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Doce

― ¿Qué te ha dicho? ― Se apresuró a preguntar Adrien, observando como poco a poco el color se iba del rostro de Marinette.

― Está subiendo ― Atinó a decir en un hilo de voz, sin alguna expresión fija en sus facciones.

Él enarcó una ceja, pidiéndole con aquello que le diera más explicaciones.

― ¡Alya está subiendo, maldita sea! ― Exclamó de pronto, sintiendo como comenzaba a hiperventilar un poco ― No puedes salir ahora, entonces te vería. ¿Aún le tienes miedo a las alturas, Adrien? ― Se atrevió a preguntar levantándose de la cama, buscando sus sandalias para después tomar el abrigo de Adrien que se encontraba sobre su tocador, arrojándolo hacia él.

― Tienes que estar bromeando, no voy a salir por las escaleras de incendios ― Comentó apresurado, observando como ella comenzaba en ir y venir ― No lo tengo, aunque fuese así, creo que te estas alarmando para nada ¿Sabes? Podemos decirle que solo pase a verte ― Replicó él, intentando tranquilizarla.

Sí, quizás Alya iba en un muy mal momento.

Marinette no se sentía bien, eso estaba claro. Pero no quitaba el hecho de que en algun momento de la noche eso pudiese cambiar ¿No?

― Ni pensarlo. Alya parece un sabueso detectando mentiras, y yo soy pésima mintiendo ― Acotó, intentando respirar hondo ― Nuestro plan es secreto para evitar que no lo cuestionen, y creeme Adrien, la primera persona en comenzar a hacer preguntas es ella ― Recalcó, caminando hacia la ventana para después abrirla.

Ambos pudieron sentir una fría ventisca que les caló los huesos, mientras que el sonido de alguien tocando la puerta lograba que una corriente eléctrica pasara por la espalda de ambos.

Bien, Marinette tenía un punto ahora a ojos de Adrien. Ella conocía mejor a su amiga, y no es como si no supiera la capacidad que ella tenía.

Y, también debía admitirlo, era pésimo mintiendo.

― Baja ― Ordenó ella, señalando la ventana, para después caminar hacia la puerta de la habitación ― Te llamó mañana ¿De acuerdo? ― Una mirada más suave atravesó por sus ojos, dirigiéndose a él.

Y es que la idea de tener a Adrien a su lado para cuidarla no parecía tan mala. Él siempre habia sido considerado a su manera, y a decir verdad, su compañía era lo mejor que podía pedir.

Además, se recriminó a si misma que realmente esperaba que aquellos infernales cólicos desaparecieran pronto, para intentarlo.

No solo para no perder un día de oportunidad, sino porque muy en el fondo debía admitir que realmente le gustaba aquello.

― Marinette, espera ¡Mis zapatos están en la...! ― Intentó explicarse a modo se susurró, pero su amiga ya habia cerrado la puerta de la habitación tras de ella.

Maldijo por debajo, sintiéndose ridículo por el simple hecho de olvidar aquel detalle tan importante en la sala de estar.

Pero ¿Quién podía culparlo? Cuando llegó al apartamento de ella, las cosas comenzaron a ir demasiado bien. Y, como podía, comenzó a quitarse las prendas más molestas. Entre ello, sus zapatos.

Claro, todo esto antes de que Marinette se curvará por una mueca de dolor en el vientre, logrando que el momento se volviera completamente diferente.

Golpeó su propia cabeza con sus manos, estirando con dramatismo su rostro formando una mueca extraña.

Preguntándose el porqué de la visita de Alya.

No es que fuese algo anormal, simplemente le preguntaba a cualquier deidad que lo escuchaba en esos instantes, ¿Por qué precisamente ahora?

[...]

No tuvo tiempo de reaccionar al sentir el cuerpo de su amiga abalanzarse contra el suyo. Al abrir la puerta, parecía que Alya habia olvidado lo que significaba espacio personal y se habia apresurado a abrazarla, como si buscara consolarla.

Marinette parpadeo un par de veces, confundida ante su acción, para después corresponder el abrazo sin decir nada.

Alya debía tener sus razones para aquello, era raro que hiciera algo tan esporádico.

― Dime por favor que Théo le dio un golpe en la cara ― Se limitó a decir, afianzándose en aquel abrazo.

Ella no pudo evitar sentirse confundida sobre aquel comentario, logrando que se separara de ella para poder observarla, buscando alguna respuesta.

― Alya ¿De que estas hablando? ― Preguntó, intentando encontrarle sentido al comentario de su amiga.

Por qué, claro que a ella le hacía sentido el comentario. Incluso estuvo segura de que Théo lo hubiese hecho si Luka no hubiese accedido a irse del lugar. Pero eso no lo sabía Alya.

Adrien lo habia deducido, más no habían hablado de ello. Él sabía que no quería tocar el tema.

― Espera ¿Entonces Luka no fue a buscarte ayer a tu boutique? ― Cuestionó, enarcando una ceja.

Marinette intentó buscar alguna respuesta lógica a aquella pregunta, o más bien, quería saber cómo rayos sabía ella eso.

― Pues sí, pero no me explico cómo es que tú sabes eso ―.

Una mueca de molestia apareció en el rostro de la morena, quien de inmediato rodó los ojos para pasar al interior del apartamento por completo, cerrando la puerta tras ella.

Marinette suspiró ¿Por qué sus amigos tenían esa extraña manía de pasar sin ser técnicamente invitados a pasar?

Y más importante, temía si en algun punto Alya le soltaría una bomba como que en realidad era una bruja y tenía una especie de clarividencia. Si ese fuera el caso, explicaría muchas cosas a lo largo de la vida que compartía con ella y, en definitiva, estaba jodida.

― Lo que yo no me explico es que no me hayas dicho a mí para ayudar, o hacer algo ― Le recriminó, girándose sobre sus talones para poder verla.

― Alya, en realidad aprecio mucho ese comentario aunque suene como una queja que seguramente Nino escucha muy a menudo ― Puntualizó, observando como su amiga se cruzaba de brazos, luciendo impaciente ― Pero soy una mujer adulta, puedo lidiar con esto ― Y, por primera vez en mucho tiempo se sintió segura de sus palabras al respecto de aquel tema.

No titubeo. Sus ojos no habían mirado hacia el suelo y sus piernas no parecían temblar, sorprendiendo por completo a su amiga.

― Bien, quizás me exalte con ello, tienes razón. Pero, ¿Realmente piensas que pedirle consejos a Adrien sobre eso es buena idea? Me refiero, por el aura depresiva que parece tener alrededor después de lo que ocurrió con su esposa ― Comentó, dejándose caer sobre el sofá de Marinette.

Ella enarcó una ceja ¿Pedirle consejos a Adrien? ¿De dónde sacaba esa mujer aquello?

Un pequeño golpe se escuchó en su habitación, como si algo hubiese caído de repente al suelo. Marinette sintió una corriente pasar por detrás de su columna, maldiciendo que realmente Adrien se hubiese quedado ahí.

― Fue el viento, deje abierta la ventana de la recamara ― Se apresuró a decir antes de que ella comentara algo al respecto ― Y ahora es su ex esposa, Alya y no entiendo de donde sacas eso sobre los consejos... ― De repente algo en su cabeza hizo clic, logrando que un gran suspiro saliese de sus labios. Marlena Césaire era quien le habia recibido, y a quien prácticamente le habia implorado permitirle hablar con Adrien de manera urgente. Su rostro comenzó a tomar un poco de color, recordando su gran urgencia ― ¿Tú mamá te dijo, no? ―.

― Me comentó esta mañana que ayer buscaste a Adrien, y que tus ojos lucían como si hubieses llorado durante un par de horas. Llegué a la conclusión de que Luka te habia buscado nuevamente ― Se explicó con tranquilidad, rascando su mejilla al sentirse un poco exagerada.

Marinette pudo respirar con tranquilidad después de esa revelación, desechando cualquier pensamiento anterior sobre si Alya poseía algun tipo de habilidades psíquicas que la pudieran meter en algun tipo de problema.

Y, aunque precisamente no habia buscado a Adrien por aquel motivo, no le sorprendía para nada que uniese las piezas de esa manera, tanto ella como su madre eran buenas observadoras, y en más de una ocasión el señor Otis Césaire habia comentado que quizás ambas mujeres hubiesen sido buenas detectives, y realmente le daba la razón ante ello.

― Bien, no te equivocas, como es usual ― Su cuerpo se relajó, pues realmente Alya no tenía la remota idea de lo que significaba aquella visita al trabajo de Adrien, ella por su parte intentaba mantener los recuerdos de la ocasión lejos de su cabeza ― Luka fue a buscarme ayer, de nuevo negando la situación. Yo simplemente me cansé y lo enfrente, en algun momento tenía que hacerlo ¿No? ― Y con aquellas palabras, pudo observar como su amiga se levantaba de su lugar como si fuese un resorte.

― Dime por favor que mis oídos han escuchado bien ― Pidió, caminando hacia ella ― ¿Realmente lo enfrentaste? ― Preguntó, con sus ojos abiertos de par en par, completamente sorprendida. Marinette asintió, como si se tratara de algo simplemente que tenía que suceder, aquello solo logro que los nervios cimbraran en Alya ― ¡Dime quién demonios eres y que hiciste con mi amiga! ― Espetó, buscando algun rastro de mentira en el rostro de su amiga.

Pero no habia nada como aquello.

No iba a negarlo, Marinette era una mujer valiente que se habia logrado valer por sí sola para lograr sus objetivos, plantándose de frente a las injusticias que pasaban a sus ojos sin importarle si le podía costar algo, ella simplemente lo hacía.

Pero en el caso de Luka, la situación era muy diferente.

Él habia logrado quebrarla como nunca nadie lo habia podido hacer. Y ella, en su presencia o en su simple nombramiento, simplemente comenzaba a temblar como si de una adolescente se tratara, huyendo siempre de la confrontación.

Alya sabía que Luka tenía problemas y que Marinette habia sido alguien sumamente importante para él al momento de soportar la perdida de Juleka muchos años atrás, él se habia aferrado a ella como si de un salvavidas se tratara, mientras que ella solo le podía dar todo el amor que él necesitaba.

Para ella la situación en la que se habia formado aquella relación no era la correcta, pues de una u otra manera la sentía incorrecta por el simple hecho que los habia unido una pérdida importante para todos. Pero Marinette se habia enamorado, y no habia remedio. Ella misma habia admitido en más de una ocasión que Luka la miraba con la misma intensidad, pero era claro que se equivocaba.

En cambio, Chloé no lo hizo, y claramente no tardó en demostrar su disgusto al momento que ambos se habían comprometido.

Chloé podía conocer mejor a las personas por simples posturas, forma de hablar e incluso gestos faciales que la gente hacia en modo automático. Era un don que habia adquirido. Pero, como dicen siempre; el amor es ciego, y hasta que Marinette tuvo la verdad frente a sus ojos lo pudo entender.

Ella hasta la fecha no se atrevía a hablar con él, por que seguía dañada. ¿Qué habia ocurrido con ella en un lapso tan corto para que las cosas hubieran cambiado así?

¿Tenía que ver acaso el Fashion Week en Berlín al que habia asistido anteriormente?

― Alya, tarde o temprano debía hacerlo. No solo por mí, sino también por él ― Alya rodó los ojos ante esa oración, alejándose de ella para soltar un bufido.

Por algun motivo Marinette pensó que Adrien se encontraba teniendo la misma reacción ante sus palabras, pues para ella era obvio que tenía pegada su oreja a la puerta.

― Tienes que dejar de ser tan condescendiente con él y pensar en ti. Yo estaba pensando que por fin habías comenzado a superar las cosas ― Atinó a decir, en un tono que conocía bien de ella, frustración.

― Lo estoy haciendo, pero también soy una mujer adulta y no voy a vivir mi vida con rencor. Luka necesita aceptarse a sí mismo, así como yo ya acepte todo lo que ocurrió y lo que quiero en mi vida, Alya, y él no está en mis planes. Por eso le di la cara, porque quería cerrar las cosas, porque quiero avanzar con mi vida ― Ninguna palabra era mentira, realmente estaba hablando más con su corazón que con la mente.

Irónicamente, quien habia formado parte de aquella decisión se encontraba detrás de la puerta de su habitación.

Ambos habían tocado fondo de manera desastrosa, ambos no deseaban tener que pasar por algun otro episodio de amor desastroso, y ambos querían seguir adelante. ¿Qué mejor para ello que una persona que siempre ha estado a tu lado?

― Entonces ¿Le has perdonado? ― La voz serena de Alya le hizo respingar.

Realmente no sabía la respuesta a esa pregunta.

― No lo sé, pero simplemente es hora de dejar ir el pasado ― Atinó a decir, sintiendo que realmente era la respuesta más correcta para esa pregunta.

Antes de que pudiese agregar algo más, sintió un dolor punzante en su vientre mientras sentía como a su alrededor se nublaba. No pudo evitar soltar un quejido de dolor, logrando que Alya se girara de inmediato hacia ella.

― Hey, Marinette ¿Qué te ocurre? ¡Marinette! ― La voz preocupada de ella apenas llegaba a sus oídos mientras su cuerpo se doblaba en búsqueda de calmar el intenso dolor.

Comenzó a sudar frio, temiendo que Adrien saliese de la habitación debido a la preocupación por las palabras nada sutiles de Alya.

― Estoy bien, son cólicos solamente ― Se apresuró a decirle, intentando mostrar la mejor cara que podía, buscando acompasar su ahora agitada respiración.

― Tú nunca los habías tenido hasta hace poco, Marinette ¿Ya has ido al médico? ― La mano de la morena fue hasta su frente, buscando reconfortar a su amiga para después guiarla al sofá, donde la ayudo a sentarse.

― Ya, solo dijo que existía una primera vez para todo ― Mintió de manera acertada, sintiendo de nueva cuenta la fuerte punzada de dolor en su vientre bajo.

Alya no pareció muy convencida con aquella respuesta, pero al ver sonreír tranquilamente a Marinette, intentó quitar malas ideas de su cabeza.

― Tú siempre fuiste de las chicas que pasaban todos los meses sin preocupaciones por este tipo de dolores. Muchas te envidiamos ― Comentó a tono de broma, hincándose frente a ella.

Sabía bien lo fuertes que podían llegar a ser ese tipo de dolores, además de molestos. No solo estaban presentes durante los días de periodo, si no que podían aparecer de manera espontánea a lo largo del mes como si de un aviso se tratara, uno para que no olvidaran que eran mujeres y que tarde o temprano llegaría.

Para ella aquella sensación ya era algo común, aunque debía admitir que después de tener a Joseph los dolores habían disminuido de manera considerable.

Aun así, Marinette nunca habia experimentado aquel dolor en toda su vida, por lo tanto, por más que para cualquier mujer pudiese ser considerado normal, para ella podía ser todo un infierno.

― Creo que ya mi cuerpo está cobrando factura, ya no soy una adolescente ― Se atrevió a bromear, sintiendo como su cuerpo comenzaba a librarse del dolor.

Apreciaba mucho que Alya se hubiese preocupado por ella hasta el punto de llegar a su apartamento, pero también debía admitir que en ese momento le hubiese encantado estar tendida sobre su cama con aquel paño caliente sobre su vientre.

― Quizás tu cuerpo te está pidiendo sexo ― Comentó animada al ver como el color volvía de repente al rostro de Marinette, riendo en el proceso ― Es broma, relájate. Pero, bueno, en realidad el sexo si ayuda a aliviar los dolores ¿De dónde crees que salió Joseph? ―.

El rostro de Marinette tomó un tono carmín mientras Alya comentaba aquello. Intentando no parecer divertida ante lo primero dicho. ¿Qué si su cuerpo necesitaba eso? ¡Bah! Eso lo podía entender si se lo hubiese dicho tres días atrás, pero si el día miércoles de aquella semana pudiera hablar, vaya que retiraría aquellas palabras de la boca de Alya.

Marinette iba a comentar que realmente no quería saber cómo habia resultado Joseph, pues en cierta manera le tenía un poco de envidia a su amiga, quien a pesar de siempre tomar las precauciones adecuadas, su embarazo se habia producido de manera espontánea, como si al pequeño Joseph le importaran poco los métodos anticonceptivos de su madre.

Además, realmente no quería imaginar a sus amigos en esa clase de situación.

Pero, su boca se cerró de inmediato cuando en el fondo de la sala de estar pudo distinguir algo que no cuadraba ahí; los zapatos de cocina de Adrien se encontraban a un lado del comedor, esparcidos como si los hubiera tirado sin consideración. Palideció durante unos instantes, imaginando todas las respuestas que Alya podía hacer.

Y no es como si pudiera inventar que era un nuevo tipo de zapato cómodo que habia comprado para ella, pues a comparación de su pequeño pie, estos eran claramente para una persona con un pie de gran tamaño.

Además ¡Es Alya de quien hablaba! Ella conocía a la perfección ese tipo de calzado, su madre era Chef después de todo y estaba segura de que a ella ese tipo de detalle no se le iba a escapar.

Sudó frio, pero esta vez no era debido al dolor.

― ¿Qué te parece si me quedo un rato más para cuidar de ti y cocinarte algo rico? Deje todo listo en casa con Nino después de todo ― Marinette pestañeo durante unos segundos, intentando procesar las palabras de ella.

― ¡No! ― Exclamó de manera apresurada, observando como Alya ahora le miraba confundida ― Me refiero a que no tengo nada en la nevera ¿Qué te parece si salimos a cenar? Yo invitó como agradecimiento de ser tan buena amiga ― Se corrigió, intentando enmendar su error con aquellas últimas palabras, logrando que Alya hiciera una mueca de satisfacción.

Conocía bien el ego de ella, y sabía bien como hacerla feliz con facilidad.

― Bien, solo acepto porque realmente hoy la pase fatal en la cocina, pero eso te lo contare mientras cenemos ―.

Marinette asintió de manera energética, sin evitar sentir un poco de amargura debido al hecho que ahora tendría que salir para poder cubrir la pista de Adrien y, de lo que quizás pudo ocurrir más tarde.

― Solo déjame tomar una ducha y cambiarme de ropa ― Comentó, de forma apresurada mientras se movía de manera veloz hacia donde habia visto aquellos dichosos zapatos, tomándolos con discreción ― ¿Me esperas un momento? ― Pregunto, llevando con una mano el ahora contrabando hacia su espalda, mientras caminaba de reversa hacia su habitación.

― De acuerdo ― La voz de Alya sonó algo incrédula, pero no le dio importancia ― Veré un poco la televisión, se sentirá bien no ver algo que tenga que ver con Paw Patrol por lo menos hoy ― Agregó divertida, buscando el control remoto en la mesa de centro.

Marinette asintió, abriendo de un rápido movimiento la puerta de su habitación para después escuchar como esta se impactaba contra algo, sonando como un golpe en seco.

― ¿Marinette? ¿Todo bien? ― La voz de Alya sonaba distante, mientras ella observaba a Adrien tendido en el piso quien se tomaba la cabeza con las manos, intentando aminorar el dolor y no hacer algun tipo de ruido.

― ¡Sí! Solo que deje unas carpetas en el suelo cuando llegaste y bueno, eso ― Se excusó, levemente nerviosa ― Salgo en un momento ― Finalizó, cerrando la puerta, colocándole el seguro.

Pudo suspirar aliviada de la situación. Por un lado, se sentía contenta de tener a Alya como amiga, pues siempre en ese tipo de situaciones siempre estaba para ella.

Por otro lado, sonrió al reconocer que ella siempre era inoportuna.

― ¿Auch? ― Susurró Adrien, quien comenzaba a levantarse del suelo. Se sintió un poco débil al ser derribado de una manera tan fácil, y si se ponía a pensar en aquello, era la segunda vez que ocurría en el día.

― Yo no te mande a ponerte detrás de la puerta y espiar conversaciones ajenas, Adrien ― Respondió ella, de igual manera en un susurro, dejando caer los zapatos de él al suelo.

Él sonrió aliviado de que hubiese podido efectuar aquel rescate.

― No, pero enviaste al padre de tu futuro hijo por las escaleras de emergencia sabiendo que las alturas no son lo mi ― Atinó a decir, logrando que ella callara durante unos segundos ante sus palabras.

Marinette hizo un mohín, sintiendo como sus mejillas comenzaban a calentarse.

― Tú me dijiste que no le tenías miedo a las alturas ya ― Refutó, pasando de lado mientras se disponía a buscar ropa en su armario ― Debo alistarme, supongo que ya sabes que Alya quería quedarse ―.

Adrien asintió con su cabeza, de reojo Marinette lo observó, lucia preocupado.

Ella busco con su mirada los ojos de él, intentando hacer una pregunta silenciosa para que el soltara lo que tenía en mente.

― ¿Estas bien para salir? Me refiero, escuche como te quejaste de dolor, y al contrario de lo que le dijiste a Alya, sé que no es algo normal ― Atinó a decir, genuinamente preocupado.

― Lo sé, pero aun así debo ir. Alya no puede estar aquí ahora, las cosas se pueden complicar, estaré bien, tomaré un analgésico más ― Acotó ella, tomando su ropa interior de una gaveta.

― Me comentaste que Rose no te recomendó que tomaras más de una dosis en tan poco tiempo, tú lo sabes ― Refutó, intentando que su voz no saliera más fuerte de lo que deseaba.

― Sí bien, lo sé, pero debo sacar a Alya de aquí ― Suspiró, intentando guardar la compostura ― Es eso a sentir los dolores fuera de casa, o peor aún, que Alya se quede y vea que estoy escondiéndote a ti, así que ¿Alguna idea? ― Inquirió, comenzando a caminar hacia el baño de la habitación.

Él la observó por la espalda, pensando en las palabras que Alya le habia dicho a ella sobre aquellos dichosos dolores y el cómo aparentemente el sexo era de ayuda.

Tomó una bocanada de aire, llevando su mano hasta su nuca en señal de nerviosismo, comenzando a caminar hacia ella.

― En realidad, Alya te la acaba de dar ―.

[...]

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¿Que debo decir? Marinette sabe que con Alya debe ir con cuidado. Y, no, lo le gusta tener que ocultarle cosas a su amiga, pero sinceramente, teniendo a una amiga como Alya, las preguntas nunca van a sobrar. Es lo que ambos no quieren, ser cuestionados por sus decisiones.

Un poco de tiempo entre amigas no esta de más, aquí podemos ver un poco de la relación de ambas y como se conocen. Desde Marinette, que rápidamente llega a la conclusión de él por que Alya pensó que Luka la busco. Hasta Alya, que sabe que algo ocurrió con Marinette para que decidiera enfrentar a Luka. También podemos ver como ella en un principio no veía con ojos sanos la relación de ambos, pues se habia cimentado en una perdida; Juleka.

Sí, por si no llegaron a entender el contexto de ello al leer el fanfic, e incluso como Marc en el capitulo anterior menciona que le hubiese gustado conocerla, Juleka esta muerta. Por eso Luka se lamenta de no tenerla cerca para guiarlo, aunque claro, este hecho no expía todo lo malo que hizo, si no que es para aclarar el por que Luka ve de manera tan cercana a Marinette y el por que se aferro a ella de esa manera, incluso llegandola a amar de una forma especial, pero claramente no de forma pasional o como ella deseaba, cosa que con Marc si sucede. Prácticamente, Marinette fue quien sostuvo a Luka en la perdida de Juleka, siendo ella una amiga de Marinette, Alya, y demás.

Y Adrien, nuestro Chef descuidado que deja sus zapatos tirados por la maldita ansiedad. La preocupación de él por Marinette es nata, no simplemente por ahora estar involucrada sexualmente. Recordemos que él es quien en el primer capitulo prácticamente la obliga a que se haga un chequeo con Rose, y quien preocupado decide buscarla (Cuando, ambos llegan a la conclusión de tener este plan) pero también le gusta poner en situaciones incomodas a Marinette, desde apodos hasta cosas que sabe que la harán poner como un tomate. Aunque, él cada cosa que dice es enserio aunque sea broma, el realmente se ve ya como el padre del futuro hijo de Marinette, a eso señores se le dice dedicación. 

En fin. Comenté que actualizaría el lunes, pero no creo poder hacerlo, así que decidí subirlo hoy debido a que no me encontrare tan activa durante este fin de semana, véanlo por el lado amable, esta antes el capitulo.

Oh, sí, ahora a la advertencia.

El siguiente capitulo tendra contenido... bueno, ya saben que tipo de contenido.

No creo que abarque todo el capitulo como lo he hecho anteriormente, así que cuidado por si no quieren leer la parte inapropiada.

Y, realmente me siento muy feliz que todo el asunto de Luka lo hayan entendido de la mejor manera posible y que él tanto como su pareja (EL NUEVO SHIP) haya sido recibido tan bien ¡Realmente me encanta que les encante el Lumarc! No será la ultima vez que sepan de ellos. Marc es como una voz de la razón y un hombre increíblemente bueno.

¡Muchisimas gracias por todo su apoyo! Desde sus vistas, votos, comentarios. Todos me hacen tremendamente feliz debido a que una parte de mi entiende que estoy llegando a ustedes por medio de una historia, y esa sensacion no se puede comparar con nada.

Nos vemos la siguiente semana, con algo ya subido de tono.

¡Un beso!

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