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Dieciséis

Marinette no pudo evitar sentir como algo dentro de sus entrañas se revolvía, y supo que aquello no se debía precisamente a los intensos cólicos que debía soportar de forma constante.

Si no más bien por aquella nota que había encontrado durante los primeros instantes de haber abierto twitter en uno de sus ratos libres en la boutique.

Solo le bastó con leer el encabezado para cerrar su laptop en un movimiento brusco en el cual no se percato de que quizás había usado fuerza de más en aquella acción.

Poco más de dos meses habían transcurrido desde que Adrien había firmado los papeles de divorcio, y en ese tiempo aquella mujer se las habia arreglado para quedar comprometida.

Si era sincera consigo misma, nunca le había agradado del todo, pues a su parecer simplemente buscaba tener una relación con el Agreste por la fama que tenía en el pasado debido a su trabajo como modelo en la firma de su padre, y ella era una chica que buscaba suerte en el estrellato.

Amable, encantadora, pero que en realidad parecía amar más la atención que las cámaras le podían brindar que la misma que Adrien le ofrecía.

"La hermosa actriz Aurore Beauréal anuncio su compromiso con el productor Alec Cataldi esta mañana durante la entrevista que se le realizo para promocionar su nueva película".

Muchas cosas estaban mal en ese enunciado, empezando que para ella, Aurore no era para nada hermosa. Seguido de que, estaba segura de que aquel sujeto no era con quien habia tirado el matrimonio con Adrien a la basura.

Aunque, siendo realistas, eso habia ocurrido desde que su amigo habia decidido dejar el modelaje para comenzar a estudiar para Chef.

— A menos de que el tal Alec no tenga nada colgando entre las piernas, esto me suena mal — Se dijo a sí misma, recargando su cabeza contra el respaldo de su silla.

Marinette se consideraba a sí misma una persona que rara vez podía guardar algún tipo de rencor en su pecho, pues era algo que consideraba innecesario y que simplemente era algo que a la larga le terminaba haciendo daño, pero algo estaba claro, y eso era que para ella aquella mujer no era de su agrado, y sí, quizás guardaba el nombre de ella con rencor en su memoria.

Después de todo había lastimado a Adrien de forma egoísta, y nunca había mostrado ningún rastro de culpabilidad.

Durante el divorcio ella había complicado las cosas, razón por la cual parecía que Adrien en cualquier momento parecía que iba a estallar.

Llevó una de sus manos hasta su pecho, sintiéndose extrañamente agobiada por todo lo que ahora pasaba por su cabeza, sintiendo un gran deje de melancolía en sí, pensando que, lo más seguro era que aquello había sido la razón por la que Adrien hacia unas horas atrás le habia llamado para acordar salir a cenar.

No es que fuese raro, después de todo, antes de que sobre ambos callera dicha avalancha de problemas era algo que solían hacer cuando ella aun se encontraba trabajando para Gabriel's años atrás.

Pero, pensó que a pesar de esa capa de seguridad que mantenía Adrien, aquello le pudo afectar y buscaba su apoyo, y ella no se lo iba a negar.

Él siempre había estado ahí para ella, ahora más que nunca si veía en retrospectiva.

Ambos habían pasado por situaciones similares, pero mientras ella solo pudo tirarse a llorar y lamentarse, él lucia completamente apacible y resignado.

Sintió su corazón estrujarse al preguntarse cómo se encontraría Adrien debajo de esa sonrisa boba y sus malos chistes.

Intentó no prestar atención cuando un nudo se formo en su garganta al pensar que, posiblemente Adrien aun pudiera tener algún tipo de sentimiento por ella.

Era una sensación asfixiante, y negando con su cabeza intento templar sus pensamientos, pues aunque fuese eso una posibilidad, él ya había dado vuelta a la página de esa etapa de su vida.

Aun así, no pudo dispersar ese sentimiento de desosiego en ella.

[...]

Acordaron encontrarse alrededor de las ocho de la noche en el restaurant Le Bouillon Chartier, ubicado a la cercanía de Montmartre. Un lugar que, para ellos era algo clásico, pues era donde usualmente quedaban cuando les apetecía salir a cenar en grupo (en especifico, cuando todos estuviesen libres de sus respectivos trabajos, y en el caso de algunos de sus amigos, de sus hijos) debido a que a pesar de ser un lugar elegante y que a primera vista lucia ser un lugar costoso, era donde más podían cuidar sus bolsillos si se referían en gastar para una cena de tal calibre en la zona.

Además de que el ambiente era agradable, y la ubicación era perfecta pues quedaba prácticamente cerca de los hogares de todos. Aunque eso sí, era un lugar sumamente solicitado.

Adrien se habia encargado de hacer una reservación en cuanto Marinette había aceptado salir a cenar el próximo fin de semana, teniendo el tiempo suficiente para poder conseguir una buena mesa y sobretodo que la hora no fuese a altas horas de la noche, pues él al día siguiente debía presentarse a trabajar.

No le daba la razón a las palabras de Wayhem (al menos, no por completo) pero dentro de él, no le pareció absurdo invitar a salir a Marinette para charlar como en los viejos tiempos, después de todo estaba seguro que ahora más que nunca tenían cosas para hablar entre ellos.

El ejemplo más grande, era lo que harían cuando tuviesen un resultado positivo entre sus manos.

Aquello seria una salida de amigos, no era una cita. Se repitió el varias veces mientras se alistaba, pues de una forma u otra, Wayhem había implantado aquella extraña idea en su cabeza.

Aunque claro, los planes no salieron tal como le hubiera gustado. Y aunque sonaba deprimente, de una forma u otra ya se habia terminado acostumbrado de que aquello ocurriera. Después de todo, solía sucederle muy a menudo.

Cuando se dispuso a poner en marcha su automóvil, este de forma inesperada soltó un ruido alarmante y seguido de ello, se apagó por completo y no pudo ser arrancado de nuevo.

Adrien intentó que este volviera a encender, pero aparentemente la batería del vehículo ya había dado todo lo que podía ofrecer y maldijo por debajo cuando no aprovecho la oferta de hacía varios meses atrás donde si compraba dos neumáticos le obsequiaban una batería. Por tacaño solo había comprado el repuesto, y ahora se encontraba en aquel problema.

Aunque bueno, en ese entonces se encontraba con sus finanzas un poco más ajustadas debido a que tenía que pagar el sueldo del abogado que llevaba su difícil divorcio acabo. Si bien, el abogado en cuestión había sido recomendado por su padre, Adrien se había negado en que él pagara el caso (pues Gabriel se ofreció para hacerlo), era su problema y él debía resolverlo. Tampoco se podía culpar demasiado a sí mismo.

Nette, por favor espera un poco, tengo un percance con mi auto. Ahora mismo tomaré el transporte para llegar — Él podía jurar que en el rostro de ella se había formado una risa burlona, pues ella conocía sus famosos infortunios.

Recordando como durante una buena época del instituto casi todos sus amigos lo comparaban con un gato negro cada vez que algo desafortunado le ocurría.

Marinette había sido la que había comenzado con aquello, y ella hasta la fecha no lo olvidaba.

Creo que es más fácil si paso a tu apartamento por ti. Apenas voy de camino —.

Y sí, en teoría aquello era lo más fácil en aquel instante. Lamentablemente no contaron con que varias calles que llevaban hacia Montmartre se encontraban repletas de tráfico. Para cuando llegaron al lugar, solo restaban unos cuantos minutos para las nueve de la noche.

Habían perdido la reservación.

Lo mejor que pudieron hacer en aquel momento era reír.

— Creo que tener una buena racha este último mes me ha cobrado factura — Se atrevió a comentar observando a Marinette de reojo.

Esta casi de forma inmediata le propicio un golpe en su brazo, logrando que él hiciera una mueca de dolor ante la acción de ella. Aun así, no pudo evitar sonreír de manera burlesca al ver un tenue sonrojo en sus mejillas, después de todo, su comentario tenía un doble sentido que aparentemente Marinette había sido capaz de captar.

— No tientes a tu suerte, Adrien — Advirtió ella, para después suspirar y observar la crepa que sostenía con su mano derecha.

A pesar de que habían perdido la reservación en Le Bouillon Chartier, ambos acordaron que realmente aquello no debía impedir sus planes para convivir aquella noche.

Buscaron algún lugar para comer que tuviese alguna mesa libre, pero para su desgracia ningún lugar a la redonda parecía tener espacio libre. Y, a decir verdad a ninguno de los dos le sorprendía aquello, después de todo era fin de semana.

No tardaron en resignarse y comprar un par de crepas de un puesto callejero.

A pesar de todo, no había sido una mala idea, después de todo era un pequeño postre que podían disfrutar.

Llegaron hasta el carrusel que se encontraba a los pies de la basílica Sacré Coeur, y frente a este tomaron asiento en una de las bancas que les permitía tener una estupenda vista del lugar.

Comieron unos instantes en silencio después de su último intercambio de palabras, contemplando como varias parejas se subían al carrusel junto con sus hijos, y ambos de forma natural sintieron un calor especial en su pecho.

— ¿Te lo imaginas, Marinette? — Habló Adrien por fin, sin dejar de mirar al frente con una gran sonrisa en su rostro.

Marinette se giró para observarlo, y aunque podía entender bien a lo que se refería, quería oírlo de la boca de Adrien.

— ¿Qué cosa? — Preguntó ella, dándole un mordisco más a su postre.

— Ya sabes. La primera vez subiendo a nuestro bebé al carrusel — Soltó, buscando con su mirada los ojos de Marinette — Sinceramente pienso que debido a tanta vuelta, lo más seguro es que termine vomitando sobre mi — Agregó, soltando una suave risa imaginando la escena en su mente.

Marinette también lo hizo, y de cierta manera pensó que realmente serian muy malos padres si se les ocurría subir a su bebé a aquella atracción. Pero, por otro lado, la calidez que había comenzado a sentir al ver la interacción entre padres e hijos a lo lejos había aumentado exponencialmente debido a las palabras de Adrien.

Nuestro bebé, era algo que sonaba realmente bien.

Y el hecho de que Adrien se imaginase involucrado de tal manera era realmente encantador.

— Sí lo hago — Confesó Marinette, sosteniendo con un poco de más fuerza la crepa entre sus manos — Solo espero que no tenga miedo de los carruseles como yo de pequeña — Comentó entre risas, negando con su cabeza al recordar cómo sus padres siempre trataban de convencerla de que los pequeños caballos del carrusel no eran reales.

— Entonces, ¿Podré estar con ustedes? Me refiero a que, sé que quizás me estoy adelantando mucho, pero es algo que he pensado mucho — Se intento explicar, rascando su mejilla en señal de nerviosismo — No seremos como las parejas que se separan y que terminan teniendo una relación áspera, pero realmente me preguntaba si podremos compartir ese tipo de momentos juntos, para que ninguno de los dos se pierda cosas importantes — Tragó saliva, sintiendo como su estomago se comenzaba a revolver debido a sus propias palabras — Como por ejemplo, la primera vez que nuestro bebé me vomite — Agregó a forma de broma.

Marinette parpadeo unos instantes, observándolo levemente confundida, para después sonreír.

— Adrien, serás su padre, está claro que compartiremos momentos así cuando, bueno, ocurra — No podía negar que se sentía conmovida por como él planteaba la situación. Y sí era sincera consigo misma, agradecía que él sacara el tema a colación, pues era algo que también deseaba hablar — Será justo como lo es ahora, una salida de amigos, solo que con una pequeña diferencia — Agregó, llevando su mano libre hasta la mano de él que reposaba sobre el regazo de su pierna.

Él no pudo evitar sentir un escalofrió al sentir la calidez que el contacto de ella le infundía sobre su piel, dejándolo desconcertado durante un par de segundos para después tragar saliva, sintiendo como su corazón comenzaba a desbocarse.

Las palabras de Marinette siempre le infundían seguridad, siempre podía creer que ella decía la verdad.

Una sonrisa boba apareció en su rostro, asintiendo ante las palabras de ella.

— Gracias — Se atrevió a decirle, girándose para poder observarla por completo — No había tenido la oportunidad de decírtelo, Nette — Agregó, buscando envolver la pequeña mano de ella con la suya.

— Quien debería hacerlo soy yo, después de todo tú has pagado la cena — Comentó con tono burlón, zafando el agarre que tenia Adrien sobre su mano de forma casi instantánea, llevándola hasta el pequeño cono plano donde venia la crepa para llevarse el postre hasta su boca para darle un mordisco y callarse a sí misma.

Se maldijo a sí misma en cuanto vio durante unos segundos una mueca de desconcierto por parte de Adrien al momento que ella retiro su mano. Pero, aquello había ocurrido casi como si de un arco reflejo se tratara, pues aquel contacto no lo había previsto para nada.

Y, de alguna forma, le hizo sentir nerviosa.

Pues había recordado como el primer pensamiento de Chloé había sido que ambos eran pareja, y, algo que hacían las parejas era tomarse de las manos.

De pronto las manos de él parecían quemar sobre su piel.

— Me alimentaste en tu departamento durante casi una semana para poder reponer energías, creo que está bien que tenga este tipo de atenciones contigo de vez en cuando ¿No? — Argumentó, imitándola, llevándose de nueva cuenta el postre hacia su boca — Pensaba en que quizás estaría bien el no solo vernos para, bueno, esos intentos — Agregó, levantando sus hombros para restarle importancia. Pero sus mejillas enrojecidas delataban que realmente era algo importante — Para que nuestra amistad no se torne extraña —.

— Adrien, nuestra amistad ya es extraña —.

— Más extraña, entonces — Ella rodó los ojos ante el comentario de Adrien, después de todo, parecía quererse llevar la razón — Además, he estado pensando en lo que llegaremos a decir cuando nuestro plan funcione —.

Marinette enarcó una ceja, curiosa por lo que él tenía que decir sobre aquello.

— Por favor dime que no tienes en mente decir que estábamos ebrios — Suplicó casi de forma inmediata.

Aquello seria una mentira con la cual no estaba segura de que podría soportar tanto tiempo; Menos teniendo a Chloé sobre ella.

— No, lamentablemente Nino y Alya ya quemaron esa carta — Comentó entre risas, después de todo, su amigo no tenia resistencia alguna para el alcohol y estaba seguro que la noche que Joseph fue concebido Alya no se habia medido con las copas.

En aquellos días pensaba que había personas que tenían demasiada suerte para que un incidente así les llevara un regalo que él anhelaba tanto. Pero ahora que lo pensaba, él se había sacado el premio mayor.

Quizás costaría más trabajo, pero estaba seguro de que valdría la pena.

Y tampoco es como si se quejara.

— Pienso que si salimos un poco de esta manera, podríamos generar un historial de ello, que intentamos algo pero que funcionamos mejor como amigos, y que en el transcurso pues, ¿No nos cuidamos lo suficiente? — Se explicó.

— Técnicamente no sería una mentira ¿No es así? —.

Adrien asintió ante la conclusión de Marinette, sonriendo.

No es que ambos quisiesen ocultar sus verdaderas intenciones a sus respectivas familias y amigos, pero estaban de acuerdo que su plan era algo que difícilmente entenderían.

Marinette aun no había hablado con nadie más que no fuese Rose y Adrien de su condición, y estaba segura que a pesar de que sus padres eran personas sensatas y comprensivas, ellos se mostrarían terriblemente preocupados por ella y seguramente le hubiesen recomendado que acabara el problema de raíz para que ella no fuese a pasar por algo aun peor debido a ello.

Por su parte, Adrien estaba seguro de que su padre seguiría insistiendo en que buscara a alguien para que intentara querer de nueva cuenta, cosa que a las alturas que se encontraba y con todo lo que había ocurrido en su vida, era algo difícil de intentar.

Simplemente seria endulzar la verdad un poco, y así evitarían aquella avalancha de problemas.

Eran adultos, sí. Pero eso no los exentaba de que sus padres mostrarían preocupación por sus decisiones.

El silencio se instalo entre ellos de nueva cuenta mientras sus miradas volvieron al frente. Pudieron notar como la mayor parte de las personas que se encontraban en el carrusel comenzaron a bajar de este debido a que a unos metros de ahí había comenzado un espectáculo callejero con unos simpáticos payasos.

— ¿Te apetece subir al carrusel? Hay más de un espacio disponible — Adrien se levantó de su asiento, dejando el pequeño cono de cartón en el cesto de basura que se encontraba a un costado suyo, para después girarse hacia Marinette, ofreciéndole su mano para que le imitara.

Ella observó su mano durante unos segundos, para después buscar los ojos de él.

No pudo evitar sentirse aliviada al no encontrar algún rastro de tristeza en aquellos ojos de color verde brillante; No pudo evitar sentirse aliviada de que sus temas de conversación se centraban en ellos y no en nadie más.

Y con una sonrisa se atrevió a tomar su mano para después levantarse de su lugar.

— Solo si yo puedo montar el caballo — Y, aunque su comentario no hubiese sido hecho con un doble sentido intencionado, no pudo parar de reír en cuanto vio las mejillas de su amigo tornarse rojizas.

Sí, su amistad quizás ahora era extraña. Pero, a ninguno de los dos le molestaba aquello.

[...]

— Sigo sin entender que fue lo que te hizo siquiera pensar imitar a Christina Aguilera durante ese evento en el instituto — Marinette, a ojos de Adrien, parecía estar guardando una sonora carcajada en su garganta, pero por cortesía se contenía todo lo que podía.

Aunque sus mejillas un poco infladas le delataban.

— Quería hacer enojar a mi padre, además de que Nino me necesitaba, no podía abandonarlo — Aun podía recordar el dolor que había sufrido en sus pies, pues para aquel evento incluso se atrevió a usar zapato de tacón.

Y no cualquier tacón; Era de aquellos que llamaban "tacón de aguja", y desde entonces de forma automática comenzó a sentir un enorme respeto por cualquier persona que pudiese estar más de media hora con aquel calzado.

— Ya recuerdo, en esa ocasión Alya lo había retado a participar de forma ridícula y que si lo lograba accedería a tener una cita con ella — Soltó animada, sin despegar la vista del camino — Aunque, ella nunca especifico quien debía hacerlo. ¡Yo siempre creí que Nino te había ofrecido algo a cambio! —.

— No, todo fue para apoyar a mi amigo para que tuviese su cita con Alya — Sonrió triunfante y orgulloso, después de todo, él se consideraba a sí mismo como el Cupido de aquella relación.

La música de la radio sonaba a un volumen considerable para hacer la charla más amena mientras recorrían la ciudad sobre la camioneta de Marinette, quien se había ofrecido a llevarlo hasta su apartamento.

Adrien al principio se negó, pues realmente no quería que Marinette manejara más lejos de su dirección, pero claramente habia perdido la discusión. Y muy en el fondo, sabía que eso sucedería, después de todo, conocía lo terca que podía ser su amiga.

Por su parte, Marinette no tenía problema alguno. Después de todo, Adrien de cierta manera era una princesa que debía ser dejada en la puerta de su hogar en aquellos momentos, pues su carroza se había convertido en calabaza por ser alguien descuidado.

Y, muy dentro de ella sabía que, realmente disfrutaba aquellos minutos extras con él.

— Te lo tomaste muy enserio como para ponerte las extensiones de Chloé — Se burló, atreviéndose a mirarlo de reojo, después de todo el semáforo justo se había cambiado a color rojo.

Esperó que él refutara su comentario, incluso que soltara una sonora carcajada a la cual estaba segura que ella pronto se le uniría, pero en su lugar recibió un silencio que le alertó.

Llevó su mirada hacia donde la de él se encontraba fija, era una parada de transporte público, algo nada fuera de lo común.

De no ser por qué en uno de los espectaculares a un costado de esta, se encontraba plasmado el rostro de Aurore. Era un poster publicitando la nueva película de la actriz, de la cual no le importaba saber siquiera el nombre de esta.

El nudo en su garganta que había sentido días atrás se volvió a manifestar al ver una mueca de malestar en el rostro de Adrien.

¿Por qué justamente apareces cuando todo va bien?, pensó Marinette con molestia. Sí, era una actriz y la película en la cual era protagonista estaba a punto de estrenarse, pero aun así no podía evitar culpar a aquella mujer por la suerte que parecían cargar ellos ahora para toparse con su rostro, justo cuando comenzaba a pensar que ella no tenía nada que ver con aquella (hasta ahora) amena salida.

La luz del semáforo cambió a verde, sorprendiéndose a sí misma cuando acelero de forma automática, sin mencionar nada al respecto durante lo que restaba de recorrido.

Ese silencio entre ellos no le gustaba a Marinette, y de pronto se sintió asfixiada por ello.

— Adrien ¿Todo bien? — Preguntó ella en un hilo de voz, colocando la camioneta en la función de parking en cuanto se estacionó frente al edificio donde se encontraba el apartamento de su amigo.

Adrien asintió, preguntándose por cuánto tiempo se había visto inmerso en sus pensamientos.

— Yo, sí, lo siento Marinette — Se disculpó con una media sonrisa, gesto el cual a ella le disgustaba, pues demostraba todo lo contrario — Estoy algo impactado, seguro tú ya sabes que Aurore está comprometida y bueno, es extraño, lo último que supe es que prefería estar con alguien que no tuviese algo colgando entre las piernas — Intentó sonar divertido, pero aquel comentario sonó lleno de amargura.

— Sí, lo sé, pero no digas que estas bien cuando no lo estas, o no por completo — Argumentó ella, a lo que él sonrió, pero esta vez de forma genuina.

— Lo estoy, una princesa me trajo en su corcel a mi torre ¿Qué más puedo pedir? — Marinette alzó una ceja, no del todo convencida — Nos vemos después ¿De acuerdo? No olvides en llamarme cuando la ventana de oportunidades este abierta —.

Él se acercó a ella, plantándole un delicado beso en su frente, para después sonreírle de nueva cuenta y salir de la camioneta.

Marinette se quedó plasmada en su lugar sin decir nada mientras observaba como él caminaba hacia la entrada del edificio, y maldiciendo por lo bajo se apresuro a apagar el vehículo para después bajar de este, siguiendo el camino de su amigo.

Sus pasos pausados pronto comenzaron a tomar velocidad hasta que estuvo a unos centímetros de él, donde lo tomó por la chaqueta para evitar que siguiera caminando.

Con pasos rápidos lo rodeó para encontrarse frente a él, evitando que continuara con su camino.

Adrien iba a abrir su boca para preguntar qué era lo que ocurría, pero no pudo hacerlo al observar el entrecejo de ella fruncido.

— No lo estas, nadie en su sano juicio estaría bien ¿Por qué no eres capaz de admitirlo? — Le encaró, y aunque fuese difícil de admitir para él, aquellas palabras lograron que su corazón latiera un poco más rápido de lo normal.

Realmente no estaba bien, no del todo si quería reducir su pesar.

— Por qué no me duele, si eso es lo que crees. Estoy molesto conmigo mismo por no escuchar las advertencias de Chloé y por no darme cuenta del por qué ella estaba conmigo en su momento, Marinette. Estoy molesto con ella, porque estoy seguro de que esta lastimando a alguien más con su compromiso — Y de forma espontanea, las palabras comenzaron a fluir de su boca como si de un vomito verbal se tratara — No sé qué le pasa en su cabeza como para en poco más de dos meses dejara a la mujer con la que me engañaba en yoga por un productor — Hizo una pausa, soltando un gruñido — No, sí lo sé, busca atención de la prensa y no le importa nada —.

Sus palabras estaban cargadas de impotencia, y Marinette lo supo en cuanto sus manos se volvieron puños.

De forma intuitiva sus brazos se movieron hacia él, rodeándolo en un abrazo en el cual ambos permanecieron en silencio.

Pero el cuerpo de Adrien se encontraba relajado ahora entre los brazos de quien había sido siempre su apoyo, de quien más le comprendía en esa situación.

Pues ambos habían pasado por circunstancias amorosas parecidas.

— Eres tonto al preocuparte por la mujer que se acostó con tu esposa mientras tu tenias que sobrevivir a base de duchas frías — Bromeó, logrando que una suave risa saliera de los labios de él.

Sí, soy un tonto, se dijo Adrien a sí mismo en su cabeza.

Respingó en cuanto sintió los suaves labios de su amiga en su mejilla depositando un fugaz beso, y no pudo evitar ensanchar una sonrisa al ver como ocupaba ponerse de puntitas para alcanzarle.

Marinette le dio otro beso más, pero esta vez en el puente de su nariz. Uno más llego a duras penas a su frente, y entre risas él decidió encorvarse un poco.

La calidez de los labios de ella ahora se encontraba en su barbilla, y entonces miró los ojos brillantes de ella observarlo atentamente, y supo entonces que ella le quería dar a entender que estaría para él.

Él habia hecho lo mismo. Había repartido pequeños besos en el rostro de ella cuando supo que algo afligía su corazón en aquel encuentro dentro de la camioneta de ella, y ahora Marinette hacia lo mismo.

Se relamió los labios de forma automática, pensando o más bien esperando que ella continuara.

Y entonces llegó a sus labios la calidez de los de Marinette, quien presionaba sobre los suyos de forma suave mientras sus pequeñas manos acunaban su rostro.

Sus manos fueron hasta la cintura de ella, atrayendo su pequeño cuerpo hasta el de él, sintiendo la calidez que ella emanaba.

Marinette le ofrecía ese cambio de pagina que él hacía semanas atrás le habia ofrecido a ella.

Y Adrien aceptó aquello.

[...]

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¡Este es el capitulo más largo que he escrito hasta ahora de este fanfic con más de 4k de palabras!

POR FIN YA. DESPUES DE UN RATO DE INTRIGA YA SABEN QUIEN ERA LA DUEÑA DE LAS QUINCENAS DE ADRIEN; Aurore.

Así como ya saben por que Marinette nunca la menciona, no la soporta. Marinette no es una santa, y si va a guardarle rencor a alguien es a esa mujer aunque aquello no le guste.

Y sí. Aurore engaño a Adrien con una mujer, como se menciona al final, por eso a Adrien le causo mucha confusion que de la noche a la mañana (Meses, pero, en tiempo de relaciones, es poco) estuviese comprometida con alguien del medio del espectaculo y que no existan rastros de la amanante de Aurore; Cosa que le molesta pues confirma para él que ella es una mujer oportunista. Sí, así como hay personas increíblemente buenas, hay personas con malas intenciones, y Aurore acá es la representacion de eso.

Por eso la constancia con que Marinette y Adrien pasaron por algo similar, pero muy aparte de la ruptura amorosa, era por que sus respectivas parejas bateaban para el otro lado.

Y no, Adrien no sigue amando a Aurore. La relacion entre ellos estaba más fria que el iceberg del titanic ya, como mencionó en el capitulo uno de este fanfic, dos de los tres años que llevaban casados no habian tenido intimidad (Pobre Adrien, a pura shaquetilla), de ahí, pues el divorcio.

En algo mas alegre, Adrien siguiendo los consejos de Wayhem por convicción propia mientras se convence de que no tiene nada que ver con una cita. Y aunque la cena no sale como lo planeado, ambos pasan una buena noche en compañía del otro, además de hablar un poco más de sus planes a futuro, aunque aun les queda mucho de que hablar sobre ello; Adrien esta feliz de que Marinette planea compartir los momentos y no simplemente dividirlos entre ambos padres. La ventaja de que tu amiga sea la futura madre de tu bebé ¿No?

Y mi querida Marinette demostrandole a Adrien que debe dejar todo ese asunto con Aurore atras ¿Qué mejor que un beso de su amiga? Con quien planea hacer lo que sea para concebir un bebé.

En fin. Este capitulo queria publicarlo ayer. Pero lamentablemente me quede sin datos moviles (Estoy en el pueblo con mi familia, eso significa no wifi) y hasta ahorita mi Mamá accedió a prestarme sus datos para usarlos de wifi un momento con mi laptop (Denle amor a mi Mamá, se la rifo)

¿Regalo de navidad atrasado? ¡Feliz navidad atrasada! Ojala la hayan pasado lindo, sean creyentes o no, es una bonita epoca para estar con la familia.

El siguiente capitulo lo vendre subiendo entre el 31 de diciembre o 1ero de enero, depende que tan ocupada me encuentre (O si me vuelve a prestar los datos, o me hago una recarga de megasss) así que para año nuevo andare por acá.

Ahora la pregunta del millon; ¿Creen que haya cosas puercas en el siguiente capitulo, o nel?

¡Un beso! Me despido ahora a las 2 am hora México.


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