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34 Algunas verdades

Con Gabrielle nos vamos a un departamento que ella había rentado hace un mes, al parecer lo que Ava dijo era cierto, ella pensaba irse, pensaba dejarla y separarse. Me siento en la silla del comedor mientras ella entra con los bolsos a su habitación. El lugar tiene casi los mismos muebles de la primera vez que vine, lo sé por su biblioteca, y la mesa del comedor. Sale y se sienta frente a mí dejando un vaso de vidrio, una jarra de limonada y ella se abre una botella de cerveza suspirando sin dejar de mirarme. Había olvidado lo que la mirada de ambas produce en mí.

Luego observo todo a mi alrededor, lo que sacó de la heladera, los muebles y la biblioteca que ha juntado algo de polvo me dice que ella lleva con en este departamento un tiempo, me pregunto cuánto tiempo y me duele pensar que ellas iban a finalmente separarse. 

—¿Entonces es cierto, ibas a dejarla? —ella da un largo trago a su cerveza dejando la botella en la mesa y aparta la mirada.

—Es más complicado que eso.

—¿Ibas a irte o no?

—Sí, pero no porque no la ame, iba a irme porque algo entre nosotras se rompió, porque no podía verla sin sentirme culpable cuando te fuiste, yo de verdad creí que era mi culpa que te fueras, ella sufría por mi culpa, pero sabes como es Ava jamás me culparía y...

—No fue tu culpa —toco su mano.

—Ahora lo sé —toma mi mano—, y eso solo me hace sentir más imbécil, fui una idiota contigo y con ella. Creo que ambas llegamos a su límite y se cansó.

—¿Crees que la perdimos después de todo? —le pregunto con miedo.

—Todo va a estar bien —no responde mi pregunta—, la vamos a recuperar, ella nos sigue amando, solo le tenemos que demostrar que en realidad la amamos bien y no como veníamos haciendo este último tiempo. Lori —sin soltarme la mano se apoya mejor en la mesa mirándome fijo a los ojos— ¿por qué no nos dijiste?

—Te di la información y...

—No, por qué no nos dijiste que él te amenazaba, yo podría haberte ayudado, podría haber encontrado la forma, podría haber hablado con Maddy, te podría haber sacado de ahí y no hubieras tenido que apartarte de nosotras —aparto la mirada—, no hubieras tenido que casi morir, Lori —me aprieta un poco la mano para que vuelva a verla— tu muerte nos rompió a las dos, yo no me podía perdonar nuestra última pelea y Ava simplemente se cansó, supongo que era difícil lidiar con su duelo y mi culpa. Me diste la información y luego te casaste con él ¿cómo crees que nos afectó eso?

Miro nuestras manos unidas, miro que solo somos dos y nos falta nuestra demonio rojo, la que nos sacaba una sonrisa, la que me hacía ruborizar, la que tiene un sentido del humor algo dañado, la que desde que me fui la fracturé, fracturé a ambas y a quién dejé y con quién me encontré esta noche dista mucho de ser la misma persona, tiene la apariencia de mi Ava, su tono de voz, su piel, su aspecto, pero ahora es una mujer resentida, lastimada y herida y gran parte por no decir todo, es mi culpa. Cada vez que vuelvo a su vida la lastimo, no quiero seguir hiriéndola.

—Yo lo lamento —le digo comenzando a llorar, pero me trago el llanto, no merezco llorar—, pensé que hacía lo mejor protegiéndolas. Cuando él me amenazó con matarlas, tuve miedo, eres una gran agente Gabi, pero no eres supergirl y no puedes salvar a todos mis seres queridos y dividirte en veinte, no solo temí por ustedes, temí por todas las personas que amo —suspiro y seco las lágrimas que no paran de salir—. Explotó un avión, ejecutó a personas a sangre fría delante mío, no me importó sacrificarme yo con tal de salvar a varios, aunque no pude salvar a las personas de ese avión —miro hacía la pared y un nudo de culpa vuelve a hacerse en mi garganta—. Lo único que cambiaría de todo esto, es que claro que les diría de esto antes de marcharme. 

—Lori, yo lo entiendo, pero —suspira— ella tiene razón —lo sé, sé que tiene razón— ¿Qué harás ahora? ¿tienes a dónde ir?

Me quedo callada, porque mi plan había llegado hasta verlas, decirles la verdad y si había alguna posibilidad de perdón luego de eso, ser felices juntas, no pensé más lejos que eso. No tengo a dónde ir, más que de nuevo a la casa de Maddy, Terrence tiene todas mis propiedades, mis cuentas y yo solo conservé una a mi nombre con el dinero suficiente para mantenerme un tiempo antes de volver a ver que hacer con mi vida, ya que al irme no solo las perdí a ellas, perdí todo.

—Puedes quedarte aquí conmigo, digo si es lo que quieres—la miro frunciendo el ceño.

—¿Es lo que tú quieres?  

—Sí, me encantaría ser las tres ahora, pero hasta que eso se pueda, hasta que logremos que Ava vuelva a nosotras, quiero que te quedes conmigo. En unos días arrestaremos ese cretino mal nacido y serás libre de hacer tu vida, si quieres irte lo entenderé, aunque me gustaría que te quedaras conmigo —asiento con una sonrisa tímida.

—¿Cómo vamos a recuperarla?

—No lo sé, pero algo se nos va a ocurrir —se levanta y besa mi frente, a punto de bajar a mis labios, su teléfono suena—. Mierda, me tengo que ir —mira la botella de cerveza—, no debería haberme tomado esto —se mete al baño rápidamente a lavarse los dientes y vuelve hacia mí en la sala—. Ponte cómoda, tienes ropa en mi habitación, hay comida en la heladera yo volveré en cuanto pueda.

Ella toma las llaves de su auto y las avienta en el aire dándome la espalda, yo me levanto algo dubitativa, me siento inhibida, nada había salido como lo había planeado, siento como que molesto y quizás Gabrielle ahora de espaldas a mí, cayó en la cuenta de que no me quiere aquí. Ella voltea y me mira seria, se acerca rápido y me besa, me toma de la cintura pegándome a ella, y con su otra mano toma mi nuca, me siento al principio algo torpe por el asalto de su beso sorpresivo, pero luego el ritmo entre ambas fluye, se separa apenas y sonríe sobre mis labios.

—Estás hermosa como siempre —vuelve a besarme, pero esta vez afloja su agarre—. No se te ocurra volver a irte, duquesa —muerdo mi labio inferior a escucharla llamarme así. Lo había extrañado tanto—, tenemos que recuperar a nuestra mujer y no puedo hacerlo sola.

—No me iré.

—Más te vale —me deja un último beso y se va con una sonrisa—. Duquesa —me llama desde la puerta—, te extrañamos y mucho, tampoco dejamos de amarte nunca.

—Yo también las amo y las extrañe demasiado.

Pasan los dos días y Gabrielle no pasa casi nada de tiempo en el departamento, todo es para ponerse a punto por la misión, pero si ha llegado cada noche a dormir conmigo, como en el pasado dormimos de frente, yo la abrazo pegándome a ella y siento el frío en mi espalda de Ava ¿cuanto tiempo más tendré que esperar para poder volver a estar con ella? Dejé la camiseta que me regalo, para recordarle que volveré en un futuro por ambas y si todo sale bien ella la tendrá puesta y la podré abrazar con ella.

El día que van a apresar a ese mal parido de Terrence llega y no solo eso, van a desbaratar a una banda criminal de narcotráfico pesada de la cual llevan años persiguiendo. El error del cucaracho como lo apodó mi querida prima, fue haber matado a su propio padre, él era la cabeza pensante detrás de la organización, Terrence solo es la mierda fétida que pone la cara, igual, aunque suene mal, me alegro que ese mal hombre que fue mi suegro esté bien muerto.

Anoche no dormimos nada sabiendo que el operativo es hoy. Sabía que ella estaba a cargo del caso y la operación, pero no me imaginé que iba a entrar con el escuadrón a por el cucaracho, pero sabiendo todo lo que me hizo creo que era más que obvio que no iba a perderse la oportunidad de entrar a cazar al idiota.

—¿Es necesario que vayas tú? —le pregunto preocupada.

—Amor, por favor —me toma de los hombros—, ya lo hablamos, sí, es necesario que vaya.

—No tienes por qué exponerte, el comando táctico va a entrar y puedes dirigir la operación desde afuera —me dibuja una media sonrisa que sé lo que significa "¿y perderme la oportunidad de partirle la cara? ni de broma".

—Te prometo que nada va a pasarme, que si veo que es demasiado peligroso voy a cubrirme y retirarme.

—Claro, como no estás acostumbrada a recibir disparos —blanquea los ojos—. Solo te voy a decir una sola cosa, Lovejoy, te hieren y te vamos a ir a ver al hospital y cuidar de ti, pero no antes de hacerte sufrir un poco.

—¿Y qué harás? escribir una carta indignada a mi capitana por dejar que me ponga en peligro —si iba a hacerlo, pero ahora que lo dice suena estúpido. Muerdo mi labio inferior enojada frunciendo el ceño—. No puedes verte jodidamente sexy, amenazante y tierna al mismo tiempo haciendo eso —dice la castaña mordiéndose su labio inferior.

—Sí puedo y también hacerte sufrir. Ya sabes —me levanto dejando la taza de café en la bacha y me acerco a tomarla de las solapas del traje y besarla—. Vuelve a casa intacta, Gabrielle, no querrás saber de qué manera cumpliré la promesa que acabo de hacerte —me besa, toma su botella de agua y camina a la habitación.

Yo intento usar todo mi poder de manipulación para que ella no se vaya, pero Gabrielle está decidida. Pasan horas hasta que se va, y quizás de manera algo ilegal me escabullo por el sistema de la interpol para escuchar la comunicación que tienen con el escuadrón que va a entrar.

—Esto es tan ilegal, y yo era tan correcta —digo para mí misma.

El equipo se prepara para entrar al recinto donde una carga grande de droga y personas van a ser trasladadas, escucho todo el relato tanto del escuadrón como de Gabrielle como líder del mismo, los pasos que dan por el pasillo, las ordenes, y veo luego de infiltrarme en el sistema como siguen con el operativo, pero la imagen se corta en cuanto se escucha la orden de policía, las manos en el suelo, y la primera ola de disparos se logra colar antes de que la grabación se corte.

—¿Qué crees que haces en mi sistema? —es la voz de Maddy se nota enojada.

—Maddy, yo solo estaba preocupada por Gabrielle, solo quería asegurarme de que ella...

—¿Estuviera bien? ¿y cómo ibas a lograr eso metiéndote al sistema? —me quedo callada—. Te expulsé y si vuelves a meteré, aunque me agrades, te meteré presa yo misma —me corta y vuelvo a llamarle.

—Por favor solo dime, si o no ¿Gabrielle está bien?

—Luego hablamos —me corta.

Mi intriga es más grande, el presentimiento de que algo malo sucedió también. Me quedo en el living sentada esperando la llamada que demora en llegar, hasta que finalmente mi celular suena y atiendo en el primer tono.

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