Diez
Bajo un par de escaleras para poder llegar directo al estacionamiento, pensó que quizás ella se encontraría ahí de pie, buscando explicarle lo que aquel mensaje significaba.
Pero no la pudo ver en ninguna parte, y algo dentro de él se decepcionó de cierta manera. Claro, hasta que a lo lejos pudo divisar las luces intermitentes de una camioneta que conocía bastante bien.
Una camioneta Murano, siendo bastante especifico. Muy cómoda, y sobre todo, con bastante espacio. Justo lo que ella necesitaba cuando comenzó con su propio negocio a la hora de ir por grandes rollos de tela.
Pasó a su costado, y en cuanto esto sucedido, las luces intermitentes cesaron.
Pudo divisar con dificultad la silueta de ella, quien le hacia una especie de señal para que entrara al vehículo.
Y así lo hizo, sentándose en el lado del copiloto mientras ella se encontraba a su lado.
Al estar dentro, lo primero que notó fue el atuendo de ella. Una falda que llegaba hasta sus rodillas con forma de tubo que se ajustaba a sus caderas con una camiseta de manga larga de color blanco.
Elegante, como usualmente vestía.
Pero después de la noche anterior, en su cabeza podían aparecer diferentes adjetivos que distaban de aquel antes pensado.
― Lo que más me intriga de todo esto, es saber cómo lograste que la Chef Césaire me dejara libre durante un momento ― Inquirió, levantando una ceja.
Marinette se encogió de hombros, como si aquello no hubiese sido la gran cosa.
― Sabes que soy algo así como su cuarta hija, la más sensata de todas si quieres que lo especifique ― Se limitó a responder, mirando hacia el frente.
El estacionamiento se encontraba casi a reventar, lleno de un sinfín de carros extremadamente lujosos. Ella agradeció que su vehículo no desentonara mucho con los demás, que si bien ya tenía unos años con ella, seguía pareciendo un modelo del año.
Ambos guardaron silencio, esperando que el otro dijese algo.
No era un silencio incomodo, pero era claro que existía una clase de tensión entre ellos. Una nueva, que nunca habían experimentado.
Tensión sexual, atinaron a pensar ambos.
― Leí tu mensaje hace un rato, y realmente pensé que para cuando terminaras tu trabajo terminarías exhausto ― Se explicó, tragando saliva mientras en señal de nerviosismo rascaba su mejilla ― Mañana podríamos seguir tratando, pero ― Hizo una pausa, observando a Adrien por el rabillo del ojo.
Él sonrió por inercia al notar el carmín en las mejillas de ella.
― Pero decidiste traer el trabajo hasta mi trabajo ― Añadió él, con un toque de cinismo que ella bien conocía.
Y es que Adrien podría ser la persona más dulce y amable que uno podría conocer. Pero, muy en el fondo, era un hombre levemente cínico.
― Algo por el estilo ― Respondió, atreviéndose a mirarlo directamente, girando su cuerpo sobre su asiento ― Agradece que me preocupo por tu salud ― Agregó, frunciendo el ceño mientras que con su índice lo señalaba de forma acusadora.
Adrien tuvo que tragar saliva al escuchar el sonido del asiento de cuero rechinar un poco debido al contacto de las piernas de ella.
― Ayer fuiste muy considerada con ello ― Comentó, sarcástico. No es que le molestará, pero ver aquel tierno sonrojo en las mejillas de ella, molestarla y tantearla de aquella manera era de otro nivel.
Antes lo hacía también; Desde las bromas por su estatura, hasta por su increíblemente horrible caligrafía.
Pero sin duda alguna, le gustaba esta faceta que experimentaban ambos gracias a su anterior encuentro.
Un nuevo nivel de confianza habia llegado sobre ambos. Y con ello, un extraño giro a su amistad. Aunque claro, esto último ya lo habían previsto.
Pero, aun así sentían que se habían acoplado demasiado bien.
― Lo soy, deberías estar agradecido ― Admitió con tranquilidad, sintiendo como su corazón comenzaba a agitarse.
Pues, de un modo u otro, el calor se habia hecho presente.
― Estas loca al pensar que debemos hacer esto aquí ― Le dijo él, llevando una de sus manos hasta la cintura de ella, intentando atraerla hacia él.
― ¿Alguna mejor idea? Mis días de ovulación solo son esta semana, no podemos perder oportunidades ― Atinó a decir, levantándose de su asiento, siendo guiada por él.
Con delicadeza sus piernas lograron pasar donde se encontraba la palanca de la camioneta, así como el tablero de esta, colocándose justo sobre Adrien.
De manera torpe, cabe decir, pues terminó golpeando su cabeza con el retrovisor.
Y con el techo.
Ambos no pudieron evitar reír ante la torpeza que se encontraban experimentando. Después de todo, aquello era algo extraño.
Y, no es que nunca en el pasado hubiesen tenido una experiencia sexual en un vehículo; Aquello era claro asunto de adolescentes.
Pero las cosas cambiaban de significado cuando se encontraban en el estacionamiento del trabajo de Adrien, donde le esperaban arriba.
Y que no era una simple calentura. Simplemente era una oportunidad más.
― Abre tus piernas, Marinette ― Susurró, tomando con ambas manos el costado de su cintura, guiándola hasta él.
Una de sus manos se deslizó por su cadera hasta llegar al borde de su falda, levantándola con suavidad, así ella se pudiese abrir un poco más y quedar sobre él a la perfección.
Acarició con delicadeza la piel desnuda de ella en aquella zona, haciendo pequeños círculos con las yemas de sus dedos.
Casi por instinto sintió su sangre volverse como aceite hirviendo, su respiración se volvió más agitada, tal como la de ella.
Cuando ella se dejó caer por completo sobre él, sintieron como encajaron por completo. Y no tardó en sentir en su centro algo que presionaba sobre ella.
Se preguntó cómo podía estar listo tan rápido, después de la noche anterior.
Pero, ella misma se sentía a si misma por abajo, sus pliegues comenzaron a arder.
¿Acaso era por la expectativa del momento? ¿Por lo que él le habia hecho sentir? ¿O solo era por la emoción de alcanzar la meta que tanto habían discutido?
La mano que se encontraba vagando por el costado de la pierna de ella comenzó a moverse con lentitud, dejando un rastro de caricias hasta el interior de sus piernas, ahí hasta donde la falda se habia levantado para lograr aquella posición.
Sintió el cuerpo de ella estremecerse ante el suave roce de sus dedos en la cercanía de su ropa interior, la cual ahora se encontraba levemente visible. Eran de un color rojo cereza, y ahora que ponía atención y que tenía el pecho de ella prácticamente a unos centímetros, pudo notar que su sostén hacia conjunto, pues el color pasaba levemente a través de la camisa.
De manera casi intuitiva, tiro de ella con la mano apoyada en su cintura, logrando un mayor roce de sus pelvis.
Ambos soltaron un suave suspiro de éxtasis. Marinette llevó sus manos hasta los hombros de él, haciendo presión sobre estos mientras sus caderas se removían contra él, provocándoles una satisfactoria sensación a ambos.
― Marinette, esto no es recreacional ― Le recordó, hundiendo su rostro en el pecho de ella, aspirando su aroma ― Pero demonios, hacer un bebé debería estar en la lista de actividades recreativas ― Agregó, repitiendo el movimiento para sentirla aún más sobre su ahora duro miembro.
Ya conocía la suavidad de ella, por ese motivo, su cuerpo se sentía de aquella manera con sus suaves movimientos, pues quería más.
Quería hacer lo que se hace para tener un bebé.
― Se siente bien ― Argumentó ella, entre suspiros. Llevando una de sus manos hasta la nuca de su amigo, hundiendo sus delgados cabellos en el cabello de este, atrayéndolo aún más hacia ella ― Ayer también se sintió bien ― Agregó mordiendo su labio inferior, sintiendo como el calor de su interior comenzaba a esparcirse alrededor de su centro ― Además, debo estar lubricada para esto ― Se excusó, sintiendo como él sonreía sobre su pecho.
― Mojada, Marinette, y sí, es necesario ― Él mismo se sorprendió de responder de aquella manera, incluso temió que ella lo tomará de mala forma. Pero al sentir como él movimiento de sus caderas se intensificaba, supo que realmente estaba en lo correcto.
Después de todo, ya habían cruzado la línea.
Con ello en mente, tomó el valor para llevar sus dedos por encima de su ropa interior, levantando casi por completo aquella falda tan sofisticada que habia visto usar a su amiga en ocasiones anteriores, pero ahora estaba seguro que de ahora en adelante, solo lograrían una erección en él.
Con un simple roce circular sobre aquella zona, pudo sentir como él cuerpo de ella se estremecía bajo sus brazos.
Sonrió con un poco malicia al sentir la humedad atravesar la prenda, pues eso le indicaba que ya se encontraba lista.
Con rapidez llevó las manos hasta su pantalón, desabrochando el botón de este y bajando el cierre, ayudándole a levantarse un poco, cosa que le propicio golpearse con la cabeza de ella ante tal acción mientras el buscaba bajar sus prendas.
Cuando volvieron a su antigua posición, sus respiraciones se entremezclaron de manera idílica, sintiendo el calor del otro, y como si ambos supieran que era lo que deseaban, se aproximaron de forma espontánea.
Atrapando aquellos labios ajenos sobre los propios.
Marinette sintió los labios de él ardiendo, al igual que los suyos.
Podía sentir el calor de la saliva que comenzaron a compartir mediante el abrumador beso. Ella, de forma esporádica mordió con suavidad el labio de Adrien, logrando que abriera un poco más la boca y así pudo apoderarse de su boca, succionando el labio inferior de él.
― Uhm ― Escucharlo soltar pequeñas exhalaciones que venían desde su garganta debido al placer, era algo que realmente removía sus entrañas. Le gustaba.
No solo le gustaba escucharlo, le gustaba sentirlo de aquella manera.
Pudo sentir como las manos traviesas de él se escabullían a su intimidad, buscando hacer a un lado su prenda íntima.
Ella le facilitó el trabajo, levantando un poco sus caderas para que su pequeño conjunto rojo quedara a un lado de su entrada.
Pudo sentir aquel extraño intruso hacer presión sobre aquella zona, cosa que logró que aquel beso terminará mientras ella intentaba ahogar un gemido en su garganta.
Adrien no desaprovechó aquel momento para adueñarse de sus labios, esta vez llevando el control de la situación, dejándose llevar por el calor ajeno que comenzaba a fundirse en su entrepierna.
Marinette de un suave movimiento comenzó a acomodarse sobre él, envolviéndolo con sus paredes hasta que por fin ambos pudieron sentir como se encontraba dentro de ella, nuevamente.
Lo sentía palpitar, su firmeza y también podía sentir la necesidad de Adrien de más.
― ¿Alguien no tuvo suficiente con ayer? ― Se permitió bromear, sintiendo tener el control de la situación en aquel momento.
Adrien no pudo evitar sonreír contra sus labios, acomodando sus manos sobre las caderas de ella, logrando que comenzará con unos suaves movimientos sobre él.
― Creo que debes recordar quien trajo el trabajo a mi trabajo ― Contrarrestó él a duras penas, intentando ahogar en vano sus suspiros.
Tiró su cabeza hacia atrás cuando sintió que el movimiento de caderas de ella aumentaba de ritmo de manera considerable, recargando esta sobre el respaldo del asiento.
Se maldijo internamente al sentir como prácticamente el centro de Marinette parecía succionarlo con ferocidad, amoldándose a su forma.
La sensación de abrirse paso a través de sus angostas y calientes paredes no tenía comparación alguna.
Escuchar el lascivo sonido que sus cuerpos generaban al chocar entre ellos, tampoco tenía punto alguno de comparación.
Era tocar la gloria con un solo dedo, y eso que apenas comenzaba a explorarla.
Y, escuchar los suaves gemidos de ella, era algo que realmente le hacía querer hundirse más en ella.
Así lo hizo al notar como ella mordía sus labios, intentando no soltar algun sonido que fuese escuchado por alguien que pasara por el lugar.
Pronto la pequeña ayuda que él le brindaba con sus manos sobre su cintura, se intensificó, haciendo que aquel erótico movimiento de caderas tomará más velocidad, una que cumpliera lo que él deseaba en ese momento, llegar a sentirla por completo.
Podía sentir como en aquella posición llegaba un poco más profundo que con la que habían trabajado el día anterior, incluso podía jurar que llegaba a un lugar que la llevaba a la perdición.
Y no estaba equivocado. Pues Marinette a cada estocada que ella misma provocaba, no podía evitar sentir como los músculos de su pelvis se tensaban generándole una sensación de placer mezclado con el confort, sentía que podía tomar el cielo a cada momento que pasaba.
La estimulación que recibía por parte de Adrien dentro de ella no tenía una explicación coherente, pero sentía a cada momento como sus piernas temblaban cada vez que lo sentía tocar fondo.
Estaba alcanzando su punto más sensible mientras los movimientos de sus caderas, cada vez más frenéticos, lograban rosar su suave botón sobre la poca piel descubierta de él.
La liberación de la tensión de todos los músculos de su cuerpo llegó antes de lo que esperaba, pero pronto pudo sentir como todas sus extremidades perdían la fuerza, y como de un golpe ella legaba a la cúspide del placer.
Sintió las manos calientes de él, incluso atravesó de la ropa.
Sintió como sus pezones se endurecían y rosaban con su sostén, otorgándole pensamientos pecaminosos, pues deseaba que él le hubiera tocado justo ahí, justo ahora.
Y sobre todo pudo sentir como sus oídos se ensordecían durante breves segundos.
Adrien por su parte pudo sentir como su amiga llegaba a la cúspide del placer debido a las fuertes palpitaciones que sentía al estar dentro de ella, como las paredes se cerraban sobre él como si buscaran exprimir cada gota de él.
La fuerza de ella se vio desvanecida en cuanto aquella liberación llegó, por lo que meció sus propias caderas al compás del movimiento que el generaba con sus manos en la cintura de ella, dejándose envolver por la sensación de succión que podía disfrutar dentro de ella, hasta que pudo sentir como el mismo se liberaba dentro de ella.
Ambos jadearon durante un rato, sintiendo como unas pequeñas gotas de sudor comenzaban a bajar por sus frentes.
Sus miradas se cruzaron por un instante, oscurecidas ante la ola de placer que ambos experimentaban, ante el calor que ambos compartían ahora.
Quizás no fuese lo que habían planeado, o quizás no las mismas veces. Pero el intento estaba hecho.
Aun así, ambos se encontraban bastante satisfechos debido al resultado.
Quizás aquello no era una actividad recreativa. ¿Pero dónde decía que no podían darse el lujo de disfrutar?
― Día dos de siete ― Pronunció con dificultad, aun sintiendo como a sus pulmones le hacía falta algo de oxígeno. Sintiendo la calidez de él regarse por su interior.
Marinette dejo descansar su cabeza sobre la de él, recargando su frente contra la de él, cerrando sus ojos.
Adrien podía sentir como la respiración de ella comenzaba a acoplarse, y solo pudo a limitarse a observar a través de sus pestañas como sus ojos parecían levemente enrojecidos; Detalle que se le habia pasado por alto debido al calor del momento.
Sintió como su estómago se removió un poco debido a ello. Algo le habia sucedido a Marinette, y tenía la leve impresión de lo que se trataba. Quizás no habia sido algo malo, quizás habia sido algo que le habia dado algo más de confianza para su plan, pero aun así, habia derramado lágrimas.
Y eso era algo que él no perdonaba.
Se atrevió a depositar un suave beso sobre su frente, para después seguir por el arco de su nariz, sus mejillas y luego, uno fugaz en sus labios.
Marinette parpadeó confundida durante un instante, pero después de observar el semblante serio de Adrien pudo entender que él se habia dado cuenta, o al menos, de manera parcial.
Era su manera silenciosa de decir que se encontraba a su lado. Su manera silenciosa de darle a entender que ambos habían dado vuelta a la página por su futuro.
Ella rodeó su cuello con sus brazos, apegándose a él en un abrazo lleno de ternura, muy diferente a lo que habían estado compartiendo hacia unos segundos atrás.
Y es que Adrien le entendía. Y ella a él.
Ambos lo sabían. Y por eso, no tenían duda de que sabrían cómo llevar el futuro que ahora comenzaban a trazar.
No podían mentirse, sus miradas los delataban.
― La única persona que te hará llorar será nuestro bebé cuando salga de ti ― Atinó a decir, intentando sonar divertido ante aquella idea ― O quizás lo que gastaremos en el parto, tú decides ― Añadió.
Marinette no pudo evitar reír ante su comentario.
Pues, confiaba en que sería así.
Después de todo, tenía a sus amigos con ella, y ellos daban todo por su felicidad.
Unos quizás lo demostraban a golpes hacia las personas que la llegaron a lastimar.
Otros con su apoyo incondicional.
Y Adrien, bueno; Él seguía dentro de ella, en uno de sus intentos por concebir un bebé.
Sin dudas sería un buen padre, pensó.
― Adrien, debes volver al trabajo ― Le recordó ella, logrando que él respingara en el lugar.
Y con aquel brusco movimiento, la cabeza de ambos choco la una con la otra.
Algo torpe, pero buen padre, añadió Marinette a su pensar.
[...]
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Bien. Oficialmente la abstinencia sexual de estos dos llegó a su fin y las cosas se comienzan a soltar entre ambos. ¡Vamos! Después de repetir la misma sesión de sexo durante todo un día alrededor de unas quince veces, el cambio es bueno.
Además, sé que ese tipo de interacciones con alguien cercano suelen evolucionar así; La confianza logra que ese lazo crezca de manera desmedida. Así que, aunque solo exista amistad, estos vatos están en problemas.
Y, tal como habia aclarado, voy cumpliendo con el propósito de que cada vez que quiera meter este tipo de contenido abarque un solo capitulo. Habrá ocasiones en las que esto no pueda suceder, así que si estás leyendo esto y te saltas todo el lemon, perdón :'c
Si se preguntan por qué nadie los encontró, es simple la respuesta, todos los automóviles aparcados están ahí para la cena para la cual la chef Césaire necesitó a Adrien (como venganza de salir del trabajo el día anterior) así que, Adrien, cansado de tanto ajetreo, aún tiene que volver a trabajar a la cocina.
Lo bueno de esto es que Wayhem está ahí para hacerle compañía y sacarle información.
¡En fin! Espero que hayan disfrutado de este capitulo y que este lemon realmente fuese algo variado al anterior. Busco que cada experiencia entre ellos sea diferente y con un progreso emocional.
¡Muchas gracias por todos sus votos y comentarios! Logran que mis dedos escriban más rápido de lo normal en una noche fría de invierno.
También agradezco a aquellos que les da penita votar, y les digo; Nadie les va a morder si dejan una estrellita, a lo mucho los juzgan por andar leyendo esto, pero nada más (Esto es una broma nenes. Un besote)
Por cierto. Esto fue publicado el día de hoy debido a que el fin de semana me encontraré ocupada. Ocurrió algo feo en mi vida personal, como dato solo lo comentó, mi hermosa perrita salió de casa, así que adelante esto para poder subirlo mientras yo estoy ocupada con la búsqueda. Por favor, deséenme suerte, y también, si tienen algun tipo de creencia en alguna deidad, por favor pidan por mi nena. Sería algo que significaría bastante para mí.
¡MUCHAS GRACIAS POR EL GRAN APOYO A ESTA IDEA LOCA! Realmente me pone feliz que este concepto les esté gustando, o por lo menos es lo que pienso por sus comentarios.
¡Hasta la próxima!
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