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15 Ser feliz no es tan díficil

El primer ramo de flores que llegó al laboratorio me encantó, excepto cuando ellas me dijeron que no habían sido ellas, no había nota, remitente ni nada para saber quién las mandó, aunque solo un imbécil vino a mi mente, Terrence, y lo confirmé el día que me llegaron chocolates, que por cierto son mi golosina menos preferida, solo lo tomo en el café y un cuartito de la barra, es de la única manera que me gusta.

—Tira las flores por favor, Leo —tomo los chocolates y se los regalo a mis estudiantes adjuntos—. Hola mamá, te llamo para que me mandes el número si aún lo tienen de Terrence, no mamá no voy a volver con él —hablamos brevemente y le corto, le marco a él y me atiende en el segundo tono—. Hola.

—Hola, Lori ¿te gustaron las flores?

—Terrence, fui clara contigo ¿qué parte de que no vamos a volver no te ha quedado claro? ¿acaso hablo en alguna lengua muerta que no te entra en la cabeza? Ya basta de mandarme flores, no me gusta el chocolate, y estoy comenzando a perder la paciencia.

—Pero, Lori... —le corto.

—Ingeniera —viene la secretaria con un ramo de flores y cierro los ojos lentamente.

—Tíralas o quédatelas. 

—Tienen dedicatoria ingeniera.

Me acerco a leer la tarjeta y sonrío al leer la nota 

"Si fueras una estrella, te podríamos distinguir entre millones porque posees una luz propia, si fueras una cebra también te veríamos entre miles porque a pesar de todo tú eres única ¿Nos concederías el honor de cenar esta noche con nosotras?"

Obvio mi lado nerd que me dice que una estrella puede estar viva como muerta, dependiendo la cantidad y el color de la luz que emiten y que si fuera una cebra muy diferente estaría muerta antes de dar dos pasos, ya que sean todas iguales proporciona una mayor protección ante los depredadores, pero valoro el intento de romanticismo de mis mujeres.

Me entra una llamada de inmediato de Ava.

—Necesito saber la respuesta.

—Es un claro que sí ¿qué llevo?

—Nada —me dice Ava—, porque cenaremos en tu casa, te vemos esta noche, cariño y no te preocupes ya tengo las llaves. 

Me corta y busco en mi bolso las lleves que no están, es demasiado ágil, cuando vino esta mañana de pronto no me pareció extraño verla por aquí ya que viene bastante seguido, pero si me extrañó que se fuera de repente, ahora sé el porqué del motivo de su visita.

Llego a casa, viendo el auto estacionado afuera de Ava, seguro Gabrielle aún trabaja y yo terminé temprano hoy. Entro y veo a la pelirroja recibirme con una gran sonrisa, tiene un delantal puesto y como cada vez que cocina está descalza, siempre decía que su abuela le enseñó a cocinar así y ella conserva la costumbre.

—Bienvenida a casa —que bien suena eso— ¿Tienes hambre?

—Algo —me acerco dejando el maletín colgado y me acerco a ella para besarla—. Voy a asearme ¿Gabi aún no llega?

—No, me dijo que tiene demora porque el caso y el sospechoso... dejé de entenderle luego de que comenzara a insultar de todas las maneras posibles a su sospechoso ¿Te gustó el ramo? —asiento.

—Debes dejar de robarme.

—Robarte sería si te sacara cosas sin la intención de devolverlas, por ejemplo te robe el corazón y ese si no pienso devolvertelo —me acerco lo suficiente para sentir su aliento cálido cerca de mi rostro.

—Me robaste mis bragas también.

—Suerte con quién quiera tomarte la denuncia —muerde mi labio inferior—. Y cuando hagan el acta que pongan mi nombre en grande —le doy un beso corto y me voy a tomar un baño.

Entro al baño de mi habitación dejo la ropa para ponerme en la cama, una vieja costumbre que conservo desde siempre, y bajo el agua que baña y lava mi cuerpo pienso en cómo sería ser las tres, cómo sería el día a día, cómo sería saber que pase lo que pase ellas estarán a mi lado.

Cuando hablé con Lena y me desahogué diciéndole todo, arriesgandome a ser juzgada y que no me entendiera, ella me comprendió, me escuchó y me alentó a seguir adelante, me habló de la relación poliamorosa de las dueñas de las granjas donde se encuentra, me hablaba con admiración de ellas, no sé que le ha hecho ese lugar a mi prima, porque definitivamente entró siendo una y va a salir siendo otra, y quizás no salga tan sola como ella cree porque también me habló de dos mujeres que le rodan la cabeza a diario.

Lena tampoco se sorprendió cuando le hablé de Ava y le conté la historia entre nosotras, solo me dio un golpe al haberme demorado tanto en decirle, ella me podría haber ayudado, y mis tíos también, lo bueno es que no la perdí definitivamente.

—Lori —golpea Ava la puerta—, te han llegado flores —abro envuelta en la toalla furiosa.

—Este cretino imbécil, no las recibas —tomo el ramo y se le regreso al repartidor que me mira con los ojos grandes al verme salir así—. Di que las recibí y vendanlas de nuevo o regaselas a alguien más, a tu madre o tu novia. Adiós —le cierro la puerta en la cara y sigo furiosa al baño.

—Lori —Ava intenta agarrarme y llega a tomar mi toalla que se abre y quedó desnuda.

—¡Ava! —me mira sorprendida y de a poco va dibujando una gran sonrisa mientras intento taparme y tomo de nuevo la toalla.

—Deja que saque una foto para Gabs.

—¡Estás loca! —le digo en cuanto veo que toma el celular.

—No es nada que no haya visto, que hace mucho que no veo que bien te ha sentado el tiempo, Lorelei, se nota que estás haciendo ejercicio.

Da dos pasos acercándose y me besa de golpe, el beso es tan apasionado que estoy a punto otra vez de soltar la toalla, pero afortunadamente no lo hago y me separo de ella, sintiendo un calor que me llega hasta las orejas.

—Debo ir a vestirme.

—Quedate así, es más rico.

—¡Cállate!

Escuchando como ella ríe a mis espaldas entro y cierro de portazo colocando llave, me siento en la cama avergonzada tapando mi rostro «ella me vio desnuda ¿Le gusté? ¿Se me nota de verdad el ejercicio?» miro mi brazo y hago fuerza y se nota ahora algo que hay un músculo ahí, que siempre lo hubo en realidad. Miro sobre mi cama y al ver mis bragas blancas veo que tienen marcado un beso con labial rojo, al igual que mi brasier, lejos de molestarme me saca una risa, ella siempre hacía esto y al parecer es una costumbre que no ha perdido.

—Veo que estuviste por mi habitación y mi ropa interior —le digo comiendo una uva.

—Si nos dejas podemos estar en tu interior cuando quieras —sonríe y me ahogo tosiendo hasta que el pedazo atorado sale cayendo sobre la americana.

—¿Quieres matarme?

—De placer y amor —me besa en la mejilla—. Toma, ten un vaso de agua. Hazme compañía hasta que llegue Gabrielle, por cierto ¿la has visto de traje? —asiento con una sonrisa ¿Cómo no verla?— que culazo le hace ese pantalón de vestir ¿Verdad? —hace silencio un momento pensando—. Lori, creo que sería bueno que pongas cámaras de seguridad, y alarma, si yo puedo entrar fácilmente, cualquiera podría hacerlo y no quiero que nada te pase, tu ex parece que no va a parar y no se ve el tipo de persona que acepta un no como respuesta.

—Lo sé, creo que tienes razón.

—¿Alguna vez me contarás que pasó con él? —desvio mi mirada, ella sabe leerme, soy como un libro abierto— le pregunté a Gabrielle y no me ha dicho, también le pregunté a Elena y me dijo que tú deberías decirme porque quería le tiene aprecio a sus ovarios y matriz y quiere mantener todo aunque solo lo use para menstruar —sí, suena a mi prima— ¿Te da miedo que haga algo? —se acerca a mí colocando un mechón trás mi oreja, acariciando mi mejilla— Si no quieres contarme y es algo grave, creo que por como Lena le habló en el casamiento ella lo detuvo, y si es así, dónde lo vea le arranco el pito si tengo la oportunidad —lo dice con tranquilidad, besa mi mejilla y vuelve a lo que estaba cocinando.

—Ava, por favor no hagas nada, no quiero que.

—¿Recuerdas cuando estábamos juntas? —dice viéndome con algo de tristeza y asiento—, luego de la primera vez que nos dijimos las dos palabras importantes, te prometí y juré que iba a cuidarte aunque en un futuro no estuvieras conmigo y quién quiera que te hiciera daño se lo haría pagar. Mi promesa no ha caducado, jamás lo hará Lori y sabes muy bien porqué, pero aún no te mereces que te diga de nuevo esas palabras.

—¿No me las merezco?

—No —sonríe triste—, me rompiste el corazón, Lori, como nunca nadie antes o después de ti lo hizo. Y ahora si quieres escucharlas de nuevo te vas a tener que ganar ese derecho para volverlas a oír, porque no he dejado de hacerlo ni un segundo, pero jamás las volví a pronunciarselas a alguien, no después de ti.

La miro con culpa, sé que le rompí el corazón, y sé que soy una súper dotada o niña genio como me llamaban, pero en cuestiones de amor y sentimientos sigo siendo alguien,  torpe tome una decisión por ambas siendo racional y fijandome en los pros y contras, no fue algo a la ligera. Sé que la lastimé y yo también me herí en el proceso. Yo tampoco le volví a decir te amo a alguien más después de ella, bueno solo de manera fraternal a mi prima y a mis tíos como una hija más para ellos, pero a Terrence no pude amarlo como amé a Ava, en realidad ni siquiera lo amé, y ahora estoy segura de eso que ella ha vuelto, también creo y sé que a quién podría amar de la misma manera es Gabrielle, después de todo ella se está haciendo su propio lugar en mi corazón.

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