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32 Ella tiene razón

Entro a la casa de Ava y noto su estilo minimalista, casi no tiene muebles ni cosas, lo que si tiene es una pared llena de cuadros con fotos y en ellas salimos las tres. La mayoría fueron tomadas en la casa que teníamos en Estados Unidos y en todas reímos o sonreímos, éramos tan felices.

Cuando Maddy me dio la noticia de que al fin podría volver a verlas, sentí un enjambre de emociones, felicidad, alivio y miedo, mucho miedo ¿Acaso me odiaran por haber desaparecido? ¿Acaso entenderán mis motivos o los de Maddy para guardar silencio? ¿O tal vez mi muerte nos fracturo tanto que después de eso no habrá nunca más un nosotras tres?

—Vendrán en aproximadamente una hora —dice la rubia a mi espalda.

—¿Crees que van a querer verme?

—Si yo estuviera en su posición, claro que querría ver a mis almas gemelas.

—Sí, pero tengo miedo de que me odien, me fui, me morí y resucité después de dos meses.

—Bueno, no sabremos eso hasta que te vean y en todo caso estoy muy segura de que Gabrielle se enojará mínimo conmigo. Porque aparte de ser la capitana de mi división, soy su amiga y como amiga tendría que haber corrido el riesgo y decirle, pero conozco lo impulsiva que puede ser y era mejor que usara esas energías para atrapar a tu ex.

—¿Por qué estás tan tranquila entonces?

—No puedo hacer nada para cambiar el pasado —se encoje de hombros—. Eventualmente su enojo pasará, y tal vez las cosas vuelvan a ser o no las mismas. Solo te pido una cosa —me mira seria—, pase lo que pase, no las dejes y cuidalas si ellas te dejan. Te han extrañado demasiado —asiento con lágrimas en los ojos.

Yo también las extrañé cada día y de hecho varias veces estuve a punto de escaparme y venir a verlas, contarles la verdad, pero tenían la casa vigilada, no solo por los federales y la interpol, sino también por la gente de Terrence, él nunca creyó que yo había muerto, sin cuerpo no hay muerto, y tenía razón, porque estoy muy viva y coleando. Lo único que lamento es que para matarme a mí, murieron un montón de inocentes en ese avión.

Recorro la casa, como quién entra a un museo y todo mira todo sin tocar nada, tengo miedo de romper más de lo que ya he roto.

—Lori —estoy en el patio, mientras mi vestido blanco se onda con la brisa suave—, ya vienen, creo que es mejor que entres a la habitación, yo te las mandaré.

Escucho cuándo llegan, escucho sus voces y mi corazón late acelerado, toco mi pecho pidiéndole calma, pero a mi cuerpo no le interesa calmarse, quiere ir con ellas, abrazarlas, besarlas, finalmente sentirlas de nuevo otra vez. Escucho a Maddy hablar y parece una conversación eterna, yo estoy indecisa entre quedarme parada, sentada, ahora dudo de que lo que me puse sea lo adecuado ¿Pero que se pone uno cuando resucitará ante sus ojos? No creo que el estilo túnica de Jesús sea lo mío.

Estoy sentada en la cama cuando escucho pasos dirigirse hacia a mí, me levanto y sacudo mis manos manos nerviosas, sino morí antes, podría morir ahora, porque mi corazón bombea sangre demasiado rápido. La puerta se abre despacio y finalmente las veo otra vez frente a mí, no sé que decir ¿Qué se dice en estos casos?

—Ho... hola. Yo... yo no sé que decir.

—Gabrielle, dime que no estoy alucinando ahora —dice mi pelirroja y me río— ¿Acaba de reír?

—Sí, lo hice

Hace meses que no las escuchaba, parece que pasó una eternidad, sus voces se sienten como las melodías más hermosas que puedo oír de nuevo. Doy un paso adelante y Ava retrocede uno atrás, Gabrielle al parecer sigue en shock, doy otro paso y a ella se le llenan los ojos de lágrimas y vuelve a retroceder, yo comienzo a angustiarme por su reacción y la de Gabrielle, pero es la castaña quién pronto sale de su shock y me abraza con fuerza, llena mi rostro de besos y suspira de alivio y yo también.

—Ava es real, es ella —intento nuevamente acercarme, pero ella niega retrocediendo tanto que su espalda choca con la pared que tiene atrás.

—¡¿Estás viva?! —me dice, pero no con alegría, con indignation— ¡Llevo dos meses llorándote día y noche! ¡¿Dónde has estado todo este tiempo?!

—Amor, déjame que les explique.

—¿Explicarme qué? ¿Tienes alguna idea de lo doloroso que fue ir a tu velorio? ¿Acaso dimensionas lo desgarrador que fue ver como descendía en la tierra tu cajón?

—Lo sé...

—¡NO, NO LO SABES, PORQUE NO ESTUVISTE AHÍ! —me grita y Gabrielle nos mira a ambas. Intento llegar a ella— ¡NO ME TOQUES! —se aparta— Estoy tan harta de ser la comprensiva, la neutra, la que entiende y por supuesto que la sufre más —comienza a dar vueltas en el comedor—. Tuve que entender la primera vez que me abandonaste, tuve que entender cuando Gabrielle no estaba lista para una relación, entender que te fueras, entender que te alejaras —le dice a la castaña— ¿y a mí quién me entiende? Siempre tiene que dolerme y siempre tengo que comprender.

Camina por el comedor furiosa, y no deja que me acerque a ella, la reacción que más temía pasa, pero no de quién pensaba, y lo peor es que tiene razón, de las tres la más afectada o el daño colateral siempre es o ha sido ella. Ciertamente no esperaba un beso y un abrazo, pero pensé que al menos me daría la posibilidad de poder explicarle al menos como habían sido las cosas, que no tuve opción.

—Ava por favor déjame que les explique.

—¡Lo dices desde ahí y luego te largas de mi casa! —me escupe con rabia— ¡¿Dónde estuviste, Lorelei?! ¡¿dónde?!

Trago despacio, tomando el dobladillo de mi vestido, todo el mundo tiene un límite y yo llegué al de ella al morirme. Eso me pasa por ser una cobarde, por no haberles dicho la otra razón por la cual me iba, por intentar protegerlas como si fueran unas niñas cuando son unas mujeres adultas que pueden lidiar con estas cosas, por olvidarme que son mis parejas, o eran "pensar eso me aprieta el pecho y si ella no me perdona está en todo su derecho". Tal vez si les hubiera dicho, hubiéramos encontrado una solución juntas y nada de esto habría pasado, pero ya no puedo hacer nada sobre el pasado, sobre las decisiones que tomé

—Ava la escuchemos, no sabemos que pasó, para que haya tomado una decision así. 

Pero que Gabrielle se ponga de mi lado, solo la enfurece más, lo noto por como la vena de su cuello se marca también en su frente, y está muy colorada, está a punto de estallar y solo una vez en mi vida la había visto así.

—¡¿Es que acaso siempre tengo que ser la que entiende?! 

—No, no es eso, solo por favor, déjame que les explique y luego si tomas alguna decisión voy a respetarla.

—Habla y no me toques.

Sus palabras me arden y me duelen, yo he soñado con ellas, con volverlas a ver, con tocarlas y lo deseo tanto que siento que la piel me arde pidiendo sus contactos, pero ahora no se trata de lo que yo siento o deseo, ahora se trata de mí y lo que yo siento y deseo, se trata de que las he lastimado, que lastimé a las personas que amaba por ser una idiota que pensó en hacer las cosas sola para protegerlas y solo empeoró por no confiar en ellas ¿con qué cara en el pasado me enojé con Ava por no contarme de Pink? si yo hice lo mismo con Terrence. Esto me pasa por imbécil.

Nos sentamos en la mesa del comedor, Gabrielle a mi lado y Ava frente a nosotras, parece un toro embravecido y sé que no va a perdonarme tan fácilmente.

—El día que viajé aquí y no volvieron a saber de mí —respiro hondo—. No tuvo nada que ver nuestra pelea —miro a Gabrielle—, no fue tu culpa que yo me fuera, no sabes la cantidad de veces que me hubiera gustado volver el tiempo atrás y cambiar eso porque sé que seguro te estuviste culpando todo este tiempo y cargando con la culpa.

Entonces Gabrielle comienza a llorar como jamás lo había visto, parece sacar de su pecho toda esa angustia que tenía atravesada, la abrazo por el otro lado mientras Ava toma su mano por arriba de la mesa, pero no se inmuta conmigo, me sigue viendo enojada.

—Cuando llegué, Terrence me estaba esperando —continuo con el relato—, pero esta vez no eran solo ustedes a quienes lastimaría, sino también a mis tíos, a mi prima y a las personas en la granja dónde ella se encontraba. Me mostró tres bombas que había armado la loca esa, me dijo que él había sido su cómplice y aprendiz, que ella quería matarnos a mí y a ti —le digo a Gabrielle—, por estar con Ava —ella cierra los ojos fuertes—. En una mesa tenía las fotos de ustedes, y de mi familia, me pidió que ordenará quién querría que muriera primero si yo lo desobedecia. No tuve más opciones.

—Pero por qué no trataste de contactarnos, por qué no hablaste con Maddy o... —me pregunta Ava.

—Lo hice —suspiro— hablé con Lena y con Maddy. A Lena le dieron una paliza cuando se enteró que la contacté y ni siquiera le había dicho nada. Tenía un pendrive en el que había estado trabajando copiaba toda la información de una computadora y creaba prácticamente una clonada en tiempo real. Cuando tuve la oportunidad lo puse en su computadora, en cuanto él enganchó el teléfono, mi virus invadió todos sus sistemas. Con la ayuda de Lena le dimos el pendrive a Maddy y ella logró el resto.

Ellas me miran preocupadas y sé que se preguntaran que más me hizo, que tan lejos llegó cuando estaba con él, cuánto daño pudo hacerme.

—Estaba incomunicada, me sacó todos los aparatos electrónicos, la conexión a internet, ni siquiera tenía televisor en la casa o microondas, nada eléctrico que pudiera manipular. Jamás permití que me pusiera un dedo encima, el día que lo hizo, me defendí, llamé a Norman y él llegó a tiempo para evitarme una desgracia, huí y busqué a Maddy, era a la única persona que me había aprendido su número y la que se me ocurrió que no estaría en peligro o lastimaría. Ella me ayudó esa noche, pero yo necesitaba verlas, compré un boleto de avión y fue que pasó lo del atentando.

—Arrestaron a tu chófer —comenta Gabrille y asiento porque lo sé—, él estaba involucrado, él tenía que dejarte en ese aeropuerto.

—Lo sé, pero tenía sus motivos y no lo culpo, Terrence había secuestrado a su hija, y a mí me quiere mucho, pero ama a su hija es todo lo que le queda y aun así, una última charla casual, salvó mi vida aquella noche —aún recuerdo sus palabras "haría lo que fuera por mí hija, es todo lo que me queda" "si algo me pasa, señorita, cuide por favor de mi niña"—. Cuando volví a llamarle a Maddy, la agencia acordó que lo mejor sería seguir con mi supuesta muerte, confirmarían que abordé ese avión y que estaba en la lista de pasajeros. Claro que al inicio me negué, pero me dijeron que conmigo fuera del panorama todas las personas cercanas a mí estarían a salvo. Explotó un avión para matarme ¿De qué sería capaz si se enteraba que seguía con vida?

—¿Cómo fue que no subiste a ese avión? —Ava sigue seria con su interrogatorio.

—Estábamos en el aeropuerto, estaba por bajar a tomar mi avión, aunque faltaba hora y media para eso, me pidió perdón y me hizo recordar la promesa que acababa de hacerle de cuidar a su hija. Me dejó en medio de un descampado solo con mis camisetas, sin teléfono, sin papeles tampoco, sin nada más que eso —señalo las bolsas arriba de la mesa—, me dijo que llamara a Maddy y fueran por su hija. Él fue el hombre que entró corriendo al aeropuerto gritando como loco y trató de impedir que el avión despegara, supongo que se arrepintió en el último minuto.

—Bien ¿eso es todo? —me pregunta seca y asiento—. Aún no me queda claro cómo es que decidiste dejarnos afuera, cómo es que te tomó dos meses decirnos que estabas viva ¿sabes cuantas veces he ido a llorarte a ese maldito aeropuerto? ¿cuantas veces Gabrielle me ha preguntado si la odiaba porque te fuiste luego de su pelea y jamás volviste a contactarnos? ¿Cuántas veces se sintió culpable por eso y lo mucho que nos fracturó? 

—Ava yo...

—A ti te importó un carajo, mi dolor o su dolor —señala a la castaña—. Yo estoy tan cansada de esto —se levanta y alza la vista mirando al techo, mientras veo sus lágrimas derramarse a los costados y se me estruja el pecho— ¿por qué amarlas siempre me duele tanto? —nos mira— Están demasiado acostumbradas a que sea la comprensiva y se olvidan de mí, se olvidan de que también me duele, de que tengo un límite. Yo —suspira secando sus lágrimas— quería formar una familia con ustedes —que hable en pasado me hace entrar en pánico—, pero al parecer todo lo que tú ves —me señala— es a dos personas que no son lo suficientemente buenas y tienes que protegerlas, y tú —señala a Gabrielle— cuando las cosas van mal, nos culpas y te desquitas con nosotras o quieres que te culpe así reafirmo tu culpa. Estoy harta emocional, mental y físicamente harta, esto es demasiado.

Se mete a la cocina y se sirve un vaso de agua, ambas nos levantamos para ir tras ella, que nos da la espalda apoyada con ambos brazos sobre la americana, ambas tememos que diga que ya no quiere estar con nosotras, que se cansó de ambas y lo peor es que tendría razón y no tengo fundamentos para ir contra eso, porque las dos la hemos sufrir bastante.

—Se termino, yo ya no puedo más, cierren bien al salir.

—Ava —Gabrielle la toma del brazo mientras yo intento procesar todo— ¿nos estás dejando? Ella está viva, las tres podemos...

—No, no podemos y creo que sí, las estoy dejando, de todas maneras, ustedes me dejaron primero muchas veces, y eso no es ninguna novedad —ríe de manera amarga y suspira mirando al suelo mientras saca la mano de la castaña de su brazo—. Esto es demasiado para mí, lo sería para cualquiera, pero yo ya tuve suficiente. De todas maneras, tú pensabas irte —intenta seguir hacia su habitación.

—Ava, por favor arreglemos esto —le pido desesperada con sale con un abrigo para salir al parecer.

—¿Cómo arreglas todo el dolor que nos causaste? —me quedo callada— ¿Qué esperabas? ¿Un beso, un abrazo y olvidemos todo el dolor de los últimos meses ya que resucitaste? No me mal interpretes, me alegro que no estés muerta, pero tu "muerte", tu huida, tu boda... —suspira—. Es demasiado para mí. Yo hablo por mí y te digo que me heriste muchísimo.

—Haré lo que sea necesario.

—Aléjate —me dice seria—, aléjense las dos—mira a Gabrielle que abre los ojos grandes—, las amo tanto, tanto, y estaba tan dispuesta a hacer lo que sea para no perderlas que me perdí a mí. Yo necesito encontrarme a mí misma. Cierren bien al salir y llévate todo para no tener que volver —le dice a la castaña—. Saldré a dar un paseo necesito respirar.

Ava pasó entre ambas sin tocarnos, mirarnos o rozarnos, a Gabrielle le tomó un momento reaccionar, luego se metió a la habitación a empacar sus cosas, yo me quedé en el pasillo parada sin saber que hacer. Es mi culpa yo fragmente todo y ahora toca pagar las consecuencias de mis decisiones, no puedo decir que no la entiendo, porque lo hago y más que su actitud me duele la mía, porque las lastimé.

—Vamos —Gabrielle tiene una maleta en sus manos y dos bolsos, me toma de la mano y salimos para subir a su auto.

—¿A dónde iremos?

—No lo sé, pero ella no nos quiere aquí —sus ojos se llenan de lágrimas—. No vamos a perderla, ambas la cagamos y ambas vamos a solucionar esto. 

"No tuve opción" es el mantra que me he repetido día trás día hasta el cansancio, pero quizás si la tuve, la tuve y lo eché a perder. "No tuve opción" si la tuve, contar con ellas, decirles la verdad y elegí no hacerlo y en el proceso, las lastimé y perdí a Ava, la perdí. Dios, que imbécil fui, perdí a mi primer amor de nuevo, por idiota.

Gabrielle me dice todo el camino que vamos a recuperarla que todo va a estar bien, y quiero creerle, lo deseo, porque yo tampoco estoy dispuesta a perderla. Ava siempre vino por nosotras, esta vez es momento de ir por ella.

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