Nueve
Sus ojos se abrieron lentamente mientras la pesadez llegaba a su cuerpo, haciéndole sentir como si realmente le costara cualquier esfuerzo mínimo; Como respirar, por ejemplo.
El espacio vacío a su lado le hizo sentir una ligera incomodidad, logrando que frunciera su ceño ante ello; Marinette no se encontraba a su lado, pero él seguía en su apartamento, lo supo en cuanto el peculiar perfume de ella llego hasta sus fosas nasales.
Se removió entre las suaves sabanas de su amiga, observando el techo de manera fija.
Un intenso color rojo no tardó en aparecer en sus mejillas al recordar todo lo sucedido desde el momento en que habia entrado al hogar de Marinette, y debía admitir para sí mismo que ahora mismo cierta parte de su cuerpo ardía, y no refiriéndose exactamente al buen sentido.
No había ocurrido una o dos veces durante aquel día. Prácticamente aquel día para ambos solo debía existir una actividad, aprovechado el inicio de ovulación de ella.
― Seria un completo perdedor si hubiera contado las veces en las que Marinette y yo... ― Pero el repentino pensamiento de un número exacto lo hizo callar, llevando sus manos hasta su rostro, cubriéndolo.
Unas quince veces, sí, al menos quince veces, seguía repitiendo el subconsciente de él.
Y había disfrutado cada ocasión.
Aunque, a decir verdad, se preguntaba si no estaba completamente seco para ese momento.
Estaba tan agotado que Marinette le permitió dormir con él después de que tomara una ducha. Después de todo, los límites entre ellos ya habían sido cruzados ¿Qué más daba compartir una cama para dormir?
Dejó escapar una carcajada de su boca al recordar cuando salió de la ducha se encontró con ella, completamente vestida con una pijama holgada, pero con sus pies recargados en la cabecera de la cama hacia arriba.
― ¡Adrien, no te rías! ¡Esto es solo para que lleguen más rápido! ― Recordó lo que ella le dijo, expresando que si bien no tenía un poco de base científica, cualquier artimaña para que aquello ocurriera seria ejecutada por su parte.
Aun con una sonrisa en su rostro, hizo el esfuerzo para levantarse de la mullida cama y sentándose en el borde de esta, sintiendo como sus músculos se tensaban ante el movimiento.
Se sentía como si hubiese corrido un maratón, y realmente no le importaba mucho.
Observó la hora en el curioso reloj de mesa con forma de gato, apenas eran las ocho de la mañana, él pensó que seguramente Marinette hacia no mucho habia dejado el apartamento.
Tomó una pequeña nota que encontró pegada a un costado del curioso reloj, leyendo su contenido.
"Debó ir a la Boutique a arreglar asuntos pendientes, no puedo darme el lujo de faltar más. Tu uniforme esta limpió en el cuarto de lavado, vuelve al apartamento cuando termine tu turno, estaré aquí.
En el microondas hay unos waffles. Te veo en la noche."
La sonrisa que tenía en su rostro se ensancho más al finalizar de leer aquello. Le daba gracia como a pesar de la edad que tenía Marinette, aun las letras parecían trazos perezosos de un adolescente, que al principio tenía que entrecerrar los ojos para entender una que otra palabra. Le era algo sumamente extraño que tuviese la paciencia de dibujar diseño tan diseño y este saliera impecable, pero su caligrafía seguía siendo pésima.
Un pequeño detalle que hacía a Marinette algo extraña, en el buen sentido de la palabra.
Aunque, suponía que era mejor que tener una caligrafía de niña, como siempre ella le decía.
― ¿Será así de mandona con nuestro bebé? ― Se preguntó a sí mismo, releyendo la nota de nueva cuenta ― Así de atenta ― Susurró, como si alguien estuviese en el lugar y tuviese miedo de que le escuchara.
Se levantó de la cama por fin, llevándose consigo aquella curiosa nota mientras caminaba hacia el cuarto de baño por su ropa, intentando ignorar la rigidez que su cuerpo ahora experimentaba.
Debía poner su cuerpo bajo control, después de todo, aquello tan solo era el inicio de una semana bastante movida para él.
Después de todo, el periodo de ovulación era de una semana aproximadamente.
No podían estar a todo el tiempo como conejos hasta que Marinette estuviese en cinta, tenían responsabilidades que debían cumplir. Por ello mismo habían acordado ocupar la semana de ovulación, que duplicaría las posibilidades para ambos.
Y así cada mes, hasta que ocurriera.
Suspiró, buscando la fuerza que necesitaba para seguir con su día, comenzando a abrochar su filipina.
Su cuerpo se sentía abatido, pero eso no quitaba el hecho de que su humor era bastante bueno, se sentía menos estresado de lo habitual, como si un peso en su pecho se hubiese evaporado.
― Quizás Nino tenía razón respecto a que necesitaba liberarme ― Se dijo, sin poder evitar reír ante su broma, agradeciendo que realmente nadie le hubiese escuchado.
De repente pudo escuchar como tocaban de manera insistente la puerta y de inmediato se tensó, pues no se encontraba en su apartamento, si no que en el de Marinette.
¿Era correcto abrir la puerta? Pensaba que no, pues aquello debía permanecer en secreto hasta que las cosas se concretaran dentro de ella, no querían sentirse hastiados de preguntas.
Quizás era un vecino, se dijo a sí mismo.
Uno que seguramente se encontraba ahí para quejarse del ruido que habían hecho. Aquel último pensamiento lo hizo sonrojarse como si de un adolescente se tratara.
Nuevamente aquel golpeteo se volvió a escuchar.
¿Sería muy estúpido decir en voz alta que no habia nadie? Sí, se recalcó a sí mismo.
― Estaría mal abrir, pero dudo que lo esté el averiguar quién es ― Y es que la curiosidad lo mataba, pues ¿Quién podía buscar a Marinette tan temprano por la mañana?
Tenía sentido que fuese alguien cercano que supiese su horario de trabajo, pues se supone que comenzaba dentro de una hora. Alguien cercano a ella sabría que a esa hora ella aún no se retiraría del lugar, a excepción de aquella ocasión donde parecía querer librarse de sus pendientes antes debido a algo externo.
Y eso externo era él.
Con cautela se dirigió hasta la puerta, intentando observar algo por el filo de la puerta.
Pero ya no habia nadie.
Quien quiera que fuese, se habia rendido demasiado rápido.
Levantó sus hombros, restándole importancia llevando su camino hacia la cocina del lugar, en búsqueda de aquellos waffles que Marinette habia dejado para él, necesitaba reponer su energía perdida.
[...]
Se mentiría a si misma si no admitía que se encontraba haciendo un esfuerzo enorme por disimular el estar bien en aquellos momentos.
Desde que puso un pie fuera de su cama, este no dejaba de temblar al no encontrar fuerzas.
El solo caminar lograba que todos sus músculos se tensaran de manera increíble. Recordó que la última vez que se habia sentido así habia sido durante el instituto, después de un festival deportivo donde a sus compañeros se les ocurrió la brillante idea de que ella podría estar en la carrera de relevos.
Nunca habia tenido tanto sexo de manera consecutiva, y estaba segura que decir en voz alta que habia contado las ocasiones en las que lo habían repetido aquel día, no podría verse a la cara a si misma durante una temporada.
― Hoy estas de buen humor ¿Ocurrió algo con alguien? ― Théo fue quien lanzo aquella pregunta en cuanto llegó. Se sintió culpable de azotar la puerta de su oficina como respuesta, sintiendo como su rostro ardía.
Pudo escuchar tras la puerta a Mireille regañarlo debido a esa pregunta tan inapropiada para una mujer. Y no es que quisiese esconder que realmente existía un alguien que habia mejorado su humor aquella mañana, si no que aún era algo difícil de procesar en su cabeza.
Además, a cada momento podía recordar mucho de lo ocurrido. Y se sentía patética, pues todo se debía a su falta de acción durante un buen tiempo.
Y, debía admitir que Adrien realmente habia hecho un gran trabajo, y que aquel cosquilleo en su vientre se debía a la expectativa.
Ante lo que probablemente habían iniciado juntos.
No pudo evitar llevar su mano hasta su vientre, recordando la suavidad de las palabras de Adrien.
"Serás una excelente madre para nuestro bebé"
Lo sabía, así como sabía que él sería un excelente padre. Quizás alguien testarudo y mal comediante, pero estaba segura de que lo seria.
Sacudió su cabeza para concentrarse en el trabajo, debía terminar lo antes posible para verse desocupada durante el resto de la tarde, hablando estrictamente de trabajo, claro.
Contestó un mensaje de Alya con un simple "Mucho trabajo", ella le preguntaba donde se habia metido todo el día. Marinette estaba segura que a pesar de haberse tranquilizado con la explicación que habia dado debido a su estado de ánimo, su amiga seguía al pendiente de ella, pues muy en el fondo sospechaba que algo le ocultaba.
Y no estaba tan equivocada. Debía mantener las cosas con naturalidad, especialmente con ella.
― Mireille ― Llamó por el teléfono. Sonrió en cuanto se escuchó como al otro lado contestaban, sintiéndose orgullosa de la efectividad de todos los que trabajaban con ella ― ¿Crees tener los primeros patrones de las chaquetas para hoy? Quisiera enviarlos antes de la fecha acordada ―.
― De hecho, están casi listos ― Marinette suspiró ante la afirmación de la mujer, sintiéndose satisfecha ― Solo debo pasarlos a la computadora para su copia digital ― Añadió.
― Perfecto, eres como un ángel del cielo en estos momentos para mí ― Confesó, sintiéndose libre de aquel asunto. La presión de tener un contrato con una línea de ropa importante habia sido un nudo en su estómago, y tal parecía que las cosas tomaban su lugar poco a poco ― Gracias por defenderme con Théo, por cierto ―.
― ¡Los hombres pueden ser tan brutos con esos temas! Así que no se preocupe, lo mantendré a raya ― Atinó a decir. Marinette pudo suponer que en su rostro se habia formado un sonrojo, pues la atracción que existía con ambos empleados era más que obvia ― Aunque estoy feliz de que tenga ahora alguien en su vida, ¿Sabe que el sexo disminuye los niveles de estrés? ― La escuchó susurrar.
Los colores carmín tomaron el rostro de Marinette, aquel comentario realmente la habia tomado por sorpresa.
― ¡Mireille! ― Balbuceo el nombre de ella, escuchando como una pequeña risa salía de los labios de la mujer.
¿Dónde está el respeto que me merezco? Se dijo a sí misma, sintiendo sus piernas temblar levemente.
― ¡Lo siento! Pero me ha puesto realmente feliz verla hoy tan energética, verla dar la vuelta a la página es algo reconfortante ― Marinette se tranquilizó ante las palabras de ella, suspirando, pues de un modo u otro tenía razón, prácticamente aquello era darle la vuelta a la página ― Ay no puede ser. Disculpe ¡Usted no puede estar aquí! Por favor retírese ― Alcanzó a escuchar antes de que el del otro lado el teléfono fuese colgado.
Tragó pesado, llevando sus manos hasta su frente para despejar de manera breve su fleco.
¿Por qué justo ahora? Pensó, sintiendo como de repente la pesadez volvía a su cuerpo.
Pudo escuchar el alboroto detrás de su puerta; La voz de Théo no era fácil de pasar por alto, menos cuando se encontraba molesto, menos cuando se encontraba en aquella situación.
Pensó en caminar hasta la puerta y ponerle seguro, tal como la última vez. Esconderse de él, como cada vez que aquello ocurría.
No era cobardía, era una retirada estratégica, se repetía a si misma en cada ocasión.
No habia vuelto durante un largo periodo; Pensó que se habia cansado y aceptado las cosas. Pero se equivocó, ahí estaba de nuevo.
Y justo cuando se encontraba tomando el pobo de la puerta, un intensó ardor se apodero de sus labios, sintiendo tal como si se tratara de un fantasma, los labios de Adrien sobre los suyos, compartiendo un beso.
Recordando que habia sido besada por primera vez en mucho tiempo, que las manos de alguien habían recorrido su cuerpo desnudo y que, se encontraba buscando un futuro extraño con esa persona, con Adrien.
Su sueño, su plan y todo lo que conllevaba no era algo para cobardes, y aun así ella ahí estaba.
Habia cambiado la página de su vida, de forma extraña, pero lo habia hecho.
Planeaba ser madre, iba a ser madre.
Y, con aquello en mente, abrió la puerta que tenía frente a ella, pudiendo observar el panorama.
Los tres presentes en la ante sala de su oficina guardaron silencio.
― Marinette, fui a buscarte a tu apartamento pero vi que no estabas, por eso vine aquí de nuevo ― Exclamó el hombre que ahora se encontraba liberándose del agarre de Théo, quien lo tenía tomado en una llave por los hombros. El moreno soltó el agarre solo de la impresión de verla ahí, con una mirada inmutable ― Me evades, prohíbes que entre a tu boutique ¡No puede seguir así! ¿Otro año? ― Agregó.
Los ojos azules de él se toparon con los de ella, y casi por instinto evitó caminar hacia su dirección.
― Théo, Mireille, ¿Pueden ir al taller? Yo me encargó de esto ― Théo guardó su mueca de asombro al ver que de repente Marinette encontraba el valor para enfrentarle.
No catalogaba a su jefa como una cobarde, pero, desde que aquel asunto habia iniciado, ella se encerraba en su oficina hasta que el hombre se cansaba y se marchaba.
Sabía que la habia herido. Y que a pesar del tiempo, ella aun no parecía sentirse en condición para lidiar con aquello.
Recordó que en una visita de la amiga más cercana de Marinette, esta le habia contado que su esposo en una ocasión le rompió la nariz cuando él fue a buscarla a su apartamento; Según recordaba el nombre de él era Nino, y durante semanas no habia dejado de alabar aquella acción.
Se limitó a asentir con la cabeza, tomando de la muñeca a su compañera, quien a regañadientes le siguió.
― Quiero que hablemos, por favor ― Habló él, llevándose la mano al pecho ― ¿Cuántas veces te tengo que decir que me equivoque y que soy un tonto? ―.
― ¿Cuántas veces te tengo que decir no quiero hablar contigo? ¡No tengo nada que hablar contigo! ― Nunca se imaginó a si misma hablando con un tonó de voz glacial como el que salía ahora de sus labios, pero ahí estaba, helándose a sí misma la sangre ― Si está prohibida tu entrada aquí es porque la última vez hiciste un gran alboroto. Y esto no va a terminar, entiende, no quiero nada que ver contigo ― Hizo una pausa, sintiendo como sus piernas temblaban ― Hazte un favor y no vuelvas, Luka ― Agregó sin titubear.
No habia pasado mucho tiempo, pero ya no era la misma.
Su situación habia cambiado. Ella habia cambiado.
Le dolía verlo, debía admitir. Pero nunca iba a poder borrar lo que habia sucedido, nunca iba a borrar lo que habia visto.
Él habia sido su futuro durante mucho tiempo; más bien, con quien se imaginaba el futuro. Desde las cosas buenas, hasta las malas. Él habia estado ahí para ella.
Pero también habia estado ahí para mentirle.
No tenía duda de que Luka le quería, eso ni siquiera sus amigos más cercanos podían negarlo pero él no la quería para nada como ella lo hacía. Ella era solo la fachada.
Uñas de color, delineador, cabello a colores, plataformas; Cosas que le hacían verlo llamativo, cosas que quizás le pudieron dar una pequeña idea, pero no.
Estaba segura que las cosas hubieran sido distintas si él hubiese hablado con la verdad, si él le hubiese dicho las cosas, ella lo hubiera apoyado. Pero, no iba a perdonar que la hubiese usado.
Él dolor que le habia provocado difícilmente desaparecería, pero ahora tenía cosas más importantes por las cuales luchar.
― Marinette ¿Quieres olvidarlo? ¡Fue un error, entiéndelo! ― Bramó él.
¿Cuántas veces no habia escuchado eso? Muchas.
¿Cuántas veces pensó en el beso que él le daba a aquel chico de apariencia femenina en aquel bar? Muchas.
― Tú debes entender que no fue un error, aceptarlo ¡No buscarme para jugar conmigo y tapar lo que eres! ― Le respondió, caminando hacia la puerta de su oficina, dándole la espalda ― El día que yo hable contigo, será el día que aceptes que eres gay y que solo fui tu pantalla ― Ella pudo observar como frunció su ceño ante tales palabras.
Después de todo, nunca lo habia encarado así.
Y sin decir más, entro a su oficina, cerrando la puerta tras ella. Sintiendo como la adrenalina habia recorrido por todo su cuerpo. Sintiéndose liberada.
Nunca lo habia encarado de tal manera; nunca habia dicho esas palabras de manera abierta, menos hacia él, debido al dolor que la mentira le traía a su corazón.
Aun así, aunque su pecho ardiera por él dolor que aún quedaba en ella, no estaba triste.
Tocaba sus labios con delicadeza, sintiendo aquella opresión fantasmal sobre ellos.
Habia decidido sobre su futuro. Y si bien, las circunstancias de ello no eran las mejores, estaba feliz.
Sonrió para sí misma cuando escuchó la puerta principal cerrarse, y por fin, pudo respirar.
Las heridas ya no le importaban, tenía en cosas más importantes en que pensar.
Y con eso en mente, mientras repasaba sus labios con su yema del dedo recordando aquella suavidad sobre ellos, se puso en marcha para trabajar.
[...]
― ¿Vas a hablarme sobre lo que pasó ayer? ― La voz de Wayhem lo alertó, logrando que alzará una ceja mientras llevaba el tenedor a su boca.
― ¿Vas a dejar el tema en paz? ― Preguntó él, sarcástico, mientras masticaba el pedazo de brócoli con lentitud.
En otras instancias, se hubiese fastidiado de las insistentes preguntas de su amigo, a la quinta hubiese tomado su plato he ido a comer al congelador de ser necesario.
Pero su buen humor no lo podía arruinar ni él, ni la Chef Césaire. Quien, siendo francos, se habia cobrado demasiado rápido lo del turno doble, pues lo requería ese día, pues se habia alquilado el lugar por la noche para una cena, un ensayo de una boda para ser más exactos.
Lo único que le alteraba un poco era que Marinette aún no habia contestado el mensaje que le habia enviado hacía horas atrás explicándole la situación y que probablemente llegaría más tarde de lo esperado.
― Sabes que puedo seguir así el resto de la noche. Hablas, o te atienes a seguir escuchándome ― Acotó, tomando un sorbo de su gaseosa.
― Tu ya sabes lo que quieres saber, eres intuitivo ¿Cuál es tu insistencia? ―.
― Quiero oírlo de ti. Vamos, es emocionante ver a mi amigo de cacería luego de tanta abstinencia sexual ― Aquel comentario logró que el rostro de Adrien se coloreara de rojo, Wayhem alzó una ceja ― Aunque, viéndolo bien no parece cacería, sino más bien ya estas desollando el conejo ― Agregó, haciendo francamente una alegoría sexual.
― ¡Wayhem! ― Exclamó el rubio, tirándole a la cara su mandil.
― Bien, ya me has dicho gran parte con eso ― Dijo con dificultad, siendo cubierto aun por la tela, para después quitarla de su rostro ― Pero en serio, realmente me siento feliz y emocionado. Me refiero, estas diferente, es bueno no ver tu cara depresiva deambulando como fantasma ― Las palabras de él eran sinceras, y Adrien lo supo.
No era el único que se preocupaba por su estado emocional, después de todo. Tampoco habia sido el único en decirle aquello sobre su ánimo.
Y no, no era lo que él podía estar pensando (Quizás solo lo del sexo, pero a medias), no era el inicio de una relación amorosa donde sus penas desaparecían; lo consideraba algo más profundo que aquello.
Algo por lo cual luchar.
Sonrió ante aquellas palabras que resonaron en su cabeza. Pues, era eso lo que él y Marinette estaban haciendo, estaban luchando.
― Te lo contaré en su momento, por ahora solo sigue haciéndote especulaciones en tu cabeza ― Se limitó a contestar, levantando sus hombros, despreocupado.
Acción que, realmente preocupó a su amigo. ¿Desde cuándo actuaba así?
Pero antes de que pudiese decir algo, la puerta de la sala de empleados se abrió, dejando ver a la Chef Césaire.
― Adrien, te buscan afuera ― Atinó a decir ella, haciendo una señal para que se moviera. El susodicho lo hizo, pero miro a su jefa, confundido ― Es Marinette, dice que es importante y que no te quitara mucho tiempo ― Y al escuchar su nombre, un escalofrió recorrió su espalda.
Por algun motivo no se preocupó de más, pero si se preguntó que tramaba.
Wayhem estuvo a punto de gritar algo, incluso interrogarlo, dedujo él. Pero con una seña hizo que se callara, a lo que su amigo respondió con los pulgares hacia arriba.
Cuando salió por la puerta trasera de la cocina, su teléfono sonó, un mensaje le habia llegado.
Observó a los costados, no habia señal de Marinette en ninguna parte, así que decidió desbloquear su teléfono. Era un mensaje de ella.
"Estoy en el estacionamiento. La Chef Césaire no va a arruinar nuestro plan hoy."
Y de pronto, su rostro tomó más color del que le gustaría admitir frente a ella.
Marinette siempre habia sido alguien decidida, pero sin duda el día anterior le habia demostrado que era más de lo que él creía.
Y se lo estaba volviendo a mostrar.
[...]
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
¿meperdonan?
Dije que esto estaría el lunes, pero se atravesó un viaje en mis planes y el regreso se atrasó, llegue hoy apenas a mi departamento.
Y sí, si tenía internet para actualizar, el problema es que no tenía el archivo. Para la próxima me tomare el tiempo para irlos guardando en Wattpad y solo darle en publicar.
Bien ¡Ahora sí! Mil gracias por todos sus votos, comentarios y buenas vibras ¡Realmente al entrar y ver cada uno de ellos me ponen muy feliz! Sé que al menos, algo de mi tiempo y amorcito que le estoy poniendo a esto entretiene a más personitas, y eso me hace muy feliz.
Ahora ya saben por qué problema atravesó Marinette con su ex prometido, y también quien es. Esta parte realmente la edite muchas veces por que iba pre escrita antes de que sacaran a Luka en la serie.
Por fa, no mal entiendan. La misma Marinette acepta la sexualidad de Luka, no es que no quiera verlo por ser quien es o por sus preferencias, si no la traición de la mentira es más que suficiente para que no desee saber de él. Esta parte del Fanfic, realmente me recuerda a una parte de mi vida, pues tuve un novio que al romper pues salió del closet. Aunque a mí no me engañaron, como a Mari. Este tema de Luka será tratado más a fondo. Por fa, no se esponjen pensando que es un rival amoroso, o alguien horrendo por hacerlo que hizo; Sí, traicionó la confianza, no se justifica, pero más adelante verán más la situación, no solo es quien rompió el corazón de Marinette.
Agregando que, lo que vio Marinette fue a lo que Adrien se refería en el capítulo anterior sobre besarla; Para ella era difícil debido al ver a su prometido con otro.
Plox no odien a Luka. Es un niño perdido y homosensual acá.
Y aunque parezca por la intuición femenina y el fanatismo loco de Wayhem, nel, el wey no lo es. A Adrien le hace falta otra amiga loca, y ese es Wayhem, sin comprometer su sexualidad.
Oh, sí.
Siguiente capítulo es puerco, en el sentido sexual de la palabra. Quizás no tan extenso como el anterior, pero ohboy, un carro sufrirá.
¡Muchas gracias por el apoyo nuevamente! Me hacen querer actualizar esta cosa más seguido. (Chance lo haga el domingo, dependiendo de que tanto les guste. Yo namás digo)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro