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20 Larga noche la de anoche

Paso por mi casa a buscar ropa y encuentro una carta cuando cruzo la puerta.

"Intenté hacerlo por las buenas y tampoco quisiste, toca ir por las malas"

T.

Mi humor que era maravilloso cambia abruptamente él, no va a arruinarme la noche, hago la nota un bollo y la tiro a la basura, entro a buscar ropa, llevo mi camiseta y ellas tienen la que me han regalado cada una, ya que desde hace una semana nos organizamos y dormimos las tres juntas casi siempre en mi casa, ahora será en lo de Gabrielle y seguro que en algún momento en lo de Ava, pienso que es más práctico que las tres estemos en un solo lugar.

Abro el cajón de mi ropa interior y veo un conjunto nuevo que compré hace tiempo y nunca usé «¿Y si quizás esta noche?» lo meto en mi cartera rogando que el espíritu hurguete de Ava no lo descubra y me exponga. No quiero quedar como una necesitada sino lo voy a usar, aunque claramente desde hace tiempo que ellas dos me ponen realmente a tener pensamientos no muy puros.

—Te demorabas, ya pensábamos en irte a buscar —dice la castaña dejando de nuevo las llaves.

—Les dije que iba a pasar a buscar ropa ¿Vamos a acostarnos? —ambas asienten, ya hasta se bañaron— me quisiera dar una ducha antes ¿Puedo?

—Claro ahí está el baño, pasa, si necesitas algo me dices —expresa nerviosa.

—Una toalla —se ríe y me trae una que está algo húmeda.

—Lo siento solo tengo dos toallas y es la que quedó más seca, porque Ava tiene una pasión por usar todo lo ajeno —la pelirroja ríe y se encoje de hombros.

Entro al baño con mi ropa y la ropa interior de encaje que traje en medio de la misma escondida. Decidí ponérmela, si algo pasa esta noche quiero estar preparada, aunque ellas están muy normales como cada noche, y la que está demasiado nerviosa soy yo. Salgo del baño y al entrar a la habitación Gabrielle es quien me abraza interceptandome por la espalda.

—Hueles bien, como siempre —besa mi cuello.

—¿Y nuestro demonio? —se ríe y volteo a verla.

—Bajo porque no sé qué se había olvidado en el auto. 

Sigue besando mi cuello y oliéndolo, al aprieto más hacia a mí y ella va de apoco bajando sus manos buscando la orilla de mi camiseta para tocar la piel abajo de ella. Sí, es hoy. 

Antes de dejar que se separe hundo mi mano en su cabello y buscando su boca y profundizo el beso, llevando una de sus manos a mi trasero ella sonríe en medio del beso y se le escapa un gemido cuando bajo mordiendo su cuello.

—Acabo de sentir cositas de mujer —la voz de Ava se hace presente en la habitación y me separo de la castaña, algo avergonzada por mostrarme tan abiertamente deseosa—. Al parecer mi intuición no falla —sonríe mostrando una bolsa.

Siento la mano de Gabrielle acariciarme aún la piel de mi espalda y veo como Ava se quita la camiseta para dormir y el pantaloncito, para luego dejar sobre la cama la bolsa, me sonríe y se me acerca por la espalda ya que la castaña me sostiene sin dejar que me aparte de ella, vuelve su atención a mi boca, volteando mi rostro para que la mire, y la pelirroja ataca mi cuello mientras su mano viaja a mi vientre, ambas me tienen aprisionada. Ava no tarda mucho en subir sus manos por encima de la tela de mi brasier.

—¿Encaje? —sonríe— al parecer no somos las únicas con la idea hoy.

Sin dejarme responder la castaña quita mi camiseta para ver el conjunto de encaje blanco, baja la mirada y se detiene en mis pechos, para pasar una mano por encima de ellos y morder su labio inferior, luego con un solo dedo toma la orilla de mi pantaloncillo y lo estira.

—Cariño —le llama la atención a Ava—, querrás saber que tiene abajo.

No tardan en dejarme solo en ropa interior. La expresión de lujuria en sus rostros me hace sentir como nunca antes, deseada. Con la pelirroja nos miramos y antes de que Gabrielle se deshaga de mi brasier tomo su mano y le sonrío, Ava se deshace de su camiseta para sorprendernos ambas al ver que no tiene brasier, pero sonreímos deseosas de tocar más de ella. La tomo dejándola a la orilla de la cama y le pido que se siente un poco más adentro del colchón, cuando lo hace, me deshago de sus bragas.

—Creo que ustedes van con ventaja —dice frunciendo el ceño y cerrando sus piernas.

Debo decir que estaba mucho más nerviosa en mi mente por como saldría todo, luego del fiasco que fue estar con Gabrielle la primera vez, pero hasta ahora todo va fluyendo demasiado bien. La que guía todo sutilmente es Ava, me toma de la mano y me invita a subir a la cama, en cuanto lo hago, Gabrielle cautiva mi boca y en un movimiento rápido saca mi última prenda de ropa apretando mis nalgas y sentándome sobre su monte de Venus, Ava abre las piernas de Gabrielle posicionándose a mi espalda, atrapa mis pechos y se me sale un gemido, luego es el turno de la castaña que se los lleva a la boca y en cuanto está devorandome la siento gemir sobre mi piel, Ava, se encarga de mi boca y de la entre pierna de Gabriel al mismo tiempo.

—¿Quieres probar a nuestra mujer? es deliciosa —susurra en mi oído y con la mirada cargada de deseo me separo de ella.

—Sí, por favor.

—Que modales, que buena chica eres —muerde mi labio inferior—. Ve, pero vas a turnearte entre ambas.

Se posiciona encima de Gabriel quedando ambas con sus sexos a mi vista, el brasier de Ava vuela, le arranco las bragas y me encargo de ella. Hundirme en Gabrielle ahora si es placentero, tenerla lista para recibirme y probar todo de ella es delicioso, hacía demasiado tiempo que no tocaba a una mujer, y menos mal que en su departamento no llegamos demasiado lejos, porque hacerlo ahora es demasiado bueno, me siento extasiada inmersa en ella.

—¿Te gusta? —me pregunta Ava dibujando una sonrisa ladina y solo asiento.

—Te dije que era deliciosa, déjame probar un poco —Subo y nos besamos de manera lasciva mientras la castaña nos ve con una sonrisa—. Cúmpleme el sueño, Lori.

—Está bien —le digo nublada por el deseo.

Gabrielle se acerca y nos besamos las tres, Ava se separa satisfecha, luego tira a Gabrielle de nuevo a la cama y me mira.

—Llénate de mí, yo sigo con ella —antes de seguir su orden me susurra—. Hazme saber todo lo que me has extrañado.

Sobre la castaña ella devora sus senos, luego entre ambas mete su mano para tocar a Gabrielle y yo me encargo entonces de Ava. Probarla nuevamente luego de tantos años, me trae los mejores recuerdos de nuestros encuentros y no puedo parar de devorarla, introduzco dos dedos y ella gime haciendo temblar sus piernas, yo me enfoco en ella y ella en Gabrielle, cuando ambas llegan al climax yo siento que me vine con ellas solo de ver la escena, pero esos no son sus planes. Ava se quita de encima de Gabrielle, que me toma y me tumba en la cama boca arriba, bajando directo a probarme, la pelirroja le pasa la bolsa y no veo que saca ya que ella se encarga de taparme la visión y luego hacerme cerrar los ojos cuando besa, muerde y chupa cada punto sensible que sabe que me gusta.

Siento la primera estocada de la castaña, y la segunda profunda y firme.

—Sube, le dice a Ava.

La pelirroja se agarra de la cabecera, posicionándose sobre mi boca, y mientras una me folla, yo me devoro a la otra. Seguimos sin que nos importe los golpes en la pared o en la puerta hasta que las tres caemos rendidas. No es el primer round en el que nos declaramos exhaustas, ni en el segundo, pero definitivamente poner ese conjunto por si las dudas, valió totalmente cada gota de sudor y orgasmo que tuve, tuvimos.

Despierto luego de que lo que perecen que fueron horas durmiendo, intento levantarme y siento el cuerpo algo adolorido, Ava y Gabrielle se ensañaron conmigo anoche. Voy al baño y veo en el espejo las marcas en mi cuerpo, la mordida en mi hombro derecho fue de Ava estoy segura, el chupón arriba de mi seno izquierdo es de Gabriel y perdí la noción de quién marcó que, luego del tercer orgasmo. Vuelvo a la habitación, luego de darme una ducha rápida, tomo mi ropa, inclusive la interior que me duró puesta lo mismo que me tarde en guardarla en mi casa cuando la compré, me visto y bajo a comprar algo para el desayuno, también me compro maquillaje para ocultar las marcas, al ir subiendo las escaleras con todo en la mano, mi celular suena, pero voy demasiado ocupada para atender, cruzo la puerta y ahí están ellas con una cara de pánico medio vestidas.

—Fui a comprar el desayuno —suspiran—. No soy de las que hace el café en una cafetera que no sé cómo usar —les explico dejando los vasos de café en la mesa y la bolsa con las cosas para comer—, así que bajé a comprar ¿Qué pensaron?

—Que te habías arrepentido —dice Ava mirando al suelo y Gabrielle se acerca para acariciar su espalda.

—Ya está aquí, no se fue, amor —la abraza.

Dejo todo y me acerco a tomar las manos de ambas, ellas me observan aliviadas. Sé que en el pasado hui muchas veces y por eso Ava tiene un miedo justificado, después de todo, la última vez que nos vimos y me despedí de ella, pasamos una noche increíble juntas, me levante y me fui dejándole una carta, porque no tuve el valor de verla a la cara y decirle que la estaba dejando, porque yo jamás la habría dejado sino estuviera bajo la amenaza de mis padres.

—Sé que en el pasado me fui así, pero no quiero volver hacerlo, esto que tenemos las tres me importa, ustedes me importan y quiero quedarme. Anoche fue maravilloso —sonrío y ellas me devuelven el gesto—, por primera vez en mucho tiempo disfrute de tener relaciones.

—De hacer el amor, Lori —me corrige Ava.

—Tienes razón —beso las manos de ambas—. Ahora que traje para desayunar, vamos a sentarnos —las suelto dándoles la espalda y ellas me traen hacía ellas abrazándome con fuerza, para llenar de besos mis mejillas de cada lado.

—También nos importas —dice Gabrielle—, queremos esto y a ti, siempre.

—Siempre es mucho tiempo —les digo riendo— ¿Seguras que quieren eso?

—Sí —responden al mismo tiempo, sin un apice de duda.

—Es increíble que las dos que me rechazaron una vez, hayan tenido que juntarse para darme una oportunidad las dos juntas —la pelirroja cortó el momento.

—Ay Ava —Gabi besa su frente y se separa.

—Con esa boquita mejor te hubieras quedado callada —aprieto sus mejillas con una mano mientras nos separamos de ella.

—Espero que esta vez se queden y me dejen quedarme, porque a mí me encanta estar en sus vidas y que sean parte de la mía.

Volteamos a verla y tiene lágrimas en los ojos, ambas nos volvemos a darle un abrazo más. Ava es nuestro relleno tierno y dulce, Gabi es nuestra protectora y guardiana, y yo no sé qué aporto aún a esta triada, pero supongo que lo voy a descubrir con el tiempo. 

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