro momento se hubiese reído debido a lo extraño que todo se había tornado. Pues, nunca en su cabeza se había formado la posibilidad de que quien se ofreciera a traerlo hasta allí fuese precisamente Kagami, la mujer que en el pasado estaba completamente segura de que veía a Adrien con un desprecio que fácilmente podría atravesar un par de paredes de concreto.
Pero la realidad siempre supera la ficción, como se suele decir en su trabajo.
— Lo estará, fue un susto que debe servirle para que aprenda a no esforzarse de más y para que sepa que debe relajarse con ejercicios que las embarazadas deben hacer — intentó explicarse de la forma más simple posible, pues si le preguntaban, no había entendido del todo a Rose en cuanto le explico lo sucedido. Las facciones de Kagami se relajaron casi de inmediato, cosa que hizo sonreír de medio lado al moreno; después de todo, ella podía no ser la reina de hielo — Aunque no yoga, eso de los estiramientos no le harán mucho bien que digamos — atinó a decir con un tono bromista sutil.
Kagami se limitó a suspirar luego de procesar aquellas palabras y entender el sentido con el cual hablaba.
— Eso me deja tranquila, a decir verdad, así que creo que debería irme retirando — comentó con tranquilidad mientras observaba de reojo la puerta por la cual Adrien había aparecido, sonriendo levemente.
Después de todo había logrado hacer algo bien, cosa que lograba hacerle sentir una felicidad genuina a pesar de lo extraño del asunto. No podía cambiar el pasado, pero si había logrado devolver un poco a quien le había arrebatado tanto.
Sin saber que de cierta forma le había entregado más de lo que ella había podido tomar de Adrien en el pasado.
— ¿No piensas quedarte? — cuestionó él logrando que detuviera sus pasos — Estoy seguro de que cuando la fase de gato asustadizo de Adrien pase, él querrá agradecerte y estoy seguro de que Marinette también, así como ahora yo quisiera darte las gracias — agregó, sonriendo de medio lado al verla girarse hacia él, con una mueca de confusión.
— Nadie tiene nada que agradecer, es lo menos que puedo hacer, después de todo — atinó a decir con una mueca en su rostro que Nino no supo cómo identificar.
— Pues te equivocas, Kagami — aquellas palabras dieron de forma directa en el orgullo de la mujer, logrando que frunciera su ceño dispuesta a contradecirlo, pero guardó silencio al ver que iba a continuar — Esto realmente ha sido importante, de venir Adrien solo estoy seguro de que quizás estaría peor, añadiendo que no estoy tomando en cuenta la pésima suerte que tiene mi amigo, además — guardó silencio, llevando una de sus manos hasta detrás de la nuca — Se podría decir que de una forma u otra, gracias a ti esos dos se han dado cuenta de que lo que tanto buscaban siempre estaba a su lado — agregó, intentando no reír ante su propio comentario.
Pues, en el pasado siempre había considerado que de una forma u otra ambos debido a su interacción y cercanía terminarían prendados el uno con él otro.
Pero como si de una broma del destino se tratase ambos se encontraban de una forma tan cercana, pero a la vez tan enfocados en sus propias metas personales, cosa que lograba nublar lo que podía nacer en ellos.
Marinette comenzando con su boutique de poco a poco, mientras Adrien llevaba su trabajo como modelo al extremo al comenzar a estudiar durante los fines de semana.
Y entonces el repentino acercamiento de Luka Couffaine con Marinette tras la muerte de Juleka, donde el susodicho logró capturar la atención de su amiga de una forma que a sus ojos le parecía bastante abrupta.
Nino en aquel momento pensó que quizás se había equivocado, pero en el momento en el que Luka le había propuesto matrimonio a Marinette poco después de tener un año de relación, supo que algo realmente estaba mal.
Marinette había aceptado después de dudar un poco ante los ojos de todos los presentes, así como el hecho de que en más de una ocasión había movido sus planes de boda durante casi dos años debido a que necesitaba enfocarse en lo que comenzaba a crear desde cero; su boutique.
Aquella propuesta de matrimonio había sido el detonante ante sus ojos para la abrupta boda de su mejor amigo con aquella actriz que si bien apenas y conoció, clamó estar completamente enamorado de ella y todas sus cualidades.
No; él no era estúpido y conocía muy bien a sus amigos, en ciertos aspectos estaba seguro de que los conocía mejor que ellos mismos. Marinette a pesar de que clamaba amar a Luka, simplemente retrasaba la boda por que no estaba segura, por que para ella era bien sabido que a Luka no le agradaba precisamente que Adrien Agreste le robara la atención de ella por momentos. Mientras que Adrien se apresuró con un amor completamente irreal al sentir que pronto de una forma u otra perdería aquella cercanía con Marinette a manos de otro.
Todo aquello había sucedido frente a sus ojos, ningún tipo de palabra se lo había confirmado, pero toda tenía sentido en cuanto se ponían las cartas sobre la mesa.
Por que ambos eran ciegos como topos, se repitió a sí mismo.
Por eso a pesar de que realmente había odiado ver sufrir a sus amigos por sus respectivos fallos en el amor, ahora se encontraba feliz y agradecido pues parecía que era lo que necesitaban para poder ver a su costado.
Kagami había sido parte de aquello, y aunque en su momento la furia ante las acciones de las ex parejas de ambos solo había logrado una enorme molestia al punto de atreverse a romperle la nariz a Luka de un golpe, ahora estaba agradecido de cierta manera.
— Por como lo dices, parece ser que ambos en realidad son algo idiotas — atinó a decir la mujer, suspirando con una sonrisa de medio lado mientras se sentaba en una de las mullidas sillas, dándole a entender que esperaría, para después sacar su teléfono móvil para escribirle a Ondine, comentándole donde se encontraba.
— Lo son, y bastante — confirmo con una sonrisa, observando como del consultorio salía Mireille con un rostro significativamente más tranquilo que en el momento en el que él había llegado al hospital después de la llamada de ella después de ver que Adrien no atendía la llamada, por lo cual no dudó en salir del trabajo excusándose de que era una emergencia familiar.
Cosa que de cierto modo no era mentira.
— Marinette está bien, así como el bebé, la Doctora le dará las indicaciones a ella como a Adrien — comentó con una sonrisa llena de alivió.
Cosa que hizo que Nino y Kagami relajaran sus hombros al escuchar de forma oficial aquellas buenas noticias.
Pues, aunque Kagami no conociera a Marinette, desde el momento en el que escucho sobre la situación, deseaba que estuviese bien. Por debajo de la cobertura dura e insípida que solía tener con los extraños, seguía siendo una persona que sentía empatía.
— Llamaré a Alya, en todo caso, para que se tome las cosas con calma y no termine gritándole a su jefa — comentó al momento que limpiaba su ojo derecho, evitando que una lagrima de felicidad saliera de su ojo — ¿Necesitas que te llevé a alguna parte, Mireille? — preguntó, colocándose el teléfono móvil sobre la oreja mientras escuchaba el tono de llamada.
La mujer negó con la cabeza, mostrando unas llaves con un llavero que el moreno bien conocía; una pequeña catarina hecha con bisutería y un poco de tela, regalo que su pequeño hijo Joseph le había hecho en el ultimo cumpleaños de Marinette, pues a palabras de él, su tía necesitaba un poco de suerte y que mejor que ello que una catarina.
— Me ha dicho que me lleve su camioneta de regreso, pues hay unos pedidos que debía ir a recoger ella con Théo, así que debido a la situación me encargaré de ello — ante aquellas palabras Nino simplemente negó con su cabeza.
— Al menos no se ha levantado de la camilla con lo obstinada que es para ir a hacerlo ella misma — contestó él, a lo cual Kagami alzó una ceja preguntándose si aquella mujer realmente era capaz de hacerlo o era una broma por parte de Nino.
Mireille soltó una risita mientras negaba con su cabeza.
— En esta ocasión no, por que entiende que debe cuidarse no por ella, si no por su bebé, aunque ambos sabemos que, si fuese algo simplemente de ella, Marinette ya estaría saliendo por la puerta del hospital — argumentó con una media sonrisa.
Nino simplemente pudo asistir, para después comenzar a hablar por medio del teléfono móvil. Kagami simplemente observó a la mujer marcharse mientras se despedía de ambos con un ademan de manos.
Sintiéndose levemente identificada con lo poco que ahora sabia de Marinette, pues estaba segura de que ella haría lo mismo.
[...]
Cuando estuvo dentro del consultorio y sintió las miradas de las mujeres presentes sobre él todo su cuerpo se tensó de repente ante el gran miedo de ver pena o angustia en sus rostros.
Pero en cuanto pudo observar a Rose sonreírle de una forma tranquilizadora mientras que con su mano le indicaba que se acercara hasta donde se encontraba, justo a un lado de una camilla donde Marinette se encontraba acostada.
Al dar su primer paso sintió como su pie se tambaleo un instante temiendo que en realidad aquella tranquilidad que Rose mostraba sólo era algo pasajero o incluso un juego de su mente, pero al observar como el aun pequeño pero abultado vientre de Marinette se elevaba de manera pausada debido a la respiración de ella, la calma poco a poco volvía a él.
Y como si hubiese sido empujado por alguien por la espalda, comenzó a caminar hasta llegar a su lado.
Marinette se encontraba completamente dormida en la camilla cubierta por la bata que solía usar cuando acudían a los chequeos con Rose, además de una ligera frazada sobre sus piernas.
Escudriño con su mirada su expresión mientras rodeaba el lugar donde ella se encontraba para posarse justo a un costado del rostro de ella, mientras se colocaba de cuclillas para estar a la altura de este para después proceder a acariciarlo con suavidad con sus manos.
Siempre que había tenido ese tipo de miedos, Marinette se encontraba a su lado para reconfortarlo. Nunca pensó que en algún momento ella sería la razón por la cual sus piernas comenzarían a flanquear y que no podría escuchar sus palabras que lograban tranquilizarlo. No por que no le importara en el pasado, si no más bien por que a sus ojos ella era la mujer más fuerte que había conocido después de su propia madre.
Ella podía llorar mientras al mismo tiempo se levantaba para seguir adelante, era una mujer con muchos miedos, así como defectos, pero su gran fortaleza sin duda era lo que siempre había admirado.
Y al verla ahí conectada a lo que pudo identificar como suero por intravenosa al igual que un pequeño medidor de signos vitales que se encontraba en su meñique izquierdo sabia que a pesar de todo lo que Marinette era, en esa ocasión él tenía que estar ahí para ambos y afrontar cualquier cosa por ella.
Aquello en lugar de generarle terror le infundió de valor, tomando la mano libre de ella para entrelazarla con la suya propia mientras depositaba un suave beso sobre su frente, para después dirigir su mirada hacia Rose, quien había permanecido a su lado en silencio.
— ¿Cómo esta? — preguntó con todo el valor que había reunido sin atreverse a soltarla.
Rose no pudo evitar sentir su corazón estrujarse al ver el rostro de su amigo completamente transformado por la angustia, por lo que de inmediato colocó su mano sobre el hombro del varón en señal de apoyo.
— Esta bien y fuera de peligro al igual que el bebé, de eso puedes estar seguro — le informó y de inmediato supo que Adrien sentía como un gran pesar había sido removido de sus hombros en aquel instante — Solo que cuando llegó estaba algo alterada, tuve que poner algo para sedarla un poco en el suero que le coloqué — agregó, llevando su vista a la pequeña bolsita plástica rellena de líquido transparente que colgaba de un tubo metálico a un costado de la camilla.
Adrien por inercia cerro sus ojos, imaginando el temor por el cual seguramente ella había pasado.
Se maldijo mentalmente, pues en aquel instante hubiese deseado estar a su lado. Y aunque si bien había cometido la gran estupidez de olvidar por algún lugar su teléfono móvil, la verdad es que de tenerlo tampoco hubiese llegado antes de que ella hubiese terminado dormida. Ambos tenían sus obligaciones, así como comprendía que no podía estar las veinticuatro horas sobre ella, estaba claro que debía ser alguien más atento ante las llamadas de emergencia además de evitar parecer un maldito gato asustado.
— ¿Qué fue lo que ocurrió? — su voz sonaba incluso más tranquila, cosa que él de inmediato pudo notar.
Antes de que Rose pudiese decir algo, la empleada de Marinette que se encontraba en el consultorio, Mireille, levantó su mano de forma tímida, llamando la atención del rubio por primera vez desde que había entrado al lugar.
Rose asintió, adivinando que la mujer de alguna forma estaba pidiendo permiso para expresarse, y la verdad, al ser ella quien se había encontrado junto con Marinette ante aquello era lo más prudente.
— En la boutique Marinette quiere dejar bastantes cosas en orden antes de entrar en la etapa final de su embarazo y para poder recibir al bebé sin preocupaciones, usualmente no hay problema por que pasa la mayor parte de su tiempo sentada, cosa que le incomoda pues termina con sus piernas entumecidas y ¡Ah estoy divagando! — se expresó, llevando una de sus manos hasta su cabeza. Una cosa era explicarle a la doctora lo que pasaba, otra muy diferente era hacerlo a Adrien Agreste, pues sabia lo mucho que Marinette le importaba, más ahora que en el pasado cosa que era obvio — Esta semana uno de los elementos más importantes de Hugo Boss aquí en París se comunicó con Marinette, pues de alguna forma se enteraron de los diseños que la casa de moda Louis Vuitton le compró para la siguiente temporada, queriendo hacer un trato con ella, pero como seguro sabes, ser una boutique independiente mientras que dos casas enormes de moda quieren tus creaciones no es algo fácil con lo cual lidiar, además de lo cansado, se tienen que revisar clausulas de contrato y obviamente la gente de Louis Vuitton no esta muy feliz con la situación al ver que no existirá una exclusividad — Adrien de forma inmediata hizo una ceña con su mano libre, indicándole que guardara silencio y que respirara.
Todo aquello lo sabía a la perfección, era lo que llevaba revoloteando por la cabeza de Marinette durante aquella semana logrando verla en la cama que ambos compartían antes de dormir con un par de papeles que solía releer más de una vez.
Le había ofrecido incluso que fuesen con su padre para alguna clase de consejo para que supiese lidiar con los buitres con los que trataba, pero ella de inmediato se rehusó.
— Tú padre formó su propio camino por su cuenta, Adrien, eso deseo hacer también. Además, tener a Gabriel Agreste aconsejándome sería hacer mi trabajo mucho más sencillo — le había dicho una noche antes de acomodarse sobre su pecho, antes de caer dormidos debido al agotamiento de sus actividades recreativas.
Pero él estaba seguro de que además de las palabras que ella decía, también estaba el hecho de que no deseaba que las personas pensaran que la base de su éxito era debido a alguien más. Marinette aspiraba al mismo reconocimiento que él en sus propios campos laborales y aquello era algo que siempre había respetado, más en aquella situación.
Realmente agradecía haber dejado la carrera de modelaje mucho tiempo atrás pues de otra forma estaba seguro de que las probabilidades de llegar hasta ese punto serian nulas debido al orgullo de ella. Al estar fuera del foco de la farándula, Marinette no sería opacada por ninguna sombra.
— Eso lo sé, ha sido una semana bastante difícil, pero ¿Ocurrió algo? Me refiero, quiero saber para evitar que suceda nuevamente — se explicó el rubio, observando de reojo como Marinette fruncía su entrecejo entre sueños.
— Bien; como ya le comenté a la Doctora Lavillant, hoy estuvo al teléfono varias horas seguidas intentando resolver el conflicto, pues ella no esta dispuesta a otorgar todo su trabajo a una marca de manera exclusiva cuando tiene sus propios sueños a futuro con sus ideas. Durante todo este tiempo, estuvo caminando en su oficina sin tomar un respiro o sentarse — explicó mientras jugueteaba con las llaves que llevaba en mano — Antes de darme cuenta, Marinette había salido de la oficina completamente aterrada; su pantalón tipo pijama sarga de color azul estaba manchado de sangre, de ahí ella me dio los detalles para llegar aquí — añadiendo, mordiendo su labio de forma ansiosa al recordar aquello.
En verdad había tenido miedo al ver a Marinette en un estado de pánico completo. Estaba más que claro que estaba preocupada por la vida de su bebé.
— El estrés continuo y el estar parada durante un gran periodo de tiempo fue lo que provoco el sangrado, un poco de la placenta o incluso el tejido que tiene extra debido a la endometriosis se desprendió, no es nada grave así como tampoco es un aborto espontaneo, se lo explique a Marinette antes de que durmiera, parece que es algo que necesitaba — Rose soltó un suspiro que Adrien no supo bien como interpretar — Esta fuera de peligro, pero Marinette debe de entender que no puede exponerse a ese tipo de situaciones y cuidarse el doble. Si bien, en esta ocasión no ocurrió nada, ambos saben que su condición no hace el embarazo más fácil — puntualizó como si de una orden implícita se tratase.
Pues para Rose era más que obvio que si de alguna forma Marinette seguía siendo testaruda, el código Agreste terminaría por detenerla en seco.
— ¿Estas insinuando que debería dejar de trabajar en la boutique? — una voz suave y adormilada sonó en la habitación logrando que todos guardaran silencio.
Mireille chilló por lo bajo al ver la actitud de Marinette realmente mucho más tranquila que momentos atrás, incluso para ella aquello había sonado como si de algo sarcástico se tratara, aunque el asunto era completamente serio. Por su parte, no entendía mucho sobre la condición que afectaba a Marinette, y estaba segura de que no debía hacer más preguntas de las necesarias. Pero con aquella información, estaba más que segura que a pesar de que ella fuese su jefa, Mireille se encargaría de plantarle una línea durante sus horas de trabajo, quisiera o no.
Aunque tuviese que hacer que Théo trabajara el doble.
— Creo que debo ponerte un cascabel para que no me des sorpresas así — soltó Adrien con una sonrisa ladina, colocando un beso en su frente de nueva cuenta, dándose su tiempo para sentir el contacto con la suave piel de ella.
Los ojos de Marinette lucían adormilados, pero estaba ahí esforzándose por mantenerse despierta mientras dirigía su mirada hacia Mireille.
— Gracias por traerme y estar aquí, yo sola no lo hubiera logrado, fuese algo realmente peligroso o no — murmuró con debilidad hacia la mujer, quien se limitó en asentir con la cabeza mientras ella hablaba.
— No tenia muchas opciones, Théo se desplomó en cuanto te vio y las chicas estaban hechas un manojo de nervios, además de que eres mi jefa, si algo te ocurriera ¿Dónde quedaría mi salario? — se atrevió a bromear, acercándose hasta ella por el lado contrario de la camilla — Estoy feliz de que estés bien, pero por favor, haz casó — añadió con un tono más serio, dejando sobre la camilla las llaves de la camioneta para después acariciar con cuidado el vientre de Marinette — Ese bebé aun no ha nacido y es amado por muchos ya, y tú tienes que cuidarte por su bien.
Marinette sonrió con ternura ante las palabras cargadas de preocupación de Mireille, tomando con dificultad las llaves de la camioneta con el peculiar llavero que el pequeño Joey le había regalado, pensando que en efecto le había traído mucha suerte a su vida, para entregárselas de nueva cuenta a la mujer.
— Llévate la camioneta de regreso a la boutique, Théo tiene que pasar por un pedido, aunque ahora lo hará solo pues debó quedarme aquí ¿No es así? — pregunto de forma inocente, observando una mueca desaprobatoria por parte de Adrien mientras Rose negaba con la cabeza, realmente Marinette era alguien obstinada.
— Me encargaré de acompañarlo, después del golpe que se dio contra el suelo de la impresión no creo que sea prudente dejarlo manejar — acotó sonriendo de medio lado, acariciando su brazo en señal de apoyo — Me haré cargo de ello, mientras tanto descansa.
Aquello ultimo a oídos de Marinette había sonado como una orden, y por el gestó que tenían tanto Rose como Adrien en sus rostros estaba segura de que compartían el pensamiento de Mireille. Y, a decir verdad, ella también.
Cuando la mujer salió del consultorio, Marinette se permitió cerrar sus ojos para sentir el cálido contacto que la mano de Adrien tenia con la suya, sintiéndose ahora realmente tranquila, sin la necesidad del poco sedante que Rose le había inducido para mantenerla tranquila a pesar de que le había insistido que todo estaba bien.
Había tenido mucho miedo; estaba segura de que nunca en su vida se había encontrado con aquel sentimiento tan aterrador.
No había sucedido cuando supo lo de su endometriosis, ahora aquel recuerdo podía considerarlo con algo sumamente simple a un lado de aquel momento.
Perder alguien amado que es parte de ti y de la persona por la que tu corazón late de forma desbocada, todo sin siquiera haberle conocido.
Con aquel pensamiento no pudo evitar sentir como un par de lagrimas comenzaban a salir de sus ojos sin poder controlarlo. Se encontraba completamente reconfortada, de eso no había duda, pero la culpa y el miedo continuaban ahí.
Sintió un suave apretón en su mano, Adrien de una u otra forma sabía lo que pasaba por su cabeza y sin palabras deseaba decirle que estaba equivocada.
Lo supo al abrir sus ojos y encontrarse con la mirada de él, que reflejaba un gran alivio.
— Yo realmente — pero su voz fue interrumpida por un sonido que al paso de las semanas había comenzado a identificar.
Era el sonido del corazón de su bebé.
Rose había puesto a reproducir un pequeño clip que había grabado al momento de hacer las revisiones pertinentes para descartar la amenaza de aborto y que todo se encontrara en orden tanto con su amiga como con el bebé de esta.
La grabación se encontraba en la pequeña pantalla que era parte del aparato con el cual realizaba los ultrasonidos, logrando que ambos se giraran hacia ella.
— Marinette, no te culpes por algo que no paso a más ¿Escuchas eso? Es el corazón de su bebé momentos atrás mientras estabas quedándote dormida. Esta bien, así como tú lo estas — la mirada de Rose era realmente tranquilizadora para ambos, además de aquel sonido que a ambos lograba que sus propios corazones retumbaran de alegría — Su pequeña esta bien — y ante aquellas palabras para nada discretas, ambos abrieron sus ojos debido a la sorpresa.
— ¿Pequeña? — la voz de Adrien sonó en un hilo de voz, intentando controlar todo el remolino de emociones que llevaba dentro de sí.
Rose asintió, levantando sus brazos en señal despreocupada mientras observaba el rostro de ambos, sabiendo que de cierta forma con aquello había dejado sin aliento a su amiga, pero por primera vez en el día la razón valía la pena.
— Quizás no es el mejor momento, pero es algo que ambos debían saber, además — hizo una pausa, deteniendo la grabación con un solo botón en la pantalla táctil — Sé que una noticia agradable es lo mejor para estos momentos ¿No?
Sabia que quizás no era la mejor manera de dar una noticia así, después de todo el pánico por el cual habían vivido con aquel sangrado por parte de Marinette provocado por el estrés. Pero estaba segura de que sus amigos sabrían cómo manejar aquello.
Lo supo al ver a Adrien tomar entre sus manos el rostro de Marinette para besarlo en repetidas ocasiones, mientras que ella sonreía ante aquellas suaves caricias, procesando la nueva información que ahora tenían.
— Para estar seguros de igual manera, te haré una lista de recomendaciones, así como una pequeña dieta, además de ciertas prohibiciones como exceso de trabajo y estrés, en lo cual espero que me apoyes Adrien por que esta mujer parece que solo te escucha a ti — argumentó logrando sacarle una pequeña risotada a ambos mientras ella se dirigía a la puerta — Así como una clase de ejercicio que te venga bien, y no Adrien, no me refiero al yoga, en esta condición no creo que sea lo adecuado — añadió, justo antes de cerrar la puerta a sus espaldas, dejándolos completamente solos para buscar a su recepcionista y asistente.
Marinette jadeó al sentir la frente de Adrien colocarse directamente contra la suya mientras acariciaba su pequeño, pero ya abultado vientre.
¿Cómo era posible pasar a tener un gran peso de culpa y pánico sobre los hombros hasta el sentimiento de alivio y felicidad?
No tenían idea, pero eso era algo que en definitivamente no era la primera vez que ocurría cuando ambos estaban juntos.
— Quiero a pasar el resto de mi vida cuidándote, a ti y a nuestra bebé, a tú lado, si es que me lo permites — pronuncio Adrien con su voz entrecortada, acunando el rostro de Marinette entre sus manos.
Era la primera vez que de cierta manera hablaban sobre el futuro, a pesar de que ambos sabían sus respectivas elecciones, escucharlo de la boca de él logró que su corazón brincara de felicidad.
— Si estas dispuesto a que te este reclamando por la tapadera del baño, creo que no existirá ningún problema — contestó con entusiasmo, logrando que una sincera risa saliera de los labios de él — Además, no necesitas permiso para algo que yo esperaba oír — soltó de forma sincera, sonriendo ante las emociones que podía sentir desprenderse de Adrien.
Para él, en ese momento no existía nadie más en el mundo que Marinette y el fruto de todo lo que ellos sentían por el otro creciendo dentro de su vientre, sintiendo que todas sus elecciones hasta ese momento ahora tenían un verdadero sentido y que de cierta manera los había puesto en el camino correcto.
Por que a pesar de que su llegada al hospital y el camino a este había sido una tortura, de cierta forma todo había valido la pena.
Todo valía la pena por sus palabras que confirmaban lo que él ya sabía.
— Sinceramente espero que nuestra pequeña Emma tenga la paciencia que tú tienes conmigo — añadió con un poco de sarcasmo, recordando que, en efecto, Marinette era alguien poco paciente cuando se trataba de ciertos aspectos de él.
Marinette no pudo decir nada más, sintiendo como en su interior su bebé se removía levemente ante todas las emociones que ella estaba comenzando a experimentar.
Después de todo, Adrien no había olvidado los nombres que ella había escogido para sus futuros hijos cuando se encontraba en el instituto y en realidad no lo había dicho sólo por decirlo varios meses atrás.
Y aunque debía admitir que con el paso del tiempo había perdido la tremenda fe de nombrar a sus hijos así, el escuchar aquel nombre salir de los labios de Adrien logró que aquel pensamiento fuese abandonado.
Porque, de alguna forma, así como la extraña relación y sentimientos que habían surgido entre ambos, aquel nombre tenía sentido.
Emma sería el nombre de su pequeña bebé.
[...]
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Y aquí, lectores míos, es cuando el titulo del fanfic realmente cobra sentido además de todas las etapas que han pasado estos dos a lo largo de este relativo corto tiempo.
Su plan e tomó muchas formas: Extraño, egoísta, enamoramiento así como sus elecciones. Pero ahora, con un fuerte sentimiento de pánico y con un profundo miedo a una perdida (Por parte de Adrien, el temor de perder no solo al bebé, sino que también a Marinette) da pie a una noticia completamente inesperada para ellos en ese momento que es el sexo de su bebé, cosa que Rose espera que calme la angustia por la que están pasando y se pongan realmente serios con el asunto, pues al saber el sexo los padres generan una conexión aun más fuerte con su futuro hijo.
Ahora lo que había comenzado como un plan, tiene forma y nombre; Emma. Y para ellos, todo tiene sentido.
Tiene sentido el que sus sentimientos sean como lo son, sus conductas el uno frente al otro al igual que todo lo que los ha llevado a este punto, y por parte de ellos no necesitamos más confirmación pues ya lo hemos visto y apreciado, pero esta vez, esta el punto de vista de Nino quien, en capítulos anteriores, pensaba que iban a terminar juntos tarde o temprano, cosa que de cierta forma no se equivocó.
Marinette aletargando su boda con quien proclamaba amar por que sabía del desagrado implícito de Luka sobre alguien sumamente preciado para ella. Así como la boda tan repentina de Adrien por el hecho de creer que terminaría perdiendo a alguien importante cuando todo eso fue movido por sentimientos que sinceramente no comprendían por estar enfrascados en sus deseos. Y no, esto no quiere decir que se amaban desde el principio o que estaban enamorados sin saberlo; quiere decir que, si se hubiera dado la oportunidad, ambos hubieran terminado con este mismos sentimientos debido a todo lo que han pasado juntos, que en efecto lo que nació con ellos no fue debido al sexo ni por sobrepasar las barreras, todo lo que los podía llevar a este resultado estaba ahí, pero como Nino piensa, ciegos como dos topos.
Como podrán ver, y como les prometí, Marinette esta fuera de peligro y lo que le ocurrió fue algo generado por el estrés al igual que la condición que tiene, endometriosis (Que, curiosamente, empieza con E alv) esto no era para hacer brincar sus corazones o que me quisiera matar, si no para dar pie a este momento donde del pánico, viene el alivio y la felicidad, es algo super bonito cuando algo que piensas que va a salir mal es realmente lo contrario. Pues aunque ellos en realidad no deseaban que fuese de un "sexo en específico", el saberlo en realidad es algo que muchos padres anhelan y que en efecto genera una conexión aun más fuerte, más cuando el bebé es nombrado antes de nacer.
Adrien ya le había mencionado a Marinette que el estaba de acuerdo con los nombres que ella había elegido durante el instituto, aunque a Marinette se le hiciera un gesto lindo, realmente ella misma pensaba que realmente no eran los mejores nombres o que era una etapa donde eran simples fantasías ( Añadamos que, Louis y Hugo son los nombres de dos grandes casas de moda y que, ahora estas dos se andan peleando por ella cosa que le generó estrés cañón jaja) así que realmente en su cabeza estaban descartados, pero para ella, Emma es un nombre que cobró sentido en la boca de Adrien, y está feliz con ello. Además, para mi Emma es un nombre que seguramente eligió leyendo la novela de Jane Austen durante su adolescencia y le gusto mucho. Perdón déjenme soñar jaja.
También quiero añadir que en lo personal la interacción con Kagami y Nino me ha gustado como ha quedado. El wey la conoce, pero como vio que ayudo a su amigo, sabe que las cosas están bien.
Un capítulo bastante difícil de escribir, debido al cambio radical de emociones (Que, espero haber manejado bien, si no, realmente pido disculpas) así como por fin lo que le da sentido al titulo del fanfic. Plan E: Emma, razón por la cual, es la primera vez que el nombre es mencionado tal cual.
También, la conversación con Wayhem de cierta forma hizo mella en Adrien; pues en pocos términos, le dijo que quiere pasar toda su vida a su lado cuidándola a ella y a su bebé. No, técnicamente no fue una propuesta de matrimonio, ya sabemos como ambos se sienten al respecto, así como yo veo su relación y sentimientos (De que van más allá y un papel realmente no es necesario) pero es lo más cercano a algo parecido a declarar sentimientos que tienen y el por fin hablar sobre algo que, a pesar de que ambos sabían lo que el otro había elegido, de una u otra forma se tenia que decir. Lo siento, soy una romanticona.
Ahora sí. Me despido. Agradeciendo a todos por su apoyo, así como paciencia para esperar tanto por esta parte. Ayer regrese de Canadá y estoy en puebla ahora mismo, dispuesta a disfrutar mi ultima semana de vacaciones con mi novio, mi mamá, mi suegra y cuñado. Así que, el próximo domingo me tendrán por acá actualizando el capítulo 33 por fin, cada vez, acercándome más al final.
ALSO. Rose es la persona más sensata que verán en este fanfic. Es una gran amiga y profesionista que no teme en apoyar o regañar a sus amigos. Los conoce tan bien que no puede evitar intentar bromear con Adrien cuando el wey anda en el quinto cielo. ¿Pueden adivinar que deporte/actividad física le recomendará a Marinette? Yo solo diré, que para quienes querían un poco más de Kagami, a pesar de que no es Yoga, no se decepcionaran ¡La chica es un amor y anda haciendo de todo para arreglar sus errores del pasado! (Estese implicó recientemente de forma superultrasutil ASDFSDF)
Un besote y, nos leemos el domingo. Pasen una bonita semana y mucha suerte a los que este lunes vuelven a clases, realmente lamento que tengan solo una semana.
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