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Catorce

Las circunstancias que le rodeaban debían ser un gran motivo para sentirse abatido e incluso que la desolación llegara a su pecho, pero la realidad era otra en su interior.

Aquellos siete días que marcaban la ventana de oportunidades que tenían para lograr algún acierto para poder concebir su plan. Lo cierto es que, para él habían pasado demasiado rápido y no era difícil para sí mismo admitir que lo estaba disfrutando. Además, a su ver, Marinette tampoco podía negarlo.

Tenían buena química, después de todo.

Se encontraba ansioso durante los últimos días, preguntándole cada tanto a Marinette cuando podría hacerse una prueba de embarazo casera para ver si tenían la buena suerte de dar con el premio gordo al primer mes de intento.

No le sorprendió cuando ella confesó que realmente no sabía cuándo sería apropiado hacer la prueba, pues en su vida nunca había estado interesada en hacerse una, además de una ocasión en la universidad cuando tuvo un retraso por más de dos meses, pero por lo que el médico le había dicho en aquella ocasión, era totalmente normal y ella estaba agradecida de que en aquella ocasión tanto Adrien como Nino la hubiesen acompañado, pues Alya se encontraba fuera de la ciudad en esos momentos.

Podían recordar el rostro de confusión del doctor, e incluso lo que se decía a sí mismo.

Estos jóvenes de ahora ― Pues en efecto, parecía que el médico pensaba que no sabían quién de los dos era el padre, quizás una fiesta alocada era lo único que podía pensar, y no la realidad de que eran dos amigos acompañando a su amiga debido a los nervios de ella.

Ambos buscaron en internet durante la noche del último día de ovulación de Marinette, recostados sobre la cama de ella ya con la ropa puesta. Adrien había sugerido que le llamará a Rose, ella les resolvería la duda sin pensarlo, pero Marinette desechó la idea, no quería que su amiga se hiciera una idea no tan errónea de su situación.

Dice que catorce días sí se trata de una mujer con periodo regular, o en el primer día de retraso ― Recordó decirle, ella había hecho una mueca con sus labios, no le gustaba aquella información.

Ella no tenía un periodo precisamente regular.

Los días pasaron, y aunque no se habían visto desde esa noche el contacto entre ellos no menguó mediante los mensajes de texto y llamadas. Él deseaba estar al pendiente de ella, por si algo ocurría o un malestar aparecía.

Marinette había sacado sus cuentas, y a pesar de su irregularidad, llevaba más de dos semanas de retraso en su periodo, mucho más de lo habitual.

Aquello lo hizo salir corriendo del trabajo para ir a buscar pruebas de embarazo caseras en la farmacia más cercana, donde terminó comprando alrededor de unas diez de diferentes marcas incluso.

― ¡¿Cómo planeas que orine sobre tantas pruebas de embarazo?! ―.

― Para eso iré a llenar una jarra de agua fría para ayudarte con el trabajo ―.

No quería un falso resultado. Al igual que ella, deseaba estar seguro.

Pero cada una de las pruebas dio negativo, una tras otra.

Al final del día, ambos se encontraban sentados sobre el suelo de la habitación de ella, suspirando cada tanto.

Tuvo miedo de que Marinette se encontrara completamente triste e incluso peor que aquella ocasión que la encontró en su apartamento con miles de folletos sobre la mesa de su sala de estar.

Pero al contrario de lo que pensó, su mirada decidida no se borró.

― Habrá que intentar de nuevo ―.

Y él no pudo evitar sonreír. Después de todo, estaba seguro que en alguna ocasión ella terminaría enseñándole una prueba que tuviese el positivo al frente.

Además, de un modo u otro sus pensamientos llenos de libido no dejaban ir y venir ante la respuesta de ella.

― Siento que en ocasiones te sobre explotan en el trabajo, Adrien ― La voz calmada de su padre sonó a su espalda, logrando que simplemente una sonrisa socarrona apareciera en sus labios.

Se encontraba en la cocina de la gran mansión de su padre, con un delantal azul frente a él para no manchar aquella camisa blanca que llevaba. Se la habia remangado hasta los codos, sin importarle arrugarla un poco, después de todo tenía su saco en el perchero a la entrada del lugar.

Estaba preparando una crema de champiñones para su padre, quien había dicho que tenía ganas de una hacía ya un tiempo. Se había sentido realmente mal por no visitarlo como solía hacerlo, pero las escapadas que había tenido del trabajo para poder ir con Marinette e intentar aquello le habían costado horas extras.

Ser adulto no era fácil.

― Es parte de la profesión. Además, estoy acostumbrado, no te debes preocupar ― Soltó sin reparar en su comentario, para después girar su cabeza y observar como el rostro de Gabriel se deformaba en tristeza, haciéndolo sentir culpable ― Lo siento, no quería decir eso ― Añadió rápidamente, incluso quiso decir algo más, pero un gesto afable de su padre lo detuvo.

― No, tienes razón. Cuando eras joven trabajabas más de lo que debías, el que debe sentirlo soy yo ― Atinó a decir, llevando su mano hasta su sien en señal de frustración.

Sí, Adrien sabía que quizás su padre no había tomado las mejores decisiones sobre su vida cuando era un adolescente, y que quizás en el pasado se encontraba con molestia debido a ello, pero él pronto rectifico su error al dejarlo seguir el camino que él deseaba para su vida, apoyándolo de forma incondicional y mostrando arrepentimiento debido a sus conductas pasadas.

Nadie enseña a ser padre, eso lo sabía de palabras de su propio padre. Aun así, esperaba tomar como aprendizaje la experiencia de él, y no cometer los mismos errores que Gabriel no se dejaba de recriminar hasta la fecha.

― Me hizo un hombre de bien que aprendió la importancia del trabajo. Quizás no estuvo del todo bien, pero resulte alguien increíble ― Contestó, intentando infundirle algo de humor al asunto logrando que su padre soltara una suave risa.

Sirvió con cuidado la crema en un plato hondo, quizás no era algo tan sofisticado o complicado como lo que elaboraba en el restaurant, pero era algo que su padre le había pedido, y él estaba más que complacido con cumplir los pequeños caprichos que tenía.

Colocó el plato sobre la barra donde Gabriel se encontraba recargando medio cuerpo. Le sorprendía como a pesar de que rara vez salía de ahí, aun así seguía vistiendo aquellos elegantes trajes. Aunque claro, sus confiables pantuflas eran lo único que desentonaban con su apariencia.

― Gracias, estaba muriendo por probar esto ― Soltó el mayor, para después recibir una mirada de molestia por parte de su hijo.

Adrien detestaba que dijese esa palabra aunque fuese retórica.

Gabriel rodó los ojos, intentando no darle importancia al carácter de su hijo. Aunque estaba seguro que si Emilie siguiera ahí, estaría parada justo a un lado de Adrien otorgándole la misma mirada, o incluso más furiosa.

― Vamos, es una broma ― Se excusó tomando la cuchara que descansaba sobre el plato, rodando de nueva cuenta los ojos al ver como su hijo suspiraba.

Adrien pensó que realmente no era buen momento para que su padre se volviese algo bromista.

― Cambiando de tema con tus malas bromas ― Comentó, no sin antes entrecerrar los ojos hacia su padre, quien de forma despreocupaba habia comenzado a probar la crema de champiñones ― Al llegar, Nathalie me informó que tenías el regalo de Joseph en tu oficina y que me lo daría al irme ¿No piensas asistir a su fiesta de cumpleaños? ― Cuestionó, dándose la vuelta para poder poner la pequeña hoya sobre el fregadero.

― No, realmente apreció mucho que Nino y Alya hayan pensado en mí, pero a decir verdad es agotador para mi salir. Pensé en ir al saber que los Dupain-Cheng estarían ahí pues hace mucho que no se de ellos, pero después Nathalie me informó que habían salido de viaje a Italia para ver a la madre de Tom, y a decir verdad no creo que Otis o Marlena estén libres para charlar cuando es la fiesta de su nieto ― Se excusó haciendo una pausa mientras limpiaba sus labios con una servilleta de forma muy elegante.

― Padre, yo estaré ahí ―.

― Sí, pero estarán ahí tus amigos. Eres joven, ya cuidas lo suficiente de mí, otros viejos como yo deberían soportarme durante esa clase de eventos ― Bromeó con sátira. Adrien no pudo evitar rodar sus ojos con una sonrisa en su rostro.

Le agradaba la idea de que su padre hubiese tenido en mente a los padres de Marinette.

Recordaba como al principio había roces entre él y con el padre de Marinette, Tom, pues él hombre nunca se mordía la lengua a la hora de hablar sobre lo que estaba bien o mal, tal como Marinette. Y en más de una ocasión el gran hombre había arremetido contra Gabriel sobre el trato que le daba.

Después de un tiempo, él mismo Gabriel estuvo de acuerdo con sus palabras, y lo que creyó imposible sucedió, pues se habían vuelto amigos de una u otra forma.

Mentalmente se dijo a si mismo que quizás se alegrarían al saber que compartirían un nieto, o que quizás pelearían por la atención de él.

Soltó una suave risa debido a sus pensamientos.

Gabriel arqueó una ceja ante el extraño comportamiento de su hijo. Era más común que lo escuchara reír, o que incluso lo viera sonreír.

Le parecía extraño, pues Adrien se encontraba pasando un momento relativamente difícil en su vida. No pudo evitar preguntarse qué le ocurría.

Pero decidió no preguntar. Sí algo pasaba en la cabeza de su hijo, estaba seguro que tarde o temprano se lo diría.

Solo esperaba que no fuese alguna locura lo que tuviese en mente.

[...]

Había llegado tarde al salón de eventos infantil donde se llevaría a cabo la fiesta número cinco del pequeño Joseph, pero no había sido porque su padre lo hubiese detenido, sino más bien porque la llamada de Chloé lo había hecho cambiar de rumbo cuando se encontraba a mitad del camino.

Su amiga acaba de llegar al hotel de su padre, según ella justo a tiempo para la fiesta de su sobrino favorito. Aunque, siendo sinceros, era el único niño de sus amigos que se atrevía a llamarle tía.

Chloé recién había llegado de un asunto importante en la embajada de Inglaterra, y él simplemente adivinaba que había movido cielo y tierra para acabar con aquel asunto para llegar justo a tiempo.

Lo supo cuando llegó a la puerta del Le Grand París y ella se encontraba en la puerta de este con un par de cajas enormes envueltas en papel de regalo que pronto uno de los empleados no demoraron en subir a su auto.

Que bueno verte, sí, estoy bien, muchas gracias y que considerada eres ¿Necesitas un favor? ― Le dijo de forma sarcástica en cuanto ella subió a su auto. Chloé solo arqueó su ceja perfectamente delineada.

Deja de ser ridículo y conduce. Ya después nos pondremos al día sobre que firmaste los papeles de divorcio ―.

¿Cómo sabes eso? ¿Realmente eres una bruja, no es así? ―.

― Dime bruja una vez más y creeme que me asegurare de que realmente lo pienses ―.

Chloé era demasiado directa. Y en ocasiones podía entender como muchos no podían soportarla durante la adolescencia, pero realmente se había ganado el cariño de todos debido a que a pesar de ello, mostraba un apoyo incondicional.

Al llegar al lugar del evento no pudo evitar sentir algo revolotear en su estómago, pues pudo ver a una gran cantidad de niños brincando sobre un juego inflable al fondo, mientras Marinette se encontraba a un lado vigilándolos e inclusive pidiéndoles que tuviesen cuidado.

Estuvo seguro que ella también había sentido lo mismo que él en aquel instante. Se preguntó si dentro de un año para el próximo cumpleaños de Joseph ambos podrían tener un bebé suyo en brazos.

Una sonrisa cálida surcó su rostro sin quitarle la mirada a Marinette de encima. Chloé, quien le había estado hablando hacia unos segundos atrás guardo silencio cuando supo que él no la escuchaba, entonces siguió su mirada.

Arqueó una ceja, confundida. Pensando que quizás tenía que ponerse al corriente con Adrien con algo más que su divorcio definitivo. O quizás con Marinette, después de todo, ella era pésima para mentir.

― ¡Maldición Chloé! ¿Por qué demonios dices que no vendrás para después aparecer así? Un día me vas a matar ― La voz de Alya no se hizo esperar, pasando de largo por su amigo mientras abrazaba a la rubia, quien correspondió la acción.

― Prefiero llegar de forma espectacular querida, ahora ¿Dónde está mi pequeño Joey? ―.

Nino, quien había llegado hasta ellos no pudo evitar reír ante el diminutivo de su hijo, pronto Adrien se le unió.

― En ocasiones me arrepiento de hacerte caso y ponerle ese nombre ― Se quejó Alya, mirando con los ojos entrecerrados a su marido y amigos.

Sí bien, era fan de aquella vieja serie, nunca faltaban las risas al decirle aquel diminutivo a su hijo, o comentarios sobre que sería un galán como Joey Tribbiani.

La fiesta de cumpleaños transcurrió de forma normal y se sintió feliz de saludar de nueva cuenta a sus viejos amigos.

Por supuesto, Marlena Césaire no desaprovecho la oportunidad para pedirle ayuda a la hora de servir los alimentos. Él aceptó gustoso, para luego burlarse de Chloé a quien también había arrastrado con él, pues según Marlena, necesitaba estar más en la cocina o se moriría de hambre, haciendo referencia a lo increíblemente delgada que estaba.

Claro, esto último lo tomó como un cumplido.

Y así el tiempo pasó más rápido de lo que hubiese esperado. Realmente disfrutaba mucho de ese tipo de momentos, pues de una u otra manera sentía que el peso de sus problemas del pasado realmente se había esfumado hace mucho.

Además, ciertas miradas llenas de complicidad de Marinette a lo lejos eran como el viento que quitaba el polvo de encima.

Pronto en el salón de eventos se quedaron pocos de los invitados. Por un lado, los dos hijos de Iván y Mylène recorrían el lugar siendo perseguidos por Joseph, ellos no habían perdido la energía aun. Estaban siendo vigilados ahora tanto por Etta y Ella, quienes de vez en cuando hacían el ademán de perseguirlos.

Nathaniel se encontraba a un lado de Nino frente a una pantalla donde tenían el juego de Just Dance¸ ambos adultos se encontraban demasiado animados mientras bailaban la antigua canción de "Boom, boom, boom, boom!!" de los VengaBoys. Inmediatamente sintió como era transportado al inició de la década mientras que seguía la canción con la letra, acompañado de Iván quien también cantaba a su lado.

Boom, boom, boom, boom, i want you in my room ― La voz de Nathaniel mientras cantaba la estrofa mientras se movía al compás de la música fue fácil de reconocer. Todo mundo hizo un gran "Ohhhh" en cuanto el pelirrojo señalo a Lila, guiñándole un ojo en el acto.

La italiana no pudo evitar que él color subiera a sus mejillas y sonriera de forma apenada.

Tanto Marinette como Chloé golpearon las costillas de la chica, intentando fastidiarla o que soltará algo. Aunque muchos de ahí podían oler que algo ocurría entre ambos desde hace algun tiempo, ninguno de los dos había confirmado nada.

― Vamos, dejen de fastidiar a Lila, ella es una adulta que puede hacer de su vida sexual lo que quiera ― Argumentó Rose mientras le sonreía a su amiga.

― Por fin, una mujer sensata ― Soltó la italiana, levantándose del lugar donde se encontraba entre Chloé y Marinette para sentarse a un lado de Rose, sintiéndose más segura con ella.

Marinette no pudo evitar reír ante la acción de la morena.

― Discúlpame, Rose tiene razón, tú tienes el control de tu vida ― Señalo, sonriéndole apenada debido a su comportamiento. Después de todo, podía entender la posición en la que se encontraba.

― Yo no me disculpo, ¡Yo si quiero saber! Me pierdo un par de meses y ya no sé qué ocurre entre todo el mundo ― Argumentó Chloé, cruzándose los brazos.

― Bien, si contestarás los mensajes más seguido ― Refutó Lila, frunciendo el ceño.

― Uh, Lila tiene un punto, Chloé ― La voz de Alya sonó a espaldas de la rubia, quien rodó los ojos.

― ¿Les recuerdo que soy parte de la embajada del País? ¿Creen que tengo tiempo para hablar sobre chismes? ― Exclamó ella, levantando su mano en señal de ofendida.

― Sí, Chloé, pero solo para los que te interesan ― Aclaró Marinette, sonriendo de forma socarrona.

Realmente extrañaba esas pequeñas riñas que podían surgir entre ellas, e incluso las conversaciones que podían salir después de tener un gran tiempo de no verse. Le recordaba mucho a su tiempo en el instituto, donde en ocasiones todas las chicas se quedaban a dormir en su casa y pasaban toda la noche intentando hornear algo para después terminar llenas de harina.

Las presentes no pudieron evitar reír ante el comentario de Marinette, dándole la razón.

― Ridículo tú comentario ― Atinó a decir, para después suspirar ― Pero ya verán que en cuanto ocurra el cambio de gobierno me quedaré en París una temporada y desearan que hubiera seguido viajando al extranjero ―.

― No lo dudamos cariño ― Contestó Alya, para después llevar su vista al frente.

La canción habia terminado, el ganador había sido Nino y eso la hizo sonreír. Nathaniel era bueno, pero Nino era mucho mejor en cuanto a mover las caderas se refería.

― Bien ¿A quién más le tengo que patear el trasero en este juego para niños? ― Atinó a decir el moreno, sin recibir respuesta alguna.

No obtuvo respuesta alguna más que un silbido distraído por parte de Iván, que logró que pusiera una mueca de disgusto en su boca.

― ¡Hey! ¿Tienes la de Moves Like Jagger de Maroon 5? ― Preguntó Chloé. Adrien no pudo evitar sentir un escalofrió en su espalda debido al comentario de su amiga, adivinando cual sería lo próximo que diría. Nino asintió, sonriendo complacido con la idea de su amiga para después girarse a ver a su amigo rubio ― ¿Aún recuerdan la coreografía que hicieron durante una presentación de talentos en el instituto? ― Inquirió divertida.

Los murmullos de emoción de sus amigos de se hicieron esperar, logrando que Adrien sonriera de medio lado, cubriendo su rostro con su mano.

― ¡Por supuesto! Nino imitó a Adam el vocalista y Adrien a Christina Aguilera, fue lo mejor de ese año ― Soltó divertida Mylène, con una amplia sonrisa.

― ¿Qué dices hermano, por los buenos tiempos? ― Preguntó Nino, levantando una mano hacía su dirección, intentando poner en su rostro la ilusión de poder recrear aquello.

Dudó durante unos segundos, sin quitar esa sonrisa de su rostro.

― No lo sé, creo que no me siento tan cómodo siendo Christina Aguilera de nuevo ― Argumentó con un poco de timidez.

― ¡Vamos Adrien! Te juramos que no nos riéremos, mucho ― La voz de Marinette lo hizo respingar, y rápidamente giró su mirada hacia ella, quien mantenía sus manos unidas frente a su pecho.

Sí bien durante toda la fiesta solo habían cruzado un par de palabras incluido el saludo, la verdad es que ambos habían puesto una distancia prudente para no levantar sospechas. Aun así, que le dirigiera la palabra de forma tan directa frente a los demás, logró que su corazón latiera de forma apresurada.

― Bien, lo haré, solo que si gano espero tener un cupón para un par de postres de la pastelería de tus padres ― Intentó comentar aquello como si se sintiera ofendido, pero una sonrisa coqueta se coló en sus labios.

Los presentes rodaron sus ojos ante el reto de Adrien, pensando que era algo tan típico de él, pues en más de una ocasión había expresado su deseo por que el Matrimonio Dupain-Cheng lo adoptara por lo menos los fines de semana para comer todo lo que quisiera de la panadería.

Todos excepto Chloé, quien observó cómo los hombros de él se levantaron de forma abrupta.

― Es un trato ― Sentenció Marinette, a la vez que los demás comenzaban un pequeño bullicio cuando él se levantó de la silla y camino hasta estar a un costado de Nino.

Chloé se quedó en silencio, intentando procesar el por qué la voz de Marinette había sonado mucho más aguda de lo normal, como si de un coqueteo inconsciente se tratara.

― ¡Patéale el trasero cariño! ― Exclamó Alya a su lado, quien se había puesto entre ella y Marinette en el lugar que anteriormente había ocupado Lila.

Y pronto la música comenzó a sonar, al igual que el movimiento de ambos hombres.

A ojos de Chloé, Nino se movía de la misma forma que hacía unos minutos atrás, exagerando sus movimientos para poder romper un poco más la marca que tenía en el juego. Y a pesar del ritmo y letra de la canción, los movimientos en pantalla lucían ser burlescos al igual que los outfits que llevaban los avatares.

Pero los movimientos de Adrien no eran para nada burlescos. Buscaban ser sensuales, según pudo interpretar.

No estaba haciendo los movimientos de manera afeminada como años atrás lo había hecho frente a todo mundo en el instituto.

Y en cuanto el giró, pudo notar que la mirada de Adrien pareció dirigirse a un lado de ella; Hacia Marinette.

Observó de forma inquisitiva a sus dos amigos, llevando sus ojos de uno a otro mientras intentaba entender la situación con el lenguaje corporal de ambos.

Definitivamente debía hablar con Marinette para que le contará todo. Y si bien se sentía ofendida, pues no fue difícil para ella deducir que algo realmente grande había ocurrido entre ellos por lo que podía ver, también se sentía feliz.

Después de todo, ya era hora de que ese par de tontos dieran la vuelta de página a sus vidas.

Quizás si era una especie de bruja, pues nada se escapaba de su mirada.

Se sentía decepcionada de Alya por no notar nada extraño entre ellos dos.

[...]

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Necesitaba escribir algo más con Gabs y sobre que tipo de relacion lleva ahora con su hijo. Creo que, cuando se esta en la edad de entre los veintitantos y los treinta que lleva Adrien encima, es cuando mejor esta la relacion entre los padres.

Además, es lindo de mi punto de vista de que tanto como Nino y Alya aprecien a los padres de sus amigos mas cercanos como para invitarlos a la fiesta de su hijo, pero como dijo gabs, los viejos se deben de cuidar entre ellos (Frase dicha e inmortalizada por mi abuela)

Además ¡Chloé ya llegó! Su extravagancia presencia era requerida para el cumpleaños del pequeño Joey además de la trama. Ella esta en lo correcto en querer hablar primero con Marinette, la conoce bien y sabe que mentir no se le da.

¿Ahora entienden por que todo mundo cree que Chloé es bruja  y  como se dio cuenta que Luka no "era" lo que decía ser? La chica sabe leer el lenguaje corporal gracias a su padre e incluso su propio trabajo, no es descabellado que ella viera algo que ni Alya pudo ver.

Sí, en el primer capitulo dí a entender que entre Lila y Nathaniel existía algo. Aquí se refuerza más eso entre las bromas de las chicas. Creo que, a pesar de que cada quien tiene su vida hecha, todos disfrutan pasar momentos con sus viejas amistades para bromear y charlar a pesar de no verse tan seguido como desearían.

Quizás muchos son muy jovenes para no adivinar que canción bailan Nino y Nathaniel, así que se las pongo acá abajo. Realmente esa canción me pone a bailar cada que la escuchó, así que #Nostalgia.

Y bien ¿Les agrada ver un poco más del transforno y amistades? Me gusta escribir sobre esto, pues siento que así realmente tienen una vida más allá de la trama de la historia, espero que a ustedes también les agrade.

¡Muchisimas gracias por todos sus comentarios, visitas y estrellitas! Otro lunes que vuelvo con otro capitulo. Sinceramente, quizás el miercoles venga con otro, aún no lo sé, pero si me apuro a escribir más quizás y sí y dejo adelantado algunos en borradores pues la proxima semana salgo de vaciones con mi novio y su familia, no quiero dejarlos sin actualizaciones jaja.

¡Un besote y mil gracias! Hacen que el corazon de esta escritora amateur sea refeliz.

AHORA BAILEN CONMIGO Y NATHANIEL.

https://youtu.be/xMP-JqFQ_l4

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