11 Defensa personal
—Hola —digo seca al responderle a mi madre—. No tengo tiempo para vernos.
—Lori, por favor no me cuelgues —suspiro y sigo en línea—. Hablé con tu padre luego de que te fuiste, no nos gustó la reacción de Terrence, ya entendimos que él no es bueno para ti y queremos arreglar las cosas contigo, sentimos que te perdemos, hija.
Claro que no soy inmune a su chantaje emocional, así que cedo a verlos en un lugar público para tomar algo y escuchar lo que tienen que decir, después de todo, son mis padres, son las personas que me criaron.
Por otra parte, llego al lugar que en el que Gabrielle me ha citado, para empezar, vamos a correr para calentar y luego comenzamos con el entrenamiento, claro que aparte tengo que completar eso con gimnasio al cual ya me anoté, por cierto.
—Hola ¿lista?
—Algo así.
Estiramos un poco los músculos y comenzamos a correr, no sabía que tan deplorable era mi estado físico hasta que no puedo más y me falta el aire. Ella se para a mi lado para ofrecerme una botella de agua mientras me recompongo, luego decide que es demasiado sufrimiento y entramos una habitación del gimnasio de su amigo que usan para hacer Yudo. El suelo está alfombrado con una gruesa capa de alfombra de goma que no está precisamente limpia y a la cual veo con desagrado ¿hace cuanto que no limpian esto? ¿desde que las compraron?
—¿Pasa algo?
—Solo me pregunto cuántas infecciones me puedo llegar a pegar si me corto sobre el suelo —ella suelta una sonora carcajada.
—Eres demasiado exigente.
—Me gusta la limpieza, no es un crimen, ahora si aquí sucede una escena del crimen, no creo que encuentren al culpable, debe haber células desde el transportista que trajo las alfombras, hasta de la última rata que buscó refugio de la lluvia.
—Si tienes algún lugar mejor más limpio y acondicionado para ir, recibo propuestas. Te advierto, no vamos a entrenar en la sala de un quirófano —entre cierro los ojos cuando usa su sarcasmo y ríe—. ¿Por cierto desde cuando no haces actividad física? —me pica con un dedo mi brazo.
—¿Sin ser obligada a hacerla? —le quito la mano y ella asiente riendo—, desde la secundaria. —silba y asiente—. Bueno no voy a mentirte, mañana va a dolerte hasta respirar y cuando vayas al gimnasio, dolerá más —hago mala cara y ella se ríe—, pero es vital que sepas a defenderte Lori, recuerda no serás una víctima nunca más. Ahora voy en señarte lo básico, como pararte, como usar el peso y movimiento de tu adversario a tu favor ¿aprendes rápido? —asiento— eso es bueno —y una sonrisa que no logro interpretar cruza por su rostro.
Me enseña durante una hora a como pararme e intenta derivarme, de hecho, lo logra, pero también soy escurridiza y rápida, y como dije aprendo rápido, estamos practicando y el tiempo vuela, terminamos agotada, yo más que ella, sentadas lado a lado sobre estás colchonetas mugrientas, ella me mira tomando de su botella de agua y me sonríe.
—Lo has hecho muy bien de hecho para ser tu primera vez —en mi cabeza eso sonó tan doble sentido como lo hace sonar Ava, pero me limite a mantenerme seria y no reírme.
—Gracias, voy a ponerme a ver videos de defensa personal para ir aprendiendo y ya sé dónde vamos a practicar la próxima vez —le digo con una gran sonrisa.
—¿Dónde?
—En mi casa, de donde nunca tendría que haberme ido en primer lugar. Puedo acondicionar una habitación ¿Necesitaremos algo más aparte de las colchonetas?
—Una heladerita con bebidas frescas, agua, toallas y —se pone a pensar mientras yo anoto mentalmente todo— si tiene ventilación o aire acondicionado para no morir de calor, sería lo ideal.
—Muy bien, lo tendré todo listo para el jueves —me levanto tomando mis cosas—. Luego te mando la ubicación y pásame por favor lo que vas a cobrarme por las clases.
—Okay, yo te mando un mensaje con el costo luego —dijo con una gran sonrisa.
Me marcho subiendo a mi auto para llegar rápido a bañarme y es cuando recibo un mensaje de Gabrielle a mi celular en cuanto subo al ascensor.
Costo clases de defensa personal.
-Compartir un café (3 clases)
-Almuerzo (3 clases)
-Merienda (3 clases)
-Graduación: la profesora te invita a cenar a dónde prefieras.
Sonrío entrando a mi departamento. Entro directo a bañarme, y le mando un mensaje a mis padres para verlos de inmediato, es mejor terminar con esto ahora a que la semana que viene me vean adolorida y se enteren que estoy aprendiendo a defenderme para partirle la cara a su amado Terrence si se le ocurre acercarse a mí.
Llego al restaurante donde los cité, tomo una mesa y al poco tiempo llegan ellos para verme con una sonrisa que no devuelvo, no me da gusto verlos, no desde la última vez, no desde hace años en realidad. Me saludan con un cálido abrazo del que trato de cortar lo más rápido posible. No entiendo como estás personas que me han criado me producen tanto rechazo.
—Lori —me padre toma mi mano—, gracias por haber accedido a vernos —«no tuve opciones, no dejaban de insistir»—, no iremos mañana y volveríamos la semana que viene a verte, pero me da gusto poder verte antes de irnos —«a mí no me da gusto»—. Hija sé que hemos actuado mal con respecto a Terrence —suspira y me sonríe con tristeza—. Cuando vimos su reacción en la mesa, solo le seguí la corriente para que no se alterará más, pero ya vi que no es una buena persona y que no es bueno que este cerca de ti. Terminé cualquier negocio antes de empezarlo, así que no vas a tener que casarte con él.
—Es que no iba a casarme con él, mi decisión es definitiva. No necesito pedirles permiso para eso, ya soy una adulta.
—Bien —dice asintiendo—. Entonces ¿Estamos bien? —asiento sin decir nada— que bueno que pudimos arreglar todo, hija. Te amamos ¿Lo sabes, verdad? —«a veces creo que no lo suficiente o no se nota».
Nunca antes les había respondido así, solo tuve el valor cuando estuve con Ava y ella me mostró que yo valía, luego de ella todo me dió igual, inclusive cuando me presentaron a Terrence, incluso cuando me sugirieron que saliera con él, incluso me iba a casar con ese imbécil solo porque no creí que pudiera tener algo mejor, me había sentido vacía desde hacía años. Pero luego de descubrir su infidelidad, conocer su verdadera cara y tener la conexión más bonita en ese aeropuerto con Gabrielle, pensé que podría ser feliz, que no estaba tan rota hubo una pequeña chispa de esperanza, y luego Ava volvió y la chispa de ha transformado en una pequeña llama.
Miro por la ventana alternando mi mirada con ellos, el dolor en mis músculos se va sintiendo. Los escucho con desinterés, no me preguntan que tal me va, tampoco es que me apetezca mucho contarles, hace años que hago mi vida lejos de ellos y que mi vida privada, se mantiene privada hasta de mis propios padres. Irónicamente tengo más afinidad con mis tíos, los padres de, Lena que con esta gente.
—Bueno yo me tengo que ir —miro la hora—, cosas de la universidad —sonrío y no espero que lo entiendan.
—¿Quieres mostrarnos dónde trabajas y qué haces? Nos gustaría conocer lo que te gusta —«vaya solo les tomo 20 años sentir curiosidad o interés por mí».
—En realidad les agradezco, pero estoy complicada en el trabajo tenemos que presentar... —veo que ellos no van a entender de que hablo, así que no me molesto en explicarle. Estuvimos aquí hora y media y solo han hablado de ellos, interesándose por mí cuando me estoy yendo— Quizás otro día —digo con una fingida sonrisa—, que tengan buen viaje, no es necesario que se levanten, yo invito el almuerzo. Por cierto no es necesario que viajen la semana que viene —«mientras más lejos se queden de mí, mejor»—, después de todo ya arreglemos las cosas. Ha sido un gusto verlos —uso la misma frase vacía que le digo a la gente que no me interesa en lo más mínimo volverme a encontrar, de hecho me la enseñó Ava.
—Lori, fuimos a verte a tu casa y no estabas, por varios días.
—Es que estuve viviendo en un departamento porque tuve un problema de cucarachas.
—¿Muchas?
—Sí, había una que se resistía a morir —Terrence— y seguía apareciendo, pero ya me estoy encargando de eso. Y puse una desinfección de plagas. Nos vemos.
Me marcho del restaurante para llegar a mi departamento otra vez vacío, como me gustaría tenerlas a ellas aquí. «Será que si les mando un mensaje...» descarto la idea en cuánto llega, no puedo acostumbrarme a ellas y entonces como si de brujería se tratara me llega un mensaje.
—¿Qué tan ocupada está la duquesa de sus deberes reales hoy? —sonrío con el mensaje de Gabrielle.
Tengo muchísimas ganas de verla y claro que me encantaría comer con ella, pero no quiero mal acostumbrarme a esto tan rápido.
Suspiro y trago despacio mientras pienso y sigo viendo su mensaje en mi teléfono.
—Lo lamento, pero estoy algo cansada ¿Te parece si dejamos el plan para otro día?
—No hay problema, descansa, duquesa.
Sonrío y bloqueo el teléfono. La verdad es que desde hace mucho que no tengo nada que hacer, entonces me llega un correo a mi mail de una empresa con la que llevo trabajando un tiempo en su cyber seguridad, al parecer si tendré algo que hacer después de todo.
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