Trece
Atención. Este capitulo tiene completamente contenido maduro. Si gustas saltarte esta parte de la historia, no afectara mucho en el desarrollo de esta.
[...]
Se sintió confundida cuando Adrien cerró la puerta del baño tras él, observando cómo se apresuraba a quitarse la camisa que llevaba, dejándola caer de forma despreocupada al suelo.
― Adrien ¿Qué se supone que haces? ―Titubeó ella en un susurro, acercándose a él para poder abrir la puerta y sacarlo de ahí.
Él tomó los brazos de ella antes de que comenzara a empujarlo hasta sacarlo a rastras del cuarto de baño.
― Alya te dio un consejo para los cólicos, no puedes salir muriéndote del dolor o tomar más analgésicos, pienso que es buena idea tratar ― Se explicó, comenzando a desabrochar su pantalón, para después detenerse y observarla durante unos segundos ― Sí es que quieres, me refiero, no sé a qué tan incómodo es hacer esto mientras experimentas esos dolores, además podría ser un intentó y todo eso ― Balbuceó, intentando no levantar la voz.
Marinette reprimió una suave risa, llevando una de sus manos hasta sus labios, intentando suprimirla.
Adrien siempre habia sido una persona algo extraña, pero era alguien completamente sincero que en pocas veces se paraba a pensar en lo que decía o hacía, para después volver sobre sus mismas palabras y asegurarse de que lo dicho no estuviese ofendiendo a nadie.
Una extraña manía que él tenia de adolescente. Que en muchas ocasiones solía mostrar.
― Debes dejar de escuchar conversaciones ajenas, Adrien ― Le recriminó ella, señalándolo con su dedo índice en el pecho desnudo de su amigo.
― Técnicamente era una conversación que me incluía, así que no es como si hubiera hecho algo malo ― Atinó a decir, encogiéndose de hombros.
No dijo nada más y se quedó ahí, buscando los ojos de ella. Estos lucían pensativos ante la pequeña ventana de tiempo y de la oportunidad.
Riesgosa, en efecto, pero a pesar de que querían llevar todo aquello con toda la tranquilidad de saberlo solo ellos dos, no es como si Alya fuese a entrar a la habitación.
Bueno, si era capaz, pero él ya se habia adelantado a ponerle seguro a la puerta.
Quien tenía la última palabra ahí era Marinette.
― No puedo perder mucho tiempo, no quiero tener a Alya golpeando la puerta para apresurarme ― Soltó de repente, mientras su vista se dirigía a algun rincón lejano del baño. Sus mejillas se habían tornado rojas, y pensó que aunque no habia abierto la llave para que el agua caliente comenzara a salir, era más que obvio que la temperatura en el lugar ya habia comenzado a subir.
Adrien lograba eso con pequeños gestos. Se preguntaba si él siempre habia tenido ese efecto alrededor de las mujeres o solo se debía a que ella ya habia probado la fruta prohibida de estar con él en la cama.
Y en el auto, pensó apenada.
― Puedes darte una ducha mientras, bueno, lo intentamos ― Comentó él, sin apartar la mirada de ella ― Solo sí así lo quieres, Marinette ― Agregó. Ella no supo cómo reaccionar, pues la voz de él sonaba más ronca de lo habitual.
Marinette se mordió los labios de forma mecánica, para después asentir con su cabeza. Bien, no tenía mucho que perder más que unos minutos extras en la ducha. Si Alya preguntaba, entonces le diría algo como que debía usar un tratamiento especial para el cabello. Algo se le ocurriría.
Pasó a un lado de Adrien, sin atreverse a mirarlo por completo a los ojos. Se sentía cohibida en aquella situación, pues, en lo que era habitual entre ellos (los últimos días, con más exactitud) ella era la que habia marcado la pauta para iniciar con aquello, en pocas palabras, ella había sido quien iniciaba la acción.
Debía juntar mucho valor para poder lograrlo, porque a pesar de ya no ser una adolescente insegura, le era difícil aun actuar de esa forma, pero era necesario, pues sabía que Adrien era alguien caballeroso y que no habría forma de que el diese el primer paso.
Incluso ahora le habia dejado la decisión a ella, pero aun así, el que haya tomado la iniciativa de esa manera habia logrado tocar algo extraño en ella.
Sentía la mirada de él seguirla a lo largo de su recorrido hasta llegar a las puertas transparentes de la ducha.
Abrió una de las llaves de la regadera, sintiendo como su mano se empava un poco del agua que comenzaba a correr y pronto una pequeña capa de vapor se hizo presente.
Tragó saliva, nerviosa. ¿Qué le habia picado a Adrien que no dejaba de verla? No necesitaba girarse para darse cuenta, sentía como sus ojos estaban prácticamente clavados en su espalda.
Suspiró, llevando sus manos hasta el filo de la gran playera que ella portaba, comenzando a llevarla hasta arriba para despojarse de la prenda. Hizo lo mismo con su short y ropa interior, inclinándose un poco para poder tomar estos últimos en sus manos y colocarlos en el cesto de la ropa sucia.
Para Adrien aquella leve inclinación fue más que suficiente para sentir como su sangre se calentaba aún más que el agua que salía de la regadera. Se preguntó si aquello lo habia hecho ella a propósito.
― Ugh ― Se quejó Marinette, recargándose en la puerta de la ducha durante unos segundos, llevando una de sus manos hasta su vientre bajo, deseando poder tomar otro de aquellos analgésicos.
Pudo sentir entonces chocar con su espalda el cuerpo desnudo de su amigo, quien habia colocado su mano sobre la de ella.
― Estoy bien ― Alcanzó a murmurar, antes de sentir como pequeños besos eran repartidos sobre sus hombros.
Adrien lo hacía de una forma tan delicada que le parecía irreal. Entendió entonces, que lo que él le quería decir con aquel gesto era que quería aliviar su dolor.
Su pecho se estrujó un momento, preguntándose a cuál de todos se podía referir.
Sí Marinette se lo preguntaba, Adrien no dudaría en decir que cualquiera que ella tuviese. Y es que era la verdad.
Ella era una de las personas más buenas que conocía, quien más se habia esforzado por llegar hasta donde se encontraba y aun así el destino parecía quererle poner un sinfín de obstáculos en el camino. No era justo, pensaba él.
Nunca había sido demasiado bueno con las palabras, y quizás el mejor apoyo que podía brindarle a sus amigos era el silencio, incluso con Marinette era lo que había hecho durante muchos años; Estar a su lado, abrazándola mientras el simplemente permanecía quieto.
Ahora tenía una forma de ser su apoyo de una mejor manera.
Sintió como los hombros de ella se relajaron después de un rato, comprendiendo que su dolor habia pasado, al menos por ahora.
Cuando se pudo reincorporar con la ayuda de él abrió la puerta de la ducha y entró, sintiendo como el agua caliente comenzaba a mojar sus piernas poco a poco. Adrien le siguió, y al entrar lo pudo ver dando pequeños brincos sobre el suelo mojado mientras se cubría su boca.
― Esta hirviendo ― Soltó en un susurró con la voz quebrada.
No le sorprendió a decir verdad, casi todas las mujeres que le rodeaban parecían tener predilección por bañarse a ese tipo de temperaturas, pues siempre se quejaban de que sus parejas no parecían aguantar ese grado de calor en el agua.
Marinette con una sonrisa burlona se permitió abrir un poco la llave del agua fría para poder templar la temperatura y que Adrien no sufriese pequeñas quemaduras, o que gritara debido a ello.
― Eres un llorón ― Se atrevió a decirle, tomando la mano de él para que se acercara a ella, quien ya se encontraba bajo el chorro del agua.
― Tú eres demasiado ruda ― Se excusó, sintiendo como ahora el agua era soportable para su cuerpo, quedando frente a frente de Marinette mientras se terminaba de empapar.
No pudo evitar sonreír aún más al darse cuenta de que, realmente ambos no habían cambiado entre ellos. Seguían bromeando, seguían con aquellos jugueteos entre ellos y no sentían una presión extraña como lo hubiesen sentido si aquello fuese parte de alguna clase de romance.
Se comenzaba a sentir natural cuando él tocaba su espalda desnuda como en aquel instante lo hacía.
Se comenzaba a sentir natural cuando ella rodeaba su cuello con sus delgados brazos como en aquel momento.
Y si bien, Marinette en aquel instante se sentía extrañamente cohibida ante él dando el primer paso, por el contrario su mente le decía que estaba realmente bien. Y observar aquella sonrisa sincera plasmada en el rostro de Adrien le hacía sentir la seguridad para corresponder el tacto.
Sus pies se pusieron en puntas, buscando alcanzar con sus labios los de su amigo, pues los suyos comenzaban a arder y su mente le decía que solo él podía calmar aquella sensación, que a pesar de todo no era para nada desagradable.
Se sorprendió cuando de repente sus labios chocaron con la palma de la mano de él, quien ahora lucía una sonrisa socarrona en su rostro.
― Primero debemos ducharnos ― Le dijo él, estirando su mano hasta una pequeña repisa que colgaba de una de las llaves de la regadera, tomando la primera botella de shampoo que tuvo al alcance.
Marinette rodó los ojos ante su comentario, sintiendo como el vertía una cantidad considerable del shampoo sobre su cabeza. Iba a decirle que eso podían dejarlo para después, pero las manos de él comenzaron a masajear su cabeza con suavidad, logrando que un escalofrió recorriera todo su cuerpo.
Uno de sus puntos débiles desde que tenía memoria era su cabello. Le encantaba que este fuese acariciado y peinado, razón por la cual durante muchos años lo habia mantenido medianamente largo, y como en muchas otras se había dejado teñir el cabello de las puntas por Juleka solo para ser mimada en ese aspecto.
Hizo una mueca de frustración, intentando alejar recuerdos que no tenían nada que ver con la situación.
Y como si Adrien supiese lo que pasaba por su cabeza, no dudó en plantarle un suave beso sobre sus labios, tomando nuevamente la iniciativa del momento, haciéndola estremecer y borrar cualquier pesar de su pecho.
Sonrió mientras atrapaba los labios de Adrien con los suyos, succionándolos con delicadeza a la vez que tiraba de él para que se acercará más a ella. En este punto, él ya habia dejado de generar la espuma en el cabello de ella y esta comenzaba a caer con el agua.
Ambos sintieron el extraño sabor de la espuma en sus labios, razón suficiente para separarse unos centímetros. Marinette tenía sus ojos completamente cerrados para evitar que estos se irritaran, Adrien comenzó a guiar el agua con su mano para limpiar su rostro.
― El shampoo no sabe tan bien como su olor en tu cabello ― Se atrevió a decirle, ayudándole a retirar lo que restaba de espuma en su cabello, pasando sus manos sobre este para que cayera por la espalda de ella evitando así que pasara por sus ojos.
Marinette hizo un puchero ante su comentario, pero mentalmente le daba la razón. No recordaba la última vez que habia probado el shampoo de manera accidental, porque en su mente aún se encontraba su propio recuerdo de ella probándolo a los cinco años, y realmente no era un recuerdo muy agradable que digamos.
Aun así, se permitió reír en voz baja, imaginando como seria vivir la escena desde los ojos de unos padres. Se preguntó si su futuro hijo cometería aquel error como ella cuando era niña.
Llevó sus manos hasta su boca, ahogando un sutil gemido en su garganta debido a la acción de Adrien. Había tomado el jabón y de forma descarada (pero que, no reprochaba) había comenzado a pasarlo sobre el nacimiento de sus senos de forma espontánea.
Se mordió sus labios mientras Adrien continuaba enjabonando aquella zona con total lentitud.
Era la primera vez que se tomaba tal atrevimiento de tocarla de esa manera, y siéndose totalmente sincera, le gustaba.
Las manos de Adrien con aquel jabón comenzaron a moverse hacia su vientre, dando un pequeño masaje circular mientras iba bajando cada vez más, con extrema lentitud.
Él por su parte se encontraba completamente encantado con sus propias acciones. A decir verdad, aquella nueva Marinette que habia descubierto en la habitación conjunta hacia unos días atrás lo habia dejado completamente absorto ante la seguridad con la que se manejaba sobre él.
Y, mon dieu; Simplemente no tenía palabras después de lo ocurrido en la camioneta de ella en el estacionamiento de su trabajo.
Marinette parecía tener todas las riendas de su extraña situación, y aunque eso no le molestara en lo más mínimo, quería hacerla sentir todo lo que ella lograba con él. Sin duda un reto, pues admitía que era difícil no perderse ante sus suaves caricias y tener el control sobre sí mismo para poder ser el que llevará la iniciativa.
Pero ahí se encontraba ahora, dejando el jabón de lado mientras llevaba sus manos completamente enjabonadas al centro de ella, siendo aquella cortina de agua la que cubría los suaves gemidos de ella mientras él se hundía para descubrir los pliegues de su intimidad.
Tragó saliva al sentir la humedad natural de ella sobre los dedos que la exploraban, se sentía completamente caliente, logrando que un impulso salvaje apareciera en él.
Se pegó a ella lo más que pudo, dirigiendo sus labios hasta su cuello el cual comenzó a besar sin reparo alguno, logrando robarle varios suspiros mientras la recargaba sobre la pared a la cual hasta entonces él mismo le daba la espalda. Las únicas gotas que recorrían sus cuerpos ahora eran las que se habían quedado en su cabello que poco a poco comenzaban a descender.
Se limitó a mover su cadera ligeramente hacia ella, presionando su miembro rígido contra la intimidad de ella.
Marinette no pudo evitar abrir su boca para soltar un gemido, pero este fue ahogado con la mano de él que se habia dirigido hasta su boca para hacerla callar.
― No puedes hacer ruido, Marinette ― Susurró contra su cuello, dejando un rastro de besos hasta llegar a su mandíbula ― Por más que me gustaría escucharte, tienes visita ― Agregó retirando la mano de la boca de ella, repitiendo el movimiento con su pelvis pero ahora habia tomado la decisión de ahogar su gemido con sus propios labios, tomándolos con intensidad.
Marinette se estremeció ante ese acto, sintiendo como sus piernas comenzaban a temblar de forma inesperada.
Preguntándose de donde había salido ese lado de Adrien. Y él porque le gustaba tanto poder conocerlo.
Entreabrió sus piernas ligeramente, esperando que ese movimiento fuese más que suficiente para que supiera que estaba lista para ese intento tan atrevido que habían comenzado.
Pudo sentir como el beso donde el parecía consumir con ferocidad sus labios se intensificaba, pues la intrusa lengua de él se hizo presente buscando encontrarse con la de ella. Y en cuanto ambas se cruzaron, comenzó a sentir como sus bocas tomaban una temperatura más elevada.
Una mano de él viajo desde su cintura hasta su trasero de forma lenta con suaves caricias, pasando después por el inicio de su pierna donde se aferró de esta, enterrando sus dedos en la piel para poder levantarla.
Ella lo sintió acomodarse en su entrada, por lo que se permitió romper aquel intensó beso buscando llenar sus pulmones nuevamente.
No iba a negar que durante la sesión de caricias que Adrien le habia impartido por su cuerpo no sentía aquellas molestas punzadas en su interior, pero era precisamente el placer que comenzaba a recorrer por cada nervio de su cuerpo lo que había logrado que se olvidara de ello.
Y es que aunque fuesen simples roces los que él habia hecho con su cuerpo, el ver como su rostro se mostraba lleno de lujuria era algo que había llevado sus sensaciones a otro nivel.
No todos los días podía ver esa actitud llena de seguridad en los ojos de Adrien, y mucho menos el que tomará la iniciativa entre ellos. Claramente era por qué deseaba que ella fuese la que llevara las riendas, o quizás por su carácter amable que siempre solía cargar con él.
Caballerismo, pensó durante unos segundos. Pero, en cuanto él se hundió en ella agradeció que se hubiese saltado todo aquello en esa ocasión.
Depositó sus labios sobre el hombro de él, mordiéndole un poco la zona para evitar gemir en voz alta.
Él gruño ante su acción, pero no pareció molestarle pues de forma instantánea y como si se tratara de una especie de réplica, comenzó a mover sus caderas sin esperar algun tipo de respuesta de ella.
Sostenia una de las piernas de Marinette a la altura de su cadera mientras se hundía por completo en ella, sintiendo de nuevo la increíble sensación de ser envuelto por la humedad y calidez que desprendía su interior.
Mentiría si dijera que aquella no era la mejor parte de su plan hasta ahora.
En ese instante, sus únicos pensamientos eran que debía guardar silencio y que deseaba llegar hasta el fondo de ella
― Adrien ― Soltó en un suspiró contra su hombro, logrando que el mismo se estremeciera, preguntándose porque su nombre sonaba tan bien en los labios de ella.
Sus caderas hicieron un movimiento circular mientras entraba en ella, rozando un punto que la hizo aferrarse a él de manera insólita.
No podía dejar de moverse de manera frenética y pronto se vio tomando la otra pierna de Marinette para elevarla a la misma altura dejándolas descansar sobre sus propias caderas. Haciendo más presión sobre el cuerpo de ella para que la pared fuese su soporte y así continuar con sus embestidas.
Podía sentir que llegaba más profundo y como parecía ser aún más estrecha.
Agradeció al cielo cuando ella cerró sus piernas alrededor de su cuerpo.
Pronto una capa de sudor se habia posado sobre sus frentes camuflándose con las pequeñas gotas de agua que aun caían de su cabello humedecido.
No tardó mucho tiempo para que sintiera una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo, haciéndolo suspirar contra el suave cuello de su amiga.
Que descarado podía ser para referirse a ella con tanta calma en un momento así, se dijo a sí mismo.
[...]
Escuchó con atención como la puerta del apartamento se cerraba y por fin pudo respirar con tranquilidad. Después de todo, Alya no le habia hecho comentario alguno a Marinette, simplemente se habia quejado del porqué de su tardanza, a lo que Marinette contestó firmemente que se encontraba tratando sus cólicos.
Marinette era una mala mentirosa, pero para su suerte, aquello no era ninguna mentira.
Sonrió para sí mismo, sintiéndose satisfecho de que de alguna manera aquel vago consejo de Alya en realidad sí funcionara, pues a pesar de que Marinette admitió que las piernas le temblaban, aquel insistente punzar en su interior se habia detenido.
Su rostro se tornó rojizo cuando evoco en su memoria las imágenes que hacía unos minutos atrás se encontraba viviendo. Así como la breve conversación que habia tenido con ella al terminar.
― Verte tomar la iniciativa es... Interesante ― Le confesó con voz agitada, aun rodeando con sus piernas las caderas de él.
Y estaba completamente de acuerdo con ella.
Además, estaba seguro de que no solamente habia disfrutado de lo que había ocurrido en el baño, sino que también ella había comprendido que él estaría para ella en cualquier situación.
Ambos estaban juntos en eso, logrando darle la vuelta a la página de sus vidas para enfocarse en el futuro.
Poco le importaba todo lo que había sucedido en el pasado, o que realmente el amor no fuese lo suyo para poder formar una familia.
Compartir aquella decisión con Marinette, era la mejor cosa que le habia pasado. No tenía miedo a su lado, de eso estaba seguro.
Pasó su mano sobre su hombro desnudo, sintiendo una pequeña punzada de dolor sobre la zona donde Marinette le habia dado una pequeña mordida, y poco le importó.
De algun modo, era un lindo recuerdo.
― Ahora solo falta esperar a que regrese, y quizás preguntarle cuando puede comenzar a hacerse pruebas de embarazo caseras ― Se dijo a sí mismo, sin evitar poder sonreír como un bobo.
[...]
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¡Realmente no pensé que todo lo que debía ocurrir en la regadera me ocuparía todo el capitulo! Sinceramente cuando me había planteado esta parte e hice el borrador, era menos. Pero bueno, realmente espero estar haciendo un buen trabajo con estas partes, pues escribir este tipo de contenidos tampoco es mi fuerte (razón por la cual, me aventure a hacer este fanfic).
En fin ¿Qué puedo decir? Ya era hora para que Adrien pudiese tomar las riendas del asunto ¿No creen? Hasta ahora era Marinette la que lo había hecho. Y pues, él admite que aquello entre ellos dos realmente le esta gustando, y vaaaaya que lo disfruta.
Bien, por hoy no tengo mucho más que decir. Lo más seguro es que actualice el Lunes ;) Así que estén atentos.
¡Muchas gracias por todos sus votos y comentarios! Cada uno es super importante para mi, intentó responder cada comentario pues me encanta leer lo que opinan.
¡Un besote!
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