31 Había algo más
GABRIELLE
Dos meses nos llevó esperar que este Imbécil cometiera un error y finalmente lo hizo. Terrence es muy bueno cubriendo sus rastros, cada vez que intentábamos conectarlo con la red de trata de personas y tráfico se drogas, él simplemente salía libre por tecnicismo, y por básicamente pagar para callar o matar, porque muchas veces los testigos "desaparecían o cambiaban de opinión" y estoy segura de que él y su padre tuvieron que ver con la muerte de Lori.
Por otra parte las cosas entre Ava y yo siguen casi que igual, al inicio sentía algo incómodo convivir con ella por nuestro pasado, porque quería estar para ella como pareja más que como una amiga, pero yo fui la primera en alejarme, en poner una barrera y entendí que ella se había cansado de intentar, aunque muchas veces la pillé mirándome por un largo rato, me pregunto si ella también al verme se quedaría pensando en un futuro que no fue.
—Hola, Maddy.
—¿Lista para salir a correr? —hablamos en clave por si nuestros teléfonos estuvieran intervenidos.
—Sí, estuve entrenando este tiempo para la maratón.
—Bien, necesito pasar a dejarte unas cosas ¿A que hora estarán en su casa?
—Al rededor de las 2 p.m, pero puedes pasar antes y esperarnos, tienes llave.
—Perfecto las veo entonces.
Maddy ha estado algo rara últimamente, nos dijo que hace unos meses había adoptado a un gatito, pero no lo vimos aún porque cuándo fuimos a conocer a su hijo, el animal estaba en la veterinaria para ser desparasitado y controlado. Cuando lo encontró mi amiga dijo que estaba en muy mal estado, no confiaba en ella, y era muy temeroso, pero se ha logrado adaptar bastente bien y a los niños como a ellas les encanta tenerlo en casa, aunque al parecer el pequeñito tenía dueños. En mi opinión ¿Qué clase de dueños tuvo que estaba en tan mal estado?
—Hola ¿Quieres que pase por ti? Maddy va a casa.
—Si puedes sí, sino iré en Uber.
Ava ha bajado mucho de peso y no es solo por no comer, sino también por taparse de trabajo, a pesar de ser psiquiatra y conocer las herramientas, no es la mejor para aplicarlas en si misma. Solo come cuando está conmigo, porque prácticamente la obligo a hacerlo, por eso me preocupa cuando me vaya, pero no puedo estar aquí para siempre, ambas tenemos que avanzar, aunque también una parte de mí muy fuerte me pide que lo intentemos de nuevo, que no me vaya, pero la culpa me consume día trás día.
—Hola —me dice seca en cuanto sube, dejando su maletín atrás— ¿Maddy va a almorzar? Deberíamos comprar algo para comer —me dice seria. Como extraño la que era antes divertida y sugerente.
—No creo, ella va puntualmente para hablar con nosotras, aún no sé de qué, pero imagino que tiene que ver con Lori —gira el rostro a verme.
—¿Por qué tendría que ver con ella? Lleva más de dos meses muerta —suelta con amargura y no respondo.
—Ava... —aquí iba la misma pregunta de verificación que le hago siempre.
—Ya conozco esa cara y la respuesta es no, todavía no te odio.
—Pero es que...
—A veces pienso que ella se hubiera ido igual, solo era cuestión de tiempo, a veces pensar eso me consuela, deberías hacer lo mismo —me dice sin mirarme. Ojalá me odiara sería todo más fácil para mí—. No entiendo tu interés en querer echarte la culpa de algo que no fue tu culpa. Ya hemos tenido esta conversación muchas veces hasta el hartazgo y la verdad es que estoy cansada de tocar cada cierto tiempo el tema. No pude odiarla a ella por irse ni la primera, ni la segunda vez, ni para siempre, menos puedo odiarte a ti.
—¿Aún nos amas? ¿Aún me amas?
—No he dejado de amarlas ni un solo día —se queda callada un momento—. No he dejado de amarte Gabrielle, pero has construido toda una carretera alterna para alejarte de mí, y ya estoy muy cansada de intentarlo yo siempre —era exactamente lo que pensaba—. A veces pienso que el día que ella se fue las perdí a las dos —estaciono cerca de la casa y la miro un momento—. No volviste a ser la misma, yo tampoco, pero tu culpa no te permitió volver a conectar conmigo. Siempre esperas que te eche la culpa, que te odie por lo que paso y lamento no poder darte ese tipo de alivio, porque jamás podré odiarlas y menos a ti, no puedo odiarte, si aún te amo demasiado.
Mira sus manos y luego hacia afuera, noto sus ojos llenos de lágrimas y si tuviera un electrocardiograma en este momento, el diagnóstico de ella sería corazón roto. Y ciertamente lleva razón en lo que me ha dicho, en todo y es que la culpa me consume. Ese último tiempo fui cruel y egoísta con ambas, estaba resentida por mi trabajo y ellas pagaron los platos rotos.
Ojalá hubiera hecho las cosas diferentes sabiendo que nos quedaba tan poco tiempo, ojalá no la hubiera dejado ir, ojalá no me hubiera alejado tanto de Ava, ojalá Lori aún estuviera viva.
—La operación será llevada a cabo dentro de muy poco, con todo lo que dejó ella —intento cambiar de tema y evito nombrarla—, estoy segura de que podemos encarcelarlo. Pero cuando me vaya ¿estarás bien? No estaré para que comas y...
—Viví sin ustedes muchos años, puedo estar sola de nuevo. Aparte cada una tiene que seguir adelante con su vida.
El silencio que antes era acogedor ahora es incómodo. Como extraño a la Ava de antes que me hacía pasar vergüenza, ruborizar y reír, que reía.
Tomo su mano y ella me observa sin decir nada, tampoco se rehúsa al contacto, por el contrario entrelaza nuestras manos.
—Ava aún te amo.
—Lo sé, yo también lo hago.
—Podríamos empezar de cero, no es la primera vez que lo hacemos.
—¿Es lo que quieres? —¿Es lo que quiero? No quiero perderla, pero estamos a kilómetros incluso tan cerca—. Honestamente ya ni siquiera me quedan ganas de intentarlo con alguien más de todas maneras, los dos amores de mi vida no resultaron, y no creo tener más amor para dar.
—Ava eres joven y hermosa...
—Lo sé, yo no dije lo contrario —intenta hacer un chiste y sonríe apenas, aún queda un poco de ella ahí abajo de tanto dolor—. Pero no tengo ganas de estar con alguien más. Gabrielle —la miro de nuevo a los ojos—, por favor el tiempo que estés aquí no volvamos a tocar el tema de ella, y no me preguntes de nuevo si te odio, la respuesta es y seguirá siendo la misma ¿Está bien? —asiento y ella se acerca a besarme, yo acepto ese beso y todos los que ha querido darme que cada vez fueron menos, por mi parte no he sido capaz de darle uno solo por voluntad propia sin sentirme culpable por básicamente todo, aunque sé que no todo es mi culpa.
Cada noche dormimos juntas, pero a un mar de distancia la una de la otra, nos besamos algunas veces, pero nunca hemos ido más lejos que eso. Ella aún me sigue viendo con amor, lo noto cuando me mira, pero también hay dolor en sus ojos y supongo que en la mía también, porque muy pocas veces nos sostenemos la mirada.
Llegamos a casa, soltamos nuestras manos y al entrar vemos a la rubia tomando café tranquilamente sentada en el comedor esperándonos. La saludamos y está más seria de lo normal y eso que Maddy no es muy expresiva, solo con sus mujeres e hijos, para que esté más seria de lo normal es raro.
Al irnos ir a dejar el maletín al sillón vemos a un gatito naranja y blanco durmiendo sobre una almohadón.
—Espero que no les importe, Cala insistió en que me lo trajera conmigo para no dejarme sola. Anda algo preocupada últimamente, desde que supo que soy un agente y en las películas los agentes mueren, cree que el gatito va a protegerme, algo ilógico pero Alba y Aida me prohibieron decirle lo descabellado que suena y eso y tuve que traerme al gato.
Ava sonríe, Maddy con su diagnóstico de autismo es una máquina de honestidad sin filtro, afortunadamente sus mujeres la aman tal y como es, y hasta venció su miedo de tener hijos por terror a que no la amen o sufran por su madre autista. A veces me pregunto que tan buenas madres hubiéramos sido las tres.
—Está bien —dice Ava— ¿Es dócil? ¿Lo puedo cargar?
—Sí, solo deja que se despierte de su siesta, es algo gruñón cuando lo despiertan —la pelirroja asiente, lo mira y se aleja.
Decidimos sentarnos en el comedor para escuchar lo que tiene que decir ya que el sofá estaba ocupado con el gatito.
—Bueno antes que nada, espero que entiendan los motivos de esta desición, no fue fácil, lo hablé mucho con mis esposas y ellas han estado de acuerdo en esto.
—No vas a sacarme del caso ¿o si? No voy a salirme de igual modo, así me cueste mi trabajo, no dejaré el caso.
—En realidad tiene que ver y no con el caso. Siéntate por favor —me pide calmada y lo hago—. La misión está más que concluída, tenemos muchas pruebas en su contra, lo hemos rastreado y grabado, hasta creemos que se deshizo de su propio padre para quedarse con todo el negocio aprovechando que el foco de atención estaría en el atentado. Los jefes están bastante conformes con el caso y que esta vez gracias a la información que obtuvimos, es imposible que él salga de la cárcel —asiento satisfecha—. Estoy aquí por otra cosa —respira—. Hace unos meses recibí una llamada a la que acudí de inmediato, la agencia me obligó a mantener esto de manera confidencial, no quería que perjudicara todo el trabajo que veníamos haciendo. Aún así logré quedarme un tiempo y proteger de cerca lo que me habían encargado —a veces de verdad no le entiendo ni pío—. Esto se los traje a ustedes —saca dos bolsas de plástico transparente con una camiseta cada una que conocemos muy bien—. No sirven como evidencia de nada más que pertenecieron a Lori y dejaron que las saque, luego de un exhaustivo papeleo que tuve que hacer.
Las deja sobre la mesa y cada una toma la que le habíamos regalado. Ambas abrimos las bolsas y llevamos la camiseta hacía nuestras narices aspirando el aroma aún presente de Lori en ellas, después de tantos meses y aún lo tiene impregnado. Siento el llanto de Ava a mi lado, yo misma tengo que secar mis lágrimas, y la abrazo, la rubia solo nos mira.
—Confío en que ustedes la cuidaran mejor, después de todo es parte suya, pero aún así no les pertenece —se levanta tomando al gatito que comenzó a maullar—. Esas camisetas son de Lori ¿O no? —dice con una sonrisa que nos lástima.
—Eran, sabes muy bien que ella... —no puedo terminar la frase.
—Yo creo que usas mal el tiempo verbal. Luego hablamos —mira la hora—, debo irme, solo vine a traerles lo que les pertenece —nos miramos y miramos las bolsas—, no, no, eso no, ya les dije que no es de ustedes, lo que traje lo deje en su habitación.
Con el gatito en las manos se marcha y nos deja extrañadas, siento mi corazón latir, no creo que sea lo que estoy pensando, es imposible, fueron dos meses.
Nos tomamos de las manos y nos dirigimos a la puerta de la habitación, temblando coloco la mano en el picaporte y giro abriendo la puerta despacio, lo primero que nos llega es el perfume y aún así no lo creemos.
¿Tal vez estamos soñando? Muchas veces soñé e imaginé este momento, muchas. Porque hay algo raro en la habitación, en como entra la luz por la ventana, sí, esto definitivamente es un sueño. Por favor Dios ojalá que no lo sea.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro