5 Primer round
Mis dos pesadillas llegaron a mi ciudad dos semanas después de habernos visto. Por otro lado, no es peor que mis padres en la insistencia por volver con el imbécil de mi ex, tanto escaló el tormento que me mudé de la casa donde vivía y me fui a alquilar sin decirles ni darles la dirección, directamente de un día para el otro tomé algunas de mis cosas y me fui del lugar, la señora que hace el aseo pasa dos veces a la semana y voy una o dos veces para que haya movimiento, el resto me lo paso en mi departamento mucho más tranquila y lejos de ellos, de él.
—Bu —me dice Ava sobre mi hombro haciéndome sobresaltar.
—¿Qué? ¿Qué haces aquí? ¿quién te dejó entrar?
—Mmm, Leo, el chico de seguridad, le mostré mi credencial, ves —me la enseña—, trabajo en esta universidad.
—Eso no te da acceso para entrar a dónde quieras —abre una bolsa de papitas y me sonríe, sigue con su amor por la comida chatarra—. No puedes comer aquí —le quito la bolsa y la guardo en el escritorio— ¿acaso no ves que estoy con estos circuitos? no pueden tener contaminantes externos, casi echas a perder el trabajo de 3 años a la basura por unas papitas.
—Relájate, amargada —me frota el entrecejo—. Dios eres más chica que yo y luces mayor.
—Bueno si esa es tu manera de ligar o piropear a alguien, ya veo porque estás soltera, si les dices viejas y amargadas —suspiro resignada y vuelvo a concentrarme en conectar los circuitos frente a mí.
—Si sabes muy bien que estás hermosa, Lori, no has perdido la belleza ni un solo segundo desde la última vez que nos vimos, te lo dije cuando te dejé en tu departamento y es cierto. También te ha sentado mejor la madurez, eres una mujer que a nadie se le pasa por alto cuando entras a algún lugar, solo que ignoras o pretendes ignorar lo que te rodea.
A medida que las palabras salían de su boca sentía mi corazón late cada vez más rápido, a esta altura si no me causa una arritmia, me dará un infarto de las cosas que dice sin ponerse un filtro, también siento un calor inundar mi cuerpo y mejillas y orejas calientes, no me hace falta un espejo para saber que estoy seguramente roja.
—¿Necesitas algo? Porque estoy trabajando.
Entonces siento sus dedos tocar mi oreja como hacía siempre que estábamos juntas, me decía que le gustaban mis orejas porque tenían la medida y forma perfecta. Suspiro y cierro los ojos, no sabía cuánto extrañaba su contacto hasta que lo ha vuelto a hacer, pero, así como viene se desvanece y al abrir mis ojos buscando verla ella ya no está y no sé si lo imaginé, pero al abrir el cajón veo la bolsa de fritura que le quité y al arrimarme a la ventana la veo caminar por el campus llevándose una mano a la frente para luego acomodarse el cabello y desaparecer caminando ¿qué mierda le pasó?
No vuelve a aparecer en lo que queda del día, llego a mi departamento, dejo los zapatos en el mueble apenas ingreso y descalza tomo una copa de vino abriendo una botella y llenándola hasta la mitad, voy al baño y preparo la tina para bañarme cuando me llega un mensaje de un grupo.
—Primer round mañana ¿Quién va primero?
—Yo puedo comenzar, no creo que "la duquesa" quiera ir primero. Elige el lugar.
—Walmart a las 4 p.m., ya les mando la ubicación de cual. Lo tendrás activo por 10 minutos, y ya sabes el tiempo corre en el momento que del primer toque.
Mañana es el día antes del black Friday, no compraremos nada, pero voy a hacerla sufrir en público, aunque luego me toque a mí recibir el castigo.
Llegamos a la ubicación después de que mi chofer nos dejara en el lugar, fue lo mejor ya que no había donde estacionar, no con la cantidad de gente que ha venido a comprar hoy. Ellas me miran y Ava sonríe negando, luego mira el pantalón de Gabrielle, menos mal que es negro. Entramos y la gente está como loca escondiendo cosas para el gran evento, tomo un carro y caminamos por las gondolas, de paso puedo hacer las compras.
Damos un par de vueltas y ambas me miran expectantes de hacer mi primer movimiento, es cuando paradas frente a las gondolas de las leches y yogures con dos familias con niños, decido hacer mi primer movimiento, con una vibración baja, ella me mira con los abiertos muy grandes.
—Me pasas por favor una caja de leche de las descremada —le pido y ella mira a la gente que está justo a cada costado—, la que está abajo.
En cuento se agacha aumento la intensidad y ella cae arrodillada, un hombre se acerca y la ayuda a pararse, yo sigo dándole la misma intensidad, Ava me ve y sonríe negando mirando el tiempo en el reloj, bajo un poco nada más el ritmo.
—Toma tu leche.
—Lechita, recuerda que es muy hetero nuestra chica —dice Ava con ironía.
—Necesito comprar fideos —les digo y dirijo el carro a la gondola. Bajo la intensidad pero no saco el dedo de la aplicación.
—¿Cual quieres ahora?
—Ese de ahí arriba —señalo unos y ella los mira, porque está justo al lado de un señor. Se acerca y subo de golpe la intensidad, suelta un gemido y se agarra de la gondola colocando su frente sobre la misma—. No puede creer que haya ofertas tan buenas —le digo al hombre que la miró raro, luego me sonríe el señor.
—Si la verdad que son una locura —subo la intensidad y ella se aferra a la gondola aún más fuerte, mientras yo juego subiendo y bajando la intensidad—, en aquella gondola hay ofertas de productos enlatados.
—Muchas gracias señor —la alarma suena y saco el dedo, el hombre se marcha y ella cae rendida agitada al suelo.
—Pasillo dos tenemos una filtración —dice Ava riendo y Gabrielle la mira mal.
—Cállate, zanahoria —miro a Ava con los ojos grandes, ella odia que le digan así.
Toma el teléfono de mis manos y sube y baja la intensidad abruptamente, Gabrielle no tiene tiempo ni de hablar, solo se tapa la boca para no gemir y yo le quito el teléfono de las manos a la pelirroja antes de que la mate de un orgasmo aquí.
—Vuelve a decirme así y te va a ir peor. Policía descerebrada.
Ella se va enojada y yo me quedo a ayudar a Gabrielle a pararse del suelo.
—No le gustan los apodos que tengan que ver con su color de pelo, tenlo en cuenta para no volver a decirle así.
—Sí, me di cuenta, gracias.
Pago en la caja y Ava nos espera afuera con sus lentes de sol puestos, Gabrielle se acerca a su lado con una bolsa de papitas de la marca que le gusta a ella, que en cuanto la ve sonríe y le da un abrazo, es tan fácil conseguir el perdón de Ava, si es como un niño en el cuerpo de una adulta.
—Te perdono, pero no me vuelvas a llamar así nunca más.
—Hecho —le dice con una sonrisa—, te convido de mis papitas —le extiende la bolsa— Lori ¿quieres? o sigues sin comer calorías y cosas "chatarras".
—Sigo igual, gracias, así que paso —ella sonríe y se encoje de hombros—. Vamos y llegó mi chofer —me acerco al auto y le abro la puerta a ambas.
Ava sube primero, yo después, Gabrielle me cierra la puerta y se sube adelante. La pelirroja come muy entusiasmada de su bolsa de papitas y yo disfruto verla comer así de feliz, ella nunca ha sido complicada de complacer o querer, ojalá hubiera podido hacerla feliz y ser más valiente aquella vez, porque lo complicado en ella es poder olvidarla, algo que jamás logré.
Llegamos a un complejo de departamentos para dejar a Gabrielle y regresamos a la universidad para que Ava busque su auto, pero veo como comienza a bostezar.
—¿Por qué no mejor te dejo donde vives y mañana...
—¿Me pasas a buscar? o puedo quedarme donde vives tú por hoy, es que estoy tan cansada —bosteza cerrando los ojos, para luego abrir uno y mirarme.
—Ni loca te invito a mi departamento.
—Entonces vives en un departamento ¿es cerca?
—Que te importa.
—Me interesa más que importarme.
—Sigue a la universidad —le digo a mi chofer.
—Oye no seas mala persona, yo te recuerdo como una chica amable que se preocupaba por mí ¿de verdad me dejarás manejar así de cansada? puedo causar un accidente —suspiro, maldita técnicas sucias.
—Bien, solo le dile dónde vives, manipuladora.
Ella se ríe y pasando entre los dos asientos coloca la dirección en el GPS, en esa posición no puedo, ni evito tampoco fijarme en su trasero, muerdo mi labio inferior y miro por la ventana antes de que ella vuelva a sentarse a mi lado. Llegamos al lugar, un edificio de departamentos bastante alto, antes de poder voltear a verla se acerca a mí como aquella vez dejando un beso en mi mejilla que dura más de lo que debería durar.
—Gracias por preocuparte por mí —me dice suave con una sonrisa.
—No me dejaste opciones.
—Siempre tienes opciones, Lori, solo tienes que elegir —toma mi mano y la besa antes de bajar.
—Ojalá fuera tan fácil, Ava —susurro cuando ella va entrando al edificio, voltea y me tira un beso por lo que subo la ventanilla—, si fuera así de fácil aún estaríamos juntas.
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