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Diecisiete

La respiración cálida de ella lo hizo suspirar de una forma que quizás nunca lo habia hecho, lográndolo sentir desconectado de la realidad en la que ahora se encontraba.

Pero las suaves pestañas de Marinette rosando con suavidad su mejilla mientras él buscaba los labios de ella nuevamente lo hizo volver a la tierra, experimentando una sensación de calor intenso en sus labios.

Una que estaba seguro que solo podía calmar si los unía con los de ella.

Sonrió cuando sus labios se unieron nuevamente en un simple roce, afianzando el agarre que tenía en la cintura de ella.

— ¿Qué es tan gracioso? — Susurró Marinette mientras buscaba la mirada de él.

— Nada, solo que — Hizo una pausa, buscando un poco más de contacto con ella — Estoy feliz de que estés conmigo — Admitió, plantándole ahora un casto beso sobre sus labios.

¿Quién diría que aquellas acciones se volverían algo normal entre ellos para transmitir sentimientos más allá de las palabras?

Si se lo preguntaban a ambos hacía dos meses, simplemente dirían que aquello sería una locura, que sería algo extraño que no debía pasar.

Pero ahora, realmente era algo bueno.

A pesar de todo eso, una parte de él se sentía incompleto y quizás era porque se encontraba hecho pedazos, por lo menos una parte de él lo estaba.

Aunque ya no amara a quien habia causado eso en él, seguía herido. Después de todo, había amado más de lo que pudo, había pasado por alto muchísimas señales y simplemente aquella mujer que en algún momento creyó que era con quien compartiría su vida no dudo en traicionarlo.

Pero ¿Realmente se podía llamar traición a algo que ella nunca habia sentido? Después de todo, Aurore solo estaba con él por la fama que le pudo conseguir, pues la supuesta atracción física también era una mentira para ella.

Sintió la suave mano de Marinette posarse en su mejilla, permitiéndose parpadear durante unos instantes para poder contemplarla mejor y alejar las lagrimas que se habían acumulado en sus ojos.

No habia reparado en lo vacio que se sentía hasta esos instantes. No habia reparado en lo vacio que se sentía hasta que él y Marinette habían llegado a aquel plan.

En como comenzaba a sentir como a poco sus piezas se acomodaban en él.

Entonces, descubrió que sentía miedo de sus propios pensamientos entorno a ello.

— Sabes que siempre estaré contigo — Mentira, pensó con temor Adrien al momento que las suaves palabras de Marinette llegaron a sus oídos — No te puedo decir que lo olvides, pues sería hipócrita de mi parte. Pero, puedes hacer lo que has hecho hasta ahora, enfocarte en tus metas. Eres bueno para eso —.

De pronto el tema de Aurore quedó en un rincón en su mente. En realidad, lo que se encontraba lastimado en torno a ella era su orgullo en aquellos momentos, y aun así, tampoco podía decir nada, después de todo él ahora buscaba tener un hijo con su amiga más cercana; ¿Qué lo podía diferenciar a él de Aurore además de la evidente codicia de ella? No mucho más.

Ahora solo le inundaba un pánico que no había llegado a concebir hasta ahora; Uno que no sabía cómo definir, y que intuía que la palabra extraño le quedaba más que a la perfección.

Pero ¿Qué no era extraño al estar cerca de Marinette? En retrospectiva, ella solía poner su vida de cabeza.

— Es extraño tenerte en mi vida, Nette — Confesó soltando una risa nerviosa que ni el mismo supo como identificar. Marinette por su parte alcanzó a arquear una ceja, cuestionando las palabras de él — Nunca eres como una receta que se debe seguir al pie de la letra —.

— ¿Adrien, a que te refieres? — Cuestionó sin separarse de él.

Él llevó una de sus manos hasta el rostro de Marinette, apartando un corto mechón de su rostro para poder observarla mejor y percibir los cambios que ella había tenido en sus facciones al paso del tiempo.

— Me refiero a que si el día que fui por primera vez al Françoise Dupont me dijeran que serias alguien con quien pudiera estar de esta forma, realmente sería difícil de creer — Su mente por primera vez en la noche omitió una palabra que tenia bien gravada en su cerebro, y al percatarse de ello sintió un escalofrió recorrer su espalda — Después de todo, no fui de tu agrado al principio, y aun así, aquí estamos —.

Ella hizo un puchero, sintiendo su corazón encogerse por unos instantes al recordar su época en el instituto, después de todo, debía admitir que extrañaba aquella vida sin preocupaciones y anhelos algo absurdos.

— Fue culpa de Chloé, las cosas no estaban bien entre nosotras en ese entonces. En todo caso, también mi amistad con ella es extraña — Intentó refutar las palabras de él, buscando irse por la tangente.

Siempre habia encontrado una seguridad extraña al encontrarse cerca de Adrien o en sus brazos en el pasado. Pero ahora, simplemente se sentía abrumada tan solo por sus palabras.

Recordaba bien que para ella en el pasado Adrien no había sido de su agrado, pues pensaba que era igual a Chloé en aquel entonces debido a una sucia broma que la rubia le habia intentado jugar con goma de mascar.

También podía recordar como él habia insistido en hablar con ella para arreglar el malentendido. Aun podía sentir el olor de la tierra mojada en sus fosas nasales, pues aquel recuerdo era algo especial para su corazón.

A pesar de que ella había ignorado el saludo de él, Adrien se detuvo unos pasos más delante de la lluvia con un paraguas cubriéndolo, armándose de valor para decir todo lo que guardaba en su pecho. En ese momento, la lluvia era torrencial, y él no dudó en ofrecerle su paraguas a ella.

Pero, como él había dicho, siempre cosas extrañas ocurrían cuando se trataba de ellos dos. Marinette nunca pudo tomar la sombrilla pues esta se habia cerrado de forma inoportuna sobre Adrien, soltando una carcajada sobre ambos y siendo así los cimientos para aquella amistad.

Ella intuía que sí aquel día la lluvia no hubiese cesado y él le hubiese entregado su paraguas, quizás pudo quedar encantada con la amabilidad del chico. Pero las cosas no habían sucedido así.

— Y aun así, aquí estas, recogiendo mis pedazos rotos — Rodeó con sus brazos el pequeño cuerpo de ella sin pedirle permiso, preguntándose si acaso aquello era necesario — Quédate — Se atrevió a susurrar sobre el oído de ella que era cubierto por su cabello.

Ese gesto la hizo estremecer, sintiendo algo de temor por aquel tono desconocido.

Y, muy dentro de ella, sintió dolor al pensar siquiera que Adrien temía estar solo debido a Aurore y las acciones de ella.

Cuando en realidad él simplemente deseaba saber que era aquel extraño pánico en su cabeza.

— Adrien, yo...— Su voz se apagó al escucharlo suspirar tan de cerca, sintiendo sus entrañas revolverse de forma inesperada.

— No es por lo que crees, Nette — Se apresuró a aclarar, afianzando el abrazo que tenia sobre ella sin llegar a asfixiarla. Marinette no pudo evitar sentir una pizca de decepción ante sus palabras — Solo quiero sentirme un poco más así contigo — Se mordió la lengua al verse a sí mismo diciendo aquello — Podemos ver películas, ver videos de gatos como los viejos tiempos antes de que nos pusiéramos la soga del compromiso en nuestro cuello, tú decides —.

Guardó silencio, esperando la respuesta de ella.

Marinette elevó sus brazos sin decir nada, correspondiendo el abrazo con delicadeza pasando sus brazos alrededor del cuello de Adrien.

Y cuando menos lo pensó, ella soltó una sonora carcajada.

— Afortunadamente yo me libré de ello primero — Atinó a decir, sonriendo de medio lado — Pero ¿Mañana no tienes trabajo? — Inquirió, intentando eliminar todo rastro de nerviosismo en su semblante.

Porque, mentiría si dijera que no se encontraba nerviosa.

— Sí, pero no te preocupes, no faltaré — Acotó, separándose levemente de Marinette para plantarle un fugaz beso en su frente.

Se sintió egoísta. Pero, algo dentro de él le decía que verla marchar durante esos instantes le sería algo doloroso.

Aunque, de cierto modo, comenzara a sentir un extraño pánico a lado de ella. Uno que no lograba identificar.

Marinette por su parte, pudo recordar la mirada apacible que Chloé le había otorgado después de su última conversación en persona, al igual que las palabras que le dedico como consejo.

Ni tú ni Adrien son como yo, Marinette Chloé ya se encontraba debajo de la camioneta, recargada sobre la puerta de esta, con una expresión que ella no había podido descifrar Ustedes dos no están hechos para relaciones pasajeras, o más bien no lo desean. No quiero que se lastimen, y espero que piensen si en realidad lo que sucede entre ustedes es solo sexo — Puntualizó, antes de lanzarla un beso de despedida para después dar una vuelta y alejarse por la acera.

Y sí, Chloé tenía razón.

Aun así, desde el principio lo que existía entre ellos para sus planes no había quedado como simple sexo. Era mucho más que eso.

Pero ahora se preguntaba ¿Qué era ese mucho más para ella?

¿Qué era ese mucho más para Adrien? Se preguntó a sí misma, antes de buscar una respuesta en los ojos de él.

En lugar de encontrar la confianza que siempre reflejaba en ellos, se topo con lo que identifico como una duda.

— Entonces, dame un momento para estacionar mejor la camioneta ¿De acuerdo? — Se separó de él, titubeando un poco, caminando marcha atrás.

Y mientras ella se alejaba con pasos torpes, Adrien se preguntó a sí mismo si estar cerca de Marinette siempre lograba nublar sus sentidos de esa manera.

Pero, eran tantos años a su lado que a duras penas podía notar la diferencia.

Lo único que sintió cambiar en él eran sus manos con una pequeña capa de sudor y su corazón levemente descontrolado.

¿Ese terreno hasta ahora inexplorado con Marinette era realmente seguro?

[...]

Cuando sus ojos se abrieron por inercia al escuchar el sonido de la alarma, lo primero que notó que la sensación de vacío que solía experimentar de forma diaria durante las mañanas durante mucho tiempo no se encontraba con él. En cambio, un peso conocido sí que estaba sobre su pecho y piernas.

Marinette se encontraba sobre su cama, profundamente dormida boca arriba con sus extremidades extendidas sobre el lugar, cayendo uno de sus brazos sobre su pecho y ambas piernas sobre las de él.

Rio por lo bajo, aunque a su ver aquello no era necesario. Marinette tenía el sueño pesado, y sabia bien que necesitaba más de una alarma para que ella pudiese iniciar su día.

Le pareció curiosa la posición en la que se encontraban; Él estaba de costado con su mirada sobre ella, en una pequeña porción de la cama. No era la primera vez que compartían una cama juntos, pero sí era la primera vez que ocurría aquello sin un intento.

Y aun así, le era curioso como la confianza que ellos se tenían parecía plasmarse incluso en la forma de dormir acompañados el uno del otro.

No era como en las típicas películas románticas donde la pareja duerme abrazado el uno del otro, acoplándose de forma perfecta e incluso haciendo alusión de que estaban hechos el uno para el otro de la forma en la que sus cuerpos encajaban.

Simplemente eran ellos.

Y cuando lo pensó de nueva cuenta, se sintió extraño al compararse con aquel concepto, pues claramente estaban lejos de estar involucrados en algo romántico.

— Es tu amiga — Se repitió a si mismo mientras secaba su cabello rubio con una toalla al salir del cuarto de baño con solo sus pantalones de un blanco impecable sobre él — Tu amiga con la que intentas tener un bebé — Añadió en cuanto la observó moverse sobre su cama, como si Marinette buscara su calor corporal.

Mentiría si dijera que no sentía envidia de ella por poder dormir de esa forma tan placida los fines de semana. Deseaba volver a la cama y dormir por lo menos un par de horas más en su compañía.

No solo porque a pesar de que ella se movía demasiado entre sueños, le resultaba realmente cómodo dormir en su compañía.

Si no por qué también habían dormido hasta altas horas de la madrugada, perdiéndose en lo que el otro tenía que decir.

Recordando anécdotas, elogiando logros y cayendo en cuenta de cuantas cosas habían atravesado juntos.

De cómo el tiempo había pasado y que ahora eran unos adultos; Que sus mayores problemas durante el instituto ahora les parecían cosas triviales.

Y de cómo las cosas habían cambiado.

Se atrevió a escribirle una nota que dejó en el pequeño cajón a un costado de la cama, intentando hacer la letra lo más impecable posible para burlarse de forma discreta de la caligrafía de ella.

Y, dando un último vistazo a su habitación, por fin comenzó con su camino hacia su trabajo.

Su auto no era una opción de transporte, por lo que utilizo la aplicación de Uber para poder llegar a tiempo y evitar la molestia de llegar tarde debido al transporte público.

Durante el transcurso no pudo evitar reír consigo mismo debido a como había actuado durante la noche anterior; Un poco desesperado por no sentirse solo fue lo primero que llegó a su mente, pero estaba seguro que si hubiese sido alguien más no se hubiese atrevido a pronunciar aquellas palabras que lograron que Marinette se quedara con él.

Estaba de un extraño buen humor, pero supuso que eso era bueno.

Incluso no se molesto cuando su teléfono móvil se quedo sin batería a medio trayecto y no pudo saber cuánto le habia costado el viaje al final de este.

— La anciana de la mesa seis dice que la carne no está en el término que la pidió, dice que no detecta el sabor a carbón como especifico — Uno de los meseros se le acercó, tendiéndole el plato con el que cargaba de manera brusca.

En alguna otra situación, estaba seguro de que terminaría maldiciendo o incluso recriminándole al mesero por no especificar que aquel dichoso "termino" en realidad no existía y era una moda realmente tonta proveniente de América.

Se sorprendió a si mismo sonriendo con humor ante aquello.

— Bien, le daremos su carne con termino carbón — Atinó a decir, colocando el plato sobre una de las barras — Wayhem, ¿Puedes alcanzarme un pedazo de carbón de la parrilla trasera? — Pidió, con una sonrisa socarrona.

El moreno asintió, extrañado del comportamiento de su amigo, haciendo lo que él le habia pedido con una excesiva amabilidad que incluso habia dejado helado al mesero.

Cuando le tendió el pedazo inerte de carbón, ahogo una expresión de sorpresa cuando Adrien tomó un rayador de queso y con este comenzó a rayar en pequeñas virutas el pedazo de carbón sobre la carne que segundos atrás habia colocado sobre la plancha.

Con una espátula le dio la vuelta, repitiendo el proceso para que del lado contrario también contara con una buena cantidad de carbón para después girar el trozo de carne nuevamente.

— Sellaste la carne con carbón — Sentenció Wayhem, limpiando sus manos con el primer trapo que encontró.

— No, esto es el termino carbón que la cliente pide — Corrigió, colocando el pedazo de carne nuevamente sobre el plato, para después entregárselo al atónito mesero — Dile que el Chef le manda una gran disculpa y que disfrute su platillo —.

El anonadado mesero asintió, observando a Wayhem para obtener alguna clase de respuesta, pero este solo negó con su cabeza, confundido.

Cuando el pingüino (como a Wayhem le gustaba llamarles) se marchó, Wayhem se acercó a Adrien, escudriñándolo con la mirada.

— Tienes un extraño buen humor hoy, y estoy seguro que no es por sexo — Afirmó, llevando su mano hasta su barbilla, dudoso.

Lamentablemente en sus manos aun quedaba un poco de carbón, dejando un rastro sobre esta que simulaba una barba realmente falsa y tonta.

Adrien rio por lo bajo, alzando sus hombros, despreocupado.

— Supongo que me gusta estar de este humor, a pesar de todo — Pues, a pesar de todo el pánico que pareció sentir durante gran parte de la noche, no habia sido al que le causara un desagrado por su parte.

Y es que de cierta manera le hacía sentir como si despertara de un lapsus donde se encontraba en modo automático.

Uno en el cual seguramente se había sumido durante muchos años.

Sintió que el día transcurrió más rápido de lo habitual, añadiendo que ningún regaño por parte de la Chef Césaire no había sido dirigido hacia él simplemente hacían él día más ameno.

Checó su hora de salida con su huella digital, seguido de Wayhem mientras se colocaba el abrigo. Agradecía poder tener parte de la tarde libre para poder poner en orden algunas cosas.

De forma instantánea pensó en Marinette, pero desecho la idea al pensar que quizás sería ya algo más que extraño.

— No puedo creer que la anciana con su dichoso término al carbón mandara las felicitaciones al chef cuando le supo a verdadero carbón — Exclamó Wayhem a su lado, observándolo colocarse su chaqueta — La gente es cada vez más esnob — Agregó, abriendo la puerta trasera por la cual ellos entraban a la cocina.

— Ten por seguro que en estos días vendrán distinguidos comensales a probar el nuevo término de la carne. Y no estoy seguro si la Chef Césaire se reirá con nosotros, o nos pondrá una pequeña multa — Ambos hombres fingieron tener un escalofrió mientras salían del lugar.

Adrien estuvo a punto de pedirle a Wayhem que le acompañara a buscar una batería para su auto, pero su amigo le dio un golpe en las costillas antes de que pudiese decirle algo, llamando su atención.

— Creo que tu amiga te está buscando — Comentó en tono pícaro, señalando hacia el frente para que el guiara su mirada hacia el lugar al cual apuntaba.

Sintió como su corazón se aceleró de forma frenética ante las palabras del moreno, pues aunque él nunca habia conocido a Marinette, después de su pequeña escapada al estacionamiento con ella, le dio una breve descripción de Marinette. Si bien, él habia insistió en que le mostrara una foto, el se había negado por respeto a su pequeño secreto. Nunca se habia sentido tan agradecido de que Wayhem dejase de usar las redes sociales en cuanto habia centrado su carrera profesional, y aunque el moreno replicaba que aquello eran celos, él simplemente lo negó.

Pero, en cuanto llevó su mirada hacia el frente, pudo sentir como perdía el color de su piel.

Marinette decía que rara vez podía uno tener algo tan increíblemente bueno o afortunado sin que algo saliese increíblemente mal.

Y en esos momentos, confirmó la teoría de ella.

— Ella no es Marinette, Wayhem — Aclaró, observando como la mujer de cabellera oscura caminaba hacia ellos.

Lucia cohibida, e incluso temerosa.

— Buenas tardes — Saludo a ambos por igual cuando estuvo frente a ellos, sus hombros estaban caídos, como si buscase protegerse a sí misma — Adrien, quizás no me recuerdes, pero necesitó hablar contigo —.

— Sí te recuerdo, ¿Kagami, verdad? — Preguntó él, con cierto tono de incomodidad en su voz. Ella frunció el seño en cuanto él la llamó por su nombre de pila con tanta confianza, pero después de todo no podía culparlo — Nos vimos hace tan solo unos meses — Acotó.

Wayhem no pudo evitar abrir su boca, sorprendido al escuchar aquel peculiar nombre, pero que había escuchado un par de veces de la boca de Adrien en el pasado.

Estaba incomodo con la tensión de ambos. Era como si no desearan verse, pero a la vez presentía que ambos tenían muchas cosas de las cuales hablar.

— Bien, este tipo de charlas son incomodas para alguien que no tiene nada que ver con sus asuntos de mujeres — Confesó, sacando del bolsillo de su gabardina un cargador de teléfono móvil, tendiéndoselo a Adrien — Me voy. Carga tu teléfono para que puedas pedir un Uber a tu casa y ya después me cuentas los detalles — Agregó, pasando su vista hacia la mujer de rasgos asiáticos, para después rodar los ojos — No dudes en usar las garras contra ella —.

— Wayhem — Adrien lo regañó, tomando el cargador en sus manos.

— No, está bien, es tu amigo así que supongo que está enterado de mi — Una mueca incomoda apareció en su rostro.

Y estaba en lo correcto.

Con un ademán se despidió de su amigo, caminando hacia la salida de la calle.

Sí, sabia quien era ella. Al menos, por el nombre, pues nunca había tenido el gusto de conocerla personalmente (y no era algo que deseara, a decir verdad).

Kagami era el nombre de la mujer que había entrado en la vida de Adrien de la peor manera posible.

Por las piernas de su (ahora) ex esposa.

Y, mientras pensaba en las razones por la cual ella se encontrara ahí buscando a Adrien, pudo notar como una camioneta murano arrancaba del estacionamiento hacia la salida sin preocuparse por quemar el neumático de forma brusca.

Le restó importancia a aquello antes de mirar hacia su espalda, deseándole suerte a su amigo.

Esperando que aquel extraño buen humor no se esfumase.

[...]

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Había hecho una promesa de publicar el día 31, pero a decir verdad se me hizo imposible al igual que él día de ayer que fue martes. Pude hasta ahora, nuevamente, usando los datos de mamá (Que esta vez no sabe que los estoy utilizando, jijiji).

Quería jugarles la carta del día de los inocentes con la pregunta del día anterior, pero casi ninguno cayó ante ello así que me rendí y decidí no hacerlos pasar por un mal trago jajaja.

Pienso que, las cosas entre Adrien y Marinette ya han cambiado. Ambos siguen con su plan, pero están consientes de que hay algo ahí que les produce un miedo extraño, tal como su plan. Y siento que es lo bonito. Se conocen, no existen expectativas altas pues no son necesarias, tal como Adrien lo piensa, incluso para dormir juntos pueden hacerlo sin el temor de lo que el otro pensara, y eso a decir verdad me resulta encantador porque es algo que pasa cuando una pareja lleva un gran tiempo juntos. Y ellos, a pesar de no serlo, si que han estado ahí el uno para el otro.

Quise dejar un poco de la serie original en el inicio de la amistad de ellos, pero con el cambio que no ocurre en la serie; A Adrien se le cierra el paraguas, provocando que no ocurra un flechazo en Marinette, y simplemente sean amigos. Como el "efecto" mariposa, un pequeño cambio repercute en la historia.

La historia del "termino carbón" es cierta. Es una anécdota que mi novio me contó de una vez en sus practicas, y realmente no pude evitar añadirla. Realmente existe gente así JAJAJA.

¡En fin! Espero que hayan pasado un excelente año nuevo y que no olviden que, crean o no crean en la celebración, es una buena oportunidad para continuar o comenzar cosas desde cero. De igual manera, no se dejen llevar por el tiempo, pues ustedes son dueños de su tiempo en todo momento, que nadie cambie eso.

Aprovecho para agradecer a todos los que me dieron sus buenos deseos debido a la noticia que publique hace unos días sobre mis quistes (¡Que ya solo me queda uno!) Pude leer unos de manera rápida mientras seguía en el consultorio, pero no pude contestarlos todos debido a que me retire a seguir con el día ajetreado.

Ahora sí. Ya me estaba matando por que esta parte llegara, tenia tantas ganas de escribir a Kagami y su papel acá. Wayhem ha dicho como es que Adrien la conoce. Solo espero que si captaran su sucio comentario. ¿Entienden quien es Kagami? Ñum ñum.

Y sí. Ni Wayhem ni ningún amigo de Adrien la conoce, pues es algo muy personal de Adrien, aunque si conocen su nombre y las acciones de ella, no es como si Adrien fuese por ahí presentándosela en persona a todo mundo. Como piensa Wayhem, Adrien la conoció entre las piernas de su ex.

¡Ahora sí! Espero que este capitulo haya sido de su agrado. Las cosas puercas no tardaran en llegar, lo prometo. Se necesita algo más de cimiento para que lo siguiente venga. El ciclo de Marinette no esta lejos.

¿Un votito, comentario para esta historia que hago con mucho amor pa todos nosotros? (Si, me incluyo, por que amo escribirla)

¡Un gran abrazo!

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