30 Atentado
Informe televisivo
Una periodista relata desde el aeropuerto con la imagen de fondo de lo que parece un avión incendiadose y bomberos trabajando, se escuchan llantos, sirenas y caos básicamente que adornan la imagen televisiva, hasta que en primer plano aparece una periodista y en su mirada hay pesar.
—Según las autoridades el atentado terrorista se dio cuando el avión se disponía a despegar del aeropuerto a Ámsterdam, lamentablemente y según las autoridades no hubo sobrevivientes. La lista de pasajeros va a ser publicada por la aerolínea en unos instantes, al parecer en el avión viajaba una miembro de la familia real y recién casada, la duquesa de Cambridge, Lorelei Nottingham.
Ava dejó caer el control al suelo con el teléfono aún en su oído.
—Dime, dime que no es cierto —le pide a Gabrielle del otro lado de la línea.
—Ava, necesito que no salgas del hotel, el artefacto explosivo es de los que Pink elaboraba, quizás su compli...
—Le llamaré quizás fue un error ¿Qué haría ella tomando un avión a Ámsterdam?
Le corta a intenta llamarla pero es dirigida rápidamente al buzón de voz, intenta una, dos, tres, cinco veces. Y le llama nuevamente a Gabrielle desesperada, pero negando lo que ha pasado.
—Escucha creo que le robaron el teléfono. Iré al aeropuerto, no estoy muy lejos, cancelaré la conferencia de mañana y...
—Ava, necesito que te quedes en el hotel, no se sabe si hay más bombas o terroristas, no sabemos cuál fue el objetivo o si fue Lori. Quédate por favor...
—¡¿Acaso te estás escuchando?! —estalla por fin viendo aún las imágenes en las noticias— Lorelei está muerta —cae el suelo—, está muerta Gabs.
—Yo... —su voz se quiebra del otro lado de la línea— estoy tratando de conservar la calma. Estaré ahí contigo en unas horas.
El llanto de Ava se hace audible a través de la llamada, antes de que se corte. Gabrielle entra a la casa de la pelirroja tirando el bolso al suelo, la ve de espaldas sentada en el sillón mirando fijo la televisión apagada con algo en la mano.
—Ella está muerta, no volveremos a verla nunca más —Gabrielle la mira con lágrimas en los ojos, ninguna ha parado de llorar desde que supieron—. Yo pensé que esta vez podríamos llegar a ser feliz las tres, todo se estaba dando bien, yo lo desee de verdad en serio. Hasta quería casarme con ustedes —abre la caja en su mano y hay tres anillos iguales—, Dios lo deseaba tanto.
—Maddy me llamó —se sienta a su lado—, dijo que tenía que decirnos algo, que Lori se había involucrado con Terrence para protegernos a ambas, para conseguir pruebas que demostraran tu inocencia y la mía.
—No me importa, hubiera preferido ir presa y que ella siguiera viva. La última vez que la vi, le dije que jamás volvería a verla, y lo cumplí, ni siquiera fui a evitar su boda, aunque Lena me llamó y me rogó. Me la tendría que haber robado el día de su boda. Yo la amaba Gabs —la observa con pensar, con los ojos hinchados de tanto llorar—, yo la amaba y creo que no luché por ella lo suficiente, cada vez que se fue simplemente lo acepté y ahora se ha ido para siempre.
—Yo también la amaba, Ava.
Gabrielle se acerca y la abraza fuerte, conteniéndola entre sus brazos se aferran la una a la otra mientras lloran amargamente la muerte de Lori. La puerta del hotel es tocada y frente a ellas vestida con un traje negro y camisa azul oscura está Maddy, la hacen pasar y les confirma lo que dicen las noticias, Ava grita, cae al suelo y Gabrielle es quién la intenta contener.
—La recepción me mandó café —dice Maddy y le pasa una taza a Gabrielle—. Alba y Aida mandan sus condolencias, no pueden venir con nuestro hijo recién nacido —la castaña la mira sorprendida—, nació anoche no tuve tiempo de avisarle a nadie, Alba está con ellos y Cala con mi cuñado y sus primos.
—Te felicito —intenta dibujar una sonrisa en su rostro por ella—. Mándale nuestras felicitaciones a ellas, en cuanto todo esto pase iremos a conocer a tu hijo ¿Qué sigue ahora? —toca el puente de su nariz sentándose en el pequeño sofá.
—La agencia está investigando esto —observa a Gabrielle algo preocupada—. Es uno de los dispositivos que fabricaba Pink —suspira—, Gabrielle tengo razones para creer que el objetivo era Lorelei, con todo lo que me diste del caso y lo que logré investigar, lo único que no sé qué significa fue el nombre que te dio.
—Ella decidió hacer las cosas sola —dice tajante.
—Dime una cosa —se coloca la rubia mirándola seria—. Si tuvieran amenazada a tu familia, a tus mujeres, y no tuvieras opciones, dime, no preferirías hacer todo sola a exponerlas, eso me lo hizo ver Alba cuando le conté y pasamos por algo similar hace unos años. Yo llegué a creer que ella estaba involucrada en todo esto, pero siempre intento ayudar de una manera u otra y darme las pruebas de su inocencia —los ojos de la castaña se llenan de lágrimas.
—Estuve tan enojada con ella, por tanto tiempo, y ahora todo me parece absurdo —comienza a llorar—, no volveré a verla nunca más.
El llanto se hace presente y la rubia sin tener mucha experiencia la abraza como puede, ve a Ava aparecer y desaparecer hacía la habitación de nuevo.
Al ir saliendo del hotel recibe una llamada y Madeleine se dirige rápidamente al lugar.
Luego de dos tortuosos días el afligido viudo da una conferencia de prensa televisiva por la muerte de su esposa y las víctimas fatales, una mujer cuenta como un hombre al cual no habían logrado identificar se volvió loco y le pedía a la gente que no abordara el avión, piensan que tuvo algo que ver con el atentado y como ella no se subió con sus hijos por miedo y menos mal que tomó esa decisión junto a otros pasajeros más.
El funeral de Lori es multitudinario, sus mujeres claro que van y se enfrentan en una discusión con el reciente viudo.
—No deberían estar aquí —les escupe con rabia en cuanto sale del ojo público.
—Escúchanos bien, pedazo de idiota —le dice Ava—. No nos iremos de aquí ¿me escuchaste?
—¿Qué pasa? —aparece Elena y Ava le señala con la mirada a Terrence— Desaparece cucaracho y déjalas en paz. Ellas tienen mucho más derecho de estar aquí que tú, solo usabas a mi prima ¡vete! —levanta la voz, dos chicas se acercan a ella, una con mala cara y en cuanto la gente comienza a mirar él se aleja—. Las veo en la ceremonia —la chica de mala cara toma su mano, la otra su brazo acariciando su espalda y se alejan.
—Ellas son tres como éramos nosotras —dice Ava—. No tendríamos que haberla dejado, tendríamos que haber luchado más —Gabrielle se queda callada y solo asiente.
La culpa las carcome a ambas, pero sobre lo hecho, ya nada puede hacerse. Ahora con Lorelei fuera del panorama y sin tener con que más amenazarla, Maddy, los federales y la interpol están sobre él reciente viudo y cada uno de sus movimientos.
Ava se acerca con Gabrielle a su lado y tiran una rosa roja sobre el cajón que desciende, ambas se alejan antes de que el mismo sea tapado y el cura comience a dar su oración, Lori ni siquiera era religiosa.
—¿Qué harás ahora? —le pregunta la pelirroja a la agente federal en el auto mientras las lágrimas caen silenciosas.
—Maddy me ha pedido para que le ayude en el caso del imbécil, quiere cerrarlo y no hay nadie que sepa sobre él más que yo. Lo haré porque se lo debo a Lori.
—No solo sabes mucho sobre él, sino también sobre nosotras —La castaña se queda callada. Eventualmente Gabrielle se sinceró y le contó a Ava sobre su investigación—. Puedes quedarte conmigo si quieres, volveré a mi casa en unos días y tengo una habitación extra que puedes ocupar.
—Sino te molesta.
—Por algo te la estoy ofreciendo, Gabrielle, después de todo creo que cuando cierres la investigación no volveré a verte, y quizás sea un poco egoísta, pero no tampoco quiero estar sola estos días —le expresa mirando por la ventana.
—Está bien.
Cuando Lori se fue, ellas siguieron juntas un tiempo, pero Gabrielle se estaba alejando cada vez más, dejó el caso de Terrence y pidió el pase, pero no se lo dieron a Londres sino a Dinamarca y Ava no estaba lista para una relación a larga distancia, aparte de que la distancia entre ellas había comenzado desde antes cuando estaban aún cerca. Ava no culpaba a Gabrielle, pero era Gabrielle quien no se perdonaba por la discusión con Lori que ella creyó que la llevó a tomar la decisión de irse y no volver.
Ava desde hacía tiempo comenzó a sonreír cada vez menos, hasta que con la muerte de Lori dejó de hacerlo y se pasaba largas horas leyendo o buscando hacer lo que sea con tal de mantener su mente ocupada.
Gabrielle dejó de sonreír también y se notaba siempre pensativa mirando hacia un lugar fijo pensando ¿en qué pensaba? en ellas tres juntas en el pasado, trataba de recordar la risa de Lori, no quería olvidarla, no quería olvidar su voz, no quería olvidar cuando les decía que las amaba, se aferraba a su recuerdo y a un fantasma.
Pero algo sabían y tenían muy en claro ambas, no se arrepentían de haber estado con Lori, de haberla conocido en aquel aeropuerto, de haberse dado una oportunidad las tres, de haberla amado y haberse amado, fueron meses maravillosos, fueron los meses más felices.
—Hola, no sabía si traerles esto, pero el idiota lo sacó para tirar y llegue a tiempo —tiene el labio partido y una chica castaña a su lado, la misma de cara seria del velorio trae una caja—. Gracias, amor —le dice a la chica y ambas ven la mano de la joven lastimada—. Entiendo si no lo quieren y lo puedo llevar a la caridad, eran cosas de ella y...
Ava se agacha a hurgar en la caja y en cuanto la abre el perfume que usaba ella la inunda, busca entre la ropa las camisetas, pero no las encuentra.
—Ella... había dos camisetas que eran sus favoritas —se las describe.
—Lo siento, no las vi, pero deben ser las que ella siempre llevaba en su cartera —ellas sonríen.
—No sé si lo mejor es que tengamos sus cosas —dice finalmente Ava con tristeza mientras traga y Gabrielle tiene una prenda de ropa contra su rostro con los ojos llenos de lágrimas—. Siento que esto nos haría aferrarnos a ella aún más.
—¿Les importa si me las quedo? —dice Lena mientras otra de las chicas con ojos azules llega a su lado y le toma la mano.
—No, pero no creo que deberías. Sé que era tu prima, pero no es nada bueno que te aferres a un fantasma, Lena —las lágrimas caen y ambas chicas la abrazan, las otras dos la observan con el corazón apretado, ellas también eran tres. Una toma la caja y la pelirroja habla de nuevo—. Lena —ella la observa—, si necesitas algo puedes buscarme, sino es conmigo tengo una amiga que es psicóloga y muy buena, Alma Antonopoulos —la joven asiente y se abrazan—. Cuídenla por favor.
—Lo haremos —responde la de ojos claros.
Las tres se marchan y ellas dos entran, si Lori llevaba las camisetas con ella es muy probable que ya ni siquiera existan.
Pasan dos meses para que Terrence reclame las propiedades, hasta algunas que ni siquiera los reyes sabían que Lori tenía, ni Elena tampoco. La falta de precaución del viudo le juega en contra y su final no se hace esperar, pero antes de eso ellas tendrían que enfrentar una situación más.
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