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9 Hola buenos días

Hoy me levanto con un dolor de cabeza horrible y horrible es poco, luego de la cena en mi departamento, mis padres cayeron hoy a mi casa para encontrarse el lugar sin mí, medio dormida atendí luego de su llamada temprano y abrí de inmediato los ojos para colocarme un pantalón y salir corriendo a mi casa a recibirlos.

—Hola —les digo llegando con mis anteojos de sol, mi cartera colgada de mi brazo y las llaves en la mano.

—¿Dónde dormiste que no estabas en tu casa? —los observo levantando una ceja.

—Ya soy una adulta.

—Y esa camiseta horrible de pink floyd, ¿por qué te pones eso con tal mal gusto?, también vienes despeinada, estás muy delgada y...

No acaban de llegar y ya están criticando mi ropa, mi pelo y mi cuerpo, abro y los hago pasar suspirando, el dolor de cabeza y el no haber dormido nada anoche claramente me están pasando factura. Voy a mi habitación me saco la camiseta para meterla en mi cartera bien doblada y me coloco una blusa para no seguir escuchándolos quejarse sobre mi ropa, me voy a la cocina, donde mi madre le pide, no, le exige a Sarina, la mujer que limpia, que le preparé un café.

—Esa no es su tarea —le digo tajante a mi madre.

—Señorita puedo hacerlo si me dice cómo.

—No, Sarina, aparte ya es tu hora de salida. Ve que Norman te espera afuera para llevarte, descansa y nos vemos mañana, gracias por todo —Sarina se va y mi madre no tarda en poner el grito en el cielo.

—¿Mandas a la empleada a su casa con tu chofer? —sabía lo que se venía y la escucho con paciencia o más bien ignorándola lo más que puedo— Ni siquiera sabe hacer un simple café o...

—¡Ya basta! —le levanto la voz— ¿tú sabes cómo preparar el café en esa cafetera? —niega— entonces con qué derecho hablas así de Sarina. Sí, Norman, dime —veo a mi chofer parado a unos metros temiendo respirar.

—Señorita, Sarina, me ha dicho que no es necesario que la lleve que se ha venido en bicicleta y...

—Sube la bicicleta atrás o que la deje y mañana se le lleve, que no se preocupe si la deja porque pasarás por ella luego de dejarme a mí en la universidad y dile que es mi última palabra —él asiente y sale—. Dios se me parte la cabeza —busco en uno de los cajones el frasco con pastillas para mi jaqueca. Ve a sentarte ya llevo las cosas a la mesa.

Ella sale de la cocina, preparo una bandeja y la llevo a la mesa colocándole una taza a cada uno con un vaso, agua fresca en la mesa en una jarra y lo que trajeron para desayunar conmigo, les lleno las tazas de café y me siento.

—¿No tienes jugo? —pregunta ella, suspiro y a punto de dar un sorbo a mi café me freno bajando la taza.

—En la heladera —me mira sin moverse— ¿necesitas mi permiso? puedes levantarte y traerla.

Mi padre se mantiene al margen mirando su teléfono sin opinar, sin darse cuenta de que hay más personas a su alrededor con lo que creo que es mi regalo en una bolsa sin darme lo que me han traído, es un ente como siempre lo ha sido. La puerta suena y yo suspiro ¿Ahora quién carajo es? Me levanto abro la puerta, ya mi café estará frío, la cabeza me sigue doliendo y el mal humor va ganando por 15 a 5 al buen humor que tenía ayer por ejemplo y eso no es todo al abrir la puerta veo a Terrence parado con un ramo de flores.

—Muérete —le digo y antes de que me responda le cierro la puerta en la cara, por lo que golpea y toca el timbre como loco.

—Lori, ese debe ser Terri, ábrele, cariño —dice mi padre.

—Es Terrence ¿qué hace mi ex en la puerta de mi casa?

—Nosotros lo invitamos.

—¡Es mi casa y es mi ex!

—Lorelei, por favor, no hagas que tenga que levantarme. 

—Levántate, tomen sus cosas y se largan todos de mi casa. Esto es increíble ¡increíble! —me meto mi habitación a buscar mi cartera y mi padre aparece en la puerta, el timbre dejó de sonar y supongo que mi madre le abrió—. Si él no se va, lo hago yo ¡intentó violarme! —él se acerca y me da una bofetada tirándome a la cama.

—No hay pruebas de lo que dices, lo que sí sabemos es que la salvaje de tu prima lo atacó y mi primo lo cubrió como cada cosa que cubre de Elena. Ahora —se arregla el saco—, te arreglas y sales para recibir a tu novio. Es hora de que termines con esta absurda idea de haber roto con él, es un excelente chico y será un gran marido.

Me quedo un momento congelada procesando todo lo que ha pasado. Desde los 20 que descubrió mi relación con Ava no me ha golpeado, hoy lo ha vuelto a hacer. Tomo mi teléfono y le mando un mensaje a Norman que venga urgente a mi casa a buscarme, que me toque bocina y que no pare el auto. Vuelvo al comedor para encontrármelo a él parado con un ramo de flores que me ofrece, pero no agarro, entonces mi padre me toma del brazo y me obliga a recibírselo.

—Trae un café más, se queda a desayunar con nosotros.

Me meto a la cocina y pongo la cafetera mientras me tiembla la pierna y espero la bocina que suene de la camioneta, dejé mi cartera sobre el sofá, todo lo que necesito lo tengo ahí dentro, la camiseta que ella me regaló ayer, no necesito más.

—Lorelei, el café es para hoy —grita mi padre y respiro frustrada.

Le llevo el café y lo coloco delante de mi ex derramando un poco de la taza sobre el plato, él suspira y toma la taza, me siento frente a él sin ganas de mirarlo.

—Le comentaba a tu padre, de que te fuiste antes de que pudiera llevar a cabo la propuesta —tenso mi mandibula—. Afortunadamente ellos son un poco más flexibles y razonables, ya que me han escuchado, y comprendido —siento como la ira nace de un lugar profundo y oscuro en mí—. Te haré la propuesta como habíamos quedado y la aceptarás Lorelei, porque tu padre y yo tenemos negocios juntos que vamos a terminar de concretar luego de nuestro matrimonio...

—A mí me importa un carajo —lo interrumpo— lo que ustedes se traigan entre manos. No voy a casarme contigo, antes muerta —él furioso da un golpe en la mesa haciéndome sobresaltar y logrando que las tazas derramen café.

—No vuelvas a interrumpirme —dice entre dientes— ¿Ves lo que tengo que soportar de tu hija? Hace más de un mes que está así de irreverente e irrespetuosa. Le traigo flores y me cierra la puerta en la cara y ahora esta falta de respeto, yo no voy a tolerar esto al casarnos. Te estoy haciendo un favor al casarme con ella ¿quién se querría casar con alguien así? nadie.

—Lo sé, Terri —le dice mi padre dándole una palmada en el hombro—. Eres lo mejor para ella, vas a lograr que Lorelei se encarrile, y por fin sea un ama de casa, dedicada a su esposo e hijos que van a tener, dejando atrás esa absurda idea de trabajar en esa universidad por dos pesos, ella se casará contigo —hablan de mí como si no estuviera aquí.

En cuanto estoy a punto de responder, tocan la bocina afuera, me acerco rápidamente a tomar mi cartera abro la puerta y corro, Terrence intenta alcanzarme, pero no lo logra ya que me subo al auto y Norman acelera. Una vez adentro y por fin sintiéndome segura comienzo a llorar de alivio, sobre todo y mi cuerpo tiembla.

—Señorita —escucho finalmente la voz de Normal llamarme—, señorita ¿qué pasó? ¿está bien?

—Llévame a mi departamento Norman, por favor solo llévame lejos de ellos.

Él me hace caso y llego al departamento, hecha un estropajo me subo al ascensor e intento cubrirme el rostro cuando noto a una persona adentro, así que agacho la cabeza para no ser vista, pero está persona se acerca, veo sus zapatos que reconozco y subo la vista, entonces la abrazo fuerte.

—Gabrielle.

—Lori ¿qué te han hecho?

Llegamos a mi piso, ella me saca del ascensor aún aferrada a ella, me pide las llaves para abrir la puerta y que ambas entremos, me sienta en el comedor, pone la cafetera y me sirve café en la taza que me regaló Ava, se agacha frente a mí acariciando mis manos dejando la taza en la mesa, me mira con preocupación mientras acaricia mi mejilla.

—Dame un nombre y yo me haré cargo.

—No es necesario —digo sorbiendo el agua de mi nariz y secando mis lágrimas—. Me encontré con mis padres —ella toma asiento en la silla a mi lado y sin soltarme la mano, me escucha atenta— en mi casa —sonrío—, tenías razón este es un departamento de paso, me mude aquí porque desde que me separé estoy aterrorizada de que mi ex me encuentre y termine de hacerme lo que empezó la última vez que nos vimos. Ellos —trago despacio y el llanto quiere apoderarse de mí, pero trago despacio—, lo invitaron a desayunar a mi casa y ahí me comunicaron que voy a casarme con él, que de lo que intentó hacerme no hay pruebas, ni tiene relevancia y que esta ridiculez de separarme de él se terminó porque vamos a casarnos, ya que ellos tienen negocios y nuestro matrimonio terminará de unir eso.

Ella se queda callada un momento, se mantiene calmada, pero veo sus ojos ensombrecidos de ira y lo sé muy bien porque esa mirada la he visto en mi prima un millón de veces. Veo la mano de Gabrielle que no me sostiene, la que tiene cerrada, y sus nudillos están blancos de la fuerza que hace al tener la mano así, su respiración se vuelve pesada y lo que menos esperaba pasa, se acerca, besa mi mano y me abraza besando mi cabeza acariciando mi espalda.

—No estás sola, Lori —es la segunda vez que la escucho llamarme así, la primera vez fue hace un momento—. Voy a ayudarte en todo lo que pueda —su abrazo se siente reconfortante y me siento protegida—. Tu teléfono no ha dejado de sonar.

—Deben ser ellos.

—¿Levantaste cargos? —niego— puedes hacerlo.

—No llegó a hacerme nada y si lo hago, él irá contra mi prima, ella le dio la paliza que lo dejo en el hospital y le fisuro dos costillas —ella sonríe—, ya veo que ella te cae bien.

—¿Quieres que llame a Ava? —niego.

—Ella es algo impulsiva cuando se trata de mí y no quiero que cometa una locura, solo necesito reponerme un poco —suspiro y la suelto, entonces caigo en la cuenta de que ella está aquí sin motivo aparente o aún no me lo ha dicho— ¿por qué estás aquí? —sonríe como si recién me diera cuenta de ese detalle.

—Ava tiene un sentido del humor algo roto de lo que es "divertido" —sonrío y asiento—, esta mañana salí y al llegar al trabajo no encontré mi placa, pensé que la había perdido y luego recordé, Ava —decimos las dos y reímos—, sino fuera psiquiatra, en otra vida pudo haber sido carterista, así que por eso vine ¿te importa si busco?

—No, es más te ayudo.

Me pongo a buscar con ella y encontramos la placa entre todos los lugares que puede estar, luego de apagar mi celular al que le entran infinidad de llamadas de mis padres, si se pueden seguir llamando así y mi ex, entonces vemos ambas al sofá el lugar más obvio, pero que no habíamos revisado, sacamos los almohadones y ahí está la placa con una nota que claramente va para mí.

—Los tres mosqueteros es mi película favorita y la tuya Lori ¿cuál es? —sonrío y niego.

—¿Los tres mosqueteros? —dice la castaña a mi lado leyendo la nota extrañada, luego voltea a verme y me acomoda un cabello atrás de la oreja— ¿Tienes algo que hacer ahora? —niego— ¿Qué me dices si te invito a almorzar?

—Me encantaría.

Y así mi día de pronto fue mejorando un poco, Gabi me pidió permiso e invito a Ava que no tardó en aparecer por el restaurante entrando con la gran sonrisa que siempre tiene, se acerca a la castaña y la besa, luego me mira y le coloco una mano enfrente que corre para besarme en la mejilla y como intento sacarla, se pone aún más cargosa y me da una seguidilla de pequeños besitos sin ninguna vergüenza de que nos vean o de que Gabrielle esté aquí a quién parece no afectarle que ella sea así de afectuosa conmigo.

—¿Ya ordenaron? —pregunta y a punto de limpiarme el rostro me toma la mano— te limpias y te paso la lengua —luego casual toma la mano de Gabrielle que se sigue riendo y la besa sin soltar mi mano. Otra vez los celos, pero ella no deja que yo me suelte— No me sueltes D'Artagnan —me guiña un ojo.

Solo me suelta cuando traen la comida y me mira algo extrañada, sabe que algo pasaba o me pasa, y pregunta, solo le digo que mis padres han estado insistentes con verme y que seguro tendré que verlos la semana que viene para que dejen de insistir, también le digo que tengo un dolor de cabeza terrible y al menos me compra al parecer una parte de la historia, porque no me hace más preguntas, lo cual agradezco.

Estoy llegando a la conclusión que de que ellas van formando parte de mis días, esos que antes eran vacíos y carentes de sentido, ahora las tiene a ellas, y que también me siento más segura con ellas cerca ¿Qué me están haciendo Ava y Gabrielle?

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