39 Resucité familia
El FBI y la interpol, no estaban muy contentos con el resultado de la misión, el idiota en el que habían gastado tanto tiempo y recursos ha escapado, y aunque controlaron las fronteras y aeropuertos de manera obsesiva casi, no lograron dar con su paradero.
Algunas cosas habían quedado claras, las bombas eran efectivamente las que pink había fabricado, Terrence iba a usarlas en lo que llamó el operativo Pompeya y su plan era en última instancia deshacerse del castillo y la familia real para quedarse esos terrenos, iba a usar la bombas para extorsionar a mis tíos y claro haciendo uso de su infiltrado en la familia real envenenandolos.
Sergei dejó una carta explicando que ellos se encargarían de darle el trato adecuado a Terrence por el atentado al avión, dónde el amor de su vida viajaba. No creía en la justicia y sus procesos legales, él lo había investigado y supo que ya había salido libre antes.
El abogado de Terrence también desapareció de la faz de la tierra.
—¿Estás lista para esto? —me pregunta Ava tomando mi mano.
—Creo que sí —le sonrió nerviosa.
—Muy bien amor —me dice la castaña a mi lado—, todo saldrá bien.
—Sino me morí antes, Lena me va a matar ahora.
—No lo hará con nosotras en medio.
Ambas me besan y bajan de la camioneta primero, mientras yo espero sentada.
Por fin a salvo no puedo seguir ocultándole a mi familia mi no muerte, así que ellas van a hablar primero con todos los aquí reunidos. Mi corazón late acelerado, me pregunto como se tomarán todos la noticia, pero sobre todo ella, mi prima, mi mejor amiga.
La puerta se abre de golpe, la luz me encandila y siento a alguien aferrarse a mí, llorando.
—Estás viva, maldita Imbécil, estás viva —me dice Lena. Luego se separa con lágrimas en los ojos y me pega en el brazo fuerte.
—Au, eso dejará marca.
—¡¿Cómo se ocurre resucitar y no decirme de inmediato?! —continúa golpeándome— ¡¿Cómo se te ocurrió morir?! —me golpea más despacio— ¡¿POR QUÉ NO ME LLAMASTE?! —coloca su frente en mi pecho— ¿Por qué no me llamaste, Lori? Yo hubiera ido por ti.
—Él me amenazo con matarte si lo hacía, te dieron una paliza el día que intenté pedirte ayuda.
Ella me abraza fuerte con el llanto apoderado de ella, sus dos mujeres la ayudan a salir de la camioneta y quién me mira temblando abriendo la puerta a mi espalda son mis tíos, me bajo y me abrazan fuerte, los siento como si fueran mis padres.
—Estás viva mi niña, estás bien.
—Sí, tía.
—Te amamos tanto, Lori —es mi tío quién se separa de mí primero para mirarme a los ojos—. Cuando creímos que moriste se nos rompió el corazón —literal a él le dió un infarto, soy la única hija de la única hermana que tuvo—. Vamos que la familia quiere verte.
Veo a mis sobrinos y primos con los que no he sido tan unida felices de verme, todos se acercan a abrazarme y finalmente nos metemos al castillo, al castillo dónde Terrence tenía planeado llevar a cabo "Pompeya" volando todo por el aire en la celebración de festejo del pueblo, dónde la familia real y su gente se reúne para celebrar el aniversario cada año.
Les presento a todos formalmente a mis parejas como mis novias y prometidas, Ava y Gabrielle sonríen ampliamente y se mantienen cerca, también conversan animadamente con las parejas de Lena, y la pareja de su hermano mayor, que compartía con su ex esposa un tríada como nosotros solo que dos ellos y una ella.
—No tuvimos tiempo de hablar esto antes, pero me alegro mucho de les hayas dado una oportunidad —le digo a Lena a mi lado mientras cada una mira a sus mujeres.
—Sí, y pensar que yo era la que no se arrodillaba ni ante su propio padre —dice con una sonrisa de medio lado—, estás me pusieron de rodillas y a suplicarles —la observo extrañada, esa no es la Lena que conozco—, sí, larga historia. También me tienes que contar como te ha ido con ellas —señala con su copa a mis mujeres—. Se ven buenas personas.
—Lo son y estoy muy enamorada de ellas —suspiro con una amplia sonrisa.
—Vaya te brillan los ojos cuando las miras o hablas de ellas.
—Y a ti cuando haces lo mismo con las tuyas. Me pregunto si ya saben que tienes dos ramos —ella voltea a verme asustada—, ay no ¿no lo saben?
—Lori —comienzo a irme hacia ellas y mi prima deja su copa para tomarme, pero me safo—. Sol, Auveri, tengo algo que decirles de Lena.
—¡LORI! —grita ella desesperada a mis espaldas.
Corremos al rededor mientras yo intento decirles, hasta que Gabrielle me toma abrazándome por la espalda, mi prima me larga una mirada asesina y yo me río abrazando a mi castaña.
—¡Eres una molesta! llevas demasiado tiempo cerca de Ava.
—Gracias, Lena, y espero que siga a mi lado mucho tiempo más —le dice nuestra pelirroja sonriendo, mientras se acerca a mí y coloca un mechón de cabello atrás de mi oreja mientras Gabi me tiene abrazada— ¿Qué le has hecho para ponerla así?
—Le dije que si ellas sabían que tiene dos ramos de flores y entró en pánico —Ava ríe y se acerca a besarme—. Tal vez tendríamos que darle el tercero así se convence —le guiño un ojo a mi prima y me saca el dedo medio.
La celebración en el castillo continúa, esta noche nos quedamos Lena con sus parejas y yo con las mías a dormir. Subo a la torre del castillo para tomar un poco de aire, siempre me ha gustado el paisaje desde aquí arriba, las estrellas y la poca contaminación luminica. Este era el lugar favorito que compartía con mi prima y seguro llega en cualquier momento.
—Sabía que te encontraría aquí —puntual como siempre, sale mi prima a mi espalda, a mi encuentro— y sin abrigo —se acerca tapándonos a ambas con una manta sobre nuestros hombros cuando llega a mi lado—. Me alegra que no estes muerta, maldita imbécil —sigue algo enojada por morir, aunque no fue de verdad, pero está más enojada por no correr a contarle cuando resucité.
—También te amo, primita —apoyo mi cabeza en su hombro.
—Ellas me sacaron adelante con lo de tu muerte, me han hecho mejor persona también —es cierto no la escuche hablar ni una sola vez de manera clasista sobre alguien. Antes era bastante desagradable como se dirigía a los demás desde su lugar de privilegio, por eso peleamos muchas veces en el pasado. Tener a gente a su alrededor que le inflaba el ego le hacía mal—. Te extrañé demasiado, no creía que te pudieras haber muerto, algo me decía que no era cierto.
—¿Las amas? —intento cambiar de tema. Mi muerte, resurrección y no muerte me tienen algo cansada de hablar de lo mismo una y otra vez.
—Como jamás pensé amar a una persona, menos sabía que tenía todo este amor para dos.
—Entonces no seas una idiota con ellas.
—No lo soy, bueno, no ahora.
—Se ven buenas personas —asiente—, y se nota que te aman, que son gente para tener algo serio —sonríe ampliamente asintiendo. Ella jamás presentó alguien formal, pero siempre había alguien—. Cuídalas, Lena, te lo digo desde la experiencia, yo perdí varias veces a mis mujeres y el dolor era inaguantable, no pases por eso para darte cuenta de que las amas.
—No lo haré, casi las pierdo una vez y creí que moriría si no las tenía conmigo, no pasaré por eso de nuevo, las amo, las amo con mi vida entera.
—También te amamos —vemos a la puerta y ellas están paradas viendo a mi prima. Aprieto su mano las saludo asintiendo la cabeza con una sonrisa y bajo—. Tu mamá nos dijo que estabas aquí y subimos a buscarte —le dice la de ojos claros.
Bajo las escaleras para ir con mis mujeres, entro a la habitación y veo a ambas usar las camisetas que me regalaron hace tanto y que se transformaron en nuestros pijamadas para dormir, que se lleva alguna cuando se va de viaje para tener el aroma de las otra dos con ella, claro que yo también tengo la mía.
Ava tiempo después me confesó que el tiempo que estuvimos separadas durmió con mi camiseta cada día y una que Gabi había olvidado para sentirnos cerca.
—Íbamos a ir a buscarte —me dice Ava acercándose a mí, tomando la mano donde llevo el anillo de compromiso para besarla.
—Solo salí a ver las estrellas con mi prima antes de ser una mujer casada —le digo entrelazando mis brazos alrededor de su cuello—. Era algo que solíamos hacer de chicas y hace mucho que no subíamos a la torre a ver las estrellas solo las dos.
—Así sean 15 segundos te extrañamos, duquesa —se acerca Gabrielle por mi espalda corriendo mi cabello para besar mi cuello y hombros—, las paredes del castillo se ven bastante gruesas —dice intercambiando una mirada con Ava que de pronto me sube encima de ella.
—Chicas, las ventanas siguen siendo delgadas.
—Entonces no hagas tanto ruido —dice la pelirroja dejándome en la cama mientras se coloca encima de mí atacando mi cuello.
Que larga noche que va a ser esta.
Mi camiseta vuelva por la habitación y descubro que ellas al sacarse las suyas estaban desnudas abajo, me emboscaron, pero si es para morir de lujuria entre sus piernas, que me embosquen cuándo quieran y dónde quieran.
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