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Dieciocho

"Sé que es contradictorio al ser Chef, pero mi refrigerador esta vacio. Hay café caliente en la cafetera y unas donas de Krispy Kreme en el horno de microondas. Te lo compensaré algún día cocinándote lo que desees, tú, como siempre, pones fecha, Nette."

No pudo evitar sonreír al releer la pequeña nota que ahora tenía entre sus manos, apreciando cada detalle que Adrien se había tomado para que la caligrafía pareciera de un papel impreso y no de letras escritas con rapidez, una clara burla a su letra casi inentendible.

¿Cómo puedes entender esto? Es ilegible — Recordó las palabras de él cuando había leído por primera vez unos apuntes de su libreta en sus días en el instituto.

Lo escribí antes de leerlo, duh — Su excusa había sido algo patética, pero, realmente era la mejor que podía concebir en aquellos años.

Aunque ahora sabía que simplemente era debido a una pereza innata en ella.

Se levantó de la cama sin soltar la nota, estirando su cuerpo por completo. Se sentía realmente fresca y descansada, de un humor completamente renovado para su sorpresa. La noche había sido increíblemente tranquila mientras ambos se encontraban tendidos en la cama charlando de todo lo que en su mente pudiese aparecer.

Cuando comenzó a tomar la ropa que había dejado sobre el tocador de Adrien, se observó con atención en el espejo; La ropa que Adrien le había prestado para pasar la noche le quedaba holgada, quizás un poco más de lo que acostumbraba a usar a la hora de dormir, pero aun así le agradaba como se veía.

Y, de cierta forma, el aroma de él estaba impregnado en las prendas. Pensó que aquello se debía a que habían pasado la noche en la misma cama, pero dejo de darle muchas vueltas en cuanto se dijo a si misma que en realidad no le importaba, que en su lugar aquello le agradaba.

Le gustaba mucho la imagen que tenia frente a ella en aquel espejo. La ropa de Adrien le sentaba bien.

Como si de un impulso se tratará, se puso de perfil sin perder su reflejo de vista sobre el espejo, levantándose hasta el nacimiento de sus senos la camiseta holgada con el logo de Black Panther que ahora usaba, dejando solamente su abdomen a la vista.

— Durante el embarazo podría tomar algunas prendas de Adrien — Se dijo a sí misma en un tono divertido, sintiendo como aquellas palabras le infundían una gran calidez en su pecho.

Infló su barriga un poco, sacándola hacia adelante y entonces se contempló.

La ilusión de tener un bebé creciendo dentro de ella era algo grande en su corazón.

Pero, ahora la ilusión de tener un bebé de ella y de Adrien en su vientre era una idea que simplemente lograba que su pecho se expandiera de felicidad.

Se permitió respirar, bajando la prenda hasta su lugar para después salir hacia la cocina con sus prendas en mano, después le devolvería la ropa a Adrien.

Sí es que pregunta por ella, pensó divertida, llevándose una dona de caramelo hasta su boca mientras salía del apartamento.

Optó por salir en la cómoda pijama que portaba, después de todo conduciría hasta su apartamento sin hacer alguna parada, así que podía estar en ese cómodo atuendo un poco más.

A medio camino se arrepintió, pues mientras conducía habia comenzado a hacer cuentas sobre su ciclo menstrual y a pesar de no ser una persona regular en cuanto a aquello, pensó que quizás sus días fértiles estaban más cerca, después de todo, hacia no más de unos días su periodo había terminado.

Las pruebas de ovulación que tenía en su apartamento se habían acabado, así que tuvo que pasar a la farmacia por unas cuantas más.

Y la sola idea le ponía nerviosa, pues sabía bien que vendría cuando su ventana fértil estuviese abierta.

— Linda playera de Black Panther, ¿Te gustan los superhéroes, preciosa? — Ella ni siquiera se había tomado el esfuerzo de saludar, pues el dependiente de la farmacia la había arribado con aquella pregunta tan directa.

Y no es que fuese algo malo, si no que todo se encontraba en el tono coqueto y condescendiente que el hombre había usado.

Si bien nunca aquel tipo de coqueteos le habían agradado, en aquellos instantes realmente la sola insinuación le causo desagrado.

De forma irónica pensó que si Adrien hubiese sido quien le hubiera dicho aquello, las cosas serian diferentes.

Ante ese pensamiento no pudo sentir nuevamente aquel pánico que se habia apoderado de ella al verse entre los brazos de él, mientras que ella no se sentía con el valor de separarse. Aunque claro, ella había sido la que inició el contacto; Razón por la cual, el pánico se acrecentó.

— Gracias, pero no es mía — Se limitó a decir, dejando sobre el mostrador tres pruebas de ovulación, para después cruzar los brazos — Pagaré con tarjeta — Agregó, moviendo su pie impaciente al ver un poco de conmoción en el dependiente.

Esperaba que entendiera con aquella sutileza que no estaba disponible.

Se sintió satisfecha cuando el hombre pasó las pruebas por el marcador laser y tomó la tarjeta que ella le tendía sin decir nada, para después salir del lugar en silencio.

— ¿Eres estúpido o qué? Cuando vez a una mujer con una camisa mucho más grande que ella normalmente es de su pareja — Fue lo último que escuchó a sus espaldas cuando por fin cerró la puerta de la farmacia a su espalda, e inconscientemente le dio la razón.

Ella no era pareja de Adrien, pero ¿Podía contar como algo parecido debido a la extraña amistad que llevaban?

Negó con su cabeza, despejando esos pensamientos de su mente y enfocándose en aspectos más importantes, como que la calle se encontraba levemente mojada y que quizás durante la noche había llovido un poco.

Lluvia que no había escuchado al estar sumida en un sueño completamente profundo, a un lado de Adrien.

— Marinette, estas pensando de más — Se repitió, casi como un mantra del cual su vida dependiera.

Pensó en desayunar algo ligero en cuanto llegó a su apartamento, después de todo aquella dona acaramelada no era lo suficiente para poder sobrevivir hasta la comida del día, pero desechó la idea de aquello al verse ansiosa sobre aquella prueba de ovulación.

Y que además no había orinado desde que había puesto un pie fuera de la cama. Su vejiga llena era buena excusa.

Después de hacer lo necesario con la prueba, se recargó sobre la pared del baño esperando que transcurrieran los minutos.

Revisó su teléfono móvil, tenía varios correos donde confirmaban la llegada de los patrones sobre los diseños que había logrado vender con astucia a la firma de modas Louis Vuitton, sintiéndose realmente halagada de que confiaran en primera mano en una boutique relativamente nueva y pequeña. Estaba realmente emocionada por que las prendas que ella había diseñado se encontrarían en uno de los escaparates más importantes la próxima temporada.

Las cosas poco a poco comenzaban a tomar un lugar positivo en su vida, y no era simplemente porque ellas llegaban a ella, si no por su esfuerzo en cada una de las situaciones que se le presentaban.

Intentaba hacer su propia suerte, aunque el destino le pusiera obstáculos.

Tecleó una respuesta breve al correo que Théo le había mandado por la mañana, avisándole que las entregas habían sido exitosas, además de agradecerle por su trabajo.

Aprovechó y contestó un mensaje pendiente que tenia de Chloé; Su amiga quería que le confeccionara un atuendo para un evento importante en Dinamarca que se llevaría a cabo dentro de unos meses, y ella se rehusaba a comprar algo que seguramente alguien más tendría o usaría. Sonrió ante ello, pues de una u otra manera sabía que Chloé lo hacía para presumir que tenía una amiga como diseñadora en ascenso. Por supuesto, ella no se negaba ante ello, más bien lo agradecía.

"El lunes pasaré al Le Grand Paris para tomarte las medidas, no quiero usar las que ya tengo por qué no sé si subiste de peso" Escribió con burla, para después enviar el mensaje.

Observó el reloj de su teléfono, los cinco minutos habían pasado ya, quizás un poco más. Ya era hora de ver si se encontraba en aquel lapso de oportunidades que tenían ella y Adrien.

Su corazón dio un brinco en cuanto observó la pantalla digital de la prueba, y no pudo evitar morderse su labio inferior.

Ovulando, era la palabra que se mostraba en pantalla.

No supo si se sentía igual o aun más nerviosa que en la ocasión anterior, pero tomó aire.

Se dispuso a marcar el número de teléfono de Adrien. No esperaba que ocurriera lo mismo que la primera vez, pero por alguna razón sintió la necesidad de decirle aquello sin que unas simples letras fueran el intermediario.

También deseaba escuchar su reacción, e incluso deseaba escuchar si se ponía tan nervioso como ella.

Pero la llamada entro directamente al buzón de voz.

Seguramente se había quedado sin batería.

Y, a pesar de que sentía unas enormes ganas de salir y repetir lo del estacionamiento, se contuvo. Hacia no más de unas cuantas horas se habían visto, sería demasiado raro que fuese en esos momentos.

Se vería como alguien muy ansiosa, aunque en realidad si lo era.

— Si vas a ir, ve cuando termine su turno. Mencionó algo de que debía buscar una batería nueva para su auto, le ayudas y, bueno, después a lo nuestro — Se dijo a sí misma, comenzando a caminar hacia su habitación.

Envió un simple mensaje, redactando con manos nerviosas algo que realmente anhelaba volver a escribir.

"Estoy ovulando", breve y conciso, lo envió sin pensarlo mucho.

Se dejó caer de espaldas sobre su cama, esta se sentía fría pues no había pasado la noche ahí.

Olvidando por completo que se habia saltado el desayuno.

[...]

La presencia de Kagami frente a él era algo que realmente lo confundía de sobremanera, pues ninguno de los habían intercambiado más que un par de palabras en el pasado, y sobra decir que no habían sido del todo cordiales entre ellos.

No podía tener idea de que quería hablar, pero de cierta manera, no sintió ningún tipo de mirada acusadora e incluso algún tipo de intención negativa en ella, como en el pasado.

La primera vez que la vio fue en compañía de Aurore, cuando los términos del divorcio comenzaban a ser discutidos entre ellos. Ella se encontraba ahí cuando se habia dirigido a lo que era su casa a sacar sus posesiones.

Y, bueno, en las siguientes ocasiones habían sido en compañía de sus abogados cuando las cosas ya se habían tornado realmente serias.

Kagami había fungido como parte importante del divorcio, pues al estar del lado de Aurore, abogó en todo momento por ella a la hora de los testimonios, prestándose a hacer la fiel amiga.

A él no le creyeron en cuanto soltó la verdad que Aurore quería ocultar, que ambas habían sido amantes por quien sabe cuánto tiempo, llevando las de perder.

Por eso mismo mientras ambos se habían acomodado sobre el piso a un costado de la puerta de servicio del restaurant, recargando sus espaldas contra la pared, a un lado de una conexión donde fue capaz de conectar su teléfono celular con el cargador que Wayhem le habia prestado antes de irse, no tenía idea de lo que podía salir de la boca de aquella mujer, así que pensó que debía estar preparado para contactar a la policía de ser necesario.

Aunque, dentro de él aquel pensamiento parecía ser exagerado.

Aun así, no sabía que podía ocurrir.

Pues en primera, parecía que su pensamiento sobre ella el día anterior solo había sido un mal presagio. Y, ahora que lo pensaba ¿Se encontraría siguiendo de nueva cuenta el juego de Aurore o se encontraba ahí a su lado lastimada por las decisiones egoístas de su ex esposa?

— Dijiste que querías hablar conmigo, pero no has dicho que sucede — Rompió el silencio, de forma certera y rápida.

Sintió que la tensión entre ambos se podría cortar con un cuchillo, y no era para menos.

La mujer se abrazó a sí misma, intentando abrigarse un poco más con el gran abrigo rojo que portaba.

— Era más fácil en mi cabeza — Admitió sin dejar de observar hacia el frente, sintiéndose cohibida.

Para Adrien aquella imagen de ella era difícil de procesar, pues cada vez que se habia encontrado en presencia de Kagami ella le daba la sensación de que en cualquier momento podría aplastarlo como si de un insecto se tratara.

Aurore se había fijado en alguien con un temblante increíblemente fuerte, uno que incluso podría categorizar como espeluznante.

No pudo evitar sonreír cuando recordó la ocasión en la que le habló a sus amigos de ella. Marinette había dado un apodo más que certero que siempre venia a su mente cuando se reunían con los abogados y ella se encontraba a un costado de Aurore; Kagami, la reina de hielo.

— Entonces, imagina que esta conversación está sucediendo en tu cabeza — Atinó a decir, intentando disimular la pequeña sonrisa en sus labios.

Pues era realmente gracioso que aquella que siempre tachó como alguien sumamente fría, se encontrara buscando las palabras correctas para lo que fuese a decir.

Kagami alzó su ceja en cuanto se atrevió a mirarlo, notando una sonrisa burlona en su rostro y se pregunto que podía tenerlo de tan buen humor a pesar de que se encontraba con quien, prácticamente, había ayudado a acabar con una gran parte de su vida.

— En mi cabeza mi orgullo está muriendo lentamente, así que no es una opción — Aclaró su garganta, intentando sonar de cierto modo empática, aunque sus palabras, como era usual, sonaban cortantes — Estoy aquí porque quiero disculparme contigo — Soltó, para después suspirar y sentir como liberaba algo de su interior.

Algo que habia guardado mucho tiempo por un amor que no la llevaba a ningún lado, algo que había guardado por Aurore.

Adrien parpadeo un par de ocasiones, completamente sorprendido por las palabras de la mujer que tenía a su lado.

Ladeo su cabeza, intentando procesar lo que acababa de escuchar, incluso llegó a pensar por algunos instantes que ella simplemente lo había insultado y él había escuchado de forma errónea.

— ¿Disculparte? — Cuestionó, girándose hacia ella sin despegar su espalda de la pared.

Kagami suspiró de nueva cuenta, observando el suelo.

— Sí, Adrien. Mira, todo lo que hice estuvo mal, y sé que no soy enteramente culpable de lo que sucedió en tu matrimonio, pero aun así hice muchas cosas de las cuales hoy puedo ver que estuvieron mal, que el fin no justifica los hechos ¿Entiendes? — Se intentó explicar, llevando sus manos hasta su cabeza, reflejando angustia — Mentí para dejarte mal durante los trámites del divorcio por ella, me metí dentro de un matrimonio porque ella decía estar perdida con tu indiferencia ¿Y sabes qué? Sé ahora que todo era una actuación digna de ella — Confesó, dejando descansar su rostro sobre sus rodillas.

Ambos adultos guardaron silencio, pero en esta ocasión Adrien sintió que este no era incomodo.

Era la primera vez que veía algo de humanidad en su antigua rival.

— ¿Te dejo por el sujeto ese, no es verdad? — Se atrevió a preguntar, colocando su mano sobre el hombro de ella.

Kagami respingó ante el contacto de aquel que durante mucho tiempo odio debido a las falsas palabras de Aurore, quien simplemente lo hacían ver como la peor persona del mundo.

Cuando levantó su rostro, no encontró rastro alguno de burla o satisfacción personal al verla algo quebrada. Se sorprendió cuando encontró empatía.

De repente se sintió peor por todo lo que había hecho y justo como había comentado, sentía su orgullo morir dentro de su cabeza. ¿Quién diría que ella, Kagami Tsugiri, terminaría siendo parcialmente consolada por el hombre que odio durante mucho tiempo debido a la mujer que ella amaba?

No pudo evitar sentir un sabor amargo en su boca.

— No, fue al contrario — Se apresuró a aclarar. No quería que se diera la idea de que alguien podía abandonarla a ella — Ella quería que yo siguiese oculta, más bien nuestra relación, y ella con él planeaba escalar más. Me di cuenta entonces de que, así como planeaba usar al productor que había caído en sus bellos ojos azules, también lo hizo contigo — Su voz sonaba quebrada, pero intento disimular.

Adrien asintió con su cabeza, pues era justo lo que el día anterior habia pensado; Si Aurore tenía un compromiso, ¿Qué pasaba con Kagami? ¿Se conformaría con ser su amante nuevamente?

Se alegró de que no fuese así, porque a pesar de que durante bastante tiempo sintió un gran rencor hacia ella, debía admitir que era alguien fiel y orgullosa, lo habia demostrado al estar siempre para Aurore sin importar las circunstancias, sin importar dañarlo a él.

— Me costó admitirlo en un principio. Aurore había sido todo lo que yo anhelaba en una relación, y eso fue lo peligroso, pues era una pantalla — Se atrevió a comentar, sonriendo de medio lado — Fue la novia perfecta todo el tiempo, feliz de estar bajo los reflectores, feliz de que decidiera hacerla mi esposa — Continuó, evocando los recuerdos que en alguna ocasión para él fueron dolorosos — Las cosas cambiaron cuando quise llevar las riendas de mi vida y de mi profesión, alejarme del modelaje para encerrarme en una cocina — Soltó, mientras una genuina risa salía de su garganta.

— Lo siento — Susurró Kagami, sin saber cómo sentirse al respecto.

Después de todo, esperaba que Adrien Agreste se encontrara furioso con ella. Quizás que se reusara a escucharla, o lo hiciera simplemente para jactarse de que el karma se le habia devuelto.

Pero ahí está él, contándole de forma sincera como se sentía respecto al tema, abriendo parte de sus sentimientos a alguien que no conocía más que en encuentros para nada agradables, sintiendo empatía por su deplorable situación.

Hablando de todo ello como si no sintiera tristeza en lo más mínimo, como si todo aquello ya lo hubiese dejado atrás a pesar de que realmente la separación legal habia ocurrido hacia poco más de dos meses.

— No es necesario, Kagami — Acotó, palmeando la espalda de la mujer en señal de camadería — Las cosas no iban bien, era una fachada de ella para cumplir sus objetivos y lo logró, con el divorcio obtuvo bastante publicidad gratis — Comentó de forma irónica, rodando los ojos — Además, entiendo ahora que quizás ella no era lo que quería para mi vida. Era, demasiado perfecta, solo hacia lo que necesitaba para tenerme a sus pies. No era amor — Se detuvo en cuanto completó su frase, sintiéndose sorprendido, pues era la primera vez que decía aquello o siquiera lo pensaba.

Y de alguna forma comenzó a sentir aquel pánico nuevamente dentro de él.

Para Kagami, Adrien no lucia como él hombre roto que se topo aquella tarde en el despacho, que firmaba con lentitud los papeles para volver el divorcio oficial.

Se veía genuinamente feliz.

— De igual manera, debía decirlo. Sabía que estaba siendo la tercera persona, y no me importó. Aplaste mi orgullo por amor en aquella ocasión — Se sinceró, haciendo una mueca en su rostro.

— No lo creo — Kagami alzó una ceja, confundida e incitándolo a que continuara. Adrien se aclaró la garganta un poco — El amor no puede ser algo que aplaste nuestro orgullo, ni nuestras mejores cualidades, pienso que va de la mano incluso con nuestros peores defectos — Por un instante pensó en la terrible caligrafía de Marinette y la horrible forma que tenia de dormir a su lado, dejándolo en un pequeño espacio.

También pensó en el terrible carácter que podía tener cuando se llegaba a molestar, e incluso cuando no podía evitar decir la verdad echando a perder alguna que otra sorpresa dirigida a sus amigos.

Su torpeza, su ingenuidad, sus inseguridades.

— Si alguien hace que aplastes algo de ti, entonces no es amor Kagami — Continuó, observando la pantalla de su móvil. Ya mostraba un diez por ciento de batería, por lo cual se apresuro a encenderlo.

Ella lo escuchó de manera atenta, girando su mirada hacia el frente.

— Para ser alguien divorciado, parece que sabes bastante del amor — Le dijo ella de forma irónica — O ¿Quizás has encontrado a alguien que te haya enseñado eso? — Se atrevió a comentar con algo de ironía.

No conocía a Adrien, pero por lo que había escuchado de Aurore él era un pésimo bromista, así que aquello era lo que esperaba; Una broma.

Pero cuando el silencio se instaló entre ellos, no pudo evitar girar a observarlo de nueva cuenta.

Se encontraba mirando a la nada, con una expresión de sorpresa mezclada con algo de pánico, quizás, originada por sus palabras. Como si de una pequeña realización acabara de cruzar por sus ojos.

— No, no — Negó con su cabeza, pero su quijada seguía trabada — Las películas románticas enseñan eso — Se excusó, tomando su teléfono celular que ya se encontraba prendido entre sus manos, observando que tenía un mensaje entrante.

Kagami hizo una mueca de desconcierto, no creyendo sus palabras.

Entonces, pudo observar que él se levantó de golpe, luciendo increíblemente nervioso mientras observaba la pantalla de su celular.

Pensó que quizás le habían dado una mala noticia por mensaje de texto, pero al ver el rostro de él completamente sonrojado, supo que se trataba de una chica. Lo sabía porque, era el mismo rostro que ella ponía en el pasado cuando Aurore le mandaba mensajes incognitos.

No pudo evitar sonreír, y sentirse aliviada.

— Kagami, me tengo que ir, surgió algo importante y — Pero fue interrumpido por ella, quien seguía en el piso e hizo un ademán con su mano.

— Yo ya dije lo que tenía que decir, depende de ti si aceptas mis disculpas. El cómo me sienta de miserable yo, realmente es mi culpa — Comentó con tranquilidad, sonriendo. Era la primera vez que él la veía sonreír sin tener una intención negativa hacia él y muy por dentro agradeció el gesto — Sabes dónde queda mi gimnasio, ya sabes; Box, esgrima, yoga — Se atrevió a bromear, logrando que los nervios de él se apagaran un poco — Salúdame a la mujer que te ha enseñado todo eso del amor ahora que la veas ¿De acuerdo? — Finalizó, alentándolo a que se marchara.

Él iba a agregar algo más, pero no supo que responder ante los comentarios de ella.

— Gracias — Fue lo que cruzó su mente mientras tomaba el cargador del enchufe de la pared, para después comenzar a caminar a paso rápido hacia la salida, sintiendo como la adrenalina se acumulaba en su pecho.

Marinette la había llamado, y a su vez le habia dejado un mensaje; La ovulación habia comenzado.

Y sin darle más vueltas a las palabras de Kagami, pensó que realmente aquel ciclo de su vida se habia cerrado por fin con las palabras de la asiática. Ahora mismo, tenía todo para seguir adelante con sus planes a futuro.

Kagami por su parte se quedó sentada en el mismo lugar, observando partir al hombre que en el pasado pensaba que era la peor escoria del mundo gracias a la manipulación de Aurore y la ingenuidad de ella al desear protegerla.

Pensó en las palabras de Adrien sobre el amor, y no pudo evitar sentirse algo tonta, pues a pesar de que tenían todo el sentido del mundo, ella no podía dejar de pensar en la mujer que la habia marcado de esa manera y que aun podía decir que amaba. Pero, incluso para él amor, existía un límite. Y ella no iba a ser nuevamente la otra.

Quizás lo que sentía por Aurore no era amor, pero su corazón seguía latiendo para ella, seguía doliéndole por ella.

Pero, al ver a Adrien sonreír de forma tan genuina sobre su sentir sin alguna pizca de tristeza, pensó que en un futuro ella misma podría hacer lo mismo, y encontrar a alguien que le hiciera hablar así de cursi como el Agreste.

No pudo evitar derramar una lágrima de amargura, pues era la segunda vez en su vida que sentía envidia de Adrien Agreste.

La primera vez era por qué era lo que quería ser de Aurore, su pareja ante todos, que se esfumara para que ella la pudiera hacer feliz.

Y ahora mismo sentía envidia de él porque había dejado ir a quien le había hecho increíblemente daño y ahora tenía alguien que aparentemente sacaba lo mejor de él.

— No dejes que te quiten eso, Agreste — Dijo al aire, antes de levantarse del lugar y comenzar a salir de ahí.

Quizás seguía con el corazón roto, pero el peso de la culpa ya casi no hacia mella sobre sus hombros.

[...]

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¡Ultimamente me disculpo mucho por los retrasos! Pero realmente se me hace inevitable, debido a que no me encuentro en la comodidad de mi departamento con mi hermoso internet, pues ando en casa de mi madre donde no hay wifi y ella me tiene que prestar sus datos cuando los mios se acaban (como por ejemplo, ahora jajajaja).

Ahora sí, Marinette la empieza a tener algo ¿Difícil? Me refiero, hasta ella misma admite que lo que ha ocurrido entre ellos no ha sido solo sexo, y que como siempre, la compañía con su amigo es agradable, pero que ahora que experimentan un grado más de confianza, siente un pequeño pánico ¿Quizás siente pánico a sentir algo más que amistad? Maybe. Pero eso sí, nada de las pequeñas inseguridades que tiene pararan su emoción por los intentos, sí, siente ansiedad debido a que lo que ocurre entre ellos es realmente bueno, pero también porque sabe que cada intento cuenta para que logren tener un bebé y eso realmente le da mucha ilusión, al igual que Adrien.

En el capitulo anterior preguntaron si la murano que salió "chillando llanta" y que Wayhem vio era Marinette, y sí, si lo era, luego de todo lo que acotence en la primera parte. En el siguiente capítulo podrán ver que pasó. Pues por ahora, la cosa se enfocó en la conversación de Adrien y Kagami.

Kagami, la (ahora ex) amante de Aurore está dolida por las decisiones de ella y como oculta sus verdaderos sentimientos a cambio de los reflectores, una situación que es más común de lo que parece a decir verdad. Y, a pesar de que en el pasado pisoteo su orgullo por "amor" (que luego Adrien corrige la descripción de ello), en esa ocasión no lo dejo pasar, dejándola con su pequeño montaje con el productor. Aurore, como muchas personas en la vida real, hacen lo que sea necesario por sus intereses, el fin justifica los medios, es la frase que más ocupan. Y si bien, en el fanfic intento mostrar que no siempre las intenciones de las personas son realmente malas (en el caso de Luka) Aurore no entra mucho por acá, pues sus intenciones fueron egoístas, y sí, existe gente así.

Kagami solo comprendió cuando volvió a lidiar con eso después de pensar que por fin podrían ser felices juntas, vio lo que hizo mal y se disculpo con sinceridad con Adrien, pues ella fue culpable del divorcio (aunque admitámoslo, tarde o temprano sucedería, solo lo lastimo más) y se encontró que él realmente sintió empatía por su situación, y que Adrien realmente ya no se encontraba afectado por la separación.

Aunque bueno, tres años de matrimonio donde dos de ellos la situación fue en picada y uno que prácticamente sirvió para los trámites de divorcio, creo que es algo normal que Adrien comenzara a pasar la página. Y con esa conversación, la vida de Adrien comienza a girar más deprisa hacia adelante.

Sí, Kagami fue egoísta, y solo entendió viviendo el infierno en carne propia, pero es de valientes reconocer sus errores. Aunque eso no la expía de nada, espera que Adrien sea capaz de perdonarla. Porque, él a pesar de agradecerle, aun no la perdona.

Perdonar va más a allá de recibir una disculpa, y sí, él siente empatía por la situación de ella, pero aquella conversación solo es el inicio para qué empiece a perdonarla, un paso a la vez, el perdón no se da de la noche a la mañana. Por eso ella menciona que sabe dónde encontrarla, como una mala broma, su gimnasio, donde no solo entrena esgrima, sino que también hay clases de boxeo y Yoga, la excusa de Aurore.

Kagami no es una villana, más bien, en este capítulo le ha dado un pequeño empujón a Adrien sutilmente, así que agradézcanle a la Cacahuate japonés.

Oh, y sí. Adrien le agradeció por sus palabras ¿Pero solamente por eso? ¿O también por apartar a la persona equivocada de su vida? ¡Quién sabe!

En fin. Mil gracias por todos sus votos, comentarios, lecturas y todo el amor que me entregan. Este fanfic es una muestra más profunda de quizás mis sentimientos, así que todo eso realmente me hace sentir feliz.

Les mando un fuerte abrazo y pues ¿Feliz regalo de reyes atrasado?

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