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19 Ascensor

—Que espacio tan reducido —dice Gabrielle—, solo cuatro personas es un chiste, aquí y como mucho entran dos.

Luego del café subimos a la torre para ver el atardecer desde allí, ahora junto a nosotras se ha subido un cura y una monja y claro que vamos mucho más apretados todos, Gabrielle quedó atrás, Ava en medio y yo delante de las puertas.

—Siento la presencia de Dios, puntualmente entre Gabs y yo, hay algo creciendo entre nosotras ¿Tienes algo que quieras decirnos? —volteo para ver a Ava de reojo—, no sé nunca te había sentido así de dura contra mí —el cura y la monja se persignan.

—¡Ava! —decimos al mismo tiempo y ella ríe, pero no para.

—Bueno al parecer alguien no puede esperar a llegar al departamento, porque de pronto somos seis en este ascensor.

—Que te calles —le susurra Gabi, ella como puede voltea y quedan ambas frente a frente.

—Cariño que grande y fuerte estás ¿Es para protegerme mejor? —Gabrielle no responde— Yo que ustedes miro hacía el otro lado, porque lo que está a punto de pasar es para +18.

—Dios, eso es pecado.

—Pecado, padre, es lo que hace su gente en el Vaticano —le guiña un ojo.

—Dos mujeres es antinatura.

—¿Qué me dice de tres?

Sin esperarmelo, me toma de la nuca y me besa. Al separarnos la monja joven se nos queda viendo.

—¿Sentiste cositas de mujer? —le sonríe— Esta es mi tarjeta, seguro que encuentro alguna amiga que quiera contigo —le guiña un ojo y le da la tarjeta, el padre la toma y la rompe.

El ascensor se abre y ellos salen, la monja voltea a verla y ella le señala el bolsillo de su pantalón dónde le guardó otra tarjeta, la chica la toma y sonríe.

En cuánto las puertas del ascensor se cierran y ella se queda con nosotras, lo dejamos avanzar sin hablarle, antes de llegar a la planta baja lo paramos y con Gabrielle la besamos y tocamos sin dejar que ella nos toque, antes de que haga algo lo ponemos en marcha y salimos primero, dejándola algo despeinada, con el maquillaje corrido, que, nosotras nos vamos arreglando también cuando salimos.

—Sube atrás, Campbell y callada.

—Chicas.

—Primero juegas sucio y ahora no aguantas la revancha y nos avergüenzas —dice Gabrielle seria.

Conduce a su departamento y el clima en el auto es tenso, Ava por primera vez en su vida y de manera excepcional va callada y nos mira con ojos de borrego, pero nos mantenemos firme. La castaña a mi lado va callada y seria con el ceño fruncido, al llegar le deja las llaves a Ava y le pide que baje primero, en cuanto baja y entra me mira y comienza a reírse.

—¿Viste la cara del cura? Pareciera que hubiera visto al diablo en persona —yo me relajo y me uno a su risa.

—Me asustaste, pensé que te habías enojado.

—Oh, si lo hice. Pero no quería reírme delante de Ava, sino ella no dimensiona que estuvo mal. No le digas que si me dio gracia —se seca las lágrimas de la risa—. Listo, vamos, pero antes —se acerca desabrochando mi cinturón y me besa, luego baja a besos por mi cuello—. Me encantó como nos vengamos en el ascensor y te aseguro que la próxima vez que estemos juntas, ahora las tres, será mejor —me da un beso corto y nos bajamos.

Al subir al departamento por primera vez de Gabrielle observo todo y sobre todo veo a nuestra colorada arrepentida, mientras nos mira, eso me parte el corazón, tiene un poder sobrenatural sobre nosotras, porque antes de seguir fingiendo que estamos enojadas nos acercamos a ella para llenarla de besos y abrazos.

—Tu departamento está mucho más ordenado y limpio esta vez —le digo a la castaña que me mira con los ojos entrecerrados.

—Te dije que eso había sido obra de mi hermano, no mía —dice riendo—. Ponte cómoda y ahí está mi biblioteca —señala una pequeña estantería con libros— ¿Quierés tomar algo? —la noto algo nerviosa y yo no estoy mejor, aunque supongo que si disimulo mejor—. ¿Abro una botella de vino rosado, o tengo jugo, agua, té ya que eres inglesa? —me dice a mí y me río—. ¿Y nuestro demonio que quieres tomar? —se acerca abrazando por la espalda a Ava.

—Ese vino rosado que has comprado hace unos días.

—Ava otra vez te has metido a mi departamento.

Se separa de ella llevándose la mano a la frente, abre la alacena donde al parecer estaba la botella se vino y encuentra dos ramos de flores.

—Llevamos oficialmente una semana juntas las tres —se acerca Ava tomando cada ramo, le da uno a Gabrielle y la besa, luego el otro a mí y hace mismo—, espero que no sea muy intenso de mi parte —dice con una sonrisa nerviosa—, es que ambas me hacen muy feliz y solo quería hacérselos saber.

Ambas nos acercamos a nuestra mujer para otra vez llenarla de besos y caricias. Ava es detallista, es amorosa, es algo exasperante a veces y vengativa, pero también es amable y leal, es nuestra y nosotras de ella.

Entre la charla y las copas de vino, me llega un mensaje de Nora, la hija de mi chofer, Norman, a quién estoy ayudando a prepararse para el ingreso a la universidad de Columbia. Le dije que podía hacer unas llamadas, pero ella quiere entrar por su propio mérito y eso es algo que admiro y respeto.

—Amor —miro a Ava que sonríe ampliamente al escucharme llamarla así— y amor también te digo a ti —Gabrielle dibuja la misma sonrisa al verme—. Necesito la ayuda de ambas en un temita.

Les explico a quien estoy ayudando y ambas se ofrecen en ayudar también a Nora en el psicotécnico. Ella viene al departamento de Gabrielle en la tarde y se las presento.

—Eres la chica de esa vez —le dice Ava y no sé a que se refiere.

—Ella iba yendo o a verte cuando yo bajé de verte aquella vez en el laboratorio a última hora. Eres la estudiante de la ingeniera.

—Sí, ella es Nora. Nora ellas son Ava Campbell y Gabrielle Lovejoy, mis parejas. Pasa por favor.

—Hola es un gusto conocerlas, la señorita Lorelei, me ha hablado mucho y muy bien de ustedes —me aclaro la garganta al ver la sorpresa en el rostro de ambas.

—¿Quieres tomar algo o...?

—¿Puedo pasar al baño?

—Sí, es por aquella puerta.

Ella entra y Gabrielle me levanta en el aire dándome una vuelta, mientras me regala varios besos, una vez ma deja en el suelo Ava se me sube encima, con toda la fuerza bruta la castaña nos levanta a ambas.

—Nos presentaste como tus parejas.

—Si eso son.

—Bueno si, solo que pensé que estábamos saliendo —dice Gabi.

—Es cierto que el título no fue "novias" sino... ay perdón, yo solo dije lo que pensé que somos y no... —Nora sale del baño y nos mira— ¿Quieres tomar algo fresco o caliente?

—Un café supongo que estaría bien.

—Yo lo hago —dice emocionada la pelirroja.

—Yo voy a comprar algo para compartir con nuestra invitada, mis parejas —dice emocionada la castaña tomando las llaves para salir. Bueno al menos no la cagué.

Dejo que Nora saque sus apuntes y se acomode mientras bajo las tazas para el café que está haciendo Ava y me coloco a su lado.

—Así que le has hablado a ella de nosotras —me dice con una gran sonrisa— ¿Qué le has dicho de mí?

—Que eres exasperante —le digo y veo como su gesto cambia—, y que eres un amor, que me haces reír, que me encanta estar con ustedes, porque hacen mis días mejores —se acerca y me besa.

—Tú también haces mis días mejores.

Servimos el café y llega Gabrielle dejando lo que compró sobre la mesa con una gran sonrisa, entra a su habitación y me llama un momento a su habitación, al entrar cierra la puerta me abraza y me sostiene por los hombros para verme frente a frente, cualquiera que las vea diría que nunca les demuestro nada.

—¿Qué le has dicho de mí? —blanqueo los ojos riendo y veo su puchero— Por favor, dime.

—¿Acaso no les demuestro que las quiero? —le digo levantando una ceja—. Le dije que eres la mejor agente que tiene la interpol —muerde su labio inferior—, que me has estado entrenando, que contigo me siento segura —le digo jugando con un mechón de su cabello entre mis dedos—, y que me encanta tenerte cerca porque eres muy afectuosa como Ava, aunque el contacto físico no es lo mío, que mis días con ustedes son mejores.

—También me gusta tenerte cerca, verte casi siempre y me siento muy feliz con las dos ¿Quiénes más saben de nosotras?

—Solo algunas personas —le digo aún entre sus brazos—, Sarina, el padre de Nora que es mi chofer, mi prima, algunos colegas en la universidad porque Ava no dejaba de merodear el laboratorio, Leo el chico de seguridad del laboratorio que pensó que era solo Ava y le conté de ti también, y quizás lo comenté un poco con las mujeres dueñas de la granja que son una tríada también, cuando fui a ver a mi prima, me parecieron muy agradables y me saqué con ellas algunas dudas.

—Es bastante gente —expresa feliz—. Yo les hablé de ustedes a unas amigas, bueno en realidad es mi capitana y amiga, ella también tiene una relación poliamorosa con sus como dice "almas gemelas", casadas simbólicamente y tienen una hija preciosa, con otro bebé en camino —acaricia mi mejilla— ¿Te gustaría conocerlas? —asiento—, genial, ya sé lo que dirá Ava —ambas sonreímos—. Vamos que ya nos demoramos mucho.

Salíamos de la habitación, ella me toma la mano, y vemos a la pelirroja explicarle algunas cosas a Nora que la mira con mucha atención seria. A veces de verdad olvidamos que la profesión de Ava es psiquiatria. Las tres revisamos sus apuntes y repaso luego con ella algunos puntos, pulimos otros, y a mi criterio está más que lista para el examen de admisión.

—Te irá bien Nora —le digo tomando las llaves de mi auto para llevarla—. Vamos que te llevo, le di el día libre a tu padre así que tengo el auto y ni loca vas a irte sola con lo noche que es.

—Está bien señorita, ha sido un gusto conocerlas al fin —les dice a mis mujeres despidiéndose.

—Las veo en un rato —me acerco a besar a cada una.



Les doy tres capítulos porque me voy a tomar el fin de semana para descansar siento que estamos en el día 50 de Enero.

Gracias por leer y nos leemos de nuevo el lunes, buen fin de semana.

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